16 may 2019

START

Buenas buenas 💖
En éste día tan especial les traigo un pequeño drabble, que para los que leyeron el año pasado el de CONFESSION ésta es una continuación 😄
Muchas felicidades a mi amiga Mari en su cumpleaños y muchas gracias por tu constante apoyo 😍
Espero que sea de tu agrado 😉
Que lo disfruten 😘



Tema: START
Extensión: Drabble
Parejas: SubaRyo
Autora: Akari-chan


Doy vueltas sobre mi cama, incapaz de conciliar el sueño y todo por causa de lo ocurrido en el día anterior, miro el reloj, son las 4:30 a.m. me levanto yendo directo a la cocina para beber algo de agua.

¿Por qué me siento así?

¿No debería estar feliz?

Suspiro profundo al recordar aquel beso dado por el senpai que tanto amo, sonrojándome hasta la punta de mi dedo gordo del pie, bebo el agua rápidamente y con la misma velocidad voy hacía mi cama, arropándome de pies a cabeza.

Y finalmente, como en las últimas noches no pude dormir.

Llego a la escuela, con un aspecto terrible por mi falta de sueño, sintiendo temor de que el senpai me viera y se arrepintiera de haber hecho aquello conmigo, pero al verlo en medio de la entrada ya no había marcha atrás. Seguí caminando, con mis piernas temblando de los nervios.

- Nishikido-kun ¿estás bien? – Pregunta al estar frente a frente los dos.

- Senpai yo… - Mantengo mi cabeza abajo, no quiero que me vea en éste estado tan deplorable, intento huir pero éste me sostiene dulcemente del brazo.

- Vamos a un lugar más tranquilo – dice llevándome con él hacia la zona boscosa del colegio.

- Senpai no podemos faltar a clase – digo levantando por fin mi rostro ante él, viendo que me sonríe con amabilidad.

- Dudo mucho que puedas concentrarte en clase en ese estado – sonríe acariciando mis cabellos, sentándonos bajo la sombra de un enorme árbol – y yo tampoco podré hacerlo de pensar en que estás así por mi culpa.

- Senpai no diga eso – digo apenado.

- ¿Es por lo que hice ayer? – Pregunta mirándome preocupado – lo siento si malentendí las cosas, pero es que no pude evitarlo, en verdad me gustas y mucho - sonríe tímidamente.

- Senpai… - Mi corazón vuelve a acelerarse ante tales palabras y sin pensarlo lo beso dulcemente en los labios, aunque sólo un roce.

- ¿Eso significa que tú también?

- También me gustas mucho Senpai – sonrío todavía avergonzado.

- No me llames Senpai – sonríe – puedes llamarme por mi nombre, de todos modos ya somos novios ¿no?

- No… ¿Novios? – Me sonrojo a más no poder, sintiéndome enormemente feliz.

- Claro que sí, no pienses que no voy en serio contigo Ryo-chan – dice sonriente, besando mi frente.

- Sen… Subaru, te quiero – digo alegremente, abrazándolo con fuerza, sintiéndome completamente tranquilo.

- Yo también te quiero – dice correspondiendo a éste, besando mi mejilla.

- Subaru…

- ¿Si?

- Tengo sueño – digo ocultando mi rostro en su hombro – no he dormido bien las últimas noches – digo apenado.

- Está bien, puedes poner tu cabeza sobre mis piernas – dice amablemente, recostando su espalda en el tronco del árbol y haciendo caso a su petición me recuesto sobre el césped, acomodando mi cabeza en su regazo, suspirando profundo al sentirme tan cómodo.

- Lamento si te causo alguna molestia – digo con mis ojos ya cerrados.

- No te preocupes, yo tampoco he podido dormir bien – dice acariciando mi frente, sintiendo un cálido beso en mis labios antes de quedar profundamente dormido. 

1 may 2019

Father's Love

Hola Hola 😃
Aquí vuelvo con un día de retraso LOL 😂
En verdad que lamento mucho la demora, pero es que el mes anterior estuvo bastante ajetreado, además de que no me sentía como tal a al 100 para escribir 😅
Pero bueno, aquí les traigo lo más esperado por todos aquí en el Blog desde que inició el serial (?) 
Espero les guste y como siempre éste fic va dedicado a mi querida amiga Mari 💗
Muchas gracias por su constante apoyo y sus lindos comentarios que leo siempre con mucho amor 💟



Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan

Capítulo 53

*Yokoyama You*

- Papá apúrate que se te va a hacer tarde para ir por Maru-chan – dice Keito entrando a mi habitación junto con su madre que sólo sonreía de verlo tan afanado, inclusive lo está más que yo.

- Ya voy hijo, no tienes por qué preocuparte, voy muy bien de tiempo – digo mirando mi reloj.

- Hijo no molestes a tu papá – dice Rika-chan con una sonrisa.

- Pero es que no quiero que Maru-chan vaya a pensar que mi papá lo va a dejar plantado.

- A mí también me preocupa eso, pero confiemos en que va a salir todo como se ha planeado.

- ¿Por qué desconfían tanto de que no pueda llegar a tiempo?

- Papá, ya el auto está listo para salir – dice Kei asomando su cabeza por la puerta.

- Gracias – sonrío bajando junto con todos ellos a la entrada principal de la mansión en donde el auto y el chofer me estaban esperando desde hacía rato.

- Mándale saludos de nuestra parte a Maru-chan – dice Rika-chan muy contenta.

- Deberían de acompañarnos al aeropuerto.

- Claro que no, no queremos interrumpirlos durante el trayecto, ya mucho nos hemos entrometido.

- Tampoco es que nos vayamos de luna de miel.

- Eso dices, pero yo sé muy bien cuáles son tus verdaderas intenciones – dice riendo al verme sonrojado – siempre quise verte de esa forma.

- No digas esas cosas – digo apenado.

- Que les vaya muy bien en el viaje – sonríe haciendo una pequeña reverencia – le hemos pedido a Daiki que se quede con nosotros por estos días, no me sabe bien que se quede solo en su casa.

- Daiki no es un bebé – río – pero me parece bien que se quede aquí – sonrío mirando nuevamente mi reloj – ya es hora de irme.

- Que disfrutes mucho del viaje papá – dice Keito abrazándome fuertemente – por favor sé gentil con Maru-chan.

- ¡Keito! – Exclamo avergonzado.

- Que les vaya muy bien – dice Kei reverenciándose.

- Se portan bien, no le causen problemas a su mamá – digo apartando suavemente a Keito.

- Yo sé que no lo harán, ya son todos unos hombrecitos – dice Rika mirándolos con ternura.

- Sí, pero todavía son muy traviesos – río.

- Ya puedes irte, no hagas esperar a Maru-chan.

- Gracias y feliz fin de semana – digo reverenciándome y subiendo al auto de inmediato.


*Maruyama Ryuhei* 

- Me alegra verte tan contento papá – dice mi hijo acostado sobre mi cama, mirándome terminar de alistar mi maleta.

- Sólo voy a acompañarlo – digo más para mí mismo, aunque ya habíamos arreglado nuestros problemas me daba algo de temor el pensar en que estaría solo con él, muy lejos de aquí.

- Sí claro – sonríe levantándose y dándome un abrazo – estoy muy feliz por ambos, hacen una pareja muy linda.

- Gracias – respondo algo avergonzado – al parecer ya llegaron por mí – digo al escuchar el pitido de un auto afuera.

- Date prisa, no puedes hacer esperar a tu novio – dice mi hijo sonriente.

- No digas eso… Me avergüenza – río apenado – te quedarás a cargo de la casa mientras no estoy ¿está claro?

- Papá respecto a eso, voy a quedarme en casa de ellos.

- Ah, ya veo… - Suspiro – está bien, pero no vayas a hacer desastres – río – y por favor nada de dormir en la misma habitación con Kei.

- ¡Papá! – Exclama sonrojado – está bien, no lo haré, te ayudo a bajar la maleta – dice tomando ésta, así que me dispongo rápidamente a bajar para recibir al recién llegado, deslumbrándome con su hermosa sonrisa al abrir la puerta.

- Buenos días – dice mirándome con total alegría, cosa que hace que me emocione demasiado.

- Buenos días – respondo sintiendo mi corazón latir rápidamente.

- ¿Ya estás listo? – Sonríe.

- Sí – respondo sin despegar mi vista de él.

- Que les vaya muy bien a ambos – dice Daiki reverenciándose.

- Nos veremos en unos días – digo dándole un abrazo y luego de despedirnos subimos al auto, directo al aeropuerto.


*Yokoyama You* 

Durante todo el viaje en el avión me había quedado dormido, no había podido hacerlo la noche anterior ya que tenía unos pendientes que terminar de la empresa, pero me hacía tremendamente feliz haberlo hecho con mi cabeza apoyada en su hombro, sintiendo de vez en cuando alguna suave caricia en mi rostro o mi cabello de parte de él. Al llegar por fin a Osaka él me despierta con suavidad, viendo al abrir mis ojos una amplia sonrisa adornar su rostro. Luego de salir del aeropuerto fuimos directo al hotel en el cual había reservado una habitación para ambos, pensando en que debí consultarle eso primero ¿y si se molesta?

- Espero no te moleste – digo al entrar ambos al hotel.

- ¿El qué?

- Que haya reservado una habitación para los dos – digo apenado, viendo cómo su rostro se pone tan rojo como un tomate – si te molesta podría pedir una para mí…

- Creo que así está bien – dice tomando uno de mis brazos, abrazándose a él – de todos modos somos pareja ¿no es así? – Dice, sintiendo su cuerpo temblar un poco.

- Sí, por supuesto – digo sonriente, yendo ambos a la habitación, dirigidos por uno de los botones del hotel. Al entrar nos quedamos en silencio, mirando la enorme cama al frente de nosotros, haciendo sentir a Maru-chan más nervioso de lo que está.

- No te alteres, no voy a hacerte nada, a no ser que tú quieras…

- No es eso – dice dando un suave golpe en el brazo – es que se siente un poco nostálgico el estar en ésta ciudad contigo.

- Sólo te diré que no voy a obligarte a nada – digo besando una de sus manos – pero si quieres, sólo dímelo y se te concederá – sonrío apenado de decir tales cosas y puedo ver que él también está avergonzado – pero lamentablemente tengo que dejarte, recuerda que éste es un viaje de negocios y tengo que asistir a una reunión importante.

- Cierto – ríe apartándose un poco de mí, todavía sonrojado.

- Si quieres puedes salir un rato por la ciudad ¿o prefieres esperarme aquí?

- Mejor te espero aquí – sonríe.

- Está bien, volveré dentro de unas tres horas – digo besando por fin sus labios, no lo había hecho ni una sola vez en todo el trayecto, siento que estoy igual o más nervioso que él - y por favor estate listo para cuando vuelva, quiero que tengamos una cita.

- Lo estaré – sonríe - regresa con cuidado – dice dándome otro dulce beso, me hace sentir como si estuviera sobre una nube.


*Maruyama Ryuhei* 

Después de despedirnos me acuesto sobre la cama con mi corazón latiendo rápidamente, con mi cuerpo todavía temblando por todo lo que estaba pasando, pero tengo que calmarme, no puedo estarme comportando como una quinceañera, ya soy un adulto y tengo que actuar como tal, pero de tan solo pensar en que estamos aquí, por fin los dos solos no puedo evitar rodar por sobre la cama de la emoción que siento.

- Ya soy un adulto, ya soy un adulto – repito para mí mismo.

Pasaron las tres horas que había dicho Yoko que demoraría en volver y ya estaba perfectamente bañado y vestido con uno de mis trajes favoritos, no sabía exactamente a dónde iríamos pero quería estar lo más presentable y hermoso posible para él, tratando también de calmar mis nervios.

- He vuelto – dice alegremente al entrar por la puerta con un hermoso ramo de claveles blancos.

- Bienvenido – digo tomando alegremente el ramo, dándole un beso de bienvenida.

- ¿Ya estás listo? – Asiento alegremente – muy bien, vamos a almorzar, de seguro estás hambriento y te he hecho esperar demasiado.

- No te preocupes – sonrío – y gracias por las flores, están muy lindas.

- No tan bonitas como tú – dice besando ahora mi mejilla.

- Vamos a comer – digo cambiando de tema, si sigue así me va a dar un ataque por tanta dulzura.

- Ya vamos, pero primero tengo que sacar algo de mi maleta.

- ¿Qué es? – Pregunto al verlo sacar otra maleta pero más pequeña de ésta.

- Ya pronto lo verás.

Fuimos a comer pasta a un restaurante italiano y luego de eso fuimos a caminar por la ciudad tomados de la mano, llenándose mi mente de tantos recuerdos de hacía más de veinte años, en las que ambos habíamos recorrido cientos de veces éstas mismas calles que ligeramente habían cambiado. Durante el camino nos encontramos a un trompetista que tocaba alegremente con su instrumento una animada canción, acercándonos ambos a éste, mezclándonos entre la multitud.

- Quédate aquí – dice Yoko de repente.

- ¿Por qué? ¿Qué vas a hacer?

- Ya lo verás – dice dándome un beso y luego ir a hablar con el trompetista, sacando de la maleta que traía un objeto demasiado conocido para mí y comenzando a tocar junto con éste una melodía mucho más romántica a mi parecer, sintiendo un agradable calor en mi corazón. Al terminar Yoko le dio las gracias al trompetista y reverenciándose ante los espectadores, me toma de la mano y entre aplausos nos vamos rápidamente de ahí, sintiendo su mano fría de los nervios.

- Yoko, tú…

- Pensaba en mostrártelo en otro momento, pero no quise desaprovechar la oportunidad.

- Eso fue muy lindo – digo haciendo que nos detengamos, respirando agitados de caminar tan rápido – no pensé que en verdad habías aprendido a tocarla y sobre todo que todavía tengas la que escogí para ti.

- Es mi tesoro más preciado, creo que ha sido la única promesa que pude mantener en todo éste tiempo.

- Yoko… - Sonrío totalmente cautivado por sus palabras – estoy orgulloso de ti – digo abrazándolo fuertemente, saliendo sin querer algunas cuantas lágrimas de mis ojos.

- No llores, no es para tanto – dice acariciando mi espalda – todas las veces en las que practicaba en lo único que podía pensar era en ti y que me digas eso me hace enormemente feliz.

- ¿Y en qué momento me ibas a mostrar tu nuevo talento? – Pregunto apartándome un poco de él, limpiándome las lágrimas para mirarlo de frente.

- ¿Quieres que vayamos allá ahora? – Me responde con otra pregunta a lo que yo asiento gustoso.

Comenzamos a caminar nuevamente, siguiendo un camino que a cada paso que daba se me hacía más familiar, sintiendo una tensión en mi cuerpo al estar en aquel lugar de nuevo, en aquel solitario parque en el que siempre nos encontrábamos, recordando toda la tristeza que había sentido en ese entonces.


*Yokoyama You*

- ¿Por qué estamos aquí? – Pregunta Maru-chan con voz temerosa.

- ¿Recuerdas que aquella vez te invité aquí porque tenía que decirte algo importante? – Digo tomando suavemente sus manos.

- No es necesario que me lo recuerdes… - Susurra bajito.

- La verdad es que nunca se me pasó por la cabeza que aquel día te diría esas cosas tan horribles y siempre me voy a odiar por eso, por no haber defendido nuestro amor cómo se debía – digo comenzando a arrodillarme en frente de él, al mismo tiempo que sus lágrimas vuelven a salir de sus preciosos ojos, haciéndome sentir miserable por todo lo que había pasado tantos años atrás – Pero en estos momentos quiero que todo sea diferente, que volvamos a comenzar en el mismo punto en el que nuestros caminos tomaron rumbos diferentes – digo al mismo tiempo que saco aquella cajita del bolsillo de mi pantalón, aquella que guardaba con tanto recelo desde aquella vez.

- Yoko… ¿Tú? – Me mira sorprendido, pero aún con sus lágrimas mojando su rostro.

- Lo que en verdad anhelaba esa vez era decirte esto – digo mientras abro la cajita, dejando a su vista el precioso anillo que se resguardaba en ella - ¿Quieres casarte conmigo? – Digo mirándolo fijamente, con mis manos sudando producto de los nervios.

- ¿Lo dices en serio? ¿Te quieres casar conmigo? – Pregunta todavía incrédulo ante mis palabras.

- Estoy tan decidido ahora cómo hace más de veinte años – sonrío - ¿aceptas mi humilde proposición? – Pregunto sin apartar mis ojos de él, viendo que se asoma una cálida sonrisa en su rostro.

- Acepto casarme contigo– dice firmemente, secándose de una vez por todas aquellas lágrimas y tomando mi rostro para besarme con cariño. Correspondo al beso de la misma manera, poniéndome a su altura mientras rodeo su cintura con mis brazos.

- Ya no puedo esperar para ser por fin tu esposo – digo besando su rostro dulcemente, apegándolo más a mi cuerpo. Me siento tan dichoso.

- Yo tampoco – dice alegremente – aunque…

- ¿Aunque?

- No, nada – ríe negando con su cabeza.

- ¿Piensas que deberíamos casarnos de una vez? – Pregunto viendo su rostro enrojecer, confirmando así que eso justo pasaba por su mente.

- ¿No crees que es muy apresurado?

- Llevo más de veinte años esperando éste momento, creo que ya no hay por qué esperar más.

- Pero… ¿Los anillos? ¿Los testigos?

- Por los anillos no te preocupes, podemos comprarlos ahora y sobre los testigos, adivina quién está por acá…


*Maruyama Ryuhei* 

Jamás en mi vida llegué a imaginar que mi boda con Yoko sería de ésta manera tan sencilla, pero lejos de disgustarme estaba plenamente encantado. Habíamos comprado los anillos en la joyería que encontramos más cercana, grabando en el de cada uno el nombre del contrario y sobre los testigos, Aiba-san y su novio Sakurai-san estaban por aquí visitando a los padres del primero, quienes gustosos aceptaron la propuesta de ser nuestros testigos y nos encontrábamos ahora en una oficina de registro, esperando a que llegue el juez para que inicie la ceremonia.

- Maru-chan no pensé que esto fuera a suceder tan de repente – dice Aiba-san mientras me abraza – apenas Yoko-chan me lo dijo me vine corriendo para acá, estoy tan feliz por ambos.

- Gracias – digo correspondiendo a su abrazo.

Después de unos minutos llegó el juez, entrando todos a una pequeña sala en la que se encontraban sobre un escritorio los documentos que debíamos de firmar para oficializar nuestra unión. Aunque fuera una ceremonia civil podía sentir cierta calidez en el recinto, sobre todo la de la mano de Yoko que en ningún momento se separó de la mía, entrelazadas ambas como si fueran una sola, sólo separándolas en el momento de firmar los documentos para posteriormente besarnos, sellando por fin nuestra unión.

Al terminar la ceremonia fuimos invitados a cenar por nuestros testigos, disfrutando de una linda noche junto con ellos, que no paraban de decir lo muy orgullosos que estaban de nosotros y que nos deseaban lo mejor en nuestra nueva vida de casados, hasta que finalmente nos despedimos de ellos, pidiéndole encarecidamente a Aiba que no le dijera nada de esto a nuestra familia en Tokyo, para luego volver a la habitación del hotel en el que nos estábamos hospedando, había sido un día lleno de demasiadas emociones y lo único que quería ahora era estar con mi ahora esposo.

- Deberíamos entrar a nuestra habitación así como los recién casados en las películas – dice Yoko al llegar al frente de ésta.

- No creo que sea necesario – digo avergonzado de que alguien nos pudiera ver.

- Pero quiero hacerlo – dice haciendo un puchero, cosa que me causa mucha gracia, así que acepto ante su petición y sin titubear siquiera me carga entre sus brazos, pero con cierta dificultad para abrir la puerta.

- Creo que debimos de abrir la puerta primero.

- Yo puedo – dice serio, abriéndola después de un rato y cerrándola al estar ya dentro de la habitación, caminando lentamente hacía la cama y acostándome en ésta con delicadeza.


*Yokoyama You*

Me acuesto entre sus piernas, quedándome largo tiempo contemplando su rostro ruborizado, acariciando sus mejillas, su frente, su nariz, cerciorándome de que esto no se tratara de un sueño y comenzando a besar delicadamente sus labios haciendo de éste beso uno cada vez más profundo, entrelazando nuestras lenguas en un dulce baile.

- Yoko… - Susurra al terminar el beso por falta de aire.

- ¿Sí? – Pregunto llevando mis labios a su cuello, disfrutando al mismo tiempo de su aroma.

- Ya ha pasado mucho tiempo desde que tú y yo…

- ¿Hicimos el amor? – Digo apartándome un poco para mirarlo.

- Sí – responde desviando la mirada sonrojado.

- Es como si fueras virgen nuevamente – río ante mi comentario recibiendo un suave golpe en mi hombro – no te preocupes, seré lo más cuidadoso posible – digo llevando nuevamente mis labios a su cuello, dando suaves mordidas sobre éste, sacándole suaves jadeos.

Comienzo a desvestirlo lentamente, rozando con mis manos la piel que queda al descubierto, bajando mis besos hacia su pecho, lamiendo sus tetillas una a una, sintiendo su cuerpo estremecerse ante eso. Le quito finalmente toda la ropa de la parte superior, dejando su torso desnudo, disfrutando de verlo nuevamente sólo para mí.

- No te quedes mirando – dice avergonzado, tratando de cubrir con sus brazos aquella parte descubierta.

- ¿Qué tiene de malo? Eres precioso – digo sonriente, apartando los brazos de su pecho.

- Pero estoy gordo – dice tapándose ahora el rostro por la vergüenza – hasta tengo algo de panza.

- A mí me resulta preciosa – digo acariciándola suavemente, haciéndole cosquillas.

- Sólo lo dices para no hacerme sentirme mal.

- Así estés arrugado como una pasa me vas a seguir pareciendo lo más hermoso – digo volviendo a mi labor de desnudarlo – puedo asegurarte que me gusta más tu cuerpo de ahora, se ve que hay mucho más de dónde agarrar – digo recibiendo un almohadazo de su parte.

- ¡No digas cosas tan vergonzosas!

- Te las seguiré diciendo hasta que comprendas que así eres sexy – digo robándole un beso, procediendo a quitar mi ropa por completo, quedando en igualdad de condiciones.


*Maruyama Ryuhei*

Mi corazón vuelve a agitarse al verlo desnudo después de tanto tiempo, su cuerpo se ve mucho más trabajado e inclusive tiene el abdomen marcado, cosa que me hace avergonzar más de mi cuerpo.

- Verte así me hace sentir más gordo…

- Para mí eres perfecto – dice volviendo a su posición inicial, besándome fogosamente en los labios, mientras recorre con sus manos todo mi cuerpo, moviendo sus caderas provocando un placentero roce entre nuestros miembros, que a cada momento se intensifica más - Yo te amo tal y como eres y nunca dejaré de hacerlo así que disfrutemos de nuestra noche de bodas y de nuestra nueva vida juntos – dice sonriente, intensificando más los besos y las caricias en mi cuerpo, dejándome llevar al fin por las enormes ganas que tengo de estar con él.

- Yo también te amo… - digo entre jadeos, llevando mis manos hacia su espalda, bajando lentamente hasta llegar a sus nalgas que hacía tanto tiempo quería volver a tener entre mis manos, apretándolas un poco.

De un momento a otro Yoko comienza a bajar sus labios por mi torso hasta llegar finalmente a mi miembro, comenzando a lamerlo lentamente, haciéndome recordar aquella vez que me hizo una felación en plena sala de mi casa, excitándome más de tan solo pensarlo. Muevo mi cadera un poco, insinuándole que quiero estar dentro de su boca y él con una lasciva sonrisa hace caso a lo que le pido, jadeando fuertemente al sentir mi miembro apresado en su cavidad bucal, succionando fuertemente desde el principio hasta lograr que me corra en su interior.

- Te amo… te amo… - Dice jadeante, notando que se había corrido en su mano, pero no tuve tiempo para protestar del por qué lo había hecho solo ya que volvió a besarme introduciendo lentamente uno de sus dedos húmedos de su semen en mi entrada, sintiendo un poco de dolor al tenerlo dentro, pero nada que no pudiera soportar.

Cambiamos de posiciones quedando yo arriba, sintiendo todavía el dedo de mi ahora esposo explorando mi interior, moviendo un poco mi cadera al ritmo de éste, mientras recorro con mis manos el torso de mi amado, apretando sus tetillas hasta endurecerlas y luego lamerlas un poco. Yoko se sienta sobre la cama, adentrando un segundo y luego un tercer dedo en mi interior, haciéndome jadear y brincar de lo bien que se sienten sus largos dedos en él.

- Yo… Yoko… Por favor… Ya…- Jadeo desesperadamente, besando nuevamente sus labios sintiendo sin aviso alguno su miembro en lugar de sus dedos en mi interior, dejándome caer sobre éste, sintiéndome adolorido por tan repentina intromisión, escapándose algunas lágrimas de mis ojos, las cuales Yoko besa con infinita ternura, acariciando mi espalda y susurrándome palabras bonitas para que me distraiga del dolor, logrando después que comience a moverme rápidamente sobre ese miembro que añoraba volver a tener en mi interior.

*Yokoyama You* 

El tener a Maru-chan saltando sobre mi miembro se me hace una escena magnífica y que aún para mí parece increíble que esto esté pasando ¿cuántas veces no había soñado con éste momento? Y ahora que se hace por fin realidad todavía me es difícil de creer.

Llevo mis manos hacia sus caderas, ayudándole a subir y bajar sobre mi miembro, sintiendo su entrada contraerse a cada estocada, mordiendo a cada beso mi labio inferior, completamente extasiado. Sin salir de él lo acuesto nuevamente sobre la cama, controlando ahora las embestidas, acariciando cada rincón de su cuerpo con mis manos, grabando nuevamente en ellas la suavidad de su piel, que a pesar de los años sigue teniendo esa misma sensación que tanto recordaba.

Doy una última embestida antes de correrme en su interior, sintiendo su cuerpo estremecerse al correrse entre nuestros cuerpos. Nos volvemos a besar pausadamente, todavía jadeantes por lo ocurrido segundos antes, completamente felices de por fin estar juntos, el destino había sido tan cruel de separarnos, pero nuevamente después de tantos años nos juntaba y ésta vez para siempre. 

CONTINUARÁ...