28/2/23

COMPASS ROSE - Capítulo 16

 Hola Hola!!!!! 

¿Cómo están todos? Espero que muy bien y si no es así les mando un super fuerte abrazo y que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa. 

Con respecto a las pequeñas vacaciones que tuve en enero, he de decir que me fue muy bien, comí muchísimo y pasé tiempo de calidad con mi familia. 

Muchas gracias como siempre por todo su apoyo, no saben lo mucho que espero siempre leer sus comentarios, me hacen muy feliz y más saber que les encantan mis historias!!!!

Disfruten mucho éste capítulo!!!!



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 16

*Yuya* 

- Se ha quedado dormido – digo al salir del salón con el pequeño en mis brazos, encontrándome con sus padres quienes nos esperaban afuera de éste.

- Al parecer estuvo aguantando mucho – dice Hikaru acercándose a nosotros, extendiendo sus brazos para que le entregue a su pequeño hijo.

- ¿Puedo llevarlo yo? – Pregunto haciendo que éste se detenga sorprendido.

- Claro su majestad – sonríe.

- ¿No será que lo que pretendes es huir de la fiesta? – Pregunta Kota divertido.

- En parte sí – sonrío al saberme descubierto – pero ya que Yuri estuvo tanto tiempo esperando por mí siento que es mi deber llevarlo hasta su habitación.

- No deberías tomarte tantas molestias – dice Hikaru.

- No es ninguna molestia, en verdad quiero hacerlo – digo sintiendo como el más pequeño se remueve un poco para acomodarse mejor.

- Entonces yo iré contigo – dice Hikaru con una sonrisa – he tenido un día muy movido y lo mejor será ir a descansar, además no quiero dejar a los niños solos ¿Vienes con nosotros Kota?

- No, yo volveré al salón, tengo asuntos pendientes que atender con algunos de los invitados.

- Está bien, entonces nos veremos mañana – dice Hikaru comenzando a caminar mientras bosteza.

- Yo me encargaré de excusarlo por si alguien pregunta por usted su majestad – dice Kota sonriente.

- Muchas gracias – sonrío agradecido – que pases una buena noche.

- Igualmente – dice haciendo una leve reverencia.

- Por cierto Kota, si ves a Daiki dile que ya es hora de ir a dormir.

- Con mucho gusto lo haré – sonríe – aunque si está con Kei seguramente él se encargará de eso.

- Es lo más probable – río un poco - él lo cuida muchísimo más de lo que yo lo he hecho.

- Supongo que es normal, sueles ser un poco descuidado para algunas cosas.

- Hago lo mejor que puedo – río apenado por su comentario.

- Y estás haciendo un gran trabajo - dice sonriente.

- ¿En verdad lo crees?

- Por supuesto – sonrío – serás algo torpe, infantil y dormilón, pero sin duda un magnífico rey.

- No sé si sentirme halagado por lo primero…

- Creo que es parte de tu encanto – ríe divertido – bueno, creo que ya es momento de volver, así que con su permiso me retiro.

- Adelante, nos vemos mañana – digo viendo como éste da una leve reverencia antes de volver al salón, mientras que yo comienzo a caminar con algo de prisa para tratar de alcanzar a Hikaru, quién me espera al pie de las escaleras.

- ¿Qué tanto hablabas con Kota? – Pregunta curioso.

- Nada importante – digo comenzando a subir las escaleras junto con él, llegando en cuestión de minutos a su habitación. 

Al estar frente a la puerta, Hikaru la abre con sigilo y cuidando de no hacer mucho ruido nos acercamos lentamente a la cama, encontrando a mi hermanito y al pequeño Ryutaro durmiendo cómodamente sobre ésta.

- Parecen unos angelitos – susurra Hikaru mientras levanta la sábana un poco, invitándome a que acueste al más pequeño ahí, lo cual hago con suma delicadeza, arropándolo finalmente con la sábana.

- Buenas noches – susurro acariciando suavemente su mejilla.

- Creo que tendré que dormir en el sofá – susurra Hikaru.

- ¿Por qué lo dices? La cama es lo suficientemente grande para que quepan los cuatro.

- Sí, pero la verdad es que Ryutaro se mueve mucho mientras duerme – dice al tiempo que vemos como éste pone su mano sobre la cara de Yuto.

- Entiendo – río tratando de no hacerlo tan fuerte para no despertar a los niños.

- Cuando se case con Kota lo va a tumbar de la cama – dice con malicia.

- Ay no seas malo – río divertido – bueno, iré a mi cuarto, espero puedas dormir bien.  

- Lo haré, no te preocupes – sonríe – ve a descansar su majestad, ha sido un día largo.

- Gracias – digo dando una última mirada a mi amigo y finalmente a los pequeños durmientes, yendo con una sonrisa a mi habitación.


*Kei* 

- Daiki, ya es tarde, tienes que ir a dormir – digo mientras veo al joven príncipe tomarse un segundo vaso con leche desde que llegamos a la cocina.

- Todavía no tengo sueño – dice mientras come un trozo de pan.

- Estas no son horas para que un príncipe como tú esté despierto – digo tratando de sonar serio – además - digo quitándole el pan que tiene en su diestra – no deberías comer tanto, vas a tener pesadillas.

- Pero tengo que comer muy bien si quiero medir dos metros – dice haciendo un adorable puchero.

- Me alegra escuchar que vayas en serio con tu objetivo, pero por favor hazme caso – digo un poco suplicante.

- Está bien – dice tomando el pan que anteriormente le había quitado, para terminar de comérselo – pero con una condición.

- ¿Qué condición? – Pregunto resignado y un tanto curioso por saber que pasa por su cabeza.

- Tienes que dormir conmigo – dice mientras me mira fijamente, haciéndome sentir un tanto nervioso – de seguro Yuto va a quedarse en la habitación del señor Hikaru junto con Ryu y Yuri y no quiero quedarme solo en la habitación.

- ¿Y por qué no te quedas con ellos?

- Porque Ryutaro se mueve mucho – ríe – la última vez que dormimos los cuatro juntos amanecí en el piso.

- Ese es un problema muy serio – digo sintiendo un poco de pena por Kota.

- Me quedaría con Yuya, pero no sé hasta qué hora se quedará en la fiesta, por favor acompáñame – dice suplicante.

- Está bien, me quedaré contigo – digo acariciando su cabeza, no puedo negarme ante esa carita.

- Muchas gracias Kei – dice dándome un fuerte abrazo, al cual correspondo con cariño.

Después de que Daiki terminara de comer, nos dirigimos rápidamente hacía su habitación, no sin antes hacer una pequeña parada por la mía para tomar mi ropa para dormir que consiste en un camisón color crema y algunos utensilios de limpieza.

- Daiki, ve a cambiarte primero – digo al entrar ambos al cuarto – y no olvides lavar tus dientes.

- Sí señor – dice animadamente, yendo hacía su closet y sacando uno de sus tantos camisones para dormir, el cual no alcanzo a ver su color por lo rápido que se dirige al cuarto de baño. Así que aprovechando su ausencia me cambio rápidamente, dejando mi ropa y mis zapatos sobre una silla – ya estoy listo – dice mostrando una gran sonrisa, como si quisiera mostrarme que hizo el deber de lavarse los dientes y luciendo un lindo camisón celeste.

- Bien hecho – digo acariciando sus cabellos – ve acostándote mientras termino – sonrío entrando ahora al cuarto de baño y al estar completamente listo voy hacia la cama, en donde me espera Daiki con una hermosa sonrisa.

Durante todo éste tiempo mi corazón no ha dejado de latir frenéticamente y tengo miedo de que termine saliendo de mi pecho en cualquier momento.

- Hace mucho tiempo que no dormíamos juntos – dice Daiki recostándose en la cama, con sus ojitos casi a punto de cerrarse, se estaba haciendo el fuerte – estoy muy feliz…

- Yo también lo estoy – digo acostándome a su lado – que descanses – digo dándole un dulce beso en la frente.

- Igualmente… - Sonríe ampliamente, acercándose un poco más para que yo lo abrace, así como lo hacía mucho tiempo atrás.


*Hikaru* 

Han pasado cinco días desde que se celebró el cumpleaños del Rey, cuya fiesta resultó siendo un rotundo éxito pese a que el festejado desapareciera a mitad de ésta, dejando a muchas doncellas devastadas por no haber alcanzado a bailar con él. Durante todo éste tiempo he tratado en lo posible de no acercarme tanto al príncipe Ryosuke, no sólo porque sintiera una mirada punzante sobre mí cada que nos encontrábamos en los pasillos, sino también por lo que en mi corazón comienza a florecer.

- Buenos días – doy un pequeño brinco al escuchar esa agradable voz detrás de mí.

- Bu… Buenos días príncipe – respondo nerviosamente sin apartar la mirada de las flores que estoy regando - ¿Cómo amaneció?

- Muy bien – dice mientras se acerca poniéndose a mi lado - ¿Y tú?

- Bien, gracias por preguntar ¿necesitas que te ayude en algo?

- No, sólo quería verte – sonríe.

- ¿Sólo eso? – Pregunto maldiciéndome internamente por decir algo que se podría mal interpretar.

- ¿Acaso quieres algo más? – Pregunta mirándome con curiosidad.

- No, no es eso – río nervioso.

- ¿Entonces? – Dice sin apartar su mirada de mí - ¿Por qué me has estado ignorando? ¿no te gusta estar conmigo? – Pregunta con cierta tristeza.

- Príncipe yo… Me siento muy halagado de su interés por mí, pero creo que deberíamos de tomar cierta distancia…

- ¿Por qué?

- Porque sé muy bien que no buscas sólo amistad de mi parte – digo viendo como su rostro se enrojece rápidamente.

- Yo… Esto…

- No tienes que decir nada – digo siguiendo con mi oficio de regar las plantas, es mejor dejar todo claro antes de que se ponga peor.

- ¿Y tú qué sientes? ¿Te desagrado?

- Por supuesto que no príncipe – río volviendo mi mirada hacía él - es sólo que si llegase a pasar algo entre los dos simplemente no podría ser – suspiro - además todavía eres muy joven y quizás estás confundiendo tus sentimientos…

- ¿Y si no fuera por eso me corresponderías? – Pregunta con sus ojos comenzando a inundarse de lágrimas.

- No llores por favor – digo acercándome a él para abrazarlo, notando que su caballero nos observa con desdén desde una de las ventanas del castillo.

- ¿Me hubieses correspondido? – Pregunta aferrándose a mí con todas sus fuerzas.

- Quizás… – Digo acariciando su espalda mientras lucho para poder respirar, sintiéndome culpable de su sufrimiento, pero considero que es lo mejor para ambos, no quiero que por mi culpa nuestro reino se vea en problemas.

- Por favor… - Dice entre sollozos – al menos… Permíteme que seamos amigos… Me iré dentro de dos días y quisiera salir a pasear contigo por el reino, como la primera vez.  

- Está bien, pero no llores más – digo apartándome un poco, contemplando su bello rostro lleno de lágrimas – mañana tengo algo de tiempo libre, si quieres podemos salir…

- Acepto salir contigo – dice rápidamente, apartándose por completo de mí para limpiar sus lágrimas, brindándome una linda sonrisa, pero sé que por dentro no está del todo conforme.

 
*Ryosuke* 

- Joven príncipe ¿Qué sucedió en el jardín? – Pregunta el señor Kenichi al verme entrar a la habitación.

- ¿Me estabas observando? – Pregunto un poco molesto, no me gusta que se metan en mis asuntos.

- Por supuesto, estoy a cargo de su seguridad y si algo llegase a pasarle sería problemático.

- No te preocupes tanto por mí, no soy un niño, sé cuidarme solo – digo sentándome al borde de la cama, dando un profundo suspiro.

- Seas un niño o no  príncipe, mi deber es protegerlo – suspira - ¿Qué tanto hablabas con el joven Hikaru? ¿Estabas llorando? – Pregunta quizás al ver mis ojos enrojecidos.

- No es eso, es que se me había metido un mugre al ojo y el señor Hikaru me estaba ayudando con éste – digo tratando de que suene creíble – y estábamos hablando de salir mañana a dar un paseo por el reino.

- ¿Seguro que sólo eso?

- Sí, no pasó nada más – digo desviando un poco la mirada – señor Kenichi ¿podrías dejarme solo? Quisiera dormir un poco.

- Por supuesto príncipe – sonríe - ¿desea algo más?

- No, nada más – sonrío de vuelta.

- Entonces, con su permiso me retiro – dice haciendo una reverencia antes de salir de mi habitación, tumbándome completamente sobre mi cama, dispuesto a llorar todo lo que pueda hasta que llegue la hora del almuerzo. Pero a pesar de su rechazo una parte de mí no quiere rendirse ¿debería de hacerle caso?

A la mañana siguiente, después de desayunar Hikaru y yo nos encontramos en la salida del castillo, en dónde ya se encontraba un carruaje esperándonos, pero grande fue mi sorpresa al saber que el señor Kenichi nos acompañaría y ni modo de decirle que no lo hiciera, él sólo está cumpliendo con su trabajo.

Pasamos el resto de la mañana y toda la tarde juntos, yendo por varias tiendas, en las cuales aproveché para comprarle varios recuerdos a mi hermana, a ella le gustan mucho los osos y encontré muchos objetos relacionados a estos que sé que le gustarán.

- Muchas gracias por acompañarme el día de hoy señor Hikaru – digo al llegar al castillo, siendo ayudado por éste a bajar del carruaje.

- Fue un gusto acompañarlo – dice con una sonrisa – iré a ver cómo está Yuri, tengo miedo de que esté sepultado por una montaña de papeles por culpa del rey.

- No lo creo – río divertido – por cierto, entrégale esto a Yuri – digo dándole una bolsa adornada con un lindo moño rojo.

- No te hubieras molestado – dice tomando el obsequio entre sus manos.

- No es molestia – sonrío – Yuri es un niño encantador y se ha portado muy bien conmigo, es sólo mi manera de agradecerle.

- Se lo entregaré de inmediato – dice sonriente – nos vemos luego – dice haciendo una leve reverencia para continuar su camino hacía el despacho del rey.

Y finalmente ha llegado el día, el día en el que volveré a mi reino y Dios sabe cuándo volveré a éste. Mi estadía fue sin duda muy agradable, forjé una linda amistad con el príncipe Daiki, jugué varias veces con el príncipe Yuto y los pequeños Yuri y Ryutaro, son todos tan encantadores y me llevaré muy lindos recuerdos con ellos.

- Voy a extrañarlos mucho – digo mientras nos abrazamos los cinco.

- Nosotros también – dicen todos al unísono.

- ¿Cuándo volverás? – Pregunta Daiki.

- No lo sé, como príncipe tengo también muchas obligaciones que cumplir, pero espero que pueda ser pronto.

- Fue un gusto tenerte en nuestro castillo príncipe, vuelve cuando quieras.

- Lo haré – sonrío - muchas gracias su majestad por su toda su amabilidad.

- Que tengas un buen viaje – sonríe – espero poder visitarlos pronto a su castillo nuevamente.

- Eres más que bienvenido y los demás también – digo refiriéndome a todos, pero mi mirada se centra en Hikaru.

- Príncipe, ya tenemos que irnos, nos espera un largo viaje – dice el señor Kenichi después de meter todo el equipaje al carruaje.

- Ya voy – digo volviendo mi mirada a Hikaru, dándole un corto pero muy fuerte abrazo – hasta pronto.

- Hasta pronto príncipe – dice haciendo una leve reverencia. Despidiéndome finalmente de todos los presentes, inclusive del señor Kei que todavía me mira con desagrado.

Subo al carruaje seguido por mis dos acompañantes y dando una última mirada a esas agradables personas, me despido de aquel hermoso reino que me acogió y aunque fui rechazado por mi primer amor, en mi corazón todavía albergo la esperanza de que lo nuestro pueda funcionar. 


CONTINUARÁ...

(SE VIENE EL TIME SKIP!!!!)