Hola Hola!!!!
Aquí les traigo el nuevo capítulo!!!!
Espero les guste y muchas gracias por sus lindos comentarios y amor a ésta historia.
Y como siempre éste capítulo va dedicado a Yojhannah Tomatito.
Nos leemos a finales de marzo!!!!
(Perdón por lo corto, pero no había tiempo X'D)
Capítulo
19
*Yuri*
-
Está bien… Lo haré… – Digo mirando a los ojos a mi hermano, aunque no del todo
convencido – pero con una condición.
-
La que quieras – dice mirándome con atención.
-
No quiero que le hagan daño – digo con mi voz a punto de quebrarse.
-
Yuri, creo que eso es imposible…
-
¡Por favor! – Exclamo suplicante, levantándome del sillón – al menos permíteme hablar
con él, necesito hacerlo…
-
Yuri… - Suspira – está bien, pero si él se resiste no tendremos otra opción que
atacar – dice seriamente.
-
Entendido… – Respondo bajando un poco la mirada.
-
Sé muy bien cómo te sientes, pero también sé que eres más fuerte que nadie –
dice dándome un fuerte abrazo – pase lo que pase, tienes que seguir adelante ¿de
acuerdo?
-
Sí, hermano – respondo, secando las lágrimas que han logrado salir de mis ojos,
tengo que ser fuerte, aunque ésta situación me está hiriendo por dentro.
*Daiki*
Acaricio
suavemente los cabellos de mi hermanito, apartándome de él para escucharlo atentamente,
anotando en una libreta la localización del escondite. Tratando al mismo tiempo
de mantener la calma, rezando internamente porque Ryutaro esté bien y que no
haya sido víctima de aquellos monstruos.
-
Muy bien – suspiro aliviado al por fin haber conseguido que Yuri cediera,
arrancando la hoja de la libreta - necesito que alguien vaya por Ryosuke y
Keito.
-
¡Yo puedo ir señor! – Exclama enérgicamente Marius Yo, uno de los aprendices
más jóvenes que tenemos y quién se había quedado con nosotros.
-
Gracias Marius – digo dándole el papel – contamos contigo – sonrío - nosotros
vamos a ir adelante, así que los esperamos allá.
-
Sí señor – dice guardando el papel en el bolsillo de su abrigo, saliendo
rápidamente de la casa para ir en busca de ellos.
-
Yo volveré a la casa – dice Kaoru entristecida - por si Ryutaro aparece…
-
No te preocupes, te mantendremos informada por si tenemos alguna novedad.
-
Les deseo lo mejor en ésta misión y que regresen sanos y salvos – dice haciendo
una reverencia, retirándose rápidamente sin siquiera despedirse de los demás
presentes.
-
En verdad que está muy afectada – digo preocupado.
-
Eso es cierto – dice Hikaru – pero supongo que tú lo estarás mucho más, eres su
tutor legal desde que fue abandonado en la iglesia, cuando recién te recibías
como sacerdote.
-
Estoy haciendo todo lo posible por mantener la calma – digo dando un largo
suspiro - Hikaru ¿has traído el botiquín?
-
Aquí lo tengo listo – dice levantando un poco la maleta que tiene en el suelo, los
conocimientos médicos de Hikaru nos serán de gran ayuda en caso de encontrar
todavía con vida a Ryutaro o por si alguien cae herido en batalla.
-
Bueno, no perdamos más tiempo y vámonos – digo tomando mi guadaña, seguido por
mi hermano y Hikaru.
-
¿Y Fujigaya no va a venir con nosotros? – Pregunta Hikaru al estar los tres
afuera, viendo que el carruaje ya nos está esperando.
-
Dijo que iría a su casa por unas cosas pero ya se ha demorado demasiado y no
hay tiempo para esperarlo – digo haciendo que Yuri suba primero al carruaje.
-
¡Chicos esperen! – Grita desde la otra esquina el recién nombrado - ¿A dónde
van? – Pregunta al llegar hacia nosotros.
-
Conseguimos que Yuri nos diera la ubicación de la guarida de los vampiros –
respondo.
-
Que suerte – suspira aliviado.
-
Pensamos que ya no ibas a volver – dice Hikaru.
-
Siento mucho la demora pero no encontraba las llaves del baúl – dice apenado.
-
¿Baúl? – Pregunto, notando que Fujigaya lleva puesta la gabardina negra que
usamos los cazadores en nuestras misiones - Esa gabardina… - Susurro mirándolo ahora
sorprendido - ¿Es la de tu padre?
-
Sí – sonríe – pensé que sería un buen momento para usarla y también traje su
ballesta – dice mostrando ésta colgando de su hombro.
-
¿Sabes usarla? – Pregunta Hikaru curioso.
-
Sí, él mismo me enseñó.
-
¿El padre de Fujigaya-san también fue un cazador? – Pregunta Yuri asomando su
cabeza por la puerta del carruaje.
-
Sí, él junto con nuestros padres y los de Keito formaban un gran equipo –
sonrío nostálgico – bueno, cualquier cosa que quieran saber podrán
preguntárselo durante el camino –
digo, subiendo todos de inmediato al carruaje y después de darle las
indicaciones al cochero, éste comienza a moverse con prisa.
-
Yuri ¿Cómo sigues? – Pregunta Fujigaya notablemente preocupado.
-
No sabría que responderte… - Dice bajando la mirada entristecido, a lo que
Fujigaya con una sonrisa amable acaricia suavemente la cabeza de mi hermanito,
en señal de apoyo.
*Ryosuke*
Un
escalofrío recorre todo mi cuerpo al escuchar esa desagradable voz, esa
horrorosa voz que nunca en mi vida hubiese querido volver a escuchar. Dirijo mi
mirada hacía ese ser inmundo, que sonríe de manera siniestra ante nosotros.
-
Veo que no has perdido el tiempo en todos estos años – ríe con burla, bajando
de un salto del techo en dónde se encontraba, quedando a escasos metros de
nosotros – pero al parecer el castigo que te di no fue… - Calla luego de
esquivar una bala que desafortunadamente no pudo incrustarse en su frente.
-
¿Pero qué dices? Tú tampoco has perdido el tiempo, sigues haciendo las mismas
porquerías – digo volviendo a disparar, pero éste vuelve a esquivarla.
-
Supongo que tendré que volver a castigarte – dice mirando a Keito, quién
observa la situación con confusión.
-
¡NI LO INTENTES! – Exclamo furioso dando otro disparo, rozándole el brazo
derecho.
Daiki y yo somos mellizos. Nacimos
bajo la cuna noble de una familia de cazadores de vampiros y desde que tengo
uso de la razón hemos sido entrenados para dicha labor, siendo Daiki el que más
destacaba entre los dos, pero lejos de sentirme celoso por su creciente
popularidad, me sentía orgulloso por todos sus logros. Naciendo 13 años después
de nosotros nuestro hermanito Yuri, el niño más precioso del mundo.
Junto a nosotros siempre estaban
Keito y Hikaru, el primero era el único hijo de los mejores amigos de mis
padres, quienes también se dedicaban a la caza de vampiros y el segundo era
hijo de un par de médicos que servían en el Hospital del pueblo, a quién
conocimos en la escuela primaria y tiempo después se unió a nosotros en la
pequeña escuela de cazadores. Keito estaba comprometido en matrimonio con Daiki
desde que eran muy pequeños. Los dos hacían una pareja espléndida, pero con el
pasar de los años se dieron cuenta de que lo que sentían el uno por el otro era
simplemente un gran cariño.
Tiempo después y por boca de mí
hermano, me enteré que realmente Keito estaba enamorado de mí y que quería que
él estuviera comprometido conmigo, pero pese a mi negativa, Daiki aun así habló
con nuestros padres, pero ellos rechazaron su petición, porque según la
tradición familiar, el primogénito debe ser siempre el primero en casarse y que
ya el compromiso estaba muy avanzado como para desmoronarlo así de
repente. Nunca en mi vida había visto a
Daiki maldecir tanto el haber nacido 10 minutos antes como aquella vez.
Y no es que no me gustara Keito, la
verdad es que desde niños siempre me sentí atraído por él, pero debido al
compromiso con mi hermano dejé esos sentimientos de lado y más al conocer en la
secundaria al que sería el dueño absoluto de mi corazón, Nakajima Yuto.
Yuto era espléndido, un chico muy
alegre y escandaloso, pero también elegante y un gran amante de las artes, por
sobre todo de la música, sabía tocar una gran cantidad de instrumentos y
siempre que tenía oportunidad no dudaba en demostrarme su gran talento con ellos.
Como deportista también era muy sobresaliente y como estudiante muchísimo más.
Era como un niño, demasiado curioso, demasiado hiperactivo y con un corazón
enorme, siempre dispuesto a ayudar a quién lo necesitara, era como un príncipe
y ese asombroso príncipe era mi novio.
- ¿Entonces no podemos salir hoy? –
Preguntó decepcionado.
- En verdad lo siento mucho mi amor –
dije abrazándolo en medio del andén, ante la mirada de los transeúntes, íbamos
de camino a casa después de un largo día en el colegio.
- Pero ya habíamos quedado en que
tendríamos nuestro picnic nocturno en la colina ésta noche – dijo haciendo un
adorable puchero,
- Lo sé amor, pero tengo que ir a ese
viaje con mis padres, ya sabes que ellos no aceptan un no como respuesta – dije
dándole un dulce beso en los labios - ¿me perdonas?
- Está bien – respondió luego de
mirarme por un rato, dándome otro beso – pero tendrás que compensármelo.
- Claro que lo haré – respondí sonrojado.
- ¿Y a dónde irán? – Preguntó,
continuando el camino hacía nuestros hogares.
Yuto era ajeno a todo lo que me
rodeaba, nunca había tenido el valor de decirle que mis repentinos viajes en
familia eran en realidad para cumplir alguna misión de exterminio de aquellos
seres sobrenaturales y pensaba que era mejor así, no quería que se viera
involucrado en algo peligroso.
Lo que no sabía en ese entonces, es
que ese viaje traería consigo un gran cambio en mi vida, un cambio que ni a mi
peor enemigo hubiese deseado, una desgracia.
Después de un largo proceso de
espionaje, dimos con la guarida del vampiro que acechaba la zona, encontrándolo
dentro de una casa abandonada, aquel ser nos miraba con fiereza y superioridad.
Siempre me pregunté cómo unos seres tan despreciables eran tan malditamente
hermosos ¿Quizás para atraer más fácilmente a sus víctimas? Dejé de pensar en
tonterías y comencé atacarlo, disparando hacia éste, pero era demasiado escurridizo.
Con la ayuda de mi padre, quién logró
inmovilizarlo con unas cadenas, pude propinarle varios disparos a su cabeza,
dejándolo inerte en el suelo de aquella casa abandonada, dando por terminada
con éxito la misión.
Un par de meses pasaron después de
aquella noche, mi hermano se encontraba en una misión junto con Keito, mis
padres habían ido con Yuri, quién tenía 3 años en ese entonces, a visitar a una
tía que vivía en un pueblo lejano, Hikaru se encontraba fuera haciendo un curso
de primeros auxilios y yo me había quedado en el pueblo, disfrutando de mis
días libres con mi novio.
Pero toda felicidad se desvaneció una
de esas noches, en la que iba de camino al parque principal, en dónde había
quedado de verme con mi novio para ir al teatro y de un momento a otro sentí un
fuerte dolor en mi nuca, cayendo inconsciente en medio de la calle.
- Qu… ¿Qué pasó? – Pregunté adolorido,
dándome cuenta de que estaba sentado en el suelo y amarrado a la columna de una
casa que se veía en un deplorable estado de abandono, siendo iluminada en el
interior por varias velas esparcidas en ésta.
- ¿Ya despertaste? – Preguntó una voz
desconocida para mí, sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo al ver a un hombre
con un aura espeluznante frente a mí.
- ¿Quién eres? ¿Y por qué me tienes
amarrado? – Pregunté tratando de aflojar la cuerda pero estaba demasiado
apretada.
- Me llamo Yabu Kota – sonrió de una
manera siniestra, agachándose para
quedar a mi altura – y después de ésta noche estoy seguro de que nunca
olvidarás mi nombre y tampoco mi rostro – sonrío poniéndose nuevamente de pie,
yendo hacia lo que parecía una habitación, trayendo consigo a Yuto, quién se
encontraba desnudo, atado de manos y pies, con algunos cuantos moretones en su
cuerpo, con la boca siendo tapada por un trapo, sollozando asustado - ¿Es éste
tu novio? – Preguntó aún con esa sonrisa, mostrándome sus colmillos, dándome a
entender de que es un vampiro.
- ¿QUÉ LE HAS HECHO? – Grité desesperado.
- Sólo lo amordacé y lo golpeé un
poco – sonrió lamiendo la mejilla derecha de Yuto – tu novio es muy lindo ¿no
crees?
- ¡QUITA TUS AQUEROSAS MANOS DE ÉL! –
Forcejeé sin éxito alguno, sintiéndome impotente ante la situación.
- ¿Te acuerdas de aquel vampiro que
asesinaste hace unos meses? – Preguntó mientras comenzaba a acariciar el cuerpo
de Yuto, quién se removía débilmente, adolorido por los golpes que había
recibido anteriormente - ¡RESPONDE! – Gritó molesto, a lo que yo asentí, sin
dejar de forcejear, preocupado por lo que pueda hacerle a Yuto – oh mi Tottsu,
mi preciado Tottsu – dijo en un murmullo – ¡TÚ LO MATASTE, MATASTE A MI AMADO! –
Exclamó con furia, tumbando a Yuto al suelo – y ahora te haré pagar por lo que
hiciste – dijo sonriendo de una manera siniestra – tu novio tiene su mismo
color de cabello, tan negro como la noche – dijo acariciándolo.
- ¡Si quieres vengarte hazlo conmigo!
¡PERO NO LE HAGAS DAÑO A ÉL! – Exclamo desesperado, comenzando a llorar por la
impotencia.
- Eso hubiese sido muy fácil – dijo poniendo
en cuatro a Yuto – veo que todavía eres virgen por aquí – dijo lamiendo la
parte de atrás de su oreja, quitando el trapo de su boca.
- ¡RYOSUKE! ¡SÁLVAME! – Gritó desesperado,
con sus ojos empapados en lágrimas, pero yo no podía soltarme.
Al otro día desperté en aquella casa
abandonada, no supe en qué momento había perdido de nuevo el conocimiento,
reaccionando al ver el cuerpo de Yuto a mi lado, tan pálido e inerte, volviendo
de golpe los recuerdos de la noche anterior, los gritos, las lágrimas, los
gemidos y las risas de aquel monstruo…
CONTINUARÁ...
Holaaa antes que nada perdón por el retraso pero empecé con mis estudios y e estado muy ocupada sobre todo por el profesor de psicología de este año,es un amargado °_° (no tiene nada que ver con mi estudio pero sí o sí tenemos psicología).
ResponderEliminarAhora sí con el fic,que triste, me imaginé anterior mente como murió Yuto pero esto lo superó por mil T_T, creo que ya entiendo un poco más el odio hacía los vampiros de Ryo pero igual me parece injusto que por eso allá matado a Kei pero me dejó con deseo de más y no te preocupes si estuvo corto tu fic estuvo increíble y con un poco ya sirve para estar con fuerzas durante un mes.
Muchas gracias por tu seguimiento en esta historia Cuídate mucho nos leemos pronto ♡♡.
~ Rou-chan ~
Dios mío! Es más delo que esperaba, quedé atónita y no puedo negarte que deseo más que nada saber el desenlace de todo esté lío, aunque honestamente entiendo a Ryo, no entiendo porque todos deben estar con un toque de tristeza, digo bien pudo dejar a Dai ser feliz, tal vez a Chi no por Yuya que es algo inestable a sus emociones, pero a qué Ryo.
ResponderEliminarLamentó venir hasta ahora, eh estado trabajando y estudiando, se me a complicado un poco tener hilo de lo que hacía solo estudiando, pero tus fics me dan fuerza para seguir en el jale, me despejan.
Gracias! Por tanto y por tan poquito remunerado, ojalá sigas por mucho rato más para nosotras, te veo en menos de un mes!