Hola, hola!!!!
¿Cómo están todos? espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa.
Hago ésta entrada rapidita porque tengo que ir a agarrar la pala, pero no quiero hacerlo sin antes desearle nuevamente un muy feliz cumpleaños a mi querida Choco, que estuvo de HBD el domingo que pasó, así que éste capítulo va dedicado a ella, espero les guste!!!!
Muchas gracias a todos por sus lindos comentarios y nos leemos prontamente!!!!
Capítulo 40
*Hikaru*
- ¿Qué tanto me miras? - Pregunto sonriente, luego de
mirar de reojo a mi novio por unos segundos, mirándome con total fascinación,
como si estuviese haciendo algo increíble, pero la verdad es que sólo estoy
cultivando papas.
- ¿Acaso no puedo mirar al hombre que me gusta? –
Pregunta con una sonrisa, esa que tanto me emboba.
- ¿No te cansas de mirarme?
- No – sonríe - ¿por qué lo haría? ¿Te molesta?
- No, no me molesta – suspiro - es sólo que no estoy
acostumbrado a que me observen tanto.
- Pero me gusta hacerlo, pienso que te ves muy atractivo
– dice mordiéndose levemente el labio inferior.
- Deja de hacer eso que me pones nervioso – digo dejando
lo que estoy haciendo para mirarlo de frente, desafiante, pensando por unos
momentos que él aún con ropa vieja y algo sucia se sigue viendo muy hermoso.
- ¿Te pongo nervioso? – Pregunta coquetamente.
- Muchísimo – sonrío algo resignado, es imposible negar a
estas alturas lo mucho que me gusta y se ha intensificado más desde que
comenzamos a tener intimidad.
- Quiero besarte… - Dice en un susurro mirando hacia los
alrededores, notando que todavía hay campesinos en el lugar, haciendo un tierno
puchero de frustración por no poder acercarse como desea.
- Podemos hacerlo más tarde – sonrío con intención de
volver a mis quehaceres.
- Pero quiero hacerlo ahora… - Dice sin todavía borrar
aquel puchero de sus labios, mirándome con súplica, pero también con anhelo.
- Ryosuke… - Susurro agachándome de nueva cuenta,
indicándole en un gesto que haga lo mismo y al tener nuestros rostros lo
suficientemente cerca lo beso fugazmente en los labios, disfrutando de ver su
expresión de total sorpresa.
- Hika…
- ¿Estás bien con eso por ahora? – Pregunto, dándole otro
fugaz beso, volviendo a mis actividades agropecuarias.
- Sí… - Responde con una preciosa sonrisa en su rostro,
sin dejar de observarme.
*Yuri*
- Bueno, esto es todo por hoy de mi parte – dice el señor
Kei terminando de acomodar los libros en los estantes después de haber estado
todo el día revisándolos.
- Muchas gracias por tu arduo trabajo, ya puedes
retirarte – dice el rey.
- Es un gusto su alteza – dice el señor Kei mientras hace
una reverencia – ¿piensas quedarte un rato más?
- Sí, quiero terminar hoy con estos documentos.
- Entiendo – sonríe - ¿También vas a quedarte Yuri?
- Sí, hay cosas que tengo que terminar y no creo
conveniente dejarlo para mañana.
- Está bien, pero no se queden hasta tan tarde
¿entendido? – Dice con seriedad, como si fuera una orden a acatar.
- Sí, señor – respondemos ambos al unísono, viendo como éste
nos da una última mirada antes de retirarse, volviendo su majestad y yo a
nuestras obligaciones.
- Y
si en algún momento tus padres no están en el castillo puedes ir a dormir
conmigo si lo deseas.
Me estremezco de nueva cuenta cada que recuerdo aquellas
palabras de mi rey, sonriendo como tonto al pensar que puedo tomarme tal
atrevimiento ¿podría darse a cabo aún si mis padres están en el castillo?
- ¡Yuri! – Doy un pequeño brinco al escuchar la imponente
voz de su majestad, mirándome preocupado.
- ¿Sucede algo su alteza? – Pregunto nervioso.
- Es que te estaba llamando desde hace rato y no me
prestabas atención.
- ¡Lo siento muchísimo! – Exclamo avergonzado.
- ¿Hay algo que te preocupe? Estás muy pensativo y
distraído últimamente – dice levantándose de su asiento para acercarse a mi
lado.
- No es nada su majestad, es sólo que…
- ¿Es por lo de la conversación del otro día?
-¿Eh?
- Has estado actuando raro desde entonces – sonríe amable
– si te he incomodado de alguna manera por favor pido que me disculpes.
- No, no me ha incomodado para nada su majestad – digo
con firmeza – es sólo que no dejo de pensar en que es un gran honor para mí ser
invitado a sus aposentos – digo sintiendo mi rostro enrojecerse ¿está bien ser
tan directo?
- No creo que sea para tanto – ríe divertido.
- Lo es para mí su majestad – digo mirándolo fijamente a
los ojos - ¿y qué querías decirme antes de esto? – Pregunto curioso.
- Sobre eso… - Dice desviando su mirada – estaba pensando
en que ya que Kei ha regresado de su viaje, podemos ir viendo lo de practicar
el idioma de Cottonland.
- Es verdad – sonrío – pensé que lo había olvidado.
- ¿Por qué iba a olvidarme de algo tan importante?
- Bueno, es que usted está siempre tan ocupado…
- Siempre tendré tiempo para ti – dice con una dulce
sonrisa, acariciando mi mejilla derecha suavemente, haciendo que tiemble un
poco por su repentina cercanía, aunque la verdad deseo disfrutar más de ella.
- Me hace muy feliz saber que de cierto modo soy
importante para su majestad – digo sintiendo mi corazón acelerarse por la
alegría.
- Yuri… - Susurra todavía sin apartar su mano de mi
mejilla, posándola suavemente en ésta - ¿en dónde quieres que lo hagamos?
- Ha… ¿Hacer qué cosa? – Pregunto nervioso, con mi rostro
seguramente más rojo que una manzana.
- Lo de estudiar – dice con suavidad.
- Dónde prefieras su majestad – digo apartándome un poco,
sintiendo que mi corazón va a explotar de seguir tan cerca de él.
- ¿Te parece bien aquí? ¿Después de cenar?
- Me parece bien… - Respondo todavía nervioso.
- Bien – sonríe, apartando su mano de mi mejilla – iré a
descansar un rato y nos encontramos aquí después de la cena ¿te parece bien?
- Sí, su majestad – respondo con una sonrisa, anhelando
volver a sentir el calor de su mano.
- Entonces, nos vemos más tarde – dice abriendo la puerta
del despacho, invitándome a salir primero seguido de él, tomando cada uno su
propio camino, esperando con ansias volverlo a ver más tarde.
*Yuya*
- Dios… – Digo llevando mi mano al pecho, sintiendo mi
corazón palpitar acelerado.
Entro a mi habitación con prisa, quitándome la parte
superior de mis vestimentas, dejando todo mi torso al descubierto, tumbándome
sobre la cama, con mi vista al techo y la cabeza dando vueltas en un asunto que
me tiene un tanto preocupado y es que últimamente me he sentido extraño con
respecto a Yuri, extraño de una manera que no logro descifrar, una necesidad
casi que incontrolable de estar cerca de él, de pasar todo el tiempo que me sea
posible a su lado, unas tremendas ganas de acariciarlo e inclusive de be…
- ¿Pero qué estoy pensando? – Pregunto para mí mismo, frustrado,
apoyando el dorso de mi diestra sobre mi frente, cerrando mis ojos lentamente,
viniendo a mí una y otra vez la imagen de Yuri. Sonriendo como un tonto de sólo
pensar en su hermosa sonrisa, su cuerpo tan menudo, pero a la vez tan fuerte a
pesar de su apariencia, recordando lo suave que es su piel a mi tacto,
sintiendo un pequeño cosquilleo en mi parte baja, haciéndome sentir avergonzado
por dónde se estaban dirigiendo mis pensamientos – mejor voy a dormir – digo
tratando de ignorar aquella reacción de mi cuerpo, consiguiéndolo a los pocos
segundos, disipando así aquellos pensamientos, por ahora.
*Yuto*
- Yuto ¿podemos descansar un poco? – Pregunta Ryutaro
luego de estar bastante rato caminando por los alrededores del castillo, enseñándole
a nuestra visita cada rincón posible de éste.
- Claro que sí –
sonrío apenado – ¿deseas descansar también Rihito? – Pregunto, dándome cuenta hasta entonces de
que no había soltado su mano en ningún momento – lo siento – digo apartando
rápidamente mi mano de la suya.
- No se preocupe – sonríe tímido – no fue desagradable en
lo absoluto.
- Casi le arrancas el brazo Yuto – dice Ryutaro
burlonamente.
- Ryu, eso no es verdad – dice el más pequeño
reprochándole a nuestro amigo.
- Sólo estaba bromeando – dice sin parar de reírse – Yuto
siempre es así de cercano con todos.
- Ya veo… - Dice poniendo una expresión pensativa.
- ¡Yuri! – Exclama Ryutaro, dirigiendo nuestras miradas al
recién nombrado, quién se acerca a nosotros con una sonrisa.
- Hola chicos ¿todavía están recorriendo el castillo?
- Sí, Yuto está totalmente decidido a mostrarle cada
rincón de éste a Rihito – responde Ryutaro.
- Yuto es muy intenso cuando se lo propone – ríe Yuri.
- Por favor… - Digo sintiéndome más avergonzado de lo que
estaba hace segundos.
- Yo pienso que eso es muy agradable de su parte – dice
Rihito con una bella sonrisa, sintiendo mi rostro enrojecerse un poco por la
belleza de ésta.
- ¿Ya terminaste de trabajar por hoy? – Pregunto
desviando por completo el tema.
- Sí – responde – de hecho me estaba dirigiendo a descansar
un rato a mi habitación.
- ¿Y piensas hacer algo después? - Habla Ryutaro – por si
deseas unirte a nosotros más tarde.
- Me gustaría mucho acompañarles pero tengo un asunto
importante que atender más tarde.
- ¿Un asunto importante? – Cuestiona Ryutaro.
- Me imagino que ese asunto importante tiene que ver con
mi hermano ¿no es así? – Pregunto para nada sorprendido por la respuesta que
vaya a dar.
- Efectivamente – sonríe ampliamente.
- ¿No crees que el Rey te está esclavizando? – Pregunta
Ryutaro preocupado.
- ¿Cómo puedes pensar algo así? – Pregunta Yuri
desconcertado – no es nada de eso – ríe divertido – me gusta mucho ser de ayuda
para el rey.
- Bueno, si tú lo dices – dice Ryu con una sonrisa.
- En verdad lamento mucho no poder acompañarlos.
- No te preocupes, ya estamos acostumbrados – digo resignado
¿por qué a Yuri le gusta estar siempre cerca de mi hermano?
- Prometo que trataré de pasar el tiempo con ustedes un
día de estos – sonríe - ¿cuánto tiempo piensas quedarte Rihito?
- La verdad no lo sé todavía – sonríe – pero espero que
sea el tiempo suficiente para poder conocerlos a todos – dice mirándome de
reojo por unos segundos, haciéndome sentir algo nervioso, volviendo su mirada a
Yuri.
- Me parece bien – dice sonriente - entonces con su
permiso me retiro a descansar – haciendo una reverencia ante mí para después irse
camino hacía su habitación, continuando con nuestro recorrido después descansar
por un rato, volviendo a tomar suavemente la mano de nuestro visitante.
*Yuri*
Después de tomar una pequeña siesta, me preparo
rápidamente para ir a cenar, con la esperanza de encontrarme a su majestad en
el comedor e ir junto con él al despacho en dónde iniciaríamos nuestras clases
privadas de idiomas, pero mi sonrisa se desvaneció un poco al no verlo y
pensando que en algún momento llegaría me dispuse a cenar lentamente, pero no
sucedió, haciéndome preocupar un poco.
- Señora Hitomi ¿el rey ya bajó a cenar? – Pregunto
pensando en que tal vez ya había venido.
- No, todavía no – responde.
- Que raro… - Susurro para mis adentros, asomándose una
idea por mi mente - ¿Me harías el favor de darme una bandeja con su cena? De
seguro está en el despacho y no me parece bien que se esté saltando comidas.
- Si lo deseas podría mandar a una de las chicas para que…
- No – interrumpo – yo quiero hacerlo, por favor.
- Está bien joven Yuri, espera aquí un momento – dice con
una sonrisa, yendo con prisa hacia la cocina, volviendo minutos después con
ésta sobre una lujosa bandeja.
- ¿Seguro que puedes llevarla? Pesa un poco.
- Podré con ello – respondo tomando la bandeja,
recibiendo una discreta risa burlona de parte de la señora Hitomi al ver que he
hecho un gesto al sentir la bandeja más pesada de lo que esperaba.
- ¿En serio no quieres que te acompañe?
- No, está bien – sonrío, comenzando a caminar lento pero
seguro hacía el despacho, llegando a éste finalmente, encontrándome con la
sorpresa de que no está - ¿Dónde estará? – Pregunto extrañado mientras miro por
cada rincón del despacho - ¿Todavía se encontrará en su habitación? – Cuestiono
mientras considero la posibilidad de ir a buscarlo a ésta, pero no creo que sea
apropiado hacerlo - ¿Qué debería hacer?
Me quedo pensando por un buen rato en el camino a tomar
¿Y si está durmiendo todavía? ¿Haría mal si voy a despertarlo? ¿Se enojaría
conmigo si lo hiciese? Pero si no lo hago podría también molestarse.
- ¿Qué hago? ¿Qué hago? – Pregunto dando un largo suspiro
– iré por él – digo decidido, tomando nuevamente la bandeja entre mis manos,
llegando a la habitación del rey dejando ésta en el suelo mientras toco la
puerta sin recibir respuesta, tomando la manija de la puerta, notando que está
sin seguro, volviendo a cuestionarme si debería hacerlo…
Abro la puerta con cuidado, viendo al rey durmiendo sobre
su cama, tomando la bandeja de nuevo y dejándola sobre el escritorio que está
en la habitación con cuidado de no hacer mucho ruido, cerrando luego la puerta
para acercarme a éste, con intención de despertarlo, sintiéndome avergonzado de
verlo con su pecho al desnudo.
- Su majestad… - Susurro suavemente al estar a unos cuantos
centímetros de su cama, viéndolo dormir tan apacible, deleitándome con la
hermosa vista y luchando con las tremendas ganas de tocar su piel al
descubierto – creo que será mejor dejarlo descansar – sonrío permitiéndome
acariciar un poco su cabello…
- Yuri… - Susurra de repente el rey, haciéndome dar un
pequeño brinco del susto, notando que está durmiendo todavía ¿estará soñando
conmigo? – Yuri… - vuelve a susurrar pero de una manera extraña, como casi un ¿gemido?
Curioso me acerco un poco más, viendo cómo se remueve
levemente sobre la cama, admirando con devoción esa piel que pareciera que me
llamara a tocarla, tentado completamente en hacerlo, pero desvío la mirada rápidamente,
dispuesto a irme pero de repente una mano sujeta la mía, haciéndome temblar de
la impresión.
- ¿Yuri? – Pregunta el rey con una voz ronca y a mi
parecer bastante sensual, esto no le está haciendo bien a mi poca cordura.
- Su majestad, es mejor que descanses – digo tratando de
soltarme de su agarre, pero no lo logro – su cena está sobre el escritorio, me
preocupé un poco al saber que no habías bajado a comer y…
- Discúlpame por hacerte preocupar – dice con una dulce
sonrisa, afianzando el agarre de su mano sobre la mía.
- No, no tienes por qué disculparte su majestad yo… - Mis
palabras son interrumpidas por la acción de ser arrastrado por el rey hacía su
lecho, siendo rodeado por sus brazos, posando casi que inconscientemente mis
manos sobre su pecho desnudo.
- ¿Qué me has hecho Yuri? – Pregunta mirándome con
curiosidad, como si tratara de buscar alguna respuesta con sólo ver mi rostro.
- ¿Hacer qué? – Pregunto confundido, con mi cuerpo
temblando por aquella cercanía.
- Lo que estoy sintiendo ahora… - Susurra apoyando su
frente sobre la mía.
- ¿Qué estabas soñando? – Pregunto en un intento de
cambiar el tema.
- No creo que quieras saberlo – ríe nervioso.
- ¿Era algo vergonzoso?
- La verdad no sé cómo decirlo – dice avergonzado – pero estabas
ahí y cuando desperté y te vi tan cerca pensé por un momento que seguía soñando
– sonríe – aunque pienso que esto se siente mucho mejor que un sueño, excepto
por…
- ¿Excepto por?
- No sé si deba decirlo, no creo que deba aprovecharme.
- ¿Y si te doy el permiso de hacerlo? – Pregunto sin
saber a qué se refiere, pudiendo ganarme una gran decepción después, pero el
que no arriesga no gana, dice mi papá Hikaru, recibiendo sorpresivamente y con
mucha emoción un dulce y corto beso como respuesta.
- Lo siento mucho yo… - Murmura asustado, queriendo
apartarse pero aún con mi corazón y mis sentidos aturdidos por la sorpresa,
tomo su rostro entre mis manos y vuelvo a juntar nuestros labios de una manera
más demandante, siendo correspondido con la misma torpeza con lo que lo estoy
haciendo.
- Lo amo su majestad.
CONTINUARÁ...