30 oct 2025

COMPASS ROSE - Capítulo 43

Hola hola!!!!!

¿Cómo están? Espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa 🥰

Hoy si hago la entrada súper rapidita porque estoy laburando, pero no sin antes agradecerles por todos sus lindos comentarios y apoyo a mis fics 💕

Muchas gracias, espero les guste y nos leemos nuevamente en el siguiente mes 🥰




Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 43

*Yuri*

Varias semanas han transcurrido desde que iniciaron mis clases de idioma junto con el Rey, sintiéndome orgulloso al igual que él del gran avance que he tenido en el transcurso de éste, recibiendo como recompensa una sesión de besos y ligeras caricias después de cada clase; enterneciéndome de lo nervioso que se pone el Rey cada que se intensifican nuestras acciones, más específicamente cuando comenzamos a acariciarnos por debajo de la ropa, teniendo que detenernos siempre con la excusa de que ya se hace tarde para irnos a dormir, pero lejos de molestarme he de decir que adoro saber que todas esas sensaciones son provocadas por mí y que el Rey al igual que yo estamos loquitos por el otro.

- ¿Dormiste bien anoche Yuri?

- Sí, su majestad – respondo sonrojado, ya que anoche había sido una de las tantas en las que nos quedábamos juntos hasta altas horas de la noche - ¿Y usted? – Pregunto al ver todavía su rostro un poco cansado, aprovechando la posición en la que estoy para que el señor Kei no vea que estoy acariciando la mano del Rey.

- No creo que tan bien como tú - responde correspondiendo a mi tacto, besando el dorso de mi mano fugazmente – tratemos de no quedarnos hasta tan tarde ésta noche – dice en voz muy baja.

- Lo intentaremos – digo con picardía, recibiendo un gran sonrojo de su parte.

- Yuri ¿me puedes ayudar con esto? – Pregunta el señor Kei desde la estantería en donde está.

- Sí, señor – digo acercándome rápidamente a éste, ayudándole a sacar un libro que se había atorado.

- Muchas gracias – dice con una sonrisa – creo que estoy perdiendo algo de fuerza.

- ¿Seguro que estás bien señor Kei? – Pregunto un tanto preocupado, últimamente he notado a éste diferente, un poco más pálido e inclusive delgado.

- Claro que estoy bien ¿por qué lo preguntas?

- Por nada en especial, es sólo que…

- No te preocupes tanto por mí, estoy más que bien – dice con una sonrisa – es sólo que los años no llegan solos.

- Usted no es para nada viejo señor Kei.

- Me halaga escuchar eso – ríe – pero no te preocupes tanto por mí, estoy bien, en serio – dice en un tono más serio, pero sin borrar aquella genuina sonrisa de su rostro.

- Está bien…

- ¡Buenos días! – Exclama mi papá Hikaru abriendo la puerta de un tirón sin haber tocado antes, entrando con un cofre entre sus manos.

- ¡Hikaru! ¿Cuántas veces te he dicho que toques la puerta antes de entrar? – Pregunta el Rey notablemente molesto.

- Lo siento, lo siento – dice mi papá sin darle importancia, acercándose a mí.

- ¿Y éste cofre? – Pregunto al ver que extiendo sus brazos.

- Es un regalo para ti – dice con una enorme sonrisa.

- ¿Para mí? – Pregunto confundido - ¿De parte de quién?

- No lo sé, pero tal parece es de parte de uno de tus pretendientes misteriosos – sonríe.

- Pero papá, te dije que no recibieras más regalos de pretendientes desconocidos – digo un poco enojado.

- Éste no me lo dieron en el pueblo – dice haciendo un puchero - llegó directamente al castillo, yo solamente pasaba por la entrada cuando escuché al mensajero decir tu nombre a uno de los guardias y me ofrecí amablemente a traerlo hacia ti.

- ¿Y qué es?

- No lo sé, eso tienes que averiguarlo – dice volviendo a extender el cofre hacia mí.

- ¿Está bien que lo reciba? – Pregunto mirando de reojo al rey, quién no tiene expresión alguna en su rostro ¿Y si está molesto?

- Ábrelo y salimos de dudas – dice mi papá muy emocionado, como si para él fuese el detalle. Suspiro profundo, tomando el cofre en mis manos, poniéndolo sobre una mesita que hay en el despacho, sintiéndome preocupado por lo que pueda pensar el Rey, no quiero tener problemas con él y menos cuando todo va demasiado bien entre nosotros, pero su nula expresión me tiene con los nervios de punta. Después de pensarlo por unos segundos, que se me hicieron eternos debido a lo expectantes que estaban cada uno de los asistentes, abro el cofre rápidamente, encontrándome con lo que parece un frasco, sacándolo con cuidado, maravillándome por su contenido.

- Esto es…

- ¡Es una rosa eterna! – Exclama mi papá con emoción.

- Está muy linda… - Digo en un susurro, pero siento que no debería de alegrarme por un regalo así viniendo de alguien que no conozco.

- Las rosas blancas simbolizan un amor puro y eterno, la persona que te lo ha mandado parece que tiene fuertes sentimientos por ti – dice el señor Kei.

- No sé si deba aceptarlo… - Digo volviendo mi mirada a su majestad, como si buscase alguna respuesta de su parte.

- Creo que deberías de recibirla – dice con una leve sonrisa – es un detalle muy bonito ¿no crees?

- Lo es pero… - Respondo todavía con dudas al respecto.

- Recíbelo hijo, de vez en cuando no está mal recibir uno que otro regalo.

- No seas tan duro contigo Yuri – dice el señor Kei con una amable sonrisa.

- Está bien, lo aceptaré – suspiro, volviendo a meter el frasco en el cofre que por dentro está tapizado de terciopelo rojo.

- ¿Quieres que lo lleve a tu habitación? – Pregunta mi padre, tomando nuevamente el cofre entre sus manos.

- Sí, por favor…

- ¿Puedo acompañarte? Quiero ir por unos bocadillos – dice el señor Kei a mi padre.

- Pero no hace mucho fue el desayuno – dice mi padre mirándolo con confusión.

- Sí, pero me está dando hambre ahora – dice mientras hace un puchero, de verdad que el señor Kei ha estado actuando extraño desde su regreso de Cottonland.

- Bien, vamos – dice mi padre resignado, saliendo ambos del despacho con prisa, volviendo a sentirme angustiado de estar a solas con su majestad, buscando las palabras correctas para tratar de explicarle lo ocurrido hace minutos, aunque la verdad no creo que tenga sentido explicarle algo que se sale completamente de mis manos. Sintiendo de repente sus brazos rodeando mi cintura, apoyando su mentón sobre mi hombro derecho.

- Yuya yo no…

- ¿Te gustó mi regalo? – Pregunta mientras deposita un dulce beso en mi cuello, haciéndome estremecer.

- Tu… ¿Tú regalo? – Pregunto confundido, acaso ese cofre…

- Perdón si te he asustado con mi expresión anterior – ríe divertido – es sólo que estaba evitando a toda costa no delatarme.

- En verdad estaba muy angustiado – digo entre risas nerviosas – pensé que quizás estabas molesto…

- Lamento mucho si he hecho que te angusties, no era mi intención, tampoco el que tu padre fuese el que lo recibiera – dice apenado, girándome para quedar ambos frente a frente - ¿Te gustó? – Pregunta nuevamente, mirándome con dulzura.

- Me encantó – digo sonriendo ampliamente, aunque lamentándome por no haber reaccionado como el Rey hubiese deseado al no saber qué tan bello obsequio venía de su parte – me gustó mucho – digo llevando mis labios a los suyos, queriendo transmitirle con éste todo lo que estoy sintiendo – aunque no debiste molestarte.

- No es molestia – sonríe – además si hay un centenar de hombres pretendiéndote y enviándote regalos ¿por qué no puedo hacerlo yo que soy tu novio? – Pregunta pegándome más a su cuerpo, sujetando mi cintura con sus manos, besándome nuevamente pero con fiereza, haciéndome perder el aliento por unos segundos…

- Su majes… Yuya… - Digo después de deshecho el beso, con mi cuerpo temblando por lo intenso que ha sido, pero anhelando más de éste…

- Es mejor dejar así por ahora - dice con una risa nerviosa, pero con su rostro tal vez más rojo que el mío.

- Sí… - Digo mientras nos apartamos un poco, sin querer hacerlo realmente, pero alguien podría llegar y sería desastroso si ocurriera, pero eso no evita que de vez en cuando le diera un beso sorpresa al rey, siendo cada uno recibido con la misma ternura, lo amo tanto que a veces siento que mi corazón va a salir de mi pecho.


*Kei*

- ¿Quién crees que habrá enviado esto? – Pregunto a Hikaru al momento en el que deja dicho objeto sobre el escritorio de Yuri.

- No tengo ni idea, pero sea quién sea esa persona ha de tener mucho dinero – dice con sus ojos brillantes de ilusión.

- Veo que te interesa mucho el nivel económico del que será su futuro esposo.

- Claro que me interesa, yo deseo lo mejor de lo mejor para mi hijo – dice con una amplia sonrisa – aunque no voy a infundirle de con quién debe estar, esa es una decisión que debe tomar él.

- Eres muy diferente a Kota en ese aspecto – digo entre risas.

- La verdad no somos muy diferentes – dice apenado – pero al menos trato de lidiar mejor con eso, aunque temo un poco por el yerno que vayamos a tener.

- Ambos han sido excelentes padres, no dudo que lleguen a ser muy buenos suegros.

- Haremos nuestro mejor esfuerzo – dice con una gran sonrisa, haciéndome sentir un leve escalofrío.

- ¿Y hoy no tenías que ir a los campos? – Pregunto cambiando de tema al salir de la habitación.

- No, tengo algunos asuntos que atender hoy – sonríe – mañana iré con el príncipe Ryosuke como ya es costumbre.

- Veo que desde su regreso al reino ambos se han vuelto muy cercanos.

- Sí, demasiado cercanos – sonríe – es un joven muy inteligente y es agradable trabajar con él, me ha ayudado mucho a decir verdad.

- En verdad es un buen chico.

- Señor Kei, señor Hikaru muy buenos días – dice mi príncipe al encontrarnos en el pasillo.

- Buenos días príncipe – respondemos al unísono, haciendo una leve reverencia, sintiendo mi corazón latir emocionado de verlo nuevamente después de varios días que estuvo fuera del reino por un compromiso importante, siendo ésta vez acompañado por Kota.

- ¿Cómo les fue en su viaje príncipe? – Pregunta Hikaru.

- Muy bien – sonríe – las negociaciones fueron todo un éxito, el señor Kota es demasiado bueno en ello.

- Kota es muy perspicaz y no da puntada sin dedal – dice Hikaru - me alegra mucho escuchar que todo salió cómo se esperaba – dice Hikaru - ¿Y dónde está él?

- Dijo que iría a casa de Ryutaro para entregarle unos regalos y que más tarde vendría con éste y Rihito.

- ¿Pero el joven Rihito no se estaba quedando aquí en el castillo? – Pregunto confundido.

- Sí, pero Kota decidió dejarlo en casa de Ryutaro mientras estaba fuera – responde Hikaru.

- Ya veo, con razón el príncipe Yuto estuvo saliendo durante las tardes después de terminar sus clases.

- Al parecer algo se está cosechando por ahí – dice Hikaru con una enorme sonrisa - bueno, entonces tendré que esperar a molestar a Kota más tarde – ríe – así que de momento me retiro, que pasen un gran día – dice despidiéndose de ambos no sin antes reverenciarse ante mi príncipe.

- ¿Tienes algo de tiempo? – Pregunta mi príncipe al ya no divisar a Hikaru en los alrededores.

- No sé si deba…

- Por favor – dice tomando suavemente mi mano, besándola con una delicadeza que me hace suspirar.

- Está bien, pero sólo un ratito, que tengo mucho trabajo por hacer – digo comenzando a caminar junto con mi príncipe, llegando a su habitación que es la más cercana a dónde estábamos, besándonos con anhelo al cerrar la puerta de ésta.

- Te extrañé tanto – dice besando dulcemente mi rostro, poniéndose de puntitas para poder hacerlo sin mayor conflicto, acto que me causa mucha gracia y ternura.

- Yo también te extrañé mucho, muchísimo – sonrío mientras me dejo hacer por él, siendo llevado hasta su cama, acostándonos sobre ésta con suavidad, notando cómo mi príncipe apoya su cabeza sobre mi pecho, notablemente agotado por el viaje - ¿quieres que me retire para que puedas descansar?

- No, no te vayas – dice mirándome con sus preciosos ojos, de una manera en la que me es muy difícil decirle que no.

- Pero tengo que trabajar – digo acariciando suavemente sus cabellos, arrullándolo para que pueda dormir mejor.

- Le inventaré alguna excusa a mi hermano – dice somnoliento – pero por favor quédate conmigo.

- Está bien, no me iré a ningún lado – digo completamente rendido ante la petición de mi príncipe, viendo que se ha quedado dormido después de dicha su última frase – espero el rey no se vaya a enojar – digo en un susurro, velando por el sueño de mi amado, tendré que esperar a bajar a comer algo más tarde.


*Keito*

- ¡Adelante! – Exclamo al escuchar unos golpecitos desde la puerta que conecta mi habitación con la del príncipe, totalmente seguro de que se trata de éste.

- ¿Te interrumpo en algo? – Pregunta éste asomando su cabeza por la puerta.

- Claro que no su alteza – digo levantándome de la cama rápidamente – sólo estaba descansando un poco – digo haciendo una reverencia ante éste - ¿En qué puedo ayudarle?

- No vine a verte porque requiera de darte alguna orden – dice con una cálida sonrisa – es sólo que me encuentro preocupado.

- ¿Sucedió algo con el señor Hikaru?

- No, claro que no – sonríe - ¿Puedo? – Pregunta señalando uno de los muebles que se encuentran en la habitación.

- No tienes ni por qué preguntármelo su alteza, por supuesto que puede sentarse.

- Gracias – dice tomando asiento de una manera muy elegante, digna de un príncipe como lo es él.

- ¿Entonces a qué se debe su visita príncipe? – Pregunto, notando cómo él hace una señal de que debería sentarme, cosa que hago pero en el borde de mi cama.

- Estoy muy preocupado por ti Keito.

- ¿Preocupado? ¿Pero por qué? – Pregunto sin entender a lo que se refiere, aunque la verdad sólo finjo no saberlo.

- Es que estás muy distante, más de lo que eres normalmente y eso me preocupa, sobre todo porque ya varios en el castillo me lo han comentado, incluido el príncipe Yuto.

- ¿El príncipe Yuto también? – Pregunto con sorpresa.

- Sí, ésta mañana me preguntó por ti y la verdad no quería hacerte sentir presionado con el tema, pero en verdad quiero saber qué te sucede.

- Su alteza yo… - Suspiro profundamente – lamento si lo he hecho preocupar.

- No te lamentes, es lo menos que puedo hacer por mi caballero y también amigo – sonríe con dulzura - ¿Esto tiene algo que ver con la carta que te envió el señor Kenichi la última vez?

- Sí.

- Lo suponía – suspira – a partir de ahí comenzaste a comportarte así - ¿te dieron alguna mala noticia?

- No sé si decir que es algo bueno o algo malo a decir verdad.

- ¿Y qué decía en la carta? Si es que se puede saber.

- Mi padre me ha comprometido con alguien de nuestro reino – digo bajando un poco la mirada.

- ¿Comprometido? ¿Con quién? ¿Lo conoces siquiera?

- La primera y última vez que lo vi fue cuando yo tenía cinco años y él uno – río al pensar en aquel vago recuerdo que se alberga en mi cabeza – a partir de ese día no volví a tener algún tipo de contacto con él ya que en su familia son todos mercaderes y se la pasan viajando constantemente, así que por eso me sorprendí de que mi padre me diera tal noticia.

- ¿Pero el compromiso es recién?

- Así es – sonrío amargamente – y la verdad no quiero aceptarlo.

- Es por el príncipe Yuto ¿verdad? – Pregunta recibiendo un asentimiento de mi parte – lo sabía.

- Creo que fui muy obvio su alteza – río apenado – Si he mantenido la distancia con todos es porque me siento muy confundido de lo que debería hacer – digo con sinceridad – y tampoco quiero que mi padre se moleste conmigo si lo rechazo.

- ¿Y qué piensas hacer?

- Le dije que podría mandarlo a éste reino para conocerlo, ya hablé con el Rey y me ha dado el permiso de que pueda alojarse aquí en el castillo – suspiro nuevamente – pero tengo pocas ganas de conocerle y perder alguna oportunidad que pudiese tener con el príncipe Yuto.

- ¿Y es recíproco de parte del príncipe?

- Me gustaría decir que sí, pero parece que no es el caso y menos cuando ha llegado ese otro chiquillo de quién parece no quiere despegarse – digo con algo de molestia.

- Suena bastante complicado – dice con una leve sonrisa - ¿Y cuándo llega tu prometido?

- La siguiente semana.

- ¿Y qué piensas hacer?

- No lo sé – digo preocupado, con un montón de posibles escenarios rondando por mi cabeza.

- Pues sea lo que sea que decidas trata de no lastimar a ninguno de los dos.

- Haré lo que crea que será lo mejor para todos.

CONTINUARÁ...



1 comentario:

  1. AY KEITOOOOO
    No quiero que sufra, espero que sea inmensamente feliz, mi niño buenooo
    Ay yo me esperaba una escena de celos de parte del Rey, pero fue un detalle hermoso el regalo que le hizo a Yuri bebé, realmente hermosooooo, me lo imaginé parecido a la rosa de la Bella Durmiente jajaja
    Y Kei, ay mi consejero lindooo, ya quiero saber el por qué anda con antojos y poca fuerza xD qué será? una gripe? (es broma jajaja)
    Como siempreeee se me pasó volando el capítulo, espero con ansias el siguiente :3

    ResponderEliminar