31/3/22

COMPASS ROSE - Capítulo 5

Hola Hola!!!!!

Espero que estén muy bien y si no es así les mando un abrazo fuerte y todos los ánimos que requieran 💖

Continuando la conversación de comentarios anteriores, yo nunca he tenido problemas con las relaciones que tienen grandes diferencias de edad, como por ejemplo desde adolescente siempre fui fan del Sesshomaru x Rin de Inuyasha y créanme que fui la más feliz al saber que se hizo canon esa pareja. Aunque bueno, todo depende de como lo maneje el autor. 

Y hablando sobre Seduciendo a mi profesor y de lo intenso que es Yuri en ese serial, les informo de que POR FIN, comencé a escribir el segundo especial de éste, espero tenerlo listo en algún momento de éste año ¿será que por fin Yuyan se casará? Eso lo sabremos más adelante. 

Le tengo mucho cariño a ese serial y más porque fue el primero que escribí, en esos tiempos no pensaba que pudiera escribir una historia tan larga, pero quedé muy feliz con el resultado. 

A propósito del tema ¿Cuál fue su pareja o trío (?)  favorito de ese serial? La que más disfruté escribir fue el Takachii, me la volé mucho en algunas cosas, pero fue divertido el proceso. 

Y bueno, para no alargarme más de lo que ya lo he hecho, hoy les traigo el capítulo 5 de éste hermoso serial.

PD: Tomatito me ha plantado la semillita de un romance entre Yuri y Yuto en éste serial, pero creo que eso no se va a poder porque ya las parejas están super decididas desde hace años, aunque quizás podría hacer algo con eso, pero no prometo nada X'D 

Nos leemos en abril!!!!!




Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan



Capítulo 5

*Yuri*

Mis ojos se abren lentamente al sentir una molestia sobre ellos, notando al tenerlos ya completamente abiertos de que se trata de los rayos del sol que entran por una ventana, exaltándome un poco al hallarme en un lugar desconocido.

- ¿Pero cómo es que llegué aquí? – Pregunto confundido, mirando todo a mí alrededor – parece la habitación de alguien…

- Veo que ya despertaste – dice el Señor Hikaru entrando a ésta con una enorme sonrisa - ¿dormiste bien?

- Eh… si… - suspiro aliviado de verlo - ¿Dónde estoy? – Pregunto todavía un poco desconcertado.

- Ésta es mi habitación – dice mientras pone unos libros sobre lo que parece un escritorio.

- ¿Tu habitación?

- Sí, te quedaste dormido anoche en el comedor, así que Kota y yo te trajimos aquí.

- Lo… Lo siento…

- No tienes que disculparte, ayer fue un día muy agotador y más para ti – dice sentándose a mi lado al borde de la cama.

- ¿Y voy a quedarme aquí contigo?

- De momento pienso que es lo mejor, pero si tú quieres…

- ¡No! – Exclamo rápidamente, sintiéndome luego avergonzado por aquel impulso – por mí está bien quedarme aquí contigo.

- Me alegra escuchar eso, ya verás que nos divertiremos mucho – dice alborotando mis cabellos – bueno, ya es hora de ir a desayunar – dice sonriente – ve a lavarte, te esperaré aquí.

- Sí señor – digo alegremente bajando de la cama, quedándome quieto en medio de la habitación.

- ¿Sucede algo? – Pregunta preocupado.

- Esto… ¿Dónde está el baño? – Pregunto apenado.

- Es la puerta que está a la derecha al frente de ti – dice con una sonrisa – si necesitas ayuda no dudes en avisarme.

- Gracias – digo con una tímida sonrisa, yendo rápidamente a ese lugar, quedando impresionado de lo lujoso que se ve, notando sobre un mueble una muda de ropa y un par de zapatos, aquellos que habían comprado para mí en aquel pueblo – ya estoy listo – digo saliendo del cuarto de baño después de lavarme y cambiarme.

- ¡Qué lindo! – Exclama el señor Hikaru con ternura – definitivamente Kota tiene muy buen gusto para la moda.

- ¿Dónde está el señor Kota? Quiero decirle los buenos días.

- Kota salió temprano ésta mañana.

- ¿A dónde? – Pregunto con algo de tristeza.

- Fue a visitar a su prometido – dice con una sonrisa – pero antes de irse me dijo que te portaras bien y que ya se verían en la tarde – dice acariciando mis cabellos.

- Me gustaría mucho conocer a su prometido.

- No dudo que lo conocerás, es un niño encantador, demasiado para alguien como Kota – dice burlonamente.

- Yo pienso que el Señor Kota también es encantador.

- Eso lo dices porque no lo conoces tanto como yo.

- Lo quieres mucho ¿verdad? - Digo esbozando una amplia sonrisa.

- Vamos a desayunar – dice tomando mi mano, sin responder a lo que le había preguntado.

 
*Kota*

- Kota querido, que gusto me da verte – dice la señora de la casa saliendo a recibirme, abrazándome cálidamente.

- El gusto es mío señora – digo correspondiendo al abrazo - ¿Ryutaro ya está despierto? – Pregunto apartándola un poco, algo ansioso de verlo.

- Apenas le dijimos que hoy vendrías se levantó de la cama con la velocidad de un rayo – dice sonriente – está esperándote en la sala – dice invitándome a pasar.

- Me encantaría entrar ¿pero primero podrías hacerme el favor de traerlo aquí afuera? Es que dudo que al regalo que le traigo se le permita entrar.

- Claro que sí querido – dice indicándole a una de sus empleadas que traiga al niño, viniendo éste segundos después corriendo rápidamente hacía mí, abrazando mis piernas.

- ¡Kota! – Exclama emocionado - ¿viniste a jugar? – Pregunta con total ilusión.

- Claro que sí mi niño – digo acariciando sus cabellos – pero primero quiero mostrarte el regalo que te he traído.

- ¿Un regalo? – Pregunta mostrando ese bello brillo de sus ojos que me encanta tanto.

- Sí, pero prométeme que vas a cuidarlo muy bien – digo agachándome para quedar a su altura.

- Lo haré – sonríe dulcemente - ¿Y qué es? – Pregunta curioso.

- Ya lo verás – digo indicándole  la señal a uno de mis sirvientes para que traiga al pequeño potrillo blanco.

- ¡Es un caballito! – Exclama el pequeño con entusiasmo - ¿Ese es mi regalo? – Pregunta con ilusión.

- Claro que sí.

- ¿Puedo tocarlo?

- Por supuesto, es un potrillo muy dócil – digo viendo cómo Ryutaro se acerca a éste con timidez, acariciando con suavidad su pelaje.

- Que lindo eres – dice sonriente mientras el potrillo se deja hacer, parece que le agrada - ¿Cómo se llama?

- No tiene nombre – digo acercándome a ambos – pensé en que estaría bien que tú se lo pusieras.

- ¿Qué nombre sería lindo para éste caballito? – Pregunta más para sí mismo, arrugando un poco su rostro al estar pensativo - ¡Ya sé! – Exclama de repente.

- ¿Ya le escogiste un nombre? – Pregunto divertido viendo cómo éste asiente enérgicamente – eso fue rápido – sonrío - ¿y cuál será?

- Se llamará Copo de nieve – dice orgulloso de su elección.

- Ese es un nombre muy lindo – digo sin borrar la sonrisa de mi rostro – cuando crezcas un poco más te enseñaré a cabalgarlo.

- ¿En serio? – Pregunta con ilusión – muchas gracias Kota – dice dándome un fuerte abrazo aprovechando que estaba agachado.

- No es nada – digo correspondiendo alegremente.

Luego de estar un rato junto con Copo de nieve, éste fue llevado al establo que se encuentra a pocos metros de la casa. Ésta queda ubicada casi a las afueras del reino así que el pequeño animal tendrá mucho campo que recorrer.

- ¿Vas a quedarte para el almuerzo? – Pregunta la madre de Ryutaro sonriente.

- Será un honor – digo haciendo una pequeña reverencia.

- Entonces ¡vamos a jugar! – Exclama el pequeño Ryutaro emocionado mientras toma mi mano.

- ¿Y a qué quieres jugar? – Pregunto siendo llevado por él hacía el interior de la casa, viendo varios de sus juguetes esparcidos sobre el suelo de la sala.

La idea de mi compromiso con Ryutaro viene desde la más tierna infancia de nuestras madres, quienes desde entonces han sido las mejores amigas. Pero lamentablemente la madre de Ryutaro no podía concebir un hijo, entristeciendo a ambas partes y más al ver que mi madre ya tenía tres hijos en su haber, siendo yo el menor de éstos. Así que un día, a mis diez años, mientras se lamentaban de no cumplir su deseo, les prometí que yo esperaría por mi prometido el tiempo que fuera, convirtiéndome así en la última esperanza de que el sueño de ambas se cumpliera.

Realmente no tenía mucho interés en comprometerme, ni siquiera de casarme, pero si la idea de que lo esperaría las hacía felices, no habría ningún problema con ello. Hasta que finalmente, diez años después, se dio el tan esperado acontecimiento. En un principio me lamenté de haber hecho esa promesa, ya que me sentía muy a gusto con la vida que hasta ese momento llevaba, pero en el instante que tuve a ese pequeño en mis brazos supe que había tomado la decisión correcta, jurándole devoción absoluta.

Por ahora Ryutaro sabe que estamos comprometidos, pero no es consciente del peso que conlleva esa palabra para los dos. Para él soy sólo su amigo y alguien con quien jugar, pero eso no me molesta, quiero que nuestra relación se dé naturalmente, no quiero imponerle nada.

 

- ¿Y si Ryutaro al final no quiere casarse contigo? – Preguntó Hikaru hace un tiempo, mirándome con preocupación.

- Aunque no lo creas – suspiré - he pensado mucho en eso…

- ¿Y qué es lo que has pensado?

- Que él es libre de hacer lo que quiera, si su felicidad es al lado de otra persona lo aceptaré aunque me destroce por dentro.

- ¿No estás siendo algo dramático?

- Quizás – sonreí – pero no puedo pensar en obligarle a estar conmigo si no lo quiere.

- Tienes razón… Pero igual siento mucha pena por ti… - Dijo mientras daba suaves palmadas sobre mi espalda – Aun así, yo creo que si corresponderá tus sentimientos y tendrán una magnífica boda.

- ¿En verdad lo crees? – Pregunté curioso.

- Claro que sí, confía en mi intuición – sonrió – aunque para entonces ya serás un hombre viejo.

- Muchas gracias por los ánimos – dije dándole un suave golpe en el brazo.

 

*Hikaru*

- ¡Buenos días! – Exclamo alegremente al llegar junto con Yuri a la sala del comedor, encontrándome en éste sólo a Kei y al príncipe Yuto.

- Buenos días – responde Kei haciendo una leve reverencia desde su asiento.

- ¡Buenos días Yuri! – Exclama el príncipe acercándose a nosotros.

- Buenos días Yuto – responde Yuri, siendo llevado por el príncipe a sentarse a su lado para desayunar.

- ¿Por qué no estuviste anoche en la cena? – Pregunto al recordar que no lo había visto la noche anterior.

- Hubiese podido asistir si alguien no se hubiera llevado al tesorero – dice mirándome con desaprobación – así que muy amablemente tuve que ayudarle a su majestad con el trabajo que le correspondía.

- Lo siento – digo apenado.

- Tranquilo, ya es algo tan usual que ni molestarse vale la pena – sonríe – pero me enteré de la buena nueva – dice mientras mira a Yuri quién conversa animadamente con Yuto.

- Yuri – digo haciendo que el pequeño me mire con atención – él es Kei, el consejero del Rey.

- Mu… Mucho gusto – dice levantándose de su asiento haciendo una reverencia, causándome algo de gracia.

- El gusto es mío – responde Kei – bienvenido al reino.

- Muchas gracias señor – dice nerviosamente.

- ¿Dónde está el príncipe Daiki? – Pregunto al no verlo desayunando junto con su hermano.

- Está rindiendo un examen – dice Kei – le prometí que si lo pasaba el Rey le daría el permiso de tener toda la semana libre.

- Que considerado de tu parte – digo sentándome a su lado, viendo que una de las sirvientas trae mi desayuno.

 

*Kei*

- ¡Señor Kei! ¡Señor Kei! – Escucho la voz de Daiki acercándose cada vez más, hasta sentir sus brazos rodeando mi cintura.

- ¿Qué sucede? – Pregunto asombrado por tal acto.

- ¡He pasado el examen! – Dice con orgullo, mostrándome aquel papel con una alta nota sobre éste.

- Muchas felicidades.  

- Príncipe… No era necesario que saliera corriendo como un loco… – dice la maestra Sayuri agitada de haber corrido tanto.

- Lo siento, es que estoy muy emocionado – dice con una gran sonrisa – vas a cumplir lo que me prometiste ¿cierto? – Pregunta expectante.

- Claro que sí, ya el rey está enterado y ha dado su aprobación.

- Muchas gracias – dice abrazándome de vuelta - ¿sabes dónde están Yuto y Yuri?

- Si no mal recuerdo creo que dijeron que irían a jugar al jardín.

- Entonces iré de inmediato para allá – dice dándome un último abrazo antes de irse.

- Dios mío, que energía tiene ese niño – dice la maestra Sayuri secándose el rostro con un pañuelo.

- Es muy inquieto – digo sonriendo con ternura – su majestad ha ordenado que se tome ésta semana libre maestra.

- No se hubiera molestado…

- Tranquila, él sabe más que nadie el arduo trabajo que siempre hace.

- Muchas gracias señor – dice la maestra dando una reverencia para luego marcharse.

 

*Yuri*

El día pasó rápidamente mientras jugaba con Yuto y Daiki, siendo supervisados por el señor Hikaru quién pasaba de vez en cuando para saber cómo estaba. Para rato después sentir una enorme alegría al ver al señor Kota e ir a abrazarlo de inmediato, me había hecho mucha falta, a pesar de que sólo se fue medio día, aunque no duró mucho ya que tenía que encontrarse con el rey a quién no vi en todo el día, ni siquiera a la hora de la cena.

- Señor Hikaru… - Digo en casi un susurro, nos encontramos sobre la cama, acostados de lado uno al frente del otro.

- Dime… - responde algo somnoliento, al parecer también tuvo mucho trabajo en el día de hoy. Pero siento que si no se lo pregunto de una vez luego no tendré el valor de hacerlo.

- Sobre lo de ésta mañana…

- ¿Lo del baño? El del rey es tres veces más grande que éste.

- No me refiero a eso… - Digo tratando de formular la pregunta de forma correcta - ¿Quieres mucho al señor Kota? – Suelto de una vez, viendo como los ojos de éste se abren como si hubieran visto un fantasma.

- ¿Qué? – Pregunta sorprendido, pero tratando de no alzar la voz.

- Eso… Lo que acabo de preguntar… - Digo apenado, creo que no debí hacerlo.

- ¿En serio quieres saber eso?

- La verdad es que sí… - Susurro.

- Está bien – suspira – pero prométeme por favor Yuri que no se lo vas a decir a nadie – dice mirándome serio.

- Lo prometo – digo con firmeza.

- Yo… - Susurra pensativo – él me gustaba mucho desde que éramos niños.

- ¿Y qué pasó? – Pregunto curioso.

- Pues nada, nunca pasó nada entre nosotros.

- ¿Y por qué?

- Porque él nunca me miró de la misma manera en la que yo lo hacía.

- Lo siento… - Susurro avergonzado de haber preguntado, quizás es muy doloroso para él.

- Pero no creas que estaba profundamente enamorado de ese idiota, sólo me gustaba, no más que eso.

- Ya veo…

- Pero no te sientas mal por mí, eso ha quedado en el pasado, ambos somos muy buenos amigos y siempre nos alegraremos por la felicidad del otro.

- Entonces, ¿si lo quieres mucho?

- Sí, pero como AMIGO.

- Con saber eso me basta – digo sonriente.

- Recuerda no decírselo a nadie, ni siquiera a él.

- No lo haré, lo prometo.

- Así me gusta – dice brindándome una sonrisa.

- ¿Y ahora te gusta alguien?

- Pues hace mucho tiempo que no me he fijado en alguien de esa manera… - dice pensativo.

- ¿Pero te gustaría? – Pregunto con curiosidad.

- La verdad no estoy interesado en eso.

- ¿Pero por qué?

- Porque simplemente es así – dice acariciando mi cabeza - bueno, ya han sido muchas preguntas por hoy, así que a dormir.

- Buenas noches – digo abrazándome a él.

- Buenas noches – responde correspondiendo a mi cercanía. 


CONTINUARÁ...