Hola, hola!!!!!!
¿Cómo están todos? Espero que muy muy bien y si no es el caso, les mando un
super fuerte abrazo de oso y que éste capítulo les saque una sonrisa.
Primero que todo un muy feliz cumpleaños a nuestro queridísimo Yuri que
justo ahora en Japón ya es su día especial, espero todos en JUMP lo consientan
mucho.
También quiero decir que estoy muy feliz con que ya tengamos la música de JUMP
en plataformas de Streaming!!!!!! No es como si no los escucháramos
ilegalmente, de todos modos espero que si tienen alguna cuenta puedan
escucharlos por ahí o también pueden hacerlo por YouTube.
Y bueno, no me alargo más porque tengo que ir a trabajar, espero les guste
el capítulo y nos leemos en el siguiente mes!!!!
Capítulo 35
*Kei*
Felicidad es todo lo que puedo sentir al despertar y ver
el rostro de mi príncipe todavía durmiente, rodeándome fuertemente con sus
brazos mientras apoya su rostro sobre mi pecho. No pedo asimilar lo ocurrido
anoche, todavía pienso que fue un hermoso sueño, pero al notar su acompasada
respiración rozar mi piel puedo cerciorarme de que no fue una fantasía, fue
real, muy real.
- Buenos días – dice éste con voz ronca, todavía con sus
ojos cerrados, tratando de acostumbrarse a la luz de la mañana antes de
abrirlos despacio y completamente, levantando un poco la cabeza para mirarme, haciendo
que suspire ante lo preciosos que son sus ojos.
- Bue… Buenos días – respondo con una tonta sonrisa,
mientras él se acomoda mejor para besar dulcemente mis labios, correspondiendo
con total gusto a la unión de estos, siendo interrumpidos de repente por unos
golpecitos en la puerta.
- ¡Un momento! – Exclama mi príncipe dándome un dulce
beso en la punta de mi nariz antes de levantarse y ponerse rápidamente la
camisa que está en el suelo, riendo de ver que se ha puesto los botones
terriblemente mal.
- ¿Quién era? – Pregunto tratando de sentarme sobre la
cama, pero una punzada de dolor en mi parte trasera me lo impide.
- ¿Estás bien? – Pregunta mi príncipe preocupado,
viniendo rápidamente hacia mí - ¿Te lastimé?
- No, no es eso, es normal sentirse adolorido después de
aquello… - Digo nerviosamente, sin procesarlo todavía.
- Si quieres que te ayude en algo puedes decirme – dice
mirándome preocupado – de todos modos es responsabilidad mía el que estés así.
- No te preocupes por eso – sonrío sintiéndome abrumado
por todo lo que aflora dentro de mi ser - ¿Y quién tocaba la puerta? - Pregunto tratando de desviar el tema.
- Era una de las empleadas – dice mientras se acuesta
nuevamente a mi lado en la cama - me ha dicho que podemos bajar a desayunar a
las nueve.
- ¿Y qué hora es? – Pregunto buscando mi reloj en la mesa
de noche – son las siente y treinta… - digo recibiendo un beso de mi príncipe
en mi mejilla izquierda, siendo rodeado por sus brazos.
- Quiero estar así contigo un ratito más – dice besando
ahora mis labios, haciendo que me acueste nuevamente sobre la cama, acariciando
suavemente mis piernas, como si pidiera permiso para acomodarse entre ellas, el
cuál le concedo abriéndolas un poco más.
No hicimos nada más que besarnos durante el tiempo que
creímos prudente para cambiarnos y salir justo a tiempo para ir a desayunar. Mi
príncipe se tomó la molestia de ayudarme con el baño y a cambiarme, por mucho
que le insistiera en que me sentía mejor, que no era necesario, aun así lo hizo
con toda la ternura y el amor que me podía brindar, sintiéndome algo extraño
por recibir tantas atenciones de su parte, sobretodo porque siempre había sido
yo el que le atendiera. Pero aún a pesar de eso, me siento como en una nube, mi
príncipe es tan cariñoso y eso me gusta.
- ¿Listo? – Pregunta después de haberse terminado de
vestir, acercándose a mí para abrazarme y darme un dulce beso en la mejilla.
- Sí – sonrío.
- ¿Seguro que puedes caminar?
- Completamente seguro – digo con firmeza, dando los
primeros pasos hacia la puerta de nuestra habitación, más que dolerme es un
poco incómodo, pero no es nada que no pueda soportar – vamos, no deberíamos
hacer esperar al Rey.
- Buenos días – saludamos al unísono, siendo saludados
por los únicos dos presentes, el Rey Junmyeon y Kyungsoo.
- ¿Dónde están los demás? – Pregunta mi príncipe mirando
curioso por el lugar.
- Algunos todavía están durmiendo y otros ya están en sus
labores habituales – dice el Rey con una sonrisa – ¿Por qué se fueron tan
temprano? – Pregunta preocupado.
- El príncipe no se sentía bien y pues decidí quedarme
cuidando de él en nuestra habitación.
- ¿En serio? ¿Y por qué no me dijeron? Hubiese llamado a
nuestro médico.
- No era nada grave, sólo estaba agotado – dice mi
príncipe con un ligero sonrojo en sus mejillas.
- Está bien, pero si vuelves a sentirte mal no dudes en
decirnos – dice seriamente.
- Así será su majestad, lamento mucho si los he
preocupado – dice haciendo una reverencia antes de sentarse al lado de éste,
mientras que yo me siento con algo de dificultad al lado de Kyungsoo.
Desayunamos tranquilamente mientras conversábamos sobre
la fiesta y el tratado por el que principalmente era el motivo de nuestra
visita a éste reino.
- ¿Te parece bien que firmemos eso de una vez? – Pregunta
el Rey al terminar todos de desayunar.
- Me parece bien – dice mi príncipe - ¿Estás de acuerdo?
– Pregunta dirigiendo su mirada hacia mí.
- Claro que sí príncipe, entre más rápido lo concretemos
muchísimo mejor – sonrío.
- Además así podrán disfrutar con mayor libertad y sin
más preocupaciones de su estadía aquí en el reino por los días que quedan –
dice Kyungsoo – después de esto podemos ir junto con mi esposo y mi hijo a ver
los campos de algodón.
- Eso me encantaría – dice mi príncipe entusiasmado.
- Entonces vamos de una vez a terminar con nuestro deber –
dice el Rey levantándose de su asiento, seguido por nosotros, mientras yo trato
de hacerlo lentamente.
- Adelántense – dice Kyungsoo – necesito hablar con Kei
un momento, no nos vamos a demorar, lo prometo.
- Está bien, los esperamos entonces – dice el Rey
siguiendo con su camino, pero Daiki se queda mirándome con culpa.
- No es nada príncipe – sonrío - también necesito hablar
con Kyungsoo sobre algo.
- Bueno… - Dice dubitativo, pero después de unos segundos
y darme una última mirada decide ir tras del Rey.
- Me has decepcionado Kei, pensé que eras de mi equipo –
dice Kyungsoo al ver que el Rey y Daiki se habían alejado lo suficiente como
para no escucharnos.
- ¿Cuál equipo? – Pregunto confundido, cayendo en cuenta
a que se refiere - ¿Eso a ti que te importa? -
Pregunto avergonzado.
- Pues no me importa, pero si me preocupa el verte así.
- Estoy bien, puedo caminar bien, es sólo un poco
molesto, ya se me pasará – suspiro.
- Si necesitas algo para el dolor no dudes en decirme o a
Jongin, él sabe más de esas cosas…
- Por favor no me digas más Kyungsoo – digo apenado – yo
sé muy bien qué hacer, es sólo que me tomó por sorpresa y hace muchos años que
no hacía esto.
- Está bien, está bien – ríe divertido – igualmente
déjame felicitarte por éste gran paso que has dado, ya era hora.
- Gracias… Pero por favor no le comentes nada extraño al
príncipe.
- No lo haré, sólo me parece divertido molestarte –
sonríe.
- ¿He de sentirme halagado?
- Eso espero – ríe divertido - vamos rápido antes de que
su majestad se enoje por nuestra tardanza – dice comenzando a caminar
rápidamente, tratando en lo posible de seguirle el paso.
*Yuto*
- Bien, eso es todo por la clase de hoy – dice mi maestra
de pintura con una gran sonrisa.
- Muchas gracias – por la clase de hoy.
- Príncipe Yuto, como se lo había comentado en la clase
anterior me iré por una semana del reino.
- Sí, lo recuerdo perfectamente – digo comenzando a
guardar mis cosas.
- Así que he pensado en dejarte una tarea.
- ¿Una tarea? – Pregunto expectante, aunque también
emocionado, casi siempre me pide que pinte algún paisaje o un objeto en
específico - ¿Y qué sería?
- Bueno, hace poco hicimos un auto retrato, así que ésta
vez pintarás a alguien del castillo, ya sea a su majestad, a algún trabajador,
la persona que desees ¿te parece bien?
- Me parece perfecto – sonrío ampliamente, teniendo ya a
una persona en mente.
- Entonces estaré esperando su obra cuando regrese
príncipe.
- Puedes confiar en ello, será el retrato más hermoso que
hayas visto – digo con total confianza.
- Estoy segura de que lo será, nos vemos dentro de una
semana príncipe – dice haciendo una reverencia.
- Que tenga un muy buen viaje maestra – digo recibiendo
una sonrisa de su parte antes de retirarse – Bien, lo mejor será comenzar a
hacerlo desde ahora – digo más para mí mismo, entrando al castillo en busca de
Yuri, la persona a la que quiero pintar, encontrándolo saliendo de la
Biblioteca - ¡Yuri! – Exclamo captando su atención.
- Hola Yuto – dice sonriente – no te había visto en la
mañana ¿estabas en clase de pintura?
- Sí, acaba de terminar y me han dejado una tarea muy
importante.
- ¿Sí? ¿Y de qué se trata?
- Tengo que hacer un retrato.
- ¿Un retrato? ¿A quién?
- A una persona que yo desee pintar.
- ¿Y ya pensaste en esa persona?
- Sí, eres tú – sonrío ampliamente al ver su cara de
sorpresa.
- ¿A mí? ¿Por qué?
- Porque fuiste la primera persona que vino a mi cabeza
¿aceptas ayudarme? – Sonrío, sintiendo mi corazón latiendo con fuerza,
esperando una respuesta más que afirmativa de su parte.
- Me encantaría Yuto – sonríe amablemente – pero no creo
poder ayudarte, tengo mucho trabajo que hacer.
- Por favor Yuri, sólo por ésta vez ayúdame – digo
suplicante.
- Ya te he dicho que no puedo, el señor Kei no está y no
puedo dejar al Rey solo con todo.
- Pero así esté el señor Kei siempre estás ahí, ya casi
ni pasas tiempo conmigo, como cuando éramos niños.
- Porque es mi trabajo y me gusta hacerlo – suspira - en
verdad lamento mucho no poder colaborarte – dice dando un par de pasos hacia
atrás – pero espero puedas conseguir a alguien que sí pueda…
- Por favor Yuri – digo tomándolo de la muñeca – sólo por
ésta vez.
- Yuto, ya te he dicho que no puedo, no me insistas –
dice tratando de soltarse de mi agarre, pero me aferro más a éste.
- Por favor…
- ¿Qué está sucediendo aquí? - Pregunta mi hermano
acercándose a nosotros con una expresión molesta en su rostro, nunca antes lo
he visto así.
- Su… Su majestad – dice Yuri nerviosamente – sólo
estábamos hablando…
- Sólo le estaba pidiendo un favor – digo soltando la
muñeca de mi amigo.
- ¿Qué tipo de favor?
- La maestra de pintura me ha dejado de tarea de hacer un
retrato de alguien y había pensado en Yuri para eso.
- ¿Y qué te ha respondido Yuri?
- Que no puede ayudarme porque tiene que trabajar – digo
bajando la mirada.
- ¿Es eso cierto Yuri? – Pregunta dirigiendo su mirada
hacia éste.
- Sí, su majestad – suspira – no tendría problema de
hacerlo, pero en éste momento me es imposible y más si el Señor Kei no está
para colaborarle.
- ¿Y si te doy el permiso para que le ayudes?
- Pero su majestad, yo no quiero dejarle solo con tanto
trabajo.
- ¿No hay manera de que cambies de opinión?
- De ninguna manera – dice firmemente.
- Que problema – suspira pesadamente - ¿Y no has pensado
en otra persona? ¿Alguien que no esté ocupado en estos momentos?
- Creo que hace un rato vi a Keito paseando solo por el
jardín – dice Yuri.
- ¿Solo? ¿No debería estar con el príncipe Ryosuke?
- Que yo recuerde el príncipe salió ésta mañana muy
temprano junto con mi papá Hikaru a ver los campos – dice Yuri pensativo – al
parecer le gustan mucho y por eso van juntos cada que mi papá tiene que ir a
revisarlos.
- No sabía eso – dice mi hermano sorprendido – parece que
se han hecho muy buenos amigos.
- Eso parece – dice Yuri con una hermosa sonrisa, cambiando
así el ambiente entre los dos, haciéndome sentir un poco fuera de lugar.
- En ese caso ¿Por qué no vas y le preguntas a Keito? No
creo que vaya a darte un no como respuesta.
- Sí, me parece buena idea – dice Yuri sonriente.
- Iré a preguntarle entonces - sonrío – lamento mucho si
te hice incomodar Yuri – digo haciendo una leve reverencia – en verdad no era
mi intención hacerte sentir incómodo – ni yo mismo entiendo qué ha ocurrido.
- Descuida, no tienes que disculparte por eso – dice con
una amable sonrisa – en verdad lamento no poder ayudarte – dice apenado.
- Tranquilo – sonrío - bueno, me iré a buscar a Keito
entonces – digo haciendo una reverencia antes de retirarme rápidamente de ahí ¿por
qué he actuado de una manera tan deshonrosa?
*Yuya*
- ¿Estás bien? – Pregunto tomando delicadamente la muñeca
que minutos antes estaba siendo sostenida por mi hermano, notándola un poco
rojiza.
- Lo estoy su majestad – responde Yuri, dejando que
examine la parte afectada - ¿Piensas que hice mal en negarme? En verdad Yuto se
veía algo triste – suspira – pero tampoco quería dejarte solo con todo el
trabajo.
- ¿Y cuál de las dos cosas era la que más deseabas hacer?
- Quería estar contigo – dice sin una pizca de duda en su
voz o su mirada, haciéndome sentir feliz y un tanto nervioso.
- ¿Tanto te gusta estar conmigo? – Río nerviosamente, sin
soltar todavía su muñeca, acariciándola suavemente con mi dedo pulgar.
- Mucho – responde con una hermosa sonrisa, un dulce
gesto que hace que mi corazón lata rápidamente - ¿Estás bien su majestad?
- Sí ¿por qué? – Pregunto extrañado.
- Es que tu rostro se ha enrojecido de repente, parece un
tomate – dice entre divertido y preocupado, apartando su muñeca del agarre de
mi mano.
- No, no es nada, debe ser por el calor.
- ¿El calor? Pero si está bastante fresco - sonríe -
¿Seguro que estás bien? – Pregunta tomando mi rostro con ambas manos, haciendo
que me incline un poco, pegando mi frente a la suya haciendo que nuestros
rostros estén más cerca de lo debido.
- ¿Pudiste encontrar el libro que te pedí? – Pregunto
tratando así de cambiar de tema.
- Sí, lo tengo en mi bolsa – dice sin apartarse de la
posición en la que estamos. Una parte de mí dice que debería de alejarme, pero
la otra…
- Será mejor que sigamos trabajando – digo apartándome
finalmente, no sé qué estaba pensando hacer, pero de seguro no era nada
apropiado.
- Sí, todavía hay mucho por hacer – dice Yuri sonriente,
aunque puedo notar algo de decepción en sus ojos ¿Acaso estaba esperando algo
más?
*Keito*
- Otra vez se ha ido el príncipe sin decirme – digo algo molesto,
pero igualmente resignado mientras paseo por el jardín del castillo – es un
rebelde sin causa.
- ¿Quién es un rebelde sin causa? – Pregunta alguien de
repente, haciéndome dar un salto del tremendo susto que me ha dado.
- Príncipe Yuto – sonrío nervioso – no me refería a nadie
en especial.
- ¿Te gusta hablar solo? – Pregunta con una sonrisa.
- Se podría decir que sí – río - ¿es raro?
- No, sólo me parece curioso, aunque la verdad yo también
lo hago a veces, creo que ayuda mucho a acomodar las ideas – sonríe - ¿estás
ocupado? Es que quisiera pedirte un favor.
- Estoy a su total disposición príncipe – sonrío - ¿qué
es lo que desea?
- Quiero que seas mi modelo para una tarea de mi clase de
pintura – dice mirándome con ojos suplicantes, a los cuales me es difícil
negarme.
- ¿Quieres que pose desnudo? – Pregunto haciendo que el
príncipe se ría a carcajadas.
- ¿Qué? No, claro que no, todavía – ríe – pero ya que lo
comentas lo tendré en cuenta para cuando me asignen tal tarea.
- No hay problema… - Digo avergonzado de haber dicho algo
tan fuera de lugar.
- ¿Entonces aceptas? Es sólo un retrato que tengo que
hacer, se lo pedí a Yuri, pero me ha rechazado.
- Te he dicho antes que estoy a su disposición príncipe –
sonrío – para lo que necesites estaré para ayudarle.
- ¿En serio? Muchas gracias – dice dándome un abrazo –
¿está bien si comenzamos de una vez?
- Claro, por mí no hay problema ¿necesitas que me cambie
de ropa o algo?
- Así estás bien, me gusta tu traje de caballero real –
sonríe – por cierto, sólo llámame Yuto ¿está bien? – Pregunta a lo que yo sólo
asiento fervientemente, siendo guiado por éste al lugar perfecto para comenzar
con la pintura.