30/11/18

Father's Love

Hola hola 😍
Hago esta entrada súper rápida para dejarles por fin el capítulo 48 de este hermoso fic 😉
Que como siempre va dedicado a mi querida amiga Mari 💟
Espero les guste tanto como a mí y nos leemos en diciembre, espero poder tener listo el siguiente capítulo para navidad 💪😁
Y pues aquí sigue siendo el cumpleaños de Yuri así que muchas felicidades para él y que cumpla muchos más 💕
Muchas gracias por todo el amor y el apoyo 💗



Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 48

*Kei*

Desde hacía mucho tiempo no sentía el extravagante ambiente navideño adornando la mansión. Más específicamente desde que mis padres se habían divorciado y no es que a mi papá no le guste la navidad, sino que él en estas festividades es muy modesto y sencillo en cuanto a los adornos y luces que adornarán nuestro hogar.

Pero mi mamá es todo lo contrario a él, le gusta que todo esté lleno de luces, de colores y de centenares de adornos puestos en cada rincón de la casa.

- Ponlo un poco más por la derecha – le dice a unos empleados quienes están ayudando a colocar el enorme árbol en la sala de estar.

- Veo que ya te has puesto manos a la obra – digo acercándome a su lado, viéndola sonreír ampliamente.

- Ya sabes que estas fechas son muy especiales para mí y más en ésta ocasión.

- ¿Y eso por qué estás tan emocionada?

- Porque vamos a estar todos reunidos - sonríe – tu tío Aiba, Hikaru, Dai-chan y su papá.

- ¿Invitaste a Maruyama-san?

- ¿Por qué no iba a hacerlo? Es tu suegro ¿no?

- Pues sí, pero… - ¿Cómo se le ha ocurrido a mi mamá invitar al novio de mi papá?

- No te preocupes hijo yo misma fui a hablar con él y ha aceptado gustoso.

- Que bien, supongo – digo un poco desconcertado.

- No te preocupes hijo, todo va a salir bien – dice dándome un beso en la mejilla antes de retirarse a donde están los empleados que al parecer no han hallado el ángulo en el que mi mamá quiere que esté posicionado el árbol.


*Hikaru*

- Hikaru ¿no crees que estos adornos son muy viejos? – Dice Uchi-san comenzando a sacar de una caja las bolas para el árbol de navidad.

- Creo que le pertenecían a mis abuelos – digo mientras acomodo el árbol en una esquina de la sala – dice mi papá que es una pérdida garrafal de dinero el cambiar los adornos cada año.

- Entiendo… Pero no tendría nada de malo renovar un poco – dice con total desagrado mientras las limpia.

- Deberías de convencerlo tú, al parecer a ti si te hace caso – digo viendo como él se sonroja, causándome algo de gracia.

Después de que Keito me comentara sobre qué pensaría si mi papá conseguía una pareja, me dediqué a detallar cada momento y cada gesto entre la cercanía de él con Uchi-san que hacía un tiempo estaba ignorando, llegando a la conclusión de que ambos tienen algo más que una relación de amistad.

- Ya estoy en casa – dice mi papá entrando a la sala – veo que ya están decorando.

- Sí, pero Uchi-san dice que todo esto es muy anticuado – digo viendo como éste se avergüenza, sacándome una carcajada.

- Pero si son unas reliquias familiares, no las puedo botar.

- Entiendo pero… - De repente mi celular comenzó a sonar, viendo el nombre de mi novio en la pantalla, retirándome en silencio mientras mi papá y Uchi-san discuten adorablemente.

- Hola mi amor ¿cómo estás?

- Hola, muy bien, Hikaru ¿podemos vernos ahora?

- Claro, pero… ¿por qué tan de repente?

- Tengo que decirte algo y quiero que sea en persona.

- Está bien, ya en un momento salgo ¿Nos vemos donde siempre?

- Ya estoy ahí – dice sonriente.

- Ok, no tardo, nos vemos allá.

- Aquí te espero.

- Papá voy a salir un rato – digo volviendo a la sala después de colgar.

- Pero todavía falta mucho por terminar.

- Sólo será un momento, prometo no demorarme.

- Déjalo ir, parece que es algo urgente – dice Uchi-san.

- Está bien, pero llega antes de la cena.

- Lo haré – digo para luego salir rápidamente del apartamento, en busca de mi novio.


*Murakami Shingo*

- Creo que deberíamos de cambiar al menos las luces.

- Pero todavía funcionan – digo encendiéndolas y viendo que funcionan perfectamente.

- Sí, pero se ven muy viejas – dice señalando los múltiples remiendos con cinta que tienen.

- Pero se ve bien.

- Hina…

- Está bien, pero sólo las luces.

- ¿Lo dices en serio? – Pregunta notablemente feliz - debería de darte un premio – Dice poniéndose de pie cambiando su voz a una más seductora.

- Creo que con un beso estaría bien.

- ¿Sólo eso?

- Creo que para lo otro necesitamos de tener más tiempo.

- Entonces lo dejaremos para después – sonríe, rodeando sus brazos en mi cuello y dándome un dulce beso en los labios.


*Keito*

- ¡¿Qué tu mamá qué?! – Pregunta mi novio totalmente sorprendido.

- Mi madre quiere que junto con tu padre vayan a la cena de Navidad.

- Pero... Mi papá no sabe lo nuestro – dice un poco preocupado.

- ¿Y? Creo que lo mejor será decirle la verdad de una vez por todas – sonrío – se ve que mi suegro es comprensivo, no creo que te vaya a decir algo.

- Pero aun así…

- No lo pienses tanto, ya sospechas de que él y su vecino se traen algo y de ser así no creo que te vaya a recriminar algo.

- Creo que tienes razón – suspira.

- ¿Qué te parece si vamos los dos?

- ¿Ahora?

- Entre más pronto sea mejor – digo sonriente, pagando la cuenta y llevándome casi a rastras a mi novio hasta su casa.


*Maruyama Ryuhei*

- Siento nuevamente la demora Ohno-san – digo haciendo cortas reverencias a la persona que me esperaba sentada en un rincón del restaurante de Ramen en el que habíamos quedado.

- No te preocupes, acababa de llegar.

- En verdad lo siento.

- No te disculpes por eso, lo importante es que llegaste – dice sonriente – he pedido por ti, espero no te moleste.

- Gracias – sonrío. Nos quedamos un rato esperando a que llegara nuestro pedido y nos dispusimos a comer.

- En verdad que me sentía ansioso de verte.

- ¿En serio? ¿Por qué?

- Maruyama-san – suspira – la verdad es que ya no puedo evitarlo más.

- ¿Evitar qué?

- Lo que tengo que decirte es muy importante.

- Pues dilo.

- Pero es que no es fácil, a pesar de que llevo mucho tiempo pensando en las palabras adecuadas para hacerlo.

- ¿Me van a despedir? – Pregunto un poco asustado.

- ¡Claro que no!

- ¿Entonces? ¿Qué es eso tan importante?

- Me gustas.

- ¿Eh?

- Más bien te amo, te amo desde que estábamos en la Universidad.

- Ohno-san…

- No tienes que darme una respuesta inmediata, podré esperar…

- Ohno-san, lo siento… Pero no puedo aceptar tus sentimientos – Digo apenado y más al ver su rostro lleno de tristeza.

- Es por alguien más ¿cierto? – Dice entristecido.

- Sí, de hecho, estamos saliendo y es alguien muy importante para mí – digo avergonzado de decirle esas cosas.

- ¿Es ese tipo que va casi a diario al Instituto? – Asiento – debí suponer que todas esas visitas no eran para saber cómo estaba su hijo académicamente.

- En verdad lo lamento – digo cabizbajo y sin despedirme salgo del restaurante rápidamente, no puedo verlo así.


*Yokoyama You*

- Papá ¿ese que va allí no es Maru-san? – Dice Kei viendo a través de la ventana del auto, caminando rápidamente por el otro lado de la calle a mi amado novio.

- Sí, es él – digo mirando por ésta también y al juzgar por su apariencia podría jurar que está sollozando – por favor detén el auto – le digo al conductor, haciendo que se detenga de inmediato - ¿No te molesta si te dejo solo?

- Ve con él – dice mi hijo sonriente y sin esperar más voy en busca de él.

- ¡Maru-chan! – Grito haciendo que él pare en seco, volteando a verme, viendo que mis sospechas son totalmente ciertas, está llorando – Mi amor ¿qué sucede? – Pregunto al estar ya frente a frente con él.

- Yoko, me siento muy mal – dice abrazándome con fuerza, sintiendo mi hombro humedecerse.

- ¿Qué pasó? ¿Por qué estás así? ¿Te hicieron algo? – Pregunto nuevamente preocupado, angustiado de verlo así.

- No, pero si le he roto el corazón a alguien.

- Mejor vamos a un lugar más tranquilo – él asiente y toma fuertemente de mi brazo, comenzando a caminar juntos.

Pensé en ir a una cafetería pero quizás no querría que alguien más lo viera en ese estado así que sin recibir ninguna queja de su parte fuimos hacia un hotel. Al llegar a la habitación quise que nos sentáramos en el sofá, pero él tomó mi mano y me llevo hacia la cama, quitándonos los zapatos para luego acostarnos sobre ésta, abrazados, demasiado juntos.

- ¿Ahora si me piensas contar lo que ha sucedido? – Pregunto acariciando su mejilla.

- Ohno-san se me ha confesado.

- ¿Por fin? – Digo sin poder evitar reír.

- ¿Lo sabías? – Pregunta molesto.

- Mi amor, era obvio que le gustabas.

- ¿Y por qué no me habías dicho?

- Eso no era algo que me incumbiera – sonrío besando su frente – pero puedo entender que te sientas así por haberlo rechazado.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro de que lo he rechazado?

- Porque estoy completamente seguro de que lo hiciste por mí – digo sonriendo victorioso – pero entiendo muy bien el cómo se siente que le rompas el corazón a alguien que quieres, jamás me voy a perdonar el haberlo hecho contigo.

- Ha de ser lo mismo…

- Pero ahora estamos aquí, los dos nuevamente juntos, tratando de recuperar todo el tiempo perdido – digo acostándolo bocarriba sobre la cama, posicionándome encima de él, besándolo con ternura.

- Yoko…

- Solo quiero estar así contigo, no te voy a hacer nada más, a no ser que…

- Gracias – dice llevando sus manos a mi espalda – no me siento preparado todavía – sonríe tímidamente – te amo – dice para después besarme con infinita ternura.


*Hikaru*

- Papá, Uchi-san – digo firmemente en frente de mi padre y su al parecer pareja, tragando saliva antes de seguir hablando – Keito y yo…

- Somos novios – dice él alegremente, abrazándome, haciéndome avergonzar por tal acto – y vengo a invitarlos a la cena de navidad que estamos preparando en la mansión de mi familia.

- ¿Eh? – Dice mi papá mirándonos con confusión – ¿en serio ustedes están saliendo?

- Si… - Respondo nerviosamente.

- Hikaru es muy molesto ¿Estás seguro de que quieres seguir saliendo con él?

- Claro que sí señor – dice mi novio sin dejar de sonreír – yo estoy muy enamorado de su hijo.

- ¡Papá! ¡Keito! – Exclamo avergonzado – Entonces ¿no te molesta?

- Claro que no – sonríe – de hecho yo también debo confesarte que Uchi-san y yo – digo tomando la mano de éste – también estamos saliendo.

- Uchi-san ¿en verdad quieres seguir saliendo con este señor tan molesto? – Digo recibiendo un golpe por parte de mi papá, frente a nuestros respectivos novios riendo a carcajadas. 

CONTINUARÁ...

2/11/18

Father's Love

Hola Hola 💕
Ya ha iniciado Noviembre y lamento nuevamente el retraso 😭
Pero bueno, hago esta entrada rapidita para dejarles el capítulo 47 😉
Muchas gracias por el amor y el constante apoyo 💗
Y como siempre este fic va dedicado a mi querida amiga Mari 😘💘
Que lo disfruten 😃




Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 47

*Yasuda Shota*

- Papá… ¿Es necesario que te vistas así? – Pregunta mi hijo menor mirándome con desagrado al verme entrar a la sala del comedor.

- ¿Me veo mal?

- No es que te veas mal, sino que te ves ridículo.

- No le hagas caso papá, te ves adorable – dice Yuri saliendo de la cocina sonriente.

- Gracias hijo – digo un poco sonrojado.

- Eres la enfermera más bonita que mi papá podría tener – dice Yuya, saliendo también de la cocina, abrazando a Yuri por la espalda.

- Me hacen sonrojar – sonrío apenado.

- Además yo fui el que escogió el traje, aunque de ser para mí, hubiese usado uno más…

- ¡No digas nada Yuri! – Dice Ryutaro fastidiado.

- Ya, ya chicos, no avergüencen a Ryutaro – digo abrazando a mi pequeño, aunque ya me sobrepasa en altura - ¿Ya está listo el desayuno Yuri?

- Sí, ya lo he puesto en la bandeja.

- Gracias – digo yendo hasta la cocina, tomando la bandeja y caminando con cuidado de no tropezarme a la habitación que comparto con mi esposo.


*Yuri*

- Me hubiese encantado verte de enfermera sexy – dice mi novio dándome un delicado beso en la mejilla, mientras estoy terminando de preparar el desayuno para ambos.

- ¿Y tú qué serias? – Digo apagando el fuego y volteándome para quedar frente a frente con él, rodeando su cuello con mis brazos - ¿El paciente o el Doctor?

- El Doctor – sonríe con picardía – y hacerle un chequeo diario a la linda enfermera – dice comenzando a acariciar mi trasero, haciéndome gemir.

- ¡Ustedes son unos puercos! – Dice Ryutaro molesto – ¿Se les olvida que yo estoy aquí?

- Lo siento – digo separándome de mi novio aun sin querer hacerlo – es que cuando estamos juntos se nos olvida el resto.

- Esas son tonterías.

- Claro, tú no lo entiendes porque nunca te has enamorado.

- No sé qué hago perdiendo el tiempo aquí contigo, tengo tarea que hacer – dice antes de salir.

- ¿A éste qué le pasa?

- Ya sabes cómo es él mi amor – dice Yuyan volviéndome a abrazar por la espalda - ¿en qué habíamos quedado?

- En que ibas a chequearme – digo sonriente, aprovechando la posición para rozar mi trasero con su entrepierna, sintiendo que ya se está endureciendo.

- Pero no quiero que lo hagamos acá – dice moviendo su cadera un par de veces antes de apartarse, haciéndome gemir por tan placentero acto.

- Creo que es un buen día para estar fuera de casa – digo sonriente, besándolo fogosamente.


*Ryutaro*

- Son todos una parranda de pervertidos – digo murmurando camino a mi habitación, sintiendo de repente un tirón, terminando en brazos del idiota pervertido a quién lo alejo de mí de un empujón - ¿Pero qué haces? – Digo molesto.

- Perdón ¿te asuste?

- Claro que sí idio… - Callo al sentir la palma de su mano sobre mi boca.

- No hables tan fuerte.

- ¿Qué quieres? – Pregunto con un poco más de calma, aunque de pensar en estar con él en su habitación me pone de los nervios.

- Quería estar a solas contigo – dice con esa sonrisa de idiota.

- ¿Y para qué?

- ¿En serio lo preguntas? Ya te he dicho lo que siento por ti.

- ¿Y qué quieres que te diga? Me interesa bien poco si te gusto, ese es tu problema – digo volteándome para salir, pero él vuelve a rodearme entre sus brazos.

- ¿Qué sientes por mí? – Dice en un susurro muy cerca de mi oído, haciéndome temblar.

- Creo que ya te lo he dejado claro muchas veces…

- No me ha quedado claro – dice volteándome para sorpresivamente besarme con lentitud, sólo nuestros labios rozándose, sintiendo mi respiración chocar con la de él.

Pero no puedo dejar que el idiota pervertido se salga con la suya y me siga humillando, así que sin ningún titubeo golpeo fuertemente su entrepierna con mi rodilla, haciéndolo caer al suelo de inmediato, disfrutando de verlo tan indefenso y adolorido.

- Espero que con esto entiendas de una vez por todas que no me interesa tener algún tipo de relación contigo aparte de la de ser hermanastros, que me disgusta de hecho.

- Puedes insultarme, golpearme y hasta matarme si quieres – dice al poco tiempo, sonriendo de una manera que me ha hecho sentir escalofríos – pero eso no va a cambiar en nada lo que siento por ti y yo sé que tú también sientes lo mismo – dice finalmente, sin dejar de sonreír y sin pensarlo más salgo de la habitación, directo hacia la mía, encerrándome con seguro.


*Yasuda Shota*

- ¿Ya te he dicho que te ves precioso de enfermera?

- Sí – sonrío – me lo has dicho desde que entré a la habitación.

- Pero es que es verdad – sonríe - ojalá todas fueran tan bonitas y atentas como tú.

- Entonces estarías coqueteando con todas – digo un poco molesto.

- No te enojes - dice tomando suavemente mi mano – yo solo tengo ojos para ti y me frustra tanto verte tan lindo y no poder hacer cosas contigo.

- Pero es por tu bien, aunque… También extraño hacerlas… - Me estremezco al sentir su mano por debajo de la falda.

- Supongo que no habrá problema si te toco un poco – dice acercándola cada vez más a mi miembro.

- No creo que lo haya – digo acercando mi rostro al suyo para besarlo dulcemente, acostándome a su lado sobre la cama, no quiero lastimarlo si me acomodo encima – Además tengo que revisar muy bien al paciente – sonrío, comenzando a desabotonar lentamente la camisa de su pijama, acariciando la piel que queda expuesta – solo deja que yo me encargue de todo.

Vuelvo a apoderarme de sus labios de una manera más demandante, llevando mi mano derecha  hacia una de sus tetillas, endureciéndola con mi tacto.


*Okura Tadayoshi*

- Yasu… - Suspiro acomodándome de medio lado con cuidado.

- Yoshi… No te esfuerces.

- Tranquilo, es que así se me hace un poco más cómodo – sonrío, llevando nuevamente mi mano por debajo de su falda, apretando su trasero un poco - ¿No llevas ropa interior? – Pregunto volviendo a apretar.

- Es que no tenía nada adecuado para este traje – dice un poco avergonzado, es tan adorable.

- Eso se me hace muy sexy – digo llevando mi mano a su miembro, rodeándolo y masajeándolo, sintiendo rápidamente su dureza.

- No es justo… - Dice entre jadeos – se supone que yo debo atenderte – dice haciendo un adorable puchero, rozando mi miembro por encima del pantalón, jadeando entre besos.

- Sí, pero noto que tú también requieres de atención y urgente – digo apretando un poco su glande con mi dedo pulgar, sacándole un sonoro jadeo – Shhh, no seas tan escandaloso, los niños están en casa.

- Creo que en estos momentos eso es lo que menos me importa – dice moviendo su cadera, haciendo que intensifique el movimiento de mi mano sobre su miembro, al  mismo tiempo que logra liberar el mío de su prisión, rozándolos ambos intensamente, hasta conseguir que su semen saliera primero, salpicando mi miembro.

Mi esposo me besó ferozmente y luego de eso, me volvió a acomodar en la posición que tenía minutos antes, pasando sus labios y su lengua por todo mi torso hasta llegar a mi miembro que se encuentra todavía erecto, acomodando su cabeza en medio de mis piernas y luego de una placentera lamida desde la base hasta la punta, se lo introdujo entero, haciendo que grite de placer, llevando mis manos a su cabeza, marcándole el ritmo que deseo, al cual él cede completamente gustoso.

Siguió saboreando mi miembro hasta que por fin me he corrido en su boca, viendo como éste se traga todo el líquido gustosamente y sonriente vuelve a acostarse a mi lado en la cama.

- ¿Ya te sientes mejor? – Pregunta con total picardía, dándome un beso en la mejilla, notándolo un poco agotado.

- Con solo tenerte conmigo ya me siento mejor – sonrío, besando ahora su frente – conserva el traje, quiero que volvamos a usarlo cuando ya esté recuperado y pueda responder a tus atenciones como se debe.

- Igual pensaba usarlo mientras te recuperas, pero no suena mal – sonríe dándome un último beso antes de levantarse nuevamente – voy a limpiarte, ya vengo – dice acomodándose la ropa y salir de la habitación por algún paño y algo de agua, ya quiero estar completamente recuperado.


*Yuto*

Mi día a día se ha convertido en una odisea para evitar que Ryosuke descubra la verdadera relación de nuestros padres. Aun cuando ellos saben que él está aquí, sus demostraciones de cariño se han hecho cada vez más evidentes y no los culpo, claro que cuando estás con la persona amada lo que más quieres es estar junto a ella, pero es que sabiendo el cómo podría reaccionar mi novio, deberían de tener un poco más de cuidado.

- Papá ¿cuándo le diremos la verdad a Ryosuke? – Digo aprovechando que mi novio y mi tío han salido a hacer unos recados.

- Eso justamente estuve hablando con Ryo ayer, pero entiende que es difícil.

- Lo sé, Ryo-chan es muy dramático – digo dando un suspiro.

- Tienes un novio muy complicado.

- Es un mimado, mi tío lo educó muy mal.

- Pero Ryo también fue muy mimado, bueno, demasiado por mí – sonrío.

- ¿Y cómo se conocieron?

- ¿No te he contado ya esa historia?

- Sí, pero no sabiendo lo que sé ahora – sonrío, sentándome en el sofá, indicándole a mi papá que se sentara a mi lado.


*Shibutani Subaru* 

Mi familia y yo nos encontrábamos expectantes sobre los nuevos vecinos que llegarían dentro de poco, mi madre había hecho unos onigiri y de vez en cuando nos asomábamos por la ventana para ver si ya llegaban. No podía negar que iba a extrañar a mi amigo Shingo, con quién había pasado hasta esos momentos mis primeros años de infancia.

- Al parecer ya llegaron – dijo mi mamá, haciendo que mi padre y yo nos asomáramos también, viendo salir del auto a un niño precioso, diría que era el niño más hermoso que había visto en mi corta existencia.

Salimos a saludarlos, sintiéndome un poco nervioso al estar tan cerca de ese niño, que era un poquito más bajito que yo y que me sonreía tiernamente.

- Bienvenido, yo soy Subaru – dije haciendo una corta reverencia, inexplicablemente con mi corazón latiendo a mil por hora. El niño se me quedó mirando un rato, en silencio, con sus mejillas sonrosadas.

- Yo soy Nishikido Ryo, es un gusto – dijo abrazando el peluche que llevaba entre sus brazos.

- El gusto es mío – sonreí, sin dejar de mirarlo ningún segundo.

- Subaru, si quieres puedes ir con Ryo-chan a jugar en nuestra casa mientras nosotros ayudamos a sus papás a acomodar las cosas – dijo mi mamá sonriente y sin pensarlo mucho tomé su mano y juntos fuimos hasta mi cuarto, jugando por el resto de la tarde hasta que llegó el momento de que volviera a su casa y con tristeza tuvimos que despedirnos. A partir de ese día nos volvimos muy cercanos y sentíamos que prácticamente no podíamos vivir el uno sin el otro.


*Nishikido Ryo*

Desde el primer momento en que lo vi algo hizo que mi corazón latiera como loco y que casi no pudiera hablar de lo nervioso que estaba, pero todo fluyó con tanta naturalidad que a los pocos minutos de conocernos sentíamos una cierta conexión especial.

Subaru y yo nos volvimos inseparables, íbamos a la misma escuela, hacíamos las tareas juntos y jugábamos en nuestros tiempos libres ya fuera en alguna de nuestras habitaciones o en el patio trasero de mi casa.

Pero al pasar el tiempo me di cuenta de que ese gran cariño que sentía por él se hacía cada vez más intenso y me molestaba de sobremanera que él hablara con otras personas, que no me dedicara el tiempo que yo creía que debía merecer de su parte. Pero aun así y a pesar de todo yo siempre fui lo más importante para Subaru y él también lo ha sido para mí.

- Papá ¿Por qué sonríes tanto? – Pregunta mi hijo mirándome con curiosidad.

- ¿Qué tiene de malo que lo haga?

- Es que comenzaste a hacerlo de la nada.

- Solo estaba recordando algo.

- ¿Qué cosa?

- En cuando conocí a Subaru.

- Ya me la has contado muchas veces.

- Entiendo que no sea especial para ti, pero para mí lo es.

- En verdad que lo quieres mucho – dice sonriente.

- Más de lo que crees – digo riendo al ver su expresión confundida – ya vamos a casa, estoy cansado.

- Yo también, mis piernas ya no pueden más – dice estirándolas un poco, se ve realmente agotado.

- Creo que será mejor que vayamos en taxi – digo levantándome de la banca, extendiendo mi mano para que mi hijo la tomara, quién avergonzado lo hizo sin decir palabra alguna. 

CONTINUARÁ...