2/6/16

Father's Love

Hola a tod@s
Hago ésta entrada rapidita, ya que toca trabajar XD
Muchas gracias por sus hermosos comentarios, el amor y el apoyo a éste fic que escribo con tanto cariño :3 ya a partir de ahora vendrán cosas tensas para algunos personajes y como siempre éste fic va dedicado a mi querida amiga Mari <3
Que lo disfruten >3<


Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 22

*Maruyama Ryuhei*

- Yo nunca he dejado de amarte.

Aquellas palabras pasan por mi cabeza una y otra vez, apuñalando nuevamente mí ya herido corazón ¿por qué tenía que decirme eso? ¿Acaso le divierte hacerme daño? ¿No le bastó con engañarme por cuatro años?

- Maldito idiota – susurro débilmente, mientras sigo acostado sobre mi cama, abrazando fuertemente mi almohada, de repente mi teléfono comienza a sonar, así que con desgano lo tomo, viendo el nombre de Ohno-san en la pantalla.

- ¡Maruyama-san! – escucho su voz al descolgar el aparato, se oye preocupado.

- Ho… hola, Ohno-san – digo tratando de hablar con normalidad.

- ¿Por qué te fuiste así de repente? He estado muy preocupado por ti.

- Lo siento Ohno-san, es que se me había olvidado algo importante.

- ¿Estás seguro que era eso? – Pregunta serio.

- Si, en verdad lamento haberme ido así, pero es que era algo urgente – digo tratando de sonar convincente.

- Está bien – suspira - ¿Pero seguro que no pasa nada? – Pregunta nuevamente con preocupación.

- Estoy bien, es solo que me encuentro algo cansado.

- Entonces te dejo para que descanses – dice no muy convencido de mis palabras – nos vemos el lunes en el Instituto, hasta luego.

- Hasta luego – susurro colgando de inmediato el aparato, dejándolo en mi mesita de noche, tomando con más fuerza mi almohada entre mis brazos, volviendo a llorar, si sigo así creo que voy a morir deshidratado.


*Keito*

- Te amo Hika-chan – digo en un susurro mientras acaricio los cabellos de mi novio, quién todavía se encuentra durmiendo.

- Yo también te amo – dice también en un susurro, abriendo sus ojos de inmediato, brindándome una hermosa sonrisa.

- ¿Desde cuando estás despierto?

- Desde hace unos minutos – dice tomándome de la cintura, acercándome más a su cuerpo – tengo hambre – dice para luego besarme dulcemente.

- ¿Todavía quieres comerme? – Pregunto pícaramente, poniéndome ahora encima de él.

- No me refiero a esa hambre - sonríe divertido – aunque no me desagrada la idea de comerte nuevamente.

- Pues tendremos que dejar eso para otro día, porque mi Padre no demorará en llegar – digo dándole un corto beso y luego si levantarme, disfrutando totalmente de la mirada de mi novio sobre mí cuerpo, aunque también siento algo de vergüenza a pesar de lo que pasó hace unas horas.

- ¿Por qué te sonrojas? – Dice Hikaru levantándose de la cama, dejándome ver su desnudez.

- Porque la persona que quiero me mira de manera lujuriosa – digo abrazándolo por el cuello – pero antes de que digas o hagas algo, vistámonos y vamos a la sala de estar – digo finalmente dándole un beso en la frente.


*Yokoyama You*

- Yoko-chan ¿qué pasó? – Pregunta Aiba desesperado, haciendo que retire un poco mi teléfono móvil de mi oído, me encuentro en la parte trasera de mi auto, que está siendo conducido por mi chofer.

- No pasó nada – digo volviendo a acercarlo, para poder seguirle hablando por medio de éste.

- Yo que pensé que por fin se iban a reconciliar – suspira decepcionado - ¿en serio no hablaron de nada?

- Si hablamos un poco, pero…

- ¿Pero?

- No puedo dejar de pensar en lo triste que se veía – digo con tristeza, tratando de aguantarme las ganas de llorar, de tan solo pensarlo hace que me odie a mí mismo, más de lo que lo he hecho todos estos años – es mi culpa Aiba, todo es mi culpa – digo sintiendo la primera lágrima bajar por mi mejilla.

- No digas eso Yoko-chan, lo hiciste porque consideraste que era lo mejor.

- Pero por querer hacer lo mejor, he hecho sufrir a lo que más amo en el mundo.

- ¿Dónde estás?

- Estoy en el auto, voy directo a casa.

- ¿Quieres que vaya a verte?

- No es necesario.

- ¿Sabes? Ohno-san en verdad que está muy interesado en Maruyama-san.

- Si, eso lo pude notar – digo con fastidio.

- Pero yo creo que Maruyama-san sigue sintiendo algo por ti.

- Sí, odio – digo con obviedad.

- Bueno – ríe – además de eso, creo que todavía te quiere, pude verlo hoy en sus acciones, en cómo se sonrojaba al sentir tu mirada sobre él.

- ¿Lo dices en serio? – Pregunto dudoso.

- Lo digo muy en serio, nunca dudes de mi sentido de la intuición.

- ¿Acaso eso no lo tienen las mujeres? – Digo burlonamente, secándome las lágrimas que habían caído por mi rostro.

- Al menos te hice reír un poco, pero no te burles de mis habilidades innatas, que lo digo en serio, así que no te rindas.

- Ni siquiera estoy considerando el hacerlo.

- Así me gusta escucharte, te ayudaré en lo que más pueda.

- Gracias Aiba – digo sonriente – ya llegué a casa, así que nos veremos luego – digo bajando del auto.

- Nos vemos luego Yoko-chan – dice animado, colgando de inmediato.

- Bienvenido Yokoyama-sama – dice Ayumi-chan recibiéndome en la entrada de la mansión.

- Gracias Ayumi-chan – digo con una sonrisa - ¿Keito ya llegó?

- Sí, el joven Keito llegó después de mediodía y vino con un amigo.

- ¿Un amigo? – Pregunto extrañado, Keito no es de los que traen amigos a casa.

- Ambos están en la sala de estar tomando la merienda.

- Gracias Ayumi-chan, pasaré primero por allá – digo caminando lentamente hasta aquel lugar viendo a mi hijo conversando alegremente con otro chico - ¿interrumpo algo?

- ¡Papá! – Exclama Keito animadamente, corriendo hasta llegar a mis brazos – bienvenido.

- Gracias hijo ¿cómo estuvo tu día?

- Estuvo fantástico – dice con un leve sonrojo.

- Me alegro mucho ¿y quién es tu amigo? – Pregunto viendo detenidamente al joven que se encuentra a unos metros de nosotros.


*Hikaru*

- Yo soy Murakami Hikaru – digo haciendo una reverencia, tratando de sonar lo más calmado posible, tengo los nervios de punta – es un gusto conocerlo Señor.

- Yokoyama You, encantado de conocerte – dice reverenciándose también - ¿Eres algún amigo del Instituto?

- Sí, somos a…

- Hika-chan es mi novio Papá – dice Keito alegremente mientras me toma del brazo y me da un beso en la mejilla, haciendo que me ponga rojo como un tomate y sienta un escalofrío en todo mi cuerpo.

- ¡Keito! – Exclamo nervioso, no es posible que haya dicho eso, de seguro su Padre me echará de la mansión y lo desheredará a él o algo.

- No te preocupes Hikaru-kun ¿si te puedo llamar así? – Pregunta con una amable sonrisa– me alegra mucho de que estés con mi hijo, hacen una linda pareja.

- ¿Eh? ¿No me va a correr de la mansión? – Pregunto extrañado.

- Por supuesto que no – ríe - ¿por qué haría eso? Eres el novio de mi hijo, ahora eres un miembro más de la familia.

- Gra… gracias.

- ¿Te quedas a cenar con nosotros? – Pregunta Keito entusiasmado.

- No creo que deban molestarse, además se hace tarde y tengo que ir a casa.

- No es ninguna molestia, siempre es grato tener compañía durante la cena – dice el Padre de Keito.

- Por favor Hika-chan, quédate – dice mi novio cariñosamente.

- Está bien, llamaré a mi Papá para que no se preocupe.

- ¿Ya le has mostrado la mansión?

- No, todavía no – dice Keito nervioso y claro que no me ha mostrado más además de lo que hicimos en su cama.

- Todavía hace falta mucho para la cena, así que vamos a darle una vuelta – dice el Señor muy alegre, me siento muy feliz, aunque me preocupa lo que pueda pensar mi Papá.


*Yasuda Shota*

- Yoshi… tengo que ir a hacer la cena – digo tratando de levantarme de la cama, pero mi esposo me retiene entre sus brazos, mientras me besa en la espalda.

- Ellos pueden cenar afuera – dice posicionándose ahora sobre mí.

- Pero los niños…

- Yasu, éste es un día solo para nosotros, no nos preocupemos por los niños, ellos ya están grandes – dice al mismo tiempo que baja poco a poco hasta llegar a mi entrepierna.

- Yoshi… - suelto un jadeo al sentir mi miembro dentro de su boca y sus manos acariciando mis piernas, que día más fantástico hemos tenido hoy, es como esa luna de miel que no alcanzamos a tener.


*Ryutaro*

- En verdad creo que debimos de cenar afuera – dice el idiota mientras caminamos camino a casa, viendo a mi hermano y al bobo de su novio delante de nosotros, tomados de la mano, en su escalofriante mundo rosa.

- Claro que no, quiero llegar a casa ya – digo con molestia.

- No te preocupes Kota, haré algo rápido y delicioso para la cena – dice Yuri al idiota antes de volver a dirigir su atención a su bobo novio.

- Gracias Yuri, tu si eres una persona amable.

- Yo también soy amable – digo en modo de reproche.

- ¿Si? Pues no se nota.

- Es que no me nace ser amable contigo – digo tratando de caminar más deprisa, pasándome por delante del par de idiotas enamorados, llegando por fin a casa, sacando las llaves de mi bolsillo, abriendo rápidamente la puerta, pero me quedo helado al escuchar unos extraños sonido provenientes del segundo piso.

- Al parecer todavía siguen en lo suyo – dice el bobo del novio de mi hermano, haciendo que de un brinco del susto.

- Todavía tienen mucha energía – dice Yuri sonriente.

- ¿Ven? Se los dije, mejor cenemos afuera – dice el idiota, al mismo tiempo que toma mi brazo y me conduce casi a rastras sin todavía salir de mi shock, hacía un lugar en donde comer, escuchando las risas del otro par.


*Ryosuke*

- Bien, ya llegamos – dice Yuto al quedar ambos frente a la entrada de mi casa, sonriéndome dulcemente, como siempre lo había hecho, esa sonrisa que me arrepiento tanto de no haber querido disfrutar desde antes, siempre lo quise, siempre quise a Yuto y me demoré muchos años en reconocerlo.

- Gracias por el día de hoy.

- No tienes que agradecerme nada – dice acercando su rostro al mío, dándome un delicado beso, el cual correspondo de la misma manera.

- Yuto… - susurro su nombre al separarnos del beso.

- ¿Si? – Pregunta sonriente, mirándome con ese brillo tan especial que tiene en sus ojos, no puedo creer que con todo el daño que le he hecho me quiera de ésta manera.

- Estaré solo mañana aquí en casa y me gustaría que vengas a pasar el día conmigo – digo completamente sonrojado, viendo el rostro lleno de asombro de mi ahora novio.

- ¿Tú y yo solos? – Pregunta sonrojado.

- No es para eso – digo rápidamente – solo quiero que pasemos el día juntos, así como cuando éramos niños – digo sin dejar de sentir vergüenza por mi propuesta que a la primera parecía indecente.

- Ah… está bien, entonces estaré aquí temprano.

- Te estaré esperando.

- Buenas noches – dice finalmente volviendo a juntar sus labios con los míos, para después con una sonrisa irse directo a su casa, esperando a que entrara en ésta para así si entrar a la mía. Siento que no merezco para nada su amor, pero haré todo lo que esté a mi alcance para recompensarlo.


*Uchi Hiroki*

Me encuentro en mi apartamento junto con Hina-chan, desde que iniciamos nuestra relación hace uno días él me pidió que lo llamara de esa manera, según lo que me contó, cuando era más joven sus amigos le decían que se parecía a una modelo muy famosa en esa época pero que de todos modos le había quedado gustando que lo llamarán de esa manera y luego de durar minutos riéndome de esa historia, obedecí a su petición

- ¿Quién era? – Pregunto al ver que había colgado el móvil.

- Era Hikaru, dijo que cenaría en casa de un amigo y que llegaría más tarde en la noche - dice volviendo a tomar la posición en la que minutos antes de la llamada estaba, conmigo sentado en el sofá y con su cabeza sobre mi regazo, viendo ambos un partido de fútbol del cual no entiendo mucho, pero así estuviésemos viendo a la nada, estaría muy feliz.

- Uchi ¿crees que Hikaru aceptará lo nuestro cuando se lo contemos? – Pregunta Hina-chan con un tono de preocupación.

- Creo que será un poco raro al principio, pero no creo que nos vaya a odiar o algo – digo pensando en la situación en la que está él también, me parece cómico que padre e hijo se encuentren en la misma situación.

- Eso espero, porque no quiero separarme de ti – dice acariciando mi mejilla derecha con una de sus manos.

- Todo estará bien – digo acariciando sus cabellos y después de eso volvimos a prestar nuestra atención al partido.


*Kota*

Después de que anoche fuéramos a cenar a un puesto de ramen cerca de casa, esperamos un tiempo considerable para volver a casa, entrando cada uno a su habitación después de cerciorarnos de que no habían más ruidos extraños desde la habitación de nuestros padres que habían pasado el día de lo lindo.

- ¿Pero es que estos no se piensan levantar? – Pregunta Ryutaro molesto, nos encontramos en el comedor, mientras que Yuri está haciendo el desayuno y mi hermano ayudándole con lo que pudiera.

- De seguro están cansados de tanta acción que tuvieron ayer – dice Yuri alegremente.

- Yo también lo estaría si tuviera un día así contigo – dice Yuya abrazando a Yuri por la espalda.

- Ya dejen de estar tan cariñosos, me enferman – dice Ryutaro, todavía más molesto.

- ¿Por qué te molestas? Eso es lo que hacen las parejas cuando se quieren – digo disfrutando de ver su ceño fruncido.

- Ustedes solo son unos pervertidos – dice poniéndose de pie – desayunaré más tarde – dice saliendo de la sala del comedor.

- ¿Pero cuál es su problema? – Pregunto fastidiado.

- No te preocupes por él, cuando esté enamorado lo entenderá todo – dice Yuri tranquilamente, poniendo los platos sobre la mesa.

- Buenos días – dicen nuestros padres al unísono, con sus cabellos alborotados y con sus pijamas puestas.

- Buenos días – decimos también al unísono.

- ¿Cómo lo pasaron ayer? – Pregunta Yuri con algo de picardía en su voz, haciendo que nuestros padres se sonrojen.

- Estuvo bien, muy bien – dice papá Yasu avergonzado.

- ¿A qué horas llegaron anoche? – Pregunta papá.

- Llegamos después de las diez – digo tomando un sorbo de mi café que ya está servido.

- ¿Y Ryutaro? – Pregunta papá Yasu.

- Está arriba en la habitación, dijo que desayunaría después – dice Yuri.

- Bien, entonces desayunemos – dice papá sentándose sobre su silla con dificultad, haciendo que mi hermano, Yuri y yo nos riamos por lo bajo, que día más movido tuvieron esos dos.


*Yuto*

Llegué a casa de Ryosuke temprano, siendo recibido con un delicioso desayuno hecho por él, pasando casi toda la mañana ahí en la cocina, conversando y viendo como hábilmente cortaba las verduras y preparaba todo lo del almuerzo, aunque todavía era temprano para eso, disfrutaba al máximo verlo tan dedicado en hacer eso para mí, siento como si estuviéramos recién casados.

- Yuto – dice Ryosuke haciéndome salir de mis pensamientos – quiero decirte algo.

- ¿Qué? – Pregunto un poco extrañado al ver su rostro serio.

- Perdóname – dice abrazándome con fuerza, sintiendo como sus lágrimas mojan mi hombro.

- Ryosuke – lo alejo un poco de mí, viendo su rostro mojado por ellas – no tengo nada que perdonarte.

- Pero Yuto, yo te hice sufrir mucho ¿es que ni siquiera me odias un poquito? – Pregunta sin dejar de sollozar.

- Yo nunca podría odiarte y sí, me hiciste sufrir y demasiado, pero eso ya no importa, ahora estamos juntos y eso me hace feliz.

- Te amo Yuto – dice volviéndome a abrazar con más fuerza, lo amo demasiado y me alegra saber que él también siente lo mismo por mí.


*Daiki*

- Dai-chan – escucho mi nombre a lo lejos al bajar del tren, viendo a mi novio que corre hasta llegar a donde yo estoy.

- ¿Kei? ¿Pero qué haces aquí? ¿No se supone que llegabas en la noche? – Pregunto desconcertado, pero feliz de ver por fin a mi novio.

- Muy bien dicho, llegaba – dice sonriente – adelanté todo lo que tenía que hacer en el viaje y me vine directo aquí para esperarte, no podía esperar hasta mañana para verte – dice abrazándome y dándome besos en el rostro – no sabes cuánto te he extrañado.

- Pero si solo fueron dos días.

- ¿Acaso no me extrañaste? – Pregunta haciendo puchero.

- No sabes cuánto – digo besándolo finalmente en los labios, extrañaba tanto ésta cercanía con él.

- ¿Y cómo te fue en casa de tu mamá? – Dice Kei tomando mi maleta – está pesada.

- Me fue muy bien y por lo que podrás notar me dio un montón de dulces.

- Y yo que te había traído dulces también.

- Algunos son para ti, para tu papá y tu hermano, así que no te preocupes – digo tomando la mano libre de mi novio y comenzamos a caminar hasta la salida de la estación.

- ¿Tienes hambre? – Pregunta al mismo tiempo que mete mi maleta junto a la suya en el baúl de su auto.

- Mucha – respondo posando mi mano en donde se encuentra mi estómago – pero quedé de ir a casa apenas llegara.

- Entonces vamos a almorzar y luego te llevo a casa.

- Está bien, pero de seguro mi papá estará allá – digo con desánimo, sentándome en el asiento del copiloto.

- Solo te llevaré a casa, no entraré, no quiero que tengas problemas con él.

- Gracias – digo besándolo nuevamente.

Fuimos a almorzar a un restaurante de comida italiana, al parecer Kei tenía todo preparado ya que teníamos un pequeño salón reservado para nosotros dos, así que pudimos besarnos y darnos demás demostraciones de cariño sin que nadie más nos mirara. Luego de almorzar, Kei condujo su auto hasta mi casa, en donde nos despedimos con un beso y un fuerte abrazo, ya mañana nos veríamos de nuevo.

- Estoy en casa – digo al entrar lentamente, viendo todo muy oscuro.

- Bienvenido – dice mi papá saliendo de la cocina con un aspecto deplorable, que si no supiera que es él pensaría que es un vagabundo.

- Papá ¿pero qué te paso? – Pregunto preocupado, acercándome a él.

- No es nada, es solo que no dormí bien ¿cómo te fue?

- Bien, pero no tienes buen aspecto papá ¿quieres que vayamos al médico?

- No te preocupes, estoy bien – dice tomando un sorbo de café de la taza que lleva en su mano – vi que te trajo ese muchacho.

- Papá, sabes muy bien lo que pienso sobre tu negativa de que yo esté con él y no quiero discutir contigo sobre eso ahora.

- Pero si no te estoy diciendo nada – dice dándole otro sorbo a su café – por cierto, sobre ese muchacho, pues si te hace feliz estar con él, lo acepto.

- ¿Lo dices en serio? – Pregunto entre emocionado y confundido por su repentino cambio de parecer.

- Si, pero con una condición.

- ¿Cuál?

- Que cuando lo traigas a casa, sea cuando yo esté aquí presente.

- Está bien, si esa es la condición la aceptaré ¡Gracias Papá! – Exclamo emocionado, abrazándolo fuertemente, no sé qué lo habrá hecho cambiar de opinión, pero sea lo que sea me hace muy feliz, aunque no deja de preocuparme el hecho de ver tan decaído a mi papá.

CONTINUARÁ...