sé que me demoré mucho en publicar este capítulo pero es que estuve con un montón de cosas en estos días que no me dio tiempo, pero aquí ya estoy de nuevo XD
Cómo siempre este serial va dedicado a Mabe-chan, espero que les guste ;)
y muchas gracias por sus lindos comentarios :'D
Tema: ~Seduciendo a mi profesor~
Extensión: Serial
Parejas: Takachii/Inoodai/Yamajima
Autora: Akari-chan
Capítulo 11
Otra noche sin poder conciliar el
sueño y todo por haber estado pensando en él, ver sus ojos a punto de estallar
en llanto me hicieron sentir realmente mal, lo que menos quería era hacerlo
sufrir y en verdad esa situación me estaba lastimando mucho también, quería
huir de todo esto, correr hacía sus brazos y nunca dejarlo ir, pero era un
cobarde por no arriesgarme a ser completamente feliz con él.
Llegué al salón de clase, muy
sumido en mis pensamientos y con el temor de sentir la mirada penetrante de
Yuri, pero eso no sucedió, miré disimuladamente hacía donde era su asiento y vi
como su hermosa sonrisa y su mirada no eran para mí, sino para el chico que
estaba a su lado. Inicié la clase normalmente, aunque con un gran malestar
dentro de mí.
Desde que entré al Instituto, me
volví demasiado popular entre los chicos y ya varios me habían invitado a
salir o me habían confesado sus
sentimientos, pero yo fríamente los rechazaba, para mí no había otro hombre que
no fuera él, pero en ese momento aprovecharía de esa atención que me daban los
demás, para así hacerle hervir en celos. Sonreí al notar el rostro de desagrado
de mi onii-chan, eso me confirmaba que me amaba con locura, aunque no entendía
cómo pensaba en casarse con otra teniéndome a mí. Pero haría lo posible por no
perderlo de nuevo, así que lo sentía por la bruja esa, pero él era mío.
Estaba
revisando unos papeles, cuando de repente sentí algo de peso en mi espalda, no
volteé ya que sabía muy bien de quién se trataba.
- Kou-chan me
aburro – decía mi esposo, mientras recargaba su quijada en mi hombro -.
- Yo también –
dejando los papeles sobre el escritorio – Hagamos algo divertido – levantándome
de mi asiento, tomándolo de la mano y dirigiéndonos hacía uno de los sofás que
se encontraban en la oficina, lanzándolo sobre este, sentándome sobre su cadera,
rozando mi trasero con su miembro que poco a poco despertaba -.
- Kou-chan,
papá puede venir… - dijo con dificultad, yo solo me concentraba en desabotonar
lentamente su camisa y al haberlo conseguido, comencé a acariciar su pecho,
pasando mis dedos por sus tetillas, apretándolas hasta que se pusieran duras,
haciéndole gemir levemente, me incliné hasta posar mis labios sobre ellas y
succionarlas, Hikaru abrió las piernas,
haciendo que me acomodara entre ellas, moviendo nuestras caderas, sintiendo ese
roce delicioso entre nuestros miembros por debajo de la tela del pantalón -.
- Es la
primera vez que lo hacemos acá – reí y volví a besar sus labios, entrelazando
nuestras lenguas, recordaba cómo en nuestra época de estudiantes teníamos sexo
en donde nos apetecía, nos ganamos muchos castigos por parte de nuestro padre, pero
aún así no dejábamos de hacerlo, aunque claramente con más precaución. Bajé el
cierre de su pantalón, acariciando aquel bulto por encima del bóxer, haciendo
que ahogara un fuerte gemido entre nuestros labios, bajé un poco el pantalón
junto con la ropa interior, aprisionando con mi mano su miembro que estaba
completamente erecto, comenzando a masturbarlo, mientras nos seguíamos comiendo
a besos, apretando mi dedo pulgar en su glande, sacándote fuertes jadeos.
- No seas tan
ruidoso que nos pueden escuchar – reí -.
- Es tu culpa
por hacerme sentir tan bien – empujándome y quedando sentado sobre mi cadera,
liberando mi pene de los molestos pantalones que comenzaban a estorbar, rozando
su entrada con este y luego introducírselo lentamente hasta ya estar totalmente
dentro y sin esperar más comenzar a moverse sobre este, aquella sensación era
demasiado placentera, igual o incluso mejor de cuando tuvimos nuestra primera
vez, lo amaba y por eso no dudé en entrelazar nuestras vidas en matrimonio -.
Estábamos tan
concentrados en lo que hacíamos que no nos dimos cuenta de que alguien había
abierto la puerta y nos estaba viendo con gran asombro.
- Lo… lo
siento, pen…pensé que el Director Sanada se encontraba aquí – era el novio de
mi hermano Kei, que apenas dijo aquello cerró la puerta fuertemente y salió
corriendo del lugar, bajo la mirada atónita de ambos -.
- Kou-chan
creo que deberíamos de dejar hasta aquí – dijo tratando de levantarse, pero no
se lo permití -.
- No hasta que
nos corramos juntos – dije con una sonrisa pervertida, volviendo a quedar encima
de él y embestirlo con fuerza, abriendo todo lo que podía sus piernas,
besándolo con desesperación, aquél accidente me había excitado mucho y más al
ver la cara de espanto de Hikaru al vernos descubiertos. Después de unas
cuantas embestidas más me corrí en su interior y este entre nuestros abdómenes
-.
- ¿Crees que
le dirá a alguien? – dijo mi esposo, levantándose y comenzando a vestirse -.
- Supongo que
solo se lo dirá a Kei – dije despreocupadamente, vistiéndome también -.
- ¿Y lo dices
tan tranquilo? ¿Qué tal que hubiera sido nuestro padre en vez de él? – dijo
bastante alterado -.
- No te
preocupes – dije tomándolo de la cintura – yo estoy aquí siempre dispuesto a
protegerte – besando su frente, él solo asintió y me abrazó fuertemente,
siempre enfrentábamos nuestros problemas juntos y así sería por siempre -.
Corrí hasta
llegar a uno de los baños, me miré en el gran espejo de este, respirando
agitado y con mi rostro totalmente rojo por lo que acababa de ver, me sentía
tan avergonzado de haber visto a mis dos cuñados en esas condiciones, no sabía
cómo iba a volver a verlos a la cara, me lavé el rostro con algo de agua y salí
de allí, ya pronto sería la hora del almuerzo y debía dirigirme a la oficina de
Inoo-san , al pensar en él, ciertos pensamientos no muy sanos pasaron por mi
cabeza, en los que estábamos nosotros dos haciendo ese tipo de cosas, me
sonrojé mucho más al pensar ello y eso me hacía sentir cierta calentura que
recorría todo mi cuerpo. Llegué a la puerta de su oficina, en esos momentos me
sentía algo nervioso, dando unos suaves golpes a la puerta, escuchando un
“Pasa” desde adentro.
- Inoo-san –cerré
la puerta y me acerqué rápidamente, sentándome sobre sus piernas, rodeando su
cuello con mis brazos y besarlo fogosamente, necesitaba tanto en ese momento estar
tan cerca de él -.
Me sorprendí,
ante tal acción, lo sentía algo ansioso y me agradaba, pero presentía que algo sucedía.
- Da…Dai-chan –
dije, haciendo que nuestros labios se separaran – me encanta que tomes la
iniciativa, pero esto no es común en ti ¿sucede algo?
- Es que vi a
tus hermanos… - se sonrojó intensamente, no había necesidad de que terminara la
frase para saber a qué se refería -.
- No es
necesario que me digas, ya tengo idea de que se trata – acariciando su mejilla –
ellos desde la secundaria han sido así, no tienes que preocuparte.
- Pero… - se
veía tan adorable con sus mejillas sonrojadas, que me daban ganas de comérmelo
a besos – eso me hizo pensar que tú y yo – mordiéndose el labio – todavía no lo
hemos hecho – desviando la mirada -.
- Dai- chan –
sonreí al ver tan linda expresión – lo haremos cuando sea el momento correcto.
- ¿Y cuándo
será? – dijo haciendo puchero -.
- Cuando estés
realmente listo, no quiero que te sientas obligado – acariciando su mejilla -.
- Entonces,
¿si quieres hacerlo conmigo? – preguntó con cierto tono de emoción -.
- Claro que
quiero hacerlo – me mordí el labio, mirándolo de manera lasciva, cosa que lo
hizo estremecer un poco – desde que te conocí quiero hacerlo.
- ¿Has estado
esperando por mi todo este tiempo? – rozando sus labios con los míos -.
- Tanto, que
ya estoy cansado de usar mi mano para aliviarme – dije para fundir nuestros
labios en un fogoso beso, acariciando sus muslos por encima de la tela de su pantalón,
escuchado como jadeaba entre besos; quería tocar más, quería sentirlo mucho
más, así que le quité el saco del uniforme y desabotoné la camisa que se
hallaba debajo, pero sin quitarle la corbata, me le quedé viendo por unos
momentos ese hermoso pecho que subía y bajaba debido a su agitada respiración,
me relamí los labios, dispuesto a saborear aquel cuerpo que tanto había
deseado, pero justo en el mejor momento alguien tenía que interrumpir.
- Dai-chan –
era mi padre quién abría la puerta de un solo golpe – pensé que estarías por
aquí – dijo sonriente – veo que llegué en mal momento, esperaré fuera unos
minutos, para que se arreglen – cerrando la puerta y dejándonos sin habla -.
- Tendremos
que continuar después – dije resignado, abotonando tu camisa -.
- Si… - decía
sonrojado, volviéndome a besar, pero era un beso lento y delicioso – te amo
Inoo-san.
- Te amo
Dai-chan, pero no seas tan formal conmigo – tratando inútilmente de sonar
molesto -.
- Cuando sea
el momento lo haré – reímos los dos, dándonos un corto beso y al fin
separarnos, dejando que mi padre entrara -.
- Daiki, los
siento por no haber estado en la oficina cuando me fuiste a buscar, tenía un
asunto que atender y cuando llegué Kota me dijo que habías estado allá –
Dai-chan se sonrojó a más no poder, de seguro por lo que había visto -.
- No te
preocupes Su…suegro – sonriendo apenado, se veía tan lindo – ¿qué era lo que
tenía que decirme?
- Sólo quiero
invitarte mañana a cenar a nuestra mansión, me alegraría mucho tenerte allá –
mi padre sonreía -.
- Por supuesto
– dijo mi novio igual de sonriente -.
- Entonces ya
no los interrumpo más – llegando hasta la puerta, pero antes de abrirla nos
dijo otra cosa – esta vez se las perdono porque es la primera vez que los descubro,
pero si los vuelvo a ver haciendo cochinadas en mi Instituto, los haré sufrir –
volviendo a sonreír para luego retirarse -.
- Mi suegro da
miedo – reí ante su comentario -.
- Solo un
poco, no es tan malo – seguí riendo -.
- Si tú lo
dices – me abrazó dulcemente y yo de la misma manera le correspondí -.
- Dai.
- Si –
respondió sin apartar su cabeza de mi pecho -.
- ¿Quieres
salir esta noche conmigo? – se apartó un poco de mi, sin dejar de rodear mi
cintura con sus brazos -.
- ¿A dónde? –
me miraba con cierto brillo en sus ojos -.
- Al cine, hay
una película que quiero ver y que mejor compañía que la tuya – sonreí, besando
su frente -.
- ¿Irás a mi
casa por mi?
- Claro, no
puedo dejar que tan hermosa criatura salga sola en la noche, puede llegar un lobo
malo y comerte.
- Si es el que
está en frente mío, que me coma todo lo que quiera – dijo, sonrojándose mucho
más de lo que estaba -.
- Te amo –
robándole un corto beso – ahora a estudiar – nos sentamos cada uno en nuestros
respectivos asientos, iniciando así con la tutoría, en verdad quería hacer
otras cosas con él, pero más importante era su educación -.
Estaba de muy
mal humor en esos momentos, odiaba desde lo profundo de mi corazón verlos tan
sonrientes y tan juntos, desde el día anterior los dos estaban muy extraños, sabía
de las intenciones de Keito, pero me molestaba más que Ryosuke se dejara llevar
por él, pensaba que lo odiaba, pero en vez de odiarlo a él me odiaba era a mí y
no era justo, tenía que hablar con él, pero esperaría a que estuviera solo.
Me sentía muy
a gusto con la compañía de Keito, apenas había pasado un día desde que
comenzamos a hablar nuevamente y ya lo sentía mucho más cercano, sabía muy bien
que era todo un Casanova, pero no me esperaba que fuera tan dulce y tierno
conmigo, me sentía especial a su lado y además besaba muy bien, de cierta forma
cautivaba mi corazón a pasos agigantados, pero aún así la imagen de Yuto no
salía de mi cabeza.
- Iré a
comprar algo para comer ¿quieres algo?
- No, gracias
– sonreí y él me devolvió la sonrisa, en ese momento sentí como mis mejillas se
ruborizaban -.
- Trataré de
no tardar tanto – revolviendo suavemente mis cabellos y saliendo inmediatamente
del salón -.
- Ryosuke –
escuché la voz de Yuto detrás de mí, me levanté y volteé para mirarlo de frente
-.
- ¿Qué
quieres? – dije molesto -.
- Necesito
hablar contigo, pero aquí no – y sin pedir mi opinión, me tomó del brazo, me
resistí, pero mi fuerza no era suficiente, así que a regañadientes me dejé
llevar hacia uno de los baños, al estar ya dentro los dos, trancó la puerta -.
- Dime lo que
me vas a decir y que sea rápido – cruzando mis brazos -.
- Es sobre
Keito, no me gusta que te juntes con él – me dijo bastante serio -.
- Pero tu si
bien puedes estar con él, hasta se revolcaron juntos – mi molestia aumentaba,
recordar eso era demasiado doloroso -.
- Eso fue un
error – se acercó a mí y me abrazó, al principio quise soltarme de ese abrazo
pero se sentía tan bien que simplemente dejé que lo hiciera -.
- ¿Por qué lo
hiciste con él? – dije un poco más calmado, ninguno de los dos se movía, sólo
quería saber la respuesta a esa pregunta, se separó un poco de mi y tomando mi
mentón, acercó mi rostro al suyo y juntó nuestros labios dulcemente, le
correspondí, era la primera vez que los probaba, sintiendo un agradable
cosquilleo en mi abdomen, sería eso a lo que llamaban, ¿las maripositas en el
estómago? -.
- Por favor,
aléjate de él – dijo al fin separándose de mi -.
- Primero
responde a mi pregunta – lo miré fijamente a los ojos esperando su respuesta -.
- Está bien –
suspiró profundo – me acosté con él porque él sólo quiere llevarte a la cama y
no podía permitir que hiciera eso, por eso me ofrecí a cambio de ti – me quedé
mirándolo, ¿en verdad Yuto era tan imbécil?
- Eres un
idiota – le dije para después aventarle una fuerte bofetada -.
- ¿Por qué? –
dije casi susurrando pero al parecer alcanzó a escucharme -.
- No era
necesario que hicieras eso, si esa era la razón me lo hubieras dicho y me
habría alejado, pero te pareció mejor acostarte con él – agaché la mirada,
sabía que eso era cierto pero me negaba a aceptarlo - ¿Te gusta? – le miré
confundido -.
- No me gusta,
es solo… - no sé por qué justo en ese momento no sabía exactamente que
responder, amaba a Ryosuke pero Keito ¿en verdad me gustaba? -.
- ¿Y qué
sientes por mi?
- Yo te amo –
dije sin titubear -.
- Pero también
quieres a Keito – nos quedamos en silencio por unos minutos, los cuales me
parecieron los más tormentosos de mi vida -.
- ¿Sabes? A mí
también me gusta Keito y mucho – esas palabras hicieron que mi corazón se
quebrara en mil pedazos – creo que le daré una oportunidad – y sin más salió
del lugar, dejándome solo y confundido -.
- Ryosuke te
estuve buscando ¿dónde estabas? – dijo Keito apenas entré al salón, solo
estábamos nosotros dos -.
- Estaba en el
baño – le sonreí, de cierta forma me sentía muy bien a su lado y aunque Yuto me
había dicho la verdad, no tenía ni la más mínima intención de alejarme, el
chico que estaba frente a mí, realmente me gustaba, así que lo besé, sintiendo
esas mismas “maripositas” que sentí al besar a Yuto -.
CONTINUARÁ…