Hola, Hola!!!!!!
¿Cómo han estado?
Espero que estén muy bien y si por cosas de la vida ese no es el caso, les mando un super mega ultra abrazo de oso y espero que éste capítulo les saque una sonrisa.
Me he dado cuenta de que no he puesto éste Fic en el listado de Fanfics del Blog, espero un día de estos ponerme a hacer eso, que mal viniendo de mí!!!! X'D
Muchas gracias siempre por todo el amor y apoyo que recibe éste fic, tenía un poco de dudas de si les iba a gustar la pareja de Hikaru x Ryosuke pero me alegra que el recibimiento sea muy bueno, estoy amando escribirlos!!!!!!!
Disfruten de éste capítulo y nos leemos en octubre!!!!!
Capítulo 11
*Hikaru*
- ¿Por qué no me dijiste
que eras el príncipe de Ichigoland? – Pregunto nerviosamente, en un intento
fallido de sonar molesto.
- Porque ese día venía de
incognito y pues no creí que fuera necesario decirte eso – responde tranquilamente
con una gran sonrisa.
- ¡Pero me mentiste! –
Exclamo tratando de no hacerlo tan alto para que su guardia no entrara a
inmovilizarme.
- Pues tú tampoco me
dijiste que vivías en el castillo – dice haciendo un puchero que ha hecho que
mi corazón de un pequeño vuelco.
- Ese no es el punto…
- ¿Acaso no te alegra
verme de nuevo? – Pregunta acercándose un poco más, sintiéndome intranquilo
ante su cercanía.
- No sé qué responder a
eso… - digo apartándome a la vez que éste se acerca, chocando contra un mueble
de aquel cuarto.
- Ten cuidado, podrías
lastimarte – dice mirándome preocupado.
- Entonces deja de
acercarte tanto – digo apartando mi mirada de él, sintiéndome abrumado ante su
imponente belleza.
- Lo siento – dice
apartándose un poco – es que yo estoy muy feliz de verte de nuevo.
- ¿Sí? – Pregunto
incrédulo.
- ¿Por qué lo dudas? –
Sonríe – siéndote sincero, no he dejado de pensar en ti desde ese día.
- ¡¿Eh?! ¿Por qué? –
Pregunto consternado ante lo que me dice. Había escuchado que la gente de Ichigoland
era muchísimo más directa, pero es que esto ya me parece demasiado.
- Eres muy interesante –
dice volviendo a acercarse, ésta vez un poco más – dime que te alegra verme –
dice en un susurro.
- ¿Y qué pasaría si digo
que sí? – Pregunto expectante.
- Me harías muy feliz –
dice con una bella sonrisa.
- En ese caso… - Digo
mirando fijamente sus preciosos ojos, todavía un poco aturdido por todo lo que
éste jovencito me hace sentir - si lo estoy… De hecho, una parte de mí anhelaba
volverte a ver…
- ¡Joven príncipe! –
Exclama el guardia desde afuera, haciéndome dar un brinco del susto.
- ¿Sí? – Pregunta éste
sin apartar la mirada de mí.
- ¿Puedo pasar? –
Pregunta.
- Sí, por favor – dice
apartándose nuevamente, viendo al guardia asomarse por la puerta.
- Lamento mucho
interrumpir, pero de seguro el rey ya está al tanto de su llegada y creo que
sería de muy mala educación que no se presente de inmediato.
- Tienes razón, eso sería
muy grosero de mi parte - sonríe - ¿podemos continuar con nuestra conversación
más adelante? – Pregunta con cierta ilusión en su mirada.
- Sí, seguro… - Digo aún
nervioso, saliendo del cuarto después de él, cerrando la puerta con llave.
*Yuya*
- ¡Ya terminé! – Exclama
el pequeño Yuri emocionado, mostrándome la pequeña pila de hojas que le había
dado para que las organizara por fecha.
- ¿Puedo revisarlas?
- Claro que sí, si algo
ha quedado mal puede decírmelo – dice mientras extiende las hojas hacía mí,
tomándolas con cuidado y revisando rápidamente, viendo que todo está en
perfecto orden – muy bien Yuri – digo sonriente – eres un niño muy listo – digo
acariciando sus cabellos.
- ¿Necesita que organice
más? – Pregunta con entusiasmo.
- Por supuesto – digo
tomando otra pila de hojas y entregándoselas con cuidado. Volviendo éste a la
mesita de té que hay en el despacho, viendo cómo acomoda cada una de las hojas
sobre ésta, sintiéndome enternecido por lo concentrado que está en ello -
¡adelante! - Digo al escuchar unos suaves golpes al otro lado de la puerta,
entrando Kei por ésta.
- ¡Hola señor Kei! – dice
Yuri animadamente.
- Hola Yuri – dice
devolviendo el saludo con una amable sonrisa – veo que el rey ahora tiene un
espléndido ayudante.
- Ha sido de gran ayuda –
sonrío viendo que el pequeño vuelve con su labor - ¿Hace cuánto llegaron? –
Pregunto acomodándome en mi asiento.
- Hace poco – sonríe.
- ¿Y el príncipe viene
contigo?
- ¿No ha venido a hablar
con su majestad? - Pregunta con confusión – si hace un rato Hikaru venía junto
con él para acá.
- Pues aquí no han
venido…
- Conociendo como es Hikaru
de seguro le está mostrando todo el castillo.
- Seguramente – sonrío -
¿Y cómo les fue?
- Muy bien, llegaron a la
hora acordada y de una vez vinimos para el castillo.
- ¿Y qué te parece?
- He de decir que parece
un buen chico - dice con un poco de molestia, pero a pesar de eso suena
sincero.
- ¡Lamento mucho la
tardanza! – Exclama Hikaru abriendo la puerta estrepitosamente, respirando
agitado, como si hubiese corrido una maratón.
- ¡Hikaru! ¡Al menos toca
la puerta! – Exclama Kei molesto.
- Lo, lo siento, no era
mi intención – dice apenado.
- ¿Y el príncipe? –
Pregunto expectante.
- Está justo aquí – dice
apartándose de la puerta para dejar pasar al príncipe de Ichigoland, junto con
su caballero real.
- Rey Yuya, que gusto me
da verlo de nuevo – dice haciendo una reverencia.
- El gusto es mío
príncipe Ryosuke – digo levantándome de mi asiento para acercarme al invitado.
- Le deseo un muy feliz
cumpleaños su majestad, que Dios le de salud y mucha prosperidad para ti y éste
hermoso reino.
- Muchas gracias – sonrío
- ¿Cómo estuvo su viaje?
- Muy bien, sin ningún
contratiempo – dice sonriente.
- Espero la estadía en
nuestro reino sea de lo más placentera.
- Muchas gracias, sin
duda lo será.
- Les hemos preparado un
par de habitaciones, una para usted príncipe y otra para el personal que lo
acompaña.
- Muchísimas gracias su
majestad.
- Kei ¿me harías el favor
de ir por la señora Hitomi? Ella había quedado a cargo de preparar las
habitaciones.
- Por supuesto, en
seguida vuelvo – dice haciendo una pequeña reverencia antes de irse.
*Ryosuke*
- ¿Y quién es éste niño
tan encantador? – Pregunto al ver a un pequeñín organizando unos papeles sobre una
mesita, se ve tan adorable.
- Él es mi hijo – dice
Hikaru con una enorme sonrisa ¿éste es el niño del que me habló la otra
vez?
- Hola, mi nombre es
Ryosuke ¿y el tuyo? – Pregunto con amabilidad, acercándome a donde ésta el más
pequeño.
- Mi nombre es Yuri –
dice mirándome con curiosidad.
- Yuri es un nombre muy
lindo – digo sonriente – tu papá me ha hablado mucho de ti.
- ¿En serio?
- Sí, se puede notar en
el aire que te quiere mucho – sonrío - ¿te gustan los chocolates?
- ¡Me encantan! – Exclama
con alegría, mientras que yo saco algunos de la bolsa que cuelga de mi
cinturón.
- Ten, te los regalo –
digo extendiendo los chocolates hacía él.
- Muchas gracias – dice
recibiéndolos con gusto.
- Primero termina lo que
estás haciendo y luego si te los comes, no vaya a ser y se ensucien los
documentos – digo acariciando sus cabellos.
- Sí, príncipe – dice el
más pequeño con una resplandeciente sonrisa, dejando los chocolates sobre un
mueble.
- Príncipe Ryosuke, ella
es la señora Hitomi – dice el rey con una sonrisa – ella es la que está al
mando de todo lo que tenga que ver con el mantenimiento del castillo, cualquier
cosa que necesite puede contar con ella.
- Será un gusto para mí
el servirle joven príncipe – dice la señora haciendo una leve reverencia.
- Por favor cuide bien de
mí – digo sonriente, dirigiendo mi mirada hacia Hikaru.
- Supongo que el viaje
tuvo que ser largo y agotador – dice el rey - los invito a que vayan a
descansar y así estén en perfectas condiciones para la fiesta.
- Es usted muy amable y
en verdad que una siesta no me caería mal.
- En ese caso vaya a
descansar – sonríe – como puede ver tengo todavía asuntos que atender, así que
lo más probable es que nos veamos nuevamente durante la fiesta.
- Allá estaré – digo
haciendo una leve reverencia – espero verte en la fiesta Yuri – digo acariciando
los cabellos del más pequeño quién asiente alegremente – y a usted también
señor Hikaru – digo con una gran sonrisa, acercándome sutilmente a él – por favor
no les digas que nos conocemos desde antes – digo en un susurro muy cerca de su
oído - espero podamos continuar nuestra conversación más adelante.
- Sí… Claro… - Susurra con
su rostro tan rojo como una fresa, es tan lindo.
- Señora Hitomi, por favor
llévalos a sus habitaciones – dice el rey con una sonrisa.
- Con gusto su majestad –
hace una reverencia – por favor síganme – dice comenzando a caminar hacia la
puerta, mientras que el señor Kei me dedica una leve reverencia antes de salir,
sigo pensando que no le caigo muy bien ¿pero por qué? Pero no tendría motivos
para hacerlo porque acabamos de conocernos, quizás ha tenido un mal día.
Al estar ya en el pasillo
la señora Hitomi comienza a caminar a paso acelerado, sorprendiéndome por la
energía que tiene ésta mujer pese a la edad que aparenta tener, llegando
rápidamente a lo que parece la entrada de mi habitación, abriendo la puerta con
gran ligereza.
- Bienvenido joven
príncipe – dice haciéndose a un lado para dejarme entrar primero, seguido por
el señor Kenichi – ésta será tu habitación – dice mientras observa que todo
esté en completo orden – la habitación que está al lado derecho es la de sus
acompañantes y está conectada a ésta habitación por aquella puerta – dice yendo
hacia dicha puerta, abriéndola para mostrarnos que efectivamente hay una
habitación al otro lado – ambas cuentan con cuarto baño y todo lo que pueden
observar a su alrededor, cualquier cosa que necesiten no duden en consultarlo
con alguno de los empleados.
Después de muchas
indicaciones más, entre esas la hora del desayuno, almuerzo y la cena, la señora
Hitomi finalmente nos entrega las llaves y luego de una reverencia se va de la
habitación, dejándonos solos.
- Que cansado estoy –
digo tirándome sobre la cama, quedando encantado por lo suave que es.
- Príncipe ¿puedo decirle
algo?
- ¿Qué sería?
- Sé que no es de mi
incumbencia, pero recuerde el por qué está aquí – dice seriamente – lo digo
porque usted se ve muy interesado en aquel muchacho.
- No tienes que
recordármelo – digo sentándome sobre la cama – mi hermana dice que no es
obligatorio, pero se ve a leguas que tiene esperanzas de que me case con alguno
de los príncipes de éste reino – suspiro profundamente – no te preocupes, yo sé
muy bien lo que hago.
- Me alegra saber que lo
entiende – suspira aliviado – iré a mirar cómo está Keito ¿le molestaría que lo
deje solo unos momentos?
- Claro que no – sonrío –
voy a dormir un rato – digo volviéndome a acostar sobre la cama.
- En ese caso me retiro –
dice haciendo una reverencia – que descanses príncipe.
- Gracias – digo acomodándome
mejor entre las sábanas, tengo muchas cosas en qué pensar ¿estaría bien
desobedecer a mi hermana?
*Hikaru*
- Veo que te has vuelto cercano
al príncipe en muy poco tiempo – dice el rey mirándome con curiosidad -
inclusive le hablaste de tu hijo.
- No es para tanto – digo
un poco avergonzado – la verdad es que hacía muchas preguntas de camino a su
despacho, es todo.
- El príncipe es bastante
conversador y muy curioso, de seguro seguirán llevándose muy bien de ahora en
adelante – dice sonriente.
- No creo que eso sea
bueno… - digo en un susurro - ¿Cómo se ha portado Yuri? – Digo cambiando de
tema, viendo a éste concentrado en la labor que le ha encomendado el rey.
- La verdad es que ha
sido de mucha ayuda – dice sonriente - deberías permitirle que venga a ayudarme
de vez en cuando.
- ¿Y que lo explotes laboralmente?
¡Claro que no!
- Hikaru ¿Cómo se te
ocurre pensar eso? – Pregunta el rey con preocupación, riéndome internamente
por la expresión que ha hecho.
- Yo lo haría con gusto –
dice mi niño mirándome con súplica – por favor papi, sólo de vez en cuando.
- No lo sé, es demasiado
trabajo para un niño – digo pensativo, además no es una decisión que pueda
tomar solo, tengo que consultárselo a Kota.
- Por favor – dice haciendo
un pucherito.
- Está bien – digo acariciando
su cabecita – pero primero hay que decirle a Kota a ver qué opinión da.
- ¡Sí! – Exclama alegremente.
- Muchas gracias Hikaru –
dice el rey sonriendo aliviado.
- ¿Necesita algo más su
majestad? – Pregunta Yuri entusiasmado.
- Creo que puedes
retirarte por hoy – sonríe - Kei me ayudará en lo que necesite de aquí a la
fiesta.
- Bueno – dice haciendo
nuevamente un puchero.
- En ese caso es mejor
que nos retiremos – digo acariciando su mejilla derecha.
- Espera – dice acercándose
al escritorio del rey para darle uno de los chocolates que le ha dado el
príncipe, luego le da uno a Kei y finalmente uno para mí – los chocolates saben
muchísimo mejor cuando los compartes – sonríe alegremente, haciendo que todos
los presentes suspiremos por lo tierno que es.
CONTINUARÁ...