Hola hola!!!!!
¿Cómo están? Espero que estén muy bien y de no ser así les mando un super fuerte abrazo.
Hago ésta entrada rapidita para traerles el capítulo 7 de éste serial y me alegra mucho saber que les está gustando, yo también pienso que los pequeñines son muy adorables, aunque todavía falta uno más y espero poder incluirlo en el siguiente capítulo X'D
Muchas gracias siempre por sus hermosos comentarios, me gusta mucho leerlos!!!!
Y bueno, espero les guste éste capítulo y nos leemos en el siguiente mes!!!!!
Capítulo 7
*Hikaru*
- ¿Y si Yuri sigue
durmiendo? – Pregunta Kota en voz baja al llegar ambos a la puerta de mi
habitación.
- No creo – digo con el
mismo tono de voz – antes de las ocho ya está despierto – digo mientras abro con
cuidado la puerta, viendo al pequeño Yuri estirando sus bracitos todavía sobre
la cama – vamos – digo siendo seguido por él - ¡Feliz cumpleaños! – Decimos al
unísono al estar ya dentro.
- ¡Papás! – Exclama
emocionado, saliendo de la cama rápidamente para venir a abrazarnos.
- Feliz cumpleaños mi
niño – digo alzándolo entre mis brazos, dándole un beso en la mejilla.
- Gracias papá – dice
dándome un fuerte abrazo.
- ¿Cómo amaneciste? –
Pregunta Kota acariciando su cabeza.
- Muy bien padre –
responde el pequeño alegremente.
- Te hemos traído un
pequeño regalo – digo llevándolo hasta la cama, sentándolo en el borde de ésta.
- ¿Un regalo? ¿Para mí? –
Pregunta curioso.
- Sí – respondo recibiendo
una pequeña bolsa de terciopelo que trae Kota en una de sus manos, en la que se
encuentra un precioso collar de plata, con un hermoso cuarzo rosa como dije.
- Que bonito – dice
mirándolo con ilusión.
- Creo que te va a quedar
todavía un poco grande – digo al verlo ya colgando del cuello del más chico.
- Así está bien, a medida
de que vaya creciendo le quedará a la perfección – dice Kota.
- Muchas gracias padres –
dice tomando el dije con cuidado para mirarlo mejor.
- Yo también llevo uno –
digo mostrando el mío que tiene un cuarzo amarillo.
- Y yo – dice Kota
también dejando ver el suyo que es un cuarzo de un verde claro – pensamos en
darte esto como símbolo de nuestra alianza.
- Aunque ya eres nuestro
hijo legalmente, se nos hizo lindo darte algo que pudiéramos tener los tres,
quizás es algo simple pero para nosotros representa el profundo amor que te
tenemos hijo y que sin importar las circunstancias siempre estaremos contigo.
- Gra… Gracias… – dice
con voz temblorosa y con sus ojos a punto de comenzar a derramar unas lágrimas.
- ¡No llores! – Exclamo
un poco asustado, tomando su rostro entre mis manos - ¿dije algo malo?
- No son lágrimas de
tristeza papá, me siento muy feliz, en serio – dice tratando de limpiarlas con
la manga de su pijama – estoy muy feliz de estar aquí con ustedes.
- Y nosotros también
somos felices de tenerte – digo abrazándolo con dulzura.
- Así que cuídalo mucho –
dice Kota alborotando un poco los cabellos de éste - ve y cámbiate rápido que
nos están esperando para desayunar, sobre todo los príncipes – dice con una
sonrisa.
- Sí señor – dice Yuri
animadamente, bajando de la cama para ir rápidamente hacia el cuarto de baño.
*Yuri*
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS YURI!
– Gritan Yuto y Daiki al llegar junto con mis padres al comedor, corriendo
hacia mí para abrazarme.
- Gracias chicos – digo
con alegría correspondiendo al abrazo de ambos.
- Queríamos ser los
primeros en felicitarte pero tus padres se nos adelantaron – dice Yuto haciendo
un puchero.
- Nosotros como sus
padres teníamos que hacerlo primero – dice papá Hikaru con orgullo.
- ¡Pero no es justo! –
Vuelve a reclamar Yuto.
- ¿Por qué hay tanto
alboroto desde tan temprano? – Pregunta el rey llegando al lugar junto con el
señor Kei.
- Es que Yuto y yo
queríamos felicitar primero a Yuri, pero el señor Kota y el señor Hikaru se nos
adelantaron.
- Pues esto no hubiese
pasado si alguien – dice Yuto mientras mira a Daiki – no hubiese estado tan
dormido como una roca.
- ¿Ahora es mi culpa? –
Pregunta Daiki consternado.
- ¡Sí! – Dice Yuto molesto.
- Ya hermanitos, no
peleen por eso – dice el rey con voz calmada – ya de por sí sabemos lo difícil
que es despertar a Daiki en las mañanas.
- ¡Oye! – Exclama Daiki.
- Así que debiste
contemplar eso primero antes de molestarte con él, recuerda que a nuestro padre
nunca le gustó vernos pelear.
- Lo sé, pero… - Susurra
Yuto.
- Además no creo que a
Yuri le moleste si lo felicitan primero o si son los últimos en hacerlo ¿o me
equivoco? – Pregunta dirigiendo su mirada hacia mí.
- Está en lo correcto su
majestad – respondo un tanto nervioso por su presencia – no importa a qué horas
me feliciten, siempre lo recibiré con mucho cariño.
- ¿Ya lo ven? – Sonríe -
esfuércense más para la próxima vez – dice acariciando las cabezas de ambos.
- Sí hermano – dicen
avergonzados.
- Ganaremos el siguiente
año – dice Yuto con entusiasmo dirigiéndose a mi papá.
- ¿Desde cuándo el
felicitar a Yuri en su cumpleaños se volvió una competencia? – Dice papá Hikaru
– no tienen ninguna oportunidad contra mí.
- No saben en lo que se
han metido príncipes – dice papá Kota burlonamente.
- Feliz cumpleaños
pequeño Yuri – dice el señor Kei.
- Muchas gracias – sonrío
haciendo una leve reverencia.
- Por cierto Yuri – dice
el rey acercándose a mí – Feliz cumpleaños – dice dulcemente mientras acaricia
mi cabeza.
- Gracias su majestad… -
Susurro - ¿va asistir a la fiesta?
- La verdad es que tengo
mucho trabajo – dice haciendo que me ponga un poco triste - pero haré todo lo
posible por asistir aunque sea un momento.
- Me alegraría mucho que
lo hiciera – digo con ilusión.
- Haré todo lo posible –
sonríe – bien, vamos a desayunar – dice caminando hacia la mesa – nos espera un
día largo.
*Hikaru*
- Por favor pon estas
flores aquí – le indico a una de las empleadas quién lleva unas rosas blancas
en un precioso jarrón celeste, ya pronto iniciará el festejo así que necesito
que todo sea perfecto.
- Hikaru ¿pero qué estás
haciendo? – dice Kei mirándome divertido - ¿no se supone que ésta también es tu
fiesta?
- Sí, pero es la primera
fiesta de Yuri y quiero que sea especial.
- Parece que la
paternidad te ha hecho mucho bien – sonríe - ¿Y dónde está Kota?
- Se fue hace un momento
a recoger a Ryutaro.
- En verdad que está muy
enamorado de él, jamás pensé que lo vería así.
- Es raro ¿verdad?
- ¿Y tú cómo estás?
- ¿Cómo estoy de qué?
- Del corazón.
- Pues supongo que bien,
tengo un ritmo cardiaco normal.
- No estoy hablando sobre
eso ¿hay alguien que te guste?
- ¿Eh? ¿Por qué preguntas
eso tan de repente? – Pregunto sintiendo mi rostro arder un poco al recordar a
aquel chico extraño del otro día.
- Sólo es curiosidad –
sonríe.
- ¿Y a ti? ¿Te gusta
alguien?
- Supongo que es
complicado – suspira – bueno, iré a ver al rey, tengo que llevarle algo que me
encargó.
- Está bien, pero por
favor no hagas preguntas así de la nada, que fea costumbre que tienes.
- Lo siento – hace una
pequeña reverencia – nos vemos luego.
- Nos vemos – respondo
viendo cómo se aleja rápidamente – jovencita, pon las galletas en ésta mesa.
*Yuya*
- Su majestad, ya estoy de
regreso – dice Kei entrando por la puerta de mi despacho.
- ¿Pudiste conseguir lo
que te pedí?
- Sí señor, aunque no fue
nada fácil – digo entregándole el objeto dentro de una caja – el encargado de
la tienda me dijo que hace un par de años dejaron de producirlo, pero fue una
suerte que todavía tuviera una copia en la bodega.
- Me alegro mucho, no
pensé que fuera tan difícil de conseguir, espero no haberte ocasionado algún
problema.
- Claro que no su
majestad, para mí es un gusto servirle.
- ¿Y cómo van los
preparativos de la fiesta?
- Van muy bien, Hikaru
está al pendiente de todo.
- Espero poder asistir un
rato - suspiro – se lo prometí a Yuri.
- Bueno, si tanto desea
asistir lo mejor es que se concentre en trabajar su majestad.
- Ya voy, ya voy – digo
resignado, el trabajo de un rey es bastante duro y todavía no me acostumbro.
*Yuri*
- ¡Feliz cumpleaños Yuri!
- Muchas gracias Ryutaro
– digo correspondiendo a su abrazo.
- Feliz cumpleaños a ti
también señor Hikaru – dice Ryu haciendo una reverencia.
- Gracias pequeño Ryutaro
– dice mi papá Hikaru - me alegra mucho verte, noto que has crecido un poco
desde la última vez que te vi.
- Eso es porque siempre
me como todas mis frutas y verduras.
- Me alegra saber eso,
así vas a crecer sano y fuerte.
- Gracias señor – sonríe
– ¿podemos Yuri y yo ir a jugar?
- Por supuesto que sí,
pero no vayan muy lejos.
- Sí señor – respondemos al
unísono, alejándonos un poco de ahí.
- ¿Dónde están Yuto y
Daiki? – Pregunta Ryutaro.
- Dijeron que iban por
algunas golosinas – digo mirando hacia todos lados viéndolos venir hacia
nosotros.
- Ryutaro, que bueno que
llegaste – dice Yuto con emoción.
- Deberías de probar
éstas galletas – dice Daiki ofreciéndonos algunas.
- Gracias – digo tomando
una, dándole un mordisco – está deliciosa.
- La señora Hitomi hace
las mejores galletas del mundo – dice Daiki alegremente.
- Eso es verdad – afirma
Yuto.
- ¿Y a dónde van? –
Pregunta Daiki.
- Vamos a jugar ¿quieren
acompañarnos? – Pregunta Ryutaro con ilusión.
- Claro que sí, vamos al
jardín – dice Yuto con emoción, siguiéndolo todos hacia dicho lugar.
*Hikaru*
La fiesta está
transcurriendo tal y como se esperaba, el pequeño Yuri se está divirtiendo y ha
recibido muchos regalos, siendo más de la mitad de parte de Kota, ese hombre no
escatima en gastos, debería de medirse.
- Hikaru… ¡Hikaru! –
Exclama de repente una voz familiar haciéndome dar un brinco del susto que me
ha dado, viendo al rey escondido tras una columna.
- Su…
- Shhh no lo digas,
acércate – dice haciendo una seña con su mano.
- Su majestad ¿por qué se
esconde? – Pregunto confundido.
- No quiero que los
invitados me vean, no quiero llevarme toda la atención.
- Entiendo su majestad.
- ¿Cómo va la fiesta?
- Va muy bien, no más
mira lo alegre que está Yuri – digo al verlo jugar con varios de los niños
invitados.
- Me alegra mucho –
sonríe – he venido tal y cómo se lo prometí a Yuri ¿puedes pedirle que venga?
Quisiera darle su regalo personalmente.
- Claro que sí su
majestad – hace una reverencia - Ya voy por él – digo yendo hacia donde están
los niños - ¡Yuri! – Exclamo llamando su atención, viniendo éste hacia mí.
- ¿Qué sucede papá? –
Pregunta al estar ya cerca.
- El rey ha venido a
verte – digo agachándome un poco para que sólo pueda escucharlo él.
- ¿El rey? – Pregunta
emocionado.
- Sí, pero no lo digas
tan alto.
- Lo siento – dice apenado
- ¿Y dónde está? – Pregunta mirando hacia todos lados.
- Está detrás de aquella
columna – digo señalándole tal lugar – ve con cuidado - sonrío viendo cómo corre
rápidamente hacia ese lugar – ni siquiera es tan veloz cuando se trata de Kota
o de mí.
*Yuri*
- Su majestad viniste –
digo emocionado.
- Sí, así como te lo
prometí – sonríe - ¿me acompañas al pasillo? Necesito decirte algo importante.
- Sí señor – respondo
siguiéndolo hasta dicho lugar - ¿por qué no entra a la fiesta? – Pregunto curioso.
- Es tu día especial, no
quiero que se vea opacado por mi presencia.
- A mí no me molestaría.
- Lo sé, pero es mejor
así – dice sonriente.
- ¿Y qué es lo que quiere
decirme?
- Feliz cumpleaños Yuri –
dice mostrándome lo que parece una caja envuelta en un papel muy colorido –
este es un regalo de mi parte.
- ¿Un regalo para mí? –
Pregunto sintiéndome emocionado.
- Sí, espero que sea de
tu agrado.
- ¡Muchas gracias! – Digo
aceptando el regalo con alegría – ¿puedo abrirlo?
- Claro que sí – dice
mientras mira atentamente el cómo abro aquella caja, sorprendiéndome de ver un
libro dentro de ésta.
- ¿Un libro? – Pregunto
mirándolo con ilusión.
- La maestra Sayuri me ha
dicho que has comenzado a leer, así que pensé que sería un buen regalo para ti,
tiene una gran variedad de cuentos infantiles con los cuales puedes practicar
tu lectura – sonríe – cuando era pequeño mis padres me regalaron un libro como
éste, pero con el pasar de los años y el uso ya está un poco desgastado, así
que pensé en darte uno nuevo.
- Muchas gracias su
majestad – digo abrazando dicho libro con ternura – lo cuidaré mucho.
- Estoy muy contento de
que te guste – dice acariciando mi cabeza – bueno, tengo que irme a trabajar,
espero termines de pasarla muy bien.
- Claro que lo haré su
majestad, pero espera un momento – digo entrando rápidamente al salón, yendo
hacia una de las mesas en dónde se encuentran las galletas envueltas en
bolsitas de papel, tomando una de éstas – por favor lleva esto – digo
extendiéndole la bolsita con mi respiración agitada.
- No debiste molestarte.
- Por favor, recíbelas –
insisto.
- Muchas gracias pequeño
– dice tomando la bolsita con cuidado, dedicándome una bella sonrisa.
- Mucho ánimo en el
trabajo su majestad.
- Gracias, lo voy a
necesitar – dice alborotando un poco mis cabellos, yéndose del lugar a paso
apresurado, sintiéndome feliz de haberlo visto aunque fuera por un rato.