28 feb 2025

COMPASS ROSE - Capítulo 37

 Hola, hola!!!! 

¿Cómo están todos? Espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa. 

Ésta vez si hago la entrada rapidita porque tengo que empezar a trabajar!!!! 

Muchas gracias por su cariño a mis historias y esperen a mediados de marzo la tercera parte de Heat, agarrénse bien esos calzones jajajajaja



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 37

*Daiki*

Nuestro viaje de vuelta resultó ser más ameno y placentero a comparación del de ida y ahora más al saber que mis sentimientos por Kei fueron hermosamente correspondidos, pudiendo sentir cuerpo y mi mente mucho más ligeros que antes y aunque por ahora tengamos que mantenerlo en secreto por diversas razones, me encargaré de hacerlo plenamente feliz.

- Ya desde aquí se ve el castillo – dice Kei con una hermosa sonrisa.

- Por fin en casa – digo dándole un dulce beso en la mejilla.

- ¿Te sientes nervioso?

- No, para nada y menos ahora que estamos juntos – digo tomando su mano para besar el dorso de ésta – espero puedas permitirme escabullirme hacía tus aposentos en las noches – digo con picardía, disfrutando de ver su rostro sonrojado.

- Bueno, no creo que eso sea una novedad – ríe apenado – de todos modos siempre lo has hecho.

 - Sí, pero ahora lo haré por otros motivos mucho más interesantes – digo acariciando una de sus piernas.

- ¿Dónde está el tierno príncipe del que me enamoré?

- Sigo estando aquí – río rozando la punta de mi nariz con la suya – te amo – digo rodeando su cintura con mis brazos.

- Yo también te amo mi príncipe – dice abrazándome de vuelta, sintiendo un reconfortante calor al estar entre sus brazos, esto es más de lo que había deseado antes.


*Kei*

Luego de varios minutos más llegamos finalmente al castillo, siendo recibidos con alegría por todos los habitantes de éste, viendo cómo mi príncipe es secuestrado por los más jóvenes después de saludar al Rey.

- ¿Cómo estuvo su viaje? – Pregunta el rey con una gran sonrisa mientras nos encaminamos rápidamente junto con Kota y Hikaru a su despacho - ¿pudieron concretar todos los asuntos pendientes?

- Claro que sí su majestad, las negociaciones fueron todo un éxito, el príncipe Daiki hizo un gran trabajo.

- Me alegra escuchar eso, me sentía un poco preocupado porque se sintiera abrumado por una responsabilidad tan grande.

- El rey Junmyeon fue bastante amable con el príncipe y todos en el palacio lo fueron  – sonrío alegre – he de decir que también me sentía un poco preocupado por su desempeño, pero lo hizo todo perfectamente, inclusive su dominio del idioma fue bastante alabado por los residentes del reino.

- ¿Entonces todo salió cómo se esperaba? -  Pregunta Kota con una gran sonrisa en su rostro, mientras me mira expectante y aprieta un poco su agarre en mi hombro.

- Sí… Mejor de lo que crees – digo apartándome un poco de su lado, sintiendo mi rostro enrojecer de ser consciente de a lo que se refiere.

- Felicidades a ambos por haber culminado con éxito su misión – dice dando un par de palmadas en mi espalda.

- ¿De qué tanto hablan ustedes? – Pregunta Hikaru curioso.

- De nada en especial, ya sabes cómo es Kota de metiche en ocasiones.

- Esa es una gran verdad – dice Hikaru asintiendo totalmente de acuerdo.

- Lo dices como si no fueras el mayor de los metiches – dice Kota desafiante.

- Lo soy – dice Hikaru orgulloso – pero tú no te quedas atrás.

- Estoy muy feliz de que les haya ido muy bien en Cottonland – dice el rey interrumpiendo nuestra conversación - Junmyeon siempre ha sido un hombre muy recto y amable, no dudo que su estadía haya sido muy reconfortante.

- Sí, es un gran hombre y me alegra mucho que le esté dando una nueva oportunidad al amor, el príncipe Sehun se ve que es una muy buena persona y que lo ama con devoción.

- Ha de estar muy emocionado por su boda – dice Hikaru con ilusión – estoy seguro de que Minseok hará un trabajo espléndido en los preparativos de ésta.

- ¿Y cómo está Kyungsoo? – Pregunta el rey.

- Sigue siendo un imprudente  – río – no sé cómo su esposo puede soportarlo todo el tiempo.

- No creo que sea tan malo – dice Hikaru dejando pasar a dos empleadas que traen bandejas con té y galletas, las preferidas del rey.

- Pero su hijo es adorable, espero no le aprenda las malas mañas – digo haciendo que todos rían por mi comentario.

- Era divertido verlos discutir de pequeños – dice Kota divertido.

- Hace tantísimo que no se celebra una boda en éste castillo – dice Hikaru pensativo.

- Ha éste paso dudo que vaya a haber una pronto – dice Kota mirando discretamente al rey – a no ser… - dice dirigiendo su mirada hacia mí.

- Hablando de la boda del rey Junmyeon, han pedido que mandemos nuestra confirmación por medio de una carta y también el nombre de quién será nuestro acompañante en caso de que lo haya.

- ¿El rey irá con alguien en especial? – Pregunta Hikaru curioso y bastante expectante por la respuesta de éste y he de decir que Kota y yo también lo estamos.

- Sí, iré con Yuri, él será mi acompañante.

- ¿Yuri? – Pregunta Kota levantándose de su asiento sorprendido y se puede decir que algo molesto.

- ¿Tiene algo de malo que vaya con él? – Pregunta el rey.

- No, no tiene nada de malo su majestad – dice Hikaru haciendo que Kota se siente nuevamente – es sólo que pensábamos que quizás ibas a invitar a alguien más, quizás alguien ajeno al castillo.

- ¿Por qué lo haría?

- Por nada en especial - dice Hikaru - me parece lindo y un gran honor que consideres a mi hijo para que te acompañe a un evento de tal magnitud.

- Yuri también es mi hijo y el ahijado del rey Junmyeon, está más que invitado a esa boda, no es necesario que sea el acompañante de su alteza – dice Kota bastante serio, haciéndome sentir un poco de escalofríos.

- Lo sé perfectamente, pero mi decisión ya está tomada – suspira - además se lo he prometido a Yuri con anterioridad y pienso cumplir con mi palabra.

- Sí, pero…

- Ay no te alteres Kota – dice Hikaru - ¿Qué tiene de malo que Yuri vaya con el rey?

- Claro que no tiene nada de malo, es sólo que me tomó por sorpresa.

- Ni que se fueran a casar después de eso – digo entre risas, recibiendo una mirada asesina de parte de Kota.

- ¿Interrumpo? – Pregunta Yuri entrando al despacho, cortando la tensión que se había creado en el lugar.

- Claro que no hijo, estábamos hablando de cómo había ido el viaje – dice Hikaru con una enorme sonrisa, levantándose de su asiento haciendo que Kota haga lo mismo – pero ya es momento de volver a nuestras ocupaciones, así que nos retiramos – dice halando a Kota hasta la salida después de despedirse de nosotros.

- ¿Y cómo les fue durante mi ausencia?

- Nos fue muy bien, Yuri es un chico muy responsable y diligente – responde el rey.

- Siempre hago lo mejor que puedo su majestad – sonríe Yuri halagado – pero sin duda alguna la presencia del señor Kei es indispensable y de verdad que nos hiciste mucha falta.

- Gracias por reconocer mi arduo trabajo Yuri.

- ¿Quieres galletas? – Pregunta el rey, acercándole la bandeja a Yuri, quién esboza una tierna sonrisa mientras asiente, tomando unas cuantas con sus manos y probarlas de inmediato, notando claramente que se miran con total devoción, ignorando mi presencia. Haciéndome cuestionar seriamente si con anterioridad había notado este tipo de comportamiento entre los dos.

- ¿Necesitan que les ayude en algo? – Pregunto mirando la pila de papeles que están sobre el escritorio.

- No es necesario, creo que por hoy puedes descansar, acabas de llegar de un viaje bastante largo – dice el rey con voz amable.

- Estoy bien – sonrío – puedo trabajar perfectamente.

- Mejor ve y descansa – dice ahora con tono serio, como si se tratara de una orden - ya mañana puedes venir a cumplir con tu trabajo habitual.

- Está bien, está bien – digo resignado – pero cualquier cosa que necesiten no duden en avisarme.

- Lo haremos – responde Yuri con una linda sonrisa. Y sin objeción alguna de mi parte, hago una reverencia ante el rey y me despido del joven ayudante antes de retirarme del despacho, con un montón de dudas formándose en mi cabeza con respecto a ellos dos – debe ser el cansancio por el que comienzo a pensar en cosas que no son – digo negando al mismo tiempo con la cabeza, mientras camino con prisa hacía mi habitación.


*Ryosuke* 

- ¿Y cómo te fue? ¿Avanzaste en algo con el señor Kei? – Pregunto al momento en que Yuri y Yuto abandonan la habitación para volver con sus actividades, emocionado por saber cada detalle, bueno, no tanto detalle llegado el caso.  

- Sí – dice asomándose un muy intenso color rojo en sus mejillas – dimos demasiados pasos a la vez en Cottonland.

- ¿Cómo cuáles? – Pregunto curioso y emocionado. 

- No creo que sea correcto que lo sepas, es… Muy íntimo…

- Lo… ¿lo hicieron? - Pregunto sorprendido, mientras mi amigo asiente avergonzado -  ¿y dolió?

- Bueno, no realmente, pero a Kei sí… - Responde todavía con la cara roja de la pena.

- Ya veo, eres del tipo que da – digo entre risas, recibiendo un golpe en mi brazo de su parte.

- Mi intimidad no debería ser motivo de burla.

- Lo siento, es que de verdad me ha sorprendido – río, sobando la zona anteriormente golpeada – pero me alegro mucho por ambos.

- Muchas gracias por tus buenos deseos – sonríe.

- Han dado un muy gran paso, más rápido de lo que pensé – río divertido – ni con Hikaru he llegado a ese nivel y eso que llevamos mucho más tiempo siendo pareja.

- ¿Todavía no?

- No, pero en mi defensa es él el que se escabulle – río divertido

- Me sorprende que siendo todo un adulto se comporte de esa manera.

- Pero no voy a negar que el que haga eso me parece adorable, me divierte seducirlo y ver hasta dónde puedo hacer que ceda a mis deseos.

- En ocasiones me das miedo – ríe - pero espero que pronto puedas hacerlo caer en tus redes.

- Eso espero también, ya me ha hecho esperar mucho.

- Sobre mi relación con Kei lo hemos hablado y está de acuerdo en que de momento la mantengamos en secreto hasta que lo discutas con tu hermana.

- Muchas gracias – suspiro – en verdad no es nada fácil enfrentarme a ella, está demasiado ilusionada con que me case con alguno de ustedes. 

- Lo entiendo – dice apoyando una mano en mi hombro, consolándome.

- En verdad lamento mucho las molestias.

- No te preocupes por eso, Kei también le tiene miedo a mi hermano, por eso aceptó tan fácilmente el ocultar nuestra relación.

- Entonces estamos a mano.

- Eso parece – sonríe dulcemente, bostezando de repente.

- Debes estar agotado por el viaje, será mejor dejarte descansar.

- Muchas gracias, eso haré - dice volviendo a bostezar, haciendo que yo haga lo mismo, riendo ambos.

- Nos vemos más tarde – digo levantándome del mueble, viendo como mi amigo se dirige a su cama, tumbándose sobre ésta.

- Nos vemos – dice antes de quedarse dormido en cuestión de segundos.

- Vaya, eso fue muy rápido – río arropándolo con una de las sábanas, saliendo de su cuarto sin hacer el más mínimo ruido - ¿debería buscar a Hikaru? – Pregunto para mis adentros, pensando en que quizás siga en el despacho del rey, pero mientras sigo con mi camino hacía dicho lugar, lo veo al protagonista de mis pensamientos junto con el señor Kota, caminando rápidamente tomados de la mano, haciéndome sentir un poco celoso por tal cercanía y más sabiendo desde hace un tiempo y por boca del mismo Hikaru que estuvo mucho tiempo enamorado de él. 

Sé que no debería sentirme molesto por eso, ya que él ahora está conmigo y que su enamoramiento por el señor Kota nunca fue correspondido, pero de cierto modo siento envidia por la relación tan cercana que tienen, además de que comparten un hijo en común, aunque adoptivo, pero su hijo igualmente. Su más grande adoración.

- ¿Debería seguirlos? – Vuelvo a preguntar para mí mismo, negando de inmediato con la cabeza por pensar en aquella idea tan absurda, tengo que confiar en mi pareja, pero igualmente quiero saber qué pasó, Hikaru se veía algo molesto ¿habrá ocurrido algo malo? ¿Qué hago? - Voy a echarlo a la suerte – digo sacando una moneda de mi bolsillo – sello – digo lanzándola al aire, viendo que ha caído justo ese, dirigiendo mi caminar hacia dónde va mi amado.


*Hikaru* 

- ¿Qué fue eso? – Pregunto cerrando la puerta de mi habitación al estar ambos dentro de ésta.

- No sé de qué estás hablando – dice desviando la mirada. 

- No te hagas el tonto Kota, te conozco muy bien – digo molesto - ¿por qué reaccionaste de esa manera? ¿Qué tiene de malo que el rey desee ir con Yuri como su acompañante a la boda?

- No tiene nada de malo, es sólo que…

- ¿Qué?

- No me lo esperaba para nada, además… - Dice quedándose en silencio por varios segundos, desesperándome más de lo que ya lo estoy.

- Por Dios Kota no me dejes las frases a medias.

- Me sentí celoso, eso es todo.

- ¿Celoso? ¿Pero por qué? – Pregunto tratando de no reírme de su expresión preocupada.

- Porque todavía es difícil hacerme a la idea de que algún día Yuri encuentre a alguien con quién casarse y nos abandone.

- No creo que Yuri vaya a hacer eso – río con ternura de verlo haciendo un pucherito – y si llegase a ocurrir aquello, pues es parte de la vida – digo acercándome para darle un abrazo, dándome éste uno de vuelta.

- Lo sé, pero no dejo de verlo como el niño dulce que rescatamos de ese lugar horrible.

- Yo también lo sigo viendo como nuestro bebé, pero hay que aceptar que ya está en edad de que se enamore y quiera formar una familia con alguien, no podemos arrebatarle eso – digo dándole suaves palmaditas en su espalda – además debes de considerar todo un honor que el rey lo aprecie tanto, así como todos en el castillo y en el reino.

- Eso es verdad – sonríe – perdón por comportarme como un idiota.

- Que lo hagas de vez en cuando está bien – sonrío, apartándome lentamente de él – pero algo más te pasa, te he sentido extraño desde ésta mañana, así que espero que lo sueltes o te lo sacaré a la fuerza.

- No quiero hablar de eso – dice volviendo a desviar la mirada como si se tratase de un niño malcriado, tan grande y tan tonto.

- ¿Pasó algo con Ryutaro? – Pregunto notando cómo aprieta un poco los labios - ¿Se han peleado?

- Por supuesto que no – dice con firmeza, volviendo su mirada hacia mí – no es con él el problema.

- ¿Entonces?

- Va a venir un amigo suyo, del reino en el que estuvo viviendo hace unos años.

- ¿Estás preocupado de que sea algún pretendiente de Ryutaro? – Pregunto tratando inútilmente de no soltar una carcajada.

- ¡No te rías! – Exclama molesto.

- No deberías preocuparte por esa tontería – río divertido – que inseguro te has vuelto ¿dónde está el Kota seguro de sí mismo y hombreriego que conocí?

- Créeme que no me sentiría inseguro si no hubiesen veinte años de diferencia entre los dos.

- Si sigues pensando así Ryutaro te va a dejar en serio – digo recibiendo una mirada fulminante de su parte - ¿y dentro de cuando llega?

- En una semana – suspira – quiere traerlo al castillo también para que nos conozca a todos.

- Entonces será más que bienvenido – digo sonriendo ampliamente, ganándome un ligero golpe en la cabeza.

- Tengo muchísimas cosas que hacer todavía – dice acercándose a la puerta – nos vemos en la cena - dice abriendo ésta, sonriendo de repente – te buscan – dice saliendo de mi habitación, dejando la puerta abierta, entrando rápidamente mi pequeño tormento, cerrándola de inmediato.

- ¿Qué haces aquí? ¿Me estabas espiando? – Pregunto curioso y un tanto preocupado por si alguien lo ha visto entrar aquí.

- Sólo quería verte – dice acercándose y darme un beso en los labios.

- No está bien espiar a las personas – digo rodeando su cintura con mis brazos - ¿estabas celoso? – Pregunto viendo cómo su semblante cambia a uno de total desagrado, mi Ryosuke es tan fácil de leer.

- Sólo un poquito…

- No debí contarte que él me gustaba – digo besando su mejilla con ternura - ¿crees que si siguiera sintiendo lo mismo por él  así estaría contigo?

- ¿Estás molesto? – Pregunta mirándome notablemente arrepentido - no era mi intención espiarlos, es sólo que te vi molesto y quise saber qué pasaba.

- No es nada de lo que debas preocuparte – digo volviendo a besar sus labios – eran sólo asuntos familiares – sonrío - ¿Qué tanto escuchaste?

- Creo que todo – dice apenado – lamento haber sido tan entrometido.

- No lo lamentes, eso ya lo he notado con anterioridad – río divertido al ver su expresión de molestia - ¿y por qué querías verme con tanta urgencia?

- ¿Acaso necesito una excusa para ver al hombre que amo? – Pregunta, rodeando mi cuello con sus brazos, besándome con intensidad por un largo rato.

- Ryosuke… Por favor… - Digo apartándolo un poco – aquí no por favor, Yuri podría entrar en cualquier momento.

- Ven ésta noche a mi cuarto – dice con súplica – prometiste que lo harías, pero no me has dicho cuándo y yo estoy muy ansioso de estar contigo – dice volviendo a besarme.

- Ryosuke…

- Por favor – dice mirándome de esa manera tan tierna que me es casi imposible no car ante ella.

- Está bien, iré ésta noche – digo dándole otro beso en los labios, queriendo estar así con él todo el tiempo si se me permitiera.

- Entonces, te estaré esperando – sonríe - ¿a eso de la medianoche te parece bien? – Pregunta emocionado.

- Me parece bien – respondo besando finalmente su frente antes de salir ambos de mi habitación, cuidando de que no haya alguien que pudiese vernos.


CONTINUARÁ...


 

5 feb 2025

HEAT - Parte 2

 Hola, hola!!!! 

¿Cómo están todos? espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nueva parte les saque una gran sonrisa. 

En verdad que estoy muy contenta por el recibimiento que ha tenido ésta historia, no soy la más ilustre del Omegaverse pero en verdad espero hacer un buen trabajo y que por sobre todo les agrade, estoy amando mucho hacer ésto. 

Así que sin hacerlas esperar más, espero que les guste ésta nueva parte, la tercera será la última de ésta parejita y pues que sobrevivan para la siguiente jajajajaja

Nos leemos nuevamente a finales de éste mes.

PD: El Nudo es eso que les pasa a los perritos cuando están copulando, que el pene se les hincha y se quedan pegados un rato a la perrita.  




Tema: HEAT
Extensión: Mini Serial
Parejas: TakaChii
Autora: Akari-chan


PARTE II

*Yuya*

Siempre pensé de aquellos alfas que complacían en todo a sus omegas que eran unos tontos y unos seres sin personalidad que solo viven a través de los deseos de su pareja. O eso pensaba hasta el día de hoy, en el que me he dado cuenta que ahora soy uno de ellos.

- ¿Irás a la presentación del joven Chinen en la noche? – Pregunta Yabu mientras me ayuda a revisar unos contratos.

- Por supuesto, no me perdería por nada en el mundo una presentación de mi omega – sonrío ampliamente – últimamente he desarrollado un gran interés en el baile.

- Diría que más bien en el omega que se presenta – sonríe pícaramente.

- Por sobre todo eso – suspiro dejando los papeles sobre el escritorio, viniendo a mi cabeza la hermosa sonrisa de éste y su agradable aroma a chicle.

- Te gusta mucho ¿no es así?

- Me encanta – sonrío embobado – estoy enamorado de él, completamente enamorado.

- Me alegra mucho escucharlo tan feliz mi Señor – sonríe sinceramente – el señor Chinen es un omega excepcional y a pesar de las limitaciones que sufren los omegas en el campo laboral él ha podido destacar maravillosamente.

- Es sorprendente – digo mirando la hora en mi reloj de pulso – creo que ya es momento de comenzar a prepararme para salir.

- ¿Deseas que te lleve en el auto?

- No, muchas gracias, ésta vez seré quien conduzca.

- Está bien, que pases una excelente noche mi Señor, estaré al pendiente de lo que llegues a necesitar.

- Muchas gracias, me contactaré contigo si requiero de tu ayuda – digo mientras guardo mis pertenencias en mi maleta – ¿sabes? Siento que cada vez es más insoportable el hecho de no estar a su lado todo el tiempo.

- Cuando lo marques será mucha más intensa esa necesidad – ríe divertido.

- ¿Más de la que siento ahora?

- Bueno, no podría decírtelo por experiencia ya que no tuve la oportunidad de marcar a un omega, pero sólo hay que pensar en cómo es el señor Inoo con su esposo.

- Es verdad, apenas es la hora de salida y ya tiene un pie fuera de la empresa y se pone ansioso e insoportable cuando tenemos alguna reunión de emergencia – río - ¿eso me pasará a mí?

- No lo dude mi Señor, así que puedes ir preparándote para lo que te espera.

- Estoy decidido a aceptar lo que se venga – sonrío con total alegría.

- Saluda al señor Chinen de mi parte.

- Lo haré, que pases una muy buena noche.

- Igualmente mi Señor – dice haciendo una reverencia.

- ¿No vas a salir?

- Me quedaré a terminar unos pendientes, es poco, así que no creo demorarme más de una hora.

- Está bien, nos vemos mañana – digo finalmente saliendo por fin de mi despacho al encuentro con mi amado omega.

Ha pasado un mes desde que conocí a mi destinado, un lindo y pequeño omega llamado Yuri que me tiene a sus pies desde el primer segundo que mis ojos se encontraron con los suyos. Al que adoro cortejar debidamente con flores, joyas, dulces y salidas a cenar; siendo su sonrisa, su dulce aroma a chicle y sus besos la mejor recompensa para mí y todo lo que necesito para seguir trabajando fuertemente para proveerle de todo lo que desee.

Pero así como es de lindo y encantador, también es caprichoso, haciendo siempre pucheritos como niño berrinchudo cuando decido molestarlo un poco y finjo no querer darle algo; pensando en lo hermosa que es la secuencia en la que cruza sus brazos y frunce sus preciosos labios, esos labios carnosos y dulces que se han convertido en mi obsesión, los cuales beso inicialmente con ternura, deshaciendo poco a poco aquel adorable puchero al adentrar mi lengua en su boca, haciéndolo mucho más profundo y apasionado, hasta dejarlo sin aliento.

- Por favor Yuya, contrólate – digo para mis adentros, mientras dejo mí auto en el estacionamiento del teatro, saliendo del auto con un ramo de hermosas rosas rojas entre mis manos.

Entro al auditorio con prisa al notar que faltan pocos minutos para que empiece la presentación, encontrando mi asiento correspondiente en la primera fila, sonriendo orgulloso de pensar en aquella vez que mi omega me pidió que siempre estuviera lo más cerca posible del escenario, ya que mi aroma hace que se sienta menos nervioso y pueda desempeñarse mejor en su actuación y como el alfa obediente que soy cumplo perfectamente con mi labor.

Las luces se apagan y con éste simple acto el espectáculo se da por iniciado, fijando toda mi atención en mí adorado omega, quién baila con gracia y una delicadeza impresionante, tan preciso en cada uno de sus movimientos que hace que me sienta hipnotizado ¿y para qué negarlo? Un poco excitado. Disfrutando no sólo de su destreza en el Ballet, sino de cada parte de su cuerpo que resalta tan espléndidamente gracias a ese traje hecho a medida para él, aquel cuerpo que cuando nos besamos delineo lentamente con mis manos, ansioso por apretar con estas sus partes más suaves e íntimas…

- ¿Señor está bien? – Pregunta preocupada la señora que está sentada a mi lado.

- Sí, lo estoy… - Respondo rápidamente.

- Por favor señor controle esas feromonas – dice en voz baja otro de los asistentes.

- Pe… Perdón – me disculpo notando que las demás personas a mí alrededor me miran con desaprobación, quizás pensando que soy un alfa idiota y pervertido. Me disculpo nuevamente y me acomodo en mi asiento, respirando profundamente hasta tener controladas mis feromonas, lográndolo con éxito a los pocos segundos, iniciando un nuevo acto en la obra en la que no participa mi omega, sintiéndome un tanto aburrido por su ausencia, así que comienzo a divagar en mis pensamientos – hay muchos alfas aquí – digo para mis adentros, pensando en todos esos alfas que lo vieron anteriormente, sintiéndome molesto de sólo imaginarlo ¿lo habrán visto con deseo? ¿Con malas intenciones? ¡No quiero que lo hagan! ¡Es mi omega! ¡No tienen derecho de verlo más que yo!

- ¡Señor!

- ¡Lo siento! – Digo saliendo del auditorio como alma que lleva el diablo, avergonzado por las cosas que estaban comenzando a invadir mi cabeza - ¿pero qué me pasa? – Pregunto extrañado y muy molesto conmigo mismo, sorprendido de sentirme como un alfa de las cavernas que no puede controlar apropiadamente sus instintos - ¿tendrá que ver con la abstinencia? – Sonrío amargamente, entrando al baño para refrescar mi rostro.  

Pensé que cuando me encontrara con mi omega iba a ser todo como había querido siempre, enredado entre las sábanas junto a él después de una maravillosa sesión de sexo, pero por más que ese sea mi deseo y que mis ganas de tomarlo son inmensas no he tenido el valor de hacerlo, me gana el temor de rechazarle después de hacerlo y en verdad que no quiero que eso suceda, no lo soportaría y menos cuando me siento tan pleno a su lado.

Miro por última vez mi reloj y me dirijo nuevamente al auditorio antes de que empiece el siguiente acto, mentalizándome en mantener mis feromonas controladas y de no molestar a los demás presentes, esperando ver de nueva cuenta a mi omega sobre el escenario y esperar pacientemente a nuestro encuentro, quizás estando cerca de él pueda tranquilizarme del todo.


*Yuri* 

- Muchas gracias a todos por su duro trabajo en el día de hoy, la presentación ha sido todo un éxito – dice la directora mientras todos aplaudimos y celebramos el final de la temporada de Ballet. Invitándonos también a la fiesta que se dará a cabo en un bar muy exclusivo de la ciudad, pero la he rechazado con anterioridad ya que prefiero pasar la noche con mi alfa.

- Estuviste espléndido mi amor – dice mi alfa llegando a mi lado en el lobby del teatro, llevando un precioso ramo de rosas en sus manos.

- Gracias – sonrío recibiendo el ramo con ternura, recordando el de la primera vez que nos vimos, aquel que sequé y ahora se encuentra enmarcado y colgado en la sala de mi apartamento como mi más grande tesoro, el primer obsequio de mi alfa. Recibiendo también un dulce beso en los labios y un fuerte abrazo de su parte.

- Me has hecho tanta falta hoy – dice mientras aspira mi aroma profundamente, compartiéndome también el dulce del suyo; sonriendo de satisfacción al haber notado a pocos días de nuestro primer encuentro que su aroma a vino tinto cambia según su estado de ánimo, a uno dulce y suave cuando está feliz, principalmente cuando está a mi lado, cambiando a uno fuerte y amargo cuando se molesta, al parecer sólo yo puedo notarlo y eso me hace sentir orgulloso.

- También te extrañé mucho – digo disfrutando de estar tan cerca de mi alfa, cuidando de no aplastar las flores. Éste último mes ha sido el más maravilloso de mi vida; el conocer por fin a mi alfa me ha dado la mayor de las alegrías. Es un hombre guapo y muy atento, más de lo que hubiese imaginado antes, muchísimo más de lo que soñé alguna vez.

- ¿Vamos al auto? – dice tomando mi mano, comenzando con nuestro camino hacia el estacionamiento.

- Sí, por favor, quisiera descansar un poco mis piernas.

- ¿Quieres que te lleve en brazos?

- No, no te molestes… – pero antes de que pudiese decir algo más él ya me estaba cargando en sus brazos, como a una princesa, sintiéndome algo avergonzado por cómo nos miran las personas que pasan por nuestro lado, pero eso no es más grande que la alegría que siento por ser tan mimado por mi pareja.

- ¿A dónde quieres ir a cenar hoy? – Pregunta caminando con firmeza y prisa.

- Quisiera ir a comer algo más casual, como una pizza o una hamburguesa – respondo recostando mi cabeza en su hombro, disfrutando de la cercanía del otro.

- Lo que desees mi amor – dice besando con ternura mi frente, llegando hasta donde se encuentra estacionado su auto, bajándome delicadamente y dándome un beso lento y profundo en los labios, abriendo luego la puerta del copiloto e invitarme a sentar, cerrando ésta para ir a su asiento correspondiente.

-  Por cierto, pude sentir muy claramente tu aroma entre el público – digo sonriente y más por el hecho de que mi alfa estaba haciendo caso a mis peticiones, en verdad que sentirlo cerca me relaja mucho – Aunque... ¿Pasó algo? ¿Por qué se hizo tan fuerte por momentos? – Pregunto curioso y un poco preocupado; en lo que llevamos juntos nunca había sentido su aroma tan inestable.

- He de confesar que me sentía demasiado cautivado por uno de los hermosos bailarines – dice comenzando a conducir hacía la salida del estacionamiento, saliendo de éste a los pocos minutos, fundiéndonos con las ajetreadas calles de la ciudad.

- ¿En serio? ¿Era muy hermoso? – Pregunto sabiendo perfectamente que está hablando de mí, pero me encanta escucharlo de sus labios una y otra vez.

- Sí – sonríe coqueto – y me lo he traído conmigo – dice acariciando suavemente mi pierna derecha mientras el semáforo está en rojo, haciendo que me estremezca por su leve contacto, queriendo sentir más de sus caricias, pero se detuvieron al cambiar la luz a verde, retirando su mano, volviendo ésta a la palanca de cambios.  

- Estabas celoso también – digo volviendo mi mirada a él, luciendo tan atractivo haciendo algo tan simple como conducir un auto, sonriendo avergonzado por hallarse descubierto. Además de apreciar y amar sus cualidades, también he podido notar muy bien lo celoso que es, el cómo aferra su mano en mi cintura, apegándose más a mi cuerpo cada que otro alfa me mira aunque sea de reojo. Me gusta esa sensación de sentirme de su propiedad.

- De repente comencé a sentir celos de todos lo que te miraban – ríe – lamento mucho haber fastidiado a tu público.

- Eso no importa ahora – sonrío, llevando mi diestra a su mejilla para acariciarla con suavidad, mientras Yuya recuesta un poco su cabeza sobre ésta, sin dejar de prestar atención a la carretera.

Al poco tiempo llegamos al lugar que mi alfa escogió para cenar, un restaurante de comida rápida bastante popular, pero nada parecido a los restaurantes con estrellas Michelin a los que acostumbra él a llevarme. Pero para ser sincero me siento demasiado cómodo al estar en un lugar con un ambiente más alegre y familiar.

- ¿Te gusta? – Pregunta mi novio sentándose a mi lado.

- Me encanta, hace mucho no venía a éste lugar.

- ¿Venías mucho a éste lugar?

- Cuando era niño siempre venía después de cada presentación junto con mis padres – sonrío con nostalgia – pero como bailarín de Ballet tengo que mantener una dieta, así que ya lo hago muy de vez en cuando.

- ¿Entonces he hecho mal en regalarte dulces?

- No es malo pecar de vez en cuando – digo finalizando con un guiño coqueto – además eso lo compenso con ejercicio.

- Para mí te vez muy bien – dice besando mi mejilla, acercándose un poco más al notar que un mesero alfa se acerca a nuestra mesa.

- Muy buenas noches – dice con una enorme sonrisa - ¿Desean pedir algo? – Pregunta acercándonos la carta.

- En un momento te avisamos – dice toscamente, haciendo que el mesero se retire presuroso.

- No seas grosero Yuyan – digo haciendo un pucherito, llamándolo con ese apodo tan adorable que sé que a él le encanta, porque se ha sonrojado.

- No estoy siendo grosero, sólo quería que ese joven supiera cuál es su lugar – dice besándome despacio en los labios, afianzando su agarre en mi cintura, bajando poco a poco hasta mi cadera en donde aprieta un poco, haciéndome estremecer un poco.

- Yuya… Las feromonas – digo apartándolo un poco sin realmente querer hacerlo – aquí hay niños – digo viendo cómo los padres de éstos nos miran con molestia.

- Lo siento – dice apenado mientras mira la carta, llamando al mesero de hace unos momentos para que anote nuestro pedido.

Al llegar nuestras hamburguesas nos disponemos a comerlas mientras conversamos de cualquier trivialidad o de cómo nos fue durante el día, recibiendo uno que otro beso en mis labios y una sutil caricia en mis piernas o espalda, mientras el aroma de mi alfa se alternaba entre el dulce y el amargo.

- ¿Quieres que vayamos a algún otro lado? – Pregunta al estar nuevamente ambos dentro del auto.

- Deseo ir a casa, estoy algo cansado.

- Está bien, entonces te llevaré a tu apartamento – dice acariciando un poco mi cabeza antes de encender el auto, comenzando éste a moverse.

Aunque nuestra relación va viento en popa, hay algo que me preocupa y no sé si será correcto comentárselo o de plano no hacerlo y esperar a que las cosas fluyan correctamente y vayan por el camino deseado. Tampoco quiero parecer un omega al que sólo le interesa tener sexo, porque aunque lo desee tantísimo, estoy completamente a gusto con él, con sus detalles, su compañía y en su forma tan intensa de quererme ¿debería preguntarle qué sucede?

 

- ¿Todavía no lo han hecho? – Preguntó Ryosuke consternado mientras almorzábamos en el restaurante frente a la academia.

- No… - Respondo bajando la mirada, apenado por recurrir a pedirles consejo por algo tan personal.

- ¿Pero por qué? – Preguntó Hikaru con preocupación – si en el Hospital estaban que se devoraban.

- No digo que Yuya no me desee – suspiré – porque de verdad puedo sentirlo en su mirada, en la forma que me besa y en la intensidad de sus caricias.

- ¿Entonces? ¿Cuál es el problema?

- No sé cómo explicarlo, es sólo que cuando pareciera que quiere llegar a más algo lo detiene, como si eso le angustiara.

- ¿Tendrá alguna clase de trauma? – Preguntó Hikaru pensativo.

- ¿Disfunción eréctil? – Dijo Ryosuke riendo divertido, ganándose una mala mirada de mí parte y de la de Hikaru - ¿Qué? Eso también le ocurre a los alfas.

- No creo que ese sea el caso…

- ¿Y has intentado en hablar con él sobre eso?

- ¿Crees que estaría bien hacerlo?

- Pues no lo sabrás si no le preguntas – suspiró Hikaru - Yuri – dijo sentándose a mi lado con una reconfortante sonrisa – él es tu alfa, el que ha elegido la madre luna especialmente para ti, si le dices lo que sientes de seguro te comprenderá – sonrió dulcemente – aunque sean destinados la comunicación es muy importante para cualquier pareja.

- ¿Y si se molesta?

- ¿Él te ha dado motivos como para que pienses eso?

- No…

- Confía en tu alfa Yuri.

 

- ¿Te ocurre algo Yuri? – Pregunta Yuya preocupado al estar a pocos metros de la puerta de mi apartamento ¿en qué momento habíamos llegado siquiera al edificio?

- Lo siento, creo que quedé muy absorto en mis pensamientos – digo avergonzado.

- ¿Estás bien? – Pregunta acariciando mi mejilla derecha.

- Yuya… - Susurro abrazándolo con fuerza, aspirando su delicioso aroma en busca de poder relajarme - ¿Quieres quedarte conmigo un rato más? – Pregunto sintiendo todo mi rostro arder por proponer tal cosa.

- Yuri…

- Por favor – digo suplicante, ocultando mi rostro en su pecho – sólo un ratito.

- Yo también deseo estar contigo – dice en un susurro que sólo yo puedo escuchar, sintiendo mi corazón acelerarse por su respuesta, yendo a abrir la puerta rápidamente, invitándolo a seguir.

- Bienvenido – digo con una enorme sonrisa.

- Estoy en casa – dice entrando lentamente a ésta, observando con atención cada detalle de ésta, ya que es la primera vez que entra a mi hogar.

- Perdona un poco el desorden – digo apenado de ver algunas cosas fuera de lugar.

- Es adorable – dice abrazándome por la espalda, besando dulcemente mi coronilla – y huele a ti – dice llevando sus labios hacia mi mejilla, haciéndome temblar al sentir sus manos acariciando mi pecho y en un arrebato de deseo me volteo para acercar su rostro al mío y besarlo con pasión, esa pasión que llevo conteniendo desde que nos conocimos.

- Yuyan… - Jadeo al sentir sus manos apretar mis nalgas, alzándome un poco para apoyar mi espalda en la pared, haciendo que rodee mis piernas alrededor de su cintura, profundizando muchísimo más aquel beso, tocando desordenadamente nuestros cuerpos sobre nuestra ropa.

- Yuri… Creo que… Deberíamos parar – dice mientras su respiración es agitada, apoyando su frente sobre la mía.

- ¿Por qué? – Pregunto desconcertado y más al momento en el que mi alfa se aparta un poco, asegurándose de que deje mis pies en el suelo – No te gusto… ¿Es eso?

- No, no es eso – dice mirándome con tristeza.

- ¿Entonces? ¿Aunque soy tu destinado no me consideras lo suficiente para ti? – Digo comenzando a sentir mis lágrimas bajar abundantes sobre mi rostro.

- Yuri no, no pienses eso – dice abrazándome con fuerza, mientras trato inútilmente de apartarlo, pero nunca seré tan fuerte como un alfa, así que me resigno y lo abrazo de vuelta, todavía sollozando, sin decirnos nada por un largo rato.

- ¿Me deseas? – Pregunto apartándolo un poco para mirarlo a los ojos.

- Muchísimo – dice besando mi frente - más de lo que crees.

- ¿Cuál es el problema? ¿No te parezco atractivo?

- Es una tontería que pienses así Yuri – ríe divertido – tuve una erección de sólo verte bailar hoy – dice besando castamente mis labios – tú no eres el problema, soy yo – dice avergonzado.

- ¿Puedes decírmelo? – Pregunto curioso y un poco aliviado por sus anteriores palabras, si está en mis manos ayudarle lo haré con todo el gusto.

- No estoy seguro de sí desees escucharlo.

- ¿Por qué?

- Los omegas son muy celosos.

- No creo que tanto como un alfa – digo mirándolo desafiante, indicándole que nos sentemos en el sofá que se encuentra en la sala – te escucho.

- Bien… - Suspira profundamente, tomando mis manos entre las suyas, acariciando suavemente mis dedos – antes de conocerte estuve con varios omegas, pero con ninguno tuve una relación seria – ríe apenado – aunque claro, era imposible dado a lo que ocurría después del sexo.

- ¿Y qué ocurría? – Pregunto intrigado, escuchando a mi lobo rugir por los celos de saber que su alfa había estado con otros omegas.

- ¿Tu lobo está molesto? El mío me lo está diciendo.

- Sí – respondo – aunque a mí no me molesta realmente, eres un alfa muy guapo y es normal tener tantos omegas detrás de ti.

- Ahora todos ellos son insignificantes a tu lado – dice besando el dorso de mi mano derecha, sin apartar su mirada de mí.

- ¿Y qué era lo que ocurría después del sexo? – Pregunto sonrojándome al sentir la punta de su lengua rozar la piel de mi mano.

- Los rechazaba – dice avergonzado, acercándose un poco más a mi lado – me venía la primera vez y los sacaba casi que a patadas de donde estuviésemos, los repudiaba después de eso.

- Eso es muy cruel.

- Lo sé y créeme que esa nunca fue mi intención – dice arrepentido – pero simplemente sucedía, no era algo que pudiese controlar – suspira – por eso desde hace varios meses antes de encontrarnos había decidido no tener nada con ningún otro omega.

- ¿Y hay alguna razón por la que eso suceda?

- Con mi médico llegamos a la conclusión de que quizás se deba a que ninguno de ellos era mi destinado y que por eso mi lobo hacía que los rechazara.

- Algo parecido a lo que hacía el mío antes de conocerte – sonrío - tu aroma es el único que se me hace agradable, aparte del de mi padre, hubiese sido terrible repudiarlo a él también – reímos ambos ante mi comentario.

- Yuri, te amo – dice acercando su rostro al mío, apoyando su frente sobre la mía, pudiendo sentir demasiado cerca su respiración – todo éste tiempo junto a ti ha sido lo mejor de mi vida – sonríe – eres hermoso, divertido, amable y muy trabajador, te deseo tanto que no tienes idea de lo mucho que me estoy conteniendo ahora mismo – dice besando mis labios lentamente, finalizando con una suave mordida en mi labio inferior – pero tengo miedo – dice con su mirada llena de tristeza – tengo miedo de repudiarte y de no querer verte nunca más, no quiero echar a la basura todo esos momentos, ni lo que siento por ti.

- Yuya… - Jadeo al sentir su mano adentrándose por debajo de mi buzo, acariciando mi abdomen, haciendo que me acueste sobre el sofá.

- No soportaría tal cosa – dice comenzando a besar mi cuello – prefiero morirme si llego a repudiarte – dice acomodándose en medio de mis piernas.

- Muramos juntos entonces – digo sin titubear, haciendo que él me mire con asombro – tampoco quisiera vivir si soy rechazado por mi alfa – beso la punta de su nariz – no sabremos si aquello sucederá si no lo intentamos.

- Yuri, yo no…

- Yuya, te necesito – digo en un susurro cerca de su boca – necesito tanto estar con mi alfa – digo moviendo un poco mis caderas, sonriendo extasiado de sentir su miembro duro y ansioso por entrar.

- Estás tan húmedo ahí abajo – sonríe con picardía, simulando un par de embestidas en esa zona, haciéndome retorcer y gemir de placer.

- No te contengas – digo volviendo a besarlo con desesperación, con todo el deseo que tengo reprimido – no me importa si eres rudo, quiero sentirte por completo aunque llegue a doler.

- Yuri ¿estás seguro de querer tomar el riesgo?

- ¿No te parece romántico el querer morir juntos?

- Creo que no podría esperar menos de mi omega – sonríe aliviado – entonces ¿puedo?

- Tienes mi permiso desde el primer día – sonrío coqueto – en verdad que deseaba que me tomaras ahí mismo en la camilla del hospital – digo apartándolo un poco, poniéndome de pie mientras él se acomoda sentado sobre el sofá, desvistiéndome lentamente ante su mirada llena de deseo, quedando finalmente desnudo para él a su completa disposición.

- Eres hermoso… - Susurra mirándome de pies a cabeza, extendiendo sus brazos para tomarme de las caderas y llevarme hasta su regazo, sintiendo todo mi cuerpo arder - ¿estás seguro de que quieres hacerlo? – Pregunta cerca de mi oído, recorriendo mi cuerpo con suaves caricias, como si fuera el tesoro más preciado.

- Completamente seguro – respondo besándolo con vehemencia, tratando torpemente de quitarle sus ropas, lográndolo a los pocos minutos gracias a su ayuda. Tocando con admiración su torso, bajando lentamente mis manos hacía su entrepierna, ruborizándome de sentirlo tan grande y duro, apartándolas de éste de inmediato.

- Eres libre de tocarlo todo lo que quieras – ríe ante aquel acto tan inocente de mi parte – es sólo tuyo de ahora en adelante – sonríe tomando una de mis manos para llevarla nuevamente hacía su miembro palpitante - ¿te gusta? – Pregunta expectante hacía mi respuesta.

- Mucho – digo comenzando a mover mi mano sobre éste, mordiéndome el labio ante la idea de querer tenerlo dentro, jadeando al sentir sus manos adentrándose en mis nalgas, rozando con uno de sus dedos mi entrada ya demasiado húmeda.

- Estás muy mojado – sonríe llevando sus labios a uno de mis pezones, lamiendo y chupando, mientras masturba mi pene con la mano que tiene libre haciendo que gima fuertemente, corriéndome a los pocos segundos, apoyando mi cabeza sobre su hombro, respirando agitado, embriagado totalmente por la unión de nuestras feromonas en el aire de mi sala, mientras mi alfa acaricia mi espalda dándome tiernos besos en mi mejilla, sintiéndome reconfortado pero deseando mucho más.

- Yuya por favor… - Digo suplicante luego de recobrar nuevamente las fuerzas, tomando su rostro entre mis manos para besarlo y mover mis caderas, al mismo tiempo que mi alfa las sostiene, intensificando más aquel contacto, disfrutando de sentir su pene entre mis nalgas, sonriendo de escucharlo gruñir y jadear.

- ¿Tanto lo deseas? – Pregunta besando mi cuello, a lo que yo asiento perdido en el placer que estoy sintiendo, adentrando un primer dedo con facilidad en mí agujero, moviendo mis caderas en busca de poder sentirlo más, besándolo mientras introduce un segundo, un tercero, un cuarto… Corriéndome de nueva cuenta, volviendo a caer entre sus brazos - ¿estás bien?

- Sí… - Susurro.

- Si quieres podemos dejar así por ahora – dice dándome un casto beso en los labios – no quiero que te sobre esfuerces.

- Puedo seguir – digo con reproche – peores cosas he tenido que aguantar con el Ballet, podré ser un omega que parece frágil pero mi cuerpo es muy resistente.

- Yo no pienso que seas débil – sonríe acariciando mi rostro.

- Pero sigues estando duro y no te has corrido ni una sola vez – digo haciendo un pucherito – y no me parece justo después de todo lo que me has hecho sentir.

- Con la limitada vida sexual que he tenido aprendí a aguantar un poco más - dice besando y lamiendo mi cuello, continuando con las caricias alrededor de mi cuerpo por un tiempo más hasta que he descansado lo suficiente para retomar nuestro momento íntimo, besándonos nuevamente con mucha más intensidad que antes, indicándome que levante un poco las caderas, sintiendo algo presionando mi entrada.

- ¿Todavía está en pie eso de que deseas que sea rudo? – Pregunta mirando fijamente mis ojos, con el deseo ardiendo dentro de los suyos – porque una vez que esté dentro no tendré compasión alguna – jadea sosteniendo mis caderas con fuerza, sintiendo su miembro adentrarse poco a poco, sosteniéndome de sus hombros hasta el punto de enterrar mis uñas en estos al sentirlo completamente dentro de mí, es tan doloroso, pero se siente tan bien…

Y aun cuando en un inicio dijo que no tendría compasión, esperó un tiempo a que me acostumbrara, sintiéndome tan conmovido por la gran consideración de mi alfa, sintiendo la imperiosa necesidad de corresponderle a todas sus atenciones, recompensándole de la misma manera, comenzando a mover mis caderas lentamente, disfrutando del doloroso placer de ser penetrado no sólo por mi alfa, sino mi destinado, el que la madre luna me había hecho esperar con tanto recelo y creo que ha valido totalmente la pena.

 
*Yuya*

Todo mi cuerpo se estremece al sentirlo rebotar sobre mi pene, extasiado por la maravillosa sensación de estar dentro de él, algo nunca antes experimentado, como si todo encajara a la perfección entre nuestros cuerpos, sosteniendo con fuerza sus caderas para ayudarle con su placentera acción, besando cada parte de su cuerpo que tengo cerca.

- Yuya… gime desesperado sin dejar de moverse, suplicando por mucho más, pero al mismo tiempo notando que su cuerpo está comenzando a agotarse.

- Buen chico – digo besando su frente – ahora es mi turno - digo mientras lo levanto hasta salir de su interior, ante su mirada confusa.

- ¿Dónde está tu habitación? – Pregunto mientras lo alzo en brazos.

- Al fondo a la izquierda… - dice mirándome expectante, caminando rápidamente hacía el lugar indicado, agradeciendo internamente que la puerta está abierta.

- Pensé que tu cama era más pequeña – río divertido, recibiendo un suave golpe en mi hombro de parte mi omega por tan tonta broma de mi parte, yendo hacía ésta.  

- Es que me revuelco mucho cuando duermo - dice mientras hace un puchero.

- Eso tendré que confirmarlo luego – digo besándolo fogosamente antes de estamparlo de espalda sobre la cama y abriendo sus piernas sin cuidado alguno vuelvo a estar dentro de él, embistiéndolo tal y como le había recalcado anteriormente. Derritiéndome entre lo húmedas y apretadas que son sus paredes, mientras nuestros alientos se mezclan entren jadeos, sonriendo complacido al escuchar a mi omega pidiendo por más, luchando con las ganas de voltearlo y marcarlo, pero todavía no es el momento, corriéndose éste por tercera vez, haciéndolo yo también luego de unas cuantas embestidas, derramándome en su interior, sintiendo de repente que mi pene se hincha.

- Du… Duele… - Se queja Yuri aferrándose a mi espalda, removiéndose adolorido, lo estoy anudando, sorprendiéndome de inmediato al recordar que es la primera vez que sucede.

- No te muevas – digo limpiando las lágrimas que resbalan por sus mejillas con mis labios, dándole a su paso tiernos besitos mientras acaricio sus caderas despacio – va a pasar pronto, sólo tienes que relajarte – sigo besándolo hasta que el nudo desaparece, saliendo de su interior lentamente y acostándome a su lado sobre la cama, tomándolo entre mis brazos con cuidado, completamente feliz de no sentir asco o repudio hacía él, sintiéndome ligero, como si un peso se me hubiese quitado de encima.

- ¿No me repudias? – Pregunta acariciando mi pecho, sintiéndolo ansioso por mi respuesta.

- No, claro que no – sonrío volviendo a llenar su rostro de besos, demasiado eufórico por el maravilloso acontecimiento.

- Yuya ¿lo de hace un momento era un nudo? - Pregunta con curiosidad, pero con una leve sonrisa de satisfacción en sus labios.

- Sí – sonrío - es la primera vez que lo hago y no… No me puse el condón… - Digo apoyando mi frente en su hombro, avergonzado por tal metida de pata.

- ¿Traías condones? – Pregunta curioso, riendo un poco ante mi reacción, acariciando mis cabellos tiernamente.

- En mi maleta los traigo, eran tantas las ganas que tenía de estar contigo que pensé que en cualquier momento ocurriría y justo cuando sucede no los uso – sonríe todavía apenado.

- ¿Te preocupa tanto si quedo embarazado? – Pregunta con algo de tristeza, volviendo mi mirada hacía él.

- Nada me haría más feliz que tener cachorros contigo – sonrío – pero tienes una carrera en el Ballet y no quiero que la tengas que pausar por tenerlos y menos cuando lo he hecho sin tu consentimiento.

- ¿Y qué te hace pensar que yo no los quiero? Te preocupas demasiado Yuya – dice con una cálida sonrisa – esto es todo lo que había deseado desde hacía mucho tiempo y ahora que lo tengo no voy a soltarlo y… Quiero seguir…

- ¿Estás seguro? – Pregunto besando sus labios – porque yo tampoco quiero soltarte ésta noche, ni nunca – sonrío – pero primero hay que limpiarnos e ir por los condones.   

- ¿Me llevas? – Pregunta de manera adorable, extendiendo sus brazos para que lo cargue, lo cual hago con toda la delicadeza que mi omega se merece, viéndolo desnudo y aún después de todo lo ocurrido logra verse todavía tan lindo e inocente. Él también es todo lo que necesito.

Despierto al escuchar el sonido de llamada entrante de mi teléfono que se encuentra todavía en mi maletín, levantándome de la cama con pereza en busca de éste que se encuentra en algún lugar del suelo, asustándome al ver que son las once de la mañana y contestando de inmediato al nombre de Yabu en la pantalla.

- Mi Señor, estaba tan preocupado ¿dónde está?

- Hola Yabu – carraspeo un poco para aclarar un poco mi garganta – estoy bien, más que bien, no te preocupes – digo caminando de vuelta a la cama, en dónde todavía se encuentra mi omega durmiente – estoy en el apartamento de Yuri.

- Oh, entiendo – ríe ante mi respuesta – de seguro pasaron una muy buena noche.

- Te dije que lo más probable es que estaba con el maestro Chinen – puedo escuchar a Kei a lo lejos, acercándose cada vez más al teléfono – ponlo en altavoz – le dice a Yabu - sabía que éste día llegaría y que ibas a arruinar a ese pobre omega ¿cómo está?

- No lo he arruinado, tanto – río, acariciando suavemente la cadera de mi omega que está durmiendo de lado.

- Pues se te escucha muy contento – dice Kei.

- Lo estoy – digo recostándome en la cama, apegándome al cuerpo de mi amado, quién se remueve un poco, buscando mi calor – sé que no es propio de mí pero ¿podría no ir a trabajar hoy?

- Está bien, pero sólo por hoy, que no se te haga costumbre – dice Kei - al menos no hasta que se presente su celo ¿ya le has preguntado sobre eso?

- No, todavía no – suspiro – lo hablaré con él cuando despierte.

- Que no se te olvide – dice Kei luego de dar un suspiro – que la sigan pasando maravillosamente, Yabu y yo nos encargaremos de tus asuntos, saluda al maestro Chinen de mi parte.

- Gracias.

- Mi señor, estaré al pendiente por si necesitas algo.

- De hecho si necesito pedirte un favor.

Una semana ha pasado desde nuestra primera noche juntos, pasando todas las siguientes en compañía del otro, ya fuese en su apartamento o en el mío, agradecido con la madre luna porque ahora estoy viviendo todo esto que siempre había anhelado y aunque todavía faltan muchos pasos que dar, estoy completamente seguro de que quiero darlos todos junto con él.

- Mi Señor, tiene visita – dice Yabu asomando su cabeza por la puerta de mi oficina después de tocar un par de veces.

- ¿De quién? – Pregunto apartando mi mirada de los documentos que tengo que mano, percibiendo un suave olor a chicle viniendo desde afuera – hazlo pasar – digo levantándome para recibir a mi adorado omega quién entra observando el lugar curioso.

- Nunca había venido a tu oficina – dice acercándose darnos un fuerte abrazo y besarnos con dulzura – es muy bonita y elegante.

- ¿Por qué no me dijiste que vendrías?

- No quería molestarte así que le pedí al señor Yabu que me ayudara a entrar.

- No eres ninguna molestia mi amor – digo llevándolo hasta donde se encuentra el escritorio, sentándome en la silla en la que estaba anteriormente sentado, indicándole que se siente sobre mis piernas, lo que él hace de inmediato – puedes venir siempre que quieras, voy a mandarte a hacer una identificación para que puedas hacerlo sin problemas – digo acercando mi nariz a su cuello, disfrutando de su aroma.

- ¿Y si no te encuentro aquí?

- Puedes esperarme hasta que regrese – sonrío - ¿Y a qué se debe el honor de tu visita? – Pregunto acariciando sus piernas, lo siento algo angustiado.

- Fui a hacerme un examen de embarazo – dice nerviosamente, bajando la mirada.

- ¿Ya viste el resultado? – Pregunto acariciando su espalda mientras él asiente lentamente, con sus ojitos a punto de estallar en lágrimas, haciéndome preocupar – estás…

- No… No lo estoy… - Susurra rodeando mi cuello con sus brazos, llorando desconsolado, sintiendo mi corazón arrugarse por la tristeza de mi omega.

- ¿Tanto querías un cachorro? – Sonrío al sentir un asentimiento de su parte, dejando que llore hasta que logre calmarse, haciéndolo a los pocos minutos

- Sí… Desde la primera vez que te vi pensé en que deseaba que fueras el padre de mis cachorros – dice todavía sollozante.

- No te angusties mi amor – digo besando su mejilla – podemos intentarlo más adelante, con más fuerza – sonrío, comenzando a besarlo demandante, mientras saco algo de uno de mis cajones y sin que pueda percatarse del todo, coloco un lindo anillo con un diamante rosa en el medio, en su dedo anular izquierdo.

- Yuya… - Susurra mirando aquel anillo con total asombro – tú…

- Fuese cual fuese el resultado, creo que a éste punto ya es inevitable nuestro destino – sonrío, besando su mano cerca de donde está el anillo – estuve mucho tiempo esperándote y no quiero esperar más para hacerte mi esposo ¿Quieres casarte conmigo? – Pregunto finalmente, mientras mi omega asiente emocionado, recibiendo un gran beso como confirmación.


CONTINUARÁ...