20 dic 2024

HEAT - Parte 1

Hola hola!!!!!

¿Cómo están todos? Espero que muy bien y sino es así les mando un super fuerte abrazo de oso y espero que ésta nueva historia les saque una sonrisa. 

Primero que todo éste Fanfic va dedicado a mi querida amiga Eli, que fue la que me dio la idea de escribirlo y también gracias a mi amadísima Choco por apoyar pese a que no sabe nada del Omegaverse.

No sé mucho sobre el tema realmente, he leído muy pocos para serles sincera, pero trataré de hacer lo mejor en ésta historia, serán 6 partes, las tres primeras serán sobre la pareja principal que es el TakaChii y las restantes una para cada pareja que será nombrada en el transcurso de la historia, no sé todavía con que frecuencia vaya a actualizar, pero trataré de finalizarlo el año que viene. 

Así como un resumen de lo que trata, el Omegaverse se basa en un mundo alterno en el que la humanidad se divide en castas tales como los Alfas, Betas y Omegas, hay historias en las que se incluyen también Gammas y Deltas, pero aquí no se va a tratar eso. También se habla mucho de destinados, que es como la persona con la que sientes una conexión enorme al verla por primera vez, hay historias en las que estos sucesos rara vez suceden, pero aquí va a ser la regla que cada Alfa y Omega tengan a su destinado, pocas veces no se llegan a encontrar por diversos motivos, como distancia, muerte temprana y demás, pero por lo general siempre es muy posible que se encuentren. Cosas como el celo, nudo, nido y marca las iré explicando sobre la marcha, así que tengan paciencia. 

Muchas gracias a todos por el amor a mis Fics, no saben lo feliz que me hace leer sus comentarios y palabras de apoyo y pues espero disfruten de ésta nueva historia y esperen prontamente el capítulo 36 de Compass Rose. 




Tema: HEAT
Extensión: Mini Serial
Parejas: TakaChii
Autora: Akari-chan


PARTE I

*Yuya*

- Vamos, será divertido – dice mi amigo mientras me mira de la manera más lastimera que puede, buscando con esto que ceda ante su petición de casi último momento.

- ¿Qué tiene de divertido ir a ver a unas niñas de cinco años bailando ballet? – Pregunto recostándome en el asiento de mi oficina.

- Que son adorables – sonríe – ésta es la semana cultural de la academia de artes en la que está mi niña y hoy le corresponde a los del área de danza – suspira – además no tienes nada más que hacer después del trabajo y pues sería bueno que despejaras tu mente un poco.

- Sólo me estás invitando porque tu omega no puede ir.

- Eso es verdad – ríe nervioso – pero de todos modos no está de más salir un poco, te la pasas trabajando y ni pareja tienes.

- Pues no tuve la suerte de encontrar a mi destinado en la secundaria como tú – suspiro resignado – está bien, iré contigo, pero lo haré sólo por tu hija.

- Muchas gracias Yuya – dice mi amigo Kei agradecido – a Mizuki le dará mucho gusto verte.

- A mí también, es una niña adorable – sonrío – como su padre omega, no cómo tú.

- Te doy la razón sólo porque Daiki es lo más adorable del mundo – dice con una amplia sonrisa, tan enamorado como la primera vez en que se conocieron.

Conozco a Kei desde que éramos bebés prácticamente, nuestros padres son amigos y socios desde hace muchísimos años así que era inevitable el no estar juntos todo el tiempo. Hasta que un día entramos a la secundaria y ahí mi tonto amigo alfa conoció a su destinado omega, cayendo rendido de inmediato a sus pies y yendo junto con él a todos lados como el perro faldero en el que se convirtió. Al inicio me enojé un poco con mi amigo por dejarme de lado, pero mi padre me dio a entender que así era cuando un alfa y un omega destinados se encontraban.

Y aunque en mi mentalidad de pre-adolescente tal información me pareció aberrante y patética, con el pasar de los años pude darme cuenta de lo feliz que era mi amigo, aunque igual no dejo de pensar que es tonto desvivirse tanto por una persona y me aterra pensar en convertirme en alguien así sinceramente. Pero mi lobo interior no está de acuerdo conmigo, él si quiere encontrar desesperadamente a su omega y me riñe de vez en cuando por eso. Pero no hay nada que pueda hacer al respecto, no es como que pueda encontrarlo por arte de magia y estoy comenzando a sospechar que pertenezco a ese gran porcentaje de personas que nunca encuentran a su destinado ¿Y si al mío lo abortaron? Pregunto para mis adentros, recibiendo otro gruñido de mi lobo, dejándome en claro por millonésima vez que nuestro omega está en algún lugar, que lo presiente y que deje de ser tan vago y vaya a buscarlo ¿pero en dónde cree que voy a ir a buscarle? No es como si no lo hubiese intentado antes, yendo a lugares concurridos con la esperanza de encontrarlo pero nada ha funcionado.

- ¿Otra vez peleando con tu lobo? – Pregunta Kei divertido, al verme quizás haciendo gestos de desagrado.

- Cada día está más insoportable – digo suspirando cansado – parece que sólo tiene omega, omega, omega en su cabeza.

- Es normal que se encuentre tan inquieto, ya tienes más de treinta años.

- ¿No se puede conformar con cualquier otro omega? – Pregunto recibiendo otro gruñido de su parte - Aunque he estado con varios omegas en el pasado siempre los termina repudiando después del sexo, por más hermosos que sean y tengan el aroma más delicioso, hace que los ahuyente.

- Veo que el tuyo es bastante exigente – ríe – quisiera poder aconsejarte sobre ello, pero la única experiencia que he tenido con un omega ha sido con mi esposo y es mi destinado.

- Eres un tonto afortunado, no tuviste que pasar por el calvario en el que estoy ahora.

- ¿Y tú celo? ¿Cómo se comporta en éste?

- Se pone peor de insoportable – suspiro - por eso desde que comencé a tener celos he estado tomando supresores en esos días, aunque de cierto modo lo prefiero así, no quiero marcar o embarazar a un omega por accidente y condenarlo a una vida de desprecio, por eso también evito estar con uno en ese mismo estado.

- ¿Y un beta?

- Si a duras penas me deja estar con un omega ¿crees que va a permitir que esté con un beta?

- Tienes razón – ríe divertido de mi desgracia – parece que la madre luna te ha dado el lobo más testarudo.

- Espero que esto acabe lo más pronto posible porque ya estoy harto, quiero tener una vida sexual como todo alfa normal.

- ¿Deseas disfrutar del celo plenamente? – Dice con picardía.

- Si… - Respondo avergonzado de estarle diciendo éste tipo de cosas tan íntimas a mi mejor amigo, pero es que ya no lo soporto más, en verdad deseo estar con un omega más de una vez en una misma noche, deseo despertar con éste a mi lado, no sólo tomarlo una vez y desecharlo como a un perro, por eso desde hace un tiempo no he vuelto a salir con omegas y mejor me he dedicado a mi trabajo.  

- ¿Y le has hablado a tu médico sobre esto?

- Sí, pero me ha dicho que es normal que suceda, no en todos los casos, pero si se suele dar mucho que ya sea un alfa o un omega sientan rechazo por otros que no sean su destinado, aún si todavía no se han encontrado.

- Entonces puede que tu destinado esté pasando por algo similar – dice pensativo.

- No me lo aseguró pero es muy probable.

- Opino que al llevar tantos años reprimiendo tu celo, vas a terminar arruinando a ese pobre omega cuando llegue el momento – ríe - de buena manera, claro está.

- Y es lo que más deseo hacer – sonrío - deseo que sea pequeño y lindo – digo pensando en lo único en lo que mi lobo y yo estamos de acuerdo, un adorable omega al cual mimar, proteger y tener sexo desenfrenado cada que quisiera, casarnos, tener cachorros preciosos y envejecer juntos; sintiéndome un poco avergonzado de tener esas fantasías tan absurdas.

- Espero lo encuentres pronto – dice dando dos firmes palmadas en mi hombro derecho – ya es hora de irnos, por ningún motivo quiero llegar tarde a la presentación de mi hija, Daiki me ha pedido que la grabe de principio a fin.

- Está bien – suspiro levantándome con pereza de mi asiento, llamando a mi asistente para que esté listo con el auto en la entrada de la empresa, guardo mi teléfono en el bolsillo y tomando mis pertenencias salimos ambos de la oficina, encontrándonos con Yabu esperándonos con una gran sonrisa, abriendo la puerta de atrás del auto.

- ¿Cuál es el destino para la noche de hoy? – Pregunta al acomodarse en el asiento del piloto.

- El Teatro, por favor – digo firmemente, dirigiendo mi mirada hacia la ventana, viendo a las personas pasar por las calles, preguntándome si alguna de ellas es mi destinada.


*Yuri* 

- ¿Por qué la madre luna tiene que ser tan cruel conmigo? - Digo mientras me miro en el espejo del camerino, terminando de maquillarme para la noche de hoy, en la que interpretaremos una muestra de nuestro repertorio aprendido durante éste año junto a mis alumnos de la clase de Ballet.

- ¿Otro celo en soledad? – Pregunta mi amigo Ryosuke burlonamente, él es maestro del área de instrumentos de viento de la academia, su instrumento principal es el saxofón, pero también le da clases de flauta a los más pequeños.

- No te rías, esto es muy serio – digo haciendo un puchero, mirándolo por el reflejo del espejo que tengo al frente – a éste paso voy a morir virgen.

- No te desanimes Yuri, no es para tanto – dice tratando de consolarme.

- Eres un beta Ryosuke, no lo entenderás nunca – digo frustrado, pero me arrepiento de inmediato de lo que acabo de decir – lo siento, no quería ofenderte.

- No te preocupes Yuri – sonríe – me han dicho cosas peores antes.

- Aunque no lo creas tienes mucha suerte de no tener que pasar por esto.

- La verdad no me gustaría estar en tu lugar – suspira profundamente – aunque si siento algo de envidia.

- ¿Envidia de qué? – Pregunta Hikaru entrando de repente al camerino.

- De ustedes – dice con algo de tristeza – de sentirse realmente deseados por alguien.

- Ryosuke, no digas eso – dice Hikaru dándole un abrazo.

- A mí nadie me desea y soy un omega muy lindo – digo un poco bromeando.

- Es que lo tuyo es un caso especial – ríe – créeme que no es tan divertido cuando tu alfa quiere estar todo el día encima tuyo.

- Realmente no me molestaría que mi alfa sea pegajoso conmigo – sonrío – aunque eso explica ese horrible olor a menta que te rodea, combinado con tu olor a miel es como si estuviera oliendo un jarabe para la tos – digo burlonamente – es una pena que no puedas olerlo Ryosuke.

- No te burles Yuri – dice Hikaru sonrojado – desde que Yuto me marcó se ha vuelto un poco más intenso de lo que ya era y con lo de mi embarazo muchísimo más.

- ¿Más? – Cuestiona Ryosuke - ¿Sabes qué? Creo que ya no tengo envidia – ríe – por cierto Yuri – dice cambiando su semblante a uno más serio ¿Estás seguro de que lo de tu condición tiene que ver con tu destinado?

- Eso me ha dicho mi madre y también mi médico, así que no hay mucho que pueda hacer por más que lo desee – digo con tristeza – odio sentir asco por el aroma de los alfas y los betas no me provocan ni un mal pensamiento .

- Suena bastante desalentador, pero no te preocupes, tarde o temprano llegará tu destinado – dice Hikaru con una amable sonrisa.

- Pero lo quiero ya – digo haciendo puchero – que sea un alfa guapo y grande…

- Sólo espero que no se te vayan a notar mucho las ganas cuando lo encuentres por favor, piensa en los niños – dice Ryosuke riendo ante su propio comentario.

- Ni que se fuera a presentar ante mí hoy – río divertido, aunque en el fondo me encantaría que así fuera, y que no sólo sea guapo y grande, sino que también me ame muchísimo.

- Bueno, ya es hora de que salgamos – dice Ryosuke terminando de acomodar mi traje y mi cabello.

- Chicos – suspiro - en el caso hipotético de que encuentre a mi Alfa hoy… - Digo con ilusión en mis palabras – por favor no permitan que pase vergüenza frente a él.

- Haremos todo lo que esté en nuestras manos – sonríe Ryosuke, mientras que Hikaru asiente animadamente – aunque no sé qué tanto puedan hacer un pequeño beta y un omega en gestación – dice finalmente, dándonos un abrazo grupal antes de salir del camerino.


*Yuya* 

- ¡Achú! – Estornudo al poner un pie en la entrada del teatro después de percibir un ligero y dulce olor a chicle.

- Salud – responde Kei acercándome un pañuelo.

- Gracias – digo tomando el pañuelo - de repente comenzó a picarme la nariz – digo quitándole importancia a aquel olor porque cerca del teatro se encuentra una de las dulcerías más grandes de la ciudad.

- Tienes que cuidarte, no vaya a ser un resfriado.

- No creo que sea eso – sonrío mientras seguimos caminando por el recinto, hacía mucho que no venía a éste lugar, desde que era niño para ser más específico, notando que hay uno que otro cambio sutil en éste.

- Aquí son nuestros asientos – dice mi amigo, indicándome los del medio en la cuarta fila frente al escenario – éste es un buen lugar para grabar a mi pequeña – dice con gran alegría, mientras comienza a sacar lo que trae en su bolso, sentándome en el asiento de al lado – he traído baterías de repuesto por si llegan a acabarse las que están dentro de la cámara – dice mientras acomoda la cámara sobre el trípode.

- Eres un padre muy dedicado – sonrío enternecido de ver a mi amigo siendo tan atento cuando se trata de su hija.

- Gracias, de seguro serás igual cuando tengas a tus cachorros – ríe divertido, notando que cada vez más el teatro comienza a llenarse, sintiéndome un poco inquieto, quizás por lo que no acostumbro a estar en lugares tan abarrotados de gente.

De un momento a otro se apagan las luces, quedando sólo una encendida en medio del escenario, a la que se dirige el Director de la academia para dar un pequeño discurso y un agradecimiento a todos los asistentes, dando por iniciado el evento principal, en la que una por una iban presentándose las diferentes modalidades de baile que se enseñan en la academia, desde salsa hasta algo más urbano, quedando el ballet para el final, en dónde mi amigo enciende finalmente su cámara para grabar de principio a fin cada detalle de su pequeña hija, mientras que mis ojos se clavan de inmediato en uno de los bailarines, completamente hipnotizado por sus delicados y ágiles movimientos, sintiendo unas ganas terribles de acercarme a éste…

- Kei – digo en voz muy baja y cerca de su oído para que no se escuche en la grabación, tratando de distraerme de mi repentino interés por ese joven - ¿quién es él? – Pregunto sin apartar la mirada de aquel chico.

- ¿Eh? ¿Por qué quieres saberlo? – Pregunta curioso.

- Sólo es curiosidad, baila muy bien… - Digo sin querer perder detalle de su baile, pero tampoco de su cuerpo - ¿Es un alumno? – Pregunto preocupándome un poco por si es menor de edad, no quisiera meterme en problemas en caso de que lo sea.

- No, es el maestro de ballet de la academia – dice con una sonrisa – se ve más joven de lo que parece ¿no es así? – ríe – pero la verdad es que está a un par de años de cumplir los treinta.

- Ya veo… - Susurro sintiendo cierto alivio de saber de qué se trata de un adulto.

- ¿Te ha gustado? – Pregunta mirándome con picardía – es un omega por si te interesa también saberlo.

- Es lindo… - Susurro sintiendo mi corazón acelerarse y a mi lobo totalmente inquieto, como si quisiera salir de mi cuerpo, nunca se había comportado así antes - ¿Puedo conocerlo?

- No estoy muy seguro de querer que lo conozcas – dice pensativo – sería un problema si te acuestas con él y lo desechas como a todos los demás.

- Por favor, sólo quiero verlo más de cerca – digo con súplica – prometo que no voy a propasarme con él.

- No sé si confiar – dice no muy convencido.

- Por favor – digo insistente, tratando de poner mirada de cachorrito, sintiéndome un tanto asqueado de tener que recurrir a una artimaña tan ridícula sólo por conocer a un omega ¿pero qué me está pasando?

- Está bien, está bien – dice cediendo por fin – cuando acabe el evento tengo que ir por mi niña, así que ahí aprovecharemos para que le conozcas, pero por favor deja de hacer esa expresión que me asustas.

- Gracias – digo con una amplia sonrisa, acomodándome mejor sobre mí asiento, mientras saco un momento el celular para escribirle un mensaje rápido a mí asistente Yabu y tranquilamente continuar apreciando la hermosa vista de ese omega que me tiene embobado, hasta que dio por terminada la presentación al igual que el evento del día de hoy.

- Bien, ya podemos ir por Mizuki – dice Kei terminando de guardar la cámara y demás accesorios en su bolso, notando que la gran mayoría de asistentes han abandonado el auditorio – y no olvides lo que te dije hace un rato – dice serio.

- Tranquilo, no le haré nada a ese omega – digo no muy convencido de mis palabras. Hace mucho o quizás nunca había sentido algo así por un omega, un deseo incontrolable de estar cerca de él.

- Señor Takaki – dice mi asistente Yabu acercándose a nosotros con un precioso ramo de rosas en sus manos – es lo mejor que pude conseguir con tan poco tiempo – dice con una sonrisa.

- Así está bien, son hermosas – digo recibiéndolas entre mis manos.

- Disculpe mi atrevimiento señor pero ¿ha sido cautivado por algún bailarín?

- Se puede decir que sí – digo con una enorme sonrisa.

- Le ha gustado tanto que me preocupa un poco por ya sabes qué – dice Kei resignado a lo que pudiese pasar, pero la verdad deseo que no ocurra así, que ésta vez todo sea diferente, que mi lobo no me traicione como lo ha hecho siempre.

- ¿En serio? – Pregunta Yabu con una enorme sonrisa, como si supiera algo que yo no sé.

- No deberíamos hacer esperar tanto a Mizuki – digo siguiendo mi camino con firmeza, en busca del lindo omega que me tiene embelesado.

 
*Yuri*

- Dios… -  Digo al llegar al camerino después de correr como un loco al terminar la presentación de mi clase de ballet.

- ¿Yuri qué pasó? – Pregunta Ryosuke entrando preocupado junto con Hikaru.

- No lo sé, de repente comencé a sentirme un poco mareado durante la presentación – digo sentándome sobre una silla.

- ¿En serio? No lo parecías – dice Hikaru – toma un poco de agua – dice acercándome una botella.

- Es que soy un profesional – río tomando la botella y beber un poco – muchas gracias.

- ¿Será porque habían muchos alfas entre el público? – Pregunta Hikaru.

- Eso nunca me había afectado, repudio sus aromas pero tampoco es para sentirme como me siento ahora.

- ¿Será algún efecto secundario del celo? – Pregunta Ryosuke.

- Puede ser – dice Hikaru – también debe ser un efecto secundario de los supresores que tomas durante éste, tienes que hablar con tu médico por si hay necesidad de cambiar el medicamento.

- Eso haré apenas pueda – suspiro – tengo que entregar a los niños con sus padres.

- No te preocupes por eso, Hikaru y yo podemos encargarnos de eso.

- Pero estoy bien, ya se me ha pasado un poco – digo levantándome de mi asiento – además no quiero que mis niños se preocupen.

- ¿Seguro? – Pregunta Ryosuke.

- Muy seguro – digo con firmeza.

- Está bien, pero antes de salir es mejor que te tomes una ducha rápida, tus feromonas están un tanto alborotadas – dice Hikaru - y eso podría afectar a los pequeños.

- Vamos a estar afuera mientras te cambias – dice Ryosuke, saliendo ambos rápidamente del lugar mientras hago caso a su sugerencia.

- Listo – digo al mirarme por última vez en el espejo antes de salir del camerino, sintiéndome como nuevo y siendo recibido por mis alumnos con un abrazo.

- ¿Estás bien maestro? – Pregunta la pequeña Mizuki con clara preocupación en su rostro.

- Lo estoy, gracias por preguntar – sonrío acariciando su cabello y el de los demás niños que me abrazan – vamos a esperar a sus padres en la parte de atrás del teatro, así que hagan fila.

- ¡Sí! – Exclaman todos al unísono siguiendo obedientemente la orden dada.

- En verdad muchas gracias por venir chicos, a pesar de que hoy no se presentan sus clases.

- Siempre es un lío lidiar con niños, así que no está de más venir a ayudar, además tú siempre nos ayudas con los nuestros – dice Hikaru sonriente.

- A mí lo que me sorprende es que Yuto te dejase venir solo – Pregunto al llegar al lugar acordado para comenzar a entregar a los niños a sus respectivos familiares.

- De hecho pensaba venir a acompañarme pero tenía un asunto familiar que atender, pero dijo que vendría un poco después de que terminara el evento para volver a casa.

- Pues hablando del rey de Roma… - Dice Ryosuke viendo cómo llega Yuto con toda prisa a abrazar a Hikaru, como si llevara diez años sin verlo, siendo saludado por varios de los niños aún presentes, Yuto es un profesor muy querido en la academia.

- ¿Cómo ha estado el evento? – Pregunta después de darle un dulce beso en la frente a su esposo y acariciar la pequeña pancita que se hace notar aún debajo de la ropa.

- Muy bien – respondo con una sonrisa, desvaneciéndose de inmediato al sentir un dulce pero a la vez amargo aroma a vino tinto provenir de algún lugar, haciéndome sentir nuevamente ansioso, como cuando bajé del escenario, sintiendo a mi lobo eufórico por alguna razón. 

- ¿Te ocurre algo Yuri? – Pregunta Ryosuke nuevamente preocupado, mientras que yo busco con la mirada el lugar de donde proviene ese olor, encontrándome frente a frente con el hombre más atractivo que he visto en mi vida, mirándome con sorpresa como seguramente lo estaré mirando yo, mientras mi lobo grita desde dentro de mi ser “nuestro alfa, nuestro alfa” antes de que todo se vuelva negro de repente.


*Yuya* 

- ¡MI OMEGA! ¿DÓNDE ESTÁ MI OMEGA?– Grito al despertar en una habitación blanca y extraña, siendo agarrado fuertemente por Kei y Yabu, quienes tratan con gran esfuerzo de acostarme en lo que parece una cama.

- Señor tranquilízate – dice Yabu sosteniendo mis brazos.

- Sí, no hagas tanto escándalo que estamos en un Hospital – dice Kei.

- Necesito ver a mi omega ¿Dónde está? Quiero verlo… - Digo tratando de controlar mi enojo por haber sido separado de él.

- Primero que todo cálmate – dice Kei, haciendo unos ejercicios de respiración, imitando al poco tiempo estos, sintiendo que mi cuerpo deja de estar tan tenso - ¿Ya te sientes mejor?

- Un poco… - Digo sintiendo el agarre de Yabu desvanecerse poco a poco hasta quedar libre, pero con un solo pensamiento en mi cabeza - ¿dónde está mi omega? – Pregunto serio.

- Está en éste mismo piso, pero en otra habitación – dice Kei.

- ¿Y qué pasó? ¿Por qué estoy aquí? – Pregunto tratando de recordar lo que había pasado anteriormente, pero sólo puedo recordar que de un momento a otro todo se volvió oscuridad.

- Se desmayaron al verse – dice Yabu con una sonrisa.

- ¿Nos desmayamos? ¿Ambos?

- Exactamente – dice Kei entre risas – jamás había esperado ver un encuentro de destinados tan de lamentable.

- ¿Y cuánto tiempo ha pasado?

- Como un par de horas – responde Yabu – al ver que ninguno despertaba decidimos traerlos al Hospital.

- ¿Y Mizuki? – Pregunto al no ver a la pequeña niña con su padre.

- La reunión de Daiki terminó un poco antes de lo establecido, así que vino a llevarse a la niña, éste no es un ambiente idóneo para una niña tan pequeña.

- ¿Y mi omega está bien? ¿Está herido? – Pregunto completamente preocupado de que hubiese resultado lastimado por mi culpa.

- Él está muy bien – sonríe Yabu – un bello angelito me dijo que ha estado durmiendo tranquilamente y que no sufrió ni un solo rasguño.

- Me alegra tanto – digo suspirando aliviado.

- ¿Un angelito? – Pregunta Kei mirando a Yabu con cierta sorpresa.

- Sí – responde con una sonrisa.

- ¿Pudiste averiguar algo más sobre él?

- Creo que puedes preguntarle todo eso cuando despierte – sonríe -  estamos a la espera de que eso suceda, el angelito quedó en que nos avisaría cuando estuviera listo para verte.

- Está bien, voy a esperar entonces – digo sonriendo como tonto al recordar su bello rostro, tan pequeño y lindo como siempre quise que fuera mi persona destinada, dándole gracias internamente a la madre luna por tan bello regalo que había guardado para mí.

 
*Yuri*

- Tanto tiempo esperando el gran encuentro con tu alfa ¿y te desmayas? – Dice Ryosuke entre risas acompañadas por las de Hikaru.

- Fue la emoción, supongo… – Digo sintiéndome apenado por esa reacción tan absurda - ¿Qué estará pensando de mí ahora?

- No te preocupes por eso, tu alfa también cayó al suelo cuando te vio – Responde Hikaru.

- ¿Él también? ¿Y cómo está? – Pregunto ahora con notable angustia en mi voz, no me perdonaría nunca si le pasase algo por mi culpa.

- Hace rato hablé con su asistente y me ha dicho que está muy bien y por los gritos de hace unos momentos he de confirmar que está en perfectas condiciones – responde Ryosuke.

- ¿Estaba gritando? Pobrecito, tengo que estar con él – digo tratando de levantarme de la cama, siendo detenido por mis amigos.

- Es mejor esperar un poco más – dice Hikaru – todavía tienes las feromonas enloquecidas y es mejor que estés tranquilo cuando lo veas, no sea y te desmayes nuevamente o terminen revolcándose en algún rincón del Hospital.

- A éste punto no me importaría terminar haciendo lo segundo – digo sintiendo mi rostro enrojecer de sólo pensarlo y más al por fin poderle dar un rostro a ese destinado que tanto imaginé – es guapo ¿verdad? Es muy guapo – suspiro recordando los pocos segundos que pude verlo antes de desmayarme.

- ¿Y pudiste sacarle algo más de información a su asistente? – Pregunto curioso por saber algo más de mi alfa.

- Me ha dicho que es CEO de una empresa constructora, que es muy dedicado a su trabajo y aunque es un poco tonto dice que podemos confiar en que es un buen alfa.

- ¿Y su nombre?

- Takaki Yuya.

- Yuya… - Sonrío tiernamente, grabando ese nombre en mi corazón. No sé si me estoy adelantando a los hechos, pero aunque lo haya visto por unos pocos segundos siento algo muy fuerte por él, como si lo conociese de toda la vida ¿es lo que significa tener un destinado?

- ¿Ya te sientes mejor? – Pregunta Ryosuke.

- Sí, mucho mejor – sonrío – aunque no dejo de sentirme ansioso.

- ¿Quieres verlo? – Pregunta Hikaru.

- Sí – respondo sintiendo mi rostro nuevamente enrojecer.

- Entonces ponte lindo mientras yo voy a traerlo – dice Ryosuke.

- Gracias - digo alegremente.

- ¿Me veo bien? – Pregunto a Hikaru quién me mira con una sonrisa.

- Te ves precioso – dice acercándose – sólo permíteme peinar un poco tu cabello – dice sacando un peine de su bolso y comenzar a acomodar mi cabello – ahora si estás listo.

- ¿Crees que le guste de verdad? – Pregunto comenzando a sentirme inseguro - aunque seamos destinados no siempre significa que vayamos a enamorarnos, pero aunque no lo conozca siento que ya lo hago, que quiero pasar el resto de mi vida con él.

- Sería un tonto si no se enamora perdidamente de ti – sonríe – confía en ti y sólo sé tú mismo, verás que él caerá rendido a tus pies.

- ¿Ya estás listo Yuri? – Pregunta Ryosuke asomando su cabeza por la puerta.

- Sí… - Respondo levantándome rápidamente de la cama, acomodando un poco mi ropa.

- Si necesitan algo estaremos afuera y compórtense que estamos en un Hospital – dice Ryosuke tratando de sonar rudo, mientras Hikaru me da ánimos antes de salir rápidamente de la habitación.

- Ho…Hola… - Dice nerviosamente luego de cerrarse la puerta, es más hermoso de lo que recordaba.

- Hola… - Respondo a su saludo tímidamente, quedándonos en silencio por un largo rato, pero lejos de sentirme incómodo, me siento bastante relajado y más al poder disfrutar de su dulce olor a vino tinto, es la primera vez que el olor de un alfa no me causa repulsión.

- Mi nombre es Takaki Yuya – dice todavía nervioso, eso lo hace lindo.

- El mío es Chinen Yuri – digo sonriente.

- Es un nombre precioso… Te… Traje estas flores – dice extendiéndolas con sus brazos, sin moverse ni un milímetro de su lugar – están un poco estropeadas porque les caí encima al desmayarme – ríe avergonzado - en verdad me gustó mucho tu presentación, eres un gran bailarín.

- ¿En serio? – Pregunto sintiéndome halagado por sus palabras - ¿Te gustó mucho la presentación?

- Simplemente no podía despegar mi mirada de ti – responde con un leve sonrojo en sus mejillas – se supone que venía a ver a la hija de un amigo y pues no la vi por estar pendiente de ti, parece que quedé realmente cautivado y creo entender ahora la necesidad que tenía de verte más de cerca.

- Somos destinados – susurro sintiendo un revoloteo en mi estómago – después de la presentación me comencé a sentir mal, tuvo que haber sido por tu intensa mirada entonces.

- ¿Estás bien? – Pregunta dando un par de pasos hacia mí, pero la distancia sigue siendo larga entre los dos.

- Ahora lo estoy – sonrío - ¿puedo? – Pregunto haciendo una seña de querer tomar el ramo entre mis manos, acercándome lo suficiente para tomarlo, quedando todavía más encantado con su aroma y con el lindo detalle – son hermosas, muchas gracias.

- Me alegra que te gusten pese al estado en el que se encuentran – ríe nervioso -  me gusta tu aroma a chicle.

- ¿No es empalagoso? – Pregunto curioso, ya que los alfas no suelen acercarse mucho a mí por lo empalagoso que resulta para ellos mi aroma.

- ¿Empalagoso? Para nada – sonríe – en verdad me agrada mucho, es lindo como tú.

- ¿Te parezco lindo?

- Sí, pero no sólo eres lindo, eres lo más hermoso que he visto en mi vida.

- De seguro has visto omegas más hermosos que yo – digo sin apartar la mirada de las rosas, sintiéndome como un idiota por pensar así.

 
*Yuya*

- Si digo que eres el más hermoso es porque es verdad – digo con total seguridad porque es cierto, siento tantas cosas en estos momentos, quiero abrazarlo y llenarlo de besos, pero no creo adecuado atacarle de esa manera, tengo que ser un alfa decente, aunque mi lobo me pida a gritos que lo reclame ahora mismo - ¿te parezco atractivo?

- Mucho… - Responde con un precioso sonrojo adornando sus mejillas, eso no ayuda demasiado en mi autocontrol.

- Por favor mírame – digo usando mi voz de mando sin querer hacerlo realmente, recibiendo una respuesta inmediata a mi orden, siendo observado con curiosidad por mi lindo omega, haciéndome sentir orgulloso - ¿puedo olerte más de cerca?

- Sí… - Responde sin apartar la mirada, notando un poco de duda, pero también deseo de su parte.

- Con su permiso – digo acercando mi rostro a su glándula de olor ubicada en su nuca, degustando con muchísimo más fervor de su aroma a chicle, sintiendo su cuerpo temblar por la cercanía, incrementando mi deseo.

- ¿Puedo olerte también? – Pregunta, tímido pero también deseoso, así que sonriente me inclino un poco más para que pueda olerme con mayor plenitud, estremeciéndome de sentir su respiración tan cerca – creo que podría embriagarme sólo con tu aroma – sonríe dulcemente.

- Si te embriagas por mi culpa me haré completamente responsable – digo sensualmente, disfrutando de sentirlo temblar.

- Quiero que me abraces – dice con súplica, orden a la que acato sin titubear, rodeando su cintura entre mis brazos, disfrutando ambos de la cercanía del otro, esparciendo nuestras feromonas por toda la habitación, combinándose perfectamente.

- ¿Está bien si te beso? – Pregunto después de varios minutos en los que estábamos ensimismados de sentirnos tan de cerca, esperando una respuesta positiva a mi petición.

- Nunca he besado a alguien antes – dice apenado, como si le avergonzara el hecho de no tener experiencia en algo tan simple como eso y mentiría si dijera que eso no causó cierta reacción en mi interior.

- ¿Eso importa acaso? – Pregunto acercando mi rostro al suyo - ¿puedo ser el primero?

- Sí… Por favor… - Susurra después unos breves segundos de pensarlo, acabando por fin con la pequeña brecha entre nuestros labios, fundiéndolos en un beso dulce, apasionado y desesperado, sintiendo sus manos aferrándose a mis hombros, respondiendo al beso como puede, pero también con determinación, eso sólo hace que lo desee muchísimo más y comience a deslizar mis manos sobre su cuerpo, con delicadeza, como si temiera romperlo si lo hago más fuerte.

- Eres hermoso Yuri – susurro al separarnos por un poco de aire – me fascinas – digo besando su mejilla y vuelvo nuevamente a sus labios, tan dulces y suaves, adictivos a mi parecer, cruzándose la idea en mi cabeza de empotrarlo sobre la camilla de la habitación, cosa que mi lobo está muy de acuerdo en ejecutar, pero no puedo – es mejor dejarlo así por ahora – digo apartándome suavemente de él.

- ¿Por qué? ¿Hice algo mal? – Pregunta desconcertado y puedo ver tristeza en sus ojos, cosa que me parte un poco el alma, no hay nada peor para un omega que sentirse rechazado por su alfa.

- No, lo hiciste muy bien, eres asombroso – digo acariciando su rostro – es sólo que no me siento cómodo sabiendo que nuestros amigos están afuera de la habitación.

- Es verdad, me había olvidado de eso – ríe.

- Ya habrá tiempo para eso – digo carraspeando un poco la garganta – de momento ¿me darías el permiso de cortejarte?

- ¿En serio lo preguntas después de tan apasionante beso? – Sonríe coqueto.

- Pues a mí parecer ha sido una muy buena manera de conocernos y en verdad estaría encantado de conocerte más a profundidad si me lo permites.

- Permiso concedido – sonríe abrazándome con fuerza, abrazo al cual correspondo de la misma manera. Hasta puedo asegurar que los latidos de nuestros corazones están armoniosamente sincronizados. 


CONTINUARÁ...


29 nov 2024

COMPASS ROSE - Capítulo 35

Hola, hola!!!!!!

¿Cómo están todos? Espero que muy muy bien y si no es el caso, les mando un super fuerte abrazo de oso y que éste capítulo les saque una sonrisa. 

Primero que todo un muy feliz cumpleaños a nuestro queridísimo Yuri que justo ahora en Japón ya es su día especial, espero todos en JUMP lo consientan mucho. 

También quiero decir que estoy muy feliz con que ya tengamos la música de JUMP en plataformas de Streaming!!!!!! No es como si no los escucháramos ilegalmente, de todos modos espero que si tienen alguna cuenta puedan escucharlos por ahí o también pueden hacerlo por YouTube. 

Y bueno, no me alargo más porque tengo que ir a trabajar, espero les guste el capítulo y nos leemos en el siguiente mes!!!!

 


Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan



Capítulo 35

*Kei*

Felicidad es todo lo que puedo sentir al despertar y ver el rostro de mi príncipe todavía durmiente, rodeándome fuertemente con sus brazos mientras apoya su rostro sobre mi pecho. No pedo asimilar lo ocurrido anoche, todavía pienso que fue un hermoso sueño, pero al notar su acompasada respiración rozar mi piel puedo cerciorarme de que no fue una fantasía, fue real, muy real.

- Buenos días – dice éste con voz ronca, todavía con sus ojos cerrados, tratando de acostumbrarse a la luz de la mañana antes de abrirlos despacio y completamente, levantando un poco la cabeza para mirarme, haciendo que suspire ante lo preciosos que son sus ojos.

- Bue… Buenos días – respondo con una tonta sonrisa, mientras él se acomoda mejor para besar dulcemente mis labios, correspondiendo con total gusto a la unión de estos, siendo interrumpidos de repente por unos golpecitos en la puerta.

- ¡Un momento! – Exclama mi príncipe dándome un dulce beso en la punta de mi nariz antes de levantarse y ponerse rápidamente la camisa que está en el suelo, riendo de ver que se ha puesto los botones terriblemente mal.

- ¿Quién era? – Pregunto tratando de sentarme sobre la cama, pero una punzada de dolor en mi parte trasera me lo impide.

- ¿Estás bien? – Pregunta mi príncipe preocupado, viniendo rápidamente hacia mí - ¿Te lastimé?

- No, no es eso, es normal sentirse adolorido después de aquello… - Digo nerviosamente, sin procesarlo todavía.

- Si quieres que te ayude en algo puedes decirme – dice mirándome preocupado – de todos modos es responsabilidad mía el que estés así.

- No te preocupes por eso – sonrío sintiéndome abrumado por todo lo que aflora dentro de mi ser - ¿Y quién tocaba la puerta? -  Pregunto tratando de desviar el tema.

- Era una de las empleadas – dice mientras se acuesta nuevamente a mi lado en la cama - me ha dicho que podemos bajar a desayunar a las nueve.

- ¿Y qué hora es? – Pregunto buscando mi reloj en la mesa de noche – son las siente y treinta… - digo recibiendo un beso de mi príncipe en mi mejilla izquierda, siendo rodeado por sus brazos.

- Quiero estar así contigo un ratito más – dice besando ahora mis labios, haciendo que me acueste nuevamente sobre la cama, acariciando suavemente mis piernas, como si pidiera permiso para acomodarse entre ellas, el cuál le concedo abriéndolas un poco más.

No hicimos nada más que besarnos durante el tiempo que creímos prudente para cambiarnos y salir justo a tiempo para ir a desayunar. Mi príncipe se tomó la molestia de ayudarme con el baño y a cambiarme, por mucho que le insistiera en que me sentía mejor, que no era necesario, aun así lo hizo con toda la ternura y el amor que me podía brindar, sintiéndome algo extraño por recibir tantas atenciones de su parte, sobretodo porque siempre había sido yo el que le atendiera. Pero aún a pesar de eso, me siento como en una nube, mi príncipe es tan cariñoso y eso me gusta.

- ¿Listo? – Pregunta después de haberse terminado de vestir, acercándose a mí para abrazarme y darme un dulce beso en la mejilla.

- Sí – sonrío.

- ¿Seguro que puedes caminar?

- Completamente seguro – digo con firmeza, dando los primeros pasos hacia la puerta de nuestra habitación, más que dolerme es un poco incómodo, pero no es nada que no pueda soportar – vamos, no deberíamos hacer esperar al Rey.

- Buenos días – saludamos al unísono, siendo saludados por los únicos dos presentes, el Rey Junmyeon y Kyungsoo.

- ¿Dónde están los demás? – Pregunta mi príncipe mirando curioso por el lugar.

- Algunos todavía están durmiendo y otros ya están en sus labores habituales – dice el Rey con una sonrisa – ¿Por qué se fueron tan temprano? – Pregunta preocupado.

- El príncipe no se sentía bien y pues decidí quedarme cuidando de él en nuestra habitación.

- ¿En serio? ¿Y por qué no me dijeron? Hubiese llamado a nuestro médico.

- No era nada grave, sólo estaba agotado – dice mi príncipe con un ligero sonrojo en sus mejillas.

- Está bien, pero si vuelves a sentirte mal no dudes en decirnos – dice seriamente.

- Así será su majestad, lamento mucho si los he preocupado – dice haciendo una reverencia antes de sentarse al lado de éste, mientras que yo me siento con algo de dificultad al lado de Kyungsoo.

Desayunamos tranquilamente mientras conversábamos sobre la fiesta y el tratado por el que principalmente era el motivo de nuestra visita a éste reino.

- ¿Te parece bien que firmemos eso de una vez? – Pregunta el Rey al terminar todos de desayunar.

- Me parece bien – dice mi príncipe - ¿Estás de acuerdo? – Pregunta dirigiendo su mirada hacia mí.

- Claro que sí príncipe, entre más rápido lo concretemos muchísimo mejor – sonrío.

- Además así podrán disfrutar con mayor libertad y sin más preocupaciones de su estadía aquí en el reino por los días que quedan – dice Kyungsoo – después de esto podemos ir junto con mi esposo y mi hijo a ver los campos de algodón.

- Eso me encantaría – dice mi príncipe entusiasmado.

- Entonces vamos de una vez a terminar con nuestro deber – dice el Rey levantándose de su asiento, seguido por nosotros, mientras yo trato de hacerlo lentamente.

- Adelántense – dice Kyungsoo – necesito hablar con Kei un momento, no nos vamos a demorar, lo prometo.

- Está bien, los esperamos entonces – dice el Rey siguiendo con su camino, pero Daiki se queda mirándome con culpa.

- No es nada príncipe – sonrío - también necesito hablar con Kyungsoo sobre algo.

- Bueno… - Dice dubitativo, pero después de unos segundos y darme una última mirada decide ir tras del Rey.

- Me has decepcionado Kei, pensé que eras de mi equipo – dice Kyungsoo al ver que el Rey y Daiki se habían alejado lo suficiente como para no escucharnos.

- ¿Cuál equipo? – Pregunto confundido, cayendo en cuenta a que se refiere - ¿Eso a ti que te importa? -  Pregunto avergonzado.

- Pues no me importa, pero si me preocupa el verte así.

- Estoy bien, puedo caminar bien, es sólo un poco molesto, ya se me pasará – suspiro.

- Si necesitas algo para el dolor no dudes en decirme o a Jongin, él sabe más de esas cosas…

- Por favor no me digas más Kyungsoo – digo apenado – yo sé muy bien qué hacer, es sólo que me tomó por sorpresa y hace muchos años que no hacía esto.

- Está bien, está bien – ríe divertido – igualmente déjame felicitarte por éste gran paso que has dado, ya era hora.

- Gracias… Pero por favor no le comentes nada extraño al príncipe.

- No lo haré, sólo me parece divertido molestarte – sonríe.

- ¿He de sentirme halagado?

- Eso espero – ríe divertido - vamos rápido antes de que su majestad se enoje por nuestra tardanza – dice comenzando a caminar rápidamente, tratando en lo posible de seguirle el paso.

 
*Yuto*

- Bien, eso es todo por la clase de hoy – dice mi maestra de pintura con una gran sonrisa.

- Muchas gracias – por la clase de hoy.

- Príncipe Yuto, como se lo había comentado en la clase anterior me iré por una semana del reino.

- Sí, lo recuerdo perfectamente – digo comenzando a guardar mis cosas.

- Así que he pensado en dejarte una tarea.

- ¿Una tarea? – Pregunto expectante, aunque también emocionado, casi siempre me pide que pinte algún paisaje o un objeto en específico - ¿Y qué sería?

- Bueno, hace poco hicimos un auto retrato, así que ésta vez pintarás a alguien del castillo, ya sea a su majestad, a algún trabajador, la persona que desees ¿te parece bien?

- Me parece perfecto – sonrío ampliamente, teniendo ya a una persona en mente.

- Entonces estaré esperando su obra cuando regrese príncipe.

- Puedes confiar en ello, será el retrato más hermoso que hayas visto – digo con total confianza.

- Estoy segura de que lo será, nos vemos dentro de una semana príncipe – dice haciendo una reverencia.

- Que tenga un muy buen viaje maestra – digo recibiendo una sonrisa de su parte antes de retirarse – Bien, lo mejor será comenzar a hacerlo desde ahora – digo más para mí mismo, entrando al castillo en busca de Yuri, la persona a la que quiero pintar, encontrándolo saliendo de la Biblioteca - ¡Yuri! – Exclamo captando su atención.

- Hola Yuto – dice sonriente – no te había visto en la mañana ¿estabas en clase de pintura?

- Sí, acaba de terminar y me han dejado una tarea muy importante.

- ¿Sí? ¿Y de qué se trata?

- Tengo que hacer un retrato.

- ¿Un retrato? ¿A quién?

- A una persona que yo desee pintar.

- ¿Y ya pensaste en esa persona?

- Sí, eres tú – sonrío ampliamente al ver su cara de sorpresa.

- ¿A mí? ¿Por qué?

- Porque fuiste la primera persona que vino a mi cabeza ¿aceptas ayudarme? – Sonrío, sintiendo mi corazón latiendo con fuerza, esperando una respuesta más que afirmativa de su parte.

- Me encantaría Yuto – sonríe amablemente – pero no creo poder ayudarte, tengo mucho trabajo que hacer.

- Por favor Yuri, sólo por ésta vez ayúdame – digo suplicante.

- Ya te he dicho que no puedo, el señor Kei no está y no puedo dejar al Rey solo con todo.

- Pero así esté el señor Kei siempre estás ahí, ya casi ni pasas tiempo conmigo, como cuando éramos niños.

- Porque es mi trabajo y me gusta hacerlo – suspira - en verdad lamento mucho no poder colaborarte – dice dando un par de pasos hacia atrás – pero espero puedas conseguir a alguien que sí pueda…

- Por favor Yuri – digo tomándolo de la muñeca – sólo por ésta vez.

- Yuto, ya te he dicho que no puedo, no me insistas – dice tratando de soltarse de mi agarre, pero me aferro más a éste.

- Por favor…

- ¿Qué está sucediendo aquí? - Pregunta mi hermano acercándose a nosotros con una expresión molesta en su rostro, nunca antes lo he visto así.

- Su… Su majestad – dice Yuri nerviosamente – sólo estábamos hablando…

- Sólo le estaba pidiendo un favor – digo soltando la muñeca de mi amigo.

- ¿Qué tipo de favor?

- La maestra de pintura me ha dejado de tarea de hacer un retrato de alguien y había pensado en Yuri para eso.

- ¿Y qué te ha respondido Yuri?

- Que no puede ayudarme porque tiene que trabajar – digo bajando la mirada.

- ¿Es eso cierto Yuri? – Pregunta dirigiendo su mirada hacia éste.

- Sí, su majestad – suspira – no tendría problema de hacerlo, pero en éste momento me es imposible y más si el Señor Kei no está para colaborarle.

- ¿Y si te doy el permiso para que le ayudes?

- Pero su majestad, yo no quiero dejarle solo con tanto trabajo.

- ¿No hay manera de que cambies de opinión?

- De ninguna manera – dice firmemente.

- Que problema – suspira pesadamente - ¿Y no has pensado en otra persona? ¿Alguien que no esté ocupado en estos momentos?

- Creo que hace un rato vi a Keito paseando solo por el jardín – dice Yuri.

- ¿Solo? ¿No debería estar con el príncipe Ryosuke?

- Que yo recuerde el príncipe salió ésta mañana muy temprano junto con mi papá Hikaru a ver los campos – dice Yuri pensativo – al parecer le gustan mucho y por eso van juntos cada que mi papá tiene que ir a revisarlos.

- No sabía eso – dice mi hermano sorprendido – parece que se han hecho muy buenos amigos.

- Eso parece – dice Yuri con una hermosa sonrisa, cambiando así el ambiente entre los dos, haciéndome sentir un poco fuera de lugar.

- En ese caso ¿Por qué no vas y le preguntas a Keito? No creo que vaya a darte un no como respuesta.

- Sí, me parece buena idea – dice Yuri sonriente.

- Iré a preguntarle entonces - sonrío – lamento mucho si te hice incomodar Yuri – digo haciendo una leve reverencia – en verdad no era mi intención hacerte sentir incómodo – ni yo mismo entiendo qué ha ocurrido.

- Descuida, no tienes que disculparte por eso – dice con una amable sonrisa – en verdad lamento no poder ayudarte – dice apenado.

- Tranquilo – sonrío - bueno, me iré a buscar a Keito entonces – digo haciendo una reverencia antes de retirarme rápidamente de ahí ¿por qué he actuado de una manera tan deshonrosa?


*Yuya* 

- ¿Estás bien? – Pregunto tomando delicadamente la muñeca que minutos antes estaba siendo sostenida por mi hermano, notándola un poco rojiza.

- Lo estoy su majestad – responde Yuri, dejando que examine la parte afectada - ¿Piensas que hice mal en negarme? En verdad Yuto se veía algo triste – suspira – pero tampoco quería dejarte solo con todo el trabajo.

- ¿Y cuál de las dos cosas era la que más deseabas hacer?

- Quería estar contigo – dice sin una pizca de duda en su voz o su mirada, haciéndome sentir feliz y un tanto nervioso.

- ¿Tanto te gusta estar conmigo? – Río nerviosamente, sin soltar todavía su muñeca, acariciándola suavemente con mi dedo pulgar.

- Mucho – responde con una hermosa sonrisa, un dulce gesto que hace que mi corazón lata rápidamente - ¿Estás bien su majestad?

- Sí ¿por qué? – Pregunto extrañado.

- Es que tu rostro se ha enrojecido de repente, parece un tomate – dice entre divertido y preocupado, apartando su muñeca del agarre de mi mano.

- No, no es nada, debe ser por el calor.

- ¿El calor? Pero si está bastante fresco - sonríe - ¿Seguro que estás bien? – Pregunta tomando mi rostro con ambas manos, haciendo que me incline un poco, pegando mi frente a la suya haciendo que nuestros rostros estén más cerca de lo debido.

- ¿Pudiste encontrar el libro que te pedí? – Pregunto tratando así de cambiar de tema.

- Sí, lo tengo en mi bolsa – dice sin apartarse de la posición en la que estamos. Una parte de mí dice que debería de alejarme, pero la otra…

- Será mejor que sigamos trabajando – digo apartándome finalmente, no sé qué estaba pensando hacer, pero de seguro no era nada apropiado.

- Sí, todavía hay mucho por hacer – dice Yuri sonriente, aunque puedo notar algo de decepción en sus ojos ¿Acaso estaba esperando algo más?


*Keito*

- Otra vez se ha ido el príncipe sin decirme – digo algo molesto, pero igualmente resignado mientras paseo por el jardín del castillo – es un rebelde sin causa.

- ¿Quién es un rebelde sin causa? – Pregunta alguien de repente, haciéndome dar un salto del tremendo susto que me ha dado.

- Príncipe Yuto – sonrío nervioso – no me refería a nadie en especial.

- ¿Te gusta hablar solo? – Pregunta con una sonrisa.

- Se podría decir que sí – río - ¿es raro?

- No, sólo me parece curioso, aunque la verdad yo también lo hago a veces, creo que ayuda mucho a acomodar las ideas – sonríe - ¿estás ocupado? Es que quisiera pedirte un favor.

- Estoy a su total disposición príncipe – sonrío - ¿qué es lo que desea?

- Quiero que seas mi modelo para una tarea de mi clase de pintura – dice mirándome con ojos suplicantes, a los cuales me es difícil negarme.

- ¿Quieres que pose desnudo? – Pregunto haciendo que el príncipe se ría a carcajadas.

- ¿Qué? No, claro que no, todavía – ríe – pero ya que lo comentas lo tendré en cuenta para cuando me asignen tal tarea.

- No hay problema… - Digo avergonzado de haber dicho algo tan fuera de lugar.

- ¿Entonces aceptas? Es sólo un retrato que tengo que hacer, se lo pedí a Yuri, pero me ha rechazado.

- Te he dicho antes que estoy a su disposición príncipe – sonrío – para lo que necesites estaré para ayudarle.

- ¿En serio? Muchas gracias – dice dándome un abrazo – ¿está bien si comenzamos de una vez?

- Claro, por mí no hay problema ¿necesitas que me cambie de ropa o algo?

- Así estás bien, me gusta tu traje de caballero real – sonríe – por cierto, sólo llámame Yuto ¿está bien? – Pregunta a lo que yo sólo asiento fervientemente, siendo guiado por éste al lugar perfecto para comenzar con la pintura.


CONTINUARÁ...