10 jun 2025

COMPASS ROSE - Capítulo 40

 Hola, hola!!!! 

¿Cómo están todos? espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa. 

Hago ésta entrada rapidita porque tengo que ir a agarrar la pala, pero no quiero hacerlo sin antes desearle nuevamente un muy feliz cumpleaños a mi querida Choco, que estuvo de HBD el domingo que pasó, así que éste capítulo va dedicado a ella, espero les guste!!!!

Muchas gracias a todos por sus lindos comentarios y nos leemos prontamente!!!!



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 40

*Hikaru*

- ¿Qué tanto me miras? - Pregunto sonriente, luego de mirar de reojo a mi novio por unos segundos, mirándome con total fascinación, como si estuviese haciendo algo increíble, pero la verdad es que sólo estoy cultivando papas.

- ¿Acaso no puedo mirar al hombre que me gusta? – Pregunta con una sonrisa, esa que tanto me emboba.

- ¿No te cansas de mirarme?

- No – sonríe - ¿por qué lo haría? ¿Te molesta?

- No, no me molesta – suspiro - es sólo que no estoy acostumbrado a que me observen tanto.

- Pero me gusta hacerlo, pienso que te ves muy atractivo – dice mordiéndose levemente el labio inferior.

- Deja de hacer eso que me pones nervioso – digo dejando lo que estoy haciendo para mirarlo de frente, desafiante, pensando por unos momentos que él aún con ropa vieja y algo sucia se sigue viendo muy  hermoso.

- ¿Te pongo nervioso? – Pregunta coquetamente.

- Muchísimo – sonrío algo resignado, es imposible negar a estas alturas lo mucho que me gusta y se ha intensificado más desde que comenzamos a tener intimidad.

- Quiero besarte… - Dice en un susurro mirando hacia los alrededores, notando que todavía hay campesinos en el lugar, haciendo un tierno puchero de frustración por no poder acercarse como desea.

- Podemos hacerlo más tarde – sonrío con intención de volver a mis quehaceres.

- Pero quiero hacerlo ahora… - Dice sin todavía borrar aquel puchero de sus labios, mirándome con súplica, pero también con anhelo.

- Ryosuke… - Susurro agachándome de nueva cuenta, indicándole en un gesto que haga lo mismo y al tener nuestros rostros lo suficientemente cerca lo beso fugazmente en los labios, disfrutando de ver su expresión de total sorpresa.

- Hika…

- ¿Estás bien con eso por ahora? – Pregunto, dándole otro fugaz beso, volviendo a mis actividades agropecuarias.

- Sí… - Responde con una preciosa sonrisa en su rostro, sin dejar de observarme.


*Yuri* 

- Bueno, esto es todo por hoy de mi parte – dice el señor Kei terminando de acomodar los libros en los estantes después de haber estado todo el día revisándolos.

- Muchas gracias por tu arduo trabajo, ya puedes retirarte – dice el rey.

- Es un gusto su alteza – dice el señor Kei mientras hace una reverencia – ¿piensas quedarte un rato más?

- Sí, quiero terminar hoy con estos documentos.

- Entiendo – sonríe - ¿También vas a quedarte Yuri?

- Sí, hay cosas que tengo que terminar y no creo conveniente dejarlo para mañana.

- Está bien, pero no se queden hasta tan tarde ¿entendido? – Dice con seriedad, como si fuera una orden a acatar.

- Sí, señor – respondemos ambos al unísono, viendo como éste nos da una última mirada antes de retirarse, volviendo su majestad y yo a nuestras obligaciones.

 

- Y si en algún momento tus padres no están en el castillo puedes ir a dormir conmigo si lo deseas.

 

Me estremezco de nueva cuenta cada que recuerdo aquellas palabras de mi rey, sonriendo como tonto al pensar que puedo tomarme tal atrevimiento ¿podría darse a cabo aún si mis padres están en el castillo?

- ¡Yuri! – Doy un pequeño brinco al escuchar la imponente voz de su majestad, mirándome preocupado.

- ¿Sucede algo su alteza? – Pregunto nervioso.

- Es que te estaba llamando desde hace rato y no me prestabas atención.

- ¡Lo siento muchísimo! – Exclamo avergonzado.

- ¿Hay algo que te preocupe? Estás muy pensativo y distraído últimamente – dice levantándose de su asiento para acercarse a mi lado.

- No es nada su majestad, es sólo que…

- ¿Es por lo de la conversación del otro día?

-¿Eh?

- Has estado actuando raro desde entonces – sonríe amable – si te he incomodado de alguna manera por favor pido que me disculpes.

- No, no me ha incomodado para nada su majestad – digo con firmeza – es sólo que no dejo de pensar en que es un gran honor para mí ser invitado a sus aposentos – digo sintiendo mi rostro enrojecerse ¿está bien ser tan directo?

- No creo que sea para tanto – ríe divertido.

- Lo es para mí su majestad – digo mirándolo fijamente a los ojos - ¿y qué querías decirme antes de esto? – Pregunto curioso.

- Sobre eso… - Dice desviando su mirada – estaba pensando en que ya que Kei ha regresado de su viaje, podemos ir viendo lo de practicar el idioma de Cottonland.

- Es verdad – sonrío – pensé que lo había olvidado.

- ¿Por qué iba a olvidarme de algo tan importante?

- Bueno, es que usted está siempre tan ocupado…

- Siempre tendré tiempo para ti – dice con una dulce sonrisa, acariciando mi mejilla derecha suavemente, haciendo que tiemble un poco por su repentina cercanía, aunque la verdad deseo disfrutar más de ella.

- Me hace muy feliz saber que de cierto modo soy importante para su majestad – digo sintiendo mi corazón acelerarse por la alegría.

- Yuri… - Susurra todavía sin apartar su mano de mi mejilla, posándola suavemente en ésta - ¿en dónde quieres que lo hagamos?

- Ha… ¿Hacer qué cosa? – Pregunto nervioso, con mi rostro seguramente más rojo que una manzana.

- Lo de estudiar – dice con suavidad.

- Dónde prefieras su majestad – digo apartándome un poco, sintiendo que mi corazón va a explotar de seguir tan cerca de él.

- ¿Te parece bien aquí? ¿Después de cenar?

- Me parece bien… - Respondo todavía nervioso.

- Bien – sonríe, apartando su mano de mi mejilla – iré a descansar un rato y nos encontramos aquí después de la cena ¿te parece bien?

- Sí, su majestad – respondo con una sonrisa, anhelando volver a sentir el calor de su mano.

- Entonces, nos vemos más tarde – dice abriendo la puerta del despacho, invitándome a salir primero seguido de él, tomando cada uno su propio camino, esperando con ansias volverlo a ver más tarde.

 
*Yuya*

- Dios… – Digo llevando mi mano al pecho, sintiendo mi corazón palpitar acelerado.

Entro a mi habitación con prisa, quitándome la parte superior de mis vestimentas, dejando todo mi torso al descubierto, tumbándome sobre la cama, con mi vista al techo y la cabeza dando vueltas en un asunto que me tiene un tanto preocupado y es que últimamente me he sentido extraño con respecto a Yuri, extraño de una manera que no logro descifrar, una necesidad casi que incontrolable de estar cerca de él, de pasar todo el tiempo que me sea posible a su lado, unas tremendas ganas de acariciarlo e inclusive de be…

- ¿Pero qué estoy pensando? – Pregunto para mí mismo, frustrado, apoyando el dorso de mi diestra sobre mi frente, cerrando mis ojos lentamente, viniendo a mí una y otra vez la imagen de Yuri. Sonriendo como un tonto de sólo pensar en su hermosa sonrisa, su cuerpo tan menudo, pero a la vez tan fuerte a pesar de su apariencia, recordando lo suave que es su piel a mi tacto, sintiendo un pequeño cosquilleo en mi parte baja, haciéndome sentir avergonzado por dónde se estaban dirigiendo mis pensamientos – mejor voy a dormir – digo tratando de ignorar aquella reacción de mi cuerpo, consiguiéndolo a los pocos segundos, disipando así aquellos pensamientos, por ahora.

 
*Yuto*

- Yuto ¿podemos descansar un poco? – Pregunta Ryutaro luego de estar bastante rato caminando por los alrededores del castillo, enseñándole a nuestra visita cada rincón posible de éste.

 - Claro que sí – sonrío apenado – ¿deseas descansar también Rihito?  – Pregunto, dándome cuenta hasta entonces de que no había soltado su mano en ningún momento – lo siento – digo apartando rápidamente mi mano de la suya.

- No se preocupe – sonríe tímido – no fue desagradable en lo absoluto.

- Casi le arrancas el brazo Yuto – dice Ryutaro burlonamente.

- Ryu, eso no es verdad – dice el más pequeño reprochándole a nuestro amigo.

- Sólo estaba bromeando – dice sin parar de reírse – Yuto siempre es así de cercano con todos.

- Ya veo… - Dice poniendo una expresión pensativa.

- ¡Yuri! – Exclama Ryutaro, dirigiendo nuestras miradas al recién nombrado, quién se acerca a nosotros con una sonrisa.

- Hola chicos ¿todavía están recorriendo el castillo?

- Sí, Yuto está totalmente decidido a mostrarle cada rincón de éste a Rihito – responde Ryutaro.

- Yuto es muy intenso cuando se lo propone – ríe Yuri.

- Por favor… - Digo sintiéndome más avergonzado de lo que estaba hace segundos.

- Yo pienso que eso es muy agradable de su parte – dice Rihito con una bella sonrisa, sintiendo mi rostro enrojecerse un poco por la belleza de ésta.

- ¿Ya terminaste de trabajar por hoy? – Pregunto desviando por completo el tema.

- Sí – responde – de hecho me estaba dirigiendo a descansar un rato a mi habitación.

- ¿Y piensas hacer algo después? - Habla Ryutaro – por si deseas unirte a nosotros más tarde.

- Me gustaría mucho acompañarles pero tengo un asunto importante que atender más tarde.

- ¿Un asunto importante? – Cuestiona Ryutaro.

- Me imagino que ese asunto importante tiene que ver con mi hermano ¿no es así? – Pregunto para nada sorprendido por la respuesta que vaya a dar.

- Efectivamente – sonríe ampliamente.

- ¿No crees que el Rey te está esclavizando? – Pregunta Ryutaro preocupado.

- ¿Cómo puedes pensar algo así? – Pregunta Yuri desconcertado – no es nada de eso – ríe divertido – me gusta mucho ser de ayuda para el rey.

- Bueno, si tú lo dices – dice Ryu con una sonrisa.

- En verdad lamento mucho no poder acompañarlos.

- No te preocupes, ya estamos acostumbrados – digo resignado ¿por qué a Yuri le gusta estar siempre cerca de mi hermano?

- Prometo que trataré de pasar el tiempo con ustedes un día de estos – sonríe - ¿cuánto tiempo piensas quedarte Rihito?

- La verdad no lo sé todavía – sonríe – pero espero que sea el tiempo suficiente para poder conocerlos a todos – dice mirándome de reojo por unos segundos, haciéndome sentir algo nervioso, volviendo su mirada a Yuri.

- Me parece bien – dice sonriente - entonces con su permiso me retiro a descansar – haciendo una reverencia ante mí para después irse camino hacía su habitación, continuando con nuestro recorrido después descansar por un rato, volviendo a tomar suavemente la mano de nuestro visitante.


*Yuri* 

Después de tomar una pequeña siesta, me preparo rápidamente para ir a cenar, con la esperanza de encontrarme a su majestad en el comedor e ir junto con él al despacho en dónde iniciaríamos nuestras clases privadas de idiomas, pero mi sonrisa se desvaneció un poco al no verlo y pensando que en algún momento llegaría me dispuse a cenar lentamente, pero no sucedió, haciéndome preocupar un poco.

- Señora Hitomi ¿el rey ya bajó a cenar? – Pregunto pensando en que tal vez ya había venido.

- No, todavía no – responde.

- Que raro… - Susurro para mis adentros, asomándose una idea por mi mente - ¿Me harías el favor de darme una bandeja con su cena? De seguro está en el despacho y no me parece bien que se esté saltando comidas.

- Si lo deseas podría mandar a una de las chicas para que…

- No – interrumpo – yo quiero hacerlo, por favor.

- Está bien joven Yuri, espera aquí un momento – dice con una sonrisa, yendo con prisa hacia la cocina, volviendo minutos después con ésta sobre una lujosa bandeja.

- ¿Seguro que puedes llevarla? Pesa un poco.

- Podré con ello – respondo tomando la bandeja, recibiendo una discreta risa burlona de parte de la señora Hitomi al ver que he hecho un gesto al sentir la bandeja más pesada de lo que esperaba.

- ¿En serio no quieres que te acompañe?  

- No, está bien – sonrío, comenzando a caminar lento pero seguro hacía el despacho, llegando a éste finalmente, encontrándome con la sorpresa de que no está - ¿Dónde estará? – Pregunto extrañado mientras miro por cada rincón del despacho - ¿Todavía se encontrará en su habitación? – Cuestiono mientras considero la posibilidad de ir a buscarlo a ésta, pero no creo que sea apropiado hacerlo - ¿Qué debería hacer?

Me quedo pensando por un buen rato en el camino a tomar ¿Y si está durmiendo todavía? ¿Haría mal si voy a despertarlo? ¿Se enojaría conmigo si lo hiciese? Pero si no lo hago podría también molestarse.

- ¿Qué hago? ¿Qué hago? – Pregunto dando un largo suspiro – iré por él – digo decidido, tomando nuevamente la bandeja entre mis manos, llegando a la habitación del rey dejando ésta en el suelo mientras toco la puerta sin recibir respuesta, tomando la manija de la puerta, notando que está sin seguro, volviendo a cuestionarme si debería hacerlo…

Abro la puerta con cuidado, viendo al rey durmiendo sobre su cama, tomando la bandeja de nuevo y dejándola sobre el escritorio que está en la habitación con cuidado de no hacer mucho ruido, cerrando luego la puerta para acercarme a éste, con intención de despertarlo, sintiéndome avergonzado de verlo con su pecho al desnudo.

- Su majestad… - Susurro suavemente al estar a unos cuantos centímetros de su cama, viéndolo dormir tan apacible, deleitándome con la hermosa vista y luchando con las tremendas ganas de tocar su piel al descubierto – creo que será mejor dejarlo descansar – sonrío permitiéndome acariciar un poco su cabello…

- Yuri… - Susurra de repente el rey, haciéndome dar un pequeño brinco del susto, notando que está durmiendo todavía ¿estará soñando conmigo? – Yuri… - vuelve a susurrar pero de una manera extraña, como casi un ¿gemido?

Curioso me acerco un poco más, viendo cómo se remueve levemente sobre la cama, admirando con devoción esa piel que pareciera que me llamara a tocarla, tentado completamente en hacerlo, pero desvío la mirada rápidamente, dispuesto a irme pero de repente una mano sujeta la mía, haciéndome temblar de la impresión.

- ¿Yuri? – Pregunta el rey con una voz ronca y a mi parecer bastante sensual, esto no le está haciendo bien a mi poca cordura.

- Su majestad, es mejor que descanses – digo tratando de soltarme de su agarre, pero no lo logro – su cena está sobre el escritorio, me preocupé un poco al saber que no habías bajado a comer y…

- Discúlpame por hacerte preocupar – dice con una dulce sonrisa, afianzando el agarre de su mano sobre la mía.

- No, no tienes por qué disculparte su majestad yo… - Mis palabras son interrumpidas por la acción de ser arrastrado por el rey hacía su lecho, siendo rodeado por sus brazos, posando casi que inconscientemente mis manos sobre su pecho desnudo.

- ¿Qué me has hecho Yuri? – Pregunta mirándome con curiosidad, como si tratara de buscar alguna respuesta con sólo ver mi rostro.

- ¿Hacer qué? – Pregunto confundido, con mi cuerpo temblando por aquella cercanía.

- Lo que estoy sintiendo ahora… - Susurra apoyando su frente sobre la mía.

- ¿Qué estabas soñando? – Pregunto en un intento de cambiar el tema.

- No creo que quieras saberlo – ríe nervioso.

- ¿Era algo vergonzoso?

- La verdad no sé cómo decirlo – dice avergonzado – pero estabas ahí y cuando desperté y te vi tan cerca pensé por un momento que seguía soñando – sonríe – aunque pienso que esto se siente mucho mejor que un sueño, excepto por…

- ¿Excepto por?

- No sé si deba decirlo, no creo que deba aprovecharme.

- ¿Y si te doy el permiso de hacerlo? – Pregunto sin saber a qué se refiere, pudiendo ganarme una gran decepción después, pero el que no arriesga no gana, dice mi papá Hikaru, recibiendo sorpresivamente y con mucha emoción un dulce y corto beso como respuesta.

- Lo siento mucho yo… - Murmura asustado, queriendo apartarse pero aún con mi corazón y mis sentidos aturdidos por la sorpresa, tomo su rostro entre mis manos y vuelvo a juntar nuestros labios de una manera más demandante, siendo correspondido con la misma torpeza con lo que lo estoy haciendo.

- Lo amo su majestad. 


CONTINUARÁ...