13/9/15

Father's Love

Hola Hola :D
Por fin pude terminar este capi XD he estado con tantas cosas en la cabeza que se me hacía difícil escribir, pero aquí está :D como siempre este serial es dedicado a mi querida Mari <3
Espero que les guste y muchas gracias por sus comentarios...
Me siento muy emocionada por lo que vendrá en este fic *o*



Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 12

*Yuri*

No hay nada más triste que vivir en la misma casa con el chico que me gusta y no poder acercarme demasiado a él, ya que tengo un escolta las veinticuatro horas del día ¿Es qué mi hermanito no tiene una cosa mejor que hacer? Siempre tratando de controlar mi vida, debería él ocuparse de la suya o más bien conseguirse un novio que de verdad falta le hace.

- Ya vámonos Yuri que llegaremos tarde – dice Ryutaro con su tan natural tono molesto saliendo de nuestro cuarto.

- En seguida voy – digo terminando de sujetarme los zapatos y tomando mi mochila para luego salir de la habitación encontrándome con Yuya.

- Buenos días Yuri – dice brindándome una cálida sonrisa, es tan guapo.

- Buenos días – respondo con un leve sonrojo en mis mejillas.

- ¿Vas a la escuela o vas a una cita?

- A la escuela ¿por qué lo preguntas? – Sonrío nervioso.

- Es que te ves muy hermoso el día de hoy – dice acercándose un poco más a mí, posando una de sus manos en mi mejilla acariciándola con delicadeza, me siento tan feliz.

- ¡YURI! ¡VÁMONOS! – Dice Ryutaro tomándome del brazo llevándome casi a rastras hacía la salida ¿por qué tenía que llegar en un momento tan bonito?

- ¡Ryu suéltame! – Exclamo molesto al salir de casa, soltándome de su agarre.

- Yo no quiero llegar tarde a la escuela por tu culpa – dice sin voltear a mirarme.

- Entonces ve solo, no tienes por qué esperarme.

- ¿Y dejarte solo con él? Nunca.

- Eres un tonto – digo sacando un poco mi lengua, me molesta tanto, pero aun así es divertido verlo enojado y en cuanto a Yuya hallaré una manera de estar a solas con él.


*Yuya*

- Ese Ryutaro me saca de mis casillas – digo dándole un fuerte golpe a la pared, cosa de la que me arrepiento ya que casi me fracturo la mano.

- No te desquites con la pared que no tiene la culpa de tu desgracia – dice Kota divertido.

- Pero es que Yuri me gusta mucho y es frustrante no poder acercarme como quiero a él y todo por culpa de su hermanito.

- Se me hace muy divertido verte así de desesperado.

- Pues para mí no es divertido.

- Está bien, está bien, veré que puedo hacer para que tú y Yuri puedan estar a solas, pero tranquilízate.

- ¿Lo dices en serio? – Digo ilusionado.

- Claro, en cuanto haya una oportunidad no la desaprovecharemos, pero tienes que comportarte y esperar.

- Gracias hermano – lo abrazo fuertemente.


*Yuto*

Suspiro profundamente frente al portón del nuevo Instituto en el cuál hoy comenzaré mis clases, en verdad que la noticia del divorcio de mis padres no me tomó por sorpresa, pero muy en el fondo de mi hubiese querido tener una mejor relación con mi Madre, pero eso ya no podría ser, al menos por ahora.

- Muy bien, es hora de comenzar de nuevo – digo cruzando finalmente aquel portón, mirando todo a mi alrededor.

- ¡YURI! ¡DEVUÉLVEME MI MOCHILA! – Me volteo al escuchar aquel grito, sintiendo como algo choca conmigo y me tira de inmediato al suelo.

- Lo siento ¿estás bien? – Pregunta el chico que se encuentra encima de mí que de un momento a otro empieza a sonrojarse.

- Ryutaro ten más cuidado cuando corres.

- Pues no estaría corriendo si no me hubieras quitado la mochila – dice molesto.

- Chicos, si quieren discutir háganlo pero por favor déjenme ponerme de pie.

- Perdón – se levanta el chico que está sobre mí y también me ayuda a levantarme.

- Gracias, ahora si discutan todo lo que quieran – digo siguiendo con mi camino, pero de repente siento que sostienen mi brazo - ¿ahora qué pasa?

- Lo siento pero… ¿No nos hemos visto antes? – Pregunta el más bajito de los tres - Yuto, tú eres Yuto ¿verdad?

- Sí, ese es mi nombre ¿pero cómo lo sabes? – Pregunto confundido.

- ¿Acaso no te acuerdas de nosotros? - Dice con algo de tristeza.

- Espera un momento, creo que si – los miro detenidamente, recordando los nombres que anteriormente había escuchado, Yuri y Ryutaro – ¿ustedes son los hermanos Yasuda? – Pregunto sorprendido - no sé cómo no me di cuenta – digo abrazando a Yuri fuertemente.

- Es una gran sorpresa verte de nuevo, has cambiado tanto – dice Yuri correspondiendo a mi abrazo.

- Lo mismo digo, no pensé que fuera a encontrarme con ustedes ¿desde hace cuánto no nos veíamos?

- Desde que terminamos la primaría, después de eso tu y yo nos fuimos a distintas secundarias y pues no nos vimos más – dice Yuri alegremente, en cambio Ryutaro no decía nada, se había quedado estático.

- ¿Sucede algo Ryu? ¿No te alegra ver a Yuto? – Pregunta Yuri a su hermano.

- Estoy muy feliz, es que estoy muy sorprendido – dice tímidamente.

- Ryu-chan a diferencia de ti ha crecido mucho ¿no crees? – Digo con una risa burlona, haciendo que Yuri hiciera uno de sus afamados pucheros.

- Apenas nos volvemos a encontrar y ya te burlas de mí – dice tratando de sonar molesto, pero eso sin duda lo hace ver más adorable, pero nuestro encuentro fue interrumpido por el sonido de la campana del colegio – ya van a comenzar las clases, espero que te toque en el salón en donde estoy, si no es así nos encontramos en la cafetería – dice para después tomar la mano de su hermano e irse junto con él, así que mientras veo como se alejan, comienzo a caminar nuevamente hacía la sala de maestros.


*Maruyama Ryuhei*

- Buenos días Maru- sensei – volteo a ver al chico que siempre me saluda con mucho entusiasmo y siendo también abrazado por él, aunque no entiendo mucho el por qué se porta así conmigo, ya que no veo que sea así con otros maestros.

- Buenos días Yokoyama-kun – digo alegremente.

- Llámame Keito – dice con una sonrisa.

- No creo que eso sea muy conveniente.

- Por favor, aunque sea hazlo cuando estemos solos, así como ahora – dice mirándome de una manera muy tierna, es un chico tan adorable.

- Está bien, pero no creo que la gente vea con buenos ojos que un alumno y su maestro se tengan esas confiancitas, hasta yo pienso que es raro.

- Creo que tienes razón, pero es que no puedo evitarlo, siento que eres como un Padre para mí, a pesar de que apenas llevamos unos meses de conocernos.

- Entonces ¿soy como un Padre para ti? – Pregunto entre confundido y entusiasmado.

- Así es, aunque bueno, mi relación con mi verdadero Padre es muy buena, así que tú eres como mi segundo Papá, en verdad no creas que es por otra cosa – dice apenado.

- Muy bien, eso me tranquiliza más, tú también eres como un hijo para mí, de seguro y te llevarías muy bien con mi hijo Daiki.

- ¿Tienes un hijo?

- Claro que sí, él es un poco mayor que tú y ya está en la Universidad.

- Espero conocerlo algún día – dice alegremente.

- Seguro que sí – sonrío – iré a mi oficina, tu ve a tu salón que ya hace rato sonó la campana.

- ¡Cierto! Nos vemos más tarde Maru-sensei – dice para después comenzar a correr.

- Hasta luego Yoko… Digo, Keito-kun.

- Tú debes ser Maruyama-san.

- Si, ese soy yo.

- Es un gusto por fin conocerte – dice tomando mi mano animadamente y agitándola en modo de saludo – Yo soy Aiba Masaki y soy el Maestro de Biología.

- Mucho gusto – digo sonriente.

- He oído hablar mucho de ti, así que me sentía muy ansioso por conocerte ya que cuando llegaste yo estaba en vacaciones.

- Ya veo, espero que podamos ser buenos compañeros.

- Yo también lo espero – dice sonriente – veo que estás ocupado así que nos veremos en otra ocasión – dice haciendo una reverencia y seguir con su camino, pero que persona tan extraña.


*Hikaru*

Estúpido Yokoyama-kun, no puedo dejar de sentirme enojado de verlo tan cariñoso con Maruyama-sensei ¿Pero qué quiere de mí? ¿Y por qué me molesta tanto? A mí me gustan las mujeres, LAS MUJERES así que no tiene caso el pensar en un niño idiota como él.

- Buenos días Murakami-kun – dice el idiota alegremente.

- ¿Qué tienen de buenos? – digo molesto, de tan solo pensar en eso me da coraje.

- ¿Por qué te portas así conmigo? Si yo siempre me he portado muy bien – dice con algo de inocencia, haciéndome sentir nervioso.

- Eres molesto – digo para después comenzar a correr de ahí y no me importa si luego tengo un castigo de mil años por parte de mi Padre, pero tengo que huir de aquí, al menos por lo que queda del día.

Aprovecho el descuido del vigilante para trepar con gran agilidad el portón principal, corriendo lo más rápido que pueden mis piernas al salir por fin de ahí, llegando hasta un centro comercial que queda cerca del Instituto, siendo observado por todos los que pasan por mi lado, de seguro pensarán que soy un delincuente ya que llevo el uniforme puesto. Me siento en uno de los banquitos que hay en todo el lugar, mirando a cada persona que pasa al frente de mí, esas hermosas chicas con sus minifaldas y algunas con unos escotes bastante llamativos, pero no siento nada, no me producen esas mismas sensaciones que me provoca él.


*Ryutaro*

No puedo describir muy bien lo que ahora siento en estos momentos, pero mi corazón no ha dejado de latir desde el momento en que caí encima de Yuto, él había sido compañero de mi hermano en la primaria y desde entonces siempre lo he admirado, pero al salir ellos de ésta, yo me quedé solo y nunca más volvimos a saber de él.

- Ryutaro, gracias por esperarnos - dice mi hermano, quién lleva a Yuto sujetado de la mano, me da tanta envidia que mi hermano sea tan abierto con los demás.

- ¿Cómo encontraste a Yuto tan rápido?

- Pues no lo creerás pero casualmente Yuto estudiará en la misma clase que yo, como en los viejos tiempos – dice alegremente.

- Que bien – digo con algo de emoción.

- Esto me produce tanta nostalgia – dice Yuto con alegría, pero a pesar de verlo con ese semblante, sé que algo malo le pasa, lo puedo ver en su mirada - ¿Y qué han hecho en todo este tiempo? – Pregunta con mucho interés.

- Pues nuestra Madre murió hace cinco años – digo con tristeza, en verdad que la extraño mucho.

- Lo siento mucho.

- Ha sido muy duro para nosotros, pero hace poco nuestro Padre volvió a casarse y vieras los hermosos hermanastros que tenemos – dice Yuri con emoción.

- Y yo que pensaba que Yuri había dejado de ser tan coqueto – dice Yuto burlonamente.

- No ve la hora de tirársele encima a uno de ellos – digo molesto – por eso por ningún motivo dejo que se quede solo con alguno de ellos.

- Yo solo quiero estar encima de mi Yuyan, yo solo tengo ojos para él.

- ¿Yuyan? ¿Desde cuándo lo llamas así?

- Ya, tranquilos chicos – dice Yuto tratando de calmar la situación - ¿Y cómo les va con su Madrastra?

- ¿Madrastra? Padrastro más bien – digo viendo la expresión sorprendida de Yuto.

- Que vueltas que da la vida – dice sin salir todavía de su asombro.

- Pues con Okura-san nos llevamos muy bien, se aman mucho – dice Yuri y pues es verdad ellos en verdad se adoran – Ya basta de hablar de nosotros ¿qué has hecho tú en todo este tiempo?

- Pues mis Padres se divorciarán y pues me vine a estudiar a este Instituto.

- ¿Y el chico que siempre estaba contigo? ¿Ryosuke se llamaba? – Pregunta mi hermano y noto como la expresión de Yuto cambia a una de tristeza.

- En verdad que no quiero hablar de eso.

- Está bien – dice mi hermano sacando su almuerzo – comamos rápido antes de que suene la campana, vamos a olvidar nuestras tristezas con comida.

- Si eso fuera tan fácil – digo empezando a comer, seguido por los demás.


*Uchi Hiroki*

- Hikaru-kun ¿no deberías de estar estudiando? – Pregunto al ver al hijo de Murakami-kun en el centro comercial.

- Si, debería…

- ¿Tienes algún problema? – Pregunto al mismo tiempo que me siento a su lado, apoyando una de mis manos en su hombro – sé que no hablamos mucho pero si tienes algún problema puedes contármelo.

- En verdad que no es nada.

- No se lo diré a nadie, ni siquiera a tu Papá, verás que te sentirás muy bien al soltar todo eso que llevas por dentro.

- ¿En verdad no se lo dirás a nadie?

- Te lo prometo, si quieres vayamos por unas malteadas y hablamos más cómodos – digo tomando su brazo llegando hasta una de mis cafeterías favoritas, pedimos nuestra orden y Hikaru-kun comenzó a contarme sobre un chico de la escuela que le pone los pelos de punta - ¿Y no será que te gusta ese chico?

- ¡Claro que no! – Exclama totalmente sonrojado y pues yo creo que si le gusta.

- Bueno, digamos que no te gusta ¿has hecho algo al respecto?

- No, cada vez que se me acerca salgo corriendo.

- Creo que lo mejor sería que lo enfrentes, si sigues huyendo no solucionarás nada.

- Pero no sé cómo hacerlo.

- Solo espera en un momento en el que ambos estén solos, habla con él y dile todo eso que te molesta.

- ¿Crees que funcionará?

- Quizás no, pero al menos inténtalo.

- Lo haré, muchas gracias Uchi-san.

- No es nada Hikaru-kun, cuando necesites hablar con alguien ya sabes que puedes contar conmigo.

- Uchi-san ¿puedo pedirte un favor?

- Sí, claro.

- ¿Puedo quedarme contigo hasta que llegue mi Papá?

- Por supuesto, yo hablaré con él para que no te castigue.

Salimos de la cafetería y fuimos juntos de compras, almorzamos juntos y luego fuimos a mi apartamento en donde nos quedamos el resto de la tarde viendo televisión.

- ¡HIKARU!

- Ya llegó – dice Hikaru con algo de temor, salimos del apartamento encontrándonos con la expresión furiosa de Murakami-kun y a pesar de estar enojado se ve muy guapo.

- ¿Sabes lo preocupado que he estado? Te escapas del colegio y ni siquiera respondes mis llamadas ¿pero qué demonios te está pasando? – Dice enojado y preocupado y siento como Hikaru se esconde detrás de mí abrazando mis piernas, eso es muy adorable.

- Murakami-kun, tranquilízate, encontré a Hikaru-kun en el centro comercial y ha estado conmigo todo este tiempo.

- ¿Y por qué no me llamaste?

- Porque no tengo tu número, lo siento.

- Ah, cierto – dice para luego suspirar profundamente – Hikaru entra y espérame en la sala, tenemos que hablar muy seriamente – Hikaru velozmente se apartó de mí y entró como alma que lleva el diablo al apartamento.

- Murakami-kun por favor no lo castigues.

- Eso es lo menos que se merece, le voy a prohibir hasta respirar.

- Por favor, él no lo hizo con mala intención, perdónale por esta vez, estoy seguro de que no lo hará otra vez – digo con voz dulce, tratando así de ablandarlo un poco y creo que está funcionando.

- Bueno, lo haré porque tú me lo pides, pero si vuelve a hacer algo igual no se lo perdonaré.

- Gracias Murakami-kun – digo abrazándolo fuertemente, siendo correspondido.

CONTINUARÁ...