Hola, hola!!!!
¿Cómo están todos? espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa.
Primero que todo lamento muchísimo la demora con éste capítulo, pero la tercera parte de Heat me drenó totalmente, pero amé muchísimo culminar la historia del Takachii y estoy ansiosa por lo que se viene, he estado pensando últimamente en hacer de ésta una serie de historias diversas basadas en el mundo del omegaverse, con diferentes parejas y así, pero todo a su tiempo y si se me ocurre algo nuevo que contar.
Muchas gracias como siempre por sus lindos comentarios y amor a Compass Rose, amo muchísimo ésta historia y espero que disfruten mucho de éste nuevo capítulo, espero poder publicar el siguiente a tiempo.
¿Hasta ahora qué personaje les gusta más? Yo adoro a Hikaru, aunque Yuya es muy inocente y eso es lindo.
Nos leemos nuevamente en el siguiente.
Capítulo 38
*Hikaru*
- Dios santo Hikaru ¿Cómo se te ocurre sucumbir a éstas
cosas? – Susurro para mí mismo mientras camino por los oscuros pasillos del
castillo, iluminando mi camino con una pequeña vela, cuidando de que ningún
guardia que ronda por estos lares me vea, encontrándome al caballero Keito
esperando frente a la puerta, haciéndome sentir más avergonzado.
- El príncipe lo está esperando – dice en voz muy baja, haciendo
una leve reverencia.
- Gra… Gracias – digo nerviosamente.
- Yo estaré rondando el lugar mientras ustedes…
- No digas nada más por favor… – digo interrumpiéndolo
con voz temblorosa.
- Está bien, entonces me retiro – dice haciendo otra leve
reverencia antes de comenzar a caminar, mientras que yo suspiro profundamente
al estar frente a la puerta de la habitación del príncipe que me hace hacer
locuras por amor, golpeando suavemente ésta, notando que está abierta.
- Aquí voy… - Suspiro profundamente antes de comenzar a
abrir la puerta con lentitud, encontrando a mi adorado príncipe sentado en el
borde de la cama, notablemente nervioso.
- ¡Hikaru! – Exclama con sorpresa, al parecer no se había
dado cuenta de mi llegada – viniste – dice con gran alegría, levantándose de
donde está para llegar rápidamente a mi lado, abrazándome con fuerza – ya
estaba pensando que no vendrías.
- Claro que iba a venir – sonrío, correspondiendo a su
abrazo – te lo prometí ¿no es así? – Pregunto apoyando una de mis manos en su
espalda, acariciándola suavemente, notando la suavidad de la seda de su camisón
de color rojo.
- ¿Te gusta? – Pregunta Ryosuke apartándose un poco,
dando una vuelta para mostrarme su vestimenta para ésta noche, tragando saliva
al ver que su camisón le llega hasta un poco más arriba de sus rodilla.
- Sí, te queda muy bien – digo desviando mi mirada por
unos segundos, tratando de mantener la compostura.
- Lo compré hace poco, especialmente para éste día – dice
con un leve sonrojo en su mejillas, volviendo a envolver mi cintura con sus
brazos – quiero estar contigo, quiero ser tuyo… - Susurra antes de besarme,
primero dulce y luego escalando a algo más fogoso, dejándome hacer,
correspondiendo a cada uno de sus besos y caricias con la misma intensidad,
bajando un poco mis manos para acariciar una de sus piernas por debajo del
camisón, recordando de repente algo importante.
- Es… Espera un momento… - Interrumpo con mi respiración
agitada, apartándome un poco de él para sacar una botella de mi bolsillo.
- ¿Qué es eso? – Pregunta un poco desconcertado, pero
también curioso, esperando mi respuesta.
- Necesito que lo bebas – digo con seriedad, riendo
internamente al ver su expresión confusa – no te preocupes no es nada malo,
sólo es una bebida a base de hierbas, quizás si tiene un mal sabor, pero es
para evitar que quedes en cinta en caso de que tú y yo lleguemos a más ésta
noche.
- ¿Deseas que lleguemos a más? – Pregunta tomando con
delicadeza la pequeña botella, observándola detenidamente.
- Llegaré hasta donde me lo permitas – digo acariciando
su rostro, tan suave y delicado, digno de un príncipe como lo es él.
- La beberé – dice con una enorme sonrisa, destapándola y
bebiendo su contenido de un solo golpe, cambiando su expresión a una de asco
total.
- Te dije que sabía horrible – digo entre risas – también
lo he bebido antes de venir acá.
- Siendo sincero, no me molestaría quedar en cinta – ríe.
- Pues tendrás que esperar a que eso suceda porque ahora
no lo creo conveniente – digo tomándolo entre mis brazos, llevándolo a paso
lento hacia la cama.
- ¿Tengo que tomarlo cada vez que vayamos a hacerlo? –
Pregunta dejándose acostar suavemente sobre la cama.
- Sí – respondo abriendo ligeramente sus piernas,
acomodándome en medio de ellas.
- Entonces tendrá que ser muchas veces…
- ¿Quieres hacerlo muchas veces? – Pregunto pasando mis
labios por su cuello.
- Si… - Gime por el ligero contacto, envolviendo mi
cintura con sus piernas, intensificando el roce entre nuestras entrepiernas.
- Estás muy excitado… – río nerviosamente al sentir su
miembro semi erecto.
- Sólo bésame… - Susurra moviendo sus caderas de una
manera suave pero también sensual, volviendo a besarle, sintiendo como poco a
poco dejo de sentirme nervioso y sólo me dejo llevar por mis sentimientos por
él.
*Ryosuke*
- Eres hermoso… - Susurra al momento de desvestirme por
completo, mirándome con un deseo que hace que me sienta avergonzado, tratando
de cubrir mi cuerpo desesperadamente con las manos.
- Si no quieres hacerlo sólo dímelo – dice con una amable
sonrisa.
- No… Sí quiero… Es sólo que…
- ¿Tienes miedo? – Pregunta preocupado.
- Un poco – río nerviosamente – pero también me siento
muy emocionado.
- ¿Estás emocionado? – Pregunta retirando suavemente mis
manos, entrelazando nuestros dedos.
- He estado esperando esto por muchos años – respondo con
total sinceridad.
- ¿Desde la primera vez que nos vimos?
- Sí… - Sonrío, sintiendo mi rostro enrojecer al pasar de
los segundos – te he amado y deseado desde ese primer encuentro que tuvimos –
suspiro profundo – aquella vez sólo quería conocer por mi cuenta el reino del
príncipe con el que supuestamente me casaría, pero apareciste tú entre la
multitud y lo único en lo que pude pensar es que eras tú con el que quería
compartir mi vida – recordando con claridad cada momento de ese día – y el que
ahora estemos a punto de compartir un momento tan íntimo me hace sentir tan
abrumado.
- Yo en cambio pensé que eras un chico un poco molesto –
ríe – pero después de ese día lo único que ocupaba todos mis pensamientos eras
tú – dice acercando sus labios a los míos, rozándolos solamente – y aunque no
lo creas yo también me siento abrumado, de estar así contigo – susurra juntando
nuevamente nuestros labios, con la misma pasión de hace unos momentos, envolviendo
su cintura con mis piernas, jadeando al sentir su dureza rozar con la mía,
creándose un vaivén exquisito entre ambos, dejándome llevar completamente por
todas las nuevas sensaciones que estoy experimentando.
- Te amo… - Susurro al tener un par de sus dedos en mi
interior, preparándome para lo que vendrá a continuación, sintiéndome asustado,
pero al mismo tiempo tan ansioso de
- Yo también te amo… - Dice con una dulce sonrisa,
besando mi frente sin dejar de lado lo que está haciendo, mientras hace un
camino de besos por el resto de mi rostro hasta llegar a mi cuello y bajar un
poco más hasta donde están mis pezones, dándole la misma atención a cada uno de
ellos con su boca y lengua.
- Hika… - Jadeo al correrme por tanta estimulación,
sintiendo un poco de ese líquido sobre mi vientre, siendo nuevamente besado en
los labios por Hikaru, mientras éste vuelve a acomodarse entre mis piernas,
recibiendo el doloroso placer de tenerlo en mi interior.
Las embestidas poco a poco fueron incrementando en velocidad
y fuerza a medida que me iba acostumbrando, aferrándome fuertemente a su
espalda, luchando contra las inmensas ganas de jadear fuertemente, pero no
puedo hacerlo, alguien podría casualmente pasar y escuchar nuestras
obscenidades, sintiéndome satisfecho al corrernos casi al mismo tiempo,
saliendo de inmediato de mi interior y acomodar su cabeza sobre mi pecho,
respirando agitadamente, mientras que yo acaricio sus cabellos con suavidad,
deseando estar así por siempre con él.
- Por favor quédate conmigo ésta noche – digo en un
susurro.
- No creo que pueda hacer eso – dice levantando un poco
la cabeza para mirarme – ya nos estamos arriesgando demasiado.
- Lo sé – digo haciendo un puchero – pero aunque sea
quédate un ratito más ¿Sí?
- Está bien – dice sonriente, volviendo a juntar nuestros
labios, disfrutando cómodamente del calor del otro.
*Yuto*
- Yuto ¿está bien si duermes solo ésta noche? – Pregunta
Daiki ya con su ropa para dormir puesta, mientras que yo me encuentro
terminando un trabajo de mi clase de caligrafía.
- ¿Vas a pasar la noche con el Señor Kei? – Pregunto de
vuelta.
- Sí – responde sin titubear - es que quedamos de hablar
de algo importante y…
- Entiendo… - ¿No pudieron hablar durante todo el tiempo
que estuvieron juntos en Cottonland? Pregunto para mí mismo, sintiéndome
avergonzado por mis pensamientos, soy más que consciente de lo cercanos que han
sido ambos desde siempre no debería de molestarme, pero aun así lo hace.
- ¿Sucede algo? – Pregunta luego de un rato en el que me
quedé en total silencio.
- No, no es nada – sonrío – ya estoy agotado – digo
cerrando mi libro.
- Entonces que pases buena noche hermanito – dice dándome
un beso en la mejilla para después salir sin hacer mucho ruido de la habitación
que compartimos, dejándome solo nuevamente.
- Pensé que ésta vez podríamos pasar el tiempo juntos
después de su regreso – digo dando un largo y profundo suspiro, poniéndome mi
pijama y un abrigo para salir a dar una vuelta por los alrededores, necesito
aire fresco para pensar.
Me dirijo al jardín, sentándome en una de las bancas para
maravillarme con el precioso cielo nocturno siendo adornado por la luna y las
centelleantes estrellas, haciéndome sentir relajado.
- Prin… ¿Yuto? – Pregunta de repente una voz demasiado
familiar a éste punto, sintiendo un vuelco extraño en mi corazón.
- ¿Keito? – Pregunto mirando hacia el lado por el que
provenía aquella voz, confirmando que se trata de él.
- Sí, soy yo – dice sonriente - ¿Qué haces aquí? ¿No
puedes conciliar el sueño?
- No es eso realmente – respondo apenado – sólo quería
pensar.
- ¿Pensar? – Pregunta mirándome confundido - ¿puedo? –
Pregunta señalando la banca, pidiéndome permiso para sentarse a mi lado,
asintiendo lentamente.
- La verdad es que me peleé con Daiki – digo ante su
mirada de sorpresa – bueno, realmente no peleamos, todo ocurrió en mi cabeza.
- ¿Y por qué estás molesto con el príncipe?
- Es una tontería – digo tratando de evitar el tema, pero
Keito me mira preocupado, realmente interesado en escucharme.
- No es una tontería si te afecta tanto.
- La verdad es que extraño pasar tiempo con mis hermanos
– sonrío con tristeza – desde que Yuya se convirtió en Rey nuestro tiempo
juntos se fue desvaneciendo poco a poco y con Daiki está pasando lo mismo a
medida que crecemos, al igual que con Yuri… – suspiro – sé que no debería de
molestarme por ello, pero es casi inevitable no sentirme solo en ocasiones, el
pensar que no soy importante para ellos.
- Creo que entiendo a lo que te refieres – dice con una
leve sonrisa.
- ¿Te has sentido así antes?
- Sí, es más común de lo que crees – sonríe con amargura
– pasó mucho durante mi entrenamiento como caballero real.
- ¿Entonces no piensas que estoy exagerando? – Pregunto sintiéndome
algo culpable por mis recientes pensamientos.
- No creo que lo estés haciendo– sonríe amable – lo que
sientes es muy válido, pero pienso que deberías de hablarlo con esas personas,
no creo que lo estén haciendo con mala intención o que siquiera sea adrede.
- Creo que tienes razón – digo con una leve sonrisa,
sintiendo como si un peso se me hubiese quitado de encima – muchas gracias por
tus palabras.
- Es un gusto poder ayudarte aunque sea un poco.
- ¿Y qué haces por aquí a éstas horas? – Pregunto ahora.
- Estaba paseando un poco antes de irme a dormir.
- ¿Sales a pasear todas las noches?
- No siempre – ríe, notándose algo nervioso, pero no le
doy mucha importancia – sólo hoy si tuve muchas ganas de hacerlo.
- Ya veo – sonrío volviendo a dirigir mi mirada hacia las
estrellas, notando que él hace lo mismo, quedándonos en silencio mientras las
observamos por un largo rato, bostezando de repente – avergonzándome un poco.
- Deberías ir a dormir.
- Sí, en verdad que debería… - Digo bostezando
nuevamente.
- ¿Quieres que te acompañe?
- No, no creo que debas molestarte – sonrío, sintiendo
mis manos sudar un poco.
- Por favor, permíteme hacerlo – dice con cierta
insistencia.
- Está bien, acompáñame – digo resignado, comenzando a caminar
de vuelta a mi habitación junto con él, hablando en voz muy baja durante el
camino.
- Hemos llegado – dice Keito al estar frente a la
habitación que comparto con mi hermano, deteniéndonos frente a la gran puerta.
- Muchas gracias por acompañarme – digo con una leve
sonrisa.
- Es todo un honor para mí – dice haciendo una
reverencia, a veces no me gusta que sea tan formal conmigo, pero quizás no
puede evitarlo, se ha criado para servirle a la realeza.
- Que pases buena noche.
- Igualmente – responde, cerciorándose primero de que
entre a ésta, regresando por el camino en el que vinimos.
- Que grande es ésta habitación – digo tirándome sobre la
cama, mirando el techo por largo rato, con todos mis pensamientos revoloteando
dentro de mi cabeza, recordando las palabras dichas por Keito con anterioridad,
saliendo nuevamente de mi habitación con un destino en mente.
*Yuya*
Me remuevo un poco sobre mi cama al sentir los rayos del
sol sobre mis párpados, notando que no puedo moverme con facilidad, como si
algo me estuviese sosteniendo fuertemente de la cintura, girando con dificultad
logrando ver por fin a la persona que me tiene preso entre sus brazos.
- Yuto – susurro suavemente, sorprendido de verlo aquí,
hacía varios años que había dejado de venir aquí en las noches - despierta Yuto
– sonrío moviéndolo un poco, logrando que abra sus ojos con pereza.
- ¿Ya es de día? – Pregunta cerrándolos nuevamente, escondiendo
su rostro en mi pecho, haciéndome reír un poco de lo tierno que se ve,
haciéndome sentir un poco nostálgico.
- Sí – sonrío acariciando sus cabellos - ¿en qué momento
entraste?
- No lo sé… Quizás después de medianoche – dice sin
apartarse ni un milímetro.
- ¿Tuviste alguna pesadilla?
- No – responde – sólo quería dormir contigo, como en los
viejos tiempos y porque quiero hablar contigo.
- ¿Hablar? ¿Sobre qué? ¿Ocurre algo malo? – Pregunto con
preocupación.
- No es nada malo, creo – dice apartando su rostro de mi
pecho para mirarme - he estado pensando mucho últimamente en que me gustaría
pasarme a una habitación sólo para mí.
- ¿Has tenido algún problema con Daiki? – Pregunto
curioso.
- No, para nada – sonríe – es sólo que deseo tener un espacio
para mí, para mis trabajos y no causarle incomodidad a Daiki.
- Entiendo – sonrío – si eso es lo que deseas te doy mi
permiso.
- ¿En serio? Gracias hermano – dice abrazándome con
fuerza.
- Por favor avísame cuando la escojas para que los
caballeros te ayuden con la mudanza.
- Sí, lo haré – sonríe amplio, sin dejar de abrazarme.
- ¿Quieres ir a desayunar? – Pregunto, mientras éste
niega con la cabeza.
- Quiero quedarme a dormir un poco más aquí ¿puedo?
- Está bien, descansa – sonrío, acariciando sus cabellos
por última vez antes de levantarme, mientras él se acomoda en mi cama, quedando
dormido al instante. Yendo finalmente a alistarme para el tedioso día de
trabajo que me espera, viniendo a mi mente la linda sonrisa de Yuri, haciéndome
sentir muy feliz.
Después de estar completamente listo, me dirijo hacia la
sala del comedor, encontrándome con Hikaru todavía desayunando en ésta,
saludándome con una reverencia.
- ¿Dormiste bien? – Pregunto al notar que se ve algo
cansado todavía.
- Sí, si dormí bien, es sólo que me desperté muy
temprano.
- ¿Y eso? ¿Tienes mucho trabajo por hacer?
- Exactamente su majestad.
- Buenos días – dice animadamente Yuri al entrar a la
sala, reverenciándose ante mí con esa preciosa sonrisa que desde un tiempo
atrás hace estremecer mi corazón de una forma que no había sentido antes.
- Buenos días… - Respondo todavía anonadado por su
presencia.
- Buenos días hijo ¿Cómo amaneciste? – Pregunta Hikaru
haciéndome salir de mi pequeño trance, siguiendo con mi mirada cada movimiento
de Yuri, quién se sienta al lado de su padre.
- Muy bien papá – sonríe – por cierto ¿dónde estabas
anoche? – Pregunta de repente a Hikaru, quién lo mira atónito ante su pregunta.
- En mi habitación ¿por qué lo preguntas? – Dice
nerviosamente.
- Es que anoche fui a buscarte y no te encontré ahí.
- De pronto fue cuando salí a dar un paseo nocturno.
- ¿Un paseo nocturno? – Lo mira con curiosidad, mientras
que yo sigo escuchando atento su conversación, desayunando despacio.
- Sí, es que no podía conciliar el sueño y salí a caminar
un rato – sonríe – y por eso quizás cuando fuiste a mi habitación no me
hallaste en éste.
- Debe ser eso – dice sonriente.
- ¿Y para qué me buscabas? – Pregunta Hikaru.
- Quería dormir contigo – dice un tanto apenado, quizás
por decir algo así ante mi presencia.
- ¿Y por qué no te quedaste?
- No sabía si ibas a llegar pronto así que preferí ir a
dormir con mi padre.
- Para la próxima avísame con anterioridad – dice sonriéndole
con cariño, mirando la hora en su reloj de bolsillo – tengo que irme ahora, ya
deben estar esperándome.
- ¿Vas a ir a los campos hoy? – Pregunto.
- Sí, iré junto con el príncipe Ryosuke.
- Me alegra saber que el príncipe está muy interesado en
nuestros campos.
- Sí, en verdad que le gustan mucho…
- Que te vaya muy bien papá – dice Yuri dándole un beso
en la mejilla.
- Gracias hijo, nos vemos más tarde – dice alborotando un
poco sus cabellos, reverenciándose antes de salir del lugar con rapidez,
dejándonos solos, tomando Yuri la palabra.
- Lamento mucho la conversación de hace rato.
- ¿Por qué? ¿Por lo de dormir con tus padres? – Pregunto
mientras él asiente avergonzado, enternecido por su expresión - no te
avergüences por eso – sonrío – yo también solía dormir con mi padre a tu edad.
- ¿En serio su majestad?
- Sí, era muy agradable – sonrío de sólo recordarlo – así
que disfrútalo tanto como puedas.
- Gracias su majestad – sonríe con dulzura, quedándome
nuevamente embobado con su sonrisa.
- Y si en algún momento tus padres no están en el
castillo puedes ir a dormir conmigo si lo deseas… - Digo sintiendo mi rostro
enrojecerse por tal propuesta tan indecorosa ¿pero por qué pienso que es algo
indecoroso? – No hagas caso a eso que dije – digo apenado, levantándome de la
silla con rapidez, dispuesto a irme.
- En verdad no me molestaría su majestad – dice tomando
una de mis manos, sosteniéndola con fuerza, acercándose a mi cuerpo, demasiado
cerca sintiendo mi cuerpo temblar un poco.
- No es necesario que lo hagas, sólo fue un pensamiento
que se me escapó…
- Pero te estoy diciendo que no me molestaría hacerlo –
dice mirándome fijamente, perdiéndome en la profundidad de sus ojos.
- Es mejor que vayamos a trabajar, hay mucho por hacer
hoy – digo tratando de evadir todo lo que de repente estoy sintiendo, así que
respiro profundamente y espero a que Yuri termine de desayunar para ir juntos a
mi despacho, revoloteando una misma pregunta alrededor de mi cabeza ¿Qué demonios me está pasando?