después de dos días de retraso, por fin les traigo el capítulo 19, me costó un poco ya que es el primer trío que escribo y pues, no sé si me quedó muy bien pero, en todo caso trataré de mejorar eso y cómo en todos los capítulos este fic va dedicado a Mabe-chan, espero que les guste :D y muchas gracias por sus comentarios :D
Tema: ~Seduciendo a mi profesor~
Extensión: Serial
Parejas: Takachii/Inoodai/Yamajima
Autora: Akari-chan
Capítulo 19
Después de ver
como ellos dos se alejaban de mi, me dirigí hacía mi casa, aún consternado por
lo que hacía unos cuantos minutos había sucedido, ¿acaso me estaban jugando una
broma? Realmente no lo sabía, pero tendría que ir a averiguarlo. Al llegar a casa
me acosté sobre la cama, tratando de desenredar ese nudo que tenía en mi cabeza,
pasó el tiempo y sin darme cuenta me quedé dormido y solo pude despertarme
cuando mi Mayordomo tocaba la puerta de mi habitación, indicándome que bajara a
cenar, viendo que a eran las 7:30 pm.
- ¿¡Eh!? ¿He
dormido tanto? – exclamé al ver la hora -.
- ¿Sucede algo
Joven Yuto?- preguntó mi Mayordomo preocupado -.
- No pasa
nada, es solo que quedé de encontrarme con unos amigos y ya es casi la hora en
la que quedamos de encontrarnos – dije mientras comenzaba a desvestirme – Así
que dile a mis padres que lo siento, pero no podré cenar con ellos y por favor
dile al chófer que me espere en la entrada de la casa dentro de quince minutos.
- Como usted
ordene Joven – se reverenció y se fue cerrando seguidamente la puerta -.
- Tengo que
apurarme – dije para después entrar rápidamente al cuarto de baño -.
Me bañé lo más
rápido posible y con esa misma velocidad entré al cuarto en donde estaba toda
mi ropa, escogiendo muy sutilmente la ropa que utilizaría, no sabía que iba a
ocurrir, pero aun así quería verme guapo para mi encuentro con ellos.
- ¿Crees que
vendrá? – preguntó Ryosuke -.
- De eso estoy
más que seguro – dije para luego darle un suave beso en los labios, mientras
comenzaba a desabotonar su camisa -.
- Keito, mejor
esperemos a que llegue Yuto – dijo de manera suplicante -.
- Pero yo
quiero hacerlo ahora – haciendo puchero -.
- Solo
espérate un ratito ¿sí? Cuando estemos los tres la pasaremos increíble – dijo
besándome apasionadamente, dejándome casi sin aire, teniéndonos que separar por
falta de oxígeno -.
- Está bien,
¿pero estás seguro? Esta mañana casi que no te podías levantar – reí al
acordarme de lo sucedido ese día -.
- Pero hace
unos momentos querías penetrarme – dijo casi en un regaño -.
- Lo siento,
pero es que te amo tanto – vi como un hermoso sonrojo se asomaba por su rostro,
haciéndolo ver más lindo de lo que ya era, así que sin más lo volví a besar con
esa misma intensidad, acariciando cada parte de su cuerpo y él me correspondía
de la misma manera -.
Salí de mi
habitación, despidiéndome de mis padres y dirigiéndome hacía la salida, en
donde ya se encontraba el carro listo para llevarme a casa de Keito, se
cerraron las puertas del carro y de inmediato comenzó a avanzar, por suerte la
casa de él no quedaba tan lejos, ya que vivíamos todos en una zona exclusiva
para los multimillonarios, así que llegaría justo a tiempo de la hora acordada.
Me bajé del carro al momento en que el chófer abrió la puerta, le di las gracias
y me dirigí hacia la puerta de su mansión, la cual fue abierta por una de las
sirvientas.
- Joven
Nakajima que gusto verlo – me dijo sonriente – el Señorito Keito y el Joven
Yamada, lo están esperando – dijo para después comenzar a caminar, mientras que
yo la seguía, al quedar en frente de la puerta, dio unos suaves golpes y en
unos cuantos segundos se abrió, dejándome ver a un apuesto Keito con el cabello
algo desaliñado.
- Hola Yuto –
me sonrió – justo estábamos hablando de ti, Sumire-chan, que nadie por ningún
motivo venga a interrumpirnos, ¿te quedó claro?
- Si señorito –
y sin más que hacer la sirvienta se fue, dejándome solo con Keito y con Ryosuke
que se asomaba, abrazándolo por la espalda -.
- Pensé que ya
no ibas a venir – dijo Ryosuke, dejando de abrazar a Keito para acercarse a mí
y darme un beso para nada inocente, adentrando su lengua en mi boca jugando con
la mía -.
- Es que… me…
había… quedado dormido – dije agitadamente, al separarnos del beso -.
- Debí de
suponerlo – dijo Keito, jalándome hacia él,
apoderándose de mis labios, en un excitante y frenético beso, oyendo como
se cerraba la puerta, sintiendo como otro cuerpo se asomaba por detrás y unas
traviesas manos se colaban por debajo de mi camisa, acariciando mi abdomen,
haciéndome gemir -.
- No hemos
hecho casi nada y ¿ya estás así? – susurró Keito muy cerca de mi oído, al mismo
tiempo que acariciaba mi miembro por encima de la tela de mi pantalón, mientras
que Ryosuke desesperadamente me quitaba la camisa, dejando mi torso desnudo,
comenzado a dar leves mordidas en mi espalda, que me hacían estremecer -.
- Pa… paren… -
dije, tratando de regular mi respiración – ¿Por qué me hacen esto? ¿Acaso se
están burlando de mí? – dije algo molesto, notando como ellos dos se detenían
-.
- ¿Burlarnos
de ti? ¿Acaso no lo entiendes? – dijo Keito, mientras una sonrisa burlona se
asomaba por sus labios -.
- Vaya que si
eres tonto Yutorín – dijo Ryosuke, poniéndose al frente de mí, cosa que me hizo
ruborizar al verlo totalmente desnudo y con una antojable erección entre sus
piernas, sentándose sobre las de Keito, que hacía pocos segundos se había
sentado sobre la cama -.
- Solo
queremos pasar un buen rato contigo ¿no es así, Ryo-chan? – dijo Keito, tomando
el miembro de Ryosuke con una de sus manos, masturbándolo lentamente, a lo que
Ryosuke respondió con un fuerte gemido al sentir también uno de los dedos de
Keito en su entrada -.
Ver aquello
hacía que mis hormonas se alborotaran más de lo que estaban, así que sin decir
ya nada más y dejándome llevar por la lujuria, me arrodillé frente a Ryosuke,
dejando mi rostro muy cerca de su pene que todavía seguía recibiendo placer de
la mano de Keito, la cual retiré de inmediato, sin recibir ninguna negativa de
quién lo penetraba ahora con dos dedos. Tragué saliva y como si se tratara de
mi dulce favorito, comencé a succionar toda su extensión, haciendo que cada vez
más sus jadeos fueran más fuertes.
Sentía como un
placer indescriptible recorría todo mi cuerpo, nunca pensé que el tener sexo
con las dos personas que más amaba fuera tan exquisito, quería sentir más y
sabía que ellos dos me lo darían, volteé un poco mi rostro, para encontrarme
con los labios de Keito y él aprovechando la situación me penetró de una sola
estocada, haciendo que por el dolor mordiera fuertemente su labio inferior que
comenzaba a sangrar.
- Lo… lo
sien…to – dije jadeante, tratando con mi lengua de lamer esa sangre que brotaba
de su labio -.
Él solo sonrió
y siguió besándome, sujetando fuertemente mis caderas, entrando mucho más en
mí, mientras que Yuto seguía chupando mi pene con ansias, mordiendo de vez en
cuando la punta de este, haciéndome enloquecer, hasta que llegó el momento del
tan ansiado orgasmo, corriéndome dentro de su boca, separando mis labios de los
de Keito para ver como Yuto se tragaba todo ese líquido blanquecino que había
salido de mí, se levantó para tomarme del rostro y besarme, haciéndome probar
mi propia esencia, besando después a Keito, que le susurró algo que no alcancé
a escuchar, debido al placer que me producían las embestidas de él. Solo pude
ver como Yuto se acostaba sobre la cama, abriendo todo lo que podía sus
piernas, Keito salió de mi interior, me quejé por esa acción, pero él ya tenía
otro plan para mí.
- Ya que Yuto
te la chupó a ti, ahora hazlo tú a él – dijo lamiendo mi mejilla, petición a la
que con gusto realicé, me acomodé sobre la cama y sin esperar más, adentré ese
pedazo de carne en mi boca, disfrutando su sabor, volviendo a ser penetrado
bruscamente por Keito, quién a cada instante me embestía con más fuerza,
llegando hasta lo más profundo de mi ser, eso realmente me encantaba y más al
sentir como su semen mojaba toda mi entrada, dejando de lado el miembro de
Yuto, para así soltar un sonoro jadeo -.
Me sentía
cansado, pero aun así quería continuar, mis piernas flaqueaban, pero conseguí
sentarme sobre Yuto, dejando mi entrada a pocos centímetros de su pene,
descendiendo lentamente sobre este, aprisionándolo, sintiéndolo tan palpitante
y caliente por dentro y como mi interior estaba más que lubricado podía subir y
bajar con mayor velocidad y eso me hacía disfrutar más de cada estocada.
Era una vista
realmente hermosa la que veía en esos momentos, esos cuerpos sudorosos delante
de mí, entregándose por completo, ver tan maravillosa escena hacia que me
excitara nuevamente y sin dudarlo me acomodé sobre el rostro de Yuto, quién de
inmediato comenzó a lamer mi entrada, se sentía extraño, pero no me disgustaba
en lo absoluto, quedando frente a frente con Ryosuke que no dejaba de saltar
sobre ese miembro y acercando nuestros labios en un demandante y húmedo beso, jadeando
por aquel placer que nos inundaba, que nos hacía pedir cada vez más, nos amábamos
y eso era lo que queríamos transmitirnos.
Yuto se corrió
dentro de Ryosuke y éste también lo hizo, manchando un poco el abdomen de quién
estaba debajo de nosotros, me acosté sobre la cama, respirando muy agitado, con
los ojos cerrados, los cuales abrí con dificultad al notar un peso encima de
mí, era Yuto quién me besaba desesperadamente, beso al cual correspondí gustoso
pero que tuve que cortar, para dar un quejido de dolor, ya que él comenzaba a
penetrarme poco a poco, sacándome unas cuantas lágrimas de mis ojos, nunca
nadie me había penetrado y aunque dolía,
el que fuera él mi primera vez me hacía sentir muy feliz, así que aún con ese
dolor tan desgarrador, aguantaría todo lo que fuera necesario.
Pero Ryosuke
tampoco se había quedado atrás, él aprovechando la posición de Yuto, también lo
penetró en un solo movimiento, aunque me dolía un poco que él sintiera ese
dolor que yo sentía, me causaba mucha gracia los gestos que hacía, nos quedamos
quietos por unos minutos, hasta que el que se hallaba arriba diera luz verde,
comenzando ambos con las embestidas, que eran sorprendentemente sincronizadas,
dándonos un exquisito placer que solo nosotros podíamos sentir, que aunque
nuestro amor estuviera fuera de lo normal para la sociedad, para nosotros era
nuestro todo, el amarnos mutuamente nos hacía felices y solo a nosotros nos
debía de importar.
Continuamos
con ese vaivén hasta que el orgasmo llegó nuevamente a nosotros, dejándonos
exhaustos, no hablábamos, las palabras no eran necesarias después de lo que
había pasado, nos recostamos muy juntos sobre la cama, arropándonos hasta el
cuello, dejando que el sueño se apoderara de nosotros, esperando a que al día
siguiente, pudiera verlos a ellos dos durmiendo a mi lado.
Aunque mi
decisión estaba más que tomada, aun así no dejaba de pensar en la reacción que
tendría ella, la haría llorar seguramente, pero no podía condenarla a una vida
sin amor de mi parte, así que al salir de la ducha, tomé mi móvil y marqué su
número, esperé por unos segundos hasta que por fin contestó.
- Hola Yuyan –
respondió alegremente, cosa que me hizo sentir un poco peor –
- Hola
Haru-chan.
- Es raro que
me llames a estas horas ¿ha pasado algo?
- No, está
todo bien – respondí – es que te llamo para preguntarte si ¿podemos vernos
mañana? Es que necesito decirte algo muy urgente-
- Y si es tan
urgente ¿por qué no me lo dices ahora?
- Es que es
algo que debo decirte en persona.
- Está bien,
¿te parece bien cuando salgas de trabajar?
- Me parece
perfecto – dije tratando de sonar de la manera habitual en la que siempre había
sido con ella -.
- Entonces nos
vemos mañana, bye mi amor – dijo bastante alegre -.
- Bye – colgué
de inmediato, botando el móvil sobre mi cama, me recosté sobre ella, pensando
en lo que le diría al día siguiente, pero mis pensamientos fueron interrumpidos
cuando escuché que mi móvil me indicaba la llegada de un mensaje, tomé con
pesadez el aparato y al ver el nombre del remitente, mi sonrisa no pudo evitar
salir.
“Yuyan, espero que pases una buena noche y que
sueñes conmigo, te veré mañana en tu oficina, quiero llenarte de besos, hasta
que nuestros labios se hinchen, te amo”
ATT: Yuri
Sonreí
nuevamente al leerlo, amaba demasiado a ese niño caprichoso y a la vez tan
adorable, le hubiera mandado un mensaje de vuelta pero mi saldo se había ido en
la última llamada que había hecho, así que resignado pero feliz, me dormí
deseando con más ganas el ver a mi adorado niño al día siguiente y besarnos
hasta que nuestros labios se pusieran rojos e hinchados.
CONTINUARÀ…