Comenzamos febrero con actualización 😁
Muchas gracias por su apoyo y amor a mis fics, puede que no los lean muchas personas, pero soy feliz de saber que a alguien le gusten y se emocionen por lo que escribo, eso vale muchísimo para mí 💗
Espero que les guste éste nuevo capítulo y como siempre va dedicado a mi querida Yojhannah Tomatito 😘
Tema: Amor Carmesí
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo
8
*Daiki*
- En serio, ya puedes irte – dije al
llegar al hotel dónde me hospedaba, soltando la mano de mi acompañante, no
lograba comprender el por qué había hecho tal acción.
- No quiero irme – sonrió dulcemente,
haciendo que mi corazón diera un vuelco.
- Pero tú y yo no podemos estar
juntos – dije nerviosamente – eres mi enemigo.
- Yo no te veo así.
- Pues deberías, en cualquier momento
podría matarte.
- ¿Y por qué no lo haces ahora? –
Dijo mirándome serio – yo no tengo miedo de morir, siento que he vivido ya lo
suficiente.
- Porque… - No sabía que responderle
en esos momentos, ni yo me entendía – haz lo que quieras – dije finalmente,
siendo seguido por el vampiro.
A partir de ese día, Inoo se
convirtió en mi acompañante, tanto de mi diario vivir, como en mis misiones
como cazador. Pero sólo Keito y Hikaru sabían la realidad sobre él, siendo
acogido por ellos como un amigo de toda la vida, me hacía muy feliz ese hecho,
pero al contrario de ellos dos, para mi hermano Ryosuke, estaba oculto entre
las sombras, él no podía enterarse de la existencia de Inoo y menos de su
naturaleza.
Pasaron
dos semanas para que se hallara el cuerpo de la chica desaparecida, nuevamente
en la orilla de un río, pero en ésta ocasión no era el mismo de la vez anterior,
la chica estaba en un alto estado de descomposición, la única manera en la que
se pudo comprobar que era el cuerpo de la persona que buscábamos era por un
anillo que llevaba en su mano derecha y éste hecho estaba haciendo más difícil
el que mi habilidad funcionara para detectar a los causantes de tal aberración.
*Yuya*
No
podía estar más feliz de pasar el tiempo con mi preciado Yuri, su sonrisa
inocente y su menudo cuerpo me cautivaba a sobremanera. Hacía mucho tiempo que
había esperado por él y ahora que lo tenía a mi lado nunca lo dejaría ir, aún
si costase la vida de alguien.
-
¿En qué tanto piensas? – Pregunta mi adoración mientras bebía un vaso de agua,
el verano comenzaba a acercarse y él como tal tenía que hidratarse, acabábamos
de almorzar y estábamos reposando un poco para luego salir a dar un paseo.
-
En lo mucho que te amo – digo viendo su rostro enrojecer, eso junto al sudor
que recorría su cuerpo se me hacía de lo más apetecible, no sabía por cuánto
tiempo más podría mantener mi autocontrol.
-
Yo también te amo – dice dándome un dulce beso en la mejilla – por cierto Yuya…
-
¿Sí? – Lo miro atentamente.
-
¿Dónde vives? – Pregunta curioso, al mismo tiempo que aparta su mirada
avergonzado.
-
Que lindo – digo acariciando su cabello – es normal que lo preguntes, somos
novios y lo ideal es saber esa información básica del otro – sonrío –
actualmente no estoy viviendo aquí, vivo con un amigo en otro pueblo.
-
¿En serio? – Me mira sorprendido, cada gesto de él se me hace tan sublime – ¿No
es un poco complicado?
-
No lo es si puedo venir a verte – digo acariciando su mejilla – y estaría
encantado de que fueras a visitarme un día de estos.
-
¿De verdad puedo ir? – Pregunta con ilusión.
-
Claro, sólo dime cuándo e iremos.
-
Yo te avisaré – dice intensificándose el rubor en su rostro, el cual tomo entre
mis manos y le doy un casto beso en los labios, el sabor de estos es siempre
increíble.
-
Me sentiré complacido de que vayas – lo vuelvo a besar con un poquito más de
intensidad, aprovechando de que en ésta ocasión había reservado una sala
privada en aquel restaurante – Te amo – digo volviendo a besarlo, mientras
llevo una de mis manos a su pierna derecha, frotándola sobre ésta, creo que
puedo dejarme llevar un poquito, aunque sea por ésta vez.
-
Yuya… - Suspira entre el beso, separándose luego para levantarse de su asiento
y sentarse sobre mis piernas, rodeando mi cuello con sus brazos y continuando
con aquel beso, volviéndose cada vez más demandante.
Mis
manos viajan por sus piernas, deleitándome de sentir su cuerpo sobre el mío y estremecerse
ante mis caricias, adentrando mi lengua dentro de su boca, para poder juguetear
con la que todavía se hallaba inexperta.
-
Eres dulce – digo sin apartar mi mirada de su sonrojado rostro – te amo tanto –
digo volviendo a capturar sus labios, llevando luego mis besos a su cuello,
dónde puedo disfrutar el delicioso sabor de su sudor.
De
un momento a otro Yuri me apartó delicadamente, llevando sus manos al primer
botón de su camisa, desabotonando torpemente todos los botones de ésta,
dejándome ver su níveo pecho desnudo, el que no demoré en tocar y luego besar,
dejando pequeñas marcas sobre éste, al mismo tiempo que llevaba mis manos a sus
tetillas para apretarlas, logrando escuchar el primer gemido de su boca. Descendí
mis labios hacia éstas lamiendo y mordiendo con suavidad, sus gemidos se
convierten en hermosa música para mis oídos y esa es la señal que necesito para
detenerme, el querer beber su sangre no significa ni una cuarta parte de lo
mucho que anhelo hacerlo mío, pero aun así, con el poco autocontrol que me
queda lo aparto suavemente.
-
Yuri… - Digo besando su mejilla - ¿podemos dejar hasta aquí?
-
¿Eh? ¿Por qué? ¿No te gusta? – Pregunta un poco desconcertado, cubriendo su
pecho con la camisa.
-
Mi amor – sonrío acariciando su mejilla – nada me encantaría más que hacerte el
amor, pero no es el lugar.
-
A mí no me importa el lugar si es contigo – dice volviendo a besar mis labios,
acto que correspondo con gusto.
-
Créeme que a mí tampoco, pero… - Lo miro dulcemente, Yuri vale mucho más de lo
que se puede imaginar y lo menos que puedo hacer es darle una primera vez digna
de mis sentimientos por él – ¿podrías esperar un poquito más?
-
Puedo hacerlo – sonríe animadamente, besando nuevamente mis labios, pero de
manera dulce y tierna, tan contraria a los besos que nos dábamos hace unos
segundos, me abraza con el mismo sentimiento y se quita de mi encima para
acomodarse la ropa, todo en él me enamora cada día más y me hace sentir la
necesidad de hacerlo feliz.
*Daiki*
- ¿Ya te he dicho que me pone
nervioso que te quedes mirándome mientras duermo? – Dije al acostarme sobre la
cama, mirando al chico sentado en una silla al costado de ésta.
- No puedo dormir – dijo
calmadamente.
- Pero podrías ir a dar una vuelta
mientras amanece.
- No hay nada que me interese ver más
que a ti – dijo haciendo que me sonrojara, tapándome el rostro con la sábana.
- Pero aun así me perturba un poco –
sonreí nerviosamente, cruzándose una idea por mi cabeza – aunque creo que me
asustaría menos si te acostaras a mi lado… - Dije sintiendo mi corazón latir
como un loco.
- Aun así eso no quitará el hecho de
que siga mirándote mientras duermes.
- Pero prefiero eso a que te quedes
sentado como un psicópata.
- No lo había visto de esa manera –
sonrió dulcemente, al tiempo que se quitaba sus zapatos y su abrigo,
acomodándose sobre la cama, dejando un espacio considerable entre los dos.
- No tienes que estar tan alejado –
dije sonrojándome más a cada palabra que decía, pero la verdad era que sentía
la necesidad de estar con él, lo más cerca posible.
El mayor sonrío ante mi petición y me
abrazó cálidamente, besando mi frente con total dulzura, mientras que yo me
dejaba hacer por él, se sentía tan agradable esa cercanía.
- ¿Así está mejor? – Preguntó al
mismo tiempo que acariciaba mi rostro, sentía cómo si mi corazón fuera a salir
de mi pecho por tan dulce gesto y dando rienda suelta a mis impulsos, lo besé,
dulce y castamente.
- Me gustas – dije en un suspiro,
embobado ante su mirada.
- Tú también me gustas, desde aquella
vez que me amenazaste con una navaja – rió – para mí ha sido el momento más
romántico de mi vida.
- No te burles – dije avergonzado.
- No me estoy burlando, de hecho,
agradezco mucho el haberte conocido ese día.
- Pero quería matarte.
- Pero al final no lo hiciste –
sonrió - aunque tampoco me hubiese molestado morir en tus manos.
- Siempre dices cosas tan extrañas.
- Lo sé, pero aun así me amas y yo
también te amo – dijo dando un pequeño beso en mi nariz, haciéndome soltar una
pequeña sonrisa.
-
Siento no poder ser de mucha ayuda – suspiro decepcionado.
-
No tienes por qué sentirte mal Daiki – dice Hikaru, dando suaves palmadas en mi
espalda.
-
Hikaru tiene razón, esos vampiros han resultado ser muy astutos – dice Keito.
-
Daiki fue un cazador muy famoso en el pasado, incluso todavía lo es – sonríe
Hikaru – a lo mejor saben de tu habilidad y han camuflado su olor para que no
los detectes.
-
Eso tiene mucho sentido – dice Keito pensativo.
-
De vez en cuando a Hikaru se le ocurre una buena idea – sonrío.
-
¡Oye! – Exclama fingiendo estar ofendido, haciendo que riamos a carcajadas en
nuestro lugar secreto de reunión, la iglesia.
-
Pero a lo mejor tienes razón – suspiro – aunque eso hará más difíciles las
cosas.
-
Será difícil, pero eso no evitará el poder encontrarlos – dice Keito
optimistamente.
-
¿Ryosuke ha hecho algún avance al respecto?
-
Se le ha hecho seguimiento a las personas que han venido a vivir al pueblo en
los últimos meses, pero ninguno de ellos parece que haga algo sospechoso.
-
Eso puede dejar una leve sospecha de que no viven acá – digo pensativo –
Ryosuke se esfuerza tanto.
-
Cómo quisiera que todo fuera como antes, desde antes de… - Hikaru fue
interrumpido por el toque de la puerta.
-
Padre Daiki, ha llegado una carta – dice Ryutaro detrás de la puerta.
-
Pasa – digo viendo entrar a mi monaguillo con la carta en sus manos, dándomela
para luego hacer una reverencia y salir.
-
¿De quién es? – Pregunta Keito.
-
De la policía – digo abriendo el sobre de ésta, leyéndola de inmediato y
sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda.
-
¿Qué sucede? – Pregunta Hikaru preocupado.
-
Ha desaparecido otra chica.
-
¡¿Qué?! – Exclamaron ambos al unísono.
-
Y no fue aquí, fue en el pueblo vecino.
-
No puede ser… - Hikaru palideció ante la noticia, esto ya está comenzando a
salirse de control.
CONTINUARÁ...