2/8/20

Amor Carmesí

Hola Hola!!!!
Aquí llego nuevamente con un nuevo capítulo de éste maravilloso fic, que ya más o menos se encuentra en su recta final, todavía estoy indecisa por el que vendrá al terminar ésta historia, estoy entre dos historias que ya están en proceso de elaboración.
También quiero aprovechar para mandarles un abrazo fuerte a todos los que estén pasando por un mal momento, ya sea por el estrés de la cuarentena o cualquier otro problema que tengan y espero que el leer mis historias les animen aunque sea un poquito.
Y cómo siempre éste fic va dedicado a mi querida lectora Yojhannah Tomatito!!!!
Que lo disfruten!!!!



Tema: Amor Carmesí
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 14

*Daiki* 

- Listo, hemos terminado – digo alegremente al acomodar el último mueble que faltaba en mi ahora nueva habitación.

- Yo pensé que eran muchas más cosas, me preparé físicamente para nada – dice Hikaru haciendo un adorable puchero.

- Hacer cien flexiones de brazos un día antes no es suficiente preparación física – dice Keito divertido.

- Ya chicos, no discutan por eso – sonrío – has sido de mucha ayuda Hikaru, de no haber contado con tu fuerza no lo hubiésemos logrado con éxito.

- No es nada Daiki – dice sonriendo ampliamente.

- Bueno, será mejor que me vaya – dice Ryosuke desde el marco de la puerta.

- ¿No piensas quedarte a cenar con nosotros? – Pregunta Keito un poco entristecido.

- No, últimamente no he estado mucho tiempo en casa y de seguro Yuri se siente muy solo, así que iré a cenar con él.

- ¿Por qué mejor no lo traes contigo? – Pregunto ilusionado de volver a ver a mi hermanito, también he estado muy ocupado recientemente, así que no he podido verme con él.

- No es necesario que vayas, mandaré a uno de mis sirvientes para que vaya por él – ofrece Keito.

- Gracias – dice Ryosuke.

- Es con todo el gusto - sonríe Keito – Kaoru.

- ¿Si señor? – dice la señora saliendo de la cocina.

- Hazme el favor de decirle a Tanaka-san que vaya a la casa de los Arioka y traiga a Yuri.

- Sí señor, voy enseguida – dice la alegre señora yendo a cumplir con el recado.

- Voy a descansar un rato en la sala, me avisan cuando llegue Yuri y esté lista la cena – dice Ryosuke comenzando a caminar hacía ésta.

- Yo también me retiro, voy a ver si Ryutaro necesita ayuda – dice Hikaru saliendo también de mi habitación.

- ¿Pasó algo? – Pregunto casi en un susurro.

- ¿Pasar de qué?

- Con Ryosuke – sonrío con picardía.

- No pasó nada, sólo hablamos un poco y luego fue a ayudar a Kaoru a la cocina – dice sentándose a un costado de la cama – estoy un poco desconcertado.

- ¿Sobre qué?

- Sobre su actitud para contigo, antes ni te quería ver en pintura y ahora te está hablando normalmente, como si nada hubiese pasado.

- La verdad es que si está un poco raro – suspiro – aunque ahora que lo pienso, dentro de poco es el aniversario de la muerte de Yuto.

- Tienes razón – suspira – siempre se pone algo sensible cuando se acerca ésta fecha, aunque ésta vez está más tranquilo de lo normal.

- Siempre te preocupas mucho por él – sonrío – desde niños siempre ha sido así.

- Se ve que me conoces muy bien.

- Somos mejores amigos desde entonces, es normal que te conozca demasiado, además de que siempre has estado conmigo en mis buenos y malos momentos – digo sentándome a su lado en la cama.

- Es lo que un amigo hace, además tú eres muy especial para mí – dice al mismo tiempo que toma mi mano y la besa – recuerda que fuiste mi prometido – ríe.

- Eso sólo fue un acuerdo entre nuestros padres y cuándo estos murieron, decidimos romper con el compromiso – digo con tristeza, nuestros padres eran todos cazadores y murieron en un accidente camino a una misión.

- ¿Te hubieses casado conmigo de no haber ocurrido?

- No hubiese sido lindo casarme con alguien que se babea por mi hermano – sonrío – le insistí varias veces a mis padres que mejor comprometieran a Ryosuke contigo pero se negaron siempre, porque según ellos el hijo mayor es el que debe casarse primero.

- Habría sido un gran esposo - ríe.

- Eso no lo dudo, pero todavía tienes oportunidad Keito.

- ¿Tú crees?

- Estoy seguro.

- Disculpe Amo Keito – dice Kaoru asomándose por la puerta – el joven Yuri ha llegado.

- Muchas gracias Kaoru, ve alistando el comedor.

- Con gusto Amo – dice regresando a sus labores.

- Voy a ver a Yuri – digo levantándome de la cama.

- Te acompaño – dice Keito levantándose también, bajando ambos hacía la entrada de la casa.

- Yuri cuánto tiempo sin verte – digo abrazando a mi hermano pequeño, percibiendo nuevamente un fuerte olor a lavanda, mucho más penetrante que el de la primera vez.

- Daiki ¿por qué estás aquí? ¿Y por qué no llevas puesta tu sotana?

- Es una historia algo larga de explicar, así que más tarde te lo platico con más calma.

- Está bien – dice alegremente.

- Bueno, ya pueden pasar al comedor, la cena ya está servida – dice Keito invitándonos a seguir.

- Muchas gracias – digo tomando de la mano a mi hermanito, yendo juntos al comedor.


*Keito*

La cena transcurrió con total normalidad, mientras rezaba internamente porque la vajilla no comenzara a volar por los aires.

- Si quieres puedes quedarte también, hay habitaciones suficientes para todos – digo mientras acompaño a Ryosuke a la salida, al terminar la cena Yuri insistió en quedarse a dormir aquí y éste a regañadientes aceptó.

- Gracias, pero hay un papeleo que tengo que revisar y no es algo que se pueda hacer esperar.

- Entiendo ¿quieres que te acompañe?

- No, puedo irme solo.

- Pero ya es muy tarde y no me sentiría bien de dejarte ir así.

- No soy un bebé Keito y sé cuidarme solo.

- Eso lo sé, pero por favor permite que te acompañe, al menos hasta la entrada de tu casa – digo suplicante.

- Eres muy molesto ¿sabes?

- Sólo contigo – sonrío.

- Está bien, si así dejas de fastidiar te permitiré que me acompañes – dice resignado, saliendo ambos de mi casa directo a la suya, no me rendiré.


*Daiki*

- Yuri ¿te sucede algo? – Pregunto al estar acostado junto a Yuri sobre mi cama, durante la cena lo noté pensativo, como un tanto preocupado.

- No, no es nada – dice nerviosamente, llevando su rostro hacia mi pecho.

- Yuri, sabes que puedes confiar en mí – sonrío acariciando su espalda - ¿pasó algo en la escuela?

- No – dice sin mirarme.

- ¿Peleaste con Ryosuke? – Niega con la cabeza - ¿Entonces?

- Ya te dije que no es nada.

- Pero ese nada te tiene algo raro – suspiro – si te preocupa algo ¿me lo contarás cuando lo creas conveniente? – Asiente – bien, que descanses Yuri – digo acariciando sus cabellos.

- Buenas noches hermano – dice abrazándose más a mi cuerpo, pudiendo sentir su cuerpo nervioso, tengo que encontrar la manera de que me diga qué le sucede.


*Yuri*

Han pasado tres días desde que tuve mi primera vez con Yuya, tres días en los que no he sabido nada de él y tres días en los que he vivido con un escalofrío recorrer mi cuerpo desde la noticia de la desaparición de dos mujeres.

- Hola Yuri – escucho una voz detrás de mí y volteo para encontrarme con Fujigaya-san.

- Fujigaya-san, me asustaste – digo un poco apenado.

- Lo siento mucho – dice reverenciándose levemente.

- No te preocupes, igual estaba distraído – sonrío nerviosamente.

- Es un verdadero gusto poder verte – dice mientras toma delicadamente mi mano y le da un dulce beso.

- El mío también – sonrío.

- ¿Tienes algo de tiempo? Quisiera invitarte a merendar algo.

- Sí, de aquí hasta la hora de la cena tengo mucho tiempo libre.

- Me parece perfecto – sonríe.

Llegamos a una cafetería que se encontraba a pocos metros de donde estábamos, sentándonos en un lugar cerca de la ventana.

- ¿Y cómo están tus hermanos? – Pregunta Fujigaya-san mientras esperamos nuestro pedido.

- Están muy bien, me alegra ver que ya no se pelean.

- Me alegra mucho – sonríe – se ve que ambos son de un carácter muy fuerte.

- Eso es verdad – río.

- Yuri…

- ¿Sí?

- No quiero parecer entrometido pero… - Suspira – el hombre del otro día…

- ¿Te refieres a Yuya?

- Sí, él – sonríe nerviosamente.

- Bueno, él es mi novio – digo bajando la mirada un poco avergonzado.

- Me lo suponía – dice con algo de tristeza - ¿Y de dónde lo conoces?

- Lo conocí en la Biblioteca.

- ¿Y es de aquí? Porque siendo sincero nunca lo había visto hasta ese día.

- Él vive en el pueblo vecino.

- Ya veo… - dice adoptando una expresión pensativa.

- Fujigaya-san ¿puedo pedirte algo?

- Lo que quieras – sonríe amablemente.

- Por favor no le digas nada de esto a mis hermanos, todavía no he encontrado valor de decírselos.

- ¿Pero por qué? Se ve que ellos son muy comprensivos y te quieren mucho.

- Lo sé, pero no me gustaría que se enteraran por otra persona que no fuera yo – digo nervioso.

- No te preocupes, tu secreto está bien guardado conmigo – sonríe acariciando mi cabeza.

- Gracias – digo esbozando una pequeña sonrisa.


*Yuya* 
- Pensé que lo de tener sexo con alguna de nuestras presas se había acabado cuando obtuviste a tu adorado Yuri – ríe divertido Kota.

- Fue sólo una despedida de soltero, ninguna mujer se compara a Yuri en la cama y en mi corazón – sonrío mientras termino de vestirme, mirando el cuerpo inerte de la mujer que había violado y sido mi alimento - ¿Vas a algún lado?

- Sí, tengo algo importante que hacer – sonríe con picardía – así que te voy a pedir el favor de que te encargues de deshacerte de los cuerpos por mí.

- Tranquilo, yo lo haré.

- Muchas gracias – dice para luego desaparecer ante mis ojos, ahora tendría un trabajo que hacer antes de ir a ver a mi precioso novio.


*Ryutaro*

- Que mal – va a comenzar a llover – digo al sentir la primera gota de agua caer sobre mi cabeza, seguida por muchas más. Comienzo a correr rápidamente, me encuentro a pocas cuadras de la casa de Keito así que si voy a ésta velocidad podré llegar antes de que logre empaparme completamente.

- ¿Para dónde vas tan deprisa? – Me detengo estrepitosamente al escuchar aquella voz de nuevo – Te ves muy lindo cuando estás mojado, de seguro sudando durante el sexo te verás espectacular – dice mientras se acerca a mí, oliendo mi cabello, sintiéndome estúpido e inútil por no poder hacer nada ante aquella desagradable cercanía, pero mi cuerpo está completamente congelado por el terror que me produce éste hombre.

- Aléjate… - Digo en un susurro, hasta me cuesta hablar.

- No me voy a alejar de ti y ahora menos que te tengo por fin tan cerca – sonríe de manera terrorífica mientras acaricia mi rostro – no sabes las ganas que tengo de devorarte – dice mostrándome sus afilados colmillos, sintiendo el pánico recorrer todo mi cuerpo, hasta que de un momento a otro mis ojos se hunden en una profunda oscuridad. 

CONTINUARÁ...