No podía despedirme de este año sin terminar primero este serial que sin lugar a dudas, disfruté mucho de escribirlo y me alegra mucho de que les haya gustado y me hayan apoyado durante este hermoso año y espero que también lo hagan para el siguiente que todavía tienen fics míos para rato...
Así que sin alargarme más, les dejo el capítulo final de Musekinin Hero :D espero les guste y como siempre, este va dedicado a mi hermosa amiga Wen-chan y a Mimi-chan. Muchas gracias por la paciencia y que lo disfruten >w<
Tema: Musekinin Hero
Extensión: Serial
Parejas: Takanoo y otras...
Autora: Akari-chan
Capítulo 16
No había podido
dormir en toda la noche, pensando en lo que debía de decirle a Yuri para que
aceptara mis sentimientos, pasando por la penosa situación de tener que
preguntarle a Arioka-kun en dónde vivía, ya que ni yo llevando tres años
trabajando con él lo sabía y después de toda una ronda de regaños y amenazas de
que si le hacía daño me pasarían un sinfín de cosas malas, me lo terminó
diciendo de todos modos.
Y ahí me
encontraba, frente a la puerta que según decía en el papel que me había dado
Arioka-kun, era la que me daba entrada al apartamento en donde vivía la persona
que estaba buscando, toqué la puerta y luego de unos segundos, vi como dos
chicas abrían la puerta.
- Buenos días –
dijeron ambas al unísono -.
- Buenos días
¿Aquí vive Chinen Yuri? – pregunté, ya que quizás me había equivocado -.
- Si, pero en
estos momentos fue a la tienda a comprar unas cosas para el almuerzo – dijo una
de ellas -.
- Si gustas,
puedes esperarlo dentro, no demorará en llegar – dijo la otra chica -.
- Gracias – dije
para después entrar al apartamento y enseguida sentarme en uno de los muebles
que estaban en la sala -.
- Mucho gusto, mi
nombre es Ai.
- Y yo soy Nozomi,
nosotras somos las hermanas de Yuri – dijo sentándose junto con su hermana en
el sofá -.
- ¿Y tú eres?
- Yo soy Nakajima
Yuto y soy el…
- ¿Eres el novio
de mi hermano? – dijo entusiasmada Ai -.
- No, soy su jefe,
pero a eso vine, porque quiero ser su novio – dije, no había caso en decirles
mentiras, además si me ganaba el afecto de ellas, tendría más posibilidades de
estar con Yuri -.
- ¡KYAAAA! –
gritaron ambas -.
Corrí lo más
rápido que pude, al escuchar el grito de mis hermanas, temiendo que algo malo
les estuviera pasando.
- ¿QUÉ PASÓ? – grité
al momento de abrir la puerta, con la respiración agitada -.
- Onii-chan,
tienes visita – dijeron mis hermanas, al mismo tiempo que me abrazaban fuertemente
-.
- ¿Visita? ¿De
quién? – Dije mirando a mí alrededor y ahí estaba aquel que no salía de mi
cabeza desde hacía unos días -.
- Hola – dijo Yuto
sonriente -.
- Ho… hola – dije
nerviosamente, sintiendo como mi corazón latía rápidamente -.
- Kawaii – dijeron
ambas al verme en ese estado -.
- Nakajima-kun
vino aquí a pedirte que seas su novio – dijo Ai emocionada -.
- Justo cuando
pensábamos que te ibas a quedar solterón toda la vida – dijo Nozomi, llorando
de la emoción -.
- No digan esas
cosas – dije avergonzado y más por saber el motivo de la visita de Yuto -.
- Muy bien, los
dejaremos solos para que hagan sus cosas de novios – dijo Ai, tomando la mano
de Nozomi y saliendo juntas del apartamento -.
- ¿Por qué no has
ido a trabajar? – preguntó Yuto, mirándome con preocupación -.
- Esto… - no sabía
que responder en esos momentos, aunque tenía muy claros mis sentimientos hacía
él, me sentía muy avergonzado por todo lo que había pasado -.
- Supongo que te
molesta verme – dijo con un tono triste -.
- No, no me
molesta, es solo que…
- ¿Has pensado en
lo que te dije?
- Si… - respondí
sonrojado -.
- ¿Y qué es lo que
piensas al respecto?
- No sé qué
decirte – suspiré -.
- Yuri – en ese
momento Yuto se arrodilló, tomando mi mano derecha – Mi Yuri, sé que piensas de
mí que soy un idiota, un pervertido, un abusador y que no he hecho más que
molestarte en todos estos años que llevamos de conocernos y en verdad lo
lamento, lamento mucho el haberte incomodado e humillado tanto, pero de lo que
si estoy seguro es que no puedo vivir tranquilamente si no estás a mi lado, te
necesito… te amo – dijo finalmente besando mi mano dulcemente -.
Me arrodillé
quedando casi a la misma altura que él, acariciando su rostro con la mano que
tenía libre, acercando mi rostro cada vez más al suyo, hasta por fin juntar mis
labios con los suyos en un delicado beso.
- ¿Es esta tu
respuesta? – pregunté totalmente emocionado al separarnos del beso -.
- Te… amo… - dijo
al mismo tiempo que sus mejillas se enrojecían, haciéndolo ver más hermoso de
lo que ya era -.
Podía sentir como
una felicidad inexplicable se apoderaba de todo mi cuerpo, haciéndome sonreír
de oreja a oreja, me levanté del suelo, ayudándolo a él también, volviendo a
juntar mis labios con los suyos, aprovechando la cercanía para cargarlo entre
mis brazos como si se tratara de una princesa.
- ¿Qué haces? –
preguntó -.
- ¿Dónde queda tu
habitación?
- ¿EH? ¿Para qué
quieres saber eso? - dijo completamente avergonzado y sonrojado por lo que le
acababa de preguntar -.
- Que pregunta más
tonta, pues para tener sexo – dije brindándole una de mis mejores sonrisas -.
- Pero si acabamos
de ennoviarnos ¿no puedes esperar?
- Después de todo
lo que hicimos hace unos días ¿crees que voy a poder esperar más?
- Pero…
- Vamos, yo sé que
tú quieres también – dije, acariciando sus glúteos, sintiendo como se
estremecía -.
- Es el del fondo
a la izquierda – dijo ocultando su rostro en mi pecho, sonreí victorioso,
comenzando a caminar con la persona que amaba entre mis brazos y a la que jamás
dejaría ir de mi lado -.
- Inoo ¿Puedo
hablar contigo? - me sorprendí al escuchar la voz de Yabu, hacía tanto tiempo
que no nos dirigíamos la palabra, que se me hacía demasiado extraño que tan de
repente volviera a hablarme -.
- ¿Sobre qué? –
pregunté un poco molesto, todavía me sentía molesto por lo de su traición con
Morimoto-kun -.
- Sé que es un
poco tarde para pedirte perdón, pero es que si no lo hago antes de irme, no me
sentiría bien conmigo mismo.
- ¿Irte? ¿A dónde?
- Me iré a Osaka,
no te lo había dicho antes de que termináramos, pero es todo un hecho de que me
trasladarán allá, solo estaba esperando a terminar unos asuntos y el hablar
contigo es uno de ellos.
- Está bien, habla
entonces – dije un poco más tranquilo -.
- En verdad
lamento mucho todo el daño que te hice, pero en verdad estoy muy enamorado de
Ryutaro y solo con él quiero estar y sé que tuve que ser sincero con mis
sentimientos, pero en verdad no quería que sufrieras, por favor perdóname –
dijo haciendo una reverencia en modo de disculpa -.
- Aunque no puedo
negar que me dolió mucho tu traición, te lo agradezco mucho, de no haber sido
por eso, no hubiera conocido nunca el amor que me brinda Yuya – dije
sonrojándome al pronunciar su nombre -.
- ¿Lo quieres
mucho? – Preguntó Yabu sonriente a lo que yo asentí – él es un buen tipo y por
la cara que pones de seguro te hace muy feliz.
- Mucho.
- Bueno, ya que
tengo tu perdón ya puedo irme tranquilo.
- ¿Y Morimoto-kun?
- Nos iremos
juntos y con sus padres, les he conseguido empleo a ambos en la sucursal de la
empresa allá en Osaka y Ryu seguirá con sus estudios en una de las mejores
universidades de allá.
- Te deseo lo
mejor en tu nueva vida – dije al mismo tiempo que lo abrazaba amigablemente -.
- Lo mismo deseo
para ti – dijo correspondiendo al abrazo -.
- Hasta pronto.
- Hasta pronto –
dijo finalmente, nos separamos y sonriéndonos dulcemente, volvimos cada uno a
seguir con su camino, sintiendo como un peso se me quitaba de encima.
Pasaron los días y
después de haber recorrido casi toda la ciudad en busca del apartamento en el
que viviríamos, por fin habíamos conseguido uno que nos quedaba más cerca al
trabajo, terminando completamente agotados con lo de la mudanza y demás cosas,
pero estábamos realmente felices por el gran paso que habíamos dado.
Ya llevábamos tres
días de habernos mudado y aunque ya dormíamos en la misma cama, no habíamos
hecho la “inauguración” correspondiente del apartamento y la verdad era que
deseaba mucho hacer aquello y sabía que mi novio también lo estaba.
- Yuyan, tengo
frío – dije melosamente, mientras abrazaba a mi novio, que se encontraba
sentado en el sofá de la sala -.
- Pe… pero como no
vas a tener frío si solo llevas esa camisa puesta y tu ropa interior – dijo
mirándome de pies a cabeza, aunque a la vista de él llevaba eso puesto, de
seguro no imaginaba que lo segundo sí que no lo tenía -.
- Pero para eso
estás tú, para que me des calor – dije, sentándome sobre sus piernas, quedando
frente a frente con él -.
Rodee su cuello
con mis brazos para así comenzar a besarlo de manera demandante, siendo
correspondido torpemente por él, acto que me causó muchísima gracia. Poco a
poco comencé a adentrar mi lengua en su boca, profundizando mucho más aquel
beso, sintiendo como mi cuerpo se calentaba a cada instante y más al sentir sus
manos sus manos acariciar mi cuerpo.
- Toca más abajo –
dije seductoramente, separándome del beso, pero sin alejar mucho mis labios de
los suyos y así tal cual como se lo ordené, lo hizo, llevándose una gran
sorpresa -.
- Ke… Kei ¿Y tu
ropa interior? – preguntó nerviosamente, pero aun así no dejaba de palpar
aquella zona que estaba desnuda -.
- Por eso te decía
que tenía frío ¿quieres calentarlo por mí? – Dije de manera inocente,
levantando la parte delantera de mi camisa, mostrándole mi miembro que estaba
apenas despertándose -.
- ¿Puedo? –
preguntó como si no creyera lo que estaba pasando -.
- Claro que sí,
toca todo lo que quieras – dije, viendo como él acercaba su mano hasta mi
miembro, rodeándolo con ésta, haciéndome estremecer un poco por aquel contacto
y más cuando comenzó a masturbarme, aunque lo hacía suavemente se sentía muy
bien -.
Mientras él se
hacía cargo de mi miembro, yo sin dudarlo comencé a desabotonar su camisa,
besando y lamiendo gran parte de su cuello y de su pecho que quedaba
descubierto, mordiendo sus tetillas al llegar a ellas, escuchando unos leves
jadeos de su parte, me encantaba que tuviera la piel tan sensible, pero quería
mucho más de él, así que introduje una de mis manos bajo su pantalón de pijama,
tocando aquel miembro que ya comenzaba a endurecerse.
- El tuyo también
tiene frío – dije acariciándolo suavemente – tendré que calentarlo – me levanté
de su regazo, para después agacharme, quedando a la altura de su entrepierna,
quitándole de inmediato sus pantalones y así visualizar aquello que tanto
deseaba -.
Me sentía
completamente en el cielo, con el solo hecho de que Kei tuviera sus manos
puestas sobre mi miembro y todavía más cuando comenzó a lamerlo lentamente,
desde la base hasta la punta, dándole suaves mordidas al llegar a ésta última y
para luego introducírselo entero en la boca, haciéndome jadear de puro placer,
hasta finalmente correrme en su cavidad, viendo como se lo tragaba de inmediato
y lamía lo que quedaba alrededor de éste.
Era la segunda vez
que gozaba de tal privilegio, pero a diferencia de la primera vez, en esta
ocasión estaba con mis cinco sentidos bien puestos y nada en el mundo podía
dañar este momento.
- Vamos a la
habitación – dijo Kei comenzando a desabotonar su camisa, mientras caminaba hacía
ésta, quedándome sentado en el sofá sin hacer movimiento alguno, asimilando
todo lo que estaba e iba suceder en esos momentos, haciendo memoria de todo lo
que me había explicado Dai-chan sobre el tema. Respiré profundo y llenándome de
valor, caminé rápidamente hasta la habitación, encontrándome con mi novio
completamente desnudo, acostado sobre la cama, con las piernas muy abiertas -.
- Pensé que no
ibas a venir ¿todavía tiene frío? – preguntó, señalando mi parte baja que
volvía nuevamente a endurecerse -.
- Mucho… ¿sabes si
hay alguna manera de que se le quite? – dije en un intento de sonar sensual,
pero eran tanto mis nervios que no estaba muy seguro de haberlo hecho bien -.
- Hay una manera –
sonriendo con picardía – si lo metes aquí, dejará de sentir frío de inmediato –
dijo, acariciando levente su entrada -.
Fue tanta la
excitación que sentí en esos momentos, que haciendo caso no más a mis impulsos,
me abalancé sobre él, besándolo fogosamente, frotando fuertemente mi miembro
con el suyo, sacándole esos jadeos que tanto deseaba escuchar y que para mí
eran como el canto de los ángeles.
- Me… mételo ya… -
decía Kei ansioso y sin querer hacerlo esperar más, introduje mi miembro de una
sola estocada, sintiendo lo caliente que estaba su interior, me preocupé por
unos momentos en que le doliera, pero de tan solo ver su cara llena de placer,
dejé de preocuparme, comenzando con las embestidas, pero de un momento a otro y
con una fuerza que desconocía totalmente que tuviera mi novio, cambiamos de
posición, quedando él arriba, cabalgando ágilmente sobre mi miembro,
permitiéndome entrar muchísimo más en su interior, acomodé mis manos sobre su
cintura para ayudarlo a subir y a bajar, sintiendo de repente como algo húmedo
caía sobre mi abdomen, tomé un poco de lo que había caído con uno de mis dedos,
para luego dirigirlo hacía mi boca, probando de su esencia.
Aunque ya se había
corrido, Kei no dejaba de moverse y no lo hizo hasta que sintió mi semen mojar
su interior, acompañado de un fuerte jadeo.
- Yu… Yuya –
susurró mi nombre agitado, haciendo que saliera de su interior, acostándose
sobre mi cuerpo, dejando su rostro cerca del mío, para luego besarme dulcemente
-.
- Kei, te amo –
dije, recibiendo una tierna sonrisa de su parte -.
- Yo te amo mucho
más – dijo sonriente -.
- Pues yo llevo
más tiempo estando enamorado de ti.
- Pero yo te amo
más y punto – dijo, dándome un casto beso en los labios – tenemos que seguir
con lo de la inauguración – dijo acariciando mi pecho -.
- ¿Pero no
acabamos de hacerlo ya?
- Eso fue solo el
principio, tenemos que hacerlo en todo el apartamento – dijo sonriendo con
picardía, lo abracé fuertemente, realmente feliz de estar en esos momentos con
él, con la persona que amaba y con la que en algún momento pensé que jamás
alcanzaría, pero ahí estábamos, juntos, desnudos y completamente enamorados -.
- Brindo porque
los del trío de vírgenes, ya dejaron por fin de serlo – dije, alzando la copa
que llevaba en mi mano, estábamos en la tan nuestra noche de chicos, solo que
cambiamos las discotecas por bares más tranquilos y en los que podíamos
conversar a gusto -.
- No lo digas tan
alto – dijo Yuri apenado -.
- Pero es que me
siento tan orgulloso, por un momento pensé que sería yo el que les haría el
favor, claro, si estuviera soltero.
- Gracias al cielo
que no – dijo Hikaru -.
- Pues de lo que
te perdiste – dije en modo de broma -.
- Gracias – dijo Yuya,
que no paraba de reírse por el comentario de Hikaru.
Me alegraba mucho
de que mis amigos y yo, casi al mismo tiempo habíamos sido envueltos por las
bondades del amor, quizás de maneras muy distintas del uno al otro, pero de
saber que ellos eran igual de felices que yo, con eso me bastaba para ser
completamente feliz y sabía que nada ni nadie nos arrebatarían tal felicidad.
FIN