Como siempre lamento mucho la demora, pero es que las ocupaciones de adulto son cada vez más grandes, pero las ganas de escribir también lo son 😊
Así que esta hermosa noche les traigo por fin el capítulo 37 de este hermoso serial 💓
No está tan largo como quisiera, pero no quería quedarme este mes sin actualizar.
Muchas gracias por la paciencia, amor y apoyo 💖
Espero les guste 😄
Y como siempre este fic va dedicado a mi querida amiga Mari 💕
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo
37
*Shibutani Subaru*
-
¿Ves? Te dije que me iba a enfermar – dice mi amado acostado sobre nuestra
cama, tapado con las sábanas desde su cuello hasta los pies.
-
Eso no me decías cuando estábamos haciendo el amor en el balcón – río divertido
al ver su expresión de vergüenza.
-
En esos momentos no puedo pensar con claridad – dice llevando sus manos hacia
su rostro, tratando de ocultar su sonrojo, pero delicadamente las aparto para
darle un cálido beso en los labios, levantando un poco la sábana que lo cubre,
adentrándome en ella, posicionándome encima de él.
-
Te quiero – digo dándole un dulce beso en los labios.
-
Suba… Si me besas te vas a enfermar también – dice apartándome un poco con sus
manos que se encuentran en mi pecho.
-
Si así puedo estar contigo todo el día en la cama, para mí no hay problema –
digo volviéndolo a besar.
-
No… ¿No tienes que ir por Yuto al aeropuerto?
-
Cierto, se me olvidaba…
-
Ve por él, no sea y se preocupe.
-
Pero todavía falta un par de horas – digo recostando mi cabeza sobre su pecho,
se siente tan cálido.
-
Subaru…
-
Solo un ratito más – digo suspirando profundamente, quiero estar así siempre
con él.
-
¡Papá! – Dice mi hijo corriendo rápidamente hacia mí - ¡Te he extrañado mucho!
– Dice alegremente abrazándome con fuerza, notándose en aquel abrazo la gran
diferencia de estatura que hay entre los dos, me parece increíble que creciera
tanto.
-
Yo también te extrañé mucho hijo ¿cómo te fue? ¿Si pudiste ver a Ryosuke?
-
Muy bien – dice sonriente – de hecho… él se quedó conmigo en el apartamento –
dice con un leve sonrojo en las mejillas ¿será que ellos…? – ¿Tío Ryo no vino
contigo? – Pregunta mirando hacia todos lados.
-
No pudo venir porque está enfermo.
-
¿Eh? ¿Y eso? ¿Qué tiene?
-
Es que… Bueno… Se quedó dormido en el balcón de mi habitación y como hizo mucho
frío esa noche pues se resfrió, solo eso, no es nada de qué preocuparse –
sonrío un tanto nervioso.
-
Me alegra de que no sea nada grave – suspira aliviado - ¿y el restaurante?
-
Nagase-san se ha hecho cargo de él como siempre en estos días y de hecho quería
preguntarte si podías ayudarle estos días que te quedan de vacaciones.
-
Por supuesto, lo haré con gusto.
-
Que bien, ya sabes lo mimado que es tu tío y tengo que cuidar de él hasta que
se recupere por completo.
-
Lo consientes demasiado papá – sonríe – parecen novios.
-
¿En serio te parece? – Río avergonzado.
-
Sí, pero es bonito poder ver la gran amistad que tienen, lo mucho que se
preocupan el uno por el otro.
-
Gracias hijo, es bueno escuchar eso – sonrío - ¿Quieres ir a comer algo antes
de llegar a casa?
-
Me encantaría, tengo mucha hambre – dice alegre – podemos llevarle algo a mi
Tío también.
-
Eso me parece bien, mejor compremos algo y comemos todos juntos en casa.
-
Ok – dice alegremente, tomándome del brazo como solía hacer desde niño.
*Maruyama Ryuhei*
-
Te odio Kimitaka, ¡te odio! – Susurro para mis adentros, enojado conmigo mismo.
No ha pasado un día en el que no tenga algún sueño húmedo o no haya pasado por
la humillación de masturbarme en la ducha pensando en el susodicho.
Es
que ni en mis años de adolescencia mis hormonas habían estado tan
revolucionadas, me siento patético y miserable ¿cómo es posible que él tenga
tal poder sobre mi cuerpo? Que solo por una felación me tenga así, casi rendido
a sus pies.
-
Buenos días Maruyama-san – dice Murakami-san acercándose a mí, uniéndose a mi
caminar.
-
Buenos días Murakami-san – sonrío amablemente, es habitual encontrármelo camino
al Instituto junto con su hijo, pero esta vez no viene con él - ¿Y tu hijo? ¿Se
ha quedado dormido?
-
No, se fue un poco más temprano hoy, dijo que iba a encontrarse con
Yokoyama-kun, son muy buenos amigos.
-
Sí, se llevan muy bien… - Digo pensando en la verdadera relación que tienen, al
parecer él no lo sabe, pero eso no es algo que me incumba, pero si ese muchacho
llega a hacerle daño a Keito se las tendrá que ver conmigo.
Seguimos
caminando, hablando amenamente de lo acontecido en nuestras vacaciones, sin
duda Murakami-san se ha convertido en un gran amigo para mí. Pero el relajado
ambiente que se había creado entre los dos se vio perturbado por la presencia del
causante de mis pesadillas saliendo del Instituto.
-
Buenos días – dice haciendo una reverencia, se ve tan guapo… ¡Maru no pienses
en esas cosas!
-
Buenos días – responde Murakami-san mientras yo estoy sin habla, queriendo
salir corriendo de ahí, pero mis piernas no responden.
-
Tú debes ser Murakami-sensei, mi hijo me ha hablado mucho de usted, yo soy
Yokoyama You, el padre de Keito.
-
Mucho gusto en conocerlo Yokoyama-san, su hijo es de los mejores alumnos que ha
tenido este Instituto, además de que es muy educado, lo ha criado muy bien.
-
Muchas gracias, me alegra escuchar eso – sonríe, volviendo su mirada a donde yo
estoy, haciéndome sentir más nervioso de lo que ya estoy.
-
¿Y a qué se debe su presencia?
-
Vine a traer a mi hijo y también porque necesito hablar con Maruyama-sensei –
dice sin borrar esa sonrisa de su rostro.
-
Entonces me retiro para que puedan hablar – dice sonriente – espero poder verlo
de nuevo y poder hablar un poco más – dice haciendo una reverencia para después
irse rápidamente.
-
No creo que tengamos algo de qué hablar – digo evitando mirarlo, dispuesto a
irme pero él rápidamente toma mi brazo.
-
Quería verte – dice en un susurro muy cerca de mi oído - estás precioso el día
de hoy.
-
Si eso es todo lo que me tenías que decir, ya puedes irte – dije tratando en lo
posible de sonar frío y distante, pero mi cuerpo solo delataba el temblor que
me ocasionaba su agarre y sin decirme nada me llevó hasta su auto, entrando
ambos en la parte de atrás - ¿Qué haces?
-
Solo un momento, por favor – dice acercando su rostro al mío, besándome con
delicadeza y yo como un buen idiota le correspondo el beso.
*Yokoyama You*
Nos
besamos lentamente, sin prisa alguna, disfrutando nuevamente de la unión de
nuestros labios. A veces pienso que quizás esta no sea la mejor manera de
querer reconquistarlo, ya que puede llegar a pensar cosas que no son, pero es
que simplemente no puedo evitarlo. Mi corazón late como loco al verlo y mi
cuerpo, que tantos años lleva anhelándolo actúa por sí solo, ansioso de querer
volver a sentirlo, de querer explorar cada rincón de aquel cuerpo que está debajo
del mío, temblando nervioso.
-
Te amo – digo al separarnos por falta de aire, mirándolo con la misma ternura
de siempre, atesorando cada facción de su rostro en mi memoria, notando su
mirada temerosa, confundida.
-
¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? – Pregunta mirándome con algo de tristeza y
dolor – ¿No te bastó todo el daño que me hiciste? ¿Te divierte aprovecharte de
mí? - Dice con sus preciosos ojos a
punto de derramar sus lágrimas.
-
En verdad nunca fue mi intención hacerte daño – digo besando su frente – te amo
más que a cualquiera, pero no tenía opción, o era que fuéramos infelices al estar
separados o que tu…
-
¿Yo qué?
-
No es nada de lo que debamos preocuparnos ahora – digo dándole otro casto beso
a sus labios – creo que debes irte a trabajar – digo apartándome de su encima,
saliendo del auto ante su mirada interrogante.
-
Tu…
-
Te amo Maru-chan y haré todo lo que esté en mis manos para volver a tenerte a
mi lado, como siempre debió ser – digo decidido, sonriendo al ver como él sale
del auto completamente sonrojado y sin decir ni una sola palabra, corriendo
hacia el Instituto.
*Maruyama Ryuhei*
-
Serás idiota Maru – digo dándome leves golpes en la frente con uno de los muros
del Instituto.
-
¿Maruyama-san estás bien? – Pregunta Ohno-san, mirándome con preocupación.
-
Sí, muy bien – digo sobando mi frente.
-¿Entonces
por qué te estabas golpeando la frente con la pared?
-
Es que… De repente sentí mucho sueño y pues suelo hacer eso para que se me
quite.
-
Oh, entiendo.
-
¿Necesitas algo?
-
Si, me gustaría que saliéramos este fin de semana a cenar o algo.
-
Claro, por mi estaría bien – sonrío.
-
¡Maru-sensei! – Exclama Keito acercándose a mí para abrazarme fuertemente – te
he extrañado mucho – dice, al mismo tiempo que correspondo con cariño a su
abrazo.
-
Keito, pero si nos vimos hace tres días – sonrío.
-
Pero aun así, te llego a extrañar mucho – dice haciendo puchero.
-
Yo también te extrañé mucho.
-
Yokoyama-san, esa no es manera de tratar a tu profesor – dice Ohno-san bastante
serio, pero se trata de Keito y él tiene todo el derecho de hacerlo.
-
Está bien Ohno-san no te…
-
Tienes que comportarte niño.
-
A Keito no le hables así – digo ya molesto – él es como un hijo para mí y si
quiere abrazarme cuando le plazca, bien puede hacerlo.
-
Pero Maruyama-san… - Suspira – está bien, hagan lo que quieran, espero que siga
en pie lo de nuestra salida.
-
Por supuesto que sí – sonrío de vuelta.
-
¿En verdad me quieres como a un hijo? – Pregunta Keito con ilusión.
-
Sí, así como quiero a Daiki – digo notando que Ohno-san se ha ido.
-
¿Pero yo soy tu consentido verdad? – Río al escuchar aquello.
-
Los quiero por igual.
-
Pero a mí un poquito más.
-
Está bien, pero no se lo digas a Daiki- sonrío revolviendo sus cabellos, es un
chico tan dulce.
*Yuto*
- Yuto… no quiero que te vayas… -
Dijo mi novio abrazándome fuertemente, sollozando, mientras nos encontrábamos
en el aeropuerto, ya tenía que regresar a Tokyo.
- Qué más quisiera yo que quedarme
aquí contigo – dije sollozando también, dándole un dulce beso en los labios,
disfrutando en cierto modo del sabor de sus labios mezclado con lo salado de
sus lágrimas.
- Después de todo lo que ha pasado
entre nosotros me es más difícil asimilar que no estarás conmigo – dijo con
tristeza.
- Para mí también – dije acariciando
suavemente su mejilla – pero piensa que dentro de unos meses nos graduaremos y
que podrás ir a Tokyo nuevamente.
- Pero todavía es mucho tiempo – dijo
haciendo un adorable puchero, es realmente tan lindo cuando se lo propone.
- Solo espera un poco – dije
mirándolo con profundo amor – piensa que después de esto ya por fin podremos
estar juntos, sin ningún impedimento.
- Yuto… - En ese momento anunciaron
que mi vuelo estaba próximo a despegar y con todo el dolor de mi alma tuve que
separarme de él.
-
Ryo-chan – suspiro pensando en lo triste que había dejado a mi adorable novio,
quiero estar ahora mismo con él, dándole mimos y otras cosas…
-
Yuto ¿puedo ir a tu casa a jugar videojuegos? – Pregunta Ryutaro, mirándome con
algo de súplica.
-
Me encantaría Ryutaro, pero tengo que ir al restaurante – digo haciendo una
pequeña reverencia en modo de disculpa.
-¿Puedo
ir contigo? Prometo que no estorbaré y puedo ser de mucha ayuda.
-
¡Ryu! No molestes a Yuto – dice Yuri mirándolo con desaprobación.
-
No te preocupes Yuri, no me molesta para nada – digo sonriente – pero en verdad
preferiría que no fueras Ryu, voy a estar muy ocupado, tenemos que hacer
inventario y nos quedaremos hasta muy tarde en eso.
-
Pero…
-
Puedes venir a mi casa este fin de semana si quieres – digo sonriente.
-
Está bien…
-
Ya vámonos Ryu, que Yuyan me ha de estar esperando afuera – dice Yuri tirando
del brazo de su hermano, saliendo del salón.
En
ese momento mi móvil comienza a sonar y sonrío al ver su nombre en la pantalla.
Tomo mi mochila y tranquilamente camino mientras converso con él, como lo
hacemos diariamente, contándonos nuestro día a día y diciéndonos lo mucho que
nos amamos y extrañamos y de vez en cuando, bien tarde por la noche, recurrimos
a las videollamadas, para tener algo de intimidad, aunque no es lo mismo que
tenerlo en mis brazos, de cierto modo eso aliviana un poco la calentura que
sentimos.
*Nishikido Ryo*
- ¡Son tan lindos! – decía mientras
le tomaba fotos a ambos bebés recostados sobre la cuna.
- Ryo los vas a desgastar – dijo Subaru
poniéndose a mi lado, llevando su mano derecha hacia la mía izquierda,
haciéndome sonrojar.
- Yuto se parece mucho a ti – dije
mientras veía al recién nacido, con sus pequeños ojitos mirándonos a ambos.
- Y Ryosuke a su mamá.
- Creo que mis genes no fueron tan
dominantes.
- Pero cuando crezca de seguro que será
un chico muy guapo como tú – dijo mirándome fijamente, mientras sujetaba
fuertemente mi mano.
- Suba… - En ese momento ambos bebés
comienzan a llorar, así que dulcemente y con cuidado los cargamos, haciendo que
dejaran de llorar. Sonreí enternecido al ver tan adorable escena, parecíamos
una hermosa familia, aquella que siempre había querido, junto con Subaru.
-
¿En qué piensas? – Dice Subaru abrazándome por la espalda, mientras acomodaba
unos libros en la estantería.
-
En ti – digo sonrojado – en lo hermoso que te veías cargando a Yuto cuando era
bebé.
-
Tú también te veías muy hermoso cargando a Ryosuke y cuando lo hacías con Yuto,
me daban muchas ganas de besarte y de decir que eras mi esposo y ellos nuestros
hijos.
-
¿Crees que podamos serlo todavía? ¿Una familia?
-
Tal vez no como la que queríamos en ese tiempo, pero ya lo somos – me voltea,
quedando ambos frente a frente, comenzando a besarme con dulzura.
-
Papá…
CONTINUARÁ...