29/7/18

Father's Love

Buenas tardes 💖
Hago esta entrada rapidita para dejarles por fin el nuevo capítulo 😅
En verdad lamento mucho la demora, pero como sabrán la salida de Subaru de Eito y la próxima de Keito en JUMP, no me han tenido muy bien anímicamente 😓
Pero de todos modos les deseo a ambos lo mejor y que trabajen duro para lograr lo que se proponen y que el caso de Suba-chan no desaparezca del todo y que vuelva como el gran músico que es y estaré esperando ansiosa a Keito 💚💝
Muchas gracias por todo este amor que ha recibido el fic, en verdad que estoy muy agradecida y pues solo me queda decirles que ya vamos por la recta final de éste.
Y como siempre este fic va dedicado a mi querida amiga Mari 💗
Disfrútenlo 😚

PD: Este hermoso dibujo lo a hecho ella con mucho cariño, ya fue hace rato pero quería compartírselos en algún momento, muchas gracias 💘


Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 44

*Maruyama Ryuhei* 

Llego al lugar que indicaba en la invitación, sintiéndome idiota y nervioso por estar ahí parado, justo en frente de la entrada del restaurante, que por su fachada puedo asegurar que es uno de los más cotizados de la ciudad.

Respiro profundo, tratando así de darme fuerzas para continuar, caminando despacio hasta cruzar por fin la entrada…

- ¡Bienvenido! – Dicen alegremente dos chicos que han salido de la nada, reconociendo de inmediato a uno de mis alumnos.

- Ryosuke-kun ¿pero qué haces aquí? – Pregunto sorprendido.

- Mi padre es uno de los dueños del restaurante – dice sonriente.

- Ahora entiendo el por qué tú me entregaste la invitación.

- Maruyama-sensei, yo soy Shibutani Yuto, no sé si te acuerdes de mí, pero alcancé a tener unas clases con usted antes de cambiar de Instituto este año.

- Shibutani… Claro que te recuerdo, me da gusto verte - digo viéndolo con detalle, ese apellido y su parecido con él…

- Chicos por favor no atosiguen a nuestro invitado – dice acercándose aquella persona que estaba viniendo a mi mente – vayan y atiendan los demás clientes, yo me encargo de él – dice para luego ver como ambos chicos se van rápidamente.

- ¿Subaru? Años sin verte – digo sin poder evitar abrazarlo.

- Que bueno que todavía me recuerdes Maru-chan.

- ¿Cómo no iba a hacerlo? Si tú fuiste de las pocas personas que estuvieron conmigo después de que…

- Aun así no entiendo por qué después de eso perdimos el contacto.

- Quería de algún modo deshacerme de todo lo que me recordaba y acercara a él, en verdad lo siento – digo haciendo una reverencia.

- No te disculpes por eso, espero que de ahora en adelante todo marche bien para ambos – dice haciendo que me entre un escalofrío al acordarme del por qué he venido acá.

- Por cierto, ¿Yuto-kun es tu hijo?

- Sí – responde alegremente.

- Entonces te has casado, que bueno – digo con total alegría.

- Bueno, hace poco me he divorciado.

- ¿Eh? ¿En serio? ¿Por qué?

- Creo que este no es momento para conversar sobre eso, él ya te está esperando – dice con una enorme sonrisa, haciéndome sentir más asustado de lo que ya estaba – pero si quieres puedes venir otro día y conversamos con mucha más calma – dice comenzando a caminar seguido de mí.

Caminamos hasta donde se supone que está él, caminando lento para demorar un poco más mí llegada, deteniéndonos al frente de la puerta.

- Yokoyan es un buen tipo y te ama demasiado.

- Si en verdad me amara no me hubiera hecho eso.

- Entiendo tu sentir, pero muchas veces uno hace grandes sacrificios por el bienestar de la persona que amas – sonríe – que disfrutes tu noche y no se preocupen, que si hacen mucho ruido no se va a escuchar nada aquí afuera – dice felizmente haciendo una reverencia, dejándome sonrojado y avergonzado en frente de la puerta.


*Daiki* 

- ¿En verdad crees que está bien hacer esto? – Pregunta mi novio a su hermano todavía incrédulo.

- Claro que está bien, no me quiero perder ningún solo detalle de esta cita – dice Keito emocionado.

- Pero parecemos idiotas vestidos así – dice Kei mirándose, estamos vestidos todos completamente de negro, siguiendo los consejos que le había dado Aiba-san a Keito sobre espionaje.

- Es para no llamar la atención.

- ¿Y no crees que así llamamos mucho más la atención? Además… ¿Por qué viene tu novio? Sin ofender Hikaru-kun.

- Porque vas a estar besuqueándote con Dai-chan mientras estamos aquí pues no quería hacer mal tercio.

- Pero aun así…

- Deja de quejarte y mejor entremos, ya tuvieron que haber llegado – dice tomando del brazo a su novio, caminando hacia el restaurante.

- No te preocupes tanto Kei, de hecho me parece divertido.

- Debería de decirle a mi papá que no permita que Keito se junte tanto con el tío Aiba, él no está muy bien de la cabeza.

- ¿Pero qué dices? – Río – Keito lo hace con la mejor de las intenciones y ya que nos hemos tomado la molestia de venir así vestidos deberíamos de entrar – digo dándole un dulce beso en la mejilla, haciéndolo sonrojar.

- Pero igual pienso que no está bien el venir acá a espiar a nuestros padres… - Suspira – siento que hay que dejar que las cosas fluyan entre ellos sin tener que intervenir.

- En eso tienes razón – sonrío - ¿Pero no te da curiosidad verlos?

- Pues la verdad un poco – dice apenado.

- ¿Se van a quedar ahí parados? – Grita Keito desde la entrada.

- ¡Ya vamos! – Responde Kei, sujetándome de la mano, caminando rápidamente hacia donde está su hermano.


*Shibutani Subaru*

- Subaru… - Susurra Ryo mientras camino hacia el salón principal, tomándome del brazo y llevándome de un tirón hacia nuestra oficina.

- ¿Sucede algo? – Pregunto preocupado ante tal acción.

- Es que… ¿Por qué te tienes que dejar abrazar por todos?

- ¿De qué estás hablando?

- Es que te vi abrazando a Maruyama-san en la entrada y pues… - Dice cruzando sus brazos con algo de molestia.

- Ah, entiendo, estás celoso – sonrío acercándome a él, rodeando su cintura con mis brazos.

- No estoy celoso – dice sonrojado y haciendo un adorable puchero que lo único que me provoca es comérmelo a besos.

- Ryo, mi amor, no te pongas así, sabes que Maru-chan es un buen amigo y llevaba muchos años sin verlo.

- Lo sé, pero es que no soporto que alguien más te toque.

- Solo fue un abrazo de amigos – susurro cerca de su oído – no tienes por qué ponerte celoso, solo tú puedes tocarme en donde y cuando quieras – digo besando dulcemente su mejilla, llevando luego mis labios hasta los suyos y besarlo con intensidad, sintiendo como sus brazos que antes estaban cruzados suben hasta mi cuello, rodeándolo.

- Parezco un idiota comportándome así – dice al terminar el beso – pero es que tengo miedo de que todo esto acabe en algún momento.

- ¿Y por qué tendría que acabar? Ryo, te he esperado toda la vida, aún a pesar de que estuviéramos con otras personas siempre albergué la esperanza de que terminaríamos juntos y soy plenamente feliz contigo ¿no te lo he demostrado lo suficiente?

- Bueno, sí, mucho… - Dice completamente sonrojado.

- ¿O quieres que te lo vuelva a demostrar? – Digo apegándolo más a mi cuerpo, sintiendo su respiración agitada.

- Creo que ahora no es un buen momento – dice apenado.

- Tienes razón – sonrío – ¿te parece bien si vamos a algún lugar más íntimo cuando cerremos?

- ¿Vas a dejar que los niños se vayan solos a casa?

- No son unos bebés – río – además creo que ellos también necesitarán un tiempo a solas.

- Está bien – dice besándome nuevamente pero con dulzura. Estoy dispuesto a demostrarle lo mucho que lo amo cada día de nuestras vidas.


*Yokoyama You* 

Había llegado una hora antes de la indicada en la invitación, quería ver el salón primero, cuidando de cada detalle de éste, desde la iluminación, hasta el mantel que se pondría todo en unos tonos naranjas, desde los más oscuros hasta los más claros. Además del comedor también hay un televisor, un enorme y cómodo sofá y un minibar.

Me sobresalto un poco al escuchar el ruido de la puerta al abrirse, poniéndome rápidamente de pie, sintiendo mi corazón latir fuertemente al verlo entre el marco de la puerta, pensativo, como si dudara en seguir. Me sonrojo al verlo tan arreglado, tan hermoso.

- ¿Puedo seguir? – Pregunta diciendo luego algo entre dientes, como si se regañara a sí mismo por hacer aquella pregunta.

- Claro, sigue – sonrío, viéndolo caminar lentamente hasta quedar ambos frente a frente - Me alegra que aceptaras mi invitación Maru-chan – digo haciendo una reverencia, totalmente emocionado.

- No tenía opción, tenía hambre y pues no quería cocinar – dice haciéndome reír por su respuesta ¿en serio piensa que me voy a creer eso?

- No te rías, es verdad – dice seriamente.

- Entonces estás de suerte hoy, porque al final de esta cita te irás muy bien alimentado – digo avergonzándome después de lo que acabo de decir – toma asiento - digo sentándome rápidamente en donde me encontraba antes.

Maru-chan todavía dudoso decide sentarse también, en silencio, solo mirándonos fijamente. Creo que ni en nuestra primera cita nos habíamos sentido tan avergonzados y nerviosos, pero dada la situación considero que es algo normal. Maru-chan todavía no confía plenamente en mí.

- ¿A qué horas traen la comida? – Pregunta interrumpiendo el incómodo silencio que se había formado.

- Estaba esperando a que llegaras para que la trajeran, así que no debe de tardar – sonrío y como había previsto, llegó la cena.

- Buen provecho – dice el mesero después de acomodar todo sobre la mesa, para finalmente hacer una reverencia y salir de la sala.

- ¡Mapo doufu! – dice Maru mirándolo con ojos brillantes y luego de agradecer por la comida, empezó a comer felizmente.

- Sabía que te encantaría – digo disfrutando de ver su expresión de alegría al comer.

- La verdad es que llevaba mucho tiempo sin comerlo – dice deteniéndose por un momento, un poco apenado por la reacción que había tenido al ver su comida favorita.

- No te avergüences, amo verte sonreír y comer también – digo sonriente – estaría toda la vida mirándote hacerlo.

- No creo que sea algo tan maravilloso.

- Todo lo que tenga que ver contigo es maravilloso – sonrío – pero no te detengas, no quiero perderme ningún detalle – digo mirándolo atento a cada movimiento que pudiera hacer, a cada expresión de su rostro, de sus labios…

- Ya deja de mirarme así que me pone nervioso.

- Eso es lo que quiero – digo con picardía, llevando una de mis piernas hasta rozar una de las suyas por debajo de la mesa, sintiéndolo estremecer.


*Kei*

- ¡¿Entonces hemos venido para nada?! – Exclama mi hermano con total decepción.

- Tal parece que sí – dice Yuto tratando de no reírse de la situación.

- Yo quería verlos juntos en su primera cita – dice con tristeza.

- Bueno, lo importante es que ahora están juntos – dice Daiki tratando de animar las cosas.

- Pero no es lo mismo, yo quería ver todo con lujo de detalles.

- ¿En verdad les parece agradable saber que sus padres ahora están juntos? – Pregunta Ryosuke uniéndose a lo conversación.

- Pero es que se ven muy lindos juntos – dice Keito emocionado – además Maru-sensei fue el primer amor de mi papá y saber que después de tanto tiempo lo están intentando de nuevo se me hace muy romántico.

- ¿Y sus mamás lo saben? – Pregunta Ryosuke.

- Mi mamá no quiere verlo ni en pintura, así que creo que de igual modo no le importa – dice Daiki con tristeza.

- Lamento mucho que la relación de tus padres no sea buena.

- Ya me acostumbré – suspira.  

- Mamá todavía no lo sabe, pero tampoco creo que le moleste ¿cierto hermano?

- Estoy seguro de que no – sonrío.

- ¿Tú cómo reaccionarías a eso Ryosuke? – Pregunta Yuto.

- ¿Reaccionar a qué?

- Bueno, supongamos que nuestros padres…

- ¡No seas tonto Yuto! ¡Eso jamás pasaría!

- Pero por eso digo que es una suposición.

- ¡Ryosuke! ¡Yuto! ¡Vengan a atender estas mesas! – Exclama de repente uno de los empleados.

- Creo que tendremos que dejar la conversación para más tarde ¿podrían esperarnos hasta la hora de salida?

- Por mí no hay problema – digo mirando a mi novio que asiente con alegría.

- De mi parte tampoco – dice Hikaru.

- Entonces espérennos hasta entonces y estamos a su servicio por si se les ofrece algo más – dice Yuto, yéndose rápidamente junto con Ryosuke.


*Maruyama Ryuhei* 

Después de comer nos sentamos en el sofá, demasiado cerca, demasiado juntos para mi acelerado corazón, no quería bajar tanto la guardia pero se siente tan bien estar así con él, besándonos con cariño, acariciando sutilmente nuestras manos.

- Eres tan lindo – dice acariciando mi rostro, regalándome esa hermosa mirada que solo él me puede dar – sigues siendo tan bello como siempre, aunque con unos kilitos de más – dice con una sonrisa que hace que me avergüence.

- ¿Me estás diciendo gordo? – Pregunto algo ofendido.

- No quise decir eso – ríe – estás muy bien, solo que ahora tienes un poco más de donde yo pueda agarrar – dice al mismo tiempo que toca mis brazos y parte de mi abdomen, recostándome suavemente sobre el sofá, abriendo mis piernas para que él se acomode mejor sobre mí.

- Kimi…

- No me gusta que me llames así – dice con un poco de molestia.

- Por esa razón es que lo seguiré haciendo – sonrío, recibiendo un ferviente beso de su parte, siendo correspondido de inmediato, mientras mis manos viajan por su espalda, bajando hasta su trasero, ese que tanto me vuelve loco, aunque no quisiera reconocerlo, siempre había anhelado volverlo a sentir entre mis manos.

- Te amo – dice para luego seguir besándome, recorriendo con sus manos cada rincón de mi cuerpo por encima de la ropa.

- Yo también – digo casi sin pensarlo, dejándome llevar por el amor tan grande que siento por él, sintiéndome todavía más idiota e indefenso entre sus brazos, así que apenado lo aparto un poco, mientras que él me mira con algo de confusión – lo siento…

- Por favor no te disculpes, debería ser yo el que lo haga – dice besando mi frente -  En verdad no sabes cómo me arrepiento de todo el daño que te hice, de pensar en lo mucho que te hice sufrir y entiendo completamente que me odies, pero no quiero desistir, no pienso hacerlo – sonrío al ver tal sinceridad en sus ojos, en sus palabras.

Durante todos estos años traté de alejarme de todo lo que me acercara a él, los amigos, los lugares que frecuentábamos, la ciudad en donde pasamos la mayor parte de nuestra relación, pero aun así mis sentimientos aunque disfrazados de odio nunca se extinguieron y aunque todavía tengo algo de miedo, no estaría mal en intentar. 

CONTINUARÁ...