Hola, Hola!!!!!
¿Cómo están? Espero que les esté yendo muy bien y de no ser así les mando un super fuerte abrazo y que ésta historia les saque una sonrisa.
Primero que todo quiero disculparme por que éste mes no habrá capítulo de Compass Rose, sucedió una tragedia familiar y pues realmente todo éste mes estuve con los ánimos y la cabeza por otro lado, pero prometo que para el mes que viene les traeré un super capítulo que sé que les va a encantar a todas.
Éste es un Fanfic que escribí hace muchísimos años a una querida amiga y pues aunque pensé en que sólo fuera para ella, pues siempre estuve con la espinita de que quería compartirla por aquí y pues creo que éste es el momento apropiado para hacerlo, es una historia más bien simple, pero espero les guste y nos leemos nuevamente en octubre.
Fotografía
Caminaba por el parque
más grande de la ciudad con mi cámara entre mis manos, en busca de una buena
foto para el club de Fotografía al que pertenecía en el Instituto, pero hasta
el momento no encontraba algo que me pareciera lo suficientemente bueno y digno
de fotografiar.
-
¡Cuidado! – escuché un grito, pero antes de que pudiera hacer algo sentí un
fuerte golpe en mi rostro.
-
¡Auch! – exclamé completamente adolorido, tocando en la zona anteriormente
golpeada.
- Lo
siento mucho ¿estás bien? – escuché aquella misma voz que había escuchado antes.
- Si,
eso creo – dije todavía adolorido.
- ¿En
verdad que no quieres que te ayude? – preguntó preocupado.
- No,
gracias – dije, esbozando una leve sonrisa, aquel chico era bastante guapo y
aunque no me agradaba el hecho de ser golpeado con un balón, de saber que lo
había hecho alguien como él, en verdad que valía la pena.
- Es
que te veo algo rojo.
- No,
no es nada en verdad – dije, tratando de ocultar el sonrojo que aparecía en
esos momentos.
- Me
alegro mucho – dijo sonriendo dulcemente, en verdad que si era guapísimo.
-
Nakajima Yuto, ese es mi nombre – dije de inmediato, haciendo una reverencia,
no quería que aquello se quedara no más así.
-
Okamoto Keito, mucho gusto, en verdad perdóname por haberte golpeado con el
balón, no era mi intención – dijo reverenciándose.
- No
hay de qué preocuparse, de tan solo ver esa sonrisa tuya me siento mucho mejor
– dije eso sin percatarme de que lo había dicho en voz alta, cosa que me hizo
avergonzar demasiado, él solo se río divertido, de seguro pensaría que estaba
loco.
-
Gracias por el halago…
- Keito
¿Qué tanto te demoras? – preguntó un chico, que venía corriendo hasta dónde
estábamos nosotros.
- Lo
siento Hika-chan, es que quería saber si él se encontraba bien después del
golpe que le di.
- Pues
yo lo veo muy bien – dijo fastidiado – vámonos que nos están esperando - dijo
para después irse corriendo, ese chico era un pesado.
- En
serio me tengo que ir – dijo algo desanimado - fue un gusto conocerte
Nakajima-kun, aunque haya sido de esa manera.
- Pues
por algo se conocen las personas.
- Bien,
me voy, espero verte de nuevo.
- Espera
– dije antes de que se fuera.
- ¿Si?
-
¿Tienes algún número al que pueda llamarte?
- Claro
– dije pasándole mi teléfono y él el suyo.
-
¡Keito! – gritaba el que había estado hacía unos momentos con nosotros, se veía
realmente molesto.
- Espero
tu llamada – dijo para después ir corriendo a donde estaban sus compañeros.
Luego de ese día, lo llamé, comenzamos a salir
en plan de amigos, aunque yo en verdad lo que quería era llegar a ser algo más.
Él era estudiante de otro Instituto, iba en segundo grado al igual que yo,
también pertenecía al equipo de fútbol de éste y lo hacía muy bien, inclusive
me invitaba a los partidos a los que asistía sin falta, llevando siempre mi
cámara para fotografiarlo, tenía tantas fotos de él que si las vieran pensarían
que era un acosador o algo parecido.
-
Gracias por venir a verme – dijo al mismo tiempo que me abrazaba.
-
Siempre es un gusto venir a verte – dije dándole una botella de su bebida
favorita.
-
Siempre eres tan atento – dijo sonriente, él no tenía ni idea de lo que me
provocaba esa sonrisa.
-Keito,
necesito hablar contigo – dijo Yaotome-kun tomándolo de la mano, eso me hacía
sentir realmente celoso.
Vi cómo
se alejaban ambos de donde estaba, sintiendo algo de angustia, no sabía por
qué, pero presentía que algo iba a cambiar a partir de esos momentos.
- ¿En
serio? – escuché decir de Keito, al mismo tiempo que este abrazaba a
Yaotome-kun, para luego besarlo dulcemente en los labios, eso me destruyó.
Keito
se acercó a mí, para contarme al parecer lo que yo ya había visto con mis
propios ojos, quería llorar, pero tenía que aguantar, no quería que me viera
así.
- ¿Te
sucede algo? Te veo muy pálido – dijo preocupado.
- No es
nada… me tengo que ir, nos veremos luego – dije para después caminar lo más
rápido que podían mis piernas, mientras mis lágrimas comenzaban a desbordarse
sobre mis mejillas, no quería estar allí.
Pasaron
tres días, en los cuales no le contesté sus llamadas ni sus mensajes, me sentía
adolorido, si lo veía de seguro me pondría a llorar, así que evitaba por
cualquier motivo verlo o hablar con él.
-
¡Nakajima Yuto! Hasta que por fin te encuentro – dijo Keito, al verme en la
salida del Instituto, se veía realmente preocupado y enojado.
-
Keito… – dije casi en un susurro al verlo, intenté huir pero éste me tomó
rápidamente del brazo.
- No
voy a permitir que te vayas de nuevo – dijo en un tono que desconocía
totalmente, en verdad se veía que había estado muy preocupado por mí, así que
me llevó casi a rastras hacía una cafetería cercana.
- Creo que debería irme.
- ¡NO! Te quedas.
- Está bien – dije por
fin rindiéndome, no había caso en seguir huyendo.
- ¿Dime por qué te fuiste
tan de repente? ¿Por qué no contestas mis llamadas y mensajes? – Dijo un poco
más calmado.
- No es nada grave, solo
he estado algo ocupado con los estudios.
- No te creo.
- Es la verdad – dije
tratando de sonar seguro de lo que decía.
- No, algo te pasa y
quiero saberlo ahora.
- En verdad que no es
nada – dije fingiendo una sonrisa, no quería hablar de aquello con él y menos
sabiendo que ya estaba saliendo con ese tal Yaotome.
-
Está
bien – suspiré aliviado - pero si vuelves a desaparecer de esa manera, haré que
me digas todo – dijo de manera demandante.
- Ok.
Después de eso volvimos a
hablar normalmente, aunque me destrozaba por dentro tener que verlo con su
novio, tomados de la mano y besándose en frente de mí, pero tenía que
resignarme, si él era feliz, yo también tenía que serlo.
Entonces al ver que ya no
tenía oportunidad alguna con él, comencé a salir con un chico que iba al mismo
Instituto que yo, llamado Ryosuke Yamada, no éramos novios ni nada pero era un
chico muy amable y lindo, que me demostraba su amor cada que podía. Pero ni aun
estando con él, podía olvidarme de Keito y menos si lo veía todos los días.
- Yuto…– me saludó Keito
al verme en la puerta de su casa, abrazándome fuertemente, haciendo que mi
corazón latiera aceleradamente, había ido para allá de inmediato, debido a que
él me lo pidió por teléfono, dejando a Ryosuke solo en el parque de
diversiones, sabía que estaba mal dejar a mí cita por un amigo, pero no podía y
menos si era Keito quién me necesitaba.
- ¿Qué sucede? – Pregunté
al sentir mi hombro algo húmedo, por las lágrimas que salían de sus ojos.
- Me… dejó… - dijo entre
sollozos.
- ¿Quién te dejo?
- Hikaru...
- ¿Pero por qué? – aunque
me alegraba escuchar aquello, no podía evitar sentirme preocupado y a la vez
enojado ¿cómo se atrevía a dejar a alguien tan bello como Keito? Si fuera yo,
tendría que estar loco para hacer eso.
- Lo vi besándose con
otro, le reclamé y me dijo que no me quería, que nunca lo hizo – dijo
aferrándose más a mi cuerpo.
- Él es un tonto, no
deberías de llorar por alguien como él.
- Pero yo lo amo, con él
yo…
- Si, lo sé, no tienes
que decirlo – dije un poco enojado, sabía muy bien que Keito había tenido su
primera vez con él y me entristecía mucho el no haber sido yo quién lo hiciera.
- Quédate conmigo, no
quiero estar solo – dijo suplicante, simplemente no podía negarme a lo que me
pidiera.
Me quedé con él todo el
día, haciendo casi cualquier cosa con tal de que se distrajera, inclusive
dormimos abrazados sobre su cama, tratando de controlar mis impulsos de hacerle
cosas que no debía y menos en esos momentos, aunque podía aprovecharme de que
estaba vulnerable, pero no, si algún día lo hacía con él, quería que fuera por
que ambos lo quisiéramos; ignorando por completo el vibrar de mi celular, sabía
que era Ryosuke, pero en eso momentos Keito era mucho más importante.
Y así volvimos a ser tan
unidos como antes, volviendo a mi viejo hábito de tomarle fotos, con la
diferencia de que él sabía que yo se las tomaba y hasta posaba para ellas,
descuidando totalmente a Ryosuke, quién me abofeteó por esa razón, pero eso no
me importaba para nada, Keito estaba libre de nuevo y me esforzaría en
conquistarlo.
- Yuto ¿te gusta alguien?
– preguntó de repente Keito, estábamos ambos en su habitación, viendo una
película y que me preguntara eso me hacía sentir nervioso.
- Esto… es complicado.
- Sé que salías con ese
tal Yamada, pero creo que no te importó mucho dejarlo, así que no creo que
estuvieras enamorado de él.
- La verdad es que desde
hace algún tiempo que me gusta alguien, pero no me atrevo a decírselo.
- ¿Por qué? Eres tan
guapo que dudo que alguien te rechace.
- No estoy seguro de que
esa persona sienta lo mismo que yo.
- ¿Pero cómo puedes estar
seguro si no se lo has dicho?
- Ya te he dicho que es
complicado ¿Y tú? ¿Te gusta alguien?
- Pues…
- Que tonto soy, debes
seguir amando a Yaotome-kun, lo siento – él me iba a decir algo pero en ese
momento, tocaron a la puerta, así que ambos bajamos a abrir y hablando del Rey
de Roma -.
- Keito, perdóname – dijo
Yaotome-kun, besando en los labios a Keito, eso me hizo enfurecer, pero no
podía hacer nada, Keito seguía enamorado de él, pero me sorprendí al ver como
éste lo empujaba fuertemente, haciéndolo salir de la casa.
- Estás perdonado, pero
ni en sueños vuelvo contigo – dijo completamente enojado, tanto que hasta yo me
quedé helado de verlo así.
- Me arrepiento tanto de
haberte dicho esas cosas tan horribles– dijo levantándose con dificultad.
- Pues me hiciste un
favor, de no haber sido por eso, no me hubiese dado cuenta de la hermosa
persona que tenía a mi lado – dijo mirándome – así que VETE y no vuelvas porque
pa la próxima te parto la cara- y sin más Yaotome-kun salió casi corriendo, de
seguro y con esa amenaza no volvería a molestarlo.
- Pensé que todavía lo
querías.
- Siempre he querido a
alguien desde el primer momento que lo vi.
- ¿Y quién es?
- Eres tonto ¿cierto? –
Dijo acercándose a mí, besándome dulcemente – eres tú, tu eres la persona que
me gusta.
- ¿Pero no estabas
enamorado de Yaotome? – Pregunté confundido, en verdad que no entendía nada.
- Pues al principio me
gustaba y por eso acepté ser su novio, pero al ver que salías con Yamada me
sentía celoso, lamento haberte hecho sufrir – dijo haciendo una reverencia.
- Pe… pero ¿Y tú primera
vez?
- No lo hicimos, de
hecho, esa fue la razón por la que terminó conmigo, no quería hacerlo con otra
persona que no fuera tu – dijo sonrojándose.
- ¿Y por qué me mentiste
sobre eso?
- Porque quería ver como
reaccionabas.
- ¿Me lo dices en serio?
– pregunté, necesitaba estar seguro.
- Muy en serio, me gustas
mucho y contigo es con quién quiero estar – dijo todavía sonrojado.
- Ambos somos un par de
idiotas – dije abrazándolo fuertemente - ¿Y cómo te diste cuenta de lo que
siento?
- Por la caja llena de
fotos mías que tienes en tu habitación, no creo que alguien que solo aprecie a
un amigo tenga tantas fotos y algunas muy personales – dijo un poco
avergonzado, de hecho habían fotos de él sin camisa.
- Pensarás que soy un
acosador – dije avergonzado.
- Si soy yo el único a
quién acosas, por mi está bien – dijo besándome nuevamente – te amo.
- Y yo a ti – volví a
juntar mis labios con los suyos, tomándolo de la cintura, adentrando mí lengua
en su cavidad, era el beso más delicioso que había dado en mi vida.
- ¿Quieres que subamos de
nuevo a mi habitación? – dijo mordiéndose su labio inferior, mirándome de una
manera no muy sana.
- ¿Para seguir jugando?
- Por supuesto, jugar
algo más de adultos – dijo tomando mi mano, subiendo ambos por esas escaleras
hasta llegar a su habitación, en donde nos demostramos todo ese amor que nos
sentíamos, juntando nuestros cuerpos hasta convertirnos en solo uno, había sido
demasiado extraña la forma en la que llegamos a este punto, pero sentía una
felicidad inmensa al saber que por fin él era mío y que no dejaría que nada ni nadie
lo arrebatara de mi lado.
FIN.