Hola Hola!!!!
¿Cómo están todos? Espero que muy bien y si no es así les mando un super fuerte abrazo de oso y espero que éste capítulo les saque una sonrisa.
Junio es mi mes de cumpleaños y he de decirles que los cumplí muy feliz, he cumplido 32 añitos en este plano terrenal y me siento muy contenta por ello, la vida suele ser dura en varios momentos pero uno siempre encuentra el valor para seguir.
Muchas gracias por estar aquí, por leer las ocurrencias de aquí su servidora, todavía hay muchas historias que quiero compartir con todos, aunque a veces el tiempo no me da.
Les agradezco como siempre por sus lindos comentarios y que disfruten de éste nuevo capítulo, nos leemos en el siguiente mes.
Capítulo 20
*Hikaru*
- Señor Hikaru, lo necesitan en el despacho del Rey – dice una de las empleadas llegando al
jardín, agitada por haber corrido hasta acá.
- ¿Es muy urgente? – Pregunto preocupado de verla casi a punto de
desmayarse.
- Pues no… pero…
- Tranquila, toma asiento – digo indicándole que se siente en una banca
cercana - si algo no es tan urgente no deberías de sobre esforzarte – sonrío.
- Lo siento mucho Señor, no era mi intención que se preocupara.
- ¿Has estado comiendo bien?
- Pues la verdad no… tengo muchas nauseas últimamente…
- Entiendo… - Digo mirándola con una pequeña sonrisa, recordando que hace
unos meses ella contrajo matrimonio con un campesino del reino - Carlota
¿Todavía queda algo de agua?
- Sí señor – responde alcanzándome un vaso con dicho líquido.
- Bebe esto y descansa un poco, al menos mientras vuelvo.
- Lo haré señor – asiente apenada.
- Carlota – me dirijo hacia ella alejándonos un poco de la chica que está
descansando.
- ¿Señor?
- Yo creo que Blanca está embarazada – digo en un susurro.
- Yo pienso lo mismo que usted señor – dice sonriente – bueno, todas las chicas
del servicio lo suponemos, pero no queremos decirle nada hasta no estar
seguras, por eso le hemos estado dando trabajos que no requieran mucho
esfuerzo.
- Eso está muy bien, en ese caso asegúrate de que descanse por ahora.
- Como usted diga señor.
- Ahorita que vuelva podría revisarla para confirmar su estado.
- ¿Señor en serio haría eso? – Pregunta sorprendida.
- Sé bastante sobre medicina y no sería la primera vez que revise a alguien
para confirmar si está en embarazo – sonrío.
- No sabía eso de usted señor – dice todavía asombrada.
- Para que veas lo asombroso que soy – río divertido - ya falta poco para
terminar, así que mientras vuelvo termina lo que estábamos haciendo y luego vamos
a revisar a Blanca.
- Con gusto señor.
- Ya vuelvo – digo finalmente a ambas chicas, yendo hacia el despacho del
Rey – ha de ser algún imprevisto porque en el almuerzo no me dijo que tuviera
que hablar conmigo sobre algo.
*Ryutaro*
- ¿Estás feliz hijo? – Pregunta mi madre entrando a mi habitación luego de
haberle dado mi permiso para hacerlo, esbozando una gran sonrisa, mientras que
yo sigo guardando mi ropa en una maleta.
- ¿Por qué no iba a estarlo madre? Voy a volver a mi reino, volveré a ver a
mis amigos y también a Ko… Digo, el Señor Kota – digo esto último sonrojándome
un poco.
- No deberías de ser tan formal con él hijo – ríe.
- Pero por más que sea mi prometido no debería de dirigirme a él de una
manera tan informal ¿no sería grosero?
- Te estás preocupando demasiado por eso – sonríe – tómalo con calma ¿sí? Kota
no se enojará si lo llamas por su nombre a secas.
- Eso intentaré – río nerviosamente – ¿También estás feliz de regresar
madre? – Pregunto tratando de cambiar de tema.
- Claro que sí hijo, me hace mucha falta ver de nuevo a mi mejor amiga, no
es lo mismo comunicarse con ella por medio de cartas.
- Te entiendo perfectamente madre – sonrío – aunque ahora comenzaré a extrañar
a los amigos que hice acá.
- Estoy segura de que ellos también te extrañarán muchísimo.
- No quiero sonar grosero, pero siendo sincero ellos no se comparan con los
amigos que tengo en mi reino – digo bajito, como queriendo que nadie escuche lo
que acabo de decir.
- Ay hijo – ríe mi madre divertida - ¿Quieres que te ayude con algo?
- Te lo agradezco madre, pero creo que puedo hacerlo solo – digo mientras
doblo una de mis camisas.
- Está bien, pero si necesitas ayuda no dudes en llamarme.
- Sí señora – digo con una sonrisa, viendo a mi madre salir de mi
habitación.
Suspiro profundamente, dejando lo que estoy haciendo para dirigirme hacia
mi armario, sacando de las profundidades de éste un cofre, aquel en donde se
encuentran las hermosas cartas que me ha enviado Kota durante todo éste tiempo
que hemos estado separados, estrechándolo entre mis brazos con profundo anhelo,
como si se tratara propiamente de él.
Abro el cofre con sumo cuidado, aspirando el aroma que emana del interior
de éste, el perfume de Kota. Tomo la última carta que me ha enviado, aquella de
la que ya he perdido la cuenta de cuantas veces ha sido leída. Sonrío
ampliamente al leer cada palabra, ninguna carta que él me ha enviado tiene
algún tipo connotación romántica, en todas ellas pregunta el cómo estoy, me cuenta
sobre su día a día, el cómo está el reino en mi ausencia y que tanto ha
cambiado desde entonces.
No voy a negar que en un principio me sentí confundido cuando fui
plenamente consciente de lo que significaba ser el prometido de alguien, de
Kota más específicamente. Siempre lo había visto como alguien amable, dispuesto
a consentirme con cualquier cosa que me cruzara por la cabeza, que jugaba
conmigo sin miramiento alguno, dedicándome siempre la más bella de las
sonrisas, aquella que siempre era acompañada por su par de ojitos cerrándose.
Se sentía tan cálido el estar cerca de él, como si estuviéramos en nuestra
propia burbuja ¿Es normal sentirse así por alguien? No lo sé, pero de lo que
estoy seguro es que mis ganas de volver a verlo incrementan cada día más.
*Hikaru*
- Por favor Señor Hikaru, es por una buena causa – dice el príncipe Daiki
mientras me mira con esos enormes ojos, destellantes de ilusión y de súplica.
- ¿Pero por qué yo? – Pregunto nerviosamente.
- Porque es tu gran especialidad – dice sonriente – además no será algo muy
ostentoso, sólo estaremos nosotros.
- Pues con más razón sería ideal que tú te hicieras cargo de eso – suspiro
– además tengo cosas muy importantes que hacer.
- Vamos Hikaru, es sólo una pequeña fiesta – dice el Rey mientras mira unos
documentos.
- Sí papá, siempre te emociona organizar todo tipo de festejos por más
pequeños que sean ¿por qué ésta vez es diferente? – Pregunta mi hijo mirándome
con curiosidad.
- Bueno… es que… - No sé cómo responder a eso.
- ¿Te cae mal el príncipe o algo? – Pregunta el Rey.
- ¿Cómo se le ocurre pensar eso su majestad? – Ojalá me cayera mal.
- ¿Entonces cuál es el problema?
- Ninguno realmente… - Digo completamente rendido – es sólo que me tomó por
sorpresa ésta petición.
- ¿Eso quiere decir que me ayudarás? – Pregunta el príncipe Daiki con
ilusión.
- Sí, por supuesto que lo haré príncipe – digo haciendo una leve reverencia
ante él.
- Muchas gracias – sonríe ampliamente – el Señor Kei y yo ya encargamos el
pastel, sólo sería la decoración, algunos bocadillos, la música…
- Daiki.
- ¿Sí? – Pregunta el príncipe al ser nombrado por su majestad.
- Me gusta verte tan entusiasmado por lo de la fiesta – sonríe - ¿pero
podrías ser tan amable de hablarlo con Hikaru en otro lado?
- Siento mucho interrumpirte hermano – dice apenado.
- Tranquilo, es sólo que me distraes un poco – ríe – por mí está perfecto
lo que decidas.
- Muchas gracias hermano – dice el príncipe yendo hacia donde está el rey
para abrazarlo – eres el mejor – dice dándole un beso en la mejilla – ¿Entonces
está bien si lo hablamos en mi habitación? – Pregunta alegremente.
- Claro, ¿pero podrías hacerme el favor de esperarme allá? Tengo algo
importante que hacer primero.
- Por supuesto, te esperaré entonces – dice alegre – mientras tanto iré
acomodando bien mis ideas, muchas gracias – dice haciendo una reverencia antes
de retirarse.
- ¿Y qué es eso tan importante que tienes que hacer? – Pregunta el rey
mientras mi hijo me mira curioso.
- Voy a confirmar un embarazo – digo sonriente.
- ¿Un embarazo? ¿De quién? – Pregunta Yuri entusiasmado.
- De Blanca, una de las empleadas – sonrío - la dejé descansando en el jardín
en compañía de Carlota.
- ¿Puedo ir contigo? – Pregunta Yuri con entusiasmo.
- Pues la verdad no creo que a ella le vaya a gustar que dos hombres la
estén mirando – río al ver la cara de decepción de mi hijo – además tienes
trabajo que hacer ¿no es así? – Pregunto mirando al Rey.
- A mí no me molesta que vaya – ríe - pero como dices, de pronto resulte incómodo
para ella.
- Que mal – dice haciendo un pucherito tan adorable.
- Ni que fuera a nacer ya el bebé – río divertido mientras aprieto
suavemente una de sus mejillas – tampoco es agradable lo que hay que mirar.
- Hikaru, mejor ve a hacer lo que sea que tengas que hacer, no hagas
esperar tampoco a mi hermano.
- Disculpe su majestad – digo algo apenado – nos vemos en la cena – digo haciendo
una reverencia, saliendo por fin del despacho – no puedo creer que vaya a organizarle
una fiesta de bienvenida a ese mocoso – digo para mí mismo mientras camino de
vuelta al jardín, encontrando a Carlota sentada al lado de Blanca, conversando
amenamente, notando que ha terminado con el trabajo que le había dado antes de
irme - ¿Cómo has seguido Blanca?
- Mucho mejor señor, muchas gracias – dice con una modesta sonrisa.
- Me alegra mucho – sonrío – quisiera hablar contigo sobre algo.
*Yuya*
- A Hikaru se le va mucho la lengua en ocasiones – río volviendo mi mirada
a los papeles que tengo en mano.
- Yo creo que es parte de su encanto – ríe Kei mientras ordena unos libros.
- Sí, pero hay cosas que no debería de decir tan a la ligera – digo sintiendo
algo de vergüenza por lo que minutos antes estaba diciendo.
- ¿No te sientes avergonzado por eso Yuri? – Pregunta Kei.
- Ya estoy acostumbrado – ríe tímidamente, notando que Yuri tiene una linda
sonrisa – ha dicho cosas peores, en serio.
- Me lo puedo imaginar – ríe Kei - ¿quieren que mande a traer algo para
merendar?
- Sí, por favor – respondo desviando mi mirada de la sonrisa de Yuri.
- Enseguida vuelvo – dice con una sonrisa, saliendo del despacho.
- Aun así, Hikaru es muy especial, desde pequeños él junto con Kota siempre
han cuidado de mí y de Kei también.
- Creo que he coincidido con unos padres geniales… – dice mostrándose algo
de tristeza en sus ojos.
- Yuri… - Susurro preocupado al ver un par de lágrimas descender por sus
mejillas ¿he dicho algo malo? - ¿Yuri estás bien?
- ¿Eh? – Murmura llevando una de sus manos a su rostro - Lo… Lo siento su
majestad… No era mi intención llorar por algo que ya pasó hace mucho.
- No, no te disculpes por eso – digo levantándome de mi asiento para quedar
frente a frente con él, tomando delicadamente su rostro entre mis manos,
barriendo con mis dedos pulgares las lágrimas que han escapado de sus ojos –
está bien llorar por las personas que ya se han ido y más si fueron tus
adorados padres – sonrío – yo también suelo llorar por los míos de vez en
cuando, pero no le digas a nadie.
- No lo haré su majestad – ríe dulcemente – muchas gracias – susurra sin
apartar sus ojos de los míos, quedándonos así hasta que Kei entró sin previo
aviso, haciendo que nos apartemos de inmediato, sintiendo mi corazón bombear
como loco.