En verdad que me siento muy apenada de no haber podido publicar 😢
Pero es que últimamente mi vida está muy ajetreada, entre trabajo, estudio y el coro en el que estoy simplemente no me había dado tiempo de hacerlo y ni hablar cuando me toque las prácticas 😱
Pero escribir es algo que amo demasiado y por nada del mundo dejaré de hacerlo, todavía tengo muchas historias que compartirles y aunque sea menos frecuente espero que sean pacientes y me esperen 😘
Muchas gracias a todas las que me leen y aman este serial y también por las que se toman el tiempo de comentar 💗
Espero que les guste el capítulo y como siempre este va dedicado a mi querida amiga Mari 😃
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 35
*Ryosuke*
Durante la estadía de
Yuto en Osaka, decidí quedarme con él en el apartamento de mi tío Subaru,
porque simplemente ya no soporto quedarme en casa con mi madre, ya que se la
pasa todo el día diciendo una cosa y otra de mi papá y en verdad eso ya me está
comenzando a aburrir.
- Buenos días – dice Yuto
abrazándome por la espalda, besando despacio mi nuca.
- Buenos días – digo
sonriente, sin dejar de revolver los huevos que estoy cocinando.
- ¿Por qué me dejaste
solo en la cama? Quería que al despertar tu fueras lo primero que viera – dice
abrazándome un poco más fuerte.
- Tenía hambre… Después
de lo de anoche me he quedado sin fuerzas – digo sonrojado hasta las orejas de
tan solo pensar en que me había entregado a Yuto.
- No pensé que me tuvieras
tantas ganas – dice girándome, notando que todavía está desnudo.
- Yuto ponte ropa – digo
avergonzado, tratando de apartar la mirada.
- Anoche fuiste el
primero en desnudarme – susurra muy cerca de mi oído, bajando lentamente sus
manos por mi espalda apretujando finalmente mis nalgas.
- ¡Yuto! – Exclamo
avergonzado.
- Vamos a la cama – dice mientras
apaga el fogón y me alza entre sus brazos.
- Pero tengo hambre…
- Ya luego comemos – dice
dándome un fogoso beso, mientras acaricia mi miembro por encima de mi ropa.
*Keito*
- Hermano, ¡Haz que me
sienta orgulloso de ti! – Digo al terminar de anudar la corbata de mi hermano.
- No digas eso ¡Es
vergonzoso!
- El que mi hermano por
fin vaya a dejar de ser casto es un motivo de felicidad para mí, por favor
déjame disfrutarlo.
- Pero no deja de ser
vergonzoso – suspira profundo – no puedo dejar de sentirme nervioso.
- Ya, tranquilo, todo va
a salir bien – sonrío.
- ¿Y si le hago daño? –
Pregunta preocupado.
- Le harás daño si sigues
pensando de esa manera, tienes que relajarte y dejarte llevar por lo que
sientes por él, ya lo demás fluirá naturalmente. Sólo disfruten.
- Eres menor que yo y
hablas como todo un adulto.
- Tengo bastante
experiencia en cuanto a sexo se refiere – sonrío, disfrutando de ver la
expresión de vergüenza de mi hermano.
- Creo que ya es hora de
que me vaya – dice mirando su reloj.
- Si, no es bueno que lo
hagas esperar tanto – digo acercándole el ramo de rosas que se encuentra sobre
su cama – te deseo lo mejor hermano.
- Gracias, ¿Pero no te
parecen demasiado las rosas?
- A Dai-chan le
encantarán – digo guiñándole un ojo.
- Bueno, ya me tengo que
ir, deséame suerte.
- Todo va a salir bien
hermano, sólo demuéstrale lo mucho que lo amas – digo finalmente, viendo a mi
hermano marcharse todavía nervioso, me causa mucha gracia verlo así.
*Daiki*
- Por supuesto que puedes
venir – dice mi papá mientras habla por teléfono con alguien – aquí te espero…
Nos vemos en un rato, hasta luego – dice colgando finalmente.
- ¿Quién era? – Pregunto
curioso.
- Era Keito, dijo que
quería quedarse unos días acá y le he dicho que si – dice sonriente - ¿Vas a
algún lado?
- Si, voy a salir con
Kei.
- ¿Tan temprano?
- Si, es que vamos a dar
un paseo y a almorzar juntos – digo algo nervioso, a mi papá Kei todavía no le
termina de caer bien.
- Veo – dice mirándome
fijamente, poniéndome todavía más nervioso.
- Vas demasiado
arreglado, más de lo acostumbrado.
- Creo que ya ha llegado
– digo al escuchar golpes en la puerta, yendo rápidamente hasta ella,
encontrándome a mi novio.
- Buenos días, mi amor ¿Ya
estás listo? – Pregunta con esa hermosa sonrisa que me enamora cada día más,
acercándome un bello ramo de rosas rojas, el cual tomo con mucha alegría.
- Lo estoy – digo
sonriente, sin evitar darle un dulce beso en los labios.
- Esas rosas me parecen
innecesarias para solo ir a dar un “paseo” y “almorzar” – dice mi papá haciendo
que nos separemos bruscamente.
- ¡Papá! – Exclamo
avergonzado.
- Está bien, está bien,
pueden irse ya – dice abrazándome con fuerza, últimamente está más extraño de
lo normal.
- Cuidaré muy bien de
Daiki, Maruyama-san – dice mi novio haciendo una reverencia, esto se está
tornando extraño.
- Eso espero – dice
soltándome para mirarlo seriamente ¿Pero qué está pasando? – Si te atreves a
lastimarlo lo pagarás caro.
- Ya vámonos Kei – digo
tomando a mi novio del brazo, bajo la mirada todavía desafiante de mi papá. En
verdad creo que está exagerando – Nos vemos en la noche – digo finalmente
saliendo junto con mi novio de la casa - ¿Pero qué demonios fue eso? – Pregunto
al estar ya ambos dentro del auto.
- No lo sé… ¿Crees qué
sospeche algo? – Pregunta preocupado.
- No digas tonterías –
digo sonrojado – mi papá qué va a pensar que vamos a hacer eso…
- Creo que estoy
comenzando a enloquecer – ríe nervioso – últimamente pienso cosas muy extrañas.
- Aunque… No es como si
fuéramos a hacer algo malo – digo tomando suavemente la mano de mi novio, que
se encuentra sujeta al volante.
- Te amo Daiki – dice
dándome un dulce beso en la frente antes de comenzar a conducir.
*Yokoyama You*
- ¿A dónde vas con esa
maleta? – Pregunto al ver a mi hijo menor bajar por las escaleras con una
enorme maleta entre sus manos.
- Voy a casa de
Maru-sensei – dice sonriente, dándole la maleta a uno de nuestros empleados.
- ¿A su casa? ¿Por cuánto
tiempo?
- Una semana.
- Pero si llevas una
maleta como para un mes – digo sorprendido.
- Es que llevo algunos
obsequios para él y Dai-chan.
- No deberías de
molestarte tanto.
- ¿Por qué no? Muy pronto
seremos una familia y yo solo quiero que se sientan a gusto, quiero
demostrarles lo mucho que me importan – sonrío al ver tan bello brillo en sus
ojos, haciéndome contagiar también de aquella alegría.
- ¿Quieres que te lleve? –
Pregunto sin ni siquiera ponerme a pensar en lo que estaba diciendo, ni pensar
en las consecuencias que vendrían por mi visita.
- ¿Lo dices en serio?-
Pregunta mirándome con ilusión.
- Quiero verlo e ir a
llevarte es una buena excusa para hacerlo – digo revolviéndole los cabellos a
mi hijo, quién comienza a dar pequeños saltitos de la emoción que siente, me
toma de la mano saliendo de la mansión, encontrándonos con el chófer
esperándonos.
- Kimura-san, ésta vez yo
conduciré – le digo al chófer, quién sonriente asiente a mi petición y se
retira haciendo una reverencia.
- Me alegra mucho de que
quieras tomar la iniciativa – dice Keito sentándose en el asiento del copiloto.
- He vivido muchos años
sin él y ya no quiero seguir sintiendo ese vacío.
*Maruyama Ryuhei*
- ¡Ya voy! – Exclamo desde
la cocina, acercándome a la puerta de entrada para abrirla – Hola Kei... Ah…
Ohno-san, que sorpresa verte aquí.
- Pasaba casualmente por
aquí y pensé en visitarte.
- ¿Cómo supiste dónde
vivo? – Pregunto algo confundido no me acordaba haberle dado esa información.
- Pues prácticamente soy
tu jefe así que es normal que lo sepa.
- Veo…
- ¿Puedo pasar?
- Sí, claro – digo
haciéndome a un lado para que él pueda entrar.
- ¿Estás esperando a
alguien?
- Sí, a una agradable
visita que viene a quedarse unos días.
- ¿Alguna pareja?
- No, es un amigo muy
querido – sonrío - ¿Quieres beber algo de té? He hecho un poco.
- Me encantaría – dice
alegremente.
- Por favor toma asiento
en la sala, ya te lo llevo – digo indicándole el lugar para luego volver a la
cocina y llenar dos tazas con el té que acababa de preparar.
- Extrañaba mucho verte.
- A mí también me hace
mucha falta trabajar en el Instituto – digo bebiendo un poco de té – me hacen
mucha falta todos.
- Maru, yo… - dice
tomando mi mano con delicadeza.
- ¿Si?
- Hay algo muy importante
que quiero decirte y creo que ya no puedo aguantarlo más – dice acercándose un
poco más a mí, haciéndome sentir incómodo.
- ¡Maru-sensei! – Dice
Keito abalanzándose sobre mí, interrumpiendo mi conversación con Ohno-san.
- Keito, me da mucho
gusto que hayas llegado ¿cómo entraste? – digo abrazándolo fuertemente.
- La puerta estaba
abierta – dice alegremente – debes de tener más cuidado con eso.
- Lo tendré en cuenta –
sonrío, volviéndolo a abrazar.
*Yokoyama You*
Me quedo mirándolos por
un rato, totalmente enternecido de ver a la persona que amo tratando con tanto
cariño a mi hijo. Alegrándome de haber llegado en buen momento, de haber
demorado un poco más aquel imbécil le hubiese hecho algo a mi amado.
- Papá me ha traído –
dice Keito felizmente. Al parecer Maru estaba tan concentrado en mi hijo que no
se había dado cuenta de mi presencia, cambiando de una vez su expresión a una
de molestia.
- Eres tú, el amigo de
Aiba ¿verdad?
- Sí, soy yo – digo con
un poco de fastidio.
- ¿Tú eres el que se va
quedar aquí unos días?
- Sí, ¿hay algún problema
con eso?
- ¡No digas estupideces!
– Dice Maru dándome un fuerte golpe en la cabeza, en frente de todos – él no se
va a quedar aquí, es su hijo – dice señalando a Keito, quién solo se ríe ante
la situación.
- No pensé que fueran tan
cercanos.
- Si, nos conocemos desde
hace muchos años, inclusive más de los que llevas con él – digo bastante
irritado. Debería actuar como el adulto maduro que soy, pero mis celos me están
ganando y es que después de tal escena no puedo evitarlo – conozco muy bien a
Maru en todos los sentid… - vuelvo a callar al sentir otro golpe en mi cabeza.
- Creo que debería irme
entonces – dice el indeseable, gran favor me hace.
- No tienes porqué irte
Ohno-san.
- No te preocupes,
atiende a tu visita, nos veremos luego – dice haciendo una reverencia para luego
dirigirse a la salida.
- ¿Verdad que la casa de
Maru-sensei es muy bonita? – Dice Keito sonriente al momento en que Cara de pez
sale de la casa.
- Sí, muy hermosa –
sonrío viendo con detalle cada rincón de la casa, que a pesar de ser nueva para
mí, me hace sentir una enorme nostalgia. Se parece mucho a su casa en Kyoto, y
eso me hace sentir como si estuviera en
el pasado.
- ¿Y ya te vas? –
Pregunta mirándome con furia, pero no voy a ceder ante sus desprecios.
- Todavía no, quiero saber
en qué lugar se va a quedar mi adorado hijo – sonrío.
- Creo que olvidé algo en
el auto, ya vengo – dice Keito saliendo rápidamente, dejándonos solos.
- Pues como podrás ver,
no tendré las comodidades que tienes en tu mansión, pero no creo que eso sea un
problema para tu hijo.
- ¿Qué estabas haciendo a
solas con ese tipo?
- Creo que eso no te
importa.
- Me importa y mucho –
digo serio.
- Solo estábamos
charlando, es mi amigo, es obvio que haga eso con mis amigos.
- ¿Entonces dejas que tus
amigos se acerquen demasiado a ti con intenciones de besarte? – Pregunto molesto.
- De hecho no debería de
estarte dando explicaciones de nada de lo que pasa en mi vida, no eres nada
mío.
- En eso te equivocas –
digo acercándome a él, tomándolo entre mis brazos, aprisionándolo contra mi
cuerpo – yo siempre he sido tuyo – digo comenzando a devorar sus labios en un
fogoso beso.
*Maruyama Ryuhei*
¡Maru idiota! ¿Cómo es
posible que con solo un beso ya te estés derritiendo ante él? ¡Serás imbécil!
- No he dejado de pensar
en ti desde la otra vez – dice repartiendo besos por mi rostro – de hecho no he
dejado nunca de pensar en ti – dice empujándome suavemente sobre el sofá,
poniéndome de los nervios al posicionarse en medio de mis piernas.
- ¿Qué haces?
- Quiero demostrarte lo
mucho que aún te amo – sonríe maliciosamente, llevando sus labios a mi cuello.
- Keito podría vernos –
digo temeroso, no quiero que él nos vea en estas condiciones.
- ¿Entonces si quieres
hacerlo?
- ¡No es eso!
- ¿Quieres que vayamos a
tu habitación?
- ¡Te he dicho que no!
- Tu pene no opina igual –
dice apretando aquella parte sensible de mi cuerpo por encima de mi pantalón,
sacándome un gemido demasiado fuerte.
- De… Déjame…
- Sólo por un rato, por
favor – dice abriendo con sus manos el cierre de mi pantalón, bajándolos un
poco junto con mi ropa interior – no es bueno dejarlo así – vuelve a sonreír
con malicia, dándome un apasionado beso antes de bajar, metiéndose de una buena
vez mi miembro en su boca, succionando rápidamente, mientras que mis manos se
enredan entre sus cabellos.
*Kei*
Los besos se intensifican
a la par que nuestras manos acarician el cuerpo desnudo del contrario, mientras
que una de las mías profana deliciosamente la entrada de mi amado novio,
haciéndolo con mayor intensidad a medida que sus gemidos incrementan. Aquellos
maravillosos gemidos que el día de hoy se convierte en mi melodía favorita,
inclusive más adictiva que la provocada por un piano.
- Ke… Kei… ya… - Dice en
un momento en el que nuestros labios se separan para tomar algo de aire. Luce tan
precioso con su rostro perlado por el sudor y sus mejillas con ese hermoso
color carmín.
- ¿Ya qué? – Pregunto sin
dejar de mover mis dedos en su interior, disfrutando de las bellas expresiones
de su rostro.
- Te… Quiero dentro –
dice jadeante, para luego volver a besarme.
Saco mis dedos de su
interior, sonriendo al ver como él abre sus piernas para mí, completamente
ansioso por lo que viene. Hemos esperado por tanto tiempo este momento, que
puedo asegurar que para ambos esto todavía se trata de un sueño, pero la
realidad es que no se trata ni por asomo de eso; porque todas las demostraciones
de amor y pasión dadas en este cuarto de hotel son maravillosamente verdaderas
y no podemos estar más felices por ello.
- Te amo Kei – dice Daiki
al momento en que me posiciono encima de él, sintiendo sus brazos rodear mi
cuello, rozando la punta de mi miembro con el borde de su entrada, la cual se
contrae por el tacto.
*Daiki*
A pesar de todas las
preparaciones previas, el dolor es sin duda inevitable, pero aun a pesar de eso
no cambiaría por nada en el mundo este momento, porque la sensación de ser por
fin uno con la persona que amo es magnífica.
Los besos y las caricias
se hicieron cada vez más descontroladas al igual que las embestidas, al mismo
tiempo que cambiábamos de posiciones según lo quisiéramos. Hasta llegar por fin
ambos al tan ansiado orgasmo, tan desconocido para ambos minutos antes de
llegar a él.
- Eres hermoso – dice mi
novio acariciando mis caderas, mientras besa mi cuello, gozando de la cálida
agua del jacuzzi - ¿Te duele? – Pregunta preocupado al momento que doy un
quejido de dolor.
- Ya se me pasará –
sonrío dulcemente, aunque duele, no dudaría en hacerlo una y otra vez con él.
- Tu papá me asesinará si
se entera – ríe abrazándome con más fuerza.
- No lo hará – sonrío acariciando
su rostro, completamente feliz de sentirme tan amado.
*Yokoyama You*
Succioné su miembro hasta
conseguir que se corriera dentro de mi boca, tragando el semen cálido que ha
salido de éste, dirigiendo nuevamente mis labios a los suyos, extrañaba tanto
todo esto, estas cosas que sólo él me puede brindar y aunque quiero llegar
hasta el final, tendré que dejarlo así.
- Eres… De lo peor – dice
jadeante, apartándose de mi lado, acomodando sus ropas.
- Lo soy – digo con
tristeza – lamento todo el daño que te he causado – digo acariciando su
mejilla.
- Por favor vete – dice poniéndose
de pie – cuidaré muy bien de Keito, de eso puedes estar seguro, él no tiene la
culpa de que seas un miserable.
- Por eso te amo – digo acercándome
nuevamente, dándole un último beso.
- No mientas… - Susurra al
separarnos.
- Insistiré hasta que me
creas y me perdones – sonrío - confío en
que cuidarás bien de mi hijo, él te quiere mucho – digo para después salir de
la casa, encontrándome con mi hijo, recostado sobre el auto, jugando con su
celular.
- ¿Qué pasó? – Pregunta curioso.
- Pórtate bien y no hagas
locuras – digo finalmente, revolviendo sus cabellos para luego subir al auto y
comenzar a conducir, espero poder volver pronto.
*Daiki*
- Gracias por el día de
hoy – digo sonrojado al pensar en lo que había hecho con mi novio.
- No tienes que agradecerme
nada – sonríe – nos amamos y pues era algo que sucedería tarde o temprano –
dice besando mi frente.
- No quiero que te vayas,
quédate a dormir acá.
- Eso es demasiado
arriesgado para mi vida – ríe divertido.
- Mi papá no te va a
matar.
- Es mejor no arriesgarme
a morir de asfixia.
- Eres un exagerado – río
– está bien, por el bien de resguardar tu vida nos veremos mañana entonces.
- Eso está mejor – dice besándome
– es mejor que entres, tu papá debe estar preocupado.
- Buenas noches – digo dándole
otro beso, no me quiero separar de él.
- Buenas noches – sonríe
y luego de un último beso nos separamos, entrando por fin a casa cuando su auto
se encontraba ya a lo lejos.
- Daiki estuve a dos minutos
de llamar a la policía – dice mi papá preocupado.
- Me consta – dice de
repente Keito, sorprendiéndome de que esté acá.
- Hola Keito, que
sorpresa – digo abrazando a mi cuñado.
- ¿Cómo estuvo? –
Pregunta Keito con picardía, haciéndome sonrojar de la vergüenza.
- Bien – digo apenado.
- ¿Ya cenaste? – Pregunta
mi papá ya un poco más tranquilo.
- Sí, fui con Kei a un
restaurante y cenamos.
- ¿Entonces me puedo comer
tu cena?
- ¿Eh? Sí, claro – digo viendo
como corre hacia la cocina.
- Hoy me he dado cuenta
de que es un glotón – ríe divertido – ¿Estás bien?
- Sí, ¿por qué no lo estaría?
- Por nada, toma – dice dándome
una pequeña bolsa.
- ¿Y esto? – Pregunto confundido.
- Cuando lo abras lo
sabrás – dice dándome una suave palmada en el hombro, yendo hasta la cocina.
Abro rápidamente la bolsa,
encontrándome con unos medicamentos para el dolor y una pomada ¡Qué vergüenza!
*Keito*
- Si quieres puedes
comerte lo que queda – dice Maru-chan alegremente.
- Gracias – digo animadamente
– Pareciera que mi papá y tú se conocieran de toda la vida – pregunto viendo
como él se tensa un poco.
- Sólo parece – dice un
poco fastidiado - ¿cómo es ella?
- ¿Quién? ¿Mi mamá?
- Sí, ella.
- Es una mujer muy bella
y muy amable, mi papá dice que me parezco mucho a ella, se llevan muy bien
después de que se divorciaron.
- ¿Por qué se
divorciaron?
- No lo tengo muy
entendido, pero fue meses después de que mi abuelo murió, pero lo hicieron en
buenos términos.
- Veo…
- ¿Algo más de lo que
quisieras saber sobre mi papá?
- No es como si me
importara – dice un poco sonrojado.
- Está bien – sonrío –
disculpa, tengo que atender – digo al escuchar el sonido de mi celular.
- Diga.
- Joven Keito, he
encontrado a la persona que busca.
CONTINUARÁ...
Puff llevo toda la semana esperándolo y hoy me lo pierdo, en fin.
ResponderEliminarYo te entiendo y al menos a mí siempre me tendrás esperándote fervientemente❤❤❤❤ amo tus historias enserio.
Pd.- hoy ya es muy tarde pero mañana lo leo (xD me distraerse de estudiar)
Estuvo como me lo recetó el doctor ❤❤❤❤❤❤❤❤❤ la espera valió mucho la pena >< ya espero el próximo capítulo
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