Hago esta entrada rapidita para dejarles este hermoso capítulo 😋
De éste su serial favorito (?) 😙
Muchas gracias por su paciencia y por todo el amor que recibe este fic 💝
Y como siempre este fic va dedicado a mi querida amiga Mari 💗
Espero les guste 😍
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 45
*Yasuda Shota*
- Amor, despierta – digo
suavemente mientras muevo un poco el cuerpo de mi amado esposo.
- ¿Qué…? ¿Qué sucede? –
Pregunta todavía adormilado.
- Se te va a hacer tarde
para ir a trabajar – digo sonriente, acariciando sus cabellos.
- Ya voy… - dice
sentándose con dificultad sobre la cama.
- ¿Te encuentras bien? –
Pregunto preocupado – estás pálido y tienes algo de fiebre – digo al tocar su
frente.
- Estoy bien, no te
preocupes – dice esbozando una sonrisa.
- Creo que lo mejor sería
que descanses – digo haciendo que se acueste nuevamente sobre la cama.
- Te preocupas demasiado
mi amor – vuelve a sentarse, poniéndose por fin de pie, lo veo adolorido.
- Hazme caso por favor,
si quieres llamo a tu trabajo para decirles que estás enfermo.
- Yasu… - sonríe besando
fugazmente mis labios – ha de ser solo un resfriado, por favor no te preocupes
tanto – dice para luego dirigirse al baño. Espero que solo sea eso.
Luego de terminar de
alistarnos, bajamos al comedor en donde ya se encuentran nuestros hijos
desayunando.
- Buenos días – decimos
al bajar completamente las escaleras, sujetando del brazo a mi esposo.
- Buenos días - responden
todos al unísono alegremente.
- Papá Yoshi ¿Estás bien?
– Pregunta Yuri preocupado.
- Si, te ves pálido –
dice Ryutaro.
- Creo que no deberías de
ir a trabajar así papá – dice Kota con la misma expresión de preocupación.
- Eso mismo le he dicho
pero es muy necio – digo un poco molesto.
- En serio estoy bien, no
tienen por qué preocuparse tanto – sonríe, sentándose en su silla de siempre.
Pasó el tiempo del desayuno y él apenas y había probado bocado.
- Papá, en verdad que si
estás enfermo, no has comido casi nada – dice Yuya.
- No tengo mucha hambre –
suspira - ¿podemos irnos ya mi amor?
- Creo que lo mejor sería
irnos en el auto y yo conduzco.
- Lo que tú digas mi amor
– dice besando mi frente.
- Nos vemos en la noche
niños, se portan bien – digo antes de salir de la casa.
Subimos al auto,
ayudándolo a sentarse en el asiento del copiloto, me preocupa tanto verlo así,
odio que sea tan terco, pero no quiero pelear con él, espero que en verdad no
sea grave…
- Por favor llámame si no
te encuentras bien – digo ayudándole a bajar del auto.
- Lo haré – sonríe
débilmente.
- Mi amor, en serio, no
tienes que… - Soy callado por un cálido beso de su parte.
- Te llamaré, lo prometo
– dice para luego darme un último beso en la frente, caminando lentamente hacia
el banco.
- Kota ¿no crees que papá
lucía bastante mal? – Pregunta mi hermano un tanto angustiado de camino a la
Universidad.
- La verdad es que sí,
pero a lo mejor y solo nos estamos preocupando de más.
- Eso espero, aunque…
- Ya verás que no es nada
– sonrío – no te preocupes tanto, digo no sintiéndome muy convencido, la verdad
es que si me preocupa más de lo que debería.
- Sí, tal vez y no es
nada, aunque esto se me hace tan similar a cuando mamá…
- Yuya…
- Será mejor no pensar en
eso – dice tratando de sonreír.
- Todo va estar bien –
sonrío - vamos rápido que mi primera clase empieza dentro de poco – digo comenzando
a caminar con más prisa.
- ¿Qué sucede Yasuda-san?
Te noto algo ausente – Pregunta uno de mis compañeros del trabajo, poniendo
sobre mi escritorio una taza con té.
- Gracias – digo
sorbiendo un poco de éste – la verdad es que estoy algo preocupado.
- ¿Y eso?
- Es mi esposo, está algo
enfermo y me molesta un poco que no quiera ir al médico.
- Estamos en invierno, es
normal que la gente se enferme.
- Si pero, no sé… No lo
vi muy bien…
- ¡Yasuda-san! Te
solicitan en el teléfono.
- ¿A mí? – Pregunto extrañado,
sintiendo de repente un escalofrío recorrer mi cuerpo – Bueno…
-
¿Es usted Yasuda-san?
- Sí señor, con él habla
– respondo algo nervioso.
-
Lo llamamos del Hospital central de Tokyo, para informarle que su esposo ha sido
internado de urgencia – mi corazón comenzó a latir
demasiado rápido y sin darme cuenta dejo caer el teléfono, yendo hacia mi
pequeño cubículo, recogiendo mis cosas.
- ¿Yasuda-san qué pasó?
- Tengo que irme, mi
esposo está en el Hospital – digo desesperado, con mis lágrimas comenzando a
salir.
- Por favor cálmate, no
te puedes ir así.
- Yamamoto-san, será
mejor que lo acompañes – dice saliendo el jefe de su oficina.
- Muchas gracias – digo
reverenciándome para luego salir junto con Yamamoto-san, quien se ofrece a
conducir por mí.
- Ryutaro ¿te han llamado
a ti también? – Pregunta mi hermano al encontrarme en el pasillo rumbo a la
Rectoría.
- ¡No me digas que
hiciste alguna travesura!
- ¡No he hecho nada!
- ¿Seguro?
- Si en verdad quieres
saberlo, entre más rápido lleguemos mejor – dice tomándome de la mano, llegando
rápidamente a la Rectoría, encontrándonos con Yuya y el violador de menores.
- ¿Qué hacen aquí? ¿Pasó
algo? – Pregunto preocupado al ver sus rostros llenos de angustia.
- Hemos venido por
ustedes para llevarlos al Hospital.
- ¿Pasó algo con papá
Yoshi? – Pregunta mi hermano, haciendo que la expresión de ellos se tense.
- No lo sabemos
exactamente, pero papá Yasu ha pedido que vayamos ahora, por eso hemos venido
por ustedes – dice el violador de menores y luego de que nos dieron el permiso
para salir nos fuimos directo al Hospital.
- ¡Papá! – Exclamamos al
llegar a la sala de espera, abrazándolo fuertemente.
- ¿Cómo está mi papá? –
Pregunta el violador de menores, nunca lo había visto así tan preocupado.
- No lo sé, estoy esperando
a que venga el Doctor – dice mi papá entre sollozos.
- ¿Ustedes son los
familiares de Okura-san? – Dice el Doctor saliendo de la sala de urgencias.
- Sí, yo soy su esposo y
ellos nuestros hijos – dice mi papá poniéndose de pie - ¿Cómo está él? ¿Qué
tiene? – Pregunta desesperado.
- Su esposo ha sufrido de
una obstrucción intestinal crónica y necesita de una cirugía urgente, así que
necesito que me firme estos papeles y también solicitamos de un donante de
sangre.
- Yo voy, ambos tenemos
el mismo tipo de sangre – dice Yuya yendo junto con una enfermera y con mi
hermano.
- ¿Se pondrá bien Doctor?
– Pregunta mi papá comenzando a llorar de nuevo.
- Es una cirugía un poco
complicada, pero no se preocupe, todo va a estar bien – dice sonriente para
luego irse, dejándonos solos.
Aunque el Doctor ha dicho
que no es algo de lo que nos tengamos que preocupar no puedo evitar estar con
los nervios de punta. Todo esto me trae tan malos recuerdos…
Mi
mamá había sido internada desde ya hacía varios días en el Hospital, ella desde
muy pequeña había tenido problemas con su corazón y debido a que tenía su pulso
demasiado débil tenían que dejarla.
Íbamos
todos los días a visitarla, llevándole hermosas flores y a escondidas uno de
los dulces que tanto le encantaban. Quedándonos allí hasta la hora en que se
terminaba el horario de las visitas.
A pesar de su débil condición siempre nos
recibía con una cálida sonrisa, aquella que nunca se borrará de mi mente.
-
Papá… ¿Mamá se pondrá bien cierto? – Pregunté inocentemente, después de que el
Doctor había hablado a solas con mi padre, sin entender todavía la gravedad de
lo que pasaba.
Papá
no fue capaz de contestarme nada, solo se aferraba a mí, sin dejar de llorar,
mojando mi camisa con sus lágrimas, era la primera vez que lo veía tan
devastado, mi hermano de repente también comenzó a llorar y en ese momento me
di cuenta de que nada estaría bien.
Y al pensar en eso mis
lágrimas por fin hacen su acto de presencia, sentado en el suelo y con mis
brazos rodeando mis piernas, dejo que ellas caigan. Tengo miedo de que papá…
- No llores – dice Ryutaro
sentándose a mi lado, acariciando suavemente mi cabeza – Papá Yoshi se pondrá
bien.
- Ryu…
- No te confundas, sólo
no me gusta ver a la gente llorar.
- Gracias – digo abrazándolo
fuertemente.
- Después de que Papá
Yoshi se recupere todo volverá a ser como antes y me daré un largo baño para
quitarme toda tu peste de mi cuerpo.
- Está bien – digo sonriente,
consiguiendo tranquilizarme un poco.
- ¿Por qué tardan tanto? –
Pregunto para mí mismo, me desespera no tener noticias de mi esposo.
- Familia de Okura-san – sale
una enfermera, haciendo que todos nos levantemos de nuestros lugares y yendo
hacia donde está ella.
- Dime que mi esposo está
bien por favor.
- Si señor, la cirugía ha
sido todo un éxito y ahora está en una habitación recuperándose.
- Gracias al cielo –
suspiro aliviado - ¿podemos ir a verlo?
- Claro que sí, yo los
llevo – dice amablemente llevándonos hacia el cuarto en donde se encuentra.
- Mi amor – digo acercándome
rápidamente hacia la camilla en donde se encuentra - ¿Te sientes bien? –
Pregunto al mismo tiempo que acaricio sus cabellos.
- Un poco adolorido –
sonríe – lamento mucho el haberlos preocupado, no pensé que fuera tan grave.
- Eso ya no importa –
sonrío – ahora lo importante es que te recuperes.
- Me alegra que todo
saliera bien – dice Kota alegremente.
- Nos tenías muy
preocupados – dice Ryutaro.
- No me gustan mucho las
agujas pero por ti fui capaz de soportarla.
- Yuyan eres tan valiente
– dice Yuri mirándolo con cariño.
- No nos vuelvas a
asustar así – digo dándole un dulce beso en los labios.
- Gracias.
Nos quedamos todos en el
cuarto hasta que cayó la noche, solo podía quedarse una persona con él y los chicos
decidieron que fuera yo, así que después de despedirlos volví al cuarto.
- Debiste haber ido a
casa a descansar.
- No quiero, además yo no
puedo conciliar el sueño si no estoy contigo.
- Siento mucho haberte
preocupado.
- Ya te dije que eso ya
no importa – digo tomando suavemente su mano - aunque la verdad es que tuve mucho miedo de
que te fueras y que me quedara nuevamente solo…
- Yasu…
- Pero gracias al cielo
no te pasó nada y estoy muy feliz.
- Debí hacerte caso.
- Pero aun así eres mi
terco favorito – digo besando su frente – pero ahora cada vez que te enfermes
vendremos al Hospital para que te revisen.
- Está bien – sonríe.
- Y también tienes que
seguir una dieta.
- Eso no me gusta tanto –
dice haciendo puchero, sé lo mucho que le gusta comer.
- Y sobre el sexo…
- ¿Tampoco puedo tener
sexo?
- Bueno, por el momento
no.
- De seguro si me morí y
ahora estoy en el infierno.
- No digas eso – río al
ver su expresión de inconformismo – pero aquí hay un bello angelito que va a
cuidar muy bien de ti.
- Eso me agrada más -
sonríe, haciendo un gesto para que me acerque un poco más a él, besándonos con
ternura.
CONTINUARÁ...