Hola, Hola!!!!!
¿Cómo están todos? Espero que muy bien y si no es así les mando un super fuerte abrazo de oso y que éste nuevo capítulo les saque una sonrisa.
Primero que todo, un muy feliz cumpleaños a nuestro querido Yuri, que en el día de hoy ha cumplido 30 añitos, no puedo creer que ya todos sean unos hermosos treintañeros, como pasa el tiempo de rápido jajajajaja Espero que los haya cumplido muy feliz.
Para ser la primera vez escribiendo un Hikayama (?) (nunca supe como se llama ésta pareja) estoy amando muchísimo, son muy lindos ambos en ésta historia, aunque todas las parejas tienen su encanto.
Muchas gracias como siempre por sus lindos comentarios y apoyo a mis historias, con que una sola persona las lea y disfrute me doy por bien servida. No saben lo mucho que me conmueve que me escriban que estaban pasando por un mal momento pero que leer uno de mis fics les ha hecho un poco el día. En serio muchas gracias, nos leemos en diciembre!!!!
Capítulo 25
*Daiki*
Hemos estado por lo menos una hora en los campos, dando pequeños paseos por
los alrededores, mientras que Ryosuke se ha escabullido hacía donde está el
señor Hikaru para hablar con él, no pensé que le fascinaran tanto las plantas.
- Daiki ¿ya podemos irnos? – Pregunta Yuto en voz baja, sosteniéndose de mi
brazo, mientras se inclina para hablarme muy cerca del oído – tengo hambre.
- Tú sólo piensas en comida – río divertido.
- Soy un adolescente en crecimiento, tengo que alimentarme muy bien – dice
con una amplia sonrisa.
- Por favor, no necesitas crecer más Yuto – digo entre risas – justo estaba
pensando en que ya es hora de irnos, recuerda que todavía tenemos lo de la
fiesta sorpresa de Ryosuke.
- Es verdad – asiente animadamente.
- Chicos, ya es hora de irnos – digo mientras nos acercamos a los recién
nombrados.
- Es verdad, quedamos de ir al pueblo – dice Ryosuke algo desanimado, cosa
que me preocupa un poco.
- ¿No quieres ir?
- No, no es eso – sonríe – es sólo que me siento a gusto aquí, pero si ya
tenemos que irnos pues no pasa nada.
- Entiendo, el campo suele ser muy relajante.
- En eso tienes razón – dice el señor Hikaru sonriente – pero considero que
es mejor que se vayan ahora para que puedan alcanzar a hacer lo que necesitan.
- ¿No quisieras venir con nosotros? – Pregunta Ryosuke algo ilusionado.
- Sería un honor, pero tengo todavía algunas cosas que hacer por aquí.
- Ya veo…
- Pues si es por nosotros mi Señor te puedo decir que puedes retirarte –
dice uno de los campesinos – podemos encargarnos perfectamente de lo que haga
falta.
- Totalmente – dice otro de ellos.
- Pe… Pero me gustaría poder culminar esto por mí mismo.
- Entonces… ¿No vienes? – Pregunta Ryosuke con algo de desilusión en su
mirada, no pensé que en verdad apreciara tanto al Señor Hikaru.
- Ve con ellos mi Señor – dice el campesino con una amplia sonrisa –
nosotros nos encargaremos del resto – dice mientras los demás presentes
asienten animadamente.
- Está bien, iré – dice suspirando resignado – pero no sin antes darles
unas últimas indicaciones ¿me permitiría hacerlo príncipe?
- Por supuesto – respondo alegre – mientras tanto iremos yendo hacia los
carruajes.
- Espérenme allá – dice volviendo nuevamente hacia los campesinos, siendo
Yuto el primero en encaminarse hacia ellos – no pensé que te agradara tanto el
Señor Hikaru – digo al sostener ahora el brazo de mi amigo Ryosuke, siguiendo a
los demás.
- Es una persona agradable y muy inteligente – dice con una gran sonrisa –
creo que se puede aprender mucho de él.
- En eso tienes razón – sonrío – es sólo que me sorprendió ver que eres tan
cercano a él.
- No lo soy tanto como quisiera, pero así está bien por ahora.
- ¿Qué quieres decir con eso? – Pregunto curioso.
- Quizás te lo diga algún día – sonríe ampliamente, llegando por fin al
carruaje, viendo a lo lejos que el Señor Hikaru viene de camino a nosotros.
*Kei*
- ¿Se puede saber por qué estás tan de mal humor? – Pregunta el rey dejando
lo que está haciendo para mirarme con cierta molestia.
- No estoy de mal humor su majestad – digo terminando de acomodar algunos
libros en la estantería - ¿Por qué lo pregunta?
- Porque llevas desde que se fueron los chicos con el ceño fruncido.
- ¿En serio? – Pregunto mientras me regaño internamente por hacerlo tan
notable para el rey.
- Sí ¿en serio no estás molesto por algo? ¿Algo relacionado con los chicos?
¿Con el príncipe Ryosuke más específicamente?
- ¿Cómo se le ocurre decir eso su majestad?
- Sólo digo – suspira – desde que te dije que él vendría a quedarse por un
tiempo has estado comportándote extraño.
- Eso no es cierto su majestad – digo tratando de fingir demencia.
- Kei, te conozco desde que nacimos – dice mirándome fijamente – sé muy
bien el cómo te comportas cuando algo te molesta y estoy casi seguro que algo
tiene que ver el príncipe. ¿Todavía tiene que ver lo del compromiso?
- Su majestad…
- Entiendo que aprecies mucho a mis hermanos y que no estés de acuerdo con
los matrimonios arreglados ¿pero al menos podrías dejar que ellos decidan si
quieren hacerlo o no? No puedes decidir por ellos Kei.
- Lo sé su majestad y en verdad lamento mucho mi comportamiento – digo
haciendo una leve reverencia, el rey tiene razón y Kota me ha reñido mucho por
eso también.
- Está bien, pero si quieres seguir sintiéndote enojado no lo hagas al
frente de mí al menos.
- ¿Tanto te molesta verme enojado? – Pregunto divertido.
- No sólo eso – dice señalando la estantería – trabajas muy mal cuando
estás enojado – ríe - se supone que tienes que ordenar los libros por orden
alfabético y los has puesto todos revueltos.
- Lo… Lo siento mucho su majestad – digo apenado, retirando los libros de
la estantería.
- En momentos como estos me hace falta Yuri – dice dando un largo suspiro.
- Entonces no lo hubieses dejado ir con los príncipes su majestad.
- No quiero que él pierda momentos agradables de su vida por estar
trabajando aquí.
- Su majestad… ¿No ha pensado en eso para ti también?
- Tengo una responsabilidad enorme con el reino Kei.
- Lo sé y lo entiendo su majestad, ha hecho un gran trabajo desde que quedó
al mando, pero no olvides que también tienes una vida ¿No has pensado en
casarte? ¿En traer al mundo un príncipe heredero?
- Ahora no tengo tiempo para eso Kei – ríe – además el príncipe heredero no
necesariamente tiene que ser mi primogénito, cualquiera de mis hermanos tiene
la misma posibilidad si se me adelantan, si yo soy el rey es porque mi padre
era hijo único y como su primogénito tenía que tomar su cargo.
- Pero deberías de considerarlo Yuya, no te lo digo como un súbdito sino
como tu amigo de toda la vida.
- Créeme que siempre lo estoy considerando y por lo mismo pienso que no es
momento todavía.
- ¿No hay alguien que te guste?
- De momento no – dice volviendo su mirada hacia sus papeles.
- ¿Seguro?
- Totalmente seguro.
- ¿Ni siquiera un poquito? - Digo mirándolo fijamente, buscando algo que me
indique que está mintiendo, pero no veo nada fuera de lo normal.
- Ni siquiera un poquito – sonríe.
- No puede ser eso cierto su majestad, alguien debe captar su atención,
aunque sea un poco.
- Kei – dice volviendo su mirada hacia mí - me alegra que ya estés más relajado y que te
preocupes por mi vida amorosa, pero hay mucho trabajo que hacer todavía y
necesito que lo hagas eficientemente ¿de acuerdo?
- Sí Señor – digo haciendo una reverencia antes de volver a mi posición inicial.
- De todos modos muchas gracias – dice con una linda sonrisa.
- No es nada su majestad, somos amigos después de todo – sonrío - trataré de
no perturbarlo con mis cosas.
- Si quieres hablar algún día de eso no dudes en hacerlo.
- Lo haré… - Suspiro profundamente, volviendo con mis quehaceres ¿estaría
bien decirle al rey sobre mis sentimientos por el príncipe Daiki? ¿Pero qué
ganaría con hacerlo? No es como si estos fueran correspondidos, de hecho no
debería ni enojarme por la posibilidad de que llegue a enamorarse de ese
príncipe.
- Kei.
- ¿Señor?
- Estás volviendo a fruncir el ceño.
- Lo siento.
*Ryosuke*
Al llegar al pueblo, fuimos como por obra del destino a la pastelería a la
que Hikaru me llevó por primera vez cuando nos conocimos, reviviendo en mi
cabeza cada bello momento de ese día. Pudiendo notarlo algo nervioso y tratando
de evitar en todo lo posible el hacer contacto visual conmigo mientras hablaba
con Yuri, pero lejos de molestarme su intento de indiferencia, me hace feliz
pensar que todas esas reacciones son porque algo le provoco en su interior.
Luego de merendar dimos un pequeño paseo por el pueblo, viendo que algunas
cosas han cambiado, quizás no tan notoriamente, pero puedo reconocer que
algunas tiendas ya no están. Volviendo tiempo después al castillo.
- Yo iré al saludar al rey – dice Hikaru al llegar a la entrada del
castillo.
- ¿No vas a venir con nosotros? – Pregunta Yuri.
- En un momento vuelvo con ustedes – dice acariciando los cabellos de éste –
es sólo que me sabe mal no ir a saludar al rey, además de que necesito tomar un
baño.
- Lo entiendo – dice con una sonrisa – dile por favor que ya hemos vuelto
al castillo.
- Se lo diré – sonríe – nos vemos más tarde chicos – dice antes de hacer
una reverencia para retirarse, notando que todo se vuelve oscuro de repente.
- Que... ¿Qué sucede? – Pregunto asustado, sintiendo un ligero peso sobre
mis ojos.
- No te asustes, no va a pasar nada malo – dice Daiki tranquilamente,
mientras termina de colocar la venda.
- ¿A dónde me llevan? – Digo notando que comenzamos a caminar.
- Ya pronto lo verás – dice alegremente, siendo mi guía durante el tiempo
que vaya a permanecer a oscuras, deteniéndonos pasos después, mientras siento
que retiran con cuidado la venda de mis ojos, abriéndolos poco a poco notando
hermosas rosas decorando todo el salón - ¿Y esto? – Pregunto maravillado por lo
hermosas que son, nunca había visto rosas tan bellas en mi vida.
- Quisimos prepararte una fiesta de bienvenida al reino – dice Daiki
emocionado.
- Ay, no se hubiesen molestado – digo sonriente, mientras los músicos que
están en una de las esquinas del salón comienzan a tocar una dulce melodía.
- No es ninguna molestia – dice Yuto – aunque dale el crédito a Daiki quién
fue el de la idea.
- ¿En serio? Muchas gracias – lo abrazo dulcemente.
- Pero no puede hacerlo sin la gran ayuda del Señor Hikaru – dice con una
enorme sonrisa – ha sido él quién escogió las rosas.
- ¿Es eso cierto? – Pregunto asombrado y con mi corazón latiendo
rápidamente – son bellísimas.
- Me alegra que te gusten – sonríe – dijo que había escogido las de mejor
calidad.
- Es muy detallista – sonrío enternecido ¿estaría bien que me ilusione
aunque sea un poco?
- No olvides agradecerle cuando vuelva.
- No lo haré – digo sintiendo mis mejillas arder – ¿el Rey también vendrá?
- Sí, pero dijo que cuando acabara con sus deberes.
- Está bien, muchas gracias – digo abrazándolo nuevamente.
- ¿Quieres comer algo? Hoy el menú es todo con fresas.
- Con razón huele tan delicioso – digo viendo hacía la gran mesa en donde
se encuentran los bocadillos, en donde ya están los demás chicos degustando de
estos, va a ser una noche muy divertida.