Hola Hola!!!!!!!! (Hago ésta entrada rapidita porque me voy a trabajar X'D)
Primero que todo quiero agradecerles por haber estado un año más aquí conmigo, leyendo y disfrutando de mis historias y no quería despedirme de éste año sin publicar el segundo capítulo de éste nuevo serial, me alegra que les haya gustado el primero y espero les guste lo que sigue de ésta historia, está siendo muy divertido escribirla.
Muchas gracias por todo y espero que el 2022 sea un buen año para todas y que me sigan acompañando, las quiero mucho y les mando un fuerte abrazo!!!!!
Capítulo 2
*Hikaru*
Luego de conseguir lo que
faltaba, nos dirigimos nuevamente hacia el carruaje, viendo de reojo y con ternura
el cómo Kota carga con cuidado al pequeño durmiente.
- Que lindo - Susurro al
estar ya los tres dentro del carruaje, acariciando los cabellos de aquel niño,
cuidando de no despertarlo, notando que el carruaje comienza a moverse.
- Sí, es muy lindo – dice
Kota sonriente - es una pena que haya tenido que terminar así siendo tan
pequeño – dice con tristeza.
Según lo que nos dijo el
anfitrión de la subasta, esos hombres acostumbraban a saquear casas, robándose lo
que pudieran de ésta y si habían niños en éstas asesinaban a los adultos y se
llevaban a los menores para venderlos como esclavos, ya que para ellos era más
práctico.
- Sí, pobrecillo… Y
pensar que esos tipos van a seguir haciendo de las suyas… - Suspiro - ¿a cuántos
niños habrán hecho lo mismo?
- No quiero ni imaginarlo
– dice con repudio.
- Prometo que te
devolveré cada centavo de lo que pagaste por él – digo decidido.
- No tienes que hacer tal
cosa.
- ¿Cómo qué no? –
Pregunto confundido – por mi culpa no vas a poder comprar lo que querías para
Ryutaro.
- No te preocupes por el
dinero – dice sacando una bolsita del bolsillo de su pantalón – he podido
recuperar doscientas mil peras – dice con una enorme sonrisa.
- ¿Pero cómo?
- No creo que quieras
saberlo…
- ¿Qué hiciste? – Pregunto
totalmente consternado, notando que Yuri se remueve un poco entre los brazos de
Kota, pero sigue durmiendo.
- Le pedí a unos tipos
que se encargaran de ellos – dice tranquilamente – y a cambio les di la mitad
del dinero que esos desgraciados tenían.
- ¿Cómo?
- Lo que acabas de
escuchar – suspira – no voy a entrar en detalles, pero puedes estar tranquilo
de que esos tipos no volverán a hacerle daño a más personas.
- Menos mal soy tu amigo
y no tu enemigo – río nerviosamente.
- Ya sabes que odio las
injusticias y me enferma saber que hay gente así en el mundo.
- Tienes razón… - Susurro
pensativo.
- ¿Te parece bien si nos
detenemos en el siguiente pueblo? Quiero comprar el regalo de Ryutaro ahí y
también aprovechar para comprarle algo de ropa a Yuri.
- Me parece una gran idea
– digo con ilusión – ¿quieres que sostenga a Yuri por ti?
- No, estoy bien, puedo
cargarlo un poco más.
- Creo que te has
encariñado más con él que yo – río divertido.
- No digas tonterías… -
Dice sonrojado.
- Vas a ser un gran padre
en un futuro lejano – digo palmeando su hombro derecho.
- ¿Cómo que lejano?
- Pues Ryutaro sigue
siendo un bebé, así que tienes que esperar mucho tiempo.
- Eso no es gracioso –
dice serio.
- Pero mientras tanto
puedes ir practicando con Yuri – digo sonriente, recibiendo una mala mirada por
parte de mí amigo.
*Yuya*
- ¿Dónde están Kota y Hikaru? – Pregunto al encontrarme con Hitomi, mi nana desde que tengo uso de razón y quién está regando las flores del jardín con suma alegría.
- Salieron ésta mañana
muy temprano rumbo a la frontera.
- ¿Otra vez?
- Su majestad ¿acaso
olvidaste qué día es hoy?
- Esto… ¿primero de
marzo? – Pregunto con duda.
- Exacto su majestad –
sonríe dulcemente.
- Es cierto… Él siempre
va el primer día de cada mes a ese lugar… ¿Pero tenía que llevarse a Kota con
él?
- Dijo que se lo llevaba
porque era el único que tenía tiempo libre – sonríe – ¿lo necesitaba para algo?
- Lo necesito para que me
ayude con unas cuentas, pero será esperar a que regrese – digo resignado.
- Desde que murió tu
padre hace dos meses has tenido que trabajar mucho.
- Sí, hasta me cuesta
saber qué día es – río apenado.
- Ya te irás
acostumbrando con el tiempo, estoy segura de que serás un rey tan espléndido
como él.
- ¿En serio lo crees?
- Claro que sí, de los
tres hijos de éste, eres el que más se le parece.
- ¡Yuya! ¡Yuya! – Exclama
mi pequeño hermano Yuto viniendo hacia mí, con una pelota sostenida por sus
pequeñas manos - ¡Vamos a jugar Yuya! – Dice alegremente, dando pequeños
saltitos.
- Ahora no puedo Yuto,
tengo mucho trabajo que hacer – digo apartándolo un poco.
- Pero antes si jugabas
conmigo – dice haciendo un puchero, asomándose unas lágrimas en sus ojos.
- Lo sé, pero antes no
tenía las obligaciones que tengo ahora – digo acariciando su cabeza - ¿Por qué
no juegas con Daiki?
- El príncipe Daiki está
en la biblioteca estudiando, mañana tiene examen – dice Hitomi.
- Por favor, juega
conmigo, aunque sea un poquito – dice suplicante, no puedo negarme a la tierna
expresión de mi hermano más pequeño.
- Está bien, pero sólo un
ratito – digo sonriente, yendo junto con mi hermanito al centro del jardín para
jugar a la pelota con él.
*Yuri*
- Yuri… Despierta Yuri… -
Me remuevo un poco, escuchando una voz un poco familiar llamándome a la
distancia – Yuri… - Abro mis ojos lentamente, tratando de acostumbrarme a la
luz.
- ¿Eh? ¿Dónde estoy? –
Pregunto frotando mis ojos, notando que estoy entre los brazos del hombre que
me había comprado, poniéndome de pie de inmediato, dándome cuenta de que
estamos dentro de un carruaje.
- Yuri ¿estás bien? –
Pregunta el que me llamaba anteriormente.
- ¿Qué hago aquí? ¿A
dónde me llevan? – Pregunto temeroso.
- Acabamos de llegar a un
pueblo para comprarte algo de ropa y también para que comas algo, debes estar
hambriento – dice ese hombre que si no mal recuerdo se llama Hikaru, escuchándose
luego el sonido de mi estómago crujiendo por el hambre, haciéndome avergonzar.
- Lo… Lo siento…
- No te avergüences, es
normal que pase eso cuando se tiene mucha hambre – dice sonriente - ¿Vamos a
comer primero? – Pregunta ofreciéndome su mano, la cual tomo con algo de duda,
saliendo los tres de aquel carruaje, caminando un poco hasta llegar a un bonito
restaurante, entrando a éste de inmediato y tomando una mesa para los tres.
- Buenas tardes señores
¿desean leer el menú? – Pregunta un mesero acercándose a nuestra mesa.
- Sí por favor – dice el
señor Hikaru, recibiendo una hoja de parte del mesero – Yuri ¿sabes leer? –
Pregunta mirándome curioso a lo que yo niego con la cabeza – está bien, lo
leeré por ti – dice sonriente, diciéndome uno a uno los platos escritos en
aquel papel - ¿Qué deseas?
- No lo sé, son muchas
cosas…
- ¿Quieres que elija algo
para ti?
- Sí… - respondo con mis
ojos fijos sobre la mesa, sin prestarle atención a lo que pasa a mi alrededor.
- ¿Estás bien? ¿Te duele
algo?
- No… no me duele nada…
- Es que estás muy
callado, aunque creo que es inapropiado preguntarte algo así dadas las
circunstancias por las que has pasado – dice apenado.
- La verdad es que sólo me
duele aquí… – digo con tristeza, señalando mi pecho, cayendo en cuenta de que
ahora le pertenezco a estos señores, comenzando a llorar frente a ellos.
- Tranquilo, no llores, todo
va a estar bien – dice abrazándome con dulzura, correspondiendo a ese acto de
cariño que se siente tan genuino.
- Lamentamos mucho todo lo que has tenido que
pasar, lo que le hicieron esos tipos a tus padres no tiene perdón de Dios… -
Dice el hombre que me había comprado, no recuerdo bien su nombre – pero si te
hemos sacado de ese horrible lugar es porque queremos darte una buena vida y
porque Hikaru casi me vuelve loco pidiéndome que te ayudara.
- No era necesario ese
dato – dice el señor Hikaru un poco molesto, haciéndome reír un poco por el
puchero que acaba de hacer – no le hagas caso a Kota, él es un amargado.
- No he dicho nada que
fuera mentira.
- Entonces… ¿No van a
hacerme daño? ¿No voy a ser su esclavo? – Pregunto aún con algo de temor.
- Claro que no pequeñín,
queremos que vivas como cualquier niño normal.
- ¿Tampoco me van a
quitar la virginidad? – Pregunto, haciendo que el señor Kota escupa el café que
estaba bebiendo.
- ¿Quién te dijo tal
cosa? – Pregunta el señor Hikaru asustado.
- Aquellos hombres… Me
dijeron que cuando estuviera con mi nuevo amo él me haría eso, aunque no
entiendo qué es.
- Es mejor que no lo
sepas todavía – dice el señor Kota – pero no te preocupes, no vamos a hacerte
nada de eso.
- ¿Es algo malo? –
Pregunto curioso.
- Te lo explicaré cuando
lleguemos a nuestro reino – dice el señor Hikaru avergonzado – creo que es muy
tarde para preguntarte esto pero… ¿Te gustaría vivir en nuestro castillo? –
Pregunta con ilusión.
- ¿En su castillo?
- Sí, vivimos junto con
la familia real en un enorme y precioso castillo – dice alegremente - allá podrás
estudiar y jugar en el jardín junto con los pequeños príncipes ¿Qué dices? ¿Te
gustaría?
- Yo…
- Si no quieres, podemos llevarte de vuelta a tu pueblo natal y
dejarte a cargo de alguien para que te cuide – dice el señor Kota.
- No… no quiero volver
allí, ya no hay nada ahí para mí – digo queriendo llorar nuevamente, pero los
brazos del señor Hikaru vuelven a reconfortarme – por favor llévenme con
ustedes.
- Tranquilo mi niño –
dice dulcemente, dándome suaves palmaditas en la espalda – vamos a cuidarte y a
protegerte como si fueras nuestro hijo.
- ¿Su hijo? ¿Ustedes son
esposos? – Pregunto viendo los rostros de ambos enrojecerse.
- Dios me libre de algo
así – dice el señor Kota molesto.
- Eso debería decirlo yo –
dice el señor Hikaru – pobrecito el pequeño Ryutaro, no sabe lo que le espera –
dice recibiendo un pequeño golpe en la cabeza de parte del señor Kota.
- Nosotros sólo somos
amigos, nada más que eso – dice serio.
- Si no fuese su amigo me
habría golpeado más fuerte – dice el señor Hikaru sobándose la cabeza.
- Creo que el hambre te está afectando – dice el señor Kota al ver que ya ha llegado nuestra comida – después de esto vamos a comprar la ropa de Yuri, el regalo de Ryutaro y finalmente nos vamos al castillo – dice empezando a comer, seguido de nosotros que sólo asentimos con la cabeza. Deseando poder tener una amistad con alguien así como la tienen ellos dos.
CONTINUARÁ...