¿Cómo están todos? Espero que muy bien y sino es así les mando un super fuerte abrazo de oso y espero que ésta nueva historia les saque una sonrisa.
Muchas gracias a todos por el amor a mis Fics, no saben lo feliz que me hace leer sus comentarios y palabras de apoyo y pues espero disfruten de ésta nueva historia y esperen prontamente el capítulo 36 de Compass Rose.
PARTE
I
*Yuya*
- Vamos, será divertido –
dice mi amigo mientras me mira de la manera más lastimera que puede, buscando
con esto que ceda ante su petición de casi último momento.
- ¿Qué tiene de divertido
ir a ver a unas niñas de cinco años bailando ballet? – Pregunto recostándome en
el asiento de mi oficina.
- Que son adorables –
sonríe – ésta es la semana cultural de la academia de artes en la que está mi
niña y hoy le corresponde a los del área de danza – suspira – además no tienes
nada más que hacer después del trabajo y pues sería bueno que despejaras tu
mente un poco.
- Sólo me estás invitando
porque tu omega no puede ir.
- Eso es verdad – ríe
nervioso – pero de todos modos no está de más salir un poco, te la pasas
trabajando y ni pareja tienes.
- Pues no tuve la suerte
de encontrar a mi destinado en la secundaria como tú – suspiro resignado – está
bien, iré contigo, pero lo haré sólo por tu hija.
- Muchas gracias Yuya – dice
mi amigo Kei agradecido – a Mizuki le dará mucho gusto verte.
- A mí también, es una
niña adorable – sonrío – como su padre omega, no cómo tú.
- Te doy la razón sólo
porque Daiki es lo más adorable del mundo – dice con una amplia sonrisa, tan
enamorado como la primera vez en que se conocieron.
Conozco a Kei desde que
éramos bebés prácticamente, nuestros padres son amigos y socios desde hace
muchísimos años así que era inevitable el no estar juntos todo el tiempo. Hasta
que un día entramos a la secundaria y ahí mi tonto amigo alfa conoció a su
destinado omega, cayendo rendido de inmediato a sus pies y yendo junto con él a
todos lados como el perro faldero en el que se convirtió. Al inicio me enojé un
poco con mi amigo por dejarme de lado, pero mi padre me dio a entender que así
era cuando un alfa y un omega destinados se encontraban.
Y aunque en mi mentalidad
de pre-adolescente tal información me pareció aberrante y patética, con el
pasar de los años pude darme cuenta de lo feliz que era mi amigo, aunque igual
no dejo de pensar que es tonto desvivirse tanto por una persona y me aterra
pensar en convertirme en alguien así sinceramente. Pero mi lobo interior no
está de acuerdo conmigo, él si quiere encontrar desesperadamente a su omega y me
riñe de vez en cuando por eso. Pero no hay nada que pueda hacer al respecto, no
es como que pueda encontrarlo por arte de magia y estoy comenzando a sospechar
que pertenezco a ese gran porcentaje de personas que nunca encuentran a su destinado
¿Y si al mío lo abortaron? Pregunto para mis adentros, recibiendo otro gruñido
de mi lobo, dejándome en claro por millonésima vez que nuestro omega está en
algún lugar, que lo presiente y que deje de ser tan vago y vaya a buscarlo
¿pero en dónde cree que voy a ir a buscarle? No es como si no lo hubiese
intentado antes, yendo a lugares concurridos con la esperanza de encontrarlo
pero nada ha funcionado.
- ¿Otra vez peleando con
tu lobo? – Pregunta Kei divertido, al verme quizás haciendo gestos de desagrado.
- Cada día está más
insoportable – digo suspirando cansado – parece que sólo tiene omega, omega,
omega en su cabeza.
- Es normal que se
encuentre tan inquieto, ya tienes más de treinta años.
- ¿No se puede conformar
con cualquier otro omega? – Pregunto recibiendo otro gruñido de su parte -
Aunque he estado con varios omegas en el pasado siempre los termina repudiando
después del sexo, por más hermosos que sean y tengan el aroma más delicioso,
hace que los ahuyente.
- Veo que el tuyo es
bastante exigente – ríe – quisiera poder aconsejarte sobre ello, pero la única
experiencia que he tenido con un omega ha sido con mi esposo y es mi destinado.
- Eres un tonto
afortunado, no tuviste que pasar por el calvario en el que estoy ahora.
- ¿Y tú celo? ¿Cómo se
comporta en éste?
- Se pone peor de
insoportable – suspiro - por eso desde que comencé a tener celos he estado
tomando supresores en esos días, aunque de cierto modo lo prefiero así, no
quiero marcar o embarazar a un omega por accidente y condenarlo a una vida de
desprecio, por eso también evito estar con uno en ese mismo estado.
- ¿Y un beta?
- Si a duras penas me
deja estar con un omega ¿crees que va a permitir que esté con un beta?
- Tienes razón – ríe
divertido de mi desgracia – parece que la madre luna te ha dado el lobo más
testarudo.
- Espero que esto acabe
lo más pronto posible porque ya estoy harto, quiero tener una vida sexual como
todo alfa normal.
- ¿Deseas disfrutar del
celo plenamente? – Dice con picardía.
- Si… - Respondo avergonzado
de estarle diciendo éste tipo de cosas tan íntimas a mi mejor amigo, pero es
que ya no lo soporto más, en verdad deseo estar con un omega más de una vez en
una misma noche, deseo despertar con éste a mi lado, no sólo tomarlo una vez y
desecharlo como a un perro, por eso desde hace un tiempo no he vuelto a salir
con omegas y mejor me he dedicado a mi trabajo.
- ¿Y le has hablado a tu
médico sobre esto?
- Sí, pero me ha dicho
que es normal que suceda, no en todos los casos, pero si se suele dar mucho que
ya sea un alfa o un omega sientan rechazo por otros que no sean su destinado,
aún si todavía no se han encontrado.
- Entonces puede que tu
destinado esté pasando por algo similar – dice pensativo.
- No me lo aseguró pero
es muy probable.
- Opino que al llevar
tantos años reprimiendo tu celo, vas a terminar arruinando a ese pobre omega
cuando llegue el momento – ríe - de buena manera, claro está.
- Y es lo que más deseo
hacer – sonrío - deseo que sea pequeño y lindo – digo pensando en lo único en
lo que mi lobo y yo estamos de acuerdo, un adorable omega al cual mimar, proteger
y tener sexo desenfrenado cada que quisiera, casarnos, tener cachorros preciosos
y envejecer juntos; sintiéndome un poco avergonzado de tener esas fantasías tan
absurdas.
- Espero lo encuentres
pronto – dice dando dos firmes palmadas en mi hombro derecho – ya es hora de
irnos, por ningún motivo quiero llegar tarde a la presentación de mi hija,
Daiki me ha pedido que la grabe de principio a fin.
- Está bien – suspiro
levantándome con pereza de mi asiento, llamando a mi asistente para que esté
listo con el auto en la entrada de la empresa, guardo mi teléfono en el bolsillo
y tomando mis pertenencias salimos ambos de la oficina, encontrándonos con Yabu
esperándonos con una gran sonrisa, abriendo la puerta de atrás del auto.
- ¿Cuál es el destino
para la noche de hoy? – Pregunta al acomodarse en el asiento del piloto.
- El Teatro, por favor –
digo firmemente, dirigiendo mi mirada hacia la ventana, viendo a las personas
pasar por las calles, preguntándome si alguna de ellas es mi destinada.
*Yuri*
- ¿Por qué la madre luna
tiene que ser tan cruel conmigo? - Digo mientras me miro en el espejo del
camerino, terminando de maquillarme para la noche de hoy, en la que
interpretaremos una muestra de nuestro repertorio aprendido durante éste año
junto a mis alumnos de la clase de Ballet.
- ¿Otro celo en soledad?
– Pregunta mi amigo Ryosuke burlonamente, él es maestro del área de
instrumentos de viento de la academia, su instrumento principal es el saxofón,
pero también le da clases de flauta a los más pequeños.
- No te rías, esto es muy
serio – digo haciendo un puchero, mirándolo por el reflejo del espejo que tengo
al frente – a éste paso voy a morir virgen.
- No te desanimes Yuri,
no es para tanto – dice tratando de consolarme.
- Eres un beta Ryosuke,
no lo entenderás nunca – digo frustrado, pero me arrepiento de inmediato de lo
que acabo de decir – lo siento, no quería ofenderte.
- No te preocupes Yuri –
sonríe – me han dicho cosas peores antes.
- Aunque no lo creas
tienes mucha suerte de no tener que pasar por esto.
- La verdad no me gustaría
estar en tu lugar – suspira profundamente – aunque si siento algo de envidia.
- ¿Envidia de qué? –
Pregunta Hikaru entrando de repente al camerino.
- De ustedes – dice con
algo de tristeza – de sentirse realmente deseados por alguien.
- Ryosuke, no digas eso –
dice Hikaru dándole un abrazo.
- A mí nadie me desea y
soy un omega muy lindo – digo un poco bromeando.
- Es que lo tuyo es un
caso especial – ríe – créeme que no es tan divertido cuando tu alfa quiere
estar todo el día encima tuyo.
- Realmente no me
molestaría que mi alfa sea pegajoso conmigo – sonrío – aunque eso explica ese
horrible olor a menta que te rodea, combinado con tu olor a miel es como si
estuviera oliendo un jarabe para la tos – digo burlonamente – es una pena que
no puedas olerlo Ryosuke.
- No te burles Yuri –
dice Hikaru sonrojado – desde que Yuto me marcó se ha vuelto un poco más
intenso de lo que ya era y con lo de mi embarazo muchísimo más.
- ¿Más? – Cuestiona
Ryosuke - ¿Sabes qué? Creo que ya no tengo envidia – ríe – por cierto Yuri –
dice cambiando su semblante a uno más serio ¿Estás seguro de que lo de tu
condición tiene que ver con tu destinado?
- Eso me ha dicho mi
madre y también mi médico, así que no hay mucho que pueda hacer por más que lo
desee – digo con tristeza – odio sentir asco por el aroma de los alfas y los
betas no me provocan ni un mal pensamiento .
- Suena bastante
desalentador, pero no te preocupes, tarde o temprano llegará tu destinado –
dice Hikaru con una amable sonrisa.
- Pero lo quiero ya –
digo haciendo puchero – que sea un alfa guapo y grande…
- Sólo espero que no se
te vayan a notar mucho las ganas cuando lo encuentres por favor, piensa en los
niños – dice Ryosuke riendo ante su propio comentario.
- Ni que se fuera a
presentar ante mí hoy – río divertido, aunque en el fondo me encantaría que así
fuera, y que no sólo sea guapo y grande, sino que también me ame muchísimo.
- Bueno, ya es hora de
que salgamos – dice Ryosuke terminando de acomodar mi traje y mi cabello.
- Chicos – suspiro - en
el caso hipotético de que encuentre a mi Alfa hoy… - Digo con ilusión en mis
palabras – por favor no permitan que pase vergüenza frente a él.
- Haremos todo lo que
esté en nuestras manos – sonríe Ryosuke, mientras que Hikaru asiente
animadamente – aunque no sé qué tanto puedan hacer un pequeño beta y un omega
en gestación – dice finalmente, dándonos un abrazo grupal antes de salir del
camerino.
*Yuya*
- ¡Achú! – Estornudo al
poner un pie en la entrada del teatro después de percibir un ligero y dulce
olor a chicle.
- Salud – responde Kei
acercándome un pañuelo.
- Gracias – digo tomando
el pañuelo - de repente comenzó a picarme la nariz – digo quitándole
importancia a aquel olor porque cerca del teatro se encuentra una de las
dulcerías más grandes de la ciudad.
- Tienes que cuidarte, no
vaya a ser un resfriado.
- No creo que sea eso –
sonrío mientras seguimos caminando por el recinto, hacía mucho que no venía a
éste lugar, desde que era niño para ser más específico, notando que hay uno que
otro cambio sutil en éste.
- Aquí son nuestros
asientos – dice mi amigo, indicándome los del medio en la cuarta fila frente al
escenario – éste es un buen lugar para grabar a mi pequeña – dice con gran
alegría, mientras comienza a sacar lo que trae en su bolso, sentándome en el
asiento de al lado – he traído baterías de repuesto por si llegan a acabarse
las que están dentro de la cámara – dice mientras acomoda la cámara sobre el
trípode.
- Eres un padre muy
dedicado – sonrío enternecido de ver a mi amigo siendo tan atento cuando se
trata de su hija.
- Gracias, de seguro
serás igual cuando tengas a tus cachorros – ríe divertido, notando que cada vez
más el teatro comienza a llenarse, sintiéndome un poco inquieto, quizás por lo
que no acostumbro a estar en lugares tan abarrotados de gente.
De un momento a otro se
apagan las luces, quedando sólo una encendida en medio del escenario, a la que
se dirige el Director de la academia para dar un pequeño discurso y un
agradecimiento a todos los asistentes, dando por iniciado el evento principal,
en la que una por una iban presentándose las diferentes modalidades de baile
que se enseñan en la academia, desde salsa hasta algo más urbano, quedando el
ballet para el final, en dónde mi amigo enciende finalmente su cámara para
grabar de principio a fin cada detalle de su pequeña hija, mientras que mis
ojos se clavan de inmediato en uno de los bailarines, completamente hipnotizado
por sus delicados y ágiles movimientos, sintiendo unas ganas terribles de
acercarme a éste…
- Kei – digo en voz muy
baja y cerca de su oído para que no se escuche en la grabación, tratando de
distraerme de mi repentino interés por ese joven - ¿quién es él? – Pregunto sin
apartar la mirada de aquel chico.
- ¿Eh? ¿Por qué quieres
saberlo? – Pregunta curioso.
- Sólo es curiosidad,
baila muy bien… - Digo sin querer perder detalle de su baile, pero tampoco de
su cuerpo - ¿Es un alumno? – Pregunto preocupándome un poco por si es menor de
edad, no quisiera meterme en problemas en caso de que lo sea.
- No, es el maestro de
ballet de la academia – dice con una sonrisa – se ve más joven de lo que parece
¿no es así? – ríe – pero la verdad es que está a un par de años de cumplir los
treinta.
- Ya veo… - Susurro
sintiendo cierto alivio de saber de qué se trata de un adulto.
- ¿Te ha gustado? –
Pregunta mirándome con picardía – es un omega por si te interesa también
saberlo.
- Es lindo… - Susurro
sintiendo mi corazón acelerarse y a mi lobo totalmente inquieto, como si
quisiera salir de mi cuerpo, nunca se había comportado así antes - ¿Puedo
conocerlo?
- No estoy muy seguro de querer
que lo conozcas – dice pensativo – sería un problema si te acuestas con él y lo
desechas como a todos los demás.
- Por favor, sólo quiero
verlo más de cerca – digo con súplica – prometo que no voy a propasarme con él.
- No sé si confiar – dice
no muy convencido.
- Por favor – digo insistente,
tratando de poner mirada de cachorrito, sintiéndome un tanto asqueado de tener
que recurrir a una artimaña tan ridícula sólo por conocer a un omega ¿pero qué
me está pasando?
- Está bien, está bien –
dice cediendo por fin – cuando acabe el evento tengo que ir por mi niña, así
que ahí aprovecharemos para que le conozcas, pero por favor deja de hacer esa
expresión que me asustas.
- Gracias – digo con una
amplia sonrisa, acomodándome mejor sobre mí asiento, mientras saco un momento
el celular para escribirle un mensaje rápido a mí asistente Yabu y
tranquilamente continuar apreciando la hermosa vista de ese omega que me tiene
embobado, hasta que dio por terminada la presentación al igual que el evento
del día de hoy.
- Bien, ya podemos ir por
Mizuki – dice Kei terminando de guardar la cámara y demás accesorios en su
bolso, notando que la gran mayoría de asistentes han abandonado el auditorio –
y no olvides lo que te dije hace un rato – dice serio.
- Tranquilo, no le haré
nada a ese omega – digo no muy convencido de mis palabras. Hace mucho o quizás
nunca había sentido algo así por un omega, un deseo incontrolable de estar
cerca de él.
- Señor Takaki – dice mi
asistente Yabu acercándose a nosotros con un precioso ramo de rosas en sus
manos – es lo mejor que pude conseguir con tan poco tiempo – dice con una
sonrisa.
- Así está bien, son
hermosas – digo recibiéndolas entre mis manos.
- Disculpe mi
atrevimiento señor pero ¿ha sido cautivado por algún bailarín?
- Se puede decir que sí –
digo con una enorme sonrisa.
- Le ha gustado tanto que
me preocupa un poco por ya sabes qué – dice Kei resignado a lo que pudiese pasar,
pero la verdad deseo que no ocurra así, que ésta vez todo sea diferente, que mi
lobo no me traicione como lo ha hecho siempre.
- ¿En serio? – Pregunta
Yabu con una enorme sonrisa, como si supiera algo que yo no sé.
- No deberíamos hacer
esperar tanto a Mizuki – digo siguiendo mi camino con firmeza, en busca del
lindo omega que me tiene embelesado.
*Yuri*
- Dios… - Digo al llegar al camerino después de correr
como un loco al terminar la presentación de mi clase de ballet.
- ¿Yuri qué pasó? –
Pregunta Ryosuke entrando preocupado junto con Hikaru.
- No lo sé, de repente comencé
a sentirme un poco mareado durante la presentación – digo sentándome sobre una
silla.
- ¿En serio? No lo
parecías – dice Hikaru – toma un poco de agua – dice acercándome una botella.
- Es que soy un
profesional – río tomando la botella y beber un poco – muchas gracias.
- ¿Será porque habían
muchos alfas entre el público? – Pregunta Hikaru.
- Eso nunca me había
afectado, repudio sus aromas pero tampoco es para sentirme como me siento
ahora.
- ¿Será algún efecto
secundario del celo? – Pregunta Ryosuke.
- Puede ser – dice Hikaru
– también debe ser un efecto secundario de los supresores que tomas durante
éste, tienes que hablar con tu médico por si hay necesidad de cambiar el
medicamento.
- Eso haré apenas pueda –
suspiro – tengo que entregar a los niños con sus padres.
- No te preocupes por
eso, Hikaru y yo podemos encargarnos de eso.
- Pero estoy bien, ya se
me ha pasado un poco – digo levantándome de mi asiento – además no quiero que
mis niños se preocupen.
- ¿Seguro? – Pregunta
Ryosuke.
- Muy seguro – digo con
firmeza.
- Está bien, pero antes
de salir es mejor que te tomes una ducha rápida, tus feromonas están un tanto alborotadas
– dice Hikaru - y eso podría afectar a los pequeños.
- Vamos a estar afuera
mientras te cambias – dice Ryosuke, saliendo ambos rápidamente del lugar
mientras hago caso a su sugerencia.
- Listo – digo al mirarme
por última vez en el espejo antes de salir del camerino, sintiéndome como nuevo
y siendo recibido por mis alumnos con un abrazo.
- ¿Estás bien maestro? –
Pregunta la pequeña Mizuki con clara preocupación en su rostro.
- Lo estoy, gracias por
preguntar – sonrío acariciando su cabello y el de los demás niños que me
abrazan – vamos a esperar a sus padres en la parte de atrás del teatro, así que
hagan fila.
- ¡Sí! – Exclaman todos
al unísono siguiendo obedientemente la orden dada.
- En verdad muchas
gracias por venir chicos, a pesar de que hoy no se presentan sus clases.
- Siempre es un lío
lidiar con niños, así que no está de más venir a ayudar, además tú siempre nos
ayudas con los nuestros – dice Hikaru sonriente.
- A mí lo que me
sorprende es que Yuto te dejase venir solo – Pregunto al llegar al lugar
acordado para comenzar a entregar a los niños a sus respectivos familiares.
- De hecho pensaba venir
a acompañarme pero tenía un asunto familiar que atender, pero dijo que vendría
un poco después de que terminara el evento para volver a casa.
- Pues hablando del rey
de Roma… - Dice Ryosuke viendo cómo llega Yuto con toda prisa a abrazar a
Hikaru, como si llevara diez años sin verlo, siendo saludado por varios de los
niños aún presentes, Yuto es un profesor muy querido en la academia.
- ¿Cómo ha estado el
evento? – Pregunta después de darle un dulce beso en la frente a su esposo y
acariciar la pequeña pancita que se hace notar aún debajo de la ropa.
- Muy bien – respondo con
una sonrisa, desvaneciéndose de inmediato al sentir un dulce pero a la vez
amargo aroma a vino tinto provenir de algún lugar, haciéndome sentir nuevamente
ansioso, como cuando bajé del escenario, sintiendo a mi lobo eufórico por
alguna razón.
- ¿Te ocurre algo Yuri? –
Pregunta Ryosuke nuevamente preocupado, mientras que yo busco con la mirada el
lugar de donde proviene ese olor, encontrándome frente a frente con el hombre
más atractivo que he visto en mi vida, mirándome con sorpresa como seguramente
lo estaré mirando yo, mientras mi lobo grita desde dentro de mi ser “nuestro
alfa, nuestro alfa” antes de que todo se vuelva negro de repente.
*Yuya*
- ¡MI OMEGA! ¿DÓNDE ESTÁ
MI OMEGA?– Grito al despertar en una habitación blanca y extraña, siendo
agarrado fuertemente por Kei y Yabu, quienes tratan con gran esfuerzo de
acostarme en lo que parece una cama.
- Señor tranquilízate –
dice Yabu sosteniendo mis brazos.
- Sí, no hagas tanto
escándalo que estamos en un Hospital – dice Kei.
- Necesito ver a mi omega
¿Dónde está? Quiero verlo… - Digo tratando de controlar mi enojo por haber sido
separado de él.
- Primero que todo
cálmate – dice Kei, haciendo unos ejercicios de respiración, imitando al poco
tiempo estos, sintiendo que mi cuerpo deja de estar tan tenso - ¿Ya te sientes
mejor?
- Un poco… - Digo
sintiendo el agarre de Yabu desvanecerse poco a poco hasta quedar libre, pero
con un solo pensamiento en mi cabeza - ¿dónde está mi omega? – Pregunto serio.
- Está en éste mismo
piso, pero en otra habitación – dice Kei.
- ¿Y qué pasó? ¿Por qué
estoy aquí? – Pregunto tratando de recordar lo que había pasado anteriormente,
pero sólo puedo recordar que de un momento a otro todo se volvió oscuridad.
- Se desmayaron al verse
– dice Yabu con una sonrisa.
- ¿Nos desmayamos? ¿Ambos?
- Exactamente – dice Kei
entre risas – jamás había esperado ver un encuentro de destinados tan de
lamentable.
- ¿Y cuánto tiempo ha
pasado?
- Como un par de horas –
responde Yabu – al ver que ninguno despertaba decidimos traerlos al Hospital.
- ¿Y Mizuki? – Pregunto
al no ver a la pequeña niña con su padre.
- La reunión de Daiki
terminó un poco antes de lo establecido, así que vino a llevarse a la niña,
éste no es un ambiente idóneo para una niña tan pequeña.
- ¿Y mi omega está bien?
¿Está herido? – Pregunto completamente preocupado de que hubiese resultado
lastimado por mi culpa.
- Él está muy bien –
sonríe Yabu – un bello angelito me dijo que ha estado durmiendo tranquilamente
y que no sufrió ni un solo rasguño.
- Me alegra tanto – digo suspirando
aliviado.
- ¿Un angelito? –
Pregunta Kei mirando a Yabu con cierta sorpresa.
- Sí – responde con una
sonrisa.
- ¿Pudiste averiguar algo
más sobre él?
- Creo que puedes
preguntarle todo eso cuando despierte – sonríe - estamos a la espera de que eso suceda, el
angelito quedó en que nos avisaría cuando estuviera listo para verte.
- Está bien, voy a
esperar entonces – digo sonriendo como tonto al recordar su bello rostro, tan
pequeño y lindo como siempre quise que fuera mi persona destinada, dándole
gracias internamente a la madre luna por tan bello regalo que había guardado
para mí.
*Yuri*
- Tanto tiempo esperando
el gran encuentro con tu alfa ¿y te desmayas? – Dice Ryosuke entre risas
acompañadas por las de Hikaru.
- Fue la emoción,
supongo… – Digo sintiéndome apenado por esa reacción tan absurda - ¿Qué estará
pensando de mí ahora?
- No te preocupes por
eso, tu alfa también cayó al suelo cuando te vio – Responde Hikaru.
- ¿Él también? ¿Y cómo
está? – Pregunto ahora con notable angustia en mi voz, no me perdonaría nunca
si le pasase algo por mi culpa.
- Hace rato hablé con su
asistente y me ha dicho que está muy bien y por los gritos de hace unos
momentos he de confirmar que está en perfectas condiciones – responde Ryosuke.
- ¿Estaba gritando?
Pobrecito, tengo que estar con él – digo tratando de levantarme de la cama,
siendo detenido por mis amigos.
- Es mejor esperar un
poco más – dice Hikaru – todavía tienes las feromonas enloquecidas y es mejor
que estés tranquilo cuando lo veas, no sea y te desmayes nuevamente o terminen
revolcándose en algún rincón del Hospital.
- A éste punto no me
importaría terminar haciendo lo segundo – digo sintiendo mi rostro enrojecer de
sólo pensarlo y más al por fin poderle dar un rostro a ese destinado que tanto
imaginé – es guapo ¿verdad? Es muy guapo – suspiro recordando los pocos
segundos que pude verlo antes de desmayarme.
- ¿Y pudiste sacarle algo
más de información a su asistente? – Pregunto curioso por saber algo más de mi
alfa.
- Me ha dicho que es CEO
de una empresa constructora, que es muy dedicado a su trabajo y aunque es un
poco tonto dice que podemos confiar en que es un buen alfa.
- ¿Y su nombre?
- Takaki Yuya.
- Yuya… - Sonrío
tiernamente, grabando ese nombre en mi corazón. No sé si me estoy adelantando a
los hechos, pero aunque lo haya visto por unos pocos segundos siento algo muy
fuerte por él, como si lo conociese de toda la vida ¿es lo que significa tener un
destinado?
- ¿Ya te sientes mejor? –
Pregunta Ryosuke.
- Sí, mucho mejor –
sonrío – aunque no dejo de sentirme ansioso.
- ¿Quieres verlo? –
Pregunta Hikaru.
- Sí – respondo sintiendo
mi rostro nuevamente enrojecer.
- Entonces ponte lindo
mientras yo voy a traerlo – dice Ryosuke.
- Gracias - digo alegremente.
- ¿Me veo bien? –
Pregunto a Hikaru quién me mira con una sonrisa.
- Te ves precioso – dice acercándose
– sólo permíteme peinar un poco tu cabello – dice sacando un peine de su bolso
y comenzar a acomodar mi cabello – ahora si estás listo.
- ¿Crees que le guste de
verdad? – Pregunto comenzando a sentirme inseguro - aunque seamos destinados no
siempre significa que vayamos a enamorarnos, pero aunque no lo conozca siento
que ya lo hago, que quiero pasar el resto de mi vida con él.
- Sería un tonto si no se
enamora perdidamente de ti – sonríe – confía en ti y sólo sé tú mismo, verás
que él caerá rendido a tus pies.
- ¿Ya estás listo Yuri? –
Pregunta Ryosuke asomando su cabeza por la puerta.
- Sí… - Respondo
levantándome rápidamente de la cama, acomodando un poco mi ropa.
- Si necesitan algo
estaremos afuera y compórtense que estamos en un Hospital – dice Ryosuke
tratando de sonar rudo, mientras Hikaru me da ánimos antes de salir rápidamente
de la habitación.
- Ho…Hola… - Dice
nerviosamente luego de cerrarse la puerta, es más hermoso de lo que recordaba.
- Hola… - Respondo a su
saludo tímidamente, quedándonos en silencio por un largo rato, pero lejos de
sentirme incómodo, me siento bastante relajado y más al poder disfrutar de su dulce
olor a vino tinto, es la primera vez que el olor de un alfa no me causa
repulsión.
- Mi nombre es Takaki
Yuya – dice todavía nervioso, eso lo hace lindo.
- El mío es Chinen Yuri –
digo sonriente.
- Es un nombre precioso… Te…
Traje estas flores – dice extendiéndolas con sus brazos, sin moverse ni un
milímetro de su lugar – están un poco estropeadas porque les caí encima al
desmayarme – ríe avergonzado - en verdad me gustó mucho tu presentación, eres
un gran bailarín.
- ¿En serio? – Pregunto
sintiéndome halagado por sus palabras - ¿Te gustó mucho la presentación?
- Simplemente no podía
despegar mi mirada de ti – responde con un leve sonrojo en sus mejillas – se supone
que venía a ver a la hija de un amigo y pues no la vi por estar pendiente de ti,
parece que quedé realmente cautivado y creo entender ahora la necesidad que
tenía de verte más de cerca.
- Somos destinados –
susurro sintiendo un revoloteo en mi estómago – después de la presentación me
comencé a sentir mal, tuvo que haber sido por tu intensa mirada entonces.
- ¿Estás bien? – Pregunta
dando un par de pasos hacia mí, pero la distancia sigue siendo larga entre los
dos.
- Ahora lo estoy – sonrío
- ¿puedo? – Pregunto haciendo una seña de querer tomar el ramo entre mis manos,
acercándome lo suficiente para tomarlo, quedando todavía más encantado con su
aroma y con el lindo detalle – son hermosas, muchas gracias.
- Me alegra que te gusten
pese al estado en el que se encuentran – ríe nervioso - me gusta tu aroma a chicle.
- ¿No es empalagoso? –
Pregunto curioso, ya que los alfas no suelen acercarse mucho a mí por lo
empalagoso que resulta para ellos mi aroma.
- ¿Empalagoso? Para nada –
sonríe – en verdad me agrada mucho, es lindo como tú.
- ¿Te parezco lindo?
- Sí, pero no sólo eres
lindo, eres lo más hermoso que he visto en mi vida.
- De seguro has visto
omegas más hermosos que yo – digo sin apartar la mirada de las rosas, sintiéndome
como un idiota por pensar así.
*Yuya*
- Si digo que eres el más
hermoso es porque es verdad – digo con total seguridad porque es cierto, siento
tantas cosas en estos momentos, quiero abrazarlo y llenarlo de besos, pero no
creo adecuado atacarle de esa manera, tengo que ser un alfa decente, aunque mi
lobo me pida a gritos que lo reclame ahora mismo - ¿te parezco atractivo?
- Mucho… - Responde con
un precioso sonrojo adornando sus mejillas, eso no ayuda demasiado en mi
autocontrol.
- Por favor mírame – digo
usando mi voz de mando sin querer hacerlo realmente, recibiendo una respuesta
inmediata a mi orden, siendo observado con curiosidad por mi lindo omega,
haciéndome sentir orgulloso - ¿puedo olerte más de cerca?
- Sí… - Responde sin
apartar la mirada, notando un poco de duda, pero también deseo de su parte.
- Con su permiso – digo acercando
mi rostro a su glándula de olor ubicada en su nuca, degustando con muchísimo
más fervor de su aroma a chicle, sintiendo su cuerpo temblar por la cercanía, incrementando
mi deseo.
- ¿Puedo olerte también? –
Pregunta, tímido pero también deseoso, así que sonriente me inclino un poco más
para que pueda olerme con mayor plenitud, estremeciéndome de sentir su
respiración tan cerca – creo que podría embriagarme sólo con tu aroma – sonríe dulcemente.
- Si te embriagas por mi
culpa me haré completamente responsable – digo sensualmente, disfrutando de
sentirlo temblar.
- Quiero que me abraces –
dice con súplica, orden a la que acato sin titubear, rodeando su cintura entre
mis brazos, disfrutando ambos de la cercanía del otro, esparciendo nuestras feromonas
por toda la habitación, combinándose perfectamente.
- ¿Está bien si te beso? –
Pregunto después de varios minutos en los que estábamos ensimismados de
sentirnos tan de cerca, esperando una respuesta positiva a mi petición.
- Nunca he besado a
alguien antes – dice apenado, como si le avergonzara el hecho de no tener
experiencia en algo tan simple como eso y mentiría si dijera que eso no causó cierta
reacción en mi interior.
- ¿Eso importa acaso? –
Pregunto acercando mi rostro al suyo - ¿puedo ser el primero?
- Sí… Por favor… -
Susurra después unos breves segundos de pensarlo, acabando por fin con la
pequeña brecha entre nuestros labios, fundiéndolos en un beso dulce, apasionado
y desesperado, sintiendo sus manos aferrándose a mis hombros, respondiendo al
beso como puede, pero también con determinación, eso sólo hace que lo desee
muchísimo más y comience a deslizar mis manos sobre su cuerpo, con delicadeza,
como si temiera romperlo si lo hago más fuerte.
- Eres hermoso Yuri –
susurro al separarnos por un poco de aire – me fascinas – digo besando su
mejilla y vuelvo nuevamente a sus labios, tan dulces y suaves, adictivos a mi
parecer, cruzándose la idea en mi cabeza de empotrarlo sobre la camilla de la
habitación, cosa que mi lobo está muy de acuerdo en ejecutar, pero no puedo –
es mejor dejarlo así por ahora – digo apartándome suavemente de él.
- ¿Por qué? ¿Hice algo
mal? – Pregunta desconcertado y puedo ver tristeza en sus ojos, cosa que me
parte un poco el alma, no hay nada peor para un omega que sentirse rechazado
por su alfa.
- No, lo hiciste muy
bien, eres asombroso – digo acariciando su rostro – es sólo que no me siento
cómodo sabiendo que nuestros amigos están afuera de la habitación.
- Es verdad, me había
olvidado de eso – ríe.
- Ya habrá tiempo para
eso – digo carraspeando un poco la garganta – de momento ¿me darías el permiso
de cortejarte?
- ¿En serio lo preguntas
después de tan apasionante beso? – Sonríe coqueto.
- Pues a mí parecer ha
sido una muy buena manera de conocernos y en verdad estaría encantado de
conocerte más a profundidad si me lo permites.
- Permiso concedido –
sonríe abrazándome con fuerza, abrazo al cual correspondo de la misma manera.
Hasta puedo asegurar que los latidos de nuestros corazones están armoniosamente
sincronizados.