¿Cómo están todos?
Espero que la estén pasando bien durante ésta cuarentena, entiendo que para muchas personas es una situación difícil, pero hay que ser fuertes y velar no sólo por nuestra salud sino también por la de nuestros seres queridos.
La semana pasada fue mi cumpleaños y la pasé muy bien con mi familia, también durante ésta cuarentena mi colección del manga de Katekyo Hitman Reborn ha crecido un poco más X'D
Bueno, no me alargo más y que disfruten mucho de éste capítulo 13!!!!
Muchas gracias siempre por su apoyo, en verdad que sus comentarios me hacen muy feliz!!!!
Y cómo siempre éste serial va dedicado a Yojhannah Tomatito!!!!!!
Tema: Amor Carmesí
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo
13
*Daiki*
-
Creo que ya es hora de que vayamos por tus cosas a la casa cural – dice Keito mirando
el reloj que está en la sala.
-
Sí, será mejor hacerlo antes de que anochezca.
-
¿Vas a mudarte también? – Pregunta Rysouke.
-
Sí, va a quedarse aquí en mi casa – responde Keito sonriente.
-
Veo… - Dice Ryosuke, cambiado su expresión a una de molestia.
-
¿Pero sabes? Creo que con Hikaru y
Ryutaro bastará, es más que todo sólo ropa y otros objetos personales – digo
rápidamente.
- ¿Pero estás seguro?
- Por supuesto que sí, además Ryosuke ha venido aquí a
hablar contigo ¿no es así?
- Lo que tenía que decir ya lo he dicho, no es necesario
que me quede.
- A mí no me molestaría que te quedaras un poco más –
dice Keito.
- Bueno, entonces los dejaré por ahora – digo saliendo
rápidamente de la casa, sin dejar de esbozar una enorme sonrisa.
- Que molesto es – dice Ryosuke dando un suspiro.
- En verdad que estoy muy contento de que vuelvan a
hablar normalmente, jamás pensé que eso volvería a pasar – sonrío - ¿algo pasó?
- No pasó nada en particular – dice desviando la mirada.
- Vamos, dime, no se lo diré a nadie.
- No molestes – dice apartándose de mí.
- Lo extrañabas ¿verdad?
- No voy a hablar de eso contigo, creo que es mala idea
que me quede.
- Por favor quédate – digo tomando con delicadeza una de
sus manos – hace mucho que no estamos solos tú y yo.
- ¿Pero qué dices? Nos vemos casi a diario.
- Pero no de la manera en que yo quisiera – digo
acercando mi rostro al suyo, dándole un dulce beso en la frente.
- Keito... sabes que yo…
- Tranquilo, lo sé y no me importaría esperar más tiempo
por ti – digo acariciando su rostro.
- Joven Ryosuke ¿le gustaría probar de la tarta de fresas
que he hecho? – Dice Kaoru-chan llevando dicha tarta sobre una bandeja.
- Claro que sí, muchas gracias – dice tomando un trozo de
ésta – está delicioso – dice alegremente, tomando luego otro pedazo.
- Lo consientes demasiado Kaoru-chan – sonrío al ver cómo
éste se va junto con la bandeja a la sala del comedor.
- Es que el Joven Ryosuke siempre ha sido muy lindo desde
niño – sonríe – me acuerdo cuando venía junto con el Joven Daiki a quedarse los
fines de semana para jugar contigo.
- Es verdad, siempre ha sido muy lindo.
- Lamento mucho todo lo que ha tenido que pasar.
- Yo también – suspiro – pero ya no se puede devolver el
tiempo, me hubiese gustado estar ahí para ayudarle y que fuera feliz, aún si
era al lado de otro.
- Pero todavía tienes oportunidad Amo Keito, no te rindas
tan fácilmente.
- ¿De qué tanto hablan ustedes dos?
- ¡De nada! – Exclamo nerviosamente, temiendo que haya
escuchado algo.
- Estaba hablando con el Amo Keito de que debería
preparar galletas para los invitados – dice Kaoru-chan alegremente - ¿quisieras
ayudarme Joven Ryosuke?
- Quizás…
- Entonces está decidido – dice tomando a Ryosuke por los
hombros, llevándoselo hacia la cocina.
-¿Seguro
qué no te duele? – Pregunto preocupado mientras seco el cabello de mi precioso
Yuri, luego de haber tomado un baño juntos.
-
Sí, estoy bien, no te preocupes – sonríe dulcemente.
-
Te amo tanto – digo acercando mi rostro al suyo para besarlo, siendo
tiernamente correspondido.
-
Y yo te amo ti, muchísimo – sonríe.
-
Vamos a alistarnos rápido que pronto se hará de noche – digo besando su frente,
levantándome de la cama para comenzar a vestirme ante la atenta mirada de mi
amado.
-
Eres hermoso – dice levemente sonrojado.
-
No más que tú – sonrío – es mejor que te vistas antes de que quiera hacerte
algo, de nuevo.
-
La verdad es que no quisiera irme – dice haciendo un adorable puchero.
-
Yo tampoco quiero que te vayas – digo acariciando su rostro, si por mí fuera lo
mantendría siempre a mi lado, así fuera contra su voluntad, pero no quiero
presionarlo, al menos no ahora.
-
Pero si no lo hago mis hermanos se preocuparán – dice mientras comienza a
vestirse.
-
No te preocupes, ya tendremos tiempo para estar juntos, por la eternidad si es
posible.
-
¿Por la eternidad?
-
Claro, en el caso de que quisieras ser un vampiro al igual que yo – acaricio su
mejilla - ¿No te gustaría?
-
Sobre eso…
-
No tienes que responderme ahora – sonrío llevando mi mano hacia su cabeza –
cuando decidas convertirte en uno, sólo dímelo y te lo concederé.
-
¿Es doloroso? – Pregunta curioso.
-
No te voy a negar que lo es, pero el dolor es soportable.
-
¿Y tú quisieras que me convirtiera en uno?
-
Por supuesto que sí, pasar una eternidad juntos – digo besando sus labios al
estar ya ambos completamente vestidos.
-
Lo pensaré…
-
No te sobre esfuerces pensando en ello, esperaré el tiempo que sea.
-
Gracias – responde sonriente.
-
Te amo – sonrío y escucho el relinchar de los caballos afuera indicando que ya
estaba el carruaje esperando por nosotros. - ya es hora de irnos – digo dando
un último beso antes de salir.
Subimos
al carruaje y éste comenzó a andar deprisa de vuelta al pueblo de dónde vengo. Al
llegar a la entrada de mi casa nos despedimos con un fuerte abrazo y un
apasionado beso. Entro a ésta y voy directamente a mi habitación, tirándome
sobre la cama, con todo lo ocurrido en éste día dando vueltas por mi cabeza.
-
¿Qué debería hacer? – Susurro a la nada, sintiéndome eufórico por la
experiencia de haber tenido mi primera vez con Yuya, de tan sólo recordar lo
dulce y lujurioso que fue durante éste, de sentir sus labios y manos recorrer
todo mi cuerpo, las palabras tan hermosas que me dedicaba, sin duda será un
momento que recordaré por siempre, pero a la vez me siento preocupado por la
revelación de saber que es un vampiro, de la proposición de convertirme en uno
y estar juntos por la eternidad, pero me asusta también pensar en ese lado
oscuro que ha de tener, aquel del que temo saber la respuesta.
-
Ah, se me ha escapado una buena presa – digo con algo de decepción, pensando en
el precioso chico de cabellos negros que había encontrado aquella tarde
-
¿Todavía no has encontrado nada interesante? – Pregunta de repente Yuya,
sentado sobre la rama de un árbol.
-
¡Me has asustado! – Exclamo.
-
¿Cómo que te has asustado? Tú das más miedo que cualquier otra cosa – dice sonriente,
al mismo tiempo que baja del árbol
-
Que gracioso estás hoy.
-
Sólo estoy feliz.
-
Parece que ese niño resultó ser una maravilla en la cama.
-
Realmente lo ha sido – sonríe - aún para haber sido su primera vez, se ha
desempeñado muy bien – dice alegre y un tanto sonrojado.
-
¿Y dónde está ahora?
-
Lo he dejado en su casa.
-
¿En serio? Pensé que después de tomarlo ibas a encerrarlo en una jaula para
siempre – río divertido.
-
Créeme que ganas no me han faltado, pero he decidido esperar un poco más.
-
Eso es muy caballeroso de tu parte.
-
¿Y cómo te ha ido? Me sorprende que no hayas conseguido algo ya.
-
De hecho había encontrado una presa realmente preciosa, pero no pude obtenerla
porque un imbécil llegó e interrumpió mi cacería.
-
Que desafortunado.
-
Pero igualmente volveré por ella en otro momento, no me rendiré hasta
conseguirla, aunque de una vez te advierto que no pienso compartirla contigo.
-
Está bien, haz lo que quieras – sonríe – ya que estamos hablando de presas ¿Qué
tal si buscamos algunas? Tengo mucha hambre.
-
Está bien, hace mucho que no cazamos juntos – sonrío, comenzando a caminar
junto con mi compañero en busca de algo para comer y también para pasar el
rato.
CONTINUARÁ...