Hola, hola!!!!
¿Cómo están todos? espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una gran sonrisa.
Primero que todo lamento muchísimo nuevamente la demora, pero entre una cosa y otra no me da tiempo a veces ni de escribir, pero trataré en lo posible de ponerme al corriente.
Y bueno, hago esta entradita rápida para agradecerles por su constante apoyo y amor a mis escritos, las quiero mucho y nos leemos prontamente.
Capítulo 39
*Daiki*
- Yuto… ¿Acaso hice algo que te disgustara? – Pregunto a
mi hermano quién se encuentra sacando sus prendas del armario que hasta este
momento compartíamos. Normalmente esto lo haría algún trabajador del castillo,
pero él prefirió hacerlo por sí mismo, ya luego estos se encargarán de
transportarlo a lo que será su nueva habitación.
- Ya te he dicho que no es por eso – dice volviendo su
rostro hacía mí.
- ¿Pero entonces por qué tan de repente?
- Porque fue algo que se me ocurrió de repente – dice
dejando lo que está haciendo para acercarse a mí y darme un abrazo – sólo pensé
en que ya era hora de tener un propio espacio para mí y mis pinturas.
- Lo entiendo, pero no estaba preparado para algo así… -
Digo con notable tristeza, correspondiendo a su abrazo.
- No es que me vaya a ir del castillo o algo parecido –
ríe – además después de que regresaste de Cottonland te la pasas más en el
cuarto del Señor Kei que en éste.
- Bueno… Eso es porque…
- ¿Pasó algo por allá?
- ¿A qué te refieres? – Pregunto comenzando a sentirme
nervioso, apartándome por completo de su abrazo.
- Es que antes de eso los sentía muy distantes, como si
se hubiesen peleado o algo – sonríe con ternura - pero me alegra mucho que
ahora esté todo bien entre ustedes.
- Sí, a mí también me alegra mucho que todo mejorara –
digo sintiendo mi rostro enrojecerse un poco - ¿Quieres que te ayude en algo? –
Pregunto tratando de desviar el tema.
- Claro que sí, no sea y me lleve algo que es tuyo – dice
con una radiante sonrisa, sonriéndole de vuelta, enternecido de ver que mi
hermano pequeño estaba comenzando a convertirse en un adulto.
Estuve todo el día ayudando a Yuto con su mudanza a una
habitación que queda a una distancia de dos de la que ahora será propiamente
mía, yendo a cenar juntos al terminar de organizar y quedarnos hablando un rato
más hasta que se hizo bien tarde en la noche, volviendo a nuestros respectivos
cuartos.
- ¿Pasó algo? – Pregunta Kei preocupado después de abrir
la puerta de su habitación y abalanzarme a sus brazos, aferrándome con todas
mis fuerzas a él.
- Yuto se cambió de
cuarto… - Digo ya sin poder controlar mis lágrimas.
- Entiendo – dice acariciando mi cabello tiernamente,
adentrándonos despacio a su cuarto, cerrando la puerta de éste con sumo cuidado,
sin despegarme ni un sólo milímetro de su cuerpo – el rey me lo comentó hace
unos días.
- ¿Yuya lo sabía? – Pregunto apartando un poco mi rostro
de su pecho para mirarlo, sonriéndome tan lindamente.
- Sí, sabes que todo cambio que se haga en el castillo
debe notificarse con el rey primero – dice acariciando mi mejilla – esto me
trae tantos recuerdos.
- ¿Qué recuerdos? – Pregunto confundido.
- ¿En serio no te acuerdas? – Ríe un poco divertido.
- No sé a qué te refieres…- Susurro llegando a mi cabeza
el recuerdo de cuando Yuya fue nombrado rey y por ende tuvo que pasarse a la
habitación que era de nuestro padre, recordando también que pasé varios meses
durmiendo con él en ésta, junto con Yuto, hasta que dejamos de hacerlo después
de unos cuantos meses - creo que ya logro recordarlo… - digo apenado.
- Siempre has sido muy dulce – dice besando mi frente –
es de las cosas que más me gustan de ti – dice tomando mi rostro y llenarlo de
besitos, como si intentara secar mis lágrimas con sus labios.
- Gracias – sonrío - ¿puedo quedarme contigo ésta noche?
- Aquí siempre serás bienvenido – dice dándome un casto
beso en los labios, volviendo a apoyar mi rostro en su pecho, sintiéndolo
húmedo por las lágrimas que acababa de derramar, quedándome así por un buen
tiempo.
*Kota*
- Hoy llega el amigo de Ryutaro ¿no es así? – Pregunta
Hikaru al encontrarnos en uno de los pasillos del castillo.
- ¿Lo dices por algo en especial?
- Es que tienes una cara de pocos amigos que me hace
suponerlo – ríe, claramente burlándose de mi desgracia – deberías dejar de
darle tantas vueltas a eso.
- Es inevitable no preocuparme – digo un tanto
avergonzado de mis pensamientos tan negativos.
- ¿Y dónde va a quedarse? ¿En casa de Ryutaro?
- No, aquí en el castillo – suspiro – al parecer aquel
chico es de la realeza y piensa quedarse una buena temporada aquí en el reino,
así que el rey ha dado el visto bueno para que se instale aquí por ese tiempo
que va a estar acompañándonos.
- Vaya, te ves muy eufórico al respecto – vuelve a
reírse.
- Ya no te burles, no es gracioso.
- No me estoy burlando – ríe – bueno, sí, un poco tal vez
– dice dando suaves palmadas en mi espalda – pero trata de no pensar tanto en
cosas que no han sucedido – suspira – Ryutaro es un chico muy honesto y si se
hubiese interesado en alguien más muy seguramente ya lo hubiese dicho, por eso
digo que no te tortures.
- Señor Kota, ha llegado el joven Ryutaro junto a su
invitado – dice una de las empleadas, caminando rápidamente hacía nosotros –
están en la entrada del castillo en la espera de ser recibidos por usted.
- En un momento voy – digo suspirando resignado – muchas
gracias por avisar.
- Es un gusto mi señor - dice retirándose con la misma
rapidez con la que había llegado.
- Te acompaño – dice Hikaru divertido, caminando juntos y
en silencio hacía la entrada del castillo, encontrándome primeramente con la
hermosa sonrisa de Ryutaro, haciendo que me relaje un poco.
- Ryutaro, buenos días – digo al estar a pocos metros de
él, sonriendo como un tonto ante su presencia.
- Buenos días señor Kota – dice sonriente, sin apartar su
mirada de mí.
- Buenos días, mi nombre es Hikaru y quiero darte la
bienvenida a nuestro reino joven… - Dice Hikaru al haber estado Ryutaro y yo al
parecer mirándonos por un largo rato, agradeciendo internamente el tenerlo
aquí.
- Rihito, mi nombre es Rihito – responde esbozándose una
gran sonrisa en su rostro, es pequeño, casi igual de pequeño que el príncipe
Daiki o tal vez el príncipe Ryosuke – es un gran honor para mí estar en éste
reino – dice haciendo una reverencia, no puedo negar que es lindo…
- El gusto es nuestro – dice Hikaru sonriendo enormemente
– y más siendo usted un gran amigo de nuestro adorado Ryutaro, pero sigan, ya
hemos preparado una habitación para ti.
- ¿En serio? No se hubiesen molestado.
- No es ninguna molestia, todo aquel que sea amigo de alguien
cercano a los que residen en éste castillo es más que bienvenido.
- Muchas gracias.
- Le pediré a los empleados que pueden ir llevando su
equipaje, joven Rihito – dice Hikaru yendo hacía estos quienes estaban a un
lado del carruaje esperando alguna orden, creándose en el ambiente un silencio
casi que sepulcral al quedar sólo los tres.
- Por cierto Rihito, te presento al señor Kota – dice
Ryutaro tomándome del brazo con fuerza, cortando el incómodo silencio que se
había creado, haciéndome estremecer un poco por tan repentina cercanía – mi
prometido.
- Es un gusto por fin conocerlo Señor Kota – dice su
amigo haciendo una leve reverencia.
- Encantado.
- Ryutaro me habló
mucho de usted durante el tiempo que estuvo fuera de su reino.
- ¿Eso es cierto? – Pregunto un poco incrédulo, pero también
emocionado.
- Sí, Ryutaro no dejaba de hablar de cada carta que le
enviabas – ríe.
- ¡Rihito!- Exclama Ryutaro notablemente avergonzado,
pero sin soltarse siquiera de mi brazo.
- No te preocupes Ryutaro, Kota era igual – ríe Hikaru volviendo
a nuestro lado – daba brincos de alegría al momento en que llegaba alguna de
tus cartas.
- Me alegra mucho escuchar eso – dice Ryutaro con sus
mejillas levemente sonrojadas, luciendo tan lindo.
- Bien, primero vamos a saludar al rey – dice Hikaru comenzando
a caminar con dirección al despacho del recién nombrado – y luego de eso
podemos ir a hablar más tranquilamente al jardín ¿les parece bien?
- Me parece perfecto – responde el chico con una leve
sonrisa, mientras seguimos el paso de Hikaru en camino al despacho del rey.
Nuestra visita al despacho fue demasiado corta a
comparación de otras veces, debido a que al ser fin de mes hay mucho trabajo
por hacer, así que tanto el rey como Yuri y Kei, saludaron al recién llegado de
manera cálida y volvieron de inmediato a con su labor, así que sin nada más que
decir salimos del lugar directo al jardín, en donde ya se encuentra todo listo.
- ¿Deseas beber té joven Rihito? – Pregunta Hikaru
nuevamente, al mismo tiempo que nos acercamos a la mesa situada bajo la sombra
de un frondoso árbol, en la que sobre ésta se encuentra todo lo necesario para
servir el té y gran variedad de dulces y postres.
- Sí, me encantaría – responde el chico alegremente,
sentándonos cada uno en alguna de las sillas que se hallan disponibles,
mientras Hikaru comienza a servir el té.
- ¿Y cómo te ha parecido el reino? – Pregunto.
- Es mucho más hermoso de lo que imaginaba.
- Espero su estadía sea agradable – digo cortésmente.
- Así será – dice con una gran sonrisa. Pasando una
agradable tarde mientras escucho a mi prometido y a su amigo hablar con Hikaru
animadamente, a lo que yo respondo a ciertas cosas de manera esporádica.
Sintiéndome un poco más tranquilo, pero sin querer bajar la guardia del todo.
*Rihito*
- Bueno, creo que ya es momento de volver a mi trabajo – dice
el señor Kota levantándose de su asiento luego de haber estado conversando por
un largo rato.
- ¿Tan pronto? – Pregunta Ryutaro con decepción.
- Tengo unos informes que terminar – sonríe - pero te
prometo que mañana estaré disponible para pasar todo el día contigo y tu amigo.
- ¿En serio lo prometes?
- ¿Cuándo he faltado a mi palabra?
- Nunca – suspira - pero quería pasar más tiempo contigo.
- Podemos vernos a la hora de la cena ¿te parece bien?
- Está bien – responde resignado, pero con una leve
sonrisa en su rostro.
- De momento puedes irle mostrando el castillo al joven
Rihito – dice el señor Hikaru, quién me ha parecido un hombre muy amable y
divertido – también presentarle a los príncipes, deben estar por ahí.
- Eso haré, pueden confiar en eso – responde Ryu con una
sonrisa, haciendo una leve reverencia ante su prometido y el señor Hikaru,
despidiéndonos de ambos adultos cortésmente.
- Tu prometido es muy apuesto – digo al encontrarnos por fin solos.
- Lo es – dice Ryu con una enorme sonrisa.
- Aunque para serte sincero me ha intimidado un poco.
- ¿Por qué lo dices? – Pregunta con sorpresa.
- No sé cómo explicarlo – rio nervioso – es sólo que
sentí que me miraba de manera un poco extraña.
- ¿Extraña?
- No te preocupes – digo rápidamente – quizás fueron los
nervios.
- Relájate, todos en el castillo son muy amables y mi
Kota no es la excepción – sonríe – aunque no voy a negar que su presencia puede
ser un poco intimidante, pero eso me gusta mucho de él – dice con un leve
sonrojo en sus mejillas.
- Me alegra poder confirmar con mis propios ojos lo mucho
que te gusta.
- ¿Se me nota tanto? – Pregunta todavía viéndose más
rojo.
- Y él no se queda atrás – río fuertemente al ver su
reacción, casi parece que echa humo por las orejas.
- ¿En verdad lo crees?
- Lo creo totalmente – sonrío amplio – y por cierto, con
referente a la última carta que me enviaste ¿ya se han besado?
- No, todavía no – dice completamente decepcionado.
- ¿Por qué no? Si ambos se gustan – Pregunto muy
sorprendido.
- La verdad no quiero hablar de eso…
- ¿Es grave?
- No, no lo es – sonríe – es sólo que creo que ambos
estamos esperando el momento indicado.
- Estaré apoyándote – digo dándole unas suaves palmadas
en el hombro.
- ¡Ryutaro! - Exclama a lo lejos una voz brillante,
llevando mí mirada inmediatamente hacia el hombre más hermoso que han visto mis
ojos a la corta edad de quince años, acercándose a nosotros en un santiamén.
- Yuto, justo iba a buscarte – dice mi amigo Ryu,
mientras que yo estoy sorprendido de lo increíblemente alto que es aquel chico
llamado Yuto.
- ¿Él es tu amigo? – Pregunta mirándome con curiosidad.
- Sí – responde Ryutaro sonriente quién al ver que no soy
capaz de articular palabra alguna ante la imponente presencia del chico más
alto decide responder por mí – él es mi amigo Rihito.
- ¿Rihito? Es un nombre muy lindo – dice con una sonrisa
todavía más resplandeciente que su voz – mi nombre es Yuto, es un gusto
conocerte.
- Es… Un… Gusto… - Digo entrecortadamente.
- Yuto es uno de los príncipes de éste reino – dice Ryu.
- ¿El príncipe?
- Así es, pero por favor sólo llámame Yuto – dice con una
amable sonrisa, haciendo que asienta levemente, todavía embobado por su belleza
- ¿Y llegaron hace mucho?
- Al medio día más o menos.
- ¿Y ya han paseado por el castillo?
- No completamente, sólo estuvimos un par de minutos en
el despacho de su majestad y hemos estado aquí en el jardín conversando con el
señor Kota y el señor Hikaru.
- Ya veo – dice con una amplia sonrisa - ¿entonces puedo
acompañarlos?
- Claro que sí, nadie mejor que tú para ser nuestro guía
– sonríe Ryutaro.
- ¿Estás de acuerdo con eso Rihito? – Pregunta, acercando
su rostro al mío, más de lo que debería ser.
- Sí… Estaría realmente encantado… - Respondo como puedo,
sintiendo todo mi cuerpo estremecerse al momento en el que él toma mi mano y
comienza a caminar hacía algún lugar, sólo dejándome llevar.