Hola hola!!!!
¿Cómo están? Espero que muy bien y de no ser así les mando un super fuerte abrazo de oso y que éste nuevo capítulo les saque una sonrisa.
Como han podido notar el capítulo ha salido un poco antes porque ésta semana santa me iré de viaje y pues no quería dejarlos sin actualización!!!!!
También una lectora ha hecho un bonito Fanart del capítulo anterior el cual dejaré al final del capítulo, en verdad me ha hecho muy muy feliz ver el lindo apoyo que ha tenido ésta historia, amo infinitamente escribirla.
Ésta vez si hago la entrada rapidita porque me voy a trabajar, espero que la pasen bien, oren mucho y nos leemos en el siguiente mes!!!!!!
Y FELIZ CUMPLEAÑOS YUYAN!!!!!
Capítulo 28
*Kei*
Me estiro un poco sobre una superficie suave, reconociendo de inmediato y
sin necesidad de abrir los ojos que se trata de mi cómoda cama. Suspiro
aliviado mientras busco con mis manos alguna almohada para abrazar, encontrándome
con una bastante blanda pero también firme, buscando ahora en mis recuerdos si
ya tenía alguna con aquellas características, pero de repente siento que ésta
se mueve y por ende me aparto bruscamente haciendo que me caiga de la cama.
- Auch… - Digo adolorido tratando de subir nuevamente a la cama mientras
abro mis ojos lentamente, encontrándome con unos tan redondos y brillantes que
me miran con curiosidad y algo de preocupación.
- ¿Estás bien Kei? – Pregunta con la voz un tanto ronca porque seguramente
se ha despertado por el estruendo de hace unos segundos.
- Sí… Si príncipe no te preocupes – digo levantándome rápidamente,
quedándome de pie al lado de cama.
- ¿Seguro? La caída sonó muy fuerte – dice preocupado.
- Tranquilo, estoy bien, no fue nada – respondo nerviosamente – Qué… ¿Qué
pasó anoche? ¿Por qué estás aquí?
- ¿Eh? ¿No lo recuerdas?
- ¿Recordar qué? – Pregunto sintiéndome de repente asustado, tratando de
hacer memoria de lo ocurrido la noche anterior, lo último que recuerdo es que nos
encontrábamos bailando y luego fuimos a las mesas a beber algo y de ahí no sé
más… - ¿Pasó algo de lo que debamos arrepentirnos?
- ¿A qué te refieres? – Pregunta mientras ríe divertido.
- Príncipe Daiki por favor dime – digo un tanto suplicante - ¿Te hice algo?
- Claro que no – dice desviando un poco la mirada, haciendo un puchero,
como si estuviese decepcionado.
- ¿Entonces? ¿Qué hice después de comenzar a beber?
- ¿En verdad quieres saberlo? – Ríe un poco.
- Príncipe por favor – digo suplicante.
- ¿Aún quieres saberlo si se trata de algo vergonzoso?
- Sí, en verdad no me importa.
- Está bien – dice acomodándose mejor sobre mi cama, invitándome a que tome
asiento sobre ésta, sentándome finalmente en el borde, sin apartar la mirada de
él – Estábamos hablando como normalmente y de la nada comenzaste a llorar.
- ¿A llorar?
- Sí, había escuchado varias veces de mi hermano que no tienes mucha
tolerancia al alcohol así que no me sorprendí tanto.
- ¿Y qué más pasó?
- Me abrazaste y te aferraste a mí sin dejar de llorar – ríe un poco – y
así tuvimos que traerte hasta tu habitación.
- ¿Tú y quienes más?
- Un par de empleados del castillo – sonríe – intentamos dejarte en tu
cama, pero no querías despegarte de mí, así que al final decidí quedarme
contigo hasta que te quedaras dormido y así lograr liberarme.
- Veo que no lo lograste – digo avergonzado.
- Al menos no estando despierto – ríe – me dormí apenas dejaste de llorar y
eso fue como una hora después.
- En verdad lo siento príncipe – digo apenado - ¿No pasó nada más después?
- No, sólo que hace un momento te caíste de la cama – ríe divertido – ¿pero
por qué te preocupa tanto?
- Porque no me sentiría bien de saber que te haya hecho algo que te causara
desagrado.
- ¿Qué tipo de algo? – Pregunta curioso.
- Es mejor que vayas a tu cuarto, el príncipe Yuto debe estar preocupado.
- Tienes razón – dice levantándose de la cama con algo de pesadez.
- De todos modos muchas gracias por traerme, en verdad no debiste tomarte
tantas molestias.
- No podía despegarme de ti igualmente.
- Lo siento – digo avergonzado.
- Pero fue agradable pasar la noche contigo, así como cuando era pequeño.
- Prometo no volver a beber – sonrío.
- Te traería una y mil veces más a tu cuarto si soy yo a quién te aferras –
dice seriamente, haciendo que me estremezca un poco por sus palabras – ya es
algo tarde, de seguro mi hermano te está esperando en el despacho.
- Sí… Es mejor que me apure – digo levantándome también.
- Nos vemos más tarde – dice saliendo con prisa de mi habitación, dejándome
solo con mis pensamientos y mi corazón latiendo como desquiciado, tengo que
dejar de ser tan imprudente.
*Daiki*
- ¿Daiki dónde estabas? – Pregunta mi hermanito preocupado al verme entrar
a nuestra habitación – te estuve esperando anoche.
- ¿Por cuánto tiempo?
- Diez minutos para ser exactos – responde mientras hace un puchero.
- Estaba con el señor Kei – digo sin titubear, tirándome de espaldas sobre
mi cama – se embriagó y tuvimos que llevarlo a su cuarto.
- ¿Entonces pasaste la noche con él?
- Sí – respondí - aunque no como hubiese deseado…
- ¿Qué?
- Nada, es sólo que dormí un poco mal – digo desviando la mirada - ¿dónde
está Ryu?
- Se quedó a dormir anoche con Yuri – suspira - por cierto, Ryosuke vino a
buscarte hace un par de horas y como no sabía dónde estabas le dije que seguías
durmiendo.
- ¿En serio? – Pregunto sentándome rápidamente sobre la cama - cierto que
le había dicho que hoy saldríamos ¿Ha vuelto a preguntar por mí?
- No, no ha regresado desde entonces.
- Entonces me cambiaré e iré a buscarlo – digo levantándome para ir hacia
mi armario y buscar algo que ponerme.
- Yo mientras tanto iré a mi clase de pintura, ya voy algo tarde por estar
esperándote – dice un poco molesto.
- Perdóname Yuto – digo yendo hacia él, abrazándolo con fuerza – no quería
que te preocuparas, pero simplemente era una situación de la que no podía salir
fácilmente.
- Tranquilo – sonríe mientras acaricia mi cabello, recordándome lo alto que
es - hacía tanto tiempo que no dormías fuera de nuestro cuarto que no pude
evitar pensar que algo te había pasado.
- Sí, los diez minutos que me esperaste tuvieron que ser horribles.
- No te burles – dice apenado – quedas perdonado, pero no vuelvas a darme
esos sustos.
- Trataré de no hacerlo - sonrío – que te vaya bien en tu clase.
- Gracias, nos vemos luego – dice tomando sus materiales con firmeza,
saliendo a paso rápido de la habitación.
Después de tomar un baño y ponerme uno de mis atuendos salgo en busca de mi
amigo, yendo primero hacía su habitación, encontrándome con que no está en
ella, ni siquiera su caballero.
- Señora Hitomi – digo al verla pasar cerca de las habitaciones.
- Buenos días príncipe ¿Se le ofrece algo?
- Buenos días – respondo - ¿Has
visto al príncipe Ryosuke? Es que me quedé dormido y había quedado en salir con
él.
- Sobre eso, tengo entendido que salió con el señor Hikaru y el joven Keito
a los campos.
- Ya veo – digo con una enorme sonrisa, mi amigo sí que no pierde el tiempo
– está bien, no es necesario que tenga que estar conmigo todo el tiempo.
- ¿Desea que le diga algo cuando regrese?
- No, no es necesario, simplemente déjalo ser – sonrío ampliamente,
sintiéndome feliz por los pasos que está dando mi amigo, cuando lo vea haré que
me cuente todo con lujo de detalles.
- ¿Desea algo más? – Pregunta amablemente.
- De momento me quedaré en mi habitación, todavía me siento un poco cansado
de anoche ¿será mucha molestia pedir que me suban el desayuno?
- Por supuesto que no es molestia príncipe, ya iré a pedirle el favor a una
de las muchachas para que te lo lleve.
- Muchas gracias – digo despidiéndome de ella para volver a mis aposentos y
recostarme suavemente sobre mi cama.
Por favor no te cases mi
príncipe.
Resuena nuevamente esa frase en mi cabeza, aquella que Kei decía con
desesperación, pero a un volumen poco perceptible, mientras lloraba entre mis
brazos.
*Ryosuke*
- Lamento si te incomodé hace unos momentos – dice Hikaru al estar ambos
nuevamente en el pasillo, usando las prendas con las que habíamos venido desde
el castillo.
- Por favor no te lamentes – suspiro – de todos modos fui yo el que
comenzó, pero no me arrepiento de haberlo hecho – digo sintiendo mi rostro
enrojecer de tan sólo recordarlo, inclusive puedo asegurar que todavía siento
la suavidad de sus labios sobre los míos – en verdad tú me gustas, mucho, desde
el primer día en que te vi.
- Príncipe…
- Hikaru ¿Yo te gusto? – Pregunto ansioso por su repuesta – porque si es
así no me importaría intentarlo contigo – digo con total determinación.
- El carruaje está esperando afuera ¿ya están listos? – Pregunta Keito
llegando hacia donde estamos.
- Si… Sí, ya en un momento bajamos – respondo sin apartar mi mirada de
Hikaru.
- Hablaremos de esto en el castillo – dice en voz muy baja, brindándome una
cálida sonrisa, lo que hace que me relaje un poco, siguiéndolo hasta el
carruaje mientras nos despedimos de los campesinos, emocionándome más al sentir
su mano sujetando la mía dulcemente durante todo el trayecto al castillo. Llegando
a éste sin contratiempo alguno, sonriendo ante lo amable y caballeroso que es
Hikaru conmigo.
- Príncipe ¿le molestaría que me adelante?
- Por supuesto que no Keito, de hecho creo que no es necesario que estés
conmigo todo el tiempo, al menos estando en el castillo.
- Pero ese es mi deber príncipe.
- Lo sé y lo entiendo, pero al menos trata de tener algo de tiempo para ti,
si necesito que estés a mi lado te lo haré saber.
- Está bien, lo que usted ordene príncipe, muchas gracias – dice haciendo
una reverencia antes de retirarse.
- ¿Y dónde quieres que hablemos? – Pregunto en voz baja mientras caminamos
hacía la entrada del castillo.
- Creo que deberíamos dejar nuestra conversación para más tarde.
- ¿Pero por qué? – Pregunto haciendo alguno de mis irresistibles pucheros
para intentar hacerlo cambiar de opinión, pero al parecer no va a funcionar.
- Porque tengo cosas que hacer y además te veo algo cansado, caminamos
mucho en los campos y sería bueno que descansaras un poco.
- Pero yo quiero estar contigo.
- Sólo será por unas horas – sonríe – más tarde hablaremos y dejaremos
clara nuestra situación.
- Está bien, lo que tú digas – digo bajando un poco la mirada totalmente
derrotado - ¿Dónde nos encontraríamos? ¿En mi habitación o en la tuya?
- ¡No! – Exclama sonrojado, haciendo que los que están caminando cerca nos
miren sorprendidos, pero sin dejar de hacer sus oficios – sería muy imprudente
hacer eso príncipe, no olvides el por qué estás aquí en primer lugar - suspira pesadamente
- es mejor que nos veamos en el jardín, a eso de las seis de la tarde ¿te
parece bien?
- Me parece perfecto – respondo sonriendo dulcemente – entonces me iré a
descansar un poco a mi habitación – digo sin querer realmente separarme de él -
nos vemos más tarde.
- Hasta la tarde – dice tomando mi diestra, dándole un dulce y cálido beso
en el dorso de ésta, haciéndome enrojecer.
- Espero que me des muchos de esos después de nuestra conversación - digo
viendo como él se aleja con una gran sonrisa. Espero algo bueno resulte de todo
esto, aunque quizás pueda traerme problemas con mi hermana.
*Hikaru*
- Bien, tú puedes Hikaru – digo para mí mismo antes de llegar al jardín del
castillo, en busca de mi cita. Había pasado el resto de la tarde en el despacho
del Rey, dando un informe detallado de cómo van las plantaciones y ayudando un
poco con el papeleo ya que Kei había llegado tarde y su majestad y mi hijo no
daban abasto con todo – Pensé que sería el primero en llegar – río
nerviosamente al ver al príncipe sentado en el borde de la fuente que hay en el
centro del jardín, iluminado por el tenue color naranja del atardecer que poco
a poco le está dando paso a la noche.
- No quería hacerte esperar – sonríe – además no es que tuviera algo
importante que hacer.
- ¿Qué hiciste en la tarde? – Pregunto sentándome a su lado.
- Dormir – ríe – en verdad que si estaba muy agotado ¿Y tú?
- Trabajar, siempre se trabaja mucho aquí.
- Eso he podido notar, mi hermana también trabaja demasiado por el bien del
reino.
- ¿Qué has pensado al respecto?
- ¿Sobre qué? – Pregunta curioso.
- Sobre lo que podríamos tener nosotros.
- Ya te dije lo que siento – dice mirando hacia mi lado - ¿Qué sientes tú
por mí?
- ¿Qué es lo que siento? – Pregunto más para mis adentros, una pregunta que
me he hecho desde aquel día que él se aferró a mi brazo por primera vez,
haciendo que mi corazón después de varios años volviera a latir frenéticamente
por alguien que no fuera Kota.
- ¿No vas a responder? – Pregunta haciendo un lindo puchero, notando algo
de preocupación en su mirada.
- Me gustas – digo tomando una de sus manos – ha sido así desde que nos
conocimos por primera vez, inclusive había pensado en que si te volvía a ver te
invitaría nuevamente a salir, pero todos esos pensamientos se disiparon cuando
supe que eras el príncipe que estaba destinado a contraer matrimonio con alguno
de los príncipes de éste reino – digo mientras acaricio suavemente el dorso de
ésta.
- ¿Por eso querías alejarme?
- Esa era la idea, pero siempre has sido muy insistente – río – aunque la
verdad es que por más que quería hacerlo, más sentía que debía de hacer todo lo
contrario – suspiro.
- ¿Te ponía celoso el pensar que podría enamorarme de alguno de los
príncipes?
- Demasiado – sonrío un poco apenado – pero hubiese tenido que aceptarlo en
algún momento, no hubiese sido la primera vez tampoco – sonrío amargamente.
- ¿A qué te refieres con eso?
- Te lo contaré en otro momento – sonrío entrelazando mi mano con la suya –
no quiero angustiarte con mis dramas amorosos del pasado, ya no tienen
importancia.
- Ahora que sabemos lo que sentimos el uno por el otro ¿qué procede? ¿Cuál
es el camino a seguir?
- Del uno al diez ¿qué tan complicado es que la reina pueda aceptar que
estemos juntos?
- Definitivamente un diez – dice avergonzado – mi hermana está muy
ilusionada de que mi unión con alguno de los príncipes se lleve a cabo –
suspira – pero aún si tengo que ir en contra de lo que ella desea…
- ¿No hay posibilidad de que puedas cambiar de opinión? De que quizás
puedas enamorarte…
- No, no voy a hacerlo – dice afianzando el agarre de nuestras manos
entrelazadas – te quiero a ti y no hubo ni un día en todos estos años que no
pensara en ti, que no deseara estar contigo y aún si tienes dudas no me daré por
vencido – dice con total firmeza – no sólo me gustas Hikaru, estoy
terriblemente enamorado de ti.
- Entonces en ese caso… - Digo pensativo, analizando los pros y los contras
que puedan tener el formalizar una relación de pareja con el príncipe -
¿estaría bien si lo nuestro lo mantenemos en secreto por ahora?
- Eso quiere decir…
- No sé hasta dónde pueda llevarnos esto, pero quiero intentarlo – sonrío ampliamente,
besando el dorso de su mano con suma delicadeza – también estoy enamorado de ti
y por más que me resistiera siempre estuviste vagando por mis pensamientos –
digo mientras él se pone de pie y rápidamente me lleva a la parte de atrás de unos
arbustos, comenzando a besarnos al tener la certeza de que no seríamos vistos.
- Te amo, te amo tanto – dice repartiendo besos por mi rostro mientras yo
sostengo su cintura.
- Te amo – digo abrazándolo con un poco más de fuerza, pudiendo sentir como
nuestros corazones laten con fuerza.
CONTINUARÁ...