Hola Hola!!!!!
Espero que estén muy bien y si no es así les mando un abrazo fuerte y todos los ánimos que requieran 💖
Continuando la conversación de comentarios anteriores, yo nunca he tenido problemas con las relaciones que tienen grandes diferencias de edad, como por ejemplo desde adolescente siempre fui fan del Sesshomaru x Rin de Inuyasha y créanme que fui la más feliz al saber que se hizo canon esa pareja. Aunque bueno, todo depende de como lo maneje el autor.
Y hablando sobre Seduciendo a mi profesor y de lo intenso que es Yuri en ese serial, les informo de que POR FIN, comencé a escribir el segundo especial de éste, espero tenerlo listo en algún momento de éste año ¿será que por fin Yuyan se casará? Eso lo sabremos más adelante.
Le tengo mucho cariño a ese serial y más porque fue el primero que escribí, en esos tiempos no pensaba que pudiera escribir una historia tan larga, pero quedé muy feliz con el resultado.
A propósito del tema ¿Cuál fue su pareja o trío (?) favorito de ese serial? La que más disfruté escribir fue el Takachii, me la volé mucho en algunas cosas, pero fue divertido el proceso.
Y bueno, para no alargarme más de lo que ya lo he hecho, hoy les traigo el capítulo 5 de éste hermoso serial.
PD: Tomatito me ha plantado la semillita de un romance entre Yuri y Yuto en éste serial, pero creo que eso no se va a poder porque ya las parejas están super decididas desde hace años, aunque quizás podría hacer algo con eso, pero no prometo nada X'D
Nos leemos en abril!!!!!
Capítulo 5
*Yuri*
Mis ojos se abren
lentamente al sentir una molestia sobre ellos, notando al tenerlos ya completamente
abiertos de que se trata de los rayos del sol que entran por una ventana, exaltándome
un poco al hallarme en un lugar desconocido.
- ¿Pero cómo es que
llegué aquí? – Pregunto confundido, mirando todo a mí alrededor – parece la
habitación de alguien…
- Veo que ya despertaste
– dice el Señor Hikaru entrando a ésta con una enorme sonrisa - ¿dormiste bien?
- Eh… si… - suspiro
aliviado de verlo - ¿Dónde estoy? – Pregunto todavía un poco desconcertado.
- Ésta es mi habitación –
dice mientras pone unos libros sobre lo que parece un escritorio.
- ¿Tu habitación?
- Sí, te quedaste dormido
anoche en el comedor, así que Kota y yo te trajimos aquí.
- Lo… Lo siento…
- No tienes que disculparte,
ayer fue un día muy agotador y más para ti – dice sentándose a mi lado al borde
de la cama.
- ¿Y voy a quedarme aquí
contigo?
- De momento pienso que
es lo mejor, pero si tú quieres…
- ¡No! – Exclamo
rápidamente, sintiéndome luego avergonzado por aquel impulso – por mí está bien
quedarme aquí contigo.
- Me alegra escuchar eso,
ya verás que nos divertiremos mucho – dice alborotando mis cabellos – bueno, ya
es hora de ir a desayunar – dice sonriente – ve a lavarte, te esperaré aquí.
- Sí señor – digo
alegremente bajando de la cama, quedándome quieto en medio de la habitación.
- ¿Sucede algo? –
Pregunta preocupado.
- Esto… ¿Dónde está el
baño? – Pregunto apenado.
- Es la puerta que está a
la derecha al frente de ti – dice con una sonrisa – si necesitas ayuda no dudes
en avisarme.
- Gracias – digo con una
tímida sonrisa, yendo rápidamente a ese lugar, quedando impresionado de lo
lujoso que se ve, notando sobre un mueble una muda de ropa y un par de zapatos,
aquellos que habían comprado para mí en aquel pueblo – ya estoy listo – digo
saliendo del cuarto de baño después de lavarme y cambiarme.
- ¡Qué lindo! – Exclama
el señor Hikaru con ternura – definitivamente Kota tiene muy buen gusto para la
moda.
- ¿Dónde está el señor
Kota? Quiero decirle los buenos días.
- Kota salió temprano
ésta mañana.
- ¿A dónde? – Pregunto
con algo de tristeza.
- Fue a visitar a su
prometido – dice con una sonrisa – pero antes de irse me dijo que te portaras
bien y que ya se verían en la tarde – dice acariciando mis cabellos.
- Me gustaría mucho
conocer a su prometido.
- No dudo que lo
conocerás, es un niño encantador, demasiado para alguien como Kota – dice
burlonamente.
- Yo pienso que el Señor
Kota también es encantador.
- Eso lo dices porque no
lo conoces tanto como yo.
- Lo quieres mucho
¿verdad? - Digo esbozando una amplia sonrisa.
- Vamos a desayunar –
dice tomando mi mano, sin responder a lo que le había preguntado.
*Kota*
- Kota querido, que gusto
me da verte – dice la señora de la casa saliendo a recibirme, abrazándome
cálidamente.
- El gusto es mío señora –
digo correspondiendo al abrazo - ¿Ryutaro ya está despierto? – Pregunto apartándola
un poco, algo ansioso de verlo.
- Apenas le dijimos que
hoy vendrías se levantó de la cama con la velocidad de un rayo – dice sonriente
– está esperándote en la sala – dice invitándome a pasar.
- Me encantaría entrar
¿pero primero podrías hacerme el favor de traerlo aquí afuera? Es que dudo que
al regalo que le traigo se le permita entrar.
- Claro que sí querido –
dice indicándole a una de sus empleadas que traiga al niño, viniendo éste
segundos después corriendo rápidamente hacía mí, abrazando mis piernas.
- ¡Kota! – Exclama emocionado
- ¿viniste a jugar? – Pregunta con total ilusión.
- Claro que sí mi niño –
digo acariciando sus cabellos – pero primero quiero mostrarte el regalo que te
he traído.
- ¿Un regalo? – Pregunta
mostrando ese bello brillo de sus ojos que me encanta tanto.
- Sí, pero prométeme que
vas a cuidarlo muy bien – digo agachándome para quedar a su altura.
- Lo haré – sonríe
dulcemente - ¿Y qué es? – Pregunta curioso.
- Ya lo verás – digo
indicándole la señal a uno de mis
sirvientes para que traiga al pequeño potrillo blanco.
- ¡Es un caballito! –
Exclama el pequeño con entusiasmo - ¿Ese es mi regalo? – Pregunta con ilusión.
- Claro que sí.
- ¿Puedo tocarlo?
- Por supuesto, es un
potrillo muy dócil – digo viendo cómo Ryutaro se acerca a éste con timidez,
acariciando con suavidad su pelaje.
- Que lindo eres – dice
sonriente mientras el potrillo se deja hacer, parece que le agrada - ¿Cómo se
llama?
- No tiene nombre – digo
acercándome a ambos – pensé en que estaría bien que tú se lo pusieras.
- ¿Qué nombre sería lindo
para éste caballito? – Pregunta más para sí mismo, arrugando un poco su rostro
al estar pensativo - ¡Ya sé! – Exclama de repente.
- ¿Ya le escogiste un
nombre? – Pregunto divertido viendo cómo éste asiente enérgicamente – eso fue
rápido – sonrío - ¿y cuál será?
- Se llamará Copo de
nieve – dice orgulloso de su elección.
- Ese es un nombre muy
lindo – digo sin borrar la sonrisa de mi rostro – cuando crezcas un poco más te
enseñaré a cabalgarlo.
- ¿En serio? – Pregunta
con ilusión – muchas gracias Kota – dice dándome un fuerte abrazo aprovechando
que estaba agachado.
- No es nada – digo correspondiendo
alegremente.
Luego de estar un rato
junto con Copo de nieve, éste fue llevado al establo que se encuentra a pocos
metros de la casa. Ésta queda ubicada casi a las afueras del reino así que el
pequeño animal tendrá mucho campo que recorrer.
- ¿Vas a quedarte para el
almuerzo? – Pregunta la madre de Ryutaro sonriente.
- Será un honor – digo
haciendo una pequeña reverencia.
- Entonces ¡vamos a jugar!
– Exclama el pequeño Ryutaro emocionado mientras toma mi mano.
- ¿Y a qué quieres jugar?
– Pregunto siendo llevado por él hacía el interior de la casa, viendo varios de
sus juguetes esparcidos sobre el suelo de la sala.
La idea de mi compromiso
con Ryutaro viene desde la más tierna infancia de nuestras madres, quienes
desde entonces han sido las mejores amigas. Pero lamentablemente la madre de
Ryutaro no podía concebir un hijo, entristeciendo a ambas partes y más al ver
que mi madre ya tenía tres hijos en su haber, siendo yo el menor de éstos. Así
que un día, a mis diez años, mientras se lamentaban de no cumplir su deseo, les
prometí que yo esperaría por mi prometido el tiempo que fuera, convirtiéndome
así en la última esperanza de que el sueño de ambas se cumpliera.
Realmente no tenía mucho
interés en comprometerme, ni siquiera de casarme, pero si la idea de que lo
esperaría las hacía felices, no habría ningún problema con ello. Hasta que
finalmente, diez años después, se dio el tan esperado acontecimiento. En un
principio me lamenté de haber hecho esa promesa, ya que me sentía muy a gusto
con la vida que hasta ese momento llevaba, pero en el instante que tuve a ese
pequeño en mis brazos supe que había tomado la decisión correcta, jurándole
devoción absoluta.
Por ahora Ryutaro sabe
que estamos comprometidos, pero no es consciente del peso que conlleva esa
palabra para los dos. Para él soy sólo su amigo y alguien con quien jugar, pero
eso no me molesta, quiero que nuestra relación se dé naturalmente, no quiero
imponerle nada.
-
¿Y si Ryutaro al final no quiere casarse contigo? – Preguntó Hikaru hace un
tiempo, mirándome con preocupación.
-
Aunque no lo creas – suspiré - he pensado mucho en eso…
-
¿Y qué es lo que has pensado?
-
Que él es libre de hacer lo que quiera, si su felicidad es al lado de otra
persona lo aceptaré aunque me destroce por dentro.
-
¿No estás siendo algo dramático?
-
Quizás – sonreí – pero no puedo pensar en obligarle a estar conmigo si no lo
quiere.
-
Tienes razón… Pero igual siento mucha pena por ti… - Dijo mientras daba suaves
palmadas sobre mi espalda – Aun así, yo creo que si corresponderá tus
sentimientos y tendrán una magnífica boda.
-
¿En verdad lo crees? – Pregunté curioso.
-
Claro que sí, confía en mi intuición – sonrió – aunque para entonces ya serás
un hombre viejo.
-
Muchas gracias por los ánimos – dije dándole un suave golpe en el brazo.
*Hikaru*
- ¡Buenos días! – Exclamo
alegremente al llegar junto con Yuri a la sala del comedor, encontrándome en
éste sólo a Kei y al príncipe Yuto.
- Buenos días – responde
Kei haciendo una leve reverencia desde su asiento.
- ¡Buenos días Yuri! –
Exclama el príncipe acercándose a nosotros.
- Buenos días Yuto –
responde Yuri, siendo llevado por el príncipe a sentarse a su lado para
desayunar.
- ¿Por qué no estuviste
anoche en la cena? – Pregunto al recordar que no lo había visto la noche
anterior.
- Hubiese podido asistir
si alguien no se hubiera llevado al tesorero – dice mirándome con desaprobación
– así que muy amablemente tuve que ayudarle a su majestad con el trabajo que le
correspondía.
- Lo siento – digo
apenado.
- Tranquilo, ya es algo
tan usual que ni molestarse vale la pena – sonríe – pero me enteré de la buena
nueva – dice mientras mira a Yuri quién conversa animadamente con Yuto.
- Yuri – digo haciendo
que el pequeño me mire con atención – él es Kei, el consejero del Rey.
- Mu… Mucho gusto – dice
levantándose de su asiento haciendo una reverencia, causándome algo de gracia.
- El gusto es mío –
responde Kei – bienvenido al reino.
- Muchas gracias señor –
dice nerviosamente.
- ¿Dónde está el príncipe
Daiki? – Pregunto al no verlo desayunando junto con su hermano.
- Está rindiendo un
examen – dice Kei – le prometí que si lo pasaba el Rey le daría el permiso de
tener toda la semana libre.
- Que considerado de tu
parte – digo sentándome a su lado, viendo que una de las sirvientas trae mi
desayuno.
*Kei*
- ¡Señor Kei! ¡Señor Kei!
– Escucho la voz de Daiki acercándose cada vez más, hasta sentir sus brazos
rodeando mi cintura.
- ¿Qué sucede? – Pregunto
asombrado por tal acto.
- ¡He pasado el examen! –
Dice con orgullo, mostrándome aquel papel con una alta nota sobre éste.
- Muchas felicidades.
- Príncipe… No era
necesario que saliera corriendo como un loco… – dice la maestra Sayuri agitada
de haber corrido tanto.
- Lo siento, es que estoy
muy emocionado – dice con una gran sonrisa – vas a cumplir lo que me prometiste
¿cierto? – Pregunta expectante.
- Claro que sí, ya el rey
está enterado y ha dado su aprobación.
- Muchas gracias – dice
abrazándome de vuelta - ¿sabes dónde están Yuto y Yuri?
- Si no mal recuerdo creo
que dijeron que irían a jugar al jardín.
- Entonces iré de
inmediato para allá – dice dándome un último abrazo antes de irse.
- Dios mío, que energía
tiene ese niño – dice la maestra Sayuri secándose el rostro con un pañuelo.
- Es muy inquieto – digo
sonriendo con ternura – su majestad ha ordenado que se tome ésta semana libre
maestra.
- No se hubiera
molestado…
- Tranquila, él sabe más
que nadie el arduo trabajo que siempre hace.
- Muchas gracias señor –
dice la maestra dando una reverencia para luego marcharse.
*Yuri*
El día pasó rápidamente
mientras jugaba con Yuto y Daiki, siendo supervisados por el señor Hikaru quién
pasaba de vez en cuando para saber cómo estaba. Para rato después sentir una
enorme alegría al ver al señor Kota e ir a abrazarlo de inmediato, me había
hecho mucha falta, a pesar de que sólo se fue medio día, aunque no duró mucho
ya que tenía que encontrarse con el rey a quién no vi en todo el día, ni
siquiera a la hora de la cena.
- Señor Hikaru… - Digo en
casi un susurro, nos encontramos sobre la cama, acostados de lado uno al frente
del otro.
- Dime… - responde algo
somnoliento, al parecer también tuvo mucho trabajo en el día de hoy. Pero
siento que si no se lo pregunto de una vez luego no tendré el valor de hacerlo.
- Sobre lo de ésta mañana…
- ¿Lo del baño? El del
rey es tres veces más grande que éste.
- No me refiero a eso… -
Digo tratando de formular la pregunta de forma correcta - ¿Quieres mucho al señor
Kota? – Suelto de una vez, viendo como los ojos de éste se abren como si
hubieran visto un fantasma.
- ¿Qué? – Pregunta
sorprendido, pero tratando de no alzar la voz.
- Eso… Lo que acabo de
preguntar… - Digo apenado, creo que no debí hacerlo.
- ¿En serio quieres saber
eso?
- La verdad es que sí… -
Susurro.
- Está bien – suspira –
pero prométeme por favor Yuri que no se lo vas a decir a nadie – dice mirándome
serio.
- Lo prometo – digo con
firmeza.
- Yo… - Susurra pensativo
– él me gustaba mucho desde que éramos niños.
- ¿Y qué pasó? – Pregunto
curioso.
- Pues nada, nunca pasó
nada entre nosotros.
- ¿Y por qué?
- Porque él nunca me miró
de la misma manera en la que yo lo hacía.
- Lo siento… - Susurro
avergonzado de haber preguntado, quizás es muy doloroso para él.
- Pero no creas que
estaba profundamente enamorado de ese idiota, sólo me gustaba, no más que eso.
- Ya veo…
- Pero no te sientas mal
por mí, eso ha quedado en el pasado, ambos somos muy buenos amigos y siempre
nos alegraremos por la felicidad del otro.
- Entonces, ¿si lo
quieres mucho?
- Sí, pero como AMIGO.
- Con saber eso me basta
– digo sonriente.
- Recuerda no decírselo a
nadie, ni siquiera a él.
- No lo haré, lo prometo.
- Así me gusta – dice
brindándome una sonrisa.
- ¿Y ahora te gusta
alguien?
- Pues hace mucho tiempo
que no me he fijado en alguien de esa manera… - dice pensativo.
- ¿Pero te gustaría? –
Pregunto con curiosidad.
- La verdad no estoy
interesado en eso.
- ¿Pero por qué?
- Porque simplemente es
así – dice acariciando mi cabeza - bueno, ya han sido muchas preguntas por hoy,
así que a dormir.
- Buenas noches – digo abrazándome
a él.
- Buenas noches –
responde correspondiendo a mi cercanía.
CONTINUARÁ...