Me eché una escapadita del trabajo para publicar esto, aprovechando que no está muy lleno el lugar, así que aquí les traigo el capítulo 14 *o* ya solo faltan dos capítulos para el final, muchas gracias por sus comentarios y como siempre, este fic está dedicado a Wen-chan y Mimi-chan, las quiero :3
Tema: Musekinin Hero
Extensión: Serial
Parejas: Takanoo y otras...
Autora: Akari-chan
Capítulo 14
Me dirigía hacía
la sección de publicidad para ultimar detalles sobre la nueva colección de ropa,
teniendo que desviar mi camino al ver un pequeño bulto sobre el piso,
reconociéndolo de inmediato.
- ¿Yuri? ¿Qué te
pasa? ¿Estás bien? – pregunté al verlo sentado en el suelo, acercándome a él y
agachándome para así quedar a su altura -.
- No… te importa…
- dijo levantando su rostro, dejándome ver esos ojos hinchados de tanto llorar
-.
- ¿Quién te hizo
daño? – pregunté molesto, Yuri no era de los que lloraban por cualquier cosa y
verlo así me destrozaba -.
- Me… me caí –
dijo ocultando su rostro -.
- ¿Cómo crees que
me voy a creer eso? No lloras ni cuando te acoso.
- Yuya… - dijo
casi en un susurro, pero logré escuchar bien aquel nombre que me producía solo
molestias –.
- No vale la pena
que llores por alguien que no te ama.
- Dudo mucho que
te hayas enamorado alguna vez de alguien.
- Pues no, nunca
me he enamorado y si va a ser así de doloroso, espero no hacerlo – dije,
haciendo que él diera una pequeña sonrisa -.
- Me odiaré luego
por decir esto, pero a veces me gustaría ser tan despreocupado como tú.
- Lástima que no
todo el mundo puede ser como yo.
- Eres un creído –
dijo volviendo a sonreír levemente, cosa que me alegraba.
- Muy bien – dije
poniéndome de pie y extendiéndole una de mis manos – vamos a salir -.
- ¿Eh? – Dijo
mirándome extrañado – yo no iré a ningún lado contigo.
- Pues quieras o
no, te vienes conmigo – dije, haciendo que se levantara y así casi a rastras
llevarlo hasta el parqueadero de la empresa -.
- Te dije que no
quiero ir contigo – decía tratando inútilmente de soltarse de mi agarre -.
- Solo quiero que
te distraigas, no te preocupes que no te voy a hacer nada de lo que piensas.
- No sé si creerte
– decía dudoso – está bien, iré contigo, pero si intentas algo extraño ya sabes
lo que te pasará – decía de manera completamente amenazante, haciéndome
recordar aquellos golpes que me había dado, pero sin duda habían valido la pena
-.
- Y bien ¿A dónde
quieres ir? – Pregunté al estar ambos dentro de mi auto -.
- Tú eres el que
me está invitando.
- Lo sé, pero no
sé cómo se divierten los pobres.
- Eres un tonto –
dijo con molestia – pero ya que insistes, llévame a un parque.
- ¿De diversiones?
- No idiota, solo
quiero ir a un parque normal.
- ¿Un parque
normal?
- Si, un parque
normal.
- Está bien – dije
encendiendo el auto y posteriormente comenzar a conducir hacía un parque
cercano -.
No entendía por
qué razón había aceptado salir con él, si lo que más quería en esos momentos
era estar solo, que nadie me molestara y Nakajima-sama era la última persona a
la que quería ver. Estacionó su auto, saliendo de éste de inmediato, sin
decirnos palabra alguna y luego juntos caminamos hacía el enorme parque que
quedaba muy cerca de la empresa, sentándonos uno al lado del otro sobre una
banca que estaba desocupada.
- ¿Solo haremos
esto?
- Si, y si no te
gusta mucho el plan entonces vete – dije molesto -.
- Solo preguntaba.
Nos quedamos en
silencio por buen rato, viendo la gente pasar, sobre todo a los niños que
corrían y jugaban alrededor del parque, llegando a mi todo tipo de recuerdos
junto con mis amigos, viendo cómo esos mismos niños se acercaban rápidamente a
un señor que iba vendiendo helados, antojándome de querer probar uno, metiendo
una de mis manos a mi bolsillo, dándome cuenta de que había dejado mi billetera
en la oficina.
- ¿Quieres uno? –
preguntó Nakajima-sama, levantándose de su asiento sin siquiera esperar a que
le contestara, corriendo hacia donde estaba el heladero, pero antes de llegar a
él dio un giro y volvió hacía donde yo estaba – Perdón, pero ¿qué sabor te
gusta?
- ¿EH? ¿No crees
que debiste de preguntarme eso primero? – ¿cómo podía ser tan tonto?
- No te enojes y
solo dime – dijo haciendo pucherito, acto que hizo que mi corazón diera un pequeño
vuelco, ignorándolo de inmediato -.
- De fresa supongo
que está bien – dije, para después él salir nuevamente corriendo hacia el
heladero, pensé por unos momentos en irme de allí, aprovechando que me
encontraba solo, pero por alguna razón no lo hice, aunque la mayoría del tiempo
Nakajima-sama me resultaba bastante molesto, en esos momentos era diferente, se
comportaba como si en verdad estuviera preocupado por mí y eso me hacía sentir
extraño -.
Me resultaba difícil
aceptar la manera en la que me estaba comportando con Yuri, sinceramente ese no
era el yo que acostumbraba a ser siempre, aquel a quien no le importaba los
sentimientos de los demás y que tomaba así fuera a la fuerza lo que quería,
pero no podía evitar sentirme mal de ver a Yuri tan triste, quería protegerlo,
abrazarlo, besarlo y decirle que todo estaba bien, pero de seguro recibiría un
golpe de su parte.
Llegué hacia donde
estaba el heladero, pidiendo un helado de fresa y uno de vainilla para mí, pidiéndole
que se quedara con el cambio y así volver a donde estaba anteriormente.
- Ten – dije
extendiendo mi mano hacía él -.
- Gracias – dijo
tomando el helado que traía ésta – pero no debiste molestarte.
- En algo tengo
que gastar mi dinero – dije sentándome nuevamente a su lado, dándole una lamida
a mi helado -.
Y así nos la pasamos
casi todo el resto de la tarde, sentados en aquella banca, diciendo cualquier
tontería con tal de verlo sonreír y me emocionaba mucho el saber que lo estaba
logrando, sin duda era una sensación bastante agradable, pero de un momento a
otro sus lágrimas comenzaron a salir de nuevo, haciendo que me preocupara y
ladeara mi rostro hacía donde él estaba mirando, percatándome de inmediato de
que se trataba de su amigo que se encontraba muy acaramelado con su novio, así
que sin esperar ni un segundo más, lo tomé del brazo y lo llevé conmigo lo más
lejos posible de ahí, llegando ambos al lugar en donde había estacionado mi
auto.
- Yuri, por favor
cálmate – dije poniendo mis manos sobre sus hombros, me dolía tanto verlo así
-.
En ese momento me
abrazó, sintiendo como sus lágrimas mojaban mi camisa, al mismo tiempo que yo
acariciaba suavemente sus cabellos, pensando en alguna solución para hacer que
se olvidara de eso que lo hacía sufrir tanto, pero en lo único que podía pensar
era demasiado arriesgado, pero no tenía otra opción, así que me separé un poco
de él y sin más lo besé, siendo correspondido inmediatamente por él.
- Yuri, quizás y
te parezca que me estoy aprovechando de la situación y pues la verdad es que si
lo estoy haciendo, pero te pido que aunque sea por esta vez, solo esta vez –
decía mientras lo miraba fijamente a los ojos - me permitas hacerte el amor –
dije finalmente, esperando que me golpeara o algo, pero nada de eso pasó, Yuri
me tomó por el cuello y volvió a juntar sus labios con los míos -.
Quizás era por el
dolor que sentía en esos momentos o porque muy dentro de mí quería que aquello
pasara, así que acepté su oferta, después de tantas veces en las que había
jurado en que jamás me acostaría con él, pero lo necesitaba tanto, necesitaba
tanto del calor de alguien, necesitaba ser querido.
Subimos ambos
nuevamente a su auto, llegando hasta un gran edificio, al bajar del vehículo
Nakajima-sama tomó dulcemente mi mano y durante el recorrido hacía su
apartamento, nunca la soltó.
Al entrar nos
abrazamos fuertemente, volviendo a juntar nuestros labios en un beso que cada
vez se hacía más apasionado, sintiendo una extraña y a la vez agradable
sensación dentro de mí, queriendo que aquello no acabara, llegando a mi mente
la primera vez que lo vi y pensé en lo guapo que era.
- Naka… - dije
entre besos -.
- Por hoy llámame
Yuto – dijo sonriente, haciéndome sonrojar y más al ver esa mirada tan dulce
que me brindaba -.
Me había perdido
tanto en mis pensamientos que no me di cuenta de en qué momento habíamos
entrado a su habitación, Yuto comenzaba a desvestirme lentamente, tocando con
delicadez cada parte que quedaba descubierta, haciendo que me estremeciera por
cada contacto, pero no quería quedarme atrás, así que también me dispuse a
quitarle su camisa, pero se me dificultaba hacerlo, ya que mis manos no paraban
de temblar, me sentía demasiado nervioso y no era para menos, yo no tenía experiencia
en el sexo.
- No te preocupes,
seré gentil contigo – dijo como si me hubiera leído la mente, me abrazó
nuevamente, disfrutando de su embriagante aroma, posando mis manos sobre su
pecho descubierto, recorriendo con ellas cada rincón de éste, sintiendo como su
cuerpo se estremecía y más al posar mis labios sobre éste, besándolo
lentamente, en momentos como ese me encantaba ser bajito -.
No encontraba las
palaras correctas para describir lo que sentía en esos momentos, aquella
inocencia con la que me tocaba y me besaba, me resultaba tan encantadora, tan
tierna y sentía que debía de corresponderle de la misma manera. Tomé su rostro
con mis manos, besando con ternura su frente, lo llevé hasta la cama, recostándolo
suavemente sobre ésta, era la primera vez que me comportaba así con alguien,
acariciándolo suavemente, como si su piel fuera de cristal y se rompiera al
tocarlo más fuerte, me sentía nervioso y podía jurar que estaba temblando un
poco. Le quité lo que le quedaba de ropa y luego también hice lo mismo con la
mía, quedando ambos completamente desnudos, quedándome embelesado con lo
hermoso que era su cuerpo.
- No me equivoqué
al decirte que desnudo te verías más hermoso – dije para luego acomodarme sobre
él, besándolo con deseo, mientras paseaba mis manos sobre su piel -.
- Yu…to… be… besa
mi cuello – dijo Yuri al separarnos del beso, estaba completamente sonrojado y
avergonzado por lo que acababa de decir, pero no me negaría a cualquiera de sus
peticiones, así que hice justamente lo que me pedía -.
Comencé a lamer,
besar y a morder levemente su cuello, sacándole unos cuantos jadeos que para mí
eran como el canto de los ángeles, bajé una de mis manos a su entrepierna,
acariciando su pene que ya comenzaba poco a poco a endurecerse, notando como su
cuerpo se tensaba por aquel contacto, al mismo tiempo que acariciaba una de sus
tetillas.
Bajé mi rostro
hasta donde se encontraba su miembro, abriendo lo más que pude sus piernas,
viendo esa hermosa entrada, que pronto sería completamente mía, estiré mi brazo
y abriendo el primer cajón de mi mesita de noche, saqué un frasco de
lubricante, sabía que era sus primera vez y no quería que sufriera demasiado.
Unté tres de mis
dedos con aquel líquido y sin pensarlo más, metí uno de ellos en aquella
cavidad, al mismo tiempo que introducía su miembro en mi boca, succionándolo
con muchas ganas, haciendo que gimiera entre dolor y placer, sintiendo como su
semen entraba por mi boca, tragándomelo de inmediato, disfrutando de ese sabor
que comenzaba a encantarme, había esperado ese momento desde que lo había
conocido y ahora que lo tenía como en tantas veces había soñado no lo
desaprovecharía, haría que él lo disfrutara tanto como yo lo hacía.
Al notar que ya
estaba lo suficientemente dilatado, dejé su miembro, para acomodarme nuevamente
sobre él y besándolo dulcemente, comencé a introducir mi miembro en su entrada,
viendo como algunas lágrimas bajaban por su rostro debido al dolor, me quedé
quieto, esperando a que se acostumbrara, al mismo tiempo que acariciaba y
borraba con mis besos aquellas lágrimas.
- Haz…lo… - dijo
Yuri entrecortadamente, dándome paso para comenzar con las embestidas -.
Comencé primero a
hacerlo lento, pero a medida que iba a avanzando las hacía cada vez más rápidas
y fuertes, sacándole esos gemidos llenos de placer que tanto quería escuchar y
me hacía mucho más feliz el saber que yo era el causante de provocárselos.
- Ma… más… más… -
gritaba Yuri a cada embestida, rodeando mi cintura con sus piernas, para que
así pudiera entrar más en él, volví a apoderarme de sus labios, enredando mi
lengua con la suya, deseando con todo mi ser que él fuera solo mío y que esto
se repitiera las veces que fueran necesarias -.
- Yuri… Yuri…-
jadeaba su nombre, me sentía como si estuviera en el cielo, jamás había sentido
algo semejante con mis anteriores amantes y eso solo me confirmaba algo que
muchas veces me decidí a negar -.
Me corrí en su
interior y segundos después lo hizo él, manchando parte de su abdomen y del mío,
salí de su interior y me recosté en su pecho, escuchando los agitados latidos
de su corazón, me sentía feliz, completo, sin duda amaba a esa persona.
- Te amo – dije finalmente,
viendo cómo se sonrojaba y sin esperar respuesta alguna lo besé, quería hacerlo
mío nuevamente y tenía el resto del día para hacerlo.
CONTINUARÁ...
WOOOOOH!!!!!
ResponderEliminarasdasdasd al fin!!! al fin!!!!
NakaChi!!! asdasdasd *rueda en la silla y grita como loca*
Aaaaaaaaaw me encanto nakachiiiiiii ~ al fin acabaron juntos... Chi-chan aceptará? Que ganas de leer la continuacion! *A*
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