Como lo prometido es deuda, aquí traigo la segunda parte de Guilty, y para los que no han leído la primera aquí está Parte 1, al principio solo tenía pensado hacerlo un Oneshot, pero al ver que muchas me pidieron segunda parte, pues acá está, espero que les guste y espero traer pronto el capítulo 16 de Father's Love y también he estado pensando en hacerle un segundo especial de Seduciendo a mi profesor, pero bueno, a esperar como todo fluye, muchas gracias por leer y por sus comentarios, ya sean por facebook o por aquí en el blog.
Tema: Guilty
Extensión: Twoshot
Parejas: TakaChii
Autora: Akari-chan
PARTE II
Lo
que había comenzado como un juego para mí, se convirtió en algo que jamás pensé
que podría suceder, me había enamorado locamente de mi Padrastro, sí, del
hombre que un día le juró a mi Madre amor eterno en un altar, pero que ahora se
entregaba a mi como no lo hacía con ella. Han pasado más de dos años desde que
tuvimos nuestra primera vez y con cada día que pasa ese amor que nunca pensé
que llegaría a sentir por alguien ha crecido más y más, haciendo que nuestra
convivencia con mi Madre se haga algo tensa para ambos.
- ¿Quieres algo especial para tu cumpleaños? –
Pregunta Yuya interrumpiendo mis pensamientos, aprovechando que mi Mamá está en
la cocina, para sentarse a mi lado y darme un fugaz beso en mis labios.
- No quiero nada en especial – digo soltando un
suspiro.
- ¿Estás seguro?
- Bueno, la verdad es que si quisiera algo, pero es
imposible para ambos – digo con algo de tristeza y sé muy bien que él sabe a
qué me refiero.
- Yuri…
- ¿De que tanto hablan en secreto? – Pregunta mi Mamá
saliendo de la cocina, haciendo que ambos nos apartemos un poco.
- Solo le preguntaba a Yuri que quería de cumpleaños –
dice Yuya rápidamente.
- Pero se supone que debe de ser sorpresa – dice Mamá
sentándose ahora a su lado, tomándolo del brazo, envidio no poder hacer eso
libremente.
- Lo sé, pero no logro saber que sería adecuado para
darle.
- Lo que escojas para él de seguro le encantará.
- En verdad no es necesario que te molestes con eso,
de saber que los tengo a ambos me hace muy feliz – digo sonriente, aunque por
dentro siento una gran culpa – bueno, tengo que ir a la universidad y de seguro
llegaré tarde, tengo que trabajar – digo tomando mi mochila.
- Que te vaya muy bien hijo – dice mi Mamá abrazándome
fuertemente.
- Te acompaño a la puerta – dice Yuya sonriendo
gentilmente, viendo como mi Mamá vuelve rápidamente a la cocina.
- Gracias – respondo caminando junto con él hasta la
puerta.
- Ve con cuidado – dice Yuya abrazándome – te amo –
susurró cerca de mi oído, haciéndome estremecer de felicidad.
- También te amo – susurro también – ¿dormirás conmigo
esta noche? No lo hemos hecho hace mucho – Digo esperando que su respuesta sea
afirmativa.
- Solo ha sido una semana – ríe divertido – esta noche
si dormiré contigo, me haces mucha falta – dice dándome otro fugaz beso que
hizo acelerar más mi corazón – que tengas un buen día.
- Lo mismo para ti – digo finalmente y salgo de
inmediato de la casa camino a la Universidad.
- Buenos días Yuri – dice animadamente mi amigo
Ryosuke, desde que empezó mí relación con Yuya, él y yo dejamos de tener sexo y
quedamos como los buenos amigos que siempre habíamos sido.
- Buenos días Ryosuke, te ves muy feliz hoy.
- Lo estoy realmente – dice sonriente y con un leve
sonrojo en sus mejillas – Yuto y yo por fin hicimos el amor – dice con una gran
sonrisa en su rostro, al verlo así nadie en verdad creería que él es todo un
experto en el tema del sexo y que se demoró más de un año en entregarse a su
novio.
- Por fin – sonrío divertido.
- Si, por fin – sonríe también – fue maravilloso y tan
dulce – dice sin poder borrar esa gran sonrisa de su rostro.
- Buenos días – saluda felizmente el nombrado
acercándose a nosotros, dándole un dulce beso a su novio, tomándolo enseguida
de la mano y así comenzar a caminar a nuestro lado, siento mucha envidia al ver
ese tipo de escenas, quisiera poder hacer eso libremente con Yuya.
Llegamos hasta la parada en la que debemos de tomar el
autobús, llegando éste rápidamente, subimos tomando asiento yo solo al lado de
la ventana, mientras mis amigos se sientan en frente de mí, coqueteándose y
dándose besitos, que envidia les tengo.
- Bien, yo me bajo aquí – digo levantándome de mi
asiento.
- Que tengas un buen día – dicen Ryosuke y Yuto sin
soltarse de las manos.
- Lo mismo para ustedes – digo sonriente, bajando de
inmediato de vehículo, de cierta forma quería huir de tanta melosería, aunque
me siento muy feliz por ellos.
Cada
día se me hace más difícil ocultar mis sentimientos por Yuya, muero de celos y
de envidia cuando lo veo tomado de la mano de mi Madre o besándola dulcemente,
no sé hasta cuando podré soportarlo.
- Estoy en casa – susurro suavemente al abrir la
puerta, notando que todas las luces de la casa están apagadas, aunque eso es
normal ya que son pasadas las doce – quizás Yuya ya esté dormido – digo subiendo
despacio las escaleras hasta llegar a mi cuarto.
Comienzo a desvestirme lentamente, acercándome al
closet para sacar mi pijama, pero de repente el chirrido de la puerta de mi
habitación al abrirse me hace detenerme por unos segundos, pero seguí con lo
mío, sé muy bien de quién se trata.
- Yuri… - susurra abrazándome por la espalda.
- Pensé que estabas dormido – digo volteándome para
así poder verlo y abrazarlo, disfrutando de su calor.
- Te estaba esperando – dice acariciando con una de
sus manos mis cabellos – Yuri, te amo, te amo más de lo que puedas imaginar,
quiero que estés seguro de eso.
- Eso lo sé Yuya, pero ¿a qué viene todo esto? – Digo
separándome un poco de él, mirando su rostro, se ve diferente, como si le
doliera algo por dentro.
- Solamente quiero que lo sepas, que nunca dudes de mi
amor por ti y que lo nuestro no es solo sexo – dice con la misma expresión.
- Yuya ¿te pasa algo? – Pregunto preocupado.
- No pasa nada, es solo que estoy algo cansado.
- ¿Eso quiere decir que hoy tampoco lo haremos? – Digo
un poco desanimado, pero no estoy enojado con él, no podría estarlo y menos por
eso.
- No te preocupes, yo también estoy cansado, tuve un
día muy pesado – digo con una sonrisa – soy feliz con solo dormir a tu lado -
digo abrazándolo con fuerza.
- Perdóname Yuri – dice con un tono mucho más triste,
quiero preguntarle qué es lo que le preocupa, pero será dejarlo para después.
- No tienes de que disculparte – digo dándole un casto
beso en los labios – te amo – digo terminando de quitarme la ropa, viendo como
él se sonroja y sonríe levemente – al menos ponme la pijama – digo dulcemente.
Él asiente y toma la pijama que tengo en mis manos,
poniéndomela con lentitud y con algo de timidez, es tan lindo.
- Gracias – digo al estar ya listo, nos tomamos de las
manos y nos acostamos sobre mi cama, abrazándonos con mucha fuerza, de cierto
modo lo necesitábamos.
Los
días transcurrieron normalmente, en los cuales Yuya no ha parado de decirme que
me ama, haciendo que mi corazón lata de mera alegría, pero no puedo dejar de
preocuparme por esa inminente tristeza que veo en su mirada.
- Feliz cumpleaños hijo – dice mi Mamá abrazándome
fuertemente apenas entré por la puerta.
- Gracias Mamá – digo felizmente, correspondiendo a su
abrazo, viendo en un costado de la sala a mi amado Yuya.
- Feliz cumpleaños – dice acercándose a mí para
abrazarme también, lo siento tembloroso, haciendo que me preocupe mucho más.
- Vamos a la cocina – dice mi Mamá haciéndome salir de
mis pensamientos.
Nos dirigimos los tres al lugar indicado por mi madre,
viendo un enorme pastel sobre el comedor con 20 velas encendidas sobre éste.
- Pide un deseo hijo – dice mi Madre felizmente y sin
pensar mucho en el deseo que pedí, que de por cierto es algo obvio e imposible,
apagué las velas de un solo soplo.
Después de apagadas las velas mi Mamá procede a cortar
el pastel, mientras que yo no dejo de mirar a mi Padrastro, al hombre que amo,
con la mirada apagada, haciendo que mi corazón se achique de solo verlo así.
- Toma hijo – dice mi Mamá ofreciéndome un trozo de
pastel.
- Gracias Mamá – digo sin apartar mi mirada de Yuya.
- Por cierto hijo, tengo una noticia que darte – dice
mi Mamá con cierta alegría.
- ¿Y qué es? – Pregunto curioso.
- Bueno, desde que me enteré quise esperar hasta hoy
para decírtelo, Yuya ya lo sabe y por eso le pedí que no te dijera nada – miro
nuevamente a dónde está él, haciéndome sentir una extraña sensación – Hijo,
estoy embarazada.
¿Qué?
- Em… ¿Embarazada? – Pregunto, sintiendo luego un gran
nudo en mi garganta y unas enormes ganas de llorar.
- Si, Yuri, tendrás un hermanito o hermanita – dice mi
Mamá sin ocultar su dicha.
- Fe… Felicidades – digo con dificultad.
- ¿Te encuentras bien hijo? Te veo pálido – dice
preocupada.
- Creo que necesito algo de aire, ya vuelvo – digo
levantándome de la mesa sin haber probado un solo trozo de mi pastel, saliendo
rápidamente de la casa para así comenzar a correr sin rumbo fijo, deteniéndome cerca
de un callejón oscuro, me arrodillo en el suelo y dejo que mis lágrimas se
desborden mojando todo mi rostro.
- Yuri – escucho su voz a pocos metros de mí.
- Vete… - digo entre sollozos.
- Yuri, perdóname, por favor – dice también sollozando
– no sé cómo pudo pasar.
- Si lo sabes, te revolcaste con mi Madre y la
embarazaste, no hay mucho que explicar, yo sé muy bien cómo se hacen los bebés
– digo molesto.
- ¿Acaso piensas que eres el único que sufre? No he
podido dormir bien de tan solo pensar en ello, de que he traicionado tu amor y
de la peor manera.
- Por eso estabas tan extraño últimamente – digo
levantándome con dificultad para así mirarlo a la cara.
- Lo siento… - dice acercándose a mí, queriendo
abrazarme, pero por más que quiera en estos momentos evitar que lo haga,
termino cediendo, mojando ahora su camisa con mis lágrimas.
- ¿Por qué Yuya? ¿Por qué nos tiene que pasar esto? – Pregunto
sabiendo muy bien la respuesta a aquellas preguntas.
- Yo te amo a ti – dice abrazándome con fuerza, sin
intenciones de soltarme.
- Ya no me ames Yuya, tienes que volver a amarla a
ella, a mi Madre.
- No puedo hacer eso – dice tomándome ahora de los
hombros, mirándome con aquellos ojos hinchados y rojizos de tanto llorar.
- Pues tendrás que volver a hacerlo, te dará un hijo y
eso es algo con lo que jamás podré competir.
- No lo quiero.
- Yuya no digas eso, un hijo es una bendición muy
grande.
- Pero si eso significa tener que dejarte no puedo, no
quiero hacerlo.
- Es tu hijo Yuya, yo nunca podré darte uno.
- Yuri…
- Nunca debí de haberte seducido, nunca debí
permitirme enamorarme de ti, el traicionar a mi Madre, no debí hacerlo – digo
volviendo a soltar mis lágrimas, me arrepiento tanto de todas esas cosas que he
hecho.
- Yuri, tú no tienes la culpa, yo soy el que se dejó
llevar, debí ser yo el que no lo permitiera.
- Es mejor que lo nuestro termine… ahora – digo
soltándome de su abrazo.
- Yuri, no podemos dejar las cosas así – dice con
desesperación.
- Ya está todo terminado, no hay más que hacer, así
que no vuelvas a buscarme a mi habitación y yo tampoco lo haré a la tuya – digo
con seriedad, pero la verdad es que me duelen todas y cada una de esas palabras
que salen de mi boca – Te amo Yuya, pero no podemos seguir – digo finalmente,
caminando nuevamente para la casa, de seguro mi Madre debe estar preocupada por
mí.
Pasaban
los meses rápidamente, viendo cómo día tras día la pancita de mi Madre se hace
cada vez más grande y aunque me duele todavía en el alma haber terminado mi
relación con Yuya, no puedo evitar sentirme feliz de que tendré un hermanito,
aquel que desde pequeño siempre he querido tener.
- Después de que nazca mi hermanito, me iré a vivir
solo – digo mientras almorzamos, notando la mirada sorprendida de mi Madre y
sobre todo la de él.
- Yuri, tampoco te estamos echando de la casa – dice
mi Madre.
- La decisión ya está tomada Mamá – digo serio – igual
me iré cuando termine tu dieta, de todos modos el bebé nacerá en verano y pues
estaré de vacaciones, así que eso hará un poco más fáciles las cosa, además
quiero vivir en un lugar más cerca de la Universidad y mi trabajo y así no
gastar tanto en transporte.
- Bueno, ya eres mayor de edad, así que puedes hacer
lo que quieras, pero no te olvides de mí y de tu hermano – dice mi Madre
sonriente.
- No es que me vaya a desaparecer del mapa, vendré a
visitarlos.
- No te has ido y ya te comienzo a extrañar – dice mi
Madre levantándose de su asiento para luego abrazarme.
- Yo también los extrañaré.
Y
por fin el día había llegado, el día en que vería por primera vez a mi
hermanito, pero ver a mi Madre sufriendo por las contracciones no era muy
agradable, pero ahí estaba Yuya para tranquilizarla.
Entran todos a la sala de maternidad, mientras que yo
me quedo en el pasillo, caminando de lado a lado, me siento muy ansioso, nunca
había visto a Yuya tan intranquilo y aunque no lo admite por completo sé muy
bien que él está muy emocionado por tener un hijo.
- Yuri – veo a Yuya salir por la puerta caminando
rápidamente hasta llegar a donde estoy – Yuri, ya nació el bebé – dice con
alegría para después abrazarme, acto que me hizo estremecer completamente, hace
tanto que no nos abrazamos.
- ¿Tan rápido? – Pregunto alejándome de su abrazo.
- Sí y es un bebé precioso, Ryutaro es precioso – dice
alegremente.
- Ya quiero verlo – digo sonriente, embelesado de ver
su hermosa sonrisa.
Al
día siguiente salimos del hospital con mi Madre y mi hermanito en sus brazos,
en verdad que es hermoso y grande también, Takaki está muy feliz, pero me duele
ver esa felicidad en su rostro, me duele no haber sido el causante ella.
- Yuri ¿seguro que puedes quedarte solo con Ryu-chan?
– Dice mi Madre con algo de preocupación.
- Tranquila Mamá, de todos modos Yuya llegará en una
hora, así que estará todo bien hasta que él llegue – digo tomando en mis brazos
a mi hermanito.
- Muchas gracias hijo, bueno, ya es hora de irme,
cualquier cosa que necesites saber me llamas.
- Claro que sí Mamá, que te vaya muy bien – digo
viendo como ella sale rápidamente por la puerta.
Había dicho que me iría apenas y terminara la dieta de
mi Madre, pero decidí hacerlo para una semana antes de que acaben las
vacaciones, ya todos los trámites del apartamento en el que viviré están
listos, así que solo es cuestión de que llegue el día de la mudanza e irme,
aunque la verdad lo que quiero es huir de mis sentimientos por él.
- Estoy en casa – dice Yuya entrando por la puerta,
sonriendo al verme con mi hermanito en brazos - ¿cómo está el pequeño príncipe?
– Dice haciéndome una seña de que quiere sostenerlo, así que delicadamente se
lo acerco, rozando accidentalmente una de mis manos con la suya, sonrojándome
como idiota por ese tacto.
- Voy a prepararle el biberón, no demorará en sentir
hambre – digo yendo hasta la cocina, tratando de tranquilizarme y como bien
había dicho, en unos minutos Ryutaro comenzó a llorar de hambre, así que ya
listo su biberón, voy nuevamente hasta la sala, viendo a Yuya arrullándolo, esa
imagen se me hace tan tierna.
- ¿Ya está listo? – Dice levantándose del sillón –
siéntate aquí – dice y haciendo caso a su petición me siento, recibiendo
nuevamente a mi hermano en mis brazos, acercando el biberón a su boca, callando
por fin sus quejidos.
- Se parece mucho a ti – dice Yuya sonriente.
- Al menos sabemos que será muy guapo de grande – digo
devolviéndole la sonrisa.
- Será tan hermoso como la persona que amo – dice con
tristeza.
- Yuya, por favor no arruines este momento – digo
suplicante.
- Yuri, te amo y quisiera que todo fuera diferente,
que Ryutaro fuera hijo nuestro, que fuera el fruto del amor tan grande que
sentimos.
- Yuya, no sigas.
- Yuri, para mi es imposible dejar de amarte, te
necesito tanto – dice levantándose de la silla en la que está, acercándose
demasiado a mí.
- Yuya… - susurro antes de sentir sus labios sobre los
míos, besándome con desesperación, beso al cual correspondo de la misma manera,
pero aquel momento fue interrumpido por el llanto de mi hermanito.
Nos quedamos mirando por unos segundos más antes de
poner nuevamente el biberón en su boca, me siento tan sucio, tan culpable de
sentir todo esto por él y besarme con él al frente del bebé me parece de lo más
horrible, pero no puedo evitarlo, lo amo, lo deseo, lo necesito, pero tengo que
irme, no puedo estar más tiempo aquí, no puedo volver a caer en sus brazos, en
ese calor que tanto extraña mi cuerpo.
Después
de ese día, apenas y nos dirigimos la palabra, estoy ansioso porque llegue el
día de la mudanza y éste rápidamente llegó.
- ¿Seguro que estarás bien hijo? – Pregunta mi Madre
con los ojos llorosos.
- No te preocupes Mamá, estaré bien, no me iré tan
lejos tampoco – digo abrazándola – vendré a visitarlos.
- Es una pena que Yuya no esté para despedirse.
- Así está bien – en verdad es un alivio que no esté –
bien, ya me voy, nos vemos este fin de semana - digo abrazándola nuevamente y luego
beso la frente de mi hermanito – hasta luego Ryu-chan – digo subiéndome en el
asiento de copiloto del camión de la mudanza, el cuál comienza a moverse,
llevándome a mi nuevo hogar.
Pensé
que al estar lejos de él me sería más fácil olvidarlo, pero ha sido todo lo
contrario, no puedo sacármelo de la cabeza, no puedo dejar de anhelar sus
besos, sus caricias, su forma tan apasionada de hacerme el amor, todas esas
veces en las que me decía “Te amo”, extraño todo de él, hasta su torpe sonrisa,
lo amo tanto y por más que intente darle oportunidades a mis pretendientes al
final nunca lo hago, él está demasiado grabado en mi cuerpo y en mi mente. Aunque
agradezco que cada vez que quedo de ir a casa de mi Madre o de encontrarme en
algún lugar con ella, él no está presente, pero al menos, aunque sea de lejos, me
gustaría contemplarlo, aunque me duela saber que lo nuestro no puede ser.
Despierto de mi agradable siesta al escuchar los
incesantes golpes en la puerta de mi apartamento, así que con algo de molestia
me acerco a ella para saber de una vez por todas quién es el que se atreve a
interrumpir mi sueño.
- ¡Ya voy! ¿Me vas a tumbar la puerta o qué? – Digo
molesto frotándome los ojos, quitándole el seguro a ésta y abrirla rápidamente,
quedándome en completo shock.
- Yuri… ya no puedo soportarlo más – dice la persona
que está al frente de mí, tomándome entre sus brazos y besándome con la misma
desesperación de la última vez que juntamos nuestros labios.
Sobran
las palabras para todo aquello que sentimos en estos momentos, sé que está muy
mal el corresponderle, pero yo tampoco lo aguanto, lo deseo tanto, así que
simplemente me dejaré llevar.
Me separo por unos momentos de su lado, cerrando la
puerta del apartamento para así tomar una de sus manos y conducirlo hasta mi
habitación, en donde volvemos a besarnos como segundos antes, acariciándonos
con desenfreno, quitándonos la ropa en un santiamén sin preocuparnos de en qué
rincón de la habitación caerán, disfrutando de ver nuestros cuerpos desnudos,
sintiendo ese roce exquisito entre ellos.
Dirijo mi mano hasta su miembro que ya está erecto,
mordiéndome el labio de tan solo pensar en que nuevamente lo tendré dentro de
mí, brindándome ese placer incontrolable que tanto me hace jadear, doy leves
masajes sobre su miembro, sintiendo esa dureza y ese líquido preseminal que
escurre sobre éste y sin contenerme más, me pongo de rodillas e introduzco
aquel pedazo de carne en mi boca, saboreándolo por completo hasta sentir su
semen mojar mi cavidad.
- Lo siento – dice acariciando mis cabellos – estoy
muy emocionado – dice para ponerse a mi altura, besándome con dulzura y luego
cargarme con sus brazos hasta acostarme suavemente sobre la cama.
Sus labios recorren cada rincón de mi cuerpo,
marcándolo nuevamente como suyo, apretando mis tetillas hasta hacerme jadear y
siento como mi miembro vuelve a endurecerse y es envuelto por sus labios,
besándolo y chupándolo con suma delicadeza, sintiendo dos de sus dedos entrar
por mi ano, dilatándolo para lo que pronto vendrá, hasta correrme en su boca,
viendo cómo se traga mi semen y me sonríe dulcemente mientras se acomoda sobre
mí, besando mis labios.
- Te amo Yuri – dice introduciendo su pene en mi
interior, hacía tantos meses que no lo hacíamos que me sentía como si fuera mi
primera vez, es doloroso y sé que me arrepentiré más tarde de esto, pero es tan
grande mi amor por él que el volver a tenerlo entre mis piernas es un gozo que
no puedo negarme.
- Yu… ya – jadeo al sentir como comienza embestirme
lentamente y besa mis mejillas empapadas por las lágrimas, estoy llorando pero no
tan solo de dolor sino también de alegría.
Envuelvo su cintura entre mis piernas, dejando que su
miembro entre mucho más, pero de un momento a otro cambiamos de posiciones,
quedando yo encima de él, cabalgando gustoso sobre su miembro, haciendo también
movimientos circulares sobre éste, al mismo tiempo que poso mis manos sobre su
pecho, acariciando sus tetillas. Tiene sus ojos entrecerrados y sus dos manos
en mi cintura, ayudándome a subir y bajar, sintiendo minutos después su semen
mojar mi entrada, haciéndome estremecer y correrme también sobre su abdomen,
cayendo exhausto sobre él, pero nuevamente mis lágrimas vuelven a salir.
- No llores Yuri – dice abrazándome protectoramente,
acariciando mis cabellos.
- Yuya, te amo, pero no podemos…
- No puedo soportar estar lejos de ti.
- Yo tampoco, pero lo nuestro no puede ser – digo con
tristeza, todavía acurrucado en su pecho.
- Pero pronto lo será – dice cariñosamente.
- ¿Qué? – Pregunto sorprendido, levantando mi rostro
para mirarlo.
- ¿No te lo ha dicho tu Madre?
- ¿Decirme? ¿Decirme qué? – Pregunto todavía más
confundido.
- Debe ser que todavía no se ha hecho a la idea – dice
soltando un suspiro.
- Yuya no te entiendo – digo con algo de
desesperación.
- Que nos divorciaremos – dice esbozando una sonrisa.
- Yuya ¿cómo pudiste? – Digo levantándome de encima
suyo, totalmente confundido y asombrado por sus palabras.
- Yuri, tu eres la persona que quiero a mi lado a la
que amaré toda mi vida y créeme que intenté de todas las maneras volver a amar
a tu Madre, pero no puedo, no puedo hacerlo porque en mi corazón estás tú –
dice sentándose a mi lado sobre la cama, abrazándome por la espalda, apoyando
su cabeza en mi hombro – le dije que ya no la amo, que no podía vivir así con
ella, al principio se negó, pero terminó cediendo, no es justo para ambos.
- ¿Lo dices en serio? – Pregunto con algo de felicidad
– ¿en verdad harás eso por qué me amas?
- Si Yuri – dice besando mi mejilla – solo puedo
amarte a ti.
- Con razón ya no te veía cuando salía con ella, debe
estar devastada – digo con preocupación - ¿Y Ryu? – Pregunto por mi hermano, tampoco
es que podamos dejarlo de lado.
- No lo desampararé, es mi hijo y mi adoración.
- Yuya… - volteo para abrazarlo, todavía con mis ojos
llorosos.
- Tu Mamá todavía no sabe lo nuestro, pero tenemos que
prepararnos para cuando eso suceda – dice tomando mi rostro con sus manos,
mirándome fijamente – Te amo Yuri y solo espera un par de meses más y estaré
libre para ti, para disfrutar de nuestro amor – dice besando mis labios y
correspondo con gusto.
- ¿Y dónde te estás quedando? Porque supongo que Mamá
te corrió de casa.
- De hecho me quedaré aquí conti… las maletas – dice levantándose
estrepitosamente de la cama, corriendo desnudo seguido de mí.
- ¿Dejaste tus maletas afuera? – Pregunto riéndome de
verlo tan angustiado.
- Estaba tan emocionado de verte que se me olvidó –
dice riendo torpemente, abriendo un poco la puerta – todavía están – suspira aliviado,
le acerco una bata para que así pueda taparse y meter las maletas a mi
apartamento
- Eres un tonto - digo abrazándome nuevamente a él –
Te amo Yuya – digo rodeando su cuello con mis brazos y lo beso apasionadamente.
Sé
que nuestro camino de ahora en adelante será difícil, pero estoy seguro de que nuestro
amor triunfará, aún si comenzó de una manera tan desastrosa, llena de culpa.
FIN