31/1/22

COMPASS ROSE - Capítulo 3

Hola Hola!!!!!

Primero que todo, espero que éste primer mes del año haya empezado bien para todas y si en parte no es así, les mando un super fuerte abrazo y espero que éste capítulo les saque una sonrisa. 

También quería comentarles que la noticia del hiatus de Hikaru me ha tenido un poco triste, pero si es por su salud lo mejor es que se concentre en su tratamiento y espero que pueda volver pronto con los chicos, me va hacer mucha falta pero desde acá le mando los mejores deseos y pronta recuperación. 

Y bueno para no alargarme mucho más, aquí les dejo el primer capítulo del año 2022, espero les guste mucho y como siempre muchas gracias por sus comentarios y el amor que reciben mis obras. 



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 3

*Kota*

- Vamos a comprar la ropa para Yuri – digo dejando los cubiertos sobre la mesa, fastidiado por la gente que mira con desprecio al pequeño niño, haciéndolo sentir incómodo ante tantas miradas.

- Sí, es lo mejor – dice Hikaru - ¿Ya terminaste Yuri? – Pregunta amablemente al pequeño, mientras éste asiente un poco apenado

Salimos del restaurante y subimos nuevamente al carruaje, pidiéndole al chofer que nos lleve a la zona comercial, más específicamente a una tienda de ropa que en ocasiones anteriores había visitado para comprarle las mejores prendas a mi preciado Ryutaro.

- Buenas tardes ¿en qué puedo ayudarle? – Pregunta la encargada mientras acomoda unos vestidos – oh, señor Kota, que alegría verlo nuevamente por aquí – dice al verme, acercándose un poco y haciendo una reverencia.

- El gusto también es mío señora Susana – digo correspondiendo a su reverencia.

- ¿Viene a comprar algo para su prometido señor Kota? – Pregunta la señora entusiasmada – he estado guardando los mejores modelos para su amado desde la última vez que tuvimos el honor de atenderlo.

- Gracias mi señora – sonrío - pero ésta vez vengo para comprarle algo de ropa a éste pequeño – digo mirando a Yuri quién se esconde detrás de Hikaru – no me pregunte los detalles, pero como siempre espero que me brindes lo mejor.

- Por supuesto que sí Señor Kota – dice acercándose al niño, mirándolo con atención – es un niño precioso – dice alegremente - ¿Qué edad tienes cariño? – Pregunta.

- Ocho… - Dice con algo de timidez.

- ¿Ocho? – Pregunta sorprendida – vaya, eres un poco más pequeño de lo normal, pero no te preocupes, tengo muchas prendas que te harán lucir más hermoso de lo que ya eres – dice yendo rápidamente por ésta, trayendo toda una montaña de ésta, incluido zapatos.

Comenzando así un pequeño desfile de modas en el que el único modelo era el pequeño Yuri,  quién se ve avergonzado por la situación. Pero sin duda toda esa ropa lo hacía lucir como un príncipe, a la altura de los de mi reino, Yuto y Daiki. Eligiendo al final más de diez conjuntos para éste.

- Esto… Kota… ¿No habíamos acordado que serían uno o dos conjuntos de ropa? – Dice Hikaru mirando lo escogido con asombro.

- A mí me parece que está bien así – digo sin preocupación alguna.

- Lo estás mimando demasiado – dice con burla.

- Pues tú eras el más emocionado escogiendo la ropa que nos estamos llevando – digo mirando a mi amigo.

- Bueno, es imposible evitarlo – sonríe – creo que nuestro encuentro con Yuri ha sido obra del destino.

- ¿Del destino?

- Sí, creo que él ha llegado a nuestras vidas para bien – dice con una enorme sonrisa.

- Puede ser – digo mirando al niño que se ha sentado en una silla, cansado del largo rato en el que había estado de pie - por cierto señora Susana – digo haciendo que ella me mire mientras sigue con su labor de empacar – también me llevaré lo que has guardado para mi prometido – digo sonriente.

- Claro que sí mi señor – dice la señora alegremente, continuando con su trabajo.

 

*Daiki*

- Por favor ya no más – digo estampando mi cara sobre el libro que estaba leyendo, cansado de ver tantas letras y números.

- Joven príncipe, sólo un poco más – dice mi maestra mirándome con desaprobación - recuerda que mañana tienes examen.

- Lo sé, pero para qué tengo que rendir un examen ¿de qué me sirve eso?

- Es para medir sus conocimientos joven príncipe.

- ¿Pero para qué?

- Por favor príncipe…

- ¿Qué sucede? – Pregunta de repente el consejero del reino, acercándose a nosotros - ¿el príncipe está rebelde de nuevo?

- Sí, dice que ya no quiere seguir, pero no llevamos ni dos horas en la lección de hoy.

- Pero es que todos los días es lo mismo, quiero ir a jugar con Yuto – digo haciendo un puchero.

- Entonces te propongo un trato – dice el consejero con una amable sonrisa – si pasas el examen de mañana podrás jugar todo lo que quieras con  tu hermanito durante una semana.

- ¡Pero señor Kei! – Exclama mi maestra sorprendida.

- ¿Lo dices en serio? – Pregunto dudoso, aunque tratándose de Kei sé que él no me mentiría con algo así.

- Te lo prometo – dice levantando una de sus manos, en forma de juramento.

- Pero señor Kei, el rey…

- No te preocupes por eso maestra Sayuri, yo hablaré con su majestad y dudo que vaya a negarse.

- ¡Gracias Kei! – Exclamo levantándome de mi asiento para abrazarlo, siendo correspondido al instante – eres el mejor – digo alegremente.

- No es nada – dice apartándome un poco de su lado – así que sé buen chico y hazle caso a tu maestra – dice mientras revuelve mis cabellos, haciéndome sonrojar.

- ¡Sí señor! – Exclamo volviendo a sentarme, comenzando a leer con entusiasmo el libro que tengo al frente.

 

*Hikaru*

- ¿Y qué es lo que piensas regalarle a Ryutaro? – Pregunto luego de subirnos nuevamente al carruaje, esperando a que el chofer termine de guardar los paquetes. Mirando a mi amigo expectante, él siempre suele darle regalos un tanto ostentosos a su prometido.

- Un caballo – responde sin titubear.

- ¿Un caballo? – Pregunto sorprendido – ¿vas a permitir que tu novio de cinco años se suba a un caballo?

- Claro que no estúpido – dice molesto – voy a comprarle un potrillo, quiero que crezca junto con él.

- Oh, entiendo – sonrío – los caballos pueden vivir hasta treinta años, ¿no te parece increíble?

- Por eso he pensado en regalarle uno – dice sonriente.

- De verdad que es un regalo muy lindo – digo pensando en lo emocionado que estará el pequeño Ryutaro.

Mientras salíamos del pueblo hicimos una breve parada en un establo, en dónde habíamos visto desde el carruaje a un precioso potrillo blanco que caminaba cerca de éste, siendo ese el elegido por mi amigo, quién no dudó ni un segundo en pagar las más de cien mil peras que pedían por éste.

- Bien, ya podemos volver al reino – dice Kota después de entrar ambos al carruaje, viendo a nuestro Yuri durmiente en el asiento frente a nosotros.

- Ha sido un día bastante movido para él, es obvio que esté agotado – digo poniendo una manta sobre su cuerpo - Estoy ansioso porque todos en el castillo lo conozcan.

- Sí – sonríe – ahora hay que pensar que le vamos a decir a Yuya.

- Pues la verdad – digo sin preocupación alguna – Yuya no es un rey tirano, estoy seguro de que entenderá nuestros motivos.

- Puede ser, pero ya sabes cómo es él – suspira - es un poco impredecible en ocasiones.

- Apenas vea lo adorable que es Yuri no dudará en aceptarlo en el castillo – digo con seguridad.

- Por cierto… ¿En verdad vamos a criarlo como nuestro hijo? – Pregunta serio.

- Pues por mi parte si pienso hacerlo – digo decidido – pero creo que debí consultarlo contigo primero antes de decirle eso a Yuri, puede que tu no…

- Está bien, acepto ser el padre de éste niño.

- ¿En serio? – Pregunto sorprendido - ¿No te dirá nada la familia de Ryutaro?

- Yo me encargo de hablar con ellos, no creo que haya mucho problema con eso.

- Bueno, es que no vayan a pensar que es fruto de alguna aventurilla que tuviste por ahí – digo con burla - porque te recuerdo que antes de tu compromiso eras un mujeriego y ¿hombreriego? – Pregunto pensativo ¿existirá esa palabra siquiera?

- ¿Sabes? Me sorprende la gran imaginación que tienes para decir cosas tan absurdas – dice molesto.

- ¿Pero no era verdad?

- No así como lo dices – dice avergonzado.

- Bueno, lo importante es que ahora eres un hombre fiel y dedicado a tu prometido – digo dando palmaditas en su espalda – estoy realmente sorprendido ante tal cambio.

- Hikaru, mejor ya cállate que vas a despertar al niño – dice acomodándose en su asiento mientras yo hago lo mismo a su lado, disfrutando de ver sus reacciones.

 

*Yuri*

Abro mis ojos con pesadez, viendo en el asiento del frente al señor Kota durmiendo y al señor Hikaru leyendo lo que parece un libro.

- Oh, veo que despertaste – dice el señor Hikaru con una sonrisa.

- ¿Dónde estamos? – Pregunto tomando asiento, tratando de acomodar mis ropas, percatándome de que tenía una manta sobre mi cuerpo.

- Ya estamos llegando al reino – responde – de hecho, ya comienzo a ver el castillo desde acá.

- ¿En serio? ¡Quiero ver! – Exclamo emocionado, siendo tomado de la cintura por el señor Hikaru, alzándome un poco para que pueda ver el castillo a través de la ventana - ¡Es hermoso!

- ¿Qué es tanto escándalo? – Pregunta el señor Kota frotándose los ojos.

- Le estaba mostrando el castillo al pequeño Yuri y se ha emocionado al verlo – dice el señor Hikaru.

- Lo… lo siento – digo apenado por haberlo despertado.

- Tranquilo, sólo me asusté un poco – dice acariciando mis cabellos - ¿Ya vamos a llegar? – Pregunta todavía somnoliento.

- Sí y justo antes de que comience a anochecer – dice el señor Hikaru – hemos tenido mucha suerte el día de hoy.

- Ni que lo digas – dice el señor Kota.

- Esto… - Susurro interfiriendo en la conversación que mantenían ambos - ¿Cómo se llama su reino? – Pregunto curioso.

- Que mala educación de nuestra parte decirte que te llevaríamos a nuestro castillo y no decirte el nombre del reino – dice el señor Hikaru avergonzado.

- Se llama Nasuland – Responde el señor Kota.

- ¿Nasuland? Que nombre tan raro.

- Bueno, eso se debe a que nuestro mayor producto de exportación son las berenjenas – dice el señor Hikaru.

- ¿Las berenjenas? – Pregunto sorprendido – no me gustan las berenjenas… - Digo recordando el horrible sabor que tienen, escuchando una escandalosa carcajada por parte del señor Hikaru. 

*Yuya*

- Hitomi ¿Sabes si Kota y Hikaru ya llegaron? – Pregunto mientras camino hacia el salón principal, en dónde se haya el trono real.

- Todavía no han llegado su majestad, pero creo que no demoran en hacerlo…

- ¡SU MAJESTAD! ¡HEMOS LLEGADO! -  Grita Hikaru al pasar por la enorme puerta, acompañado de Kota.

- Ya era hora – digo un tanto molesto, pero aliviado de verlos nuevamente, ir hacia la frontera era muy riesgoso y más para dos nobles como ellos – por favor no es necesario que grites Hikaru y tampoco tienes por qué llevarte al tesorero a tu búsqueda de hierbas.

- Lo siento, es que me emocioné de estar nuevamente en casa y perdón por llevarme a Kota sin su consentimiento – dice con algo de nerviosismo, eso no es algo habitual en él, sobre todo porque no es la primera vez que se lleva a alguien así de la nada ¿habrá pasado algo?

- ¿Cómo les fue en su viaje?

- Muy bien señor, sí señor – dice Hikaru aún más nervioso, mientras que Kota se mantiene en silencio.  

- ¿Por qué siento que me están ocultando algo?  – Pregunto curioso, percatándome de que algo pequeño está detrás de Kota ¿un niño?

Me acerco rápidamente a éste, viendo al pequeño niño que se aferra a sus ropas, mirándome temeroso y a la vez curioso, quedándonos en ese estado por unos segundos, que para mí fueron casi eternos. 


CONTINUARÁ...