Primero que todo, Feliz Navidad!!!! Y también un próspero año 2018!!!
Muchas gracias por acompañarme durante este año 😃
Me siento muy agradecida y espero que me sigan acompañando en el siguiente 😊
Y para no demorarlas, les dejo aquí la última actualización del año 😘
Las quiero mucho y muchos besos y abrazos de mi parte 😄
Y como siempre este fic va dedicado a mi querida amiga Mari 😚
Espero les guste 💝
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 39
*Yokoyama You*
- Pero…
- Por favor, al menos por
hoy – digo tomando con delicadeza su mano, sonriendo al ver el sonrojo que se
forma en sus mejillas. Se queda mirándome por unos segundos, con algo de temor
e inseguridad.
- Está bien – dice dando
un profundo suspiro – pero no te confundas, eso no quiere decir que te haya
perdonado o algo – dice soltándose de mi agarre – solo lo haré para no levantar
sospechas frente a Keito.
- Me conformo con eso.
- ¿De qué tanto hablan? –
Pregunta mi hijo con total inocencia, como si esto no lo hubiera planeado él.
- De que hoy haremos que
el cumpleaños de Maruyama-san sea inolvidable – digo sonriente, ganándome una
mala mirada de parte de Maru.
- Claro que lo será –
dice Keito emocionado – intenté llamar a Kei para que nos encontráramos pero no
contesta.
- De seguro debe estar
ocupado, es su último año de universidad y ya sabes que suelen ser muy
ajetreados.
- De seguro que si ¿les
parece bien si damos un paseo por la ciudad? Quiero comer hamburguesas.
- ¿Te gusta la idea? – Le
pregunto a Maru-chan, quién me mira todavía con algo de resentimiento, pero
igualmente asiente dándonos su aprobación.
*Kei*
- ¿Mi amor estás bien?
¿Te duele algo? – Pregunto preocupado a mi novio, saliendo ambos del hotel.
- ¡Kei! - Exclama totalmente sonrojado – no es
necesario que me preguntes eso cada vez que lo hacemos – dice avergonzado.
- Pero no puedo evitar
preocuparme, me angustio de tan solo pensar que te pude haber hecho daño.
- Pero no lo has hecho –
sonríe dulcemente, tomándome de ambas manos, quedando frente a frente – no
tienes que preocuparte tanto por eso, ya me he acostumbrado y si seguimos
hablando de esto creo que me van a dar ganas de entrar nuevamente al hotel – dice
todavía más avergonzado.
- Creo que a mí también
me están dando ganas de volver a entrar – digo apartando mis manos de su suave
agarre, tomándolo de la cintura, deseando con todas mis fuerzas besarlo.
- ¡Kei! ¡Dai-chan! Que
gusto de verlos tan pronto – exclama mi hermano, haciéndonos separar
bruscamente y sentir un escalofrío recorrer todo mi cuerpo al ver a mi papá y a
Maruyama-san, mirándonos con sorpresa. Creo que la imagen de ambos saliendo de
un Love Hotel, no es la más apropiada en estos momentos, siento que voy a
morir.
- ¿Van entrando o van
saliendo? – Pregunta inocentemente, ignorando la tensión que se está creando en
el ambiente – Hermanito, tienes un buen gusto para los Hoteles, este es de los
mejores de la ciudad.
- Pero, ¿qué hacen aquí?
¿No se supone que nos encontraríamos en la casa de Daiki?
- Si, pero estamos dando
un paseo mientras tanto, ya es otro asunto encontrarlos fuera de un Hotel.
- Ahora si me va a odiar
más de lo que lo hace.
- No exageres Kei, todo
va muy bien por ahora, creo que papá ha acordado una pequeña tregua con
Maru-chan.
- Hola chicos, que
sorpresa verlos por acá – dice mi papá acercándose a nosotros junto con
Maruyama-san que nos mira con desaprobación, creo que debería de ir preparando
mi propio funeral.
*Maruyama Ryuhei*
- Ho… Hola papá – dice mi
hijo nerviosamente, apartándose un poco de su novio, que me mira con total
temor, creándose un silencio sepulcral entre nosotros. Vaya día el que estoy
teniendo.
- ¡Vayamos a comer
helado! – Dice Keito animadamente, tomando del brazo a su hermano y a mi hijo,
comenzando a caminar junto con ellos.
- ¿Por qué te enojas? –
Pregunta Kimitaka, haciendo que dirija mi mirada molesta hacia él, mientras él
me sonríe.
- Tu hijo es un
desvergonzado al igual que tú, corrompiendo a mi niño.
- Están enamorados, es
normal que quieran hacer esas cosas, además recuerda que nosotros hacíamos lo
mismo y hasta alquilábamos el cuarto de Hotel durante toda una semana – dice
haciéndome sonrojar y sentir ira a la vez por la vergüenza.
- Esos son muy malos
recuerdos – digo molesto, comenzando a caminar, seguido de él.
- Perdón si te he
molestado – dice ahora apenado.
- No te parto la cara
porque he hecho una tregua contigo, soy un hombre que si cumple con lo que
promete – digo fulminándolo con la mirada.
- Eso lo sé – sonríe, odio
este revolcón de sentimientos en mi interior.
Caminamos por largo rato
en silencio, hasta que llegamos a la heladería, pasando gran parte de la tarde
dentro de ella, mientras los chicos hablaban animadamente sobre cualquier cosa,
parecen casi como hermanos. Kimitaka no despega su mirada de mí y eso además de
molestarme, también me hace sentirme nervioso, intimidado, anhelante de que me
mire así por el resto de mi vida… Sacudo un poco mi cabeza para deshacer esos
pensamientos tan absurdos ¡No te dejes llevar Maru!
*Keito*
- Se ven tan adorables
juntos – dice Daiki bajito, mirando de vez en cuando hacia la sala de estar. Después
de salir de la heladería, decidimos venir de una vez para la casa de
Maru-sensei.
- Me alegro al menos de
seguir vivo – dice mi hermano suspirando aliviado.
- Te preocupas demasiado
hermanito – digo dándole suaves palmadas en su espalda.
- ¿Y ahora qué sigue? –
Pregunta Daiki emocionado.
- Pues tenemos que hallar
la forma de que se queden solos.
- ¿Qué les parece si los
dejamos dentro de un ascensor que esté dañado? – Dice mi hermano.
- ¿Y de dónde vamos a
conseguir uno así? – Pregunto pensativo.
- No creo que esa sea una
buena idea – dice Daiki no muy convencido – Además estamos en casa y sería
tonto hacerlos salir no más para eso.
- ¿Y una jaula en el mar
con tiburones rodeándolos?
- ¿Quieres matarlos? –
Pregunta Daiki.
- ¡No! Pero dicen que en
momentos así las personas pueden hacerse más cercanos.
- Concuerdo contigo
hermano – digo totalmente convencido.
- Pero eso es muy extremo
– suspira - Ya sé, todavía no hemos comprado el pastel.
- ¿Y qué tiene que ver el
pastel con lo que estamos hablando? – Pregunta mi hermano.
- Solo síganme la
corriente – dice sonriente, mientras nosotros asentimos.
*Maruyama Ryuhei*
- Tu casa es muy bonita –
dice Kimitaka rompiendo con el silencio que se había creado, nos encontramos
sentados en el sofá de la sala, uno a cada extremo de éste.
- Gracias – respondo secamente.
- Me recuerda a tu casa
en Kyoto, tan acogedora, impregnada con tu olor…
- ¡No digas eso! – Digo
comenzando a sentirme nervioso ¡Ya soy un hombre de más de 40 años, no puedo
estarme comportando como una quinceañera!
- ¡Oh no! ¡Hemos olvidado
el pastel! – Dice Daiki saliendo de la cocina preocupado.
- ¿No se supone que lo
iban a comprar? – Pregunto extrañado.
- Sí, pero se nos olvidó –
dice Kei apenado.
- Ah, entiendo… - Suspiro
– bueno, creo que el pastel no es tan importante…
- ¿Cómo que no es
importante? – Dice ahora Keito – Un cumpleaños sin pastel no es cumpleaños.
- Eso es cierto – dice Daiki.
- Por eso tenemos que ir
a comprarlo – dice Kei.
- Creo que por aquí tengo
el teléfono de una pastelería…
- ¡No! – dicen los tres
al unísono.
- Nosotros iremos a
comprarlo – dice Keito.
- Chicos, en verdad no
creo que sea necesario.
- Claro que lo es, no se
preocupen, no demoraremos – dice Daiki tomando del brazo a cada uno de sus
acompañantes, saliendo sin más reparo de la casa, dejándome solo con él.
- Estos chicos – dice
sonriente, haciéndome salir de mis pensamientos.
- ¿Por qué sonríes? –
Pregunto molesto, poniéndome a la defensiva por si intenta hacerme algo.
- Porque es bonito ver
que se llevan tan bien, parecen hermanos – vuelve a sonreír, haciendo que mi corazón
lata cada vez más rápido – me hace pensar en las cosas que hablábamos cuando
éramos novios, en la familia que queríamos conformar.
- Por favor no…
- Cuando supe que mi
exesposa iba a tener un niño, el primer nombre que pensé para él fue “Kei”,
porque ese nombre te gustaba, siempre pensé que así – sonríe - de alguna manera
podía sentirte cerca.
- ¿Por qué lo haces? –
Pregunto sintiéndome herido, molesto, confundido - ¿Te gusta atormentarme? ¿Ya
no te bastó con todo lo que me hiciste sufrir todo este tiempo? – Comienzo a
sollozar, no quería hacerlo al frente de él pero ya no puedo soportarlo.
- Maru-chan – dice acercándose
a mi lado en el sofá.
- ¡Eres un mentiroso! –
Exclamo molesto, levantándome del mueble – estuve cuatro años de mi vida
viviendo en una mentira, pensando que las palabras de amor que me dedicabas
eran ciertas, pero cuando más enamorado estaba de ti, me dejaste… Y ahora
vuelves, como si nada hubiera pasado…
- ¿Piensas que yo no he
sufrido también?
- ¡No seas tan cínico! –
Digo rompiendo en llanto, sintiendo los cálidos brazos de él rodeándome.
- Nada de lo que pueda
decir ahora nos devolverá todo este tiempo separados – dice abrazándome
protectoramente – pero lo que sí quiero dejarte en claro – dice apartándome un
poco, para mirarme a los ojos, los cuales están nublados por las lágrimas – es que
te amo y con tal de protegerte estoy dispuesto a hacer cualquier sacrificio,
aún si eso implica el separarnos.
- Solo dices ridiculeces –
digo sonriendo un poco, sin intención de separarme de su abrazo.
- ¿Quieres algo en
especial por tu cumpleaños? – Dice mirándome con ternura, una parte de mi
quería pedir que se alejara de mí por siempre, pero por hoy quiero ser egoísta
ante ese sentimiento y sin responderle a nada, acerco mi rostro hasta por fin
fundir mis labios con los suyos.
*Yokoyama You*
Nos besamos por largo
rato, como si tratáramos de recuperar todos los besos que no nos habíamos dado
en más de 20 años. Lo acuesto suavemente sobre el sofá, acomodándome sobre él,
sin dejar de besarlo, comenzando a acariciar su cuerpo por encima de la ropa,
sintiendo sus manos recorrer mi espalda.
- Te amo – digo besando
con dulzura su frente, para luego volver a sus labios, entrelazando mi lengua
con la suya, volviendo más profundo ese beso y más intenso el calor de nuestros
cuerpos.
- Yoko… - Dice mi nombre
entre suspiros.
- Quiero hacerte el amor –
digo jadeante, mirándolo con deseo.
- Todavía no… - Dice
apartándome un poco de su encima, con su rostro sonrojado, haciendo caso a su
petición con suma alegría, ese “Todavía no” me da esperanzas de que volveremos
a estar juntos.
- Como quieras – sonrío,
sentándome en el sofá.
- Tengo hambre – dice
todavía acostado - ¿Será que van a demorar mucho? – Dice mirando el reloj.
- Quizás, Keito es muy
quisquilloso cuando se trata de pasteles – sonrío.
- Creo que en la cocina
hay para hacer sándwiches – dice poniéndose de pie, yendo hasta la cocina
seguido de mí.
Luego de prepararlos y
hacer algo de té, volvimos a la sala de estar, dejando unos sándwiches en la
cocina para cuando volvieran los niños. Nos sentamos muy juntos en el sofá, comenzando
a comer, en silencio, sintiendo todavía cierta tensión de parte de Maru-chan,
pero me encargaré de desaparecerla por completo.
- ¡Estamos en casa! –
Exclaman los tres, sonrientes, entrando con el pastel ya con las velas
encendidas, comenzando a cantarle el cumpleaños feliz a Maru-chan, quién los
mira sonriente, soplando las velas hasta por fin apagarlas.
- Muchas gracias – dice emocionado,
abrazando a los chicos y dedicándome una tímida sonrisa, haré todo lo posible
para que sonría así por siempre.
*Yuri*
- ¡Por favor quita esa
cara que me desespera! – Dice Ryutaro con fastidio, caminando ambos hacia la
salida del Instituto.
- Pero es que no he visto
a Yuyan en todo el día – digo entristecido.
- Pero si lo ves todos
los días, por uno que no lo veas no va a pasar nada, de hecho vivimos en la
misma casa y hasta duermen juntos ¿por qué te preocupa tanto?
- Porque cuando desperté
él no estaba a mi lado y tampoco me ha llamado, ni siquiera un mensaje de
texto…
- No te preocupes por
eso, con lo cursi y ridículo que es, de seguro estará comprándote un oso
gigante junto con unas flores y una caja de chocolates y con el idiota de su
hermano sosteniendo un cartel que dice “Yuri, feliz cumpleaños, te amo” justo
como lo que estoy viendo en este preciso momento – dice llevándose una mano a
la cara en señal de vergüenza, sintiendo mi corazón hincharse de la alegría al
ver a mi novio en la entrada del Instituto, justo como mi hermano lo había
descrito.
- ¡Son tan guapos!
- Que chica tan
afortunada.
- Sí, que envidia.
- ¡Yuyan! – Exclamo
totalmente emocionado de por fin verlo y
con semejante sorpresa, así que corro hacía él y me le cuelgo como un koala,
besándolo apasionadamente que sepan que este chico tan guapo y detallista por
el que tanto suspiran es mi novio y sólo mío.
- Feliz cumpleaños mi
amor – dice al separarnos del beso, sonriéndome dulcemente, mientras se
escuchan los murmullos de decepción de las chicas – Lamento mucho si hice que
te preocuparas.
- Pensé que te habías
olvidado.
- Jamás me olvidaría del
día en que naciste – dice besando con ternura mi frente.
- Perdón por interrumpir
– dice Kota haciendo que nos separemos un momento – Feliz cumpleaños Yuri – dice
alegremente extendiéndome una caja - Yuya me ha dicho que te gustan mucho los
Gyoza, así que te he traído algunos.
- Gracias – digo alegremente,
tomando la caja – y gracias a ti también – digo dándole otro beso a mi novio.
- Y eso que todavía falta
el pastel – dice ahora coquetamente.
- Pero primero me como
los Gyoza, servidos sobre tu…
- ¡Ya dejen de hablar de
sus cochinadas en público! – Dice mi hermano molesto – ¡Y no solo eso! ¿No les
preocupa que les vayan con el chisme a nuestros padres de su relación?
- No – decimos
despreocupadamente al unísono.
- Ya Ryutaro, no te
alteres – dice Kota, llevando su diestra a la cabeza de mí hermano, quién la
retira de inmediato.
- ¡Todos ustedes son unos
idiotas! – Dice comenzando a caminar rápidamente, alejándose de nosotros.
- Creo que es mejor no
dejarlo ir solo – suspira Kota - ¿Quieres que lleve el oso y las flores a casa?
- Sí, por favor – dice mi
novio dándole el enorme peluche y las flores a su hermano – pon ambas cosas en
mi habitación.
- Con gusto – sonríe – nos
vemos en la noche, que disfruten – dice finalmente, yendo tras mi hermano.
- Definitivamente a Ryu
le hace falta un novio, no puedo con tanta quejadera de él.
- No te preocupes por él –
dice mi novio abrazándome por la espalda – tenemos que seguir con la
celebración – susurra en mi oído, haciéndome estremecer.
- Vamos – sonrío pícaramente,
entrelazando mi mano con la suya, tomando el primer taxi que pasa por nuestro
lado, directo al hotel en donde celebraríamos mi cumpleaños de la manera que más
me gusta.
*Hikaru*
- Bueno, ya que no
quisiste que te comprara algo para tu cumpleaños, pues hoy haré lo que me pidas
– dice mi novio, terminando de desabotonarse la camisa, sentándose en el borde
de la cama.
- ¿Lo que quiera? –
Pregunto todavía incrédulo.
- Sí, lo que quieras –
dice desabotonando ahora su pantalón, quitándoselo junto con su ropa interior,
dándome una maravillosa vista de su cuerpo desnudo.
- En ese caso, sólo tengo
una cosa en mente – digo acercándome a él, sentándome sobre sus piernas,
sintiéndome nervioso por lo que voy a decir.
- ¿Qué quieres? –
Pregunta llevando sus manos hasta mi cadera, haciendo que nuestros miembros se
rocen, sacándome un sonoro jadeo.
- Quiero que tú… Bueno…
Ya sabes… - Digo ya apenado.
- Si no me lo dices no lo
voy a saber – sonríe, sé perfectamente que sabe a lo que me refiero, solo quiere
hacerme pasar por la penosa idea de decirlo.
- Quiero… Que estés
dentro – digo cerrando mis ojos con fuerza, debido a la vergüenza.
- Si eso es lo que
quieres, se te concederá – dice llevando sus manos hacia mi trasero, comenzando
a temblar no solo de la excitación sino también de los nervios – seré gentil –
dice acostándome suavemente sobre la cama, comenzando a besarme.
Camino lentamente,
cuidando de hacer menos insoportable el dolor en mi trasero, por más gentil que
haya tratado de ser mi novio, el dolor es inevitable.
- ¡Feliz cumpleaños
Hikaru! – Dicen mi papá y Uchi-san tirando confeti y cada uno con un gorro de
cumpleaños, al momento que entro al apartamento, quedándome perplejo por tal
sorpresa.
- Gracias - digo felizmente,
tratando de olvidarme del dolor, abrazándolos a ambos. Vamos hasta el comedor,
viendo un pequeño pastel en la mesa y una enorme caja envuelta en papel regalo
- ¿Y esto?
- Es tu regalo – dice Uchi-san,
riendo al ver la cara de mi padre, al parecer gastaron mucho dinero en él.
- ¿Qué es? – Pregunto
emocionado.
- Ábrelo – dice mi papá ya
resignado.
Ya dada la orden de
abrirlo, lo hago rápidamente, dando pequeños saltitos de felicidad al ver lo
que había dentro.
- ¡Gracias! – digo emocionado,
sacando el hermoso bajo de la caja.
- ¿Te gusta? – Pregunta Uchi-san.
- Me encanta – digo abrazándolos
nuevamente a ambos, sin duda este es el mejor cumpleaños que he tenido, junto
con las personas que más amo.
*Keito*
Quería pasar todo el día
junto a mi novio por su cumpleaños, pero al recibir la llamada de mi papá de
que me necesitaba urgentemente, no pude hacerlo. Llego a la mansión
encontrándome con mi hermano en la entrada.
- ¿También te ha llamado?
– Le pregunto sorprendido.
- Sí, espero que no sea
nada malo - dice un poco preocupado, entrando ambos a la mansión.
- Bienvenidos jóvenes –
dice Ayumi-chan haciendo una reverencia – Yokoyama-sama los está esperando en
la sala.
- Gracias – decimos ambos,
caminando rápidamente hacia la sala.
- ¡Hijos míos que gusto
verlos de nuevo! – Exclama de la emoción nuestra madre, sorprendiéndonos de
verla, pero aun así corremos hacia sus brazos.
- Mamá ¿pero cuándo
llegaste? – Pregunta mi hermano, se ve muy feliz y es obvio, era el que más
tiempo llevaba sin verla - ¿Por qué no nos avisaste?
- Quería sorprenderlos –
dice sonriente – le pedí a su padre que no les dijera nada.
- Pensábamos que vendrías
para navidad.
- Y lo iba a hacer, pero
me surgió un negocio por acá, así que por eso vine antes.
- Me alegra mucho – digo abrazándola
de nuevo.
- Estás radiante
Rika-chan – dice mi papá.
- Gracias, tú estás muy
guapo también – sonríe – tengo muchas cosas que contarles.
CONTINUARÁ...