28/4/24

COMPASS ROSE - Capítulo 29

 Hola, hola!!!!!

¿Cómo están todos? Espero que muy bien y si no es así les mando un super fuerte abrazo de oso y espero que éste capítulo les saque una gran sonrisa. 

Muchas gracias a todos los que me desearon unas felices vacaciones de semana santa, en verdad las necesitaba, comí un montón y me la pasé casi que todo el tiempo viendo televisión mientras me asaba como pollo por el calor tan abrasador del pueblo. Sólo una vez fui a misa y terminé besando una cruz. 

Cada día amo más esta historia y espero les esté gustando el como se van desarrollando las parejas, todavía hay muchísimo por pasar entre estas, pero poco a poco, se vienen cositas.

Como siempre muchas gracias por leer y amar tanto esta historia, no saben lo feliz que me hace el leer sus comentarios y el gran recibimiento que ha tenido, así que espero que lo disfruten y nos leemos en el siguiente mes. 



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan



Capítulo 29

*Ryosuke*

Ha pasado más de un mes desde que Hikaru y yo confesamos nuestros sentimientos, iniciando así una relación clandestina, de la cual los únicos que son conscientes de ésta son mi leal caballero Keito y el príncipe Daiki, quién al día después de mi confesión no me dejó salir de su habitación hasta que no le diera todos los detalles de ésta, felicitándome finalmente por haber encontrado el amor, aunque fuese de alguien tan excéntrico como Hikaru.

Las plantaciones habían mejorado muchísimo y a los pocos días la plaga ya había desaparecido, siendo un gran alivio para los campesinos y para el reino ya que no hubo muchas pérdidas. Igualmente Hikaru se comprometió a verlas una vez a la semana, aprovechando esas salidas para acompañarlo y de vez en cuando tomarnos de las manos y robarnos uno que otro beso mientras nadie nos miraba.

Todos los días después de cenar nos encontramos en el jardín para hablar sobre nuestro día, paseando por este, escondiéndonos detrás de algún arbusto para besarnos, así como lo estamos haciendo justo ahora, al inicio siempre es lento, dulce y al pasar de estos se vuelven demandantes y apasionados, con mis manos en sus hombros y las suyas en mi cintura, aferrándose a ésta como si quisiese evitar pasearlas por otro lado de mi cuerpo.

- Hikaru… - Susurro mientras mis manos bajan hacía su pecho, regodeándome de sentir su corazón latiendo fuertemente.

- Sí… - Suspira besando mi frente, llevando nuevamente sus labios a los míos.

- ¿Quisieras venir a mi habitación? – Pregunto después de juntar todo el valor que tenía dentro de mí ser, una parte de mí quiere más, desea más contacto.

- No podemos hacer eso príncipe – dice apartándome un poco, pero sin quitar sus manos de mi cintura.

- ¿Por qué no? – Pregunto haciendo mi mirada más lastimera, en busca de lograr que ceda ante mi petición.

- No hagas eso – ríe, dando un dulce beso en la punta de mi nariz – sabes que se me dificulta negarme.

- ¿Entonces por qué lo haces? ¿Por qué te niegas?

- Porque no es correcto que lo hagamos, no por ahora, es muy pronto todavía.

- Pero sólo será por un ratito, yo sólo quiero sentirte un poco más…

- Ryosuke, no quiero hacer algo que pueda perjudicarte, ya demasiado nos estamos arriesgando con estar aquí escondiéndonos – dice besando mi mejilla – pero eso no quiere decir que no me haga feliz saber que me deseas.

- ¿Por qué no iba a desearte? Lo hago desde casi el primer día – digo apenado, sintiéndome ahora avergonzado por lo recién dicho y ahora más por lo que minutos antes le estaba proponiendo.

- Eres tan lindo – dice mientras me abraza dulcemente – todavía hay tiempo para pensar en ello, no hay que apresurarse.

- Hikaru ¿También me deseas? – Pregunto curioso, sin apartar mis ojos de los suyos.

- Si me controlo es porque estamos en un lugar casi que público – ríe apenado – pero si estuviésemos en alguno de nuestros aposentos no sé hasta dónde podríamos llegar.

- En ese caso estaré ansioso porque llegue ese día – digo con una amplia sonrisa, rodeando su cuello entre mis brazos, dándonos un último beso antes de volver al castillo, separando nuestros caminos en la entrada que da del jardín a éste, despidiéndonos con una reverencia de su parte.

- Príncipe Ryosuke, lo estaba buscando – dice la señora Hitomi mientras voy de camino a mi habitación. 

- Señora Hitomi ¿Ha ocurrido algo?

- No, joven príncipe, es sólo que le ha llegado esto hoy – dice entregándome una caja, con un sobre de papel encima.

- ¿Es de mi hermana? – Digo al ver el sello con forma de fresa, característico de mi reino, tanto en la caja como en el sobre – esto deben ser fresas digo abriendo la caja con prisa pero con cuidado, encontrando un frasco de vidrio lleno de estas - ¿Podrías llevar esto a la cocina?

- Claro que sí príncipe – dice tomando el frasco entre sus manos - ¿Desea que prepare algo en especial con ellas para mañana?

- Un pastel estaría bien, para compartir mañana en la cena.

- Me parece una muy buena elección joven príncipe – dice con una sonrisa - ¿Desea algo más?

- Así está bien por hoy, muchas gracias.

- Es un placer servirle joven príncipe – sonríe - en ese caso me retiro, que pases muy buena noche – dice haciendo una reverencia.

- Igualmente Señora Hitomi – sonrío entrando rápidamente a mi habitación, sentándome en uno de los bordes de la cama y abriendo la carta de inmediato. Hacía un par de semanas había enviado una carta para notificarle a mi hermana el cómo estaba y ésta es seguramente la respuesta a ella.

 

Querido hermano,

También te extraño tanto…

Todos aquí en el castillo extrañamos tu sonrisa y tus pequeñas travesuras, pero me reconforta mucho saber que estás en un lugar en donde eres más que bienvenido.

Me alegra leerte tan contento y que estás pasando  momentos muy agradables en el reino de Nasuland y por sobre todo que tu relación con el príncipe Daiki sea tan cercana y linda, espero que pronto esto lleve a algo más.

Quisiera poder escribirte un poco más, pero últimamente hemos tenido mucho trabajo aquí en el reino, pero no te preocupes, estoy durmiendo y comiendo muy bien, mi esposo y el Señor Kenichi han sido un gran m apoyo en estos momentos.

Por favor cuídate mucho y que disfrutes las fresas que han sido cuidadosamente escogidas para ti, estaré esperando ansiosa por tu próxima carta.

Con cariño,

Chihiro.  

 

Sonrío al terminar de leer la carta, mi hermana al igual que el Rey Yuya se preocupa mucho por el bienestar de nuestro reino, trabajando casi hasta el cansancio para que todo marche tal y como se espera. Pero aunque la adoro con todo mi corazón y quisiese que todo saliera como ella desea, sólo hay una cosa que no puedo cederle y eso son mis sentimientos por Hikaru y menos ahora cuando estos han sido tan bellamente correspondidos.

- A mi hermana no le va a gustar cuando se entere – suspiro profundamente, dejándome caer sobre la cama, pensando en cuando sería un momento adecuado para decirle, pero lo más probable es que no sea pronto.


*Hikaru*

- ¿Dónde puedo poner los bocadillos señor? – Pregunta una de las empleadas con una bandeja repleta de bocadillos entre salados y dulces.

- Ponlos en medio de la mesa – digo terminando de acomodar las tacitas para el té.

- ¿Necesita algo más señor? – Pregunta la muchacha.

- No, así está bien – sonrío - cuando termine la reunión avisaré para que recojan todo.

- Estaré al pendiente mi señor, que pasen una agradable tarde – dice haciendo una reverencia.

- Gracias – digo viéndola retirarse con prisa.

Desde que Yuya se había convertido en rey, acordamos entre los cuatro el reunirnos para hablar de cosas más triviales y relajarnos un poco, una tarde cada tres meses y hoy es uno de esos días.

- ¿Puedo pasar? – Pregunta Kota asomando su cabeza por la puerta del pequeño salón.

- Claro, sigue – digo mirando mi reloj de bolsillo – tan puntual como siempre.

- Es mi mayor virtud – sonríe.

- Me gustaría decir que es la única virtud que tienes – río.

- Muy gracioso Hikaru, muy gracioso – ríe divertido.

- ¿Cómo has estado? ¿Cómo van las cosas con Ryutaro? Aunque estemos en habitaciones conjuntas no nos vemos mucho últimamente – suspiro - he tenido muchas obligaciones y desde lo de la plaga de la última vez tengo que estar más pendiente ¿quieres té de jengibre?

- Sí, por favor – responde mientras que rápidamente le voy sirviendo en una tacita – va todo muy bien, Ryutaro es encantador – dice con una dulce sonrisa.

- De verdad que estás enamorado – digo de forma cantarina – jamás pensé que te vería así por alguien.

- No vayas a empezar de nuevo con que era un mujeriego u hombreriego, que eso no es cierto, bueno, no del todo, no como ustedes lo pintan – dice un poco molesto.

- Ay, sólo bromeo – digo burlonamente.

- Estás muy alegre últimamente – dice comenzando a tomar de su té.

- Sí, aunque el trabajo es duro lo estoy disfrutando plenamente.

- ¿En serio es sólo eso? 

- ¿Qué más podría ser? – Pregunto riendo nerviosamente.

- No sé si tenga algo que ver el príncipe Ryosuke con esa desbordante felicidad tuya.

- No digas tonterías Kota, sólo tenemos una linda relación de amistad.

- Bueno, hasta donde yo sé los amigos no se besan a escondidas en el jardín – dice tomando otro sorbo de su té mientras que yo me quedo mirándolo horrorizado.

- Como…

- Sólo pasaba por ahí y los vi.

- ¿Estabas con alguien más?

- Con Ryutaro, pero tranquilo, él no dirá nada, yo mismo le he pedido que guarde el secreto.  

- Sabes si alguien más…

- No, no he escuchado nada sobre eso, pero deberías tener más cuidado – suspira – tuvieron suerte de que se tratara de nosotros y no de alguien más que si fuera a soltar la lengua.

- Lo siento mucho – digo avergonzado.

- ¿Por qué lo sientes? No considero que sea algo grave.

- Es por lo del trato que se tiene con la reina, el príncipe me ha dicho varias veces que ella está bastante interesada en que la unión entre los príncipes se lleve a cabo.

- El mismo Yuya ha dicho que no es obligación a menos de que los príncipes así lo deseen y créeme, que a ninguno lo veo interesado en el otro.

- Pero aun así…

- De todos modos no estoy molesto contigo, me siento muy feliz por ti, en verdad hacen una pareja muy linda, desde el inicio supe que había algo muy fuerte entre ustedes.

-¿En verdad lo crees?

- Totalmente – sonríe – ¿ya se conocían desde antes? Porque me dio esa sensación la primera vez que vino al castillo.

- Sí, es una no tan larga historia, en otro momento te la contaré – suspiro – por favor no le digas a nadie.

- Mis labios están sellados – dice haciendo una seña.

- ¿Interrumpo? – Pregunta Kei entrando al salón.

- No, para nada – dice Kota, ya hemos terminado nuestra pequeña conversación secreta.

- ¿Secreta? ¿Y no me lo piensan decir?

- No – dice Kota secamente - ¿Y el rey?

- Se fue a cambiar de atuendo, Yuri tropezó y regó algo de tinta en la ropa del rey.

- ¿Yuri está bien? – Pregunto preocupado.

- Sí, por suerte cayó en brazos de su majestad, aunque su ropa también se manchó un poco, gracias por preguntar por el rey.

- ¿Por qué iba a preguntar por él si me acabas de decir que se fue a cambiar?

-Tienes razón – ríe, acercándose a la mesa para servirse una taza de té y tomar un pastelillo de frambuesa.

- Bueno, ya que estamos aquí sin la presencia de su majestad quisiera preguntarte algo – digo sentándome a su lado, ante la atenta mirada de Kota.

- ¿Preguntar qué cosa?

- Todavía no he tenido el valor de decírselo a Yuya porque ya sabes cómo es con esos temas, pero la gente del reino está preocupada porque no ha contraído matrimonio.

- Algo así me han dicho también – dice Kota.

- ¿Y qué es lo que quieren saber exactamente?

- Ya que prácticamente eres el que ha estado más tiempo con él ¿sabes si tiene algún interés en alguien?

- Bueno, si les soy sincero, nunca le he conocido una pareja o sabido que al menos estuviese interesado en alguien de esa manera.

- Eso quiere decir… - Digo en un susurro.

- ¿Decir qué cosa? – Pregunta Kei curioso.

- Que el rey es virgen - digo tapando mi boca del asombro.

- Co… ¿Cómo voy a saber yo eso?

- Bueno, ya que me estás diciendo que nunca ha tenido interés romántico en alguien pues…

- Hikaru ya deja de decir tanta tontería – dice Kota levantándose de su asiento – aquí lo único que es cierto y que deberíamos de hablarlo con el rey, es de que su gente está muy preocupada por su soltería, un rey tiene que infundir respeto y que tenga una familia simboliza prosperidad.

- Eso es muy cierto – suspira Kei – no se los había dicho antes, pero realmente la intención de la reina de Ichigoland era que Yuya contrajera matrimonio con su hermano – dice mientras que yo siento una pequeña punzada en mi corazón – pero él se negó de inmediato y por eso ofreció que mejor lo hiciera con alguno de sus hermanos.

- Por eso te molestaste con el rey en ese entonces ¿verdad? – Dice Kota sin cambiar su semblante tan apacible.

- ¿De qué hablas? – Pregunto sin entender.

- Entre Kota y yo también tenemos secretos – dice Kei con una sonrisa – pero volviendo al tema principal, créanme que he hecho todo lo posible por persuadir al rey de que consiga una pareja, pero se niega a más no poder y me frustra realmente.

- Lo mejor será por ahora no decirle nada y pensar en qué hacer para solucionar ese problema.

- ¿Y si organizamos un baile? – Pregunto entusiasmado.

- Pues no suena mal, pero habría que inventar alguna buena excusa para hacerlo, ya sabes que a él no le agradan mucho los bailes y menos sin algún motivo importante – dice Kei.

- No creo que vaya a hacer un cambio significativo – dice Kota – si fuera por el rey no asistiría ni a su fiesta de cumpleaños.

- Creo que va a ser más complicado de lo que pensamos – digo recostándome sobre el sillón.

- ¿Cómo logramos que se enamore de alguien sin que salga del castillo? – Dice Kei pensativo.

- Pues tampoco está bien que lo obliguemos, se daría de cuenta de inmediato si intentamos meterle a alguien por los ojos – dice Kota seriamente.

- ¿Entonces qué hacemos? – Pregunto preocupado.

- Pues rezar a Dios y que se haga un milagro – dice Kei resignado.

- ¿De qué milagro están hablando? – Pregunta el rey entrando al salón con bastante prisa.

- De nada en particular – respondo con una sonrisa nerviosa - ¿Quieres té?

- Sí, por favor – dice tomando asiento en uno de los sillones, se ve un poco agitado, más de lo normal pero es mejor no preguntar nada por nuestro bien.


*Yuya*

- Lo siento mucho su majestad – dice Yuri mientras me acompaña hasta mi habitación.

- No te disculpes, los accidentes pasan y me alegro que no te haya ocurrido nada malo.

- Pero he manchado una de sus túnicas favoritas – dice con arrepentimiento en sus ojos, acto que hace que mi corazón se estruje un poquito.

- No pasa nada, la señora Hitomi es experta en desaparecer cualquier tipo de mancha, además no es la primera vez que sucede algo así – sonrío tratando así de tranquilizarlo y parece que está funcionando.

- No era mi intención.

- No te preocupes – sonrío acariciando sus cabellos - deberías ir a cambiarte también.

- Primero permítame ayudarle su majestad – sonríe – de todos modos no me manché tanto como usted - dice llevando ambas manos hacía el botón superior de mi túnica, haciéndome temblar un poco por el ligero contacto. Clavando mi mirada en sus manos que lentamente desabotonan la prenda manchada, hasta quitármela con tal rapidez que me ha dejado un poco anonadado, dejándola sobre una pequeña cesta al lado de mi cama, yendo luego hacia el armario.

- ¿Qué túnica quisiera ponerse su majestad?

- Yuri no tienes que…

- Sólo quiero ayudarle – dice con una dulce sonrisa – por favor, permíteme hacer eso por usted.

- La morada a la izquierda – digo totalmente rendido, viendo como éste la toma entre sus manos y se acerca nuevamente, poniéndola con una agilidad que sigue sorprendiéndome, viendo como ahora toma uno de los botones para ponerlo en el ojal correspondiente y así con todos estos hasta terminar – muchas gracias – digo sonriente, tomando ambas manos de éste entre las mías, notando lo suaves y pequeñas que son – puedes ir a cambiarte y tomarte el resto de la tarde libre.

- Muchas gracias a usted su majestad, para mí es un gusto poder ayudarle – dice con una sonrisa – que pases una buena tarde.

- Igualmente – sonrío, soltando suavemente sus manos para tomar su rostro y darle un corto beso en la mejilla - nos vemos mañana – digo finalmente antes de salir de mi habitación, con el corazón completamente acelerado por lo que acabo de hacer y no entiendo por qué. 


CONTINUARÁ...