30/11/22

COMPASS ROSE - Capítulo 13

 Hola Hola!!!!

¿Cómo están todos? Espero que muy bien y de no ser así les mando un super fuerte abrazo de oso y las mejores vibras, espero que éste nuevo capítulo les saque muchas sonrisas. 

El mes de noviembre ha sido tremendo, todavía mi cabeza no puede procesar la noticia de King & Prince, se especulan muchísimas cosas pero quizás nunca lleguemos a saber la verdad de lo que está pasando, de todos modos como fans lo mejor que se puede hacer es apoyar a cada uno de los chicos en sus actividades de ahora en adelante, un abrazo fuerte a todas las Tiara. 

Por otro lado estoy demasiado contenta por el regreso del Señor Hikaru a JUMP!!!!
Inclusive me desperté ese domingo a las 6 a.m. para ver el Live por Instagram, estaba tan hermoso como el día en el que se fue, en verdad que fue algo que me hizo muy feliz, ver a los 8 juntos de nuevo es maravilloso, estoy segura que los demás miembros cuidarán de él. 

Muchas gracias siempre por sus hermosos comentarios, no saben lo mucho que me encanta leerlos!!!
Espero disfruten de la lectura y nos leemos nuevamente a finales de diciembre, espero traerles una sorpresa para navidad, aunque no creo que vaya a ser con esa temática X'D 



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan



Capítulo 13

*Yuya*

- No quiero ir… - Digo con pereza mientras me aferro fuertemente a la sábana de mi cama.

- Su majestad ¡No eres un niño! – Exclama Kei con suplica y algo de molestia.   

- Cinco minutos más…

- ¡Eso me dijiste hace exactamente cinco minutos! – Dice mientras tira de una de mis piernas sin éxito alguno.

- Está bien… - Digo por fin con resignación, levantándome con desgano.

- Por fin… - Suspira aliviado - ¿Deseas que le pida a alguna de las empleadas que te ayude a vestir?

- No, puedo hacerlo solo – digo yendo hacía el armario, buscando el traje púrpura que habían mandado a hacer para ésta ocasión, el cual se siente un poco pesado por los múltiples bordados que lo adornan, haciéndome sentir un poco angustiado de que la capa que hará conjunto con éste será el doble de pesada. 

- ¿En serio no quieres ayuda?

- Creo que con la tuya será suficiente.

- La señora Hitomi ha hecho un gran trabajo en escoger su atuendo para éste día – dice Kei con una enorme sonrisa.

- Creo que cada vez exagera un poco más, no necesito todo esto… - Suspiro – pero imagino que a ella le hace mucha ilusión.

- Ni que lo digas, escuché que ella misma escogió los hilos – sonríe – estará ansiosa de verte con él puesto.

- De seguro que sí – suspiro nuevamente comenzando a desvestirme, poniéndome rápidamente el traje, siendo Kei quién me ayuda a poner la capa con mucho esfuerzo.

- Aunque recuérdame decirle a la señora Hitomi que trate de que los trajes sean más ligeros la próxima vez.

- Por favor – río divertido – terminaré tremendamente agotado ésta noche.

- De ser así te permitiré dormir hasta medio día mañana.

- Eso estaría muy bien – digo agradecido - ¿Me ayudas con el cabello?

- Claro, con mucho gusto – dice, invitando a que tome asiento frente al tocador, comenzando a peinar mi cabello con cuidado - por cierto Yuya – suspira - ¿puedo preguntarte algo?

- Sí, dime.

- ¿No has pensado en casarte? – Pregunta con curiosidad.

- ¿Sigues molesto por lo del príncipe de Ichigoland?

- Sólo un poco – dice cambiando por unos segundos su semblante a uno más serio – pero no me refiero a eso, quiero saber si en un futuro piensas hacerlo.

- No estoy seguro… - Digo con un poco de desánimo.

- ¿Por qué no? Eres muy apuesto y no dudo que haya personas que deseen casarse contigo.

- Pero tú me rechazaste – digo tratando de sonar serio.

- Te rechacé porque estaba casado con Kota, mientras que Hikaru y tú eran nuestros hijos – dice fingiendo molestia, riendo ambos al recordar aquella vez que jugábamos a ser una familia y el rol de cada uno se definió con un papel dentro de una caja.

- Perdón, mi yo de cinco años no entendía muy bien el juego.

- Sólo a Hikaru se le ocurrían esas cosas – dice sonriente - ¿Recuerdas lo molesto que estaba por no sacar el papel de la esposa?

- Sí, creo que nunca lo he visto tan enojado como aquella vez, después de ese día jamás volvimos a jugar a la familia.

- Es verdad, fue la primera y la última vez – sonríe – ¿en serio no piensas casarte? – Pregunta volviendo al tema inicial.

- Realmente no se trata de que no quiera hacerlo – suspiro – de momento el cargo de rey me tiene muy ocupado, todavía hay cosas que debo aprender sobre el reino y trato de hacer lo mejor posible todos los días, no tengo cabeza para otra cosa.

- Entiendo, te convertiste en rey tan de repente que no tuviste otra opción que aceptar todo lo que venía con ello – suspira - pero trata de divertirte hoy en el baile, quizás conozcas a alguien interesante que te haga pensar en casarte de inmediato.

- No creo que suceda, pero lo intentaré – sonrío – tú también deberías de intentarlo, hace mucho que no sales con alguien.

- Quizás debería hacerlo – dice con una leve sonrisa, terminando por fin de peinarme – bien, ya has quedado listo.

- Muchas gracias Kei.

- No es nada – sonríe – si en algún momento te llegas a sentir angustiado por tus obligaciones como rey recuerda que Kota, Hikaru y yo estaremos ahí para ayudarte.

- Y el pequeño Yuri también – digo sonriente.

- Ese es el más importante – dice con una enorme sonrisa – no te olvides de los príncipes.

- No lo olvidaré – sonrío - te lo agradezco mucho – digo levantándome de la silla, para verme por última vez en el espejo, asegurándome de que todo esté en perfecto estado.

- Todavía falta algo - dice yendo hacia el tocador, abriendo el cofre en donde se encuentra la corona.

- Ya se me estaba olvidando – digo inclinándome un poco para que sea más fácil para Kei acomodarla en mi cabeza.

- Ahora si pareces un Rey – dice mirándome con orgullo - creo que ya es hora de ir bajando al salón – dice sonriente – iré a ver si los príncipes ya están listos para bajar juntos.

- Los esperaré en el pasillo cerca a las escaleras.

- Está bien, nos vemos luego – dice haciendo una reverencia antes de salir de mi habitación. Volviendo a mirarme en el espejo, creo que mañana amaneceré adolorido.

 
*Kei*

- ¿En qué momento comencé a sentir esto por Daiki? – Susurro mientras camino hacía la habitación de los príncipes, sintiendo mi corazón acelerarse a cada paso que me acerco a ésta. Pensando en el momento exacto en el que mis sentimientos por el joven príncipe cambiaron por completo.

 

- Soy tan patético… - Dije entre sollozos mientras me hacía bolita debajo de uno de los árboles del fondo del jardín, mi novia, o más bien exnovia había terminado conmigo y no podía sentirme más que devastado por eso. Así que en vez de llorar en mi habitación vine a éste lugar, seguro de que nadie me vería en una situación tan penosa como ésta.

- Kei ¿eres tú? – Preguntó una voz infantil muy cerca de mí ¡Adiós a mi escondite perfecto!

- Da… Daiki… - Murmuré todavía con mis lágrimas cayendo por mi rostro.

- ¿Por qué estás llorando? ¿Te caíste? ¿Te duele algo? – Preguntó con preocupación - ¿Puedo ayudarte en algo? No me gusta verte así – dijo con pena en su rostro, notando al instante sus ojos llorosos.

- ¡Por favor no llores! – Exclamé llevando mis manos hacía su rostro, limpiando las traviesas lágrimas que habían logrado escapar – No tienes que llorar por mí, estoy bien, en serio.

- Pero sigues llorando… - Dijo con tristeza, al mismo tiempo que extendía sus pequeños brazos, rodeándome lo más que podía en un abrazo, el cual acepté con anhelo, volviendo a llorar como un niño pequeño, siendo acompañado por el príncipe Daiki que lloraba con la misma intensidad.

Lloramos hasta quedar profundamente dormidos debajo de aquel árbol y al despertar me di cuenta de que el cielo comenzaba tornarse de un precioso color naranja.

- Ya está atardeciendo – dije en un susurro, sosteniendo entre mis brazos el pequeño cuerpo de Daiki – sigue dormido… - Susurré mientras me movía un poco para acomodarme mejor, cuidando de no despertar al pequeño durmiente, pero no funcionó…

- ¿Kei? – Preguntó alzando su rostro todavía somnoliento para mirarme, haciendo que me sonroje por la cercanía y por lo precioso que se veía.

- ¿Sí? – Dije desviando la mirada.

- ¿Ya te encuentras mejor?

- Sí, creo que sí…

- Me alegro mucho – sonrió tiernamente ¿su sonrisa siempre había sido tan linda?

- Es gracias a ti – dije acariciando sus cabellos, realmente agradecido por su compañía, de cierto modo no me sentía avergonzado de haberme mostrado en ese estado tan lamentable ante él – creo que es hora de que volvamos al castillo, deben estar preocupados por ti.

- Sí – dijo mientras se apartaba y nos poníamos de pie.

- Por cierto ¿Cómo llegaste hasta aquí? - Pregunté curioso, pensaba que estaba lo suficientemente apartado para que nadie me encontrara.

- Estaba buscando insectos para mostrárselos a Yuto, pero de repente escuché unos ruidos extraños y en un principio pensé que se trataba de algún espíritu – dijo apenado – pero vi que eras tú así que por eso me acerqué, me preocupé mucho.

- Ya veo – sonreí con ternura – muchas gracias, tu compañía me ha hecho mucho bien – dije mientras tomaba su mano y comenzábamos a caminar juntos de vuelta al castillo.

- Escuchar eso me hace muy feliz – sonrió ampliamente – siempre que te sientas triste no dudes en buscarme.

- Lo tendré en cuenta – sonreí – lo mismo va para ti, cuando necesites consuelo estaré ahí para ti – dije viendo como el más pequeño asentía alegremente.

 

- Fue a partir de ese día que comenzamos a ser más cercanos y por ende estos sentimientos comenzaron a… - Susurro ya al frente de la puerta de la habitación de los príncipes, listo para tocarla…

- ¡Señor Kei! – Exclama Daiki al abrir la puerta estrepitosamente, abalanzándose sobre mí, cayendo ambos al suelo.

- ¡Príncipe por favor! – Exclama una de las empleadas – ¿No le da pena estar desnudo sobre el señor Kei?

- ¿Eh? ¿Desnudo? – Digo sintiendo mi rostro enrojecer al ver que es verdad.

- A mí no me importa que el señor Kei me mire desnudo – dice sonriéndome dulcemente, acto que hace que mi rostro arda más de lo que ya está, apartándome rápidamente de su lado.

- Daiki… - Digo tratando de mantener la compostura, sintiéndome aliviado de ver que la empleada lo ha cubierto con una sábana - ¿por qué no estás listo? Ya dentro de poco comienza la celebración.

- ¡No quiero!

- ¿Por qué no quieres ir? Es el cumpleaños de tu hermano mayor.

- No es eso – dice haciendo un adorable puchero - es que el traje que me quieren poner es muy feo.

- ¿Feo? – Pregunto desconcertado.

- ¡Sí! ¡Es horrendo!

- Eso no es verdad joven príncipe – dice la chica angustiada – es un traje muy bonito – dice mostrándome el dichoso traje, el cual veo de lo más normal - ¿Y por qué no te gusta? Yo lo veo muy lindo.

- Porque me hace ver como un niño – dice cruzándose de brazos, haciéndome reír por lo dicho - ¿Por qué te ríes?

- Lo siento príncipe – sonrío - pero es que todavía eres un niño.

- ¡Eso no es cierto! – Exclama molesto.

- Yo pienso que te verías muy lindo con él puesto – digo tratando de persuadirlo.

- Pero...

- ¿Acaso no quieres estar junto con tu hermano en la fiesta? Él se pondría muy triste de que no estuvieras presente.

- Tienes razón, no sería justo para él – dice con tristeza.

- Yo pienso que cualquier ropa que te pongas te hará lucir precioso, así que no debes preocuparte por eso.

- ¿Lo dices en serio? – Pregunta un poco más calmado y con sus mejillas levemente sonrojadas.

- Claro que sí, serás el más lindo del baile – digo totalmente convencido de que así será, porque a mis ojos él es lo más hermoso.

- ¡Iré a ponérmelo! – Exclama con entusiasmo - ¡ya vengo! - Dice mientras se levanta rápidamente, tomando de las manos de la empleada aquel traje y entrando nuevamente a la habitación.

- Menos mal llegaste Señor Kei, no sabía que más hacer – dice la empleada aliviada.

- El príncipe Daiki suele ser muy caprichoso en ocasiones, pero es cuestión de saber hablar con él.

- Ojalá fuera tan sencillo como lo dices – suspira – no puedo creer que haya sido más fácil vestir al príncipe Yuto.

- Daiki está creciendo, quizás y se vuelva más berrinchudo de lo que es.

- Por favor no diga eso – dice temerosa.

- Tranquila, sólo tenle algo de paciencia, en verdad que es un buen chico.

- ¡Listo! – Exclama saliendo de la habitación perfectamente vestido, el traje es de un color naranja, parecido al de aquella tarde en la que me acompañó en mi tristeza.

- Te ves hermoso… - Digo totalmente anonadado por su belleza.  

- Viéndolo mejor, creo que no me hace ver tan infantil – dice apenado – en verdad siento mucho el causarte tantos problemas – dice refiriéndose a la empleada.

- No tienes de que disculparte joven príncipe, te ves encantador – dice ella sonriente.

- Bueno, es mejor que vayamos ya con el rey, debe estarnos esperando ¿Dónde está el príncipe Yuto?

- Se ha quedado dormido mientras intentaba vestir al príncipe Daiki, ya voy a despertarlo – dice la empleada yendo por el más pequeño.

- ¿Yuto cómo puede dormir con tanto escándalo?

- Eso mismo quisiera saber yo – sonríe – siento lo de hace algunos momentos, a veces me molesta que me traten como a un niño.

- Pero si todavía…

- Ya lo sé - dice jugando un poco con su cabello – pero me gustaría que al menos tú…

- ¡Vamos a la fiesta! – Exclama el príncipe Yuto con entusiasmo al salir de la habitación.

- Muy bien, vayamos rápidamente con el rey, ya lo hemos hecho esperar mucho – digo tomando a ambos niños de la mano, sintiendo cierta calidez en la del más grande.

CONTINUARÁ...