31/12/21

COMPASS ROSE - Capítulo 2

Hola Hola!!!!!!!! (Hago ésta entrada rapidita porque me voy a trabajar X'D)

Primero que todo quiero agradecerles por haber estado un año más aquí conmigo, leyendo y disfrutando de mis historias y no quería despedirme de éste año sin publicar el segundo capítulo de éste nuevo serial, me alegra que les haya gustado el primero y espero les guste lo que sigue de ésta historia, está siendo muy divertido escribirla. 

Muchas gracias por todo y espero que el 2022 sea un buen año para todas y que me sigan acompañando, las quiero mucho y les mando un fuerte abrazo!!!!!




Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 2

*Hikaru*

Luego de conseguir lo que faltaba, nos dirigimos nuevamente hacia el carruaje, viendo de reojo y con ternura el cómo Kota carga con cuidado al pequeño durmiente.

- Que lindo - Susurro al estar ya los tres dentro del carruaje, acariciando los cabellos de aquel niño, cuidando de no despertarlo, notando que el carruaje comienza a moverse.

- Sí, es muy lindo – dice Kota sonriente - es una pena que haya tenido que terminar así siendo tan pequeño – dice con tristeza.

Según lo que nos dijo el anfitrión de la subasta, esos hombres acostumbraban a saquear casas, robándose lo que pudieran de ésta y si habían niños en éstas asesinaban a los adultos y se llevaban a los menores para venderlos como esclavos, ya que para ellos era más práctico.

- Sí, pobrecillo… Y pensar que esos tipos van a seguir haciendo de las suyas… - Suspiro - ¿a cuántos niños habrán hecho lo mismo?

- No quiero ni imaginarlo – dice con repudio.

- Prometo que te devolveré cada centavo de lo que pagaste por él – digo decidido.

- No tienes que hacer tal cosa.

- ¿Cómo qué no? – Pregunto confundido – por mi culpa no vas a poder comprar lo que querías para Ryutaro.

- No te preocupes por el dinero – dice sacando una bolsita del bolsillo de su pantalón – he podido recuperar doscientas mil peras – dice con una enorme sonrisa.

- ¿Pero cómo?

- No creo que quieras saberlo…

- ¿Qué hiciste? – Pregunto totalmente consternado, notando que Yuri se remueve un poco entre los brazos de Kota, pero sigue durmiendo.

- Le pedí a unos tipos que se encargaran de ellos – dice tranquilamente – y a cambio les di la mitad del dinero que esos desgraciados tenían.

- ¿Cómo?

- Lo que acabas de escuchar – suspira – no voy a entrar en detalles, pero puedes estar tranquilo de que esos tipos no volverán a hacerle daño a más personas.

- Menos mal soy tu amigo y no tu enemigo – río nerviosamente.

- Ya sabes que odio las injusticias y me enferma saber que hay gente así en el mundo.

- Tienes razón… - Susurro pensativo.

- ¿Te parece bien si nos detenemos en el siguiente pueblo? Quiero comprar el regalo de Ryutaro ahí y también aprovechar para comprarle algo de ropa a Yuri.

- Me parece una gran idea – digo con ilusión – ¿quieres que sostenga a Yuri por ti?

- No, estoy bien, puedo cargarlo un poco más.

- Creo que te has encariñado más con él que yo – río divertido.

- No digas tonterías… - Dice sonrojado.

- Vas a ser un gran padre en un futuro lejano – digo palmeando su hombro derecho.

- ¿Cómo que lejano?

- Pues Ryutaro sigue siendo un bebé, así que tienes que esperar mucho tiempo.

- Eso no es gracioso – dice serio.

- Pero mientras tanto puedes ir practicando con Yuri – digo sonriente, recibiendo una mala mirada por parte de mí amigo.


*Yuya*

- ¿Dónde están Kota y Hikaru? – Pregunto al encontrarme con Hitomi, mi nana desde que tengo uso de razón y quién está regando las flores del jardín con suma alegría.

- Salieron ésta mañana muy temprano rumbo a la frontera.

- ¿Otra vez?

- Su majestad ¿acaso olvidaste qué día es hoy?

- Esto… ¿primero de marzo? – Pregunto con duda.

- Exacto su majestad – sonríe dulcemente.

- Es cierto… Él siempre va el primer día de cada mes a ese lugar… ¿Pero tenía que llevarse a Kota con él?

- Dijo que se lo llevaba porque era el único que tenía tiempo libre – sonríe – ¿lo necesitaba para algo?

- Lo necesito para que me ayude con unas cuentas, pero será esperar a que regrese – digo resignado.

- Desde que murió tu padre hace dos meses has tenido que trabajar mucho.

- Sí, hasta me cuesta saber qué día es – río apenado.

- Ya te irás acostumbrando con el tiempo, estoy segura de que serás un rey tan espléndido como él.

- ¿En serio lo crees?

- Claro que sí, de los tres hijos de éste, eres el que más se le parece.

- ¡Yuya! ¡Yuya! – Exclama mi pequeño hermano Yuto viniendo hacia mí, con una pelota sostenida por sus pequeñas manos - ¡Vamos a jugar Yuya! – Dice alegremente, dando pequeños saltitos.

- Ahora no puedo Yuto, tengo mucho trabajo que hacer – digo apartándolo un poco.

- Pero antes si jugabas conmigo – dice haciendo un puchero, asomándose unas lágrimas en sus ojos.

- Lo sé, pero antes no tenía las obligaciones que tengo ahora – digo acariciando su cabeza - ¿Por qué no juegas con Daiki?

- El príncipe Daiki está en la biblioteca estudiando, mañana tiene examen – dice Hitomi.

- Por favor, juega conmigo, aunque sea un poquito – dice suplicante, no puedo negarme a la tierna expresión de mi hermano más pequeño.

- Está bien, pero sólo un ratito – digo sonriente, yendo junto con mi hermanito al centro del jardín para jugar a la pelota con él.


*Yuri* 

- Yuri… Despierta Yuri… - Me remuevo un poco, escuchando una voz un poco familiar llamándome a la distancia – Yuri… - Abro mis ojos lentamente, tratando de acostumbrarme a la luz.  

- ¿Eh? ¿Dónde estoy? – Pregunto frotando mis ojos, notando que estoy entre los brazos del hombre que me había comprado, poniéndome de pie de inmediato, dándome cuenta de que estamos dentro de un carruaje.

- Yuri ¿estás bien? – Pregunta el que me llamaba anteriormente.

- ¿Qué hago aquí? ¿A dónde me llevan? – Pregunto temeroso.

- Acabamos de llegar a un pueblo para comprarte algo de ropa y también para que comas algo, debes estar hambriento – dice ese hombre que si no mal recuerdo se llama Hikaru, escuchándose luego el sonido de mi estómago crujiendo por el hambre, haciéndome avergonzar.

- Lo… Lo siento…

- No te avergüences, es normal que pase eso cuando se tiene mucha hambre – dice sonriente - ¿Vamos a comer primero? – Pregunta ofreciéndome su mano, la cual tomo con algo de duda, saliendo los tres de aquel carruaje, caminando un poco hasta llegar a un bonito restaurante, entrando a éste de inmediato y tomando una mesa para los tres.

- Buenas tardes señores ¿desean leer el menú? – Pregunta un mesero acercándose a nuestra mesa.

- Sí por favor – dice el señor Hikaru, recibiendo una hoja de parte del mesero – Yuri ¿sabes leer? – Pregunta mirándome curioso a lo que yo niego con la cabeza – está bien, lo leeré por ti – dice sonriente, diciéndome uno a uno los platos escritos en aquel papel - ¿Qué deseas?

- No lo sé, son muchas cosas…

- ¿Quieres que elija algo para ti?

- Sí… - respondo con mis ojos fijos sobre la mesa, sin prestarle atención a lo que pasa a mi alrededor.

- ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

- No… no me duele nada…

- Es que estás muy callado, aunque creo que es inapropiado preguntarte algo así dadas las circunstancias por las que has pasado – dice apenado.

- La verdad es que sólo me duele aquí… – digo con tristeza, señalando mi pecho, cayendo en cuenta de que ahora le pertenezco a estos señores, comenzando a llorar frente a ellos.

- Tranquilo, no llores, todo va a estar bien – dice abrazándome con dulzura, correspondiendo a ese acto de cariño que se siente tan genuino.

-  Lamentamos mucho todo lo que has tenido que pasar, lo que le hicieron esos tipos a tus padres no tiene perdón de Dios… - Dice el hombre que me había comprado, no recuerdo bien su nombre – pero si te hemos sacado de ese horrible lugar es porque queremos darte una buena vida y porque Hikaru casi me vuelve loco pidiéndome que te ayudara.

- No era necesario ese dato – dice el señor Hikaru un poco molesto, haciéndome reír un poco por el puchero que acaba de hacer – no le hagas caso a Kota, él es un amargado.

- No he dicho nada que fuera mentira.

- Entonces… ¿No van a hacerme daño? ¿No voy a ser su esclavo? – Pregunto aún con algo de temor.  

- Claro que no pequeñín, queremos que vivas como cualquier niño normal.

- ¿Tampoco me van a quitar la virginidad? – Pregunto, haciendo que el señor Kota escupa el café que estaba bebiendo.

- ¿Quién te dijo tal cosa? – Pregunta el señor Hikaru asustado.

- Aquellos hombres… Me dijeron que cuando estuviera con mi nuevo amo él me haría eso, aunque no entiendo qué es.

- Es mejor que no lo sepas todavía – dice el señor Kota – pero no te preocupes, no vamos a hacerte nada de eso.

- ¿Es algo malo? – Pregunto curioso.

- Te lo explicaré cuando lleguemos a nuestro reino – dice el señor Hikaru avergonzado – creo que es muy tarde para preguntarte esto pero… ¿Te gustaría vivir en nuestro castillo? – Pregunta con ilusión.

- ¿En su castillo?

- Sí, vivimos junto con la familia real en un enorme y precioso castillo – dice alegremente - allá podrás estudiar y jugar en el jardín junto con los pequeños príncipes ¿Qué dices? ¿Te gustaría?

- Yo…

- Si no quieres,  podemos llevarte de vuelta a tu pueblo natal y dejarte a cargo de alguien para que te cuide – dice el señor Kota.

- No… no quiero volver allí, ya no hay nada ahí para mí – digo queriendo llorar nuevamente, pero los brazos del señor Hikaru vuelven a reconfortarme – por favor llévenme con ustedes.

- Tranquilo mi niño – dice dulcemente, dándome suaves palmaditas en la espalda – vamos a cuidarte y a protegerte como si fueras nuestro hijo.

- ¿Su hijo? ¿Ustedes son esposos? – Pregunto viendo los rostros de ambos enrojecerse.

- Dios me libre de algo así – dice el señor Kota molesto.

- Eso debería decirlo yo – dice el señor Hikaru – pobrecito el pequeño Ryutaro, no sabe lo que le espera – dice recibiendo un pequeño golpe en la cabeza de parte del señor Kota.

- Nosotros sólo somos amigos, nada más que eso – dice serio.

- Si no fuese su amigo me habría golpeado más fuerte – dice el señor Hikaru sobándose la cabeza.

- Creo que el hambre te está afectando – dice el señor Kota al ver que ya ha llegado nuestra comida – después de esto vamos a comprar la ropa de Yuri, el regalo de Ryutaro y finalmente nos vamos al castillo – dice empezando a comer, seguido de nosotros que sólo asentimos con la cabeza. Deseando poder tener una amistad con alguien así como la tienen ellos dos. 


CONTINUARÁ...

30/11/21

COMPASS ROSE - Capítulo 1

Hola Hola!!!!!!!!

Hoy por fin después de tanta espera les traigo el primer capítulo de este nuevo serial!!!!!!!
En serio muchísimas gracias por todo su amor y apoyo a mis anteriores historias y espero que con ésta no sea la excepción. 

Y quiero mandarle un abrazo super fuerte a Yojhannah Tomatito quién últimamente no ha pasado por un buen momento, en verdad lamento mucho lo que pasó y espero logres sentirte mejor prontamente, me alegra mucho saber que mis historias te animan, así que con muchísimas más ganas lo seguiré haciendo. 

Muchas gracias siempre por todo y que disfruten de ésta nueva historia!!!!!



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 1

- ¡EL REY HA MUERTO!

Se escucha una y otra vez a los alrededores del castillo. Mi padre, el rey de éste país ha muerto víctima de una enfermedad incurable. Los gritos de agonía y de dolor no se hacen esperar, pero al mismo tiempo los de gozo y alegría vienen hacía mí, quién destrozado por la pérdida de mi amado padre tengo que aceptar todo lo que se viene tras su pérdida.

- ¡QUE VIVA EL NUEVO REY!

- ¡QUE VIVA!

 

*Yuri*

- Yuri, hijo, ¡no te alejes demasiado! – Gritaba  mi mamá desde la puerta de la casa con una enorme sonrisa.

- No te preocupes mamá, no me alejaré – dije sonriente, corriendo de un lado a otro por el verde pasto, persiguiendo a las hermosas mariposas que volaban alrededor.

 

- ¡Despierta mocoso! – Escucho el grito de un hombre, haciendo que me despierte de inmediato, recibiendo luego un baldado de agua fría sobre mí - ¡No llores! – Vuelve a gritar al verme sollozar un poco, cayendo en cuenta que lo anterior había sido un sueño…

Vivía solo con mis padres a las afueras de un pueblo, en una pequeña granja, la cual tenía gran variedad de animales como gallinas, patos, cinco cerdos, tres vacas y un par de caballos. Éramos muy felices ahí, hasta que llegaron estos hombres y lo destrozaron todo. Robaron nuestras pertenencias y cruelmente asesinaron a mis padres en frente de mis ojos y no contentos con eso me han llevado con ellos, no entiendo para qué.  

- ¡Por favor déjenme ir! ¡No quiero estar aquí! – Exclamo suplicante, tratando de golpear con todas mis fuerzas a aquel hombre, pero recibo un empujón de su parte, haciéndome caer al suelo.

- Agradece que no hemos golpeado esa linda carita tuya – dice otro llegando a la celda en la que me tienen - de hacerlo no podríamos venderte a un buen precio.

- Ven… Venderme… - Susurro asustado - ¿a quién?

- Al que mejor pague por ti, claro está – dice agachándose para quedar a mi altura, tomando mi rostro con ambas manos - eres un niño muy lindo – dice con una sonrisa que me hace temblar de miedo - ¿Cuántos años tienes?

- O… Ocho años – respondo ante la mirada tan insistente y aterradora de éste.

- Esa es una buena edad – sonríe - puedes servir para muchos trabajos – dice mirándome de pies a cabeza, sintiendo un escalofrío por todo mi cuerpo y más al bajar una de sus manos para acariciar mi pierna.

- Vamos Shin, deja eso para el que vaya a comprarlo – dice el otro con burla – nos darán un buen dinero si éste niño es virgen.

- Vi… ¿Virgen? – Pregunto confundido.

- Sabrás que es eso cuando estés con tu nuevo dueño – dice el tal Shin poniéndose de pie, sin apartar su siniestra mirada de mí – Es una pena no poder estrenarte, eres justo como me gustan – suspira – pero me gusta más el dinero, así que está bien.

- Dentro de unas horas ya no estarás aquí con nosotros así que no te preocupes – ríe el otro – termina de bañarte y ponte esto - tienes que estar presentable para la subasta.

- ¿Subasta?

- Ya deja de preguntar todo y haz lo que se te dice – dice molesto, saliendo junto con Shin de la celda, quedándome nuevamente solo y con mucho miedo de lo que pueda pasar.

 

 *Hikaru*

- En serio no sé por qué tengo que acompañarte a ese lugar tan nefasto – dice mi acompañante mientras mira por la ventana del carruaje con total desagrado.

- Porque eres mi mejor amigo y además no tenías nada mejor que hacer ¿o sí? – Pregunto con una enorme sonrisa.

- Estoy perdiendo tiempo de calidad con mi prometido por estar aquí contigo – dice un poco molesto.

- Por favor Kota – digo haciendo un puchero - sé que es un lugar horrible pero es el único en donde puedo conseguir todo lo que necesito.

- ¿Y no puedes mandar a otra persona para que lo haga?

- ¡Por supuesto que no! – Exclamo ofendido – tengo que hacerlo yo mismo, la última vez que mandé a alguien me trajo perejil en vez de cilantro – suspiro – además es mejor que yo vea todas las plantas con más detalle, tengo que asegurarme de que sean de muy buena calidad y a un precio razonable.  

- La verdad es que si eres muy complicadito, por eso no tienes novio – dice recibiendo una palmada en la cabeza de mi parte – ¡Auch! ¿Pero qué te pasa?

- Eres un grosero, serás mi mejor amigo pero no te permito que hables así de mi vida personal.

- Deberías considerarlo, lo digo por tu bien.

- La verdad es que no estoy interesado en casarme, ni siquiera considero el compartir mi vida con alguien.

- ¿No piensas que eso es muy triste?

- Más triste es que te comprometan con un bebé.

- ¡Mi prometido no es un bebé! Tiene cinco años.

- Sí, pero hace cinco años era un bebé – digo con burla – todavía me acuerdo de la expresión de tu rostro cuando tus padres anunciaron felizmente tu compromiso con él.

- No voy a negar que al principio fue algo decepcionante, pero al verlo por primera vez y tenerlo en mi brazos fue realmente maravilloso, pensé en que quería pasar el resto de mi vida con él.

- Eso es muy romántico Kota – digo enternecido.

- Gracias – sonríe sonrojado.

- ¡Hemos llegado! – Exclama el chofer al mismo tiempo que detiene el carruaje, saliendo ambos de éste para adentrarnos al mercado negro.

 

*Yuri*

Entre lágrimas me pongo aquella prenda que me han dado esos hombres, que consiste solamente en un camisón blanco que me llega hasta las rodillas, sintiéndome algo incómodo de sólo llevar eso puesto.

- Pareces un angelito – dice Shin, mirándome nuevamente de esa manera que me perturba.

- El que te compre estará más que complacido – dice el otro hombre, poniéndome algo en el cuello, notando luego de que se trata de una cadena – es para que no se te ocurra escapar.

- Por favor… Déjenme ir… - Vuelvo a suplicar.

- Ya es muy tarde mocoso ¿además para dónde piensas ir? – Dice serio, y tiene razón, mis padres ya no están y mi hogar fue reducido a cenizas - Si te dejamos con vida fue única y exclusivamente para esto – dice ajustando un poco más la cadena en mi cuello.

- Ya dentro de poco es nuestro turno – dice Shin – así que cuando estemos ahí arriba pórtate muy bien – dice con intención de acariciar mi mejilla, pero yo aparto mi rostro antes de que lo haga.

- ¡Oigan ustedes! ¡Es su turno! – Dice el señor que al parecer está a cargo.

- Ya vamos – dice Shin comenzando a caminar seguido de ese señor, mientras que el otro tira de la cadena para que yo lo siga, llegando a lo que parece una tarima, sintiéndome intimidado por todas las miradas que están sobre mí, tengo miedo, mucho miedo.

 

*Hikaru*

- Que suerte hemos tenido hoy, ya sólo faltan un par de cosas y nos vamos – digo alegremente.

- Me alegra escuchar eso, no soporto ni un segundo más estar en éste lugar – dice Kota un poco fastidiado – sobre todo por eso de allá – dice señalando lo que parece una subasta de esclavos, fijando mi mirada en un pequeño niño que llora desconsoladamente.

- Pobrecito… - Susurro sintiendo una opresión en mi pecho. Estas cosas nunca me habían afectado en el pasado, pero por alguna razón siento que debo hacer algo al respecto.

 - Eso es lo que más detesto de éste lugar, tratan a las personas como si fueran menos que basura.

- Kota…

- ¿Sí?

- ¿Tienes dinero?

- ¿Eh? ¿Por qué preguntas eso?

- Respóndeme – digo serio - ¿Tienes dinero?

- ¿Hikaru en qué estás pensando?

- ¡Kota! – Exclamo ahora sí que molesto.

- Sí – responde  por fin - ¿pero qué piensas hacer?

- Ya lo sabrás ahora – sonrío corriendo hacia la tarima, seguido de éste que seguramente estará pensando que he enloquecido. Llegando justo en el momento en el que ha comenzado la puja.

- Yo ofrezco Cien peras – dice el primer interesado, comenzando así a aumentar el precio a pagar por ese niño entre todos los compradores.  

- ¿Cuánto traes?

- ¿Hasta ahora me lo preguntas?

- Kota por favor, esto es serio.

- Es que no puedo creer esto ¿de cuándo a acá te interesan las subastas?

- No sé cómo explicarlo, pero…

- ¿Pero?

- Siento que debo ayudar a ese niño.

- Hikaru esto no está bien…

- Por favor Kota, te lo pagaré con creces – digo suplicante.

- Está bien – dice suspirando profundamente – pero que ésta sea la primera y la última vez que me pides algo así – dice seriamente.

- ¿Alguien ofrece más de Doscientas mil peras? – Pregunta el anfitrión.

- ¡QUINIENTAS MIL PERAS! – Grita Kota, asustando a los que están a nuestro alrededor.

- ¿Alguien ofrece más de Quinientos mil? – Pregunta nuevamente, pero nadie ofrece más – muy bien, vendido a aquel elegante señor de allá – dice el anfitrión entusiasmado, de seguro ganará una buena comisión por esto.


*Yuri*

- Que afortunado eres mocoso, te ha comprado alguien con muchísimo dinero – dice aquel hombre muy feliz.

- Habíamos calculado que ofrecerían Cincuenta mil, pero Quinientos mil es muchísimo más de lo que habíamos imaginado – dice Shin igual de feliz o inclusive más que el otro. Mientras que yo estoy sentado en el suelo, abrazando mis piernas mientras siento como mi cuerpo tiembla de miedo.

Después de eso llegó el señor de antes y les dio el dinero correspondiente a esos sujetos, quienes se fueron alegremente, entrando luego la persona que me había comprado, acompañado de otro señor quién me mira de manera cálida.

- Hola – dice éste sonriente - ¿Cómo te llamas? – Pregunta con una dulce voz.

- Yu… Yuri – digo atemorizado.

- No te asustes, no vamos a hacerte daño – dice acariciando mi cabeza – mi nombre es Hikaru y él es mi amigo Kota – dirijo mi mirada hacia el hombre que me había comprado, quién me sonríe amablemente, sintiendo luego mis ojos pesados, viendo sólo oscuridad.

 

*Hikaru*

- Se ha desmayado – digo sosteniéndolo entre mis brazos.

- Quizás está deshidratado y dudo que esos tipejos lo alimentaran siquiera.

- Pobre niño… - digo mirándolo con tristeza, mientras lo cubro con una manta – pero ahora estarás en un mejor lugar que éste – digo cargándolo sin problema alguno, se ve más pequeño de lo que es normalmente un niño de su edad.

- Ya vámonos – dice saliendo de la habitación – vayamos por lo que te hace falta y salgamos de una vez de éste espantoso lugar.

- Sí – respondo alegremente - Gracias Kota – digo mientras caminamos en busca de lo que me hace falta - ¿Pero por qué traías tanto dinero?

- Pensaba en comprarle algo a Ryutaro de camino al reino, pero después de esto ya no será posible.

- No te preocupes, todavía me queda algo de dinero, de seguro podremos comprarle algo – digo sonriente y realmente agradecido con Dios de tener al mejor amigo del mundo, aunque creo que el nuevo Rey me va a reñir por esto. 


CONTINUARÁ...

4/11/21

KIMI ATTRACTION - PARTE II

 Hola Hola!!!!!!

Como siempre lamento mucho la demora, sé que había dicho que en Octubre publicaría, pero al final no pude hacerlo, estuve ocupada en muchas cosas, pero ya estoy aquí nuevamente!!!!!
Con la segunda parte de éste ahora mini serial, que al inicio pensaba en hacerlo un Threeshot pero cuando lo lean sabrán el por qué X'D 

Y bueno, para no demorarme más, espero que les guste y esperen a final de mes el primer capítulo de Compass Rose, que ya estoy ultimando detalles. 

Muchísimas gracias como siempre por todo su amor y sus lindos comentarios!!!!!



Tema: KIMI ATTRACTION
Extensión: Mini serial 
Parejas: InooDai
Autora: Akari-chan


PARTE II

- Es tan lindo…  - Digo en un susurro, sonriendo tontamente de tan sólo pensar en él. De todos los lugares en los que me había imaginado encontrarlo jamás se me pasó por la cabeza que terminaría siendo en la escuela de mi sobrinita.

Mi corazón no ha dejado de latir frenéticamente por ese pequeño encuentro, de saber que él también me recuerda, tengo tantas ganas de verlo, de abrazarlo, besarlo…

- ¡No! ¡Eso no está bien! ¡Ni siquiera sé exactamente cómo se llama! - Exclamo mientras revuelvo mis cabellos, ganándome una mala mirada por parte de las personas que están a mí alrededor en el centro comercial donde me encuentro – no debo apresurarme tanto, podría asustarlo – digo en voz baja, sentándome en una banca que está cerca, esperando la hora de ir por él a la escuela, estoy tan emocionado que no quiero volver a casa de mi hermana hasta no verlo de nuevo.

 

¿En realidad ha sucedido? ¿El muchacho de hace un rato era él? Pregunto para mis adentros, sintiendo mi corazón latir con frenesí. Durante todos estos años nunca he dejado de pensar en ese chico y anhelaba con todas mis fuerzas volver a verlo, pero eso nunca pasó. Mis esperanzas de volver a encontrarlo se desvanecían con el pasar de los días. Pero hoy, como si el destino en verdad deseara que volviéramos a vernos, lo trajo hacia mí y que maravilloso fue darme cuenta que todavía me recordaba.

- Daiki ¿Estás bien? – Pregunta uno de mis compañeros de trabajo y uno de mis mejores amigos mirándome preocupado.

- Eh… Sí…. ¿Por qué lo preguntas?

- Es que estás rojísimo – dice tocando mi frente – pero parece que no tienes fiebre – dice un poco aliviado.

- La verdad es que no es nada…

- ¿De qué tanto hablan? – Pregunta mi otro mejor amigo, Ryosuke, sentándose a mi lado en el comedor.

- ¿Tú qué haces aquí? – Pregunto desconcertado de verlo.

- Vine a hablar con mi madre – dice llevándose una generosa cucharada de arroz a la boca. La mamá de Ryosuke es la directora de ésta escuela – acuérdense que gracias a mí tienen éste trabajo – dice con gracia.

- Y te lo agradecemos ¿pero no es raro que entres así como si nada?

- ¿Por qué raro? He venido a ésta escuela desde que tengo memoria – dice sonriente - además amo la comida que prepara Himiko-san.

- Me alegra mucho escuchar eso joven Ryosuke – dice la recién nombrada, trayendo en sus manos una olla con abundante arroz - ¿Quieren más arroz chicos?

- Por favor – dice Ryosuke alegremente.

- No gracias, así estoy bien – digo.

- Yo sí quiero un poco más – dice Yuri alcanzándole su plato. Ryosuke y Yuri son mis mejores amigos, nos conocimos en la secundaria y desde entonces hemos sido casi que inseparables.

- ¿Y de qué estaban hablando antes de que llegara? – Pregunta Ryosuke con curiosidad.

- Estaba diciéndole a Daiki que está muy raro el día de hoy, como ausente – dice Yuri preocupado.

- ¿Ausente? ¿Y eso por qué?

- Ya he dicho que no es nada… Sólo estaba pensando…

- En mi tío Kei ¿verdad? – Pregunta Sayumi-chan, interrumpiendo la conversación.

- Oh, es cierto, has estado actuando raro desde entonces – dice Yuri con picardía.

- ¡No es eso! – Exclamo avergonzado.

- Te has puesto rojo de nuevo – dice Sayumi-chan sonriente.

- ¿Lo conoces? – Pregunta Yuri curioso.

- No sé cómo explicar eso…

- ¿Acaso es eso que llaman amor a primera vista? – Pregunta Ryosuke burlonamente.

- No se burlen – digo tapando mi rostro con las manos, completamente avergonzado.

- Mi tío Kei es muy buena persona – dice la niña sonriente – sería lindo que ambos fueran novios – dice ilusionada.

- No digas esas cosas… - digo más avergonzado de lo que ya estaba.

- Sayumi-chan, ve y termina de comer – dice Yuri amablemente – y por favor, no le comentes nada de esto a nadie.

- Sí, Yuri-sensei – dice ésta volviendo a su mesa rápidamente.

- Así que es por eso – dice Yuri pensativo.

- Es una larga historia – suspiro – en resumen, él me ha invitado a salir – digo sintiendo mi rostro enrojecer.

- ¿En serio? – Preguntan ambos al unísono, sintiendo sobre nosotros las miradas curiosas de los niños.

- Mejor vayamos a hablar a otro lado – digo moviendo mi silla de ruedas – niños, pórtense bien, nosotros vamos a estar un momento afuera – digo con una sonrisa.

- ¡Sí Dai-sensei! – Exclaman todos al unísono, siguiendo con lo suyo. 

- ¿Van a salir? – Pregunta Ryosuke emocionado al estar ya los tres afuera.

- ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿A qué horas? – Pregunta Yuri igual de emocionado.

- Hoy… después de la escuela…

- ¿Y es guapo? – Pregunta Ryosuke.

- No lo vi muy de cerca, pero supongo que sí – dice Yuri sonriente.

Pasamos lo que quedaba de descanso hablando sobre aquel chico que llevaba quitándome el sueño desde hacía mucho tiempo. Nunca les había contado sobre esto, pero me hace muy feliz saber que cuento con el apoyo de ambos.

Y así la tarde pasó rápidamente, llegando con ésta la hora de la salida. Voy al baño para quitarme el delantal y peinarme un poco, quiero verme presentable para él, aunque no sé si sea correcto hacerlo, no quiero hacerme ilusiones ¿y si él no busca lo mismo que yo? ¿Está bien enamorarse de alguien que escasamente conoces?

- ¿Quieres que te ayude? – Pregunta Yuri tocando la puerta suavemente.

- No creo que puedas ayudar mucho – sonrío - pero pasa – digo mientras acomodo un poco mi flequillo.

- Pues tenías razón, no hay mucho en lo que pueda ayudar, te ves precioso – dice con una sonrisa.

- Gracias, aunque no es para tanto – digo nerviosamente – me sabe un poco mal dejarte organizando todo.

- No te preocupes por eso, conmigo es más que suficiente, tú sólo preocúpate por disfrutar tú cita.

- Yuri… ¿Crees que él sienta lo mismo que yo?

- No sé si pueda asegurar eso, pero si te pidió salir sería por algo ¿no? – Dice con una amable sonrisa – estate tranquilo, todo va a salir bien.

- Gracias – sonrío - ¿Los niños ya están listos?

- Sí, ya guardaron sus pertenencias y acomodado sus pupitres, y también algunos padres han comenzado a llegar.

- Entonces no los hagamos esperar más tiempo – digo saliendo junto con él para ir a despedir a los niños, que poco a poco iban yéndose junto con sus padres o algún otro familiar, visualizando a lo lejos a aquel chico, caminando con mucha prisa, sintiendo mi corazón acelerarse, poniéndome nervioso – Yuri, podrías hablar con él mientras me calmo un poco.

- ¿Pero qué dices Daiki? – Pregunta extrañado.

- Por favor, sólo unos segundos.

- Está bien – suspira – de paso aprovecho para verlo más de cerca – sonríe – no te demores mucho – dice dándome una suave palmada en mi hombro derecho.

 

Camino lo más rápido que puedo a la escuelita, no porque esté llegando tarde o algo parecido, sino porque me siento tan ansioso de verlo nuevamente que mis piernas se mueven casi que por sí solas. ¡Ay! esto que siento por ese chico es fuera de éste mundo.

- ¡Tío Kei! – Exclama mi hermosa sobrinita al verme – ¿Me vas a llevar a casa también? – Pregunta con ilusión.

- Eh… ¿No ha llegado tu padre? – Pregunto algo agitado por venir tan deprisa.

- No – dice haciendo un pucherito.

- ¡Siento mucho la espera! – Exclama mi cuñado llegando al lugar, también con la respiración agitada.

- ¡Papi! – Exclama mi sobrinita abrazándolo alegremente.

- Kei, que gusto verte – dice con una sonrisa – ¿mi hermana te pidió que vinieras por Sayumi?

- Yo…

- Michishige-san, que gusto verlo – dice al parecer uno de los maestros acercándose a nosotros.

- Hola Chinen-sensei ¿cómo se portó Sayumi hoy?

- Se ha portado muy bien, es una niña muy obediente – dice sonriente.

- Me alegra mucho escuchar eso – sonríe – entonces nos retiramos, tengo que ir por un encargo de camino a casa – dice tomando a Sayumi de la mano - ¿vienes con nosotros Kei?

- Eh… Yo… No… Me quedaré…

- ¿Te quedarás por Dai-sensei? – Pregunta Sayumi emocionada.

- Sí…

- Oh ¿En serio? – Dice mi cuñado – no pensé que se conocieran – dice con una sonrisa – bueno, que les vaya muy bien, ya tenemos que irnos.

- Por favor dile a mi hermana que llegaré algo tarde.

- Tranquilo, no creo que te vaya a reprender por no llegar temprano a casa.

- Eso es lo que tú crees… - digo con una sonrisa nerviosa.

- Está bien, hasta luego – dice comenzando a caminar junto con su hija.

- Que te vaya muy bien en tu cita con Dai-sensei – dice Sayumi mientras se aleja.

- Tú debes ser el tío de Sayumi-chan ¿verdad? – Asiento - yo soy Chinen Yuri, es un gusto conocerle…

- Inoo Kei – respondo rápidamente – es un gusto.

- El gusto es mío – sonríe – Daiki está tan nervioso que no ha querido salir para verte.

- ¡No digas eso Yuri! – Dice el recién nombrado, con su rostro tiernamente enrojecido.

- Bueno, ahora si los dejo solos – dice Chinen-san sonriente – disfruten mucho su cita – dice para luego entrar a la escuela rápidamente. Quedándonos viendo por largo rato, hasta que comencé a hablar.

- Inoo Kei… – Digo nervioso – ese es mi nombre.

- Arioka Daiki – sonríe, bajando un poco la mirada, como si estuviera avergonzado.

- Conozco una cafetería cerca de aquí, es muy acogedora y creo que podríamos hablar tranquilamente ahí.

- Creo saber a cuál te refieres – dice con una sonrisa, mirándome con esos ojitos tan bonitos que tiene.

- ¿Quieres que te ayude? – Pregunto refiriéndome a su silla de ruedas.

- No, gracias, yo puedo hacerlo solo – dice comenzando a movilizarse, mientras que yo camino a su lado, en silencio, llegando en pocos minutos a la cafetería, en dónde pedimos una mesa para dos. Me asombro de ver lo ágil que es para pasar de la silla de ruedas a una de las sillas que acompañan la mesa.

- ¿Qué sucede?

- Nada, sólo pensaba que eres asombroso – digo sonriente.

- Gracias… - Susurra con una dulce sonrisa, tomando la carta para ver el menú, mirándonos de vez en cuando, compartiendo una que otra sonrisa, haciendo nuestro pedido con uno de los meseros, llegando éste a los pocos minutos, en los cuales nos habíamos quedado en silencio, pensando en qué decir, en cómo expresarle mis sentimientos sin asustarlo.

- Yo…

- Recuerdo aquel día con total claridad – sonríe levemente - había salido de casa a escondidas de mis padres porque estaba harto de que me sobreprotegieran tanto – suspira – quería salir y hacer amigos como cualquier otro niño, así que por eso fui al parque, pero tuve el infortunio de encontrarme con esos bravucones.

- Lo lamento…

- Me alegro de que llegaras a defenderme – sonríe, mirándome con dulzura.

- No es nada, no podía permitir que le hicieran daño a un chico tan lindo como tú – digo sintiéndome apenado por mis palabras.

- Gracias por pensar que era lindo.

- Todavía lo eres - digo rápidamente - en verdad no sé si es correcto decir esto, pero no has salido de mi cabeza desde entonces.

- ¿Eso es cierto? – Pregunta, notándose un intenso color rojo en sus mejillas.

- Lo es – río nerviosamente.

- Yo tampoco he dejado de pensar en ti desde ese día – dice todavía más ruborizado

- Me alegra mucho escuchar eso – digo, buscando las palabras adecuadas para decirle lo que siento – no sé cómo explicarlo, pero es como si…

- ¿Nos conociéramos de mucho antes? – Pregunta con ilusión.

- Sí… Como si nos hubiésemos conocido en una vida pasada… - Digo sintiéndome un poco avergonzado de decir esas cosas, pero a estas alturas no suena para nada descabellado.

- Yo también lo creo… - sonríe – como si tuviéramos la oportunidad de hacer lo que no pudimos en la anterior vida – dice con una hermosa sonrisa que hace derretir mi corazón – aunque suene rebuscado decir eso…

- Sea cierto o no – digo tomando una de sus manos – me gustaría conocerte y que me conocieras también.

- ¿Tú me quieres? – Pregunta sosteniendo fuerte mi mano.

- Creo que estoy enamorado de ti…

- ¿Y no te importaría estar con alguien como yo?

- Para nada – sonrío – con todo el gusto te llevaría a cualquier lugar que me pidas – digo acercando su mano para besar el dorso de ésta - entonces… ¿Está bien si lo intentamos? – Pregunto mirándolo expectante – no estás obligado a aceptar, me conformaría con ser sólo tu amigo…

- ¡Intentémoslo! – Exclama avergonzado, haciendo que mi corazón lata de felicidad. 


CONTINUARÁ... 


26/9/21

Amor Carmesí - Capítulo 25 FINAL

Hola Hola!!!!

Primero que todo, quiero disculparme por la demora, pero es que éste mes ha estado super cargado de muchísimas cosas y la verdad que no me sentía plenamente bien para escribir, pero no se preocupen no es nada grave, de hecho me siento muy emocionada por las nuevas historias que quiero traerles. 

Muchas gracias por sus lindos comentarios y les quiero mandar un super abrazo fuerte a todos aquellos que están pasando por un mal momento y aunque no sea mucho, me hace muy feliz saber que mis historias les dan ánimos, de verdad que me siento muy agradecida. 

Y hoy me despido con tristeza de ésta historia que llevaba en mi cabeza muchísimos años y verla por fin concluida es fenomenal, muchas gracias siempre por el apoyo y les informo que el nuevo serial no lo comenzaré el mes que viene, quiero concentrarme en terminar Cherry Blossom y traerles la segunda parte de Kimi Attraction, así que no las dejaré sin fanfic el mes que viene y el nuevo serial, que se llamará Compass Rose vendrá en Noviembre, así que espérenlo. 

Y como siempre éste fic va dedicado a Yojhannah Tomatito y le mando un saludo especial a Rou-chan. 





Tema: Amor Carmesí
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan




Capítulo 25 – FINAL.

*Hikaru*

Ha pasado una semana desde aquella horrible noche, Yuri no ha dejado de llorar desde entonces y eso me tiene bastante preocupado, aunque lo de Daiki…

- ¡Buenos días Hikaru! – Exclama Fujigaya desde la distancia, viniendo hacía mí rápidamente.

- Buen día Fujigaya.

- ¿Cómo ha seguido Yuri? – Pregunta preocupado.

- Está igual, diario está llorando y apenas ha probado bocado – suspiro – todo esto es muy duro para él.

- Claro, lo entiendo – suspira.

- ¿Y cómo va la herida en tu hombro?

- Ya está mejor, no fue una herida muy profunda así que se sanará pronto – sonríe - ¿Vas al Hospital?

- Sí, voy a llevarle algo de ropa limpia a Daiki y un poco de fruta – digo alzando levemente la canasta que llevo en mi mano derecha.

- ¿Deseas que te acompañe?

- Por supuesto, Daiki estará contento de verte – digo con una sonrisa, comenzando a caminar juntos hacía el Hospital.

- Daiki… ¿Ya sabe lo de Ryutaro?

- Todavía no se lo hemos dicho, pero creo que lo intuye – digo con tristeza. El cuerpo del pequeño Ryutaro fue encontrado inerte y con múltiples heridas en todo su cuerpo, confirmando que había sido, por desgracia, una víctima más de aquellos seres. Daiki apenas despertó hace un par de días, así que no pudo estar presente en su santa sepultura.

- Debe ser terrible para él, lo conocía desde que era un niño.

- Era casi como un hijo para él – sonrío con tristeza – y a pesar de que acabamos con la amenaza, no puedo evitar entristecerme por todo el dolor que están pasando los tres, es como si los acechara una especie de maldición o algo así – suspiro – ¿Es mucho pedir que puedan ser felices de una vez por todas?

- Los tres son hombres muy fuertes, estoy seguro de que lograrán hacerlo – dice dándome una suave palmada en el hombro.

- Espero que Dios te escuche – digo llevando mi mirada hacia el cielo, tan azul y tan pacífico, así deseo que sean las vidas de mis amigos de ahora en adelante – Por cierto Fujigaya, deberías visitar a Yuri también – digo sonriente – todos los días me pregunta cómo va tu herida.

- ¿Tú crees que en verdad quiera verme? – Pregunta un poco sonrojado.

- Claro que sí, eres un gran amigo para él – sonrío – si tienes tiempo podemos ir luego de visitar a Daiki, quizás tu visita lo anime un poco.

- Está bien, iré si así me lo pides – dice sonriente – espero poder ser de ayuda.

- Por supuesto que lo serás – digo sonriente, viendo que ya casi llegamos al Hospital.

 

*Ryosuke*

Suspiro por enésima vez frente a aquella puerta. Hace un par de días que mi hermano ha despertado de su profundo sueño y en todo éste tiempo no he podido venir a visitarlo. No tan sólo por los múltiples asuntos que tenía que resolver junto con el Alcalde y la policía con referente a lo sucedido con los vampiros, sino que también no encontraba el valor suficiente para encarar a mi hermano, a pesar de que había sido yo el que pidió hablar con él.

- ¡Ya sé que estás ahí! – Exclama desde adentro – ese olor a fresas te delata – dice burlonamente, haciendo que abra la puerta de una vez.

- Al parecer estás de muy buen humor – digo acercándome a éste, quién se encuentra sentado sobre la cama, leyendo la Biblia.

- La verdad es que me hace muy feliz que vengas – sonríe – te estaba esperando.

- Lamento no haber venido antes, estaba muy ocupado.

- Lo sé ¿cómo estás?

- Bien, supongo.

- ¿Cómo está Yuri? No ha venido a visitarme tampoco.

- No he podido verlo, el único que tiene contacto con él es Hikaru, aunque creo que Yuri es el que menos quiere verme ahora – digo bajando un poco la mirada, totalmente avergonzado – Aunque él me haya dicho que lo hiciera, sé que en el fondo debe estar odiándome.

- No digas eso, él no te odia – dice con una sonrisa – ven, siéntate a mi lado – dice moviéndose un poco y aunque lo dudo por un momento, acepto su invitación – hacía mucho tiempo que no estábamos así de juntos.

- Tienes razón – digo sintiéndome un poco nervioso por la cercanía, creándose un silencio sepulcral en la habitación, bueno, al menos para mí lo es.

- ¿Por qué estás temblando? – Ríe – no voy a morderte o algo.

- No puedo evitar sentirme intranquilo, sobre todo por todo lo que he hecho… Por todo el sufrimiento que te hice pasar.

- Fue muy cruel lo que hiciste… - Suspira – no ha pasado un solo día en el que no piense en eso.

- Yo…

- Pero también puedo entender el por qué lo hiciste – dice tomando mi mano derecha - en parte siento que fue culpa nuestra el haberte dejado lidiar con tu sufrimiento solo.

- No tienes por qué…

- Claro que tengo que hacerlo – suspira – debimos insistir más en acompañarte, pero a la primera negativa de tu parte decidimos dejar las cosas así y eso fue peor.

- Eso no es excusa para lo que hice – digo sujetando fuertemente su mano – tú sufriste muchísimo más que yo y a pesar de que fui el que te causó todo ese dolor, no te he dado ni una sola disculpa – digo comenzando a sollozar – ni siquiera merezco que me perdones – digo acostándome sobre la cama, soltando el agarre de su mano para abrazar sus piernas – si… si tan sólo hubiese sido más fuerte… quizás nada de esto hubiese pasado… tus piernas…

- Ya, ya – dice acariciando mis cabellos dulcemente – ya todo está bien, Yuri está a salvo, todo el pueblo lo está, ya no tienes que preocuparte por eso.

- Pero…

- No pasa nada, estoy vivo y eso es lo que importa, el no poder volver a caminar no me causa tristeza.

- Sólo lo dices para no preocuparnos.

- Eso no es verdad – sonríe -  en serio, estoy bien – dice brindándome esa tierna sonrisa, una tan sincera y que me llena de tanta paz.

- Daiki… perdóname – digo sin parar de llorar – no merezco que me trates así…

- Eres mi hermano y te quiero – dice sin dejar de acariciar mi cabello – a pesar de todo lo que ha pasado, nunca te he odiado realmente, todos fuimos víctimas de diversas circunstancias y aquí seguimos, teniendo una nueva oportunidad de iniciar desde cero.

- ¿Eso es posible para alguien como yo? – Pregunto alzando mi mirada para volver a verlo.

- Todos merecemos una segunda oportunidad y más cuando se está realmente arrepentido y se tiene el deseo de hacer las cosas bien.

- Gracias... - digo sin apartarme de su lado, dejándome consentir por él.

- Ryosuke.

- ¿Sí?

- Al mediodía me darán de alta ¿podrías acompañarme al cementerio antes de ir a casa? Quiero visitar la tumba de Ryutaro.

- Claro – respondo volviendo a sentarme a su lado – pensé que no lo sabías todavía.

- No hay que pensarlo mucho para darse cuenta de que él ya no está – dice con algo de tristeza - pero me conforta pensar que ahora está en un lugar mejor junto a Dios – dice bajando un poco la mirada, como queriendo llorar.

- Vamos a superar todo esto juntos – digo abrazándolo dulcemente – no pienso dejarte solo nunca más.

- Yo tampoco lo haré – dice correspondiendo a mi abrazo, escuchando la puerta abrirse, viendo a Hikaru y a Fujigaya entrar por ella.

 

*Yuri*

Abro lentamente los ojos, encontrándome con el techo de mi habitación, observándolo por largo rato hasta que decido mirar hacia el costado derecho, viendo lo que parece ser mi desayuno sobre la mesita de noche, tapado con un pañuelo.

Durante estos días Hikaru es el único que se ha hecho cargo de mí, me trae las tres comidas del día, me ayuda a bañar y me consuela cada que tiene tiempo. Aunque la verdad es al único a quién le permito tal cosa. Me siento sobre la cama, quito el pañuelo de encima de mi desayuno y cojo un trozo de pan, comiéndolo despacio, sin prisa alguna.

¿Está bien lo que hice? ¿Fue lo correcto pedirle a mi hermano que lo asesinara? ¿Y si Yuya hubiese aceptado al final rendirse? ¿Había posibilidad de una segunda oportunidad para él? No, la verdad es que no la había. Por más que lo amara y que en mi corazón albergara la esperanza de que él podía tomar otro camino a mi lado, redimiéndose de sus crímenes, nada de eso fue posible, él ya estaba perdido.

Las lágrimas vuelven a mojar mi rostro ante todos esos pensamientos que dan vueltas por mi cabeza. La culpa me carcome día con día, uno más que otro. Pero no deseo que sea así siempre.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño, notando mi rostro pálido y un poco más delgado en el espejo que se encuentra en éste, mis ojos hinchados de tanto llorar es lo que más destaca, me veo tan acabado, tan miserable. Preparo la bañera para darme un baño, es la primera vez que lo hago solo desde que todo terminó. El agua está fría, pero se siente agradable, tomo un poco de jabón, comenzando a lavarme, como queriendo que todas mis penas se fueran al estar completamente limpio.

 

*Daiki*

- Ya llegamos – dice Fujigaya ayudándome junto con Ryosuke y Hikaru a bajar del carruaje, sentándome en una silla de ruedas que había mandado a hacer mi hermano para que la usara.

- Muchas gracias por la silla Ryosuke – digo sonriente, viendo cómo mi hermanito se sonroja avergonzado.

- No es nada – dice posicionándose detrás de mí, empujando la silla para movilizarme. Llegando a la tumba de Ryutaro, sorprendiéndome de que está junto a la tumba de Kei.

- Chicos…

- Decidimos enterrarlo a su lado, ya que también era una persona especial para ti – dice Hikaru.

- Muchas gracias – digo enternecido por la decisión de mis amigos - ¿me acompañarían a rezar el rosario?

- Claro – responden los tres al unísono, causándome algo de gracia esa sincronización.

Después de rezar, Hikaru y Fujigaya se retiraron por un momento, dejándonos a Ryosuke y a mí solos frente a las tumbas.

- ¿Cómo era él? – Pregunta Ryosuke sin apartar su mirada de éstas.

- ¿Quién? ¿Kei? – Pregunto sorprendido.

- Sí… - Responde apenado.

- Kei era un buen hombre – digo nostálgico y sonriente – me hubiese gustado mucho que tú y Yuri  lo conocieran – sonrío – él tenía muchas ganas de hacerlo.

- En verdad lo lamento…

- Ya no hay nada de qué lamentarse – suspiro – últimamente he pensado que quizás en una próxima vida podamos estar juntos nuevamente.

- ¿En verdad crees en eso?

- No estoy seguro de si sea verdad o no, pero me consuela mucho pensar eso.

- Si es así, espero que realmente sean muy felices – dice arrodillándose frente a la tumba de Kei, haciendo una reverencia – Siento mucho lo que te hice – dice con voz entrecortada – por favor, si vuelven a encontrarse, cuídalo mucho.

- Ryo… Muchas gracias – digo sonriente.

- Ya te he dicho que no es nada – dice sentándose a mi lado nuevamente.

- Por cierto Ryosuke ¿sabes dónde está Keito? porque tampoco me ha venido a visitar.

- No, no lo he visto, de hecho tengo algo que hablar con él – dice algo nervioso.

- ¿Es algo sobre ustedes? – Pregunto emocionado.

- No seas chismoso – dice avergonzado - creo que ya es hora de que nos vayamos – dice levantándose para posicionarse detrás de mí, llevándome a donde se encuentran Fujigaya y Hikaru, cerca al carruaje que nos está esperando.

- ¿Ustedes saben algo sobre Keito? – Pregunto al estar ya todos dentro del carruaje.

- No, la verdad no sé nada – dice Fujigaya.

- Yo creo que se fue de viaje – responde Hikaru.

- ¿De viaje? ¿Con un brazo roto? – Pregunta Ryosuke.

- Quizás era algo que no podía posponer – digo pensativo – bueno, ya lo veremos para cuando vuelva – digo sonriente – tengo muchas ganas de ver a Yuri.

- Yo también, aunque no sé si él las tenga de verme a mí.

- Tranquilo – digo sosteniendo su mano – conseguiremos la manera de solucionarlo.

 

*Yuri*

Escucho el sonido de un carruaje acercarse y parar frente a la casa. Asomo mi cabeza por la ventana de mi cuarto, viendo salir del carruaje a Hikaru, quién me ve y me saluda con un gesto de su mano, haciendo que me esconda nuevamente. Escuchando unos minutos después unos leves golpes en la puerta de mi habitación.

- ¿Yuri? ¿Puedo abrir la puerta? – Escucho la voz de Hikaru desde afuera.

- Sí, puedes abrir – respondo sentándome en mi cama.

- Yuri… te bañaste… – dice con alegría al verme.

- Era muy vergonzoso que me bañaras tú – digo un poco apenado – así que decidí hacerlo por mi cuenta – suspiro - ¿viniste con alguien? Lo digo porque llegaste en un carruaje.

- Sí, he venido con unas cuantas personas que quieren verte.

- Yo… no creo estar listo para ver a alguien…

- ¿Ni siquiera a Daiki?

- ¿Daiki? – Pregunto sorprendido - ¿Ya salió del Hospital?

- Sí, por eso lo he traído a casa, también viene Fujigaya y…

- ¿Y quién más?

- No sé si te agrade mucho saberlo…

- ¿Dime quién es el otro?

- Ryosuke… pero si quieres puedo decirle que se retire, él es consciente de que quizás no desees verlo.

- No… está bien, no es necesario que se vaya.

- ¿Entonces vamos?

- Sí – respondo, saliendo junto con él de la habitación, bajando lentamente las escaleras, sintiéndome ansioso y un poco asustado.

Al llegar a la sala me encuentro frente a frente con ellos y no puedo evitar ir hacia los brazos de mi hermano Daiki, quién pidió a los demás que se retiraran, comenzando a llorar después de verlo sentado en lo que parece una silla de ruedas. Había escuchado una conversación de Hikaru con una de las empleadas de la casa, en la que hablaban de la condición de mi hermano Daiki, sintiéndome mucho más culpable por lo que había pasado.

- ¡Daiki perdóname! – Exclamo sobre su regazo – todo es mi culpa…

- No te preocupes Yuri – dice tomando mi rostro, dedicándome una bella sonrisa – ya todo pasó y estoy tan feliz de saber que estás bien.

- Pero tú…

- Esto es lo de menos – sonríe – ¿cómo estás?

- No muy bien… - suspiro.

- Lamento mucho lo que pasó, sé que para ti ha sido muy difícil tomar esa decisión – dice abrazándome con cariño.

- ¿Crees que hice bien?

- Es una pregunta un poco difícil de responder – suspira - ¿pero qué piensas sobre eso? ¿Sientes que hiciste lo correcto?

- No lo sé… Yo… yo… lo amaba…

- Lo sé – sonríe acariciando mi cabeza – está bien si no quieres hablar de ello, no te voy a obligar a hacerlo.

- Gracias.

- ¿Y Ryosuke? ¿Qué piensas sobre él?

- ¿Qué voy a pensar? ¿Si fui yo el que le dio la orden?

- No digas las cosas de esa manera, ese no es el Yuri que conozco.

- Creo que algo dentro de mí ha cambiado desde que Yuya no está.

- Ryosuke y yo pasamos por lo mismo, así que te entendemos perfectamente – sonríe - ¿quieres hablar con él?

- Sí, por favor – respondo, poniéndome de pie, limpiando las lágrimas que bajan de mi rostro, viendo entrar a Ryosuke nuevamente a la sala, yendo hacia él para abrazarlo fuertemente, no lo odio, nunca odiaría a uno de mis hermanos.

 

*Ryosuke*

- Lo siento – digo correspondiendo al abrazo.

- Me alegra mucho verte mejor Yuri – dice Fujigaya, apartándose mi hermanito de mi lado para ir a abrazarlo a él – siento mucho lo que pasó…

- Ya no quiero hablar de eso – suspira – quiero quedarme así, por un largo rato… - dice haciendo que Fujigaya se ponga tan rojo como un tomate, cosa que nos causa gracia a todos.

La hora de la cena llegó y con ella una agradable conversación se llevaba a cabo. Hacía mucho tiempo que no pasábamos un momento así de feliz, dándome gusto de ver a mi hermano Yuri tan alegre. Deseo que así sean todos los días para él. Pero el hermoso momento se interrumpe gracias a una inesperada visita.

- ¿Cómo están chicos? ¿Me extrañaron? – Pregunta Keito entrando a la sala con un ramo de flores en una de sus manos.

- ¿Y tú dónde estabas? – Pregunto molesto.

- Fui al Hospital y me dijeron que ya te habían dado de alta, así que por eso vine para acá – dice yendo hacia dónde está Daiki.

- Gracias Keito – dice recibiendo el ramo con alegría.

- Kaoru ya me ha informado de la situación, pero conociéndote puedo estar seguro de que estarás muy bien.

- Estás en lo correcto.

- ¡Oye! ¡No me ignores! – Exclamo molesto.

- Tranquilo Ryosuke – sonríe – he traído ésta rosa  para ti – dice dándome una rosa blanca.

- Gracias, pero esto no responde mi pregunta.

- Estaba en un viaje importante y si me lo permiten, me gustaría hablar contigo a solas – dice tomándome del brazo, llevándome al jardín.

- ¿Tuviste que viajar por lo de tu brazo? – Pregunto preocupado.

- No, estoy muy bien, en un mes se espera que esté completamente recuperado.

- Me alegro mucho ¿y de qué quieres hablar? – Pregunto un poco nervioso.

- El motivo de mi viaje ha sido de investigación.

- ¿Investigación? ¿Qué fuiste a investigar?

- Ya sé dónde está la tumba de Yuto – dice con una sonrisa.

- ¿En serio? – Pregunto ilusionado.

- Sí y la verdad no está muy lejos de éste pueblo, así que cuando quieras podemos ir juntos o si prefieres ir solo pues también.

- Gracias Keito – digo dándole un abrazo - ¿no sé cómo agradecerte esto?

- Pues si me das tu respuesta, podría tomarlo como agradecimiento.

- ¿Sólo eso? – Pregunto acercando mi rostro al suyo, casi rosando mis labios con los de él, besándonos finalmente, dejándole claro con éste mis sentimientos por él – te amo – digo con una sonrisa.

- Y yo a ti – dice besando mi frente – seré un estupendo esposo para ti.

- Eso no lo dudo – digo abrazándolo dulcemente – muchas gracias por ser tan paciente conmigo.

- No es nada, tú y tus hermanos son mi familia, haría cualquier cosa por ustedes.

- Te lo agradezco – digo besando su mejilla, volviendo luego al comedor a continuar con la velada.

 

*Yuri*

Al terminar la cena nos quedamos hablando hasta bien tarde en la noche. Sintiéndome feliz de compartir estos bonitos momentos con mis hermanos y mis amigos y hubiese querido que perdurara más pero todos tenían que irse para sus casas.

- Daiki ¿vas a venir a mi casa o te quedarás aquí? – Pregunta Keito quién es el último en irse.

- Pues…

- Hermano quédate – digo abrazando a éste.

- Puedes quedarte de ahora en adelante, ésta es tu casa – dice Ryosuke.

- Gracias – sonríe – me quedaré entonces, muchas gracias por tu ofrecimiento.

- No es nada, buenas noches – dice haciendo una reverencia antes de retirarse.

- Bueno, le pediré a una de las empleadas que prepare tu habitación…

- ¡No! – Exclamo haciendo que mis hermanos se sobresalten – quiero que durmamos juntos, por favor.

- Por mí está bien ¿Tú qué opinas Ryosuke?

- Claro, si eso es lo que desean – dice sonriente.

Al estar listos fuimos a la que era la habitación de nuestros padres, acostándonos sobre la enorme cama de estos, recordando vagamente la última vez que dormimos juntos, quedando yo en medio de estos.

- Daiki ¿Qué piensas hacer de ahora en adelante? ¿Seguirás con el sacerdocio? – Pregunta Ryosuke.

- No, creo que ya he saldado mi cuenta con Dios – sonríe – quiero ser maestro, quiero instruir a los nuevos aprendices de cazadores.

- Me parece bien, lo harás de maravilla – dice sonriente.

- Hermanos.

- ¿Sí? – Dicen al unísono.

- Yo también quiero ser un cazador.

- ¿Qué? – Cuestiona Ryosuke.

- Por favor, sé que no es lo que nuestros padres querían, pero al verlos a ustedes me ha motivado mucho.

- ¿Cómo puedes decir eso? – Dice Daiki.

- Por favor, aprenderé muy rápido – digo con ilusión.

- Está bien, pero lo discutiremos mañana con más calma ¿está bien?

- Sí – respondo con alegría, abrazando a ambos.

- Ahora a dormir que hoy ha sido un día muy agotador – dice Ryosuke acomodándose para dormir.

- Eso es verdad, estoy agotado – dice Daiki.

- Hermanos ¿Algún día me hablaran sobre Kei y Yuto?

- Te lo prometemos – responden dándome un beso en la cabeza y abrazado por ellos me quedo dormido, esperando con ansias al siguiente día.


FIN