10 jun 2025

COMPASS ROSE - Capítulo 40

 Hola, hola!!!! 

¿Cómo están todos? espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa. 

Hago ésta entrada rapidita porque tengo que ir a agarrar la pala, pero no quiero hacerlo sin antes desearle nuevamente un muy feliz cumpleaños a mi querida Choco, que estuvo de HBD el domingo que pasó, así que éste capítulo va dedicado a ella, espero les guste!!!!

Muchas gracias a todos por sus lindos comentarios y nos leemos prontamente!!!!



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 40

*Hikaru*

- ¿Qué tanto me miras? - Pregunto sonriente, luego de mirar de reojo a mi novio por unos segundos, mirándome con total fascinación, como si estuviese haciendo algo increíble, pero la verdad es que sólo estoy cultivando papas.

- ¿Acaso no puedo mirar al hombre que me gusta? – Pregunta con una sonrisa, esa que tanto me emboba.

- ¿No te cansas de mirarme?

- No – sonríe - ¿por qué lo haría? ¿Te molesta?

- No, no me molesta – suspiro - es sólo que no estoy acostumbrado a que me observen tanto.

- Pero me gusta hacerlo, pienso que te ves muy atractivo – dice mordiéndose levemente el labio inferior.

- Deja de hacer eso que me pones nervioso – digo dejando lo que estoy haciendo para mirarlo de frente, desafiante, pensando por unos momentos que él aún con ropa vieja y algo sucia se sigue viendo muy  hermoso.

- ¿Te pongo nervioso? – Pregunta coquetamente.

- Muchísimo – sonrío algo resignado, es imposible negar a estas alturas lo mucho que me gusta y se ha intensificado más desde que comenzamos a tener intimidad.

- Quiero besarte… - Dice en un susurro mirando hacia los alrededores, notando que todavía hay campesinos en el lugar, haciendo un tierno puchero de frustración por no poder acercarse como desea.

- Podemos hacerlo más tarde – sonrío con intención de volver a mis quehaceres.

- Pero quiero hacerlo ahora… - Dice sin todavía borrar aquel puchero de sus labios, mirándome con súplica, pero también con anhelo.

- Ryosuke… - Susurro agachándome de nueva cuenta, indicándole en un gesto que haga lo mismo y al tener nuestros rostros lo suficientemente cerca lo beso fugazmente en los labios, disfrutando de ver su expresión de total sorpresa.

- Hika…

- ¿Estás bien con eso por ahora? – Pregunto, dándole otro fugaz beso, volviendo a mis actividades agropecuarias.

- Sí… - Responde con una preciosa sonrisa en su rostro, sin dejar de observarme.


*Yuri* 

- Bueno, esto es todo por hoy de mi parte – dice el señor Kei terminando de acomodar los libros en los estantes después de haber estado todo el día revisándolos.

- Muchas gracias por tu arduo trabajo, ya puedes retirarte – dice el rey.

- Es un gusto su alteza – dice el señor Kei mientras hace una reverencia – ¿piensas quedarte un rato más?

- Sí, quiero terminar hoy con estos documentos.

- Entiendo – sonríe - ¿También vas a quedarte Yuri?

- Sí, hay cosas que tengo que terminar y no creo conveniente dejarlo para mañana.

- Está bien, pero no se queden hasta tan tarde ¿entendido? – Dice con seriedad, como si fuera una orden a acatar.

- Sí, señor – respondemos ambos al unísono, viendo como éste nos da una última mirada antes de retirarse, volviendo su majestad y yo a nuestras obligaciones.

 

- Y si en algún momento tus padres no están en el castillo puedes ir a dormir conmigo si lo deseas.

 

Me estremezco de nueva cuenta cada que recuerdo aquellas palabras de mi rey, sonriendo como tonto al pensar que puedo tomarme tal atrevimiento ¿podría darse a cabo aún si mis padres están en el castillo?

- ¡Yuri! – Doy un pequeño brinco al escuchar la imponente voz de su majestad, mirándome preocupado.

- ¿Sucede algo su alteza? – Pregunto nervioso.

- Es que te estaba llamando desde hace rato y no me prestabas atención.

- ¡Lo siento muchísimo! – Exclamo avergonzado.

- ¿Hay algo que te preocupe? Estás muy pensativo y distraído últimamente – dice levantándose de su asiento para acercarse a mi lado.

- No es nada su majestad, es sólo que…

- ¿Es por lo de la conversación del otro día?

-¿Eh?

- Has estado actuando raro desde entonces – sonríe amable – si te he incomodado de alguna manera por favor pido que me disculpes.

- No, no me ha incomodado para nada su majestad – digo con firmeza – es sólo que no dejo de pensar en que es un gran honor para mí ser invitado a sus aposentos – digo sintiendo mi rostro enrojecerse ¿está bien ser tan directo?

- No creo que sea para tanto – ríe divertido.

- Lo es para mí su majestad – digo mirándolo fijamente a los ojos - ¿y qué querías decirme antes de esto? – Pregunto curioso.

- Sobre eso… - Dice desviando su mirada – estaba pensando en que ya que Kei ha regresado de su viaje, podemos ir viendo lo de practicar el idioma de Cottonland.

- Es verdad – sonrío – pensé que lo había olvidado.

- ¿Por qué iba a olvidarme de algo tan importante?

- Bueno, es que usted está siempre tan ocupado…

- Siempre tendré tiempo para ti – dice con una dulce sonrisa, acariciando mi mejilla derecha suavemente, haciendo que tiemble un poco por su repentina cercanía, aunque la verdad deseo disfrutar más de ella.

- Me hace muy feliz saber que de cierto modo soy importante para su majestad – digo sintiendo mi corazón acelerarse por la alegría.

- Yuri… - Susurra todavía sin apartar su mano de mi mejilla, posándola suavemente en ésta - ¿en dónde quieres que lo hagamos?

- Ha… ¿Hacer qué cosa? – Pregunto nervioso, con mi rostro seguramente más rojo que una manzana.

- Lo de estudiar – dice con suavidad.

- Dónde prefieras su majestad – digo apartándome un poco, sintiendo que mi corazón va a explotar de seguir tan cerca de él.

- ¿Te parece bien aquí? ¿Después de cenar?

- Me parece bien… - Respondo todavía nervioso.

- Bien – sonríe, apartando su mano de mi mejilla – iré a descansar un rato y nos encontramos aquí después de la cena ¿te parece bien?

- Sí, su majestad – respondo con una sonrisa, anhelando volver a sentir el calor de su mano.

- Entonces, nos vemos más tarde – dice abriendo la puerta del despacho, invitándome a salir primero seguido de él, tomando cada uno su propio camino, esperando con ansias volverlo a ver más tarde.

 
*Yuya*

- Dios… – Digo llevando mi mano al pecho, sintiendo mi corazón palpitar acelerado.

Entro a mi habitación con prisa, quitándome la parte superior de mis vestimentas, dejando todo mi torso al descubierto, tumbándome sobre la cama, con mi vista al techo y la cabeza dando vueltas en un asunto que me tiene un tanto preocupado y es que últimamente me he sentido extraño con respecto a Yuri, extraño de una manera que no logro descifrar, una necesidad casi que incontrolable de estar cerca de él, de pasar todo el tiempo que me sea posible a su lado, unas tremendas ganas de acariciarlo e inclusive de be…

- ¿Pero qué estoy pensando? – Pregunto para mí mismo, frustrado, apoyando el dorso de mi diestra sobre mi frente, cerrando mis ojos lentamente, viniendo a mí una y otra vez la imagen de Yuri. Sonriendo como un tonto de sólo pensar en su hermosa sonrisa, su cuerpo tan menudo, pero a la vez tan fuerte a pesar de su apariencia, recordando lo suave que es su piel a mi tacto, sintiendo un pequeño cosquilleo en mi parte baja, haciéndome sentir avergonzado por dónde se estaban dirigiendo mis pensamientos – mejor voy a dormir – digo tratando de ignorar aquella reacción de mi cuerpo, consiguiéndolo a los pocos segundos, disipando así aquellos pensamientos, por ahora.

 
*Yuto*

- Yuto ¿podemos descansar un poco? – Pregunta Ryutaro luego de estar bastante rato caminando por los alrededores del castillo, enseñándole a nuestra visita cada rincón posible de éste.

 - Claro que sí – sonrío apenado – ¿deseas descansar también Rihito?  – Pregunto, dándome cuenta hasta entonces de que no había soltado su mano en ningún momento – lo siento – digo apartando rápidamente mi mano de la suya.

- No se preocupe – sonríe tímido – no fue desagradable en lo absoluto.

- Casi le arrancas el brazo Yuto – dice Ryutaro burlonamente.

- Ryu, eso no es verdad – dice el más pequeño reprochándole a nuestro amigo.

- Sólo estaba bromeando – dice sin parar de reírse – Yuto siempre es así de cercano con todos.

- Ya veo… - Dice poniendo una expresión pensativa.

- ¡Yuri! – Exclama Ryutaro, dirigiendo nuestras miradas al recién nombrado, quién se acerca a nosotros con una sonrisa.

- Hola chicos ¿todavía están recorriendo el castillo?

- Sí, Yuto está totalmente decidido a mostrarle cada rincón de éste a Rihito – responde Ryutaro.

- Yuto es muy intenso cuando se lo propone – ríe Yuri.

- Por favor… - Digo sintiéndome más avergonzado de lo que estaba hace segundos.

- Yo pienso que eso es muy agradable de su parte – dice Rihito con una bella sonrisa, sintiendo mi rostro enrojecerse un poco por la belleza de ésta.

- ¿Ya terminaste de trabajar por hoy? – Pregunto desviando por completo el tema.

- Sí – responde – de hecho me estaba dirigiendo a descansar un rato a mi habitación.

- ¿Y piensas hacer algo después? - Habla Ryutaro – por si deseas unirte a nosotros más tarde.

- Me gustaría mucho acompañarles pero tengo un asunto importante que atender más tarde.

- ¿Un asunto importante? – Cuestiona Ryutaro.

- Me imagino que ese asunto importante tiene que ver con mi hermano ¿no es así? – Pregunto para nada sorprendido por la respuesta que vaya a dar.

- Efectivamente – sonríe ampliamente.

- ¿No crees que el Rey te está esclavizando? – Pregunta Ryutaro preocupado.

- ¿Cómo puedes pensar algo así? – Pregunta Yuri desconcertado – no es nada de eso – ríe divertido – me gusta mucho ser de ayuda para el rey.

- Bueno, si tú lo dices – dice Ryu con una sonrisa.

- En verdad lamento mucho no poder acompañarlos.

- No te preocupes, ya estamos acostumbrados – digo resignado ¿por qué a Yuri le gusta estar siempre cerca de mi hermano?

- Prometo que trataré de pasar el tiempo con ustedes un día de estos – sonríe - ¿cuánto tiempo piensas quedarte Rihito?

- La verdad no lo sé todavía – sonríe – pero espero que sea el tiempo suficiente para poder conocerlos a todos – dice mirándome de reojo por unos segundos, haciéndome sentir algo nervioso, volviendo su mirada a Yuri.

- Me parece bien – dice sonriente - entonces con su permiso me retiro a descansar – haciendo una reverencia ante mí para después irse camino hacía su habitación, continuando con nuestro recorrido después descansar por un rato, volviendo a tomar suavemente la mano de nuestro visitante.


*Yuri* 

Después de tomar una pequeña siesta, me preparo rápidamente para ir a cenar, con la esperanza de encontrarme a su majestad en el comedor e ir junto con él al despacho en dónde iniciaríamos nuestras clases privadas de idiomas, pero mi sonrisa se desvaneció un poco al no verlo y pensando que en algún momento llegaría me dispuse a cenar lentamente, pero no sucedió, haciéndome preocupar un poco.

- Señora Hitomi ¿el rey ya bajó a cenar? – Pregunto pensando en que tal vez ya había venido.

- No, todavía no – responde.

- Que raro… - Susurro para mis adentros, asomándose una idea por mi mente - ¿Me harías el favor de darme una bandeja con su cena? De seguro está en el despacho y no me parece bien que se esté saltando comidas.

- Si lo deseas podría mandar a una de las chicas para que…

- No – interrumpo – yo quiero hacerlo, por favor.

- Está bien joven Yuri, espera aquí un momento – dice con una sonrisa, yendo con prisa hacia la cocina, volviendo minutos después con ésta sobre una lujosa bandeja.

- ¿Seguro que puedes llevarla? Pesa un poco.

- Podré con ello – respondo tomando la bandeja, recibiendo una discreta risa burlona de parte de la señora Hitomi al ver que he hecho un gesto al sentir la bandeja más pesada de lo que esperaba.

- ¿En serio no quieres que te acompañe?  

- No, está bien – sonrío, comenzando a caminar lento pero seguro hacía el despacho, llegando a éste finalmente, encontrándome con la sorpresa de que no está - ¿Dónde estará? – Pregunto extrañado mientras miro por cada rincón del despacho - ¿Todavía se encontrará en su habitación? – Cuestiono mientras considero la posibilidad de ir a buscarlo a ésta, pero no creo que sea apropiado hacerlo - ¿Qué debería hacer?

Me quedo pensando por un buen rato en el camino a tomar ¿Y si está durmiendo todavía? ¿Haría mal si voy a despertarlo? ¿Se enojaría conmigo si lo hiciese? Pero si no lo hago podría también molestarse.

- ¿Qué hago? ¿Qué hago? – Pregunto dando un largo suspiro – iré por él – digo decidido, tomando nuevamente la bandeja entre mis manos, llegando a la habitación del rey dejando ésta en el suelo mientras toco la puerta sin recibir respuesta, tomando la manija de la puerta, notando que está sin seguro, volviendo a cuestionarme si debería hacerlo…

Abro la puerta con cuidado, viendo al rey durmiendo sobre su cama, tomando la bandeja de nuevo y dejándola sobre el escritorio que está en la habitación con cuidado de no hacer mucho ruido, cerrando luego la puerta para acercarme a éste, con intención de despertarlo, sintiéndome avergonzado de verlo con su pecho al desnudo.

- Su majestad… - Susurro suavemente al estar a unos cuantos centímetros de su cama, viéndolo dormir tan apacible, deleitándome con la hermosa vista y luchando con las tremendas ganas de tocar su piel al descubierto – creo que será mejor dejarlo descansar – sonrío permitiéndome acariciar un poco su cabello…

- Yuri… - Susurra de repente el rey, haciéndome dar un pequeño brinco del susto, notando que está durmiendo todavía ¿estará soñando conmigo? – Yuri… - vuelve a susurrar pero de una manera extraña, como casi un ¿gemido?

Curioso me acerco un poco más, viendo cómo se remueve levemente sobre la cama, admirando con devoción esa piel que pareciera que me llamara a tocarla, tentado completamente en hacerlo, pero desvío la mirada rápidamente, dispuesto a irme pero de repente una mano sujeta la mía, haciéndome temblar de la impresión.

- ¿Yuri? – Pregunta el rey con una voz ronca y a mi parecer bastante sensual, esto no le está haciendo bien a mi poca cordura.

- Su majestad, es mejor que descanses – digo tratando de soltarme de su agarre, pero no lo logro – su cena está sobre el escritorio, me preocupé un poco al saber que no habías bajado a comer y…

- Discúlpame por hacerte preocupar – dice con una dulce sonrisa, afianzando el agarre de su mano sobre la mía.

- No, no tienes por qué disculparte su majestad yo… - Mis palabras son interrumpidas por la acción de ser arrastrado por el rey hacía su lecho, siendo rodeado por sus brazos, posando casi que inconscientemente mis manos sobre su pecho desnudo.

- ¿Qué me has hecho Yuri? – Pregunta mirándome con curiosidad, como si tratara de buscar alguna respuesta con sólo ver mi rostro.

- ¿Hacer qué? – Pregunto confundido, con mi cuerpo temblando por aquella cercanía.

- Lo que estoy sintiendo ahora… - Susurra apoyando su frente sobre la mía.

- ¿Qué estabas soñando? – Pregunto en un intento de cambiar el tema.

- No creo que quieras saberlo – ríe nervioso.

- ¿Era algo vergonzoso?

- La verdad no sé cómo decirlo – dice avergonzado – pero estabas ahí y cuando desperté y te vi tan cerca pensé por un momento que seguía soñando – sonríe – aunque pienso que esto se siente mucho mejor que un sueño, excepto por…

- ¿Excepto por?

- No sé si deba decirlo, no creo que deba aprovecharme.

- ¿Y si te doy el permiso de hacerlo? – Pregunto sin saber a qué se refiere, pudiendo ganarme una gran decepción después, pero el que no arriesga no gana, dice mi papá Hikaru, recibiendo sorpresivamente y con mucha emoción un dulce y corto beso como respuesta.

- Lo siento mucho yo… - Murmura asustado, queriendo apartarse pero aún con mi corazón y mis sentidos aturdidos por la sorpresa, tomo su rostro entre mis manos y vuelvo a juntar nuestros labios de una manera más demandante, siendo correspondido con la misma torpeza con lo que lo estoy haciendo.

- Lo amo su majestad. 


CONTINUARÁ...



15 may 2025

COMPASS ROSE - Capítulo 39

 Hola, hola!!!! 

¿Cómo están todos? espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa. 

Primero que todo lamento muchísimo nuevamente la demora, pero entre una cosa y otra no me da tiempo a veces ni de escribir, pero trataré en lo posible de ponerme al corriente. 

Y bueno, hago esta entradita rápida para agradecerles por su constante apoyo y amor a mis escritos, las quiero mucho y nos leemos prontamente. 



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 39

*Daiki*

- Yuto… ¿Acaso hice algo que te disgustara? – Pregunto a mi hermano quién se encuentra sacando sus prendas del armario que hasta este momento compartíamos. Normalmente esto lo haría algún trabajador del castillo, pero él prefirió hacerlo por sí mismo, ya luego estos se encargarán de transportarlo a lo que será su nueva habitación.

- Ya te he dicho que no es por eso – dice volviendo su rostro hacía mí.

- ¿Pero entonces por qué tan de repente?

- Porque fue algo que se me ocurrió de repente – dice dejando lo que está haciendo para acercarse a mí y darme un abrazo – sólo pensé en que ya era hora de tener un propio espacio para mí y mis pinturas.

- Lo entiendo, pero no estaba preparado para algo así… - Digo con notable tristeza, correspondiendo a su abrazo.

- No es que me vaya a ir del castillo o algo parecido – ríe – además después de que regresaste de Cottonland te la pasas más en el cuarto del Señor Kei que en éste.

- Bueno… Eso es porque…

- ¿Pasó algo por allá?

- ¿A qué te refieres? – Pregunto comenzando a sentirme nervioso, apartándome por completo de su abrazo.

- Es que antes de eso los sentía muy distantes, como si se hubiesen peleado o algo – sonríe con ternura - pero me alegra mucho que ahora esté todo bien entre ustedes.

- Sí, a mí también me alegra mucho que todo mejorara – digo sintiendo mi rostro enrojecerse un poco - ¿Quieres que te ayude en algo? – Pregunto tratando de desviar el tema.

- Claro que sí, no sea y me lleve algo que es tuyo – dice con una radiante sonrisa, sonriéndole de vuelta, enternecido de ver que mi hermano pequeño estaba comenzando a convertirse en un adulto.

Estuve todo el día ayudando a Yuto con su mudanza a una habitación que queda a una distancia de dos de la que ahora será propiamente mía, yendo a cenar juntos al terminar de organizar y quedarnos hablando un rato más hasta que se hizo bien tarde en la noche, volviendo a nuestros respectivos cuartos.

- ¿Pasó algo? – Pregunta Kei preocupado después de abrir la puerta de su habitación y abalanzarme a sus brazos, aferrándome con todas mis fuerzas a él.

 - Yuto se cambió de cuarto… - Digo ya sin poder controlar mis lágrimas.

- Entiendo – dice acariciando mi cabello tiernamente, adentrándonos despacio a su cuarto, cerrando la puerta de éste con sumo cuidado, sin despegarme ni un sólo milímetro de su cuerpo – el rey me lo comentó hace unos días.

- ¿Yuya lo sabía? – Pregunto apartando un poco mi rostro de su pecho para mirarlo, sonriéndome tan lindamente.

- Sí, sabes que todo cambio que se haga en el castillo debe notificarse con el rey primero – dice acariciando mi mejilla – esto me trae tantos recuerdos.

- ¿Qué recuerdos? – Pregunto confundido.

- ¿En serio no te acuerdas? – Ríe un poco divertido.

- No sé a qué te refieres…- Susurro llegando a mi cabeza el recuerdo de cuando Yuya fue nombrado rey y por ende tuvo que pasarse a la habitación que era de nuestro padre, recordando también que pasé varios meses durmiendo con él en ésta, junto con Yuto, hasta que dejamos de hacerlo después de unos cuantos meses - creo que ya logro recordarlo… - digo apenado.

- Siempre has sido muy dulce – dice besando mi frente – es de las cosas que más me gustan de ti – dice tomando mi rostro y llenarlo de besitos, como si intentara secar mis lágrimas con sus labios.

- Gracias – sonrío - ¿puedo quedarme contigo ésta noche?

- Aquí siempre serás bienvenido – dice dándome un casto beso en los labios, volviendo a apoyar mi rostro en su pecho, sintiéndolo húmedo por las lágrimas que acababa de derramar, quedándome así por un buen tiempo.

 
*Kota*

- Hoy llega el amigo de Ryutaro ¿no es así? – Pregunta Hikaru al encontrarnos en uno de los pasillos del castillo.

- ¿Lo dices por algo en especial?

- Es que tienes una cara de pocos amigos que me hace suponerlo – ríe, claramente burlándose de mi desgracia – deberías dejar de darle tantas vueltas a eso.

- Es inevitable no preocuparme – digo un tanto avergonzado de mis pensamientos tan negativos.

- ¿Y dónde va a quedarse? ¿En casa de Ryutaro?

- No, aquí en el castillo – suspiro – al parecer aquel chico es de la realeza y piensa quedarse una buena temporada aquí en el reino, así que el rey ha dado el visto bueno para que se instale aquí por ese tiempo que va a estar acompañándonos.

- Vaya, te ves muy eufórico al respecto – vuelve a reírse.

- Ya no te burles, no es gracioso.

- No me estoy burlando – ríe – bueno, sí, un poco tal vez – dice dando suaves palmadas en mi espalda – pero trata de no pensar tanto en cosas que no han sucedido – suspira – Ryutaro es un chico muy honesto y si se hubiese interesado en alguien más muy seguramente ya lo hubiese dicho, por eso digo que no te tortures.

- Señor Kota, ha llegado el joven Ryutaro junto a su invitado – dice una de las empleadas, caminando rápidamente hacía nosotros – están en la entrada del castillo en la espera de ser recibidos por usted.

- En un momento voy – digo suspirando resignado – muchas gracias por avisar.

- Es un gusto mi señor - dice retirándose con la misma rapidez con la que había llegado.

- Te acompaño – dice Hikaru divertido, caminando juntos y en silencio hacía la entrada del castillo, encontrándome primeramente con la hermosa sonrisa de Ryutaro, haciendo que me relaje un poco.

- Ryutaro, buenos días – digo al estar a pocos metros de él, sonriendo como un tonto ante su presencia.

- Buenos días señor Kota – dice sonriente, sin apartar su mirada de mí.  

- Buenos días, mi nombre es Hikaru y quiero darte la bienvenida a nuestro reino joven… - Dice Hikaru al haber estado Ryutaro y yo al parecer mirándonos por un largo rato, agradeciendo internamente el tenerlo aquí.

- Rihito, mi nombre es Rihito – responde esbozándose una gran sonrisa en su rostro, es pequeño, casi igual de pequeño que el príncipe Daiki o tal vez el príncipe Ryosuke – es un gran honor para mí estar en éste reino – dice haciendo una reverencia, no puedo negar que es lindo…

- El gusto es nuestro – dice Hikaru sonriendo enormemente – y más siendo usted un gran amigo de nuestro adorado Ryutaro, pero sigan, ya hemos preparado una habitación para ti.

- ¿En serio? No se hubiesen molestado.

- No es ninguna molestia, todo aquel que sea amigo de alguien cercano a los que residen en éste castillo es más que bienvenido.

- Muchas gracias.

- Le pediré a los empleados que pueden ir llevando su equipaje, joven Rihito – dice Hikaru yendo hacía estos quienes estaban a un lado del carruaje esperando alguna orden, creándose en el ambiente un silencio casi que sepulcral al quedar sólo los tres.

- Por cierto Rihito, te presento al señor Kota – dice Ryutaro tomándome del brazo con fuerza, cortando el incómodo silencio que se había creado, haciéndome estremecer un poco por tan repentina cercanía – mi prometido.

- Es un gusto por fin conocerlo Señor Kota – dice su amigo haciendo una leve reverencia.

- Encantado.

-  Ryutaro me habló mucho de usted durante el tiempo que estuvo fuera de su reino.

- ¿Eso es cierto? – Pregunto un poco incrédulo, pero también emocionado.

- Sí, Ryutaro no dejaba de hablar de cada carta que le enviabas – ríe.

- ¡Rihito!- Exclama Ryutaro notablemente avergonzado, pero sin soltarse siquiera de mi brazo.

- No te preocupes Ryutaro, Kota era igual – ríe Hikaru volviendo a nuestro lado – daba brincos de alegría al momento en que llegaba alguna de tus cartas.

- Me alegra mucho escuchar eso – dice Ryutaro con sus mejillas levemente sonrojadas, luciendo tan lindo.

- Bien, primero vamos a saludar al rey – dice Hikaru comenzando a caminar con dirección al despacho del recién nombrado – y luego de eso podemos ir a hablar más tranquilamente al jardín ¿les parece bien?

- Me parece perfecto – responde el chico con una leve sonrisa, mientras seguimos el paso de Hikaru en camino al despacho del rey.

Nuestra visita al despacho fue demasiado corta a comparación de otras veces, debido a que al ser fin de mes hay mucho trabajo por hacer, así que tanto el rey como Yuri y Kei, saludaron al recién llegado de manera cálida y volvieron de inmediato a con su labor, así que sin nada más que decir salimos del lugar directo al jardín, en donde ya se encuentra todo listo.

- ¿Deseas beber té joven Rihito? – Pregunta Hikaru nuevamente, al mismo tiempo que nos acercamos a la mesa situada bajo la sombra de un frondoso árbol, en la que sobre ésta se encuentra todo lo necesario para servir el té y gran variedad de dulces y postres.

- Sí, me encantaría – responde el chico alegremente, sentándonos cada uno en alguna de las sillas que se hallan disponibles, mientras Hikaru comienza a servir el té.

- ¿Y cómo te ha parecido el reino? – Pregunto.

- Es mucho más hermoso de lo que imaginaba.

- Espero su estadía sea agradable – digo cortésmente.

- Así será – dice con una gran sonrisa. Pasando una agradable tarde mientras escucho a mi prometido y a su amigo hablar con Hikaru animadamente, a lo que yo respondo a ciertas cosas de manera esporádica. Sintiéndome un poco más tranquilo, pero sin querer bajar la guardia del todo.


*Rihito*

- Bueno, creo que ya es momento de volver a mi trabajo – dice el señor Kota levantándose de su asiento luego de haber estado conversando por un largo rato.

- ¿Tan pronto? – Pregunta Ryutaro con decepción.

- Tengo unos informes que terminar – sonríe - pero te prometo que mañana estaré disponible para pasar todo el día contigo y tu amigo.

- ¿En serio lo prometes?

- ¿Cuándo he faltado a mi palabra?

- Nunca – suspira - pero quería pasar más tiempo contigo.

- Podemos vernos a la hora de la cena ¿te parece bien?

- Está bien – responde resignado, pero con una leve sonrisa en su rostro.

- De momento puedes irle mostrando el castillo al joven Rihito – dice el señor Hikaru, quién me ha parecido un hombre muy amable y divertido – también presentarle a los príncipes, deben estar por ahí.

- Eso haré, pueden confiar en eso – responde Ryu con una sonrisa, haciendo una leve reverencia ante su prometido y el señor Hikaru, despidiéndonos de ambos adultos cortésmente.

- Tu prometido es  muy apuesto – digo al encontrarnos por fin solos.

- Lo es – dice Ryu con una enorme sonrisa.

- Aunque para serte sincero me ha intimidado un poco.

- ¿Por qué lo dices? – Pregunta con sorpresa.

- No sé cómo explicarlo – rio nervioso – es sólo que sentí que me miraba de manera un poco extraña.

- ¿Extraña?

- No te preocupes – digo rápidamente – quizás fueron los nervios.

- Relájate, todos en el castillo son muy amables y mi Kota no es la excepción – sonríe – aunque no voy a negar que su presencia puede ser un poco intimidante, pero eso me gusta mucho de él – dice con un leve sonrojo en sus mejillas.

- Me alegra poder confirmar con mis propios ojos lo mucho que te gusta.

- ¿Se me nota tanto? – Pregunta todavía viéndose más rojo.

- Y él no se queda atrás – río fuertemente al ver su reacción, casi parece que echa humo por las orejas.

- ¿En verdad lo crees?

- Lo creo totalmente – sonrío amplio – y por cierto, con referente a la última carta que me enviaste ¿ya se han besado?

- No, todavía no – dice completamente decepcionado.

- ¿Por qué no? Si ambos se gustan – Pregunto muy sorprendido.

- La verdad no quiero hablar de eso…

- ¿Es grave?

- No, no lo es – sonríe – es sólo que creo que ambos estamos esperando el momento indicado.

- Estaré apoyándote – digo dándole unas suaves palmadas en el hombro.

- ¡Ryutaro! - Exclama a lo lejos una voz brillante, llevando mí mirada inmediatamente hacia el hombre más hermoso que han visto mis ojos a la corta edad de quince años, acercándose a nosotros en un santiamén.

- Yuto, justo iba a buscarte – dice mi amigo Ryu, mientras que yo estoy sorprendido de lo increíblemente alto que es aquel chico llamado Yuto.

- ¿Él es tu amigo? – Pregunta mirándome con curiosidad.

- Sí – responde Ryutaro sonriente quién al ver que no soy capaz de articular palabra alguna ante la imponente presencia del chico más alto decide responder por mí – él es mi amigo Rihito.

- ¿Rihito? Es un nombre muy lindo – dice con una sonrisa todavía más resplandeciente que su voz – mi nombre es Yuto, es un gusto conocerte.

- Es… Un… Gusto… - Digo entrecortadamente.

- Yuto es uno de los príncipes de éste reino – dice Ryu.

- ¿El príncipe?

- Así es, pero por favor sólo llámame Yuto – dice con una amable sonrisa, haciendo que asienta levemente, todavía embobado por su belleza - ¿Y llegaron hace mucho?

- Al medio día más o menos.

- ¿Y ya han paseado por el castillo?

- No completamente, sólo estuvimos un par de minutos en el despacho de su majestad y hemos estado aquí en el jardín conversando con el señor Kota y el señor Hikaru.

- Ya veo – dice con una amplia sonrisa - ¿entonces puedo acompañarlos?

- Claro que sí, nadie mejor que tú para ser nuestro guía – sonríe Ryutaro.

- ¿Estás de acuerdo con eso Rihito? – Pregunta, acercando su rostro al mío, más de lo que debería ser.

- Sí… Estaría realmente encantado… - Respondo como puedo, sintiendo todo mi cuerpo estremecerse al momento en el que él toma mi mano y comienza a caminar hacía algún lugar, sólo dejándome llevar.


CONTINUARÁ...

9 abr 2025

COMPASS ROSE - Capítulo 38

Hola, hola!!!! 

¿Cómo están todos? espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa. 

Primero que todo lamento muchísimo la demora con éste capítulo, pero la tercera parte de Heat me drenó totalmente, pero amé muchísimo culminar la historia del Takachii y estoy ansiosa por lo que se viene, he estado pensando últimamente en hacer de ésta una serie de historias diversas basadas en el mundo del omegaverse, con diferentes parejas y así, pero todo a su tiempo y si se me ocurre algo nuevo que contar. 

Muchas gracias como siempre por sus lindos comentarios y amor a Compass Rose, amo muchísimo ésta historia y espero que disfruten mucho de éste nuevo capítulo, espero poder publicar el siguiente a tiempo. 

¿Hasta ahora qué personaje les gusta más? Yo adoro a Hikaru, aunque Yuya es muy inocente y eso es lindo. 

Nos leemos nuevamente en el siguiente. 




Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 38

*Hikaru*

- Dios santo Hikaru ¿Cómo se te ocurre sucumbir a éstas cosas? – Susurro para mí mismo mientras camino por los oscuros pasillos del castillo, iluminando mi camino con una pequeña vela, cuidando de que ningún guardia que ronda por estos lares me vea, encontrándome al caballero Keito esperando frente a la puerta, haciéndome sentir más avergonzado.

- El príncipe lo está esperando – dice en voz muy baja, haciendo una leve reverencia.

- Gra… Gracias – digo nerviosamente.

- Yo estaré rondando el lugar mientras ustedes…

- No digas nada más por favor… – digo interrumpiéndolo con voz temblorosa. 

- Está bien, entonces me retiro – dice haciendo otra leve reverencia antes de comenzar a caminar, mientras que yo suspiro profundamente al estar frente a la puerta de la habitación del príncipe que me hace hacer locuras por amor, golpeando suavemente ésta, notando que está abierta.

- Aquí voy… - Suspiro profundamente antes de comenzar a abrir la puerta con lentitud, encontrando a mi adorado príncipe sentado en el borde de la cama, notablemente nervioso.

- ¡Hikaru! – Exclama con sorpresa, al parecer no se había dado cuenta de mi llegada – viniste – dice con gran alegría, levantándose de donde está para llegar rápidamente a mi lado, abrazándome con fuerza – ya estaba pensando que no vendrías.

- Claro que iba a venir – sonrío, correspondiendo a su abrazo – te lo prometí ¿no es así? – Pregunto apoyando una de mis manos en su espalda, acariciándola suavemente, notando la suavidad de la seda de su camisón de color rojo.

- ¿Te gusta? – Pregunta Ryosuke apartándose un poco, dando una vuelta para mostrarme su vestimenta para ésta noche, tragando saliva al ver que su camisón le llega hasta un poco más arriba de sus rodilla.

- Sí, te queda muy bien – digo desviando mi mirada por unos segundos, tratando de mantener la compostura.

- Lo compré hace poco, especialmente para éste día – dice con un leve sonrojo en su mejillas, volviendo a envolver mi cintura con sus brazos – quiero estar contigo, quiero ser tuyo… - Susurra antes de besarme, primero dulce y luego escalando a algo más fogoso, dejándome hacer, correspondiendo a cada uno de sus besos y caricias con la misma intensidad, bajando un poco mis manos para acariciar una de sus piernas por debajo del camisón, recordando de repente algo importante.

- Es… Espera un momento… - Interrumpo con mi respiración agitada, apartándome un poco de él para sacar una botella de mi bolsillo.

- ¿Qué es eso? – Pregunta un poco desconcertado, pero también curioso, esperando mi respuesta.

- Necesito que lo bebas – digo con seriedad, riendo internamente al ver su expresión confusa – no te preocupes no es nada malo, sólo es una bebida a base de hierbas, quizás si tiene un mal sabor, pero es para evitar que quedes en cinta en caso de que tú y yo lleguemos a más ésta noche.

- ¿Deseas que lleguemos a más? – Pregunta tomando con delicadeza la pequeña botella, observándola detenidamente.

- Llegaré hasta donde me lo permitas – digo acariciando su rostro, tan suave y delicado, digno de un príncipe como lo es él.

- La beberé – dice con una enorme sonrisa, destapándola y bebiendo su contenido de un solo golpe, cambiando su expresión a una de asco total.

- Te dije que sabía horrible – digo entre risas – también lo he bebido antes de venir acá.

- Siendo sincero, no me molestaría quedar en cinta – ríe.

- Pues tendrás que esperar a que eso suceda porque ahora no lo creo conveniente – digo tomándolo entre mis brazos, llevándolo a paso lento hacia la cama.

- ¿Tengo que tomarlo cada vez que vayamos a hacerlo? – Pregunta dejándose acostar suavemente sobre la cama.

- Sí – respondo abriendo ligeramente sus piernas, acomodándome en medio de ellas.

- Entonces tendrá que ser muchas veces…

- ¿Quieres hacerlo muchas veces? – Pregunto pasando mis labios por su cuello.

- Si… - Gime por el ligero contacto, envolviendo mi cintura con sus piernas, intensificando el roce entre nuestras entrepiernas.

- Estás muy excitado… – río nerviosamente al sentir su miembro semi erecto.

- Sólo bésame… - Susurra moviendo sus caderas de una manera suave pero también sensual, volviendo a besarle, sintiendo como poco a poco dejo de sentirme nervioso y sólo me dejo llevar por mis sentimientos por él.


*Ryosuke* 

- Eres hermoso… - Susurra al momento de desvestirme por completo, mirándome con un deseo que hace que me sienta avergonzado, tratando de cubrir mi cuerpo desesperadamente con las manos.

- Si no quieres hacerlo sólo dímelo – dice con una amable sonrisa.

- No… Sí quiero… Es sólo que…

- ¿Tienes miedo? – Pregunta preocupado.

- Un poco – río nerviosamente – pero también me siento muy emocionado.

- ¿Estás emocionado? – Pregunta retirando suavemente mis manos, entrelazando nuestros dedos.

- He estado esperando esto por muchos años – respondo con total sinceridad.

- ¿Desde la primera vez que nos vimos?

- Sí… - Sonrío, sintiendo mi rostro enrojecer al pasar de los segundos – te he amado y deseado desde ese primer encuentro que tuvimos – suspiro profundo – aquella vez sólo quería conocer por mi cuenta el reino del príncipe con el que supuestamente me casaría, pero apareciste tú entre la multitud y lo único en lo que pude pensar es que eras tú con el que quería compartir mi vida – recordando con claridad cada momento de ese día – y el que ahora estemos a punto de compartir un momento tan íntimo me hace sentir tan abrumado.

- Yo en cambio pensé que eras un chico un poco molesto – ríe – pero después de ese día lo único que ocupaba todos mis pensamientos eras tú – dice acercando sus labios a los míos, rozándolos solamente – y aunque no lo creas yo también me siento abrumado, de estar así contigo – susurra juntando nuevamente nuestros labios, con la misma pasión de hace unos momentos, envolviendo su cintura con mis piernas, jadeando al sentir su dureza rozar con la mía, creándose un vaivén exquisito entre ambos, dejándome llevar completamente por todas las nuevas sensaciones que estoy experimentando.

- Te amo… - Susurro al tener un par de sus dedos en mi interior, preparándome para lo que vendrá a continuación, sintiéndome asustado, pero al mismo tiempo tan ansioso de

- Yo también te amo… - Dice con una dulce sonrisa, besando mi frente sin dejar de lado lo que está haciendo, mientras hace un camino de besos por el resto de mi rostro hasta llegar a mi cuello y bajar un poco más hasta donde están mis pezones, dándole la misma atención a cada uno de ellos con su boca y lengua.

- Hika… - Jadeo al correrme por tanta estimulación, sintiendo un poco de ese líquido sobre mi vientre, siendo nuevamente besado en los labios por Hikaru, mientras éste vuelve a acomodarse entre mis piernas, recibiendo el doloroso placer de tenerlo en mi interior.

Las embestidas poco a poco fueron incrementando en velocidad y fuerza a medida que me iba acostumbrando, aferrándome fuertemente a su espalda, luchando contra las inmensas ganas de jadear fuertemente, pero no puedo hacerlo, alguien podría casualmente pasar y escuchar nuestras obscenidades, sintiéndome satisfecho al corrernos casi al mismo tiempo, saliendo de inmediato de mi interior y acomodar su cabeza sobre mi pecho, respirando agitadamente, mientras que yo acaricio sus cabellos con suavidad, deseando estar así por siempre con él.

- Por favor quédate conmigo ésta noche – digo en un susurro.

- No creo que pueda hacer eso – dice levantando un poco la cabeza para mirarme – ya nos estamos arriesgando demasiado.

- Lo sé – digo haciendo un puchero – pero aunque sea quédate un ratito más ¿Sí?

- Está bien – dice sonriente, volviendo a juntar nuestros labios, disfrutando cómodamente del calor del otro.

 
*Yuto*

- Yuto ¿está bien si duermes solo ésta noche? – Pregunta Daiki ya con su ropa para dormir puesta, mientras que yo me encuentro terminando un trabajo de mi clase de caligrafía.

- ¿Vas a pasar la noche con el Señor Kei? – Pregunto de vuelta.

- Sí – responde sin titubear - es que quedamos de hablar de algo importante y…

- Entiendo… - ¿No pudieron hablar durante todo el tiempo que estuvieron juntos en Cottonland? Pregunto para mí mismo, sintiéndome avergonzado por mis pensamientos, soy más que consciente de lo cercanos que han sido ambos desde siempre no debería de molestarme, pero aun así lo hace.

- ¿Sucede algo? – Pregunta luego de un rato en el que me quedé en total silencio.

- No, no es nada – sonrío – ya estoy agotado – digo cerrando mi libro.

- Entonces que pases buena noche hermanito – dice dándome un beso en la mejilla para después salir sin hacer mucho ruido de la habitación que compartimos, dejándome solo nuevamente.

- Pensé que ésta vez podríamos pasar el tiempo juntos después de su regreso – digo dando un largo y profundo suspiro, poniéndome mi pijama y un abrigo para salir a dar una vuelta por los alrededores, necesito aire fresco para pensar.

Me dirijo al jardín, sentándome en una de las bancas para maravillarme con el precioso cielo nocturno siendo adornado por la luna y las centelleantes estrellas, haciéndome sentir relajado.

- Prin… ¿Yuto? – Pregunta de repente una voz demasiado familiar a éste punto, sintiendo un vuelco extraño en mi corazón.

- ¿Keito? – Pregunto mirando hacia el lado por el que provenía aquella voz, confirmando que se trata de él.

- Sí, soy yo – dice sonriente - ¿Qué haces aquí? ¿No puedes conciliar el sueño?

- No es eso realmente – respondo apenado – sólo quería pensar.

- ¿Pensar? – Pregunta mirándome confundido - ¿puedo? – Pregunta señalando la banca, pidiéndome permiso para sentarse a mi lado, asintiendo lentamente.

- La verdad es que me peleé con Daiki – digo ante su mirada de sorpresa – bueno, realmente no peleamos, todo ocurrió en mi cabeza.

- ¿Y por qué estás molesto con el príncipe?

- Es una tontería – digo tratando de evitar el tema, pero Keito me mira preocupado, realmente interesado en escucharme.

- No es una tontería si te afecta tanto.

- La verdad es que extraño pasar tiempo con mis hermanos – sonrío con tristeza – desde que Yuya se convirtió en Rey nuestro tiempo juntos se fue desvaneciendo poco a poco y con Daiki está pasando lo mismo a medida que crecemos, al igual que con Yuri… – suspiro – sé que no debería de molestarme por ello, pero es casi inevitable no sentirme solo en ocasiones, el pensar que no soy importante para ellos.

- Creo que entiendo a lo que te refieres – dice con una leve sonrisa.

- ¿Te has sentido así antes?

- Sí, es más común de lo que crees – sonríe con amargura – pasó mucho durante mi entrenamiento como caballero real.

- ¿Entonces no piensas que estoy exagerando? – Pregunto sintiéndome algo culpable por mis recientes pensamientos.

- No creo que lo estés haciendo– sonríe amable – lo que sientes es muy válido, pero pienso que deberías de hablarlo con esas personas, no creo que lo estén haciendo con mala intención o que siquiera sea adrede.

- Creo que tienes razón – digo con una leve sonrisa, sintiendo como si un peso se me hubiese quitado de encima – muchas gracias por tus palabras.

- Es un gusto poder ayudarte aunque sea un poco.

- ¿Y qué haces por aquí a éstas horas? – Pregunto ahora.

- Estaba paseando un poco antes de irme a dormir.

- ¿Sales a pasear todas las noches?

- No siempre – ríe, notándose algo nervioso, pero no le doy mucha importancia – sólo hoy si tuve muchas ganas de hacerlo.

- Ya veo – sonrío volviendo a dirigir mi mirada hacia las estrellas, notando que él hace lo mismo, quedándonos en silencio mientras las observamos por un largo rato, bostezando de repente – avergonzándome un poco.

- Deberías ir a dormir.

- Sí, en verdad que debería… - Digo bostezando nuevamente.

- ¿Quieres que te acompañe?

- No, no creo que debas molestarte – sonrío, sintiendo mis manos sudar un poco.

- Por favor, permíteme hacerlo – dice con cierta insistencia.

- Está bien, acompáñame – digo resignado, comenzando a caminar de vuelta a mi habitación junto con él, hablando en voz muy baja durante el camino.

- Hemos llegado – dice Keito al estar frente a la habitación que comparto con mi hermano, deteniéndonos frente a la gran puerta.

- Muchas gracias por acompañarme – digo con una leve sonrisa.

- Es todo un honor para mí – dice haciendo una reverencia, a veces no me gusta que sea tan formal conmigo, pero quizás no puede evitarlo, se ha criado para servirle a la realeza.

- Que pases buena noche.

- Igualmente – responde, cerciorándose primero de que entre a ésta, regresando por el camino en el que vinimos.

- Que grande es ésta habitación – digo tirándome sobre la cama, mirando el techo por largo rato, con todos mis pensamientos revoloteando dentro de mi cabeza, recordando las palabras dichas por Keito con anterioridad, saliendo nuevamente de mi habitación con un destino en mente.


*Yuya*

Me remuevo un poco sobre mi cama al sentir los rayos del sol sobre mis párpados, notando que no puedo moverme con facilidad, como si algo me estuviese sosteniendo fuertemente de la cintura, girando con dificultad logrando ver por fin a la persona que me tiene preso entre sus brazos.

- Yuto – susurro suavemente, sorprendido de verlo aquí, hacía varios años que había dejado de venir aquí en las noches - despierta Yuto – sonrío moviéndolo un poco, logrando que abra sus ojos con pereza.

- ¿Ya es de día? – Pregunta cerrándolos nuevamente, escondiendo su rostro en mi pecho, haciéndome reír un poco de lo tierno que se ve, haciéndome sentir un poco nostálgico.  

- Sí – sonrío acariciando sus cabellos - ¿en qué momento entraste?

- No lo sé… Quizás después de medianoche – dice sin apartarse ni un milímetro.

- ¿Tuviste alguna pesadilla?

- No – responde – sólo quería dormir contigo, como en los viejos tiempos y porque quiero hablar contigo.

- ¿Hablar? ¿Sobre qué? ¿Ocurre algo malo? – Pregunto con preocupación.

- No es nada malo, creo – dice apartando su rostro de mi pecho para mirarme - he estado pensando mucho últimamente en que me gustaría pasarme a una habitación sólo para mí.

- ¿Has tenido algún problema con Daiki? – Pregunto curioso.

- No, para nada – sonríe – es sólo que deseo tener un espacio para mí, para mis trabajos y no causarle incomodidad a Daiki.

- Entiendo – sonrío – si eso es lo que deseas te doy mi permiso.

- ¿En serio? Gracias hermano – dice abrazándome con fuerza.

- Por favor avísame cuando la escojas para que los caballeros te ayuden con la mudanza.

- Sí, lo haré – sonríe amplio, sin dejar de abrazarme.

- ¿Quieres ir a desayunar? – Pregunto, mientras éste niega con la cabeza.

- Quiero quedarme a dormir un poco más aquí ¿puedo?

- Está bien, descansa – sonrío, acariciando sus cabellos por última vez antes de levantarme, mientras él se acomoda en mi cama, quedando dormido al instante. Yendo finalmente a alistarme para el tedioso día de trabajo que me espera, viniendo a mi mente la linda sonrisa de Yuri, haciéndome sentir muy feliz.

Después de estar completamente listo, me dirijo hacia la sala del comedor, encontrándome con Hikaru todavía desayunando en ésta, saludándome con una reverencia.

- ¿Dormiste bien? – Pregunto al notar que se ve algo cansado todavía.

- Sí, si dormí bien, es sólo que me desperté muy temprano.

- ¿Y eso? ¿Tienes mucho trabajo por hacer?

- Exactamente su majestad.

- Buenos días – dice animadamente Yuri al entrar a la sala, reverenciándose ante mí con esa preciosa sonrisa que desde un tiempo atrás hace estremecer mi corazón de una forma que no había sentido antes.

- Buenos días… - Respondo todavía anonadado por su presencia.

- Buenos días hijo ¿Cómo amaneciste? – Pregunta Hikaru haciéndome salir de mi pequeño trance, siguiendo con mi mirada cada movimiento de Yuri, quién se sienta al lado de su padre.

- Muy bien papá – sonríe – por cierto ¿dónde estabas anoche? – Pregunta de repente a Hikaru, quién lo mira atónito ante su pregunta.

- En mi habitación ¿por qué lo preguntas? – Dice nerviosamente.

- Es que anoche fui a buscarte y no te encontré ahí.

- De pronto fue cuando salí a dar un paseo nocturno.

- ¿Un paseo nocturno? – Lo mira con curiosidad, mientras que yo sigo escuchando atento su conversación, desayunando despacio.

- Sí, es que no podía conciliar el sueño y salí a caminar un rato – sonríe – y por eso quizás cuando fuiste a mi habitación no me hallaste en éste.

- Debe ser eso – dice sonriente.

- ¿Y para qué me buscabas? – Pregunta Hikaru.

- Quería dormir contigo – dice un tanto apenado, quizás por decir algo así ante mi presencia.

- ¿Y por qué no te quedaste?

- No sabía si ibas a llegar pronto así que preferí ir a dormir con mi padre.

- Para la próxima avísame con anterioridad – dice sonriéndole con cariño, mirando la hora en su reloj de bolsillo – tengo que irme ahora, ya deben estar esperándome.

- ¿Vas a ir a los campos hoy? – Pregunto.

- Sí, iré junto con el príncipe Ryosuke.

- Me alegra saber que el príncipe está muy interesado en nuestros campos.

- Sí, en verdad que le gustan mucho…

- Que te vaya muy bien papá – dice Yuri dándole un beso en la mejilla.

- Gracias hijo, nos vemos más tarde – dice alborotando un poco sus cabellos, reverenciándose antes de salir del lugar con rapidez, dejándonos solos, tomando Yuri la palabra.

- Lamento mucho la conversación de hace rato.

- ¿Por qué? ¿Por lo de dormir con tus padres? – Pregunto mientras él asiente avergonzado, enternecido por su expresión - no te avergüences por eso – sonrío – yo también solía dormir con mi padre a tu edad.

- ¿En serio su majestad?

- Sí, era muy agradable – sonrío de sólo recordarlo – así que disfrútalo tanto como puedas.

- Gracias su majestad – sonríe con dulzura, quedándome nuevamente embobado con su sonrisa.

- Y si en algún momento tus padres no están en el castillo puedes ir a dormir conmigo si lo deseas… - Digo sintiendo mi rostro enrojecerse por tal propuesta tan indecorosa ¿pero por qué pienso que es algo indecoroso? – No hagas caso a eso que dije – digo apenado, levantándome de la silla con rapidez, dispuesto a irme.

- En verdad no me molestaría su majestad – dice tomando una de mis manos, sosteniéndola con fuerza, acercándose a mi cuerpo, demasiado cerca sintiendo mi cuerpo temblar un poco.

- No es necesario que lo hagas, sólo fue un pensamiento que se me escapó…

- Pero te estoy diciendo que no me molestaría hacerlo – dice mirándome fijamente, perdiéndome en la profundidad de sus ojos.

- Es mejor que vayamos a trabajar, hay mucho por hacer hoy – digo tratando de evadir todo lo que de repente estoy sintiendo, así que respiro profundamente y espero a que Yuri termine de desayunar para ir juntos a mi despacho, revoloteando una misma pregunta alrededor de mi cabeza ¿Qué demonios me está pasando?


CONTINUARÁ...