16/3/13

Alguien sabe quien soy?

Holaaaa gente!!! kyaa cuanto tiempoo soy felizz bueno aun falta para mi regreso
mmmm alguien se acuerda de mi?...
 bueno espero que si, me alegra el apoyo que le dan a
Akari~chan (te kelo mucho gracias)
hahaha esta entradita es para saludarl@s y bn cambie el blogcito
les gusta? espero que siiii!
les deseo lo mejor y espero regresar pronto miren que mi cabeza casi explota de tantas
 ideas yaoi que tengo, el punto es que tengo que hacer muchos exámenes y sobretodo
los que son para la Universidad y hasta que no entre no podre estar muy activa,
asi que le me estoy esforzando para poder regresar pronto.
Cuanto los extraño, ya no leo fics (llora inconsolablemente) en verdad os extraño mucho.
~Bye bye~

(Cuanto amo este manga♥)

14/3/13

~Seduciendo a mi profesor~

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aquí nuevamente yo con el séptimo capi de este hermoso fic, cada día que pasa me está gustando más y tengo muchas ideas con respecto a él, en verdad me alegra saber que les gusta :'D como dije en facebook, también incluiré al Yabuhika pero será un poco más adelante (ya están cerquita XD) y como siempre este fic va dedicado a Mabe-chan, espero les guste >w<



Tema: ~Seduciendo a mi profesor~
Extensión: Serial
Parejas: Takachii/Inoodai/Yamajima
Autora: Akari-chan


Capítulo 7

- Arioka-kun – me detuve agitado al escuchar mi nombre a unos metros detrás de mí, era el Director quién me señalaba que me acercara a él -.

- Señor Director que gusto de verlo – sonreí, haciendo una reverencia -.

- El gusto es mío – sonrió - ¿Cómo van las cosas con mi hijo? - Me sonrojé al escuchar esa pregunta ¿acaso él sabía lo que ocurría entre su hijo y yo? – Por lo que veo, ese sonrojo quiere decir que todo está bien o incluso mejor ¿ya por fin lo aceptaste?

- Si ¿cómo es que lo sabes? – dije con una tímida sonrisa y sin poder todavía que mi sonrojo se desvaneciera -.

- Kei desde pequeño siempre me ha contado todo, así que lo que siente por ti nunca fue un secreto para mi, debe estar muy feliz, no hay mejor persona para él que tú – acariciando mi cabeza, desordenando así mis cabellos – por favor cuida bien de él.

- No tienes por qué decírmelo Director, eso haré.

- En verdad prométemelo – no entendía muy bien por qué el Director me insistía tanto con eso, pero aún así era algo que estaba dispuesto a hacer -.

- Se lo prometo.

- Ya con eso puedo quedar tranquilo – miré mi reloj, dándome cuenta de que ya iba con 15 minutos de retraso -.

- Me encantaría seguir hablando con usted pero ya voy tarde.

- Lo siento mucho – comenzando a caminar – ven, te acompaño hasta el salón, yo le explicaré a tu profesor que estabas conmigo.

- Muchas gracias Director – caminando junto a él -.

- No seas tan formal conmigo, sería feliz si me llamaras Suegro – eso hizo que nuevamente me sonrojara, mientras que él solo sonreía -.

- Está bien, su…suegro.

Justo en ese momento habíamos llegado al salón, el Director habló con el profesor encargado y me permitió entrar, me despedí con una sonrisa, la cual él me devolvió igualmente, me sentía avergonzado de lo que segundos antes le dije, pero me alegraba de que él aceptara mi relación con Inoo-san.


Me quedé ahí sentado, inmóvil, con un montón de cosas dando vueltas dentro de mi cabeza, no podía creer que mi resistencia fuera tan mediocre, me odiaba en ese instante, pero de cierto modo no me arrepentía de lo que me había dejado hacer, sentir nuevamente sus labios sobre los míos me hizo sentir como si nunca nos hubiéramos separado;  habían sido tantas las noches en las que soñaba teniéndote entre mis brazos sin querer soltarte, pero todo se desvanecía al despertar y ver que no eras tú el que estaba a mi lado. Escucho que tocan la puerta, así que con pesadez voy hacia ella para abrirla y veo que es mi mejor amigo el que está tras ella, sonriendo como idiota.

- ¿Puedo pasar? Aprovechemos esta hora libre que tenemos, tengo algo que contarte – asentí, corriéndome hacia un lado para dejarte pasar, te sentaste en la silla frente a mi escritorio y seguidamente me senté quedando frente a ti -.

- También necesito decirte algo  ¿se puede saber el por qué de esa cara? – mi amigo sonrió con el rostro ruborizado, eso me dio a entender de qué se trataba -.

- Dai-chan y yo ya somos novios, por fin me aceptó – decías tan alegre y todavía ruborizado -.

- Me alegro mucho por ti – sonreí, me alegraba de ver tan feliz a Inoo -.

- Ahora cuéntame que te sucede, ¿Por qué llegaste corriendo a la hora del almuerzo? – preguntó con tono preocupado -.

- Yuri me estuvo provocando en el salón y no sé cómo después llegó hasta acá y… - ruborizándome – dejé que atendiera la erección que me había provocado - suspiré, tus ojos se abrieron como platos ante lo que acababa de decir -.

- Entonces, ese chico era él – dijo bajito pero aún así logré escucharlo -.

- ¿A qué te refieres?

- Es que ese chico fue el que me preguntó donde quedaba tu oficina ya que te habías olvidado de unos libros y pues yo se lo dije,  lo siento – bajando la mirada –.

- No tienes por qué disculparte, todo es mi culpa por ser tan débil ante él, soy un idiota.

- Pero lo amas y eso es lo que te atormenta, quieres estar con él pero tu compromiso es lo que te hace dudar, ¿o me equivoco? – asentí, todo lo que me decía era realmente cierto -.

- No sé qué hacer  - dije con frustración -.

- Si no quieres que él te siga provocando, dile que te vas a casar, a no ser que te cases con tu prometida y tenerlo a él como amante, eso no es justo para ninguno de los dos.

- Lo sé, pero no puedo echarme para atrás con el matrimonio, pero tampoco quiero separarme de Yuri.

- Eso solo lo decides tú y mi opinión es que si en verdad amas a ese chico, rompe con tu compromiso.

- No es tan fácil.

- ¿Por qué? Si tienes al amor de tu vida dispuesto a estar de nuevo contigo.

- No quiero que ella sufra, ya le pasó eso una vez y no quiero que vuelva a pasar por lo mismo – Inoo se quedó en silencio – ¿ahora entiendes por qué no puedo hacerlo?

- ¿La amas?

- No, pero si he llegado a apreciarla mucho.

- ¿Y Chinen?

- Lo amo y no quiero dejarlo ahora que nos volvimos a encontrar.

- De todos modos, ten cuidado, que este es un juego peligroso y tendrás que elegir muy bien con quién te quedarás.

- Gracias Inoo.

- Para eso estamos los amigos.

En ese momento escuchamos como tocaban fuertemente la puerta, me levanté rápidamente y fui a abrirla, era la secretaria del Director.

- Takaki-san ¿está aquí el joven Inoo? – se veía bastante desesperada y con lágrimas brotando de sus ojos-.

- ¿Qué sucede? – salió mi amigo para hablar con ella -.

- Se trata de su padre, se desmayó en su oficina y no he podido conseguir que despierte, acabé de llamar a la ambulancia y ya vienen en camino.

Los dos nos quedamos sorperendidos y más Inoo, quién pidió a la señora que llamara a sus hermanos que estaban fuera de la ciudad, me pidió que lo acompañara y fuimos juntos hacía la oficina del Director.


CONTINUARÁ…


6/3/13

~Wander~

Holaaaaaaaaaaaaaaaa
Aquí yo nuevamente con un Oneshot que le debía a Hitomi-chan, varias de las que leyeron mi Drabble ~Waratte~ me pidieron que hiciera una continuación, pero este oneshot más bien no es eso, sino el principio de como se conoció esta pareja >w< el título nuevamente no tiene mucho que ver con este escrito XD es una canción de Kanjani8 que me gusta mucho y tiene una letra muy bonita *o* y ya no voy a demorarlas más así que disfrútenlo y espero sus comentarios ;D



Tema: ~Wander~
Extensión: Oneshot
Parejas: Inoobu
Autora: Akari-chan


Este era uno de los muchos viajes que hacía alrededor del país, esta vez me quedaría por 5 meses; como Arquitecto viajaba de ciudad en ciudad, en busca de nuevos proyectos en los cuales trabajar, no me preocupaba mucho el dinero ya que provenía de una familia acomodada, pero me gustaba mucho este trabajo, el único defecto que tenía es que no podía tener una relación formal con alguien ya que  se molestaban o se aburrían de tener que esperarme; y para saciar mis necesidades como hombre, optaba por tener relaciones sexuales con desconocidos, aquellos eran mis amantes de una sola noche.

Esa noche me encontraba en un club nocturno, en busca de alguien con quién pasar una agradable velada, miraba discretamente por todo el lugar, hasta que encontré a cierto chico que logró captar toda mi atención, bailaba sensualmente por aquella pista de baile, moviendo las caderas de una forma que me volvía loco; era un poco más alto que yo y de una silueta bastante delgada, pero aún así era atractivo, pude notar como encontrabas tu mirada con la mía, sonriéndome con picardía al mismo tiempo que tocabas sensualmente tu propio torso, en ese momento no había nadie más que tú en aquella pista, dándome un espectáculo que solo yo podía disfrutar. Sin dudarlo más me acerqué a ti, tomándote de la cintura, rosando nuestros labios, para después unirlos en un beso fogoso, al cual correspondiste con gusto.

Bailábamos muy cerca el uno del otro, sin dejar de besarnos y de rosar nuestros miembros a cada movimiento que hacíamos; para ser un completo extraño, esta era la primera vez que me sentía realmente cautivado por alguien, tenías algo que no sabía muy bien que era, pero me hacía sentir que eras especial. Fuimos hacía un lugar más apartado de la pista de baile, mientras nuestros besos y caricias se intensificaban con mayor rapidez, te acorralé contra una de las paredes, besando tu cuello y bajándote un poco los pantalones junto con tu ropa interior, para así masturbar tu miembro que ya estaba completamente erecto; jadeabas de puro placer muy cerca de mi oído, haciendo que me excitara cada vez más.

Bajé tu pantalón un poco más y desabrochando los míos, pedí que te giraras, ya que no aguantaba mis deseos de penetrarte, me besaste lascivamente para luego hacer lo que te pedía, abriendo un poco más las piernas, para darme mayor acceso a tu entrada, acomodé la punta de mi pene en ella y sin esperar mucho te penetré de una sola estocada; diste un quejido de dolor combinado con placer incentivándome a comenzar con las embestidas, tu entrada aprisionaba mi miembro de una manera completamente deliciosa, tanto placer me volvía loco. Teníamos varios espectadores alrededor de nosotros, disfrutando del espectáculo, al parecer eso te calentaba mucho más ya que jadeabas sin descaro alguno, salí de tu interior para voltearte, tomándote de las piernas y penetrándote nuevamente al mismo tiempo que nos besábamos entrelazando nuestras lenguas, luego de unas cuantas embestidas más me corrí en tu interior, mientras que tu manchaste con tu semen parte de mi camisa y también de la tuya.

Nos quedamos mirando por un buen rato, respirando ambos agitados por lo que acababa de ocurrir, pero aún así yo quería más y estaba seguro de que tú también lo deseabas. Te pusiste rápidamente el pantalón y me susurraste al oído – Vivo a tres cuadras de aquí, si quieres, podríamos continuar allá – sonriendo con malicia, yo solo asentí emocionado, me tomaste de la mano y salimos del Club.
Por todo el camino estuvimos besándonos y acariciando de vez en cuando nuestras partes íntimas, entre risas y murmullos, en verdad era la primera vez que me sentía tan a gusto con alguien que acababa de conocer, llegamos a un edificio, entrando enseguida en él y adentrándonos en el ascensor, continuando con nuestro juego de besos y caricias profundas. El aparato se detuvo en el sexto piso, caminamos hacia la puerta del que era tu apartamento, abriendo la puerta con dificultad ya que yo no dejaba de acariciar tu parte baja por encima de la tela del pantalón.

Al entrar, me guiaste hasta tu habitación y  lanzándome sobre la cama, comenzaste a desvestirte, mientras que yo hacía lo mismo y al quedar ambos completamente desnudos, te acostaste sobre mí, besando primero mis labios y luego descendiendo por mi cuello, hasta llegar a mi pecho en donde se encontraban mis tetillas, las cuales no dudaste en lamer y morder, sacándome fuertes gemidos de mis labios, volviste a subir para besarme nuevamente, aprovechando mi distracción para penétrame de una buena vez; no era la primera vez que alguien entraba en mí, pero aún así el dolor no dejaba de ser insoportable, te quedaste quieto por unos segundos, sonriéndome y acariciando mis cabellos húmedos por el sudor, esperando a que me acostumbrara, este acto hizo que mi corazón diera un vuelco extraño y sentía como levemente mis mejillas se enrojecían, no me podía explicar muy bien lo que sentía, pero fuese lo que fuese me hacía feliz.

Comenzaste a moverte lentamente dentro mí, al mismo tiempo que me susurrabas al oído que me relajara, mi corazón latía acelerado a cada palabra que me dedicabas, tus embestidas se hacían cada vez más rápidas y profundas, estaba realmente extasiado de tanto placer que sentía, entrelacé mis piernas en tus caderas, queriendo sentirte mucho más, cada beso, cada caricia y cada palabra que salía de tus dulces labios me volvía loco, luego de unos cuantos movimientos de tu parte, quedé arriba de ti saltando frenéticamente sobre tu miembro al mismo tiempo que con tus dedos estirabas y apretabas mis tetillas, era tanto el placer que ya sentía que pronto me correría y poco después lo hice manchando parte de tu abdomen y seguidamente lo hiciste en mi interior, me recosté sobre ti acomodando mi cabeza en tu agitado pecho, besaste tiernamente mi cabeza, quedando los dos profundamente dormidos.

Luego de aquella maravillosa noche, decidí quedarme a vivir contigo durante el tiempo que me quedaría en esta ciudad, proposición que aceptaste con gusto. Pasaban los días y aquello que había comenzado como una fuerte atracción, se convertía en algo más especial para los dos; trabajabas como administrador de un lujoso restaurante, el cual comencé a visitar a menudo para poder almorzar junto contigo, podíamos hablar de todo sin llegar a aburrirnos, en nuestros tiempos libres salíamos a pasear por la ciudad tomados de la mano muy acaramelados, aprovechando cada oportunidad que teníamos para toquetearnos sin importarnos que nos vieran; cuando tenía que pasar la noche en vela trabajando, siempre me brindabas una taza de té y me acompañabas en silencio hasta que decidieras irte a dormir, solías preocuparte mucho por mi salud y cuando enfermaba me regañabas como si fueras mi madre; poco a poco nos fuimos enamorando y así nuestra relación se hizo mucho más seria y agradable, pero toda esta felicidad tenía que terminar en algún momento, me había resultado un trabajo muy importante en un país extranjero y a pesar de que me apoyabas a que lo tomara, me causaba tristeza tener que dejarte, ya que serían 3 años los que me que me quedaría en ese país, tenía miedo de que te cansaras de esperarme y fueras a refugiarte en los brazos de otro.

El día de mi partida, me acompañaste hacía el aeropuerto, sosteniendo con fuerza mi mano, finas lágrimas salían de tus ojos, me preocupé al verte así, no quería que sufrieras; te besé dulcemente y luego nos abrazamos como si nunca más nos volviéramos a ver; ya era hora de irme y te hice la misma pregunta que te había hecho días atrás, -¿Me esperarás? – dije al mismo tiempo que comenzaba a sollozar, - Toda la vida si es necesario – brindándome una cálida sonrisa, nos besamos de nuevo, soltando dolorosamente tu mano y caminando sin mirar atrás, desbordándome en llanto y sabía que tu también estabas en la misma condición.

Quedé de llamarte apenas llegara y eso fue lo primero que hice, al parecer no habías parado de llorar, ya que podía escucharte hablar con dificultad, te decía cosas bonitas para que te tranquilizaras un poco, cosa que dio resultado. Al estar allá nos llamábamos a diario, a pesar de que el trabajo era agotador, el escuchar tu voz me hacía recobrar fuerzas para seguir adelante, mi mayor motivación era que este ya sería mi último viaje y que cuando volviera me quedaría por siempre contigo.

Ya habían pasado los tres agobiantes años sin ti, ahora me encontraba en el mismo lugar donde nos habíamos despedido, buscándote entre la multitud, me comenzaba a asustar al no verte por ningún lado, pero al sentir como unos cálidos brazos aprisionaban mi cuerpo supe que eras tú, volteé para verte, estás tan hermoso como siempre y sin esperar más nos damos un beso apasionado, transmitiendo en él lo mucho que nos habíamos necesitado, nos tomamos de la mano y caminamos buscando un lugar en donde satisfacer nuestras necesidades, tres años sin tocarnos ya nos estaba afectando.

Fin.


Muchas gracias :'D

1/3/13

~Seduciendo a mi profesor~

Hola a todas mis lectoras :D
Hoy por fin les traigo el capítulo 6 >w<
y como siempre este está dedicado a Mabe-chan :D
Muchas gracias por sus lindos comentarios que me animan mucho *_____*
Espero les guste ;)




Tema: ~Seduciendo a mi profesor~
Extensión: Serial
Parejas: Takachii/Inoodai/Yamajima
Autora: Akari-chan


Capítulo 6

- ¿Qué haces aquí? – pregunté con voz jadeante -.

- Solo vine a traerte estos libros que dejaste en el salón - sonreíste -.

- Déjalos ahí y ya vete – no podía creer la situación en la que me encontraba, el culpable de que estuviera así estaba justo frente a mí, con aquella mirada que tanto me envolvía -.

- Si quieres, puedo ayudarte, Onii-chan – sentí nuevamente escalofríos al escuchar su voz, así que sacudí un poco mi cabeza evitando pensar en cosas que no debía, subiéndome los pantalones en un intento de ocultar mi erección bajo estos – no lo hagas, yo soy el causante de esto y es mi obligación hacer que vuelva a la normalidad -.

- No es necesario – te miré suplicante – solo vete y déjame solo – dije ya un poco más calmado, necesitaba que te fueras rápido o si no, quién sabe que podría ocurrir -.

- Claro que no Onii-chan – haciendo puchero – tú me enseñaste que debía hacerme cargo de mis responsabilidades y esta es una de ellas – acariciando la punta de mi miembro con los dedos, haciéndome gemir – no te resistas, solo déjate llevar -.

En ese momento, posó sus labios sobre los míos en un dulce beso, no pude contenerme y correspondí, haciéndolo más intenso, solo dejaba que mi cuerpo actuara por sí mismo, muy en el fondo de mi ser deseaba este encuentro, pero no podía fallarle a esa persona con la que me casaría, pero en este momento solo existíamos tu y yo, así que nada más importaba.


Dejé de besarte, para luego arrodillarme, teniendo una buena vista de tu miembro ya erecto, me mordí el labio inferior, cierta nostalgia me invadió en ese momento, te miré fijamente a los ojos, estabas asustado, pero me alegraba que no tuvieras la intención de retirarme; respiré profundo y comencé a lamer la punta, mientras que con mi mano lo masturbaba. Disfrutaba escucharte gemir.

- Yuri… - detuve mis movimientos, al sentir tu mano sobre mi cabeza – haz crecido mucho, ya puedes metértelo a la boca – acariciando mi mejilla, cosa que me hizo estremecer, asentí alegremente, haciendo lo que me pedías, este era el Onii-chan que tanto había extrañado -.


Se sentía tan bien tener mi pene dentro de su boca, era la primera vez que me lo hacías, ya que cuando eras más pequeño solo podías meter la punta en ella, eso era algo que me causaba mucha gracia ya que insistías en hacerlo pero nunca lo lograbas. Subías y bajabas sutilmente sobre él, sacándome varios gemidos, que trataba de ocultar debido al lugar en donde nos encontrábamos, no quería que nos interrumpieran, aún así me sentía mal por lo que estaba haciendo, pero ¿cómo negarme a la persona que más amo y deseo en este mundo? Aunque fuera solo por este instante quería disfrutarlo. Abrí un poco más las piernas y acomodé mis manos sobre tu cabeza, ayudándote a marcar el ritmo de las leves embestidas, todo esto me estaba volviendo loco: y luego de un rato me corrí dentro, para luego sacar mi miembro de tu cavidad, mientras tragabas ese líquido viscoso, quedando un poco en la comisura de tus labios, los cuales besé, saboreando aquella esencia que había salido de mi, al mismo tiempo que te tomaba de la cintura y sentándote nuevamente sobre mis piernas, acariciando tus glúteos sin dejar de besarte.

Jadeabas entre besos moviendo frenéticamente las caderas, sintiendo como el bulto que estaba dentro de tu pantalón rosaba con mi miembro desnudo que poco a poco volvía a endurecerse, me levanté rápidamente, acostándote sobre el escritorio, detallando cada expresión de tu rostro sonrojado, ya habían pasado seis largos años en los que no pude verte, habías crecido tanto en todo este tiempo, tu facciones eran un poco más adultas, pero aún conservabas esa inocencia en tu mirada, inocencia que no quería arrebatar todavía.

- Yuri – dije acariciando tu mejilla – vete ya, no quiero lastimarte -.

- Onii-chan – sentándose en el escritorio, rodeando mi cuello con sus brazos – podré soportarlo – sonreíste -.

- No es por eso – soltándome de tu abrazo, aprovechando la lejanía para acomodarme los pantalones – es solo que no puedo hacer esto contigo.

- ¿Por qué? – Mirándome con tristeza - ¿ya no me amas? – Me quedé en silencio bajando la mirada, claro que te amaba, pero tenía que alejarte de mí, recibí una bofetada de tu parte, tenías lágrimas en los ojos, no quería verte así pero no tenía otra opción -.

- Lo siento – alcancé a decir antes de que volvieras a posar tus labios sobre los míos -.

- Te amo Onii-chan y no me rendiré hasta que volvamos a estar juntos como antes – me besaste nuevamente pero de una manera más apasionada, luego te bajaste del escritorio y con una pícara sonrisa saliste de mi oficina, ahora sí me había metido en algo bastante serio y no sabía si podría controlarme la próxima vez -.


Me molestaba, realmente me molestaba verlo siempre junto a él, ¿acaso no entendía que eso me lastimaba? En verdad quería odiarlo, pero ese gran amor que sentía por él, se negaba a desistir, seguí comiendo mi almuerzo, mirando de manera fulminante a los dos chicos que estaban a unos metros delante de mí.


- Mira quién está atrás con la mirada asesina – no volteé a ver ya que sabía la respuesta y tú no dejabas de reírte -.

- Ya basta Keito – musité – todo esto es por tu culpa.

- ¿Mi culpa? – Se echó a reír nuevamente – tú fuiste el que aceptó acostarse conmigo, así que parte de la culpa también es tuya.

- Pero eso fue porque siempre has querido acostarte con él y no podía permitir que hicieras eso con la persona que amo.

- Pero aún así todavía deseo tenerlo debajo de mí gimiendo sin parar – mordiéndose el labio -

- En verdad no sé por qué te sigo hablando – dije fastidiado -.

- Porque somos los mejores amigos – sonrió – y no voy a negar que disfruté hacerlo contigo – dijo mientras acariciaba mi mano, acto que me hizo estremecer, a mí también me había gustado, pero no podía admitirlo – pero algo si te digo, si no te arreglas con él pronto, yo mismo me encargaré de arrebatártelo y disfrutaré mucho tenerlo en mi cama.

- Eres un idiota – dije molesto, levantándome del césped y caminando hacía el salón de clases, ya pronto sería la hora de volver -.


- Por fin terminé – te escuché decir, mientras estirabas los brazos  -.

- Lo hiciste muy rápido – sonreí – eso merece un premio – me levanté de la silla, acercándome a dónde estabas, tomándote de la cintura, para así ponerte de pie y devorar tus labios en un fogoso beso -.

- Inoo-san, alguien podría entrar  - decías entre besos -.

- No te preocupes, está con llave – dando dulces besos en tu rostro, en ese momento sonó el timbre, pero aún así no quería parar de besarte, estaba tan feliz de que fueras mi novio -.

- Tengo que irme – lo decías sin ánimos de querer separarte de mí -.

- Te extrañaré mucho – besando tu frente -.

- No seas exagerado, solo será por unas cuantas horas.

- Pero un minuto sin ti es como una eternidad – haciendo puchero -.

- Para mí también – susurraste – así que quiero darte algo para que no te sientas triste cuando no estoy contigo – sacando una pulsera de colores de tu bolsillo – la hice especialmente para ti – decías sonrojado -.

- Gracias – dije realmente feliz, mientras la tomaba con mis manos, poniéndomela en mi muñeca derecha –.

- ¿Te gusta? – Decías nervioso -.

- Me encanta – sonreí nuevamente, en ese momento tus ojos brillaron y te abalanzaste sobre mí, besando mis labios -.

- Te amo Inoo-san.

- Y yo te amo Dai-chan – acariciando tus cabellos – iré por ti a tu casa a las 7, ¿te parece bien? – tú solo asentiste y saliste corriendo del lugar, dejándome en el suelo con una gran sonrisa en el rostro -.


CONTINUARÁ...