Hola Hola!!!!
Cómo están tod@s!!!!
Espero que estén muy bien y si por cosas de la vida no están pasando por un buen momento les mando un super fuerte abrazo y espero que éste nuevo capítulo les saque una sonrisa.
Mientras escribía esto salieron los Spoilers del manga de Black Clover y se me hizo casi media noche para publicar, pero al menos seguirá siendo 31 de agosto (?) aquí en mi país X'D
Así que para no hacer esto más largo les agradezco enormemente por su amor y apoyo a mis escritos, no saben lo feliz que me hace leer sus comentarios y opiniones, muchas gracias siempre, disfruten de su lectura y nos leemos en el siguiente mes.
Capítulo 10
*Hikaru*
- ¿Te has divertido en el pueblo Yuri? –
Pregunto alegremente al más pequeño al cruzar juntos la gran puerta del
castillo.
- ¡Sí! – Exclama con
alegría – el pueblo se ve muy festivo por el cumpleaños del rey ¿es así
siempre?
- Por supuesto que sí, el
cumpleaños de un rey siempre es un gran acontecimiento y más cuándo éste es muy
querido por su gente.
- Eso puedo notarlo muy
bien – dice con una linda sonrisa.
- ¿Quieres ir a
saludarlo?
- ¿Podemos hacerlo? ¿No
estará ocupado?
- Así esté ocupado a él
no le molesta que vayan a visitarlo a su despacho – sonrío – además podrías
aprovechar para darle su regalo – digo señalando la pequeña bolsa que sostiene
en su mano.
- Joven Hikaru que bueno
que lo encuentro – dice la señora Hitomi caminando rápidamente hacia nosotros.
- ¿Sucede algo? –
Pregunto un poco preocupado - ¿va todo bien con los preparativos de la fiesta?
- Sí señor, estamos
trabajando duramente para que la celebración sea todo un éxito, pero
necesitamos tu opinión sobre dónde poner las violetas.
- Está bien – sonrío –
Yuri si quieres ve adelantándote ¿o prefieres esperarme en nuestra habitación?
- Quiero ir ahora mismo –
dice tímidamente.
- Muy bien – digo
acariciando su cabeza – ya en un rato te alcanzo.
- Sí papá – dice haciendo
una leve reverencia mientras me alejo junto con la señora Hitomi.
*Yuri*
Suspiro profundo al
quedarme solo en el pasillo, comenzando a caminar lentamente hacía el despacho
del rey, sintiendo un ligero malestar en mi estómago; pensando en que no debí
comer tantos dulces en el pueblo. Me quedo mirando la enorme puerta por unos
segundos, dudando en sí debería tocar o no, pero al final decido hacerlo, dando
suaves golpes sobre ésta.
- Adelante – escucho
desde adentro, poniéndome de puntitas para poder alcanzar la cerradura de la puerta,
abriéndola con facilidad – Oh, hola Yuri – dice el rey sonriente en medio de un
montón de papeles sobre su escritorio - ¿Hikaru viene contigo?
- No señor – digo todavía
desde la puerta – en un rato viene.
- Ya veo – dice mientras
dirige su mirada nuevamente a la hoja que tiene en sus manos.
- ¿Desea que me retire? –
Pregunto nerviosamente.
- ¿Eh? No, para nada –
sonríe amable – por favor pasa, es bueno tener algo de compañía mientras
trabajo
- Es que lo veo tan
ocupado… - Susurro apenado.
- Lo estoy, pero eso no
me impide el poder conversar contigo – sonríe - ¿Cómo les fue en el pueblo?
Kota me dijo que habían salido temprano.
- Nos fue muy bien – digo
acercándome un poco a dónde se encuentra él - paseamos por varios lugares y comimos
muchos dulces.
- Eso suena divertido,
que envidia…
- Te he traído unos
también – digo poniendo una pequeña bolsa sobre su escritorio.
- ¿Son para mí? –
Pregunta con ilusión.
- Sí, papá Hikaru dijo
que son tus favoritos así que decidimos traer algunos.
- ¡Muchas gracias! –
Exclama emocionado, probando uno de estos con total gusto. Papá tenía razón, el
rey en ocasiones es como un niño.
- Y también… - Digo
tímidamente, sacando de la bolsa que tengo en la mano una pequeña cajita negra
con un bonito moño morado adornando ésta – ¡Feliz cumpleaños su majestad! –
digo extendiendo la cajita hacia él.
- Gracias Yuri – dice recibiéndola
con cuidado – pero no te hubieses molestado – dice quitando el moño con
ligereza para luego abrir la cajita mirando con atención el contenido de ésta –
es muy linda – dice mientras sostiene la pulsera con su mano derecha - ¿Tú la
hiciste?
- Sí, sí señor – respondo
tímidamente – mi papá Hikaru me enseñó a hacerla, pero creo que no ha quedado
muy bien – digo apenado.
- Pienso que es hermosa –
sonríe dulcemente - el púrpura es mi color favorito y esta piedra amatista que
tiene en el centro es muy bonita ¿quieres ayudarme a ponérmela? – Pregunta
haciendo que mi corazón lata rápidamente y sin dudarlo rodeo el escritorio para
estar más cerca de él y poder ayudarlo.
- ¡Listo! – Exclamo
emocionado al terminar de abrochar la pulsera en su muñeca - ¿En serio le ha
gustado? – Pregunto todavía incrédulo.
- Claro que sí y más
porque ha sido hecha por ti – dice con una enorme sonrisa – la llevaré siempre
conmigo – dice mientras acaricia mi cabeza, revolviendo un poco mis cabellos.
- ¿Interrumpo algo? –
Pregunta mi papá Hikaru entrando al despacho – Feliz cumpleaños su majestad –
dice haciendo una reverencia.
- Gracias Hikaru.
- Veo que Yuri te ha dado
su regalo – dice con una sonrisa – se esmeró muchísimo en hacerlo, no hacía más
que pensar en eso.
- ¿Es eso cierto Yuri? –
Pregunta el rey curioso.
- Sólo un poco… - Susurro
sintiendo arder un poco mis mejillas.
- Entonces con muchísima
más razón atesoraré esto, muchas gracias – dice volviendo a revolver mis
cabellos, sintiéndome realmente feliz.
*Hikaru*
- Por cierto Hikaru,
recuerda que hoy viene el príncipe de Ichigoland.
- Es cierto… Se me había
olvidado – digo un poco avergonzado.
- Vendrá a quedarse unos
días, así que te pido que lo traten con la mayor de las cortesías.
- Sí su majestad –
respondo mientras Yuri asiente animadamente.
- Como no estabas ésta
mañana tuve que pedirle a Kota y a Kei que fueran por él, no deben demorar en
llegar.
- ¿Deseas que esté al
pendiente de su llegada?
- Sí por favor – sonríe –
como ves todavía tengo mucho que hacer acá y si es posible por favor tráelo
para darle la bienvenida.
- Con gusto su majestad –
sonrío – si no necesita algo más, entonces me retiro – digo tomando la mano de
Yuri.
- ¿Puedo quedarme un poco
más? – Pregunta con algo se súplica – quiero ayudarle al rey.
- ¿Quieres ayudarlo? –
Pregunto sorprendido y un tanto enternecido - ¿Te molestaría que Yuri se quede
a ayudarte?
- Claro que no, un poco
de ayuda no estaría mal – responde el rey sonriente.
- En ese caso quedas a
cargo de mi niño - digo acariciando la cabeza de Yuri.
- Cuidaré bien de él,
puedes estar seguro de eso.
- Está bien – sonrío
volviendo mi mirada hacia el más pequeño – pórtate bien y obedece al rey en lo
que te pida.
- Sí papi – responde con
entusiasmo, haciendo una última reverencia antes de irme.
*Ryosuke*
- Me pregunto si volveré
a verte… - Susurro para mis adentros, ilusionado con la idea de volver a
encontrarme con Hikaru.
- Puedo notar que el
príncipe ha quedado cautivado por aquel hombre – dice el señor Kenichi
mirándome con curiosidad.
- ¿Eh? ¡No es nada de
eso! – Exclamo avergonzado mientras éste ríe divertido.
- ¡Es hermoso! – Exclama
el pequeño Keito haciéndome dar un pequeño salto del susto. Señalando el enorme
castillo desde la ventana del carruaje. La primera vez que visité éste reino no
tuve la oportunidad de verlo tan de cerca, pero he de decir que es asombroso.
- Pero no es tan hermoso
como el de nuestro reino – digo completamente orgulloso, sintiendo que el
carruaje se detiene, indicando que hemos llegado a nuestro destino.
El pequeño Keito es el
primero en bajar, seguido del señor Kenichi quién me ayuda a bajar del carruaje
con cuidado.
- Bienvenido a nuestro
castillo joven príncipe – dice el señor Kota reverenciándose al igual que el
señor Kei, quién por alguna extraña razón tengo el presentimiento de que no le
agrado mucho.
- Muchas gracias, sin
duda es un reino encantador – digo completamente maravillado por todo lo que
había visto, notando de repente a un pequeño niño que se esconde detrás del
señor Kota.
- Hola – digo agachándome
un poco para verlo mejor - ¿Cómo te llamas?
- Saluda al príncipe –
dice el señor Kota acariciando los cabellos de éste con suma ternura.
- Ryu… Ryutaro – dice
tímidamente, saliendo un poco de su escondite, es muy adorable.
- ¿Venía con ustedes? –
Pregunto curioso – no recuerdo haberlo visto antes.
- Sí, es que cuando te
recibimos en la entrada del pueblo prefirió quedarse dentro del carruaje.
- Ya veo ¿es tu hijo?
- No, es mi prometido –
dice serio.
- Oh, lo siento no debí
preguntar eso – digo apenado.
- Tranquilo, cualquiera
que no sea de por aquí pensaría lo mismo, es normal por la gran diferencia de
edad que hay entre nosotros.
- Entiendo – sonrío - el
pequeño Ryutaro es muy afortunado.
- Gracias – sonríe.
- Señor Kota ¿podemos ir
a jugar al jardín? – Dice el pequeñín mientras toma la mano de Keito, al
parecer en cuestión de segundos se han hecho amigos.
- Está bien, pero vayan
con cuidado – dice revolviendo un poco sus cabellos.
- Sí señor – dice éste
alegremente mientras se aleja junto con Keito.
- Me sorprende la gran
habilidad que tienen los niños de hacer amigos – dice el señor Kenichi.
- A mí también, es
impresionante – río divertido.
- Creo que ya hemos
estado mucho tiempo aquí, por favor siga – dice amablemente el señor Kota,
haciéndose a un lado para dejarme pasar, gesto que agradecí con una sonrisa.
Comienzo a caminar lentamente, observando todo a mí alrededor, hasta que mi
mirada se encuentra nuevamente con el dueño de mis pensamientos, haciendo que
me detenga de inmediato a pocos metros de él, quién me mira anonadado.
- ¿Sucede algo príncipe?
– Pregunta el señor Kenichi preocupado.
- No, no es nada – digo nervioso.
- Él es el chico de la
otra vez… - Susurra con sorpresa.
- ¿Está bien príncipe? –
Pregunta el señor Kota.
- Sí – respondo con mi
corazón comenzando a latir aceleradamente – es sólo que casi tropiezo con la
alfombra.
- Ten más cuidado por
favor, sería terrible que se accidentara.
- Tranquilo, trataré de
que no pase – digo nerviosamente, sintiendo todavía la mirada de Hikaru sobre
mí.
*Hikaru*
¡No puede ser! ¡No puede
ser! ¡NO PUEDE SER! Grito para mis adentros ¿Qué hace él aquí? ¿Qué está pasando?
¿Por qué no puedo articular palabra alguna? ¿Será que me he quedado mudo de por
vida?
- Hikaru… ¡Hikaru! –
Exclama un poco molesto Kota, interrumpiendo mis pensamientos – ¿estás bien?
Pareciera que hubieses visto un fantasma.
- Quizás acabo de ver
uno… - Digo en casi un susurro.
- Tú siempre estás en las
nubes – suspira profundo – Él es el príncipe del reino de Ichigoland, su nombre
es Ryosuke.
- Oh, ya veo… - Vuelvo a
susurrar sin apartar mi mirada de aquel joven que conocí hace tiempo atrás ¿no
que era un viajero o algo así? – Yo soy Hikaru, el botánico de éste reino –
digo haciendo una reverencia.
- Es un gusto conocerlo…
- Dice éste igual o inclusive más nervioso que yo, al parecer tampoco se
esperaba el verme aquí.
- El gusto es mío – digo dedicándole
una sonrisa - El rey de momento está ocupado pero ha pedido que por favor vayan
a saludarlo a su despacho, yo seré su guía de aquí en adelante.
- Muchas gracias Hi…
Señor Hikaru – dice el príncipe sonriente, haciendo que mi corazón de un vuelco
extraño, debería ir a revisarme con el Doctor.
- En ese caso Kei y yo
nos retiramos – dice Kota - nuevamente les deseamos que su estadía sea
placentera y cualquier cosa que necesiten no duden en decirnos.
- Muchas gracias señor
Kota y señor Kei.
- Nos vemos luego – dice
con una leve sonrisa, haciendo una reverencia antes de irse junto con Kei.
*Kei*
- Si las miradas mataran
ese príncipe ya habría muerto como quinientas veces – dice Kota entre divertido
y molesto – sé menos evidente.
- Lo siento ¿se notó tanto?
- Hasta pensaría que el
príncipe se dio cuenta del aura asesina que emanabas.
- ¡Qué vergüenza! ¿Qué
debería hacer Kota? – Pregunto desesperado.
- Primero que todo
tranquilízate – dice serio – y segundo esperar a ver qué sucede.
- Eso no me tranquiliza
para nada…
- ¡Señor Kei! ¡Señor
Kota!– Exclaman a lo lejos el príncipe Daiki junto con el príncipe Yuto,
llegando rápidamente hacia nosotros, abrazándome le primero fuertemente como
siempre lo hace.
- Si están aquí es porque
ya ha llegado el príncipe del otro reino ¿verdad? – Pregunta Yuto curioso.
- Exactamente – responde
Kota – de momento está hablando con el rey así que tienen que esperar para
conocerlo – suspiran ambos con decepción.
- Por cierto ¿saben si
Yuri ya llegó? – Pregunta el príncipe Daiki aún sin despegarse de mí, esto no
es nada bueno para mi corazón.
- Pues hace poco vimos a
Hikaru, así que posiblemente ha de estar por ahí – responde Kota amablemente – aunque
si quieren pueden ir al jardín, allá está Ryutaro con un niño que viene con el
príncipe.
- ¡Qué bien! Otro niño
con quién jugar – dice el príncipe Yuto animadamente.
- Entonces iremos para
allá – dice el príncipe Daiki, apartándose lentamente de mí, sintiendo un
ligero frío en esa zona antes invadida por él – por favor, si ven a Yuri
díganle que estaremos allá.
- Con gusto príncipe –
dice Kota sonriente.
- Nos vemos luego – dice
dedicándome una linda sonrisa antes de irse junto con su hermanito.
- ¿Te quedaste mudo? –
Pregunta Kota preocupado, mientras que yo lo miro confundido, aunque pensándolo
bien no dije palabra alguna en todo ese tiempo que estuvieron ambos.
- Lo siento – río
nervioso – debo parecer un ser patético.
- Sí, patéticamente
enamorado – dice revolviendo mis cabellos – tengo que adelantar algo de trabajo
antes de que comience la fiesta, deberías ir a dónde está el rey, debe estar
ahogado en papeles.
- Tienes razón, pero
primero tengo que ir a mi habitación, hay unos documentos que quedé de darle al
rey ésta mañana y que he dejado allí.
- Entonces te acompaño –
dice dedicándome una sonrisa.
- Gracias Kota – sonrío.
- ¿Por acompañarte a tu
cuarto?
- Por siempre estar ahí
cuando te necesito – digo dándole una suave palmada en el hombro, recordando lo
incondicional que ha sido Kota desde que éramos niños, cuidando siempre de
Yuya, Hikaru y yo.
*Ryosuke*
- ¿Podemos ir a un lugar
más tranquilo antes de ir con el rey? – Pregunto creándose un ambiente tenso
entre los dos.
- Se… Seguro, sígueme –
responde comenzando a caminar hacia algún lugar del castillo siendo seguidos
por el señor Kenichi quién está a una distancia prudente de nosotros – creo que
aquí estará bien – dice sacando una gran cantidad de llaves de uno de sus
bolsillos, abriendo la puerta que está al frente nuestro con una de ellas.
- Señor Kenichi ¿podrías quedarte aquí afuera un
momento?
- ¿Está seguro príncipe?
- Sí, por favor – digo
sin apartar mi mirada de Hikaru – necesito hablar a solas con él.
- Como usted desee
príncipe, aquí estaré por si necesita algo.
- Gracias – digo entrando
a la pequeña sala, seguido por Hikaru quién no deja de mirarme, cerrando la
puerta tras de sí.
CONTINUARÁ...