Hola Hola!!!!!!
¿Cómo han estado? Espero que muy bien y si no es así les mando un super abrazo fuerte y todas las mejores vibras.
Casi y que no tengo el capítulo listo para hoy porque en estos últimos días he estado algo engripada, pero ya hoy me siento mucho mejor y pude terminar justo a tiempo.
Muchas gracias por sus buenos deseos por mi cumpleaños y tendré en cuenta el dejarles mis PDF por si algún día me retiro de escribir, aunque no creo que vaya a ser pronto, todavía tengo muchas historias revoloteando en mi cabecita y que quiero que lean, tanto aquí como para Wattpad que espero pronto comenzar a publicar un nuevo serial omegaverse con Yuno y Asta de Black Clover como sus protagonistas, que sé más o menos lo básico de esas cosas y como veo que cada autor lo maneja a su manera yo también lo haré a la mía, les estaré avisando!!!!
Y como siempre les agradezco enormemente el pasarse a leer cada nueva actualización, por todo su amor y apoyo, amo en demasía leer sus comentarios. Muchas gracias y que disfruten de su lectura.
Capítulo 9
*Yuya*
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! – Me
despierto un poco asustado al sentir dos pesos sobre mí, pero me tranquilizo al
escuchar las animadas voces de mis hermanitos.
- Daiki, Yuto… - Susurro
todavía un poco adormilado - ¿Cómo entraron a mi habitación? – Pregunto
sentándome sobre la cama.
- Le hemos pedido las
llaves a la Señora Hitomi – dice Daiki sonriente.
- Queríamos ser los
primeros en felicitarte – dice Yuto alegremente.
- Y lo han conseguido,
muchas gracias – digo acariciando sus cabecitas -¿Ya desayunaron?
- Todavía no – responde
Daiki.
- Estábamos esperando a
que te levantaras para ir juntos – dice Yuto alegremente.
- ¿Qué hora es? –
Pregunto mientras busco mi reloj de bolsillo sobre la mesita junto a mi cama
viendo que son las diez de la mañana - ¿Tan tarde es? – Pregunto levantándome
de un salto de la cama.
- El señor Kei dijo que
por hoy dejaría que durmieras hasta tarde – dice Daiki.
- Pues dile que es muy
considerado de su parte – digo con un poco de burla - espérenme afuera un
momento mientras me alisto y bajamos juntos a desayunar.
- ¡Sí! – Exclaman ambos
emocionados, saliendo rápidamente de mi habitación.
Después de estar perfectamente
listo y de mirarme por última vez en el espejo,
salgo de la habitación y tomándonos de las manos caminamos a paso lento
hacia la sala del comedor, tal cual como cuando éramos todavía unos niños,
recordando con cariño y nostalgia aquellos momentos en los que mi única
preocupación era pasar el día jugando con mis hermanitos.
Durante el camino veo a
todos los trabajadores del castillo yendo de aquí para allá, llevando entre sus
manos adornos y flores, deteniéndose unos segundos para hacer una reverencia y
felicitarme por mi cumpleaños, para luego seguir con sus deberes. También se
puede percibir en el aire deliciosos aromas que provienen de la cocina,
llegando casi sin darme cuenta al comedor, en donde se encuentran Kei y Kota
ensimismados en unos documentos.
- ¡Buenos días! –
Exclaman al unísono Daiki y Yuto, haciendo que ambos despeguen la mirada de
dichos documentos.
- Buenos días – digo
calmadamente.
- Buenos días su majestad
– dice Kota poniéndose de pie un momento para hacer una leve reverencia – y
feliz cumpleaños.
- Muchas gracias – sonrío
agradecido.
- Feliz cumpleaños – dice
Kei acercándose a nosotros - ¿dormiste bien? – Pregunta un poco divertido.
- Sí, gracias – respondo.
- Señor Kei, mi hermano
dijo que era muy considerado de su parte el que lo dejara dormir hasta tarde –
dice Daiki con una enorme sonrisa.
- Me alegra escuchar eso
– le sonríe – aunque sea el rey no puede tomarse ese lujo muy seguido.
- Que maravilla – suspiro
resignado ante el cruel destino que me ha tocado.
- No te quejes, yo
también tengo que levantarme temprano todos los días.
- Y yo – dice Kota sin
dejar de hacer lo suyo.
- Yuya… Tengo hambre… -
Dice Yuto haciendo un adorable puchero.
- No era necesario que
esperaran por mí – digo tomándolo entre mis brazos.
- Vayan tomando asiento –
dice Kei sonriente – voy a decirle a las muchachas que ya pueden traerles el
desayuno.
- Muchas gracias – digo
yendo hacia la mesa, sentando con cuidado a Yuto sobre una de las sillas – Por
cierto ¿dónde están Hikaru y Yuri? – Pregunto extrañado de no verlos a ambos.
- Se fueron al pueblo
temprano, Hikaru dijo que saldría a comprar algunas cosas que necesitaba y Yuri
quiso acompañarlo.
- Ya veo – digo tomando
asiento al lado de Yuto, mientras que Daiki se sienta a mi lado derecho – ¿Y
saben a qué hora podrían llegar? – Pregunto viendo que las criadas comienzan a
traer nuestros desayunos.
- No sabría decirte –
dice Kota pensativo – dijo que llegarían después de almuerzo.
- Que problema…
- ¿Necesitaba algo su
majestad? – Pregunta Kei sentándose al lado de Kota, quedando al frente de
Daiki.
- Sí…
- ¿Qué sería? - Pregunta
Kei con algo de insistencia – si es algo en lo que pueda ayudar, con gusto lo
haré.
- No creo que te vaya a
dar mucho gusto – susurro nervioso.
- ¿Y qué es? – Pregunta
cambiando su semblante a uno más serio.
- El príncipe de
Ichigoland llegará a mediodía al reino…
- ¿Va a venir un príncipe
de otro reino? – Pregunta Daiki curioso y entusiasmado.
- Sí, vendrá hoy a la
celebración de mi cumpleaños – digo acariciando sus cabellos – está muy ansioso
por conocer el reino.
- Que bien – dice Daiki
sonriente.
- ¿Y querrá jugar con
nosotros? – Pregunta Yuto con emoción.
- Podrán preguntarle
cuando llegue, es un par de años mayor que Daiki, pero no dudo que querrá jugar
con ustedes – digo con una enorme sonrisa.
- ¿Quieres que vaya por
él? - Pregunta Kei.
- Quería pedírselo a
Hikaru pero como no está no me queda de otra.
- Entiendo… - Susurra Kei
pensativo y puedo asegurar que algo molesto.
- Si no quieres ir, está
bien…
- Iré – dice seriamente – dije que te ayudaría en lo que fuera y eso haré, es mi deber como tu consejero.
- ¿Estás seguro? – Pregunto incrédulo.
- Claro que sí su
majestad – sonríe no muy convencido.
- Yo puedo ir contigo –
dice Kota – y de paso vamos por Ryutaro.
- Me parece bien –
responde Kei.
- ¿Podemos ir nosotros
también? – Pregunta Yuto.
- Es mejor que se queden
aquí, el príncipe se quedará por unos días así que ya tendrán tiempo para pasar
con él.
- ¡Sí! – Exclaman ambos
al unísono, continuando con su desayuno.
- Muchas gracias chicos –
digo agradecido, sintiéndome un poco aliviado de que Kei no me tirara un plato
en la cabeza, creo que estoy comenzando a desarrollar un ligero miedo hacia él.
*Kei*
- No pensé que fueras a
aceptar – dice Kota al estar ya ambos dentro del carruaje.
- Pensé en lo mucho que
me estaba comportando como un idiota y causándole incomodidad al rey.
- Pero aun así en el
desayuno parecía que lo fueras a matar en cualquier momento – dice
burlonamente.
- No es fácil asimilarlo
– digo mirando hacia la ventana.
- ¿Por qué no se lo
dices?
-
¿Decirle qué?
- Sobre tus sentimientos
por el príncipe Daiki – dice con seriedad y algo de preocupación.
- No puedo hacer eso, él no
lo aceptaría…
- ¿Por qué no? Eres un
buen partido para el príncipe.
- Es su hermanito, no va
a querer que alguien como yo esté con él – digo entristecido.
- ¿Pero qué dices? Yuya
no es ese tipo de persona.
- Y aún si no lo fuera –
suspiro – dudo que Daiki sienta lo mismo y tampoco quiero que se sienta
obligado a corresponderme.
- Te entiendo – dice con
algo de pesar – pero si no piensas hacer nada lo mejor es que te tranquilices y
dejes que todo transcurra como debe de hacerlo, si quise venir contigo es
porque quiero evitar un asesinato y una posible guerra.
- ¿Cómo puedes pensar
eso?
- Es mejor prevenir que
lamentar – dice mirándome con seriedad, haciéndome reír un poco por aquella
expresión en su rostro, pensando en que mi amigo tiene razón en lo que dice.
*Ryosuke*
- ¿Se ha quedado dormido?
– Pregunta uno de mis caballeros reales al subir nuevamente al carruaje y ver a
su pequeño hijo con su cabecita sobre mi regazo.
- Es un viaje bastante
largo para un niño, es normal que se duerma.
- Pero no creo que sea
correcto que lo use a usted como almohada.
- Tranquilo, no me
molesta en lo absoluto – sonrío mientras acaricio su cabeza - de hecho se ve muy
tierno.
- Por cierto, veo que
está muy emocionado príncipe.
- ¿Eso crees? – Pregunto
viendo que él asiente - la verdad es que lo estoy – sonrío ampliamente – no
sabes lo mucho que deseaba volver a Nasuland, es un lugar precioso.
- ¿En verdad es sólo por
eso? – Pregunta mirándome con curiosidad – lo digo porque la primera vez que
fuimos te desapareciste casi todo el día con un joven.
- Bueno, eso fue porque
me pareció interesante y pensé que sería perfecto como mi guía.
- Si, pero no debiste
escabullirte con él sin avisar y huir como si fueras un prófugo de la justicia.
- ¿Tan así me veía? –
Pregunto un poco avergonzado.
- Nos diste un gran susto
– suspira – menos mal logramos localizarlos y poder estar pendientes de que
estuvieras bien.
- Eso lo noté – sonrío –
muchas gracias por siempre cuidar de mí.
- Es nuestro deber
príncipe – sonríe, haciendo una leve reverencia.
- También les agradezco
que no le comentaran a mi hermana lo sucedido, de haber sabido me hubiese
castigado con no venir a la fiesta del Rey Yuya.
- No es nada príncipe,
pero si vuelves a cometer una imprudencia así no dudaré en hacérselo saber a la
reina.
- Puedes estar tranquilo –
digo con firmeza - no lo volveré a hacer, lo prometo – sonrío, notando que el
carruaje vuelve a moverse después de haber hecho una pequeña parada para
descansar, llevando mi mirada hacia la ventana, admirando el hermoso paisaje
que se muestra por ésta, deseando con todo mi corazón el volver a ver a Hikaru.
*Kei*
De camino a la entrada
del reino fuimos primero por el pequeño Ryutaro quién emocionado corrió a los
brazos de Kota y se encuentra ahora dentro del carruaje mientras esperamos el
del príncipe afuera de éste.
- No estés tan tenso que
vas a asustar al príncipe cuando llegue – dice Kota divertido.
- Lo siento, pero
simplemente no puedo evitar estar nervioso.
- ¿A qué le temes? – Ríe burlonamente
– ¿que sea tan guapo que el príncipe quede flechado por él?
- No es gracioso Kota…
- Lo siento – sonríe - creo
que ya llegaron – dice haciendo que mire hacia el frente, viendo llegar un
elegante carruaje, el cual se detiene frente a nosotros, sintiendo mi pulso
acelerarse de lo intranquilo que estoy.
- Buenas tardes ¿son
ustedes los enviados del rey? – Pregunta un hombre asomándose por la ventana de
éste, a lo cual ambos asentimos; abriéndose la puerta de inmediato, bajando
primeramente aquel hombre, luego un pequeño niño quién se acomoda a su lado y
por último un apuesto joven, brindándonos una resplandeciente sonrisa. ¡Dios
mío! No sólo es guapo, es ¡GUAPÍSIMO!, digo para mis adentros, sintiéndome más
preocupado de lo que ya estaba.
- Mucho gusto, mi nombre
es Ryosuke, príncipe de Ichigoland – dice sonriente – el señor aquí presente es
uno de los caballeros reales del reino y también mi escolta y éste pequeñín es
su hijo, Keito.
- El gusto es mío – dice Kota
haciendo una reverencia – Yo soy Kota, el tesorero real y aquí mi compañero es
Kei, el consejero del rey – dice sonriente, a lo que yo también hago una
reverencia – Esperamos que su estadía en éste reino sea agradable ¿es su
primera vez aquí?
- Sí – responde alegremente
– tenía muchas ganas de conocer éste reino.
- Entonces, sin nada más
que decir vayamos hacia el castillo – dice Kota indicándole al príncipe que
vuelva a subir a su carruaje, mientras nosotros volvemos al nuestro,
agradeciendo internamente la compañía de Kota.