Por fin después de tanto les traigo el capítulo 36 de este bello serial 😅
Pensaba al principio en hacerlo bien Angst, pero me resultó otra cosa, pero aun así estoy muy feliz por el resultado obtenido y espero que sea de su agrado, hasta he de confesar que me emocioné mucho cuando lo estaba escribiendo.
Muchas gracias por todo su apoyo 😊
Y como siempre este fic va dedicado a mi querida amiga Mari ❤
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 36
*Keito*
- ¿La encontraste? Hikaru
se va poner muy contento – digo alegremente, Inagaki-san sin duda es el mejor
detective del mundo.
- Sí, Joven Keito, fue un
poco complicado pero por fin pude dar con ella y ni se imagina de quién se
trata.
- ¿La conozco? – Pregunto
extrañado.
- La que la conoce mejor
es su señora madre.
- ¿Mi mamá? – Pregunto
todavía más confundido - ¿es amiga de mi mamá?
- ¿Puedes venir mañana a
mi oficina para entregarle el informe?
- Por supuesto, llamaré a
Hikaru para que nos reunamos allá.
- Me parece perfecto
joven Keito, aquí lo estaré esperando, que pases buena noche.
- Muchas gracias, allá
nos vemos – digo finalmente antes de colgar.
- ¿Quién era? – Pregunta
Maru-chan cuando termina la llamada.
- Era un amigo – sonrío –
hemos quedado de vernos mañana junto con Hikaru.
- Ya veo… ¿Cómo vas con
él?
- Muy bien, es muy bueno
conmigo – digo sin evitar sonrojarme, en verdad que él me hace muy feliz.
- Si te llega a hacer
daño avísame – dice un poco amenazante. Es tan adorable, cada vez entiendo más
el por qué mi papá lo ama tanto.
- Lo haré – digo sonriente
– creo que me iré a dormir ya, tendré un día muy ajetreado mañana, digo
levantándome de mi asiento.
- Te acompaño, también me
iré a dormir.
Subimos ambos hasta el
segundo piso, encontrándonos con Daiki que sale del baño, caminando un poco
raro.
- ¿Ya te tomaste el
medicamento y te aplicaste la crema? – Pregunta Maru-chan un poco serio, pero
también preocupado.
- ¡Papá! – Exclama
Dai-chan avergonzado, es tan lindo – Sí, ya lo hice – dice sin perder aquel
color rojizo de su rostro.
- Perfecto, ya verás que
poco a poco irá desapareciendo el dolor – dice dedicándole una sonrisa - que
duerman bien – dice dándole un beso en la frente a su hijo y luego a mí, yendo
luego a su habitación.
- A tu papá no se le
escapa ninguna – río.
- Eso parece – sonríe
todavía apenado.
- Pero sigue su consejo,
las primeras veces serán dolorosas, pero ya después le irás encontrando el
gusto.
- Gracias…
- Me alegro mucho por
ambos – digo dándole una suaves palmadas sobre su hombro – bueno, tengo que
llamar a mi novio para que nos veamos mañana, que pases buena noche Dai-chan.
- Lo mismo Keito y
gracias – dice con una bella sonrisa, me alegra que mi hermano esté con alguien
como él.
Luego de tomar un baño y
cepillarme los dientes, me dirijo a la habitación que Maru-chan con tanto
esmero me ha preparado, inclusive me dijo que sería única y exclusivamente para
mí y que si quería dejar algo de ropa o alguna otra pertenencia bien podría
hacerlo, en verdad estoy considerando venir a quedarme más seguido. Saco mi
móvil del bolsillo derecho de mi pantalón y marco rápidamente el número de mi
novio, completamente ansioso de darle tan importante noticia.
*Hikaru*
Apago el despertador una
vez que comienza a sonar, no he podido dormir durante toda la noche, no cuando
estoy a quizás pocas horas de conocer a mi madre, de poder verla, de quizás
abrazarla… Me levanto rápidamente, tengo que alistarme antes de que mi novio
llegue.
- Buenos días Hikaru-kun
– dice Uchi-san poniendo el desayuno en la mesa, últimamente se la pasa más
aquí que en su apartamento.
- Buenos días hijo – dice
mi papá mientras lee el periódico, muy seguramente en la sección de deportes.
- Buenos días – respondo,
tomando asiento.
- ¿Vas a salir hoy? –
Pregunta mi papá retirando la vista del periódico.
- Sí, voy a salir con un
amigo.
- ¿Cuál de todos?
- Con Keit… Digo
Yokoyama-kun.
- Ah, con ese, es buen
muchacho así que creo que si está bien.
- Tengo muchas ganas de
conocerlo – dice Uchi-san emocionado.
- Ya no debe tardar en
llegar – y dicho y hecho el timbre del apartamento comienza a sonar, yendo
rápidamente a abrir la puerta.
- Buenos días – dice
Keito dándome un fugaz beso, antes de que mi padre se asome.
- Buenos días… - sonrío
embobado de verlo tan guapo.
- Encantado de conocerte
Yokoyama-kun – dice Uchi-san haciendo una reverencia.
- El gusto es mío – dice
reverenciándose también.
- Gusto en verte
Yokoyama-kun – dice mi papá acercándose también a la puerta.
- Lo mismo
Murakami-sensei – dice haciendo otra reverencia.
- Es guapo – susurra
Uchi-san haciéndome sonrojar.
- Creo que se nos está
haciendo tarde ya ¿no crees? – Digo rápidamente, tomando del brazo a mi novio.
- Es cierto, lamento
mucho no poder pasar un rato, pero Hikaru-kun y yo tenemos algo muy importante
que hacer – dice volviéndose a reverenciar.
- No se preocupen, vayan
con cuidado y no dejes que Hikaru haga alguna travesura, la última vez que lo
hizo tuve que pagar 20.000 yen por una ventana – dice mi papá un poco irritado
por recordar aquel suceso.
- No hay nada que temer,
cuidaré de que no haga nada malo – dice sonriente – hasta pronto – dice
reverenciándose por última vez.
- Hasta luego – me
despido también, saliendo junto con mi novio del edificio, subiéndonos al auto para
ir a la oficina del detective.
- Uchi-san y tu papá
parecen muy cercanos – dice mi novio tomándome de la mano.
- Si, lo son desde que
Uchi-san se mudó al lado de nosotros, aunque últimamente se la pasa más en
nuestro apartamento que en el de él.
- Entiendo.
- ¿Por qué lo preguntas?
- Por nada – dice
rápidamente brindándome una sonrisa.
- Así que… Ya la han
encontrado – digo soltando un suspiro.
- ¿No te sientes feliz? –
Pregunta mi novio preocupado.
- Si… Es solo que… No sé
cómo sentirme al respecto ¿se acordará de mí? ¿En verdad le agradará verme?
- Estoy seguro de que
tendrá una buena razón para haber hecho lo que hizo, pero pase lo que pase, ten
presente que yo estoy contigo – dice dándome un dulce beso en los labios.
*Murakami Shingo*
- ¿Ahora sí? – Pregunta
Uchi-san sentándose en el sofá, a mi lado.
- ¿Ahora sí qué? –
Pregunto confundido.
- Hina, no te hagas,
sabes a lo que me refiero.
- Ah, eso ¿para qué
quieres saberlo?
- Porque me dijiste que
algún día me lo contarías – dice haciendo un adorable puchero ¿cómo resistirme
a eso?
- Ya te lo he dicho,
resumidamente.
- Pero es que no me cabe
en la cabeza que una madre deje así a su hijo.
- Pues ya ves que si
existen mujeres así – suspiro profundo.
- Quiero saberlo – sonríe
acercándose un poco más a mi recostando su cabeza en mi hombro.
- No es una historia muy
agradable de escuchar.
- Aun así quiero
escucharla.
- Si no lo hago ¿Seguirás
insistiendo con eso?
- Lo haré hasta que
consiga hacerte hablar.
- Eso no es justo… Pero
está bien, ya que insistes te lo contaré, pero con una condición.
- ¿Cuál?
- Que por ningún motivo
le cuentes a Hikaru todo lo que te voy a decir hoy ¿está bien? – Pregunto
viendo cómo él asiente felizmente.
- Soy una tumba – dice sonriente,
volviendo a recostar su cabeza en mi hombro.
*Keito*
- ¿Es en serio? –
Pregunto todavía incrédulo, mirando a mi novio que está sentado a mi lado,
también con la misma expresión que tengo.
- Sí Joven Keito, ella es
la madre del Joven Hikaru – dice Inagaki-san bastante serio.
- Así que se cambió de
nombre… Es muy astuta… - Digo leyendo detenidamente el informe, no tan solo se
había cambiado el nombre sino que también se había hecho varias cirugías
estéticas, se ve muy diferente a como era antes.
- ¿Por qué? – Pregunta mi
novio con voz leve, todavía sin salir de su asombro.
- No lo sé, pero lo que
sí está claro es que de saberse esto, arruinaría con toda su carrera.
- Hikaru… ¿Aún quieres
conocerla? - Pregunto preocupado de verlo así, tan ido…
- Llévame con ella…
- ¿Estás seguro?
- Totalmente… – Dice
tratando de esbozar una sonrisa, pero ésta no sale.
- Entonces iremos – digo
sonriéndole dulcemente, aunque comienzo a sentir que esto puede que no termine
como esperábamos.
*Murakami Shingo*
-
¡Listo! Por fin todo debidamente ordenado – dije alegremente, mirando orgulloso
lo bonito que había quedado mi apartamento. Había tenido que dejar mi ciudad
natal y a mi familia para venir a Tokyo, pero no me arrepentía en lo absoluto,
los cambios también eran buenos y si con estos estaba más cerca de cumplir mis
sueños lo haría.
Desde
pequeño siempre había deseado convertirme en un gran futbolista y me acuerdo de
lo muy feliz que estaba el día que me seleccionaron para ingresar a una de las
mejores academias de fútbol de Japón. Sin duda no podía estar más agradecido
con la vida.
-
Lo siento, no me fijé por donde pasaba – dijo una hermosa chica recogiendo los
papeles que se encontraban esparcidos en el suelo, me encontraba tan sumido en
mis pensamientos que sin querer choqué con ella.
-
La culpa es mía, era yo el que andaba distraído – dije sonriente, ayudándole a
recoger los papeles.
-
Gracias - sonríe - ¿eres nuevo por aquí? Nunca te había visto.
-
Sí, llegué ayer en la noche, Murakami Shingo, es un gusto – digo haciendo una
reverencia.
-
Sawada Yura, el gusto es mío.
- ¿Y en ese momento te
enamoraste de ella?
- Pues si me atraía y
mucho, pero no llegué a enamorarme de ella – sonrío – de hecho ahora que lo
pienso se parece mucho a la forma en la que nos conocimos tú y yo.
- Sí, bastante…
- Pero la diferencia es
que yo si me he enamorado de ti – digo haciendo que se sonroje.
- Eso me alegra más.
- De hecho tengo una foto
de ella por aquí – digo levantándome el sofá para ir a mi habitación y tomar la
foto guardada en el cajón de la mesita de noche, volviendo con ésta a la sala
de estar.
- ¿Ella es la madre de
Hikaru? Es linda – dice Uchi-san mirando la foto, aunque puedo escuchar un dejo
de celos en su voz.
- Bueno, últimamente luce
muy diferente a como luce en esa foto.
- ¿Te has seguido viendo
con ella? – Ahora si pregunta con algo de fastidio, devolviéndome la foto, solo
puedo reír ante su reacción.
- Personalmente no, pero
si la veo casi a diario, en todos lados.
- ¿Cómo es eso?
- Bueno, en ese entonces
era aspirante a ser actriz.
- ¿Y lo consiguió?
- Por supuesto – suspiro
– ahora es una de las más aclamadas del país.
- Pero su nombre no me
suena por ningún lado.
- Es que se lo cambió.
- ¿¡Eh!? – Exclama
sorprendido.
- Ella es la famosísima…
*Hikaru*
- Sasagawa Ryoko… -
Susurro ya en el taxi, bajo la mirada de mi preocupado novio, jamás pensé que
esto llegara a suceder, siempre imaginé que quizás ella se había casado con
otro hombre, que había conformado una familia con esa persona, muy lejos de
aquí, pero la verdad es que siempre la había visto, en la televisión, en los
múltiples anuncios publicitarios de las tiendas, en todos lados…
- Pensé en muchas cosas,
menos que tu madre fuera amiga de la mía – dice mi novio sujetando mi mano.
- Créeme que yo menos.
- ¿Estás nervioso? Si
quieres no vamos y dejamos como si no hubiese pasado nada.
- Tengo que ir Keito…
Necesito preguntarle el por qué no estuvo conmigo todo este tiempo, ni siquiera
a verme… - En verdad que necesito saberlo.
- Al parecer ya hemos
llegado – dice mi novio mirando hacia afuera. El taxi se detuvo frente a una
enorme mansión.
- ¿Aquí vive? – Pregunto
bastante sorprendido.
- No sé de qué te
sorprendes si la de mi padre es mucho más grande – sonríe - está
- ¿Y cómo vamos a entrar?
- Confía en mí – dice
dándome un dulce beso en la mejilla, bajando del auto – te llamaré cuando
salgamos para que vengas por nosotros – le dice al chofer.
- A sus órdenes Joven –
dice para luego comenzar a conducir.
Nos acercamos hasta el
portón, lentamente, de un momento a otro he comenzado a temblar y eso mi novio
puede notarlo, así que dulcemente toma mi mano, tranquilizándome un poco.
- Buenos días ¿qué
desean? – Pregunta el portero.
- Buenos días, ¿la señora
Sasagawa se encuentra? – Pregunta mi novio con una radiante sonrisa.
- ¿Quién la busca? –
Pregunta mirándonos detenidamente.
- Soy Yokoyama Keito,
hijo de Ishikawa Rika – dice mostrando su identificación, la cual ha tomado el
portero – he venido porque necesito darle un mensaje a la señora Sasagawa de
parte de mi madre.
- ¿Y no puede venir ella
a decírselo personalmente?
- Pues lamentablemente mi
madre se encuentra en Inglaterra y me ha pedido a mí el favor de hacerlo ¿hay
algún problema con eso? – Dice mirándolo desafiante, jamás lo había visto tomar
una aptitud tan fría.
- ¿Y el otro joven? –
Pregunta mirándome serio.
- Él es mi asistente
personal – dice sonriéndome pícaramente.
- Voy a anunciarlos –
dice tomando su teléfono – Buenos días Sasagawa-sama, ha venido a verla el
Joven Yokoyama Keito, dice que es hijo de Ishikawa Rika…Sí señora... Lo siento…
Lo haré pasar… - Dice colgando luego el teléfono – Bienvenido Yokoyama-sama –
dice abriendo el portón, reverenciándose ante nosotros.
- Muchas gracias – dice
sonriendo triunfante, comenzando a caminar, seguido de mí.
- Lamento mucho que el
portero te haya dejado esperando tanto tiempo allá afuera – me quedo paralizado
al ver a la hermosa mujer que se acerca a mi novio, reverenciándose ambos.
- No te preocupes, él
solo hace su trabajo y lo ha hecho muy bien.
- Me alegra saber eso –
dice sonriente, su sonrisa es preciosa, aunque haya cambiado tanto, su sonrisa
sigue siendo la misma – Ven, toma asiento ¿cómo está tu madre? – Dice
comenzando ambos a hablar amenamente, como si no hubiera nadie más en la sala
de estar. Miro detenidamente cada expresión de ella, no se ve que sea mala
persona…
*Murakami Shingo*
-
¡Muy buen partido Shingo! – Dijo mi entrenador dándome unas palmadas en la
espalda.
-
El crédito no ha sido solo mío – sonreí apenado – todos hemos hecho un buen
trabajo en equipo.
-
De eso no hay duda, pero eres un buen líder, así que esto se debe en gran parte
a ti, no dudo de que pronto algún equipo quiera contratarte.
-
Eso estaría muy bien – dije alegremente.
-
¿Quieres venir a beber con nosotros? Para celebrar.
-
Encantado.
Fuimos
todos a beber a un bar cercano, aunque solo era un partido amistoso con otra
academia, nos sentíamos realmente felices de haber ganado.
-
¿Murakami-san? – Dijo una voz femenina detrás de mí, haciéndome voltear, viendo
a mi vecina junto con dos amigas más, vestidas todas muy provocativamente,
quedándonos todos embobados viéndolas.
-
¡HINA! ¿No piensas presentárnoslas? – Dijo uno de mis compañeros.
-
¿Hina? – Preguntó mirándome raro.
-
Es una larga historia… ¿Qué haces por acá?
-
Lo mismo que tú, buscando diversión – dijo sonriente, acariciando mi hombro.
-
Esto…
-
¿Quieres venir conmigo a un lugar más íntimo? – Cuando preguntó aquello me
sonrojé y todos mis amigos comenzaron a chiflarme.
-
Ve con ella Hina, no puedes decirle que no a una dama tan bella.
Y
sin decir nada más me fui junto con ella, quedándose sus dos amigas en el bar.
Durante el camino ella se sujetó de mi brazo, rozando de vez en cuando sus
pechos contra éste, haciéndome sentir nervioso y para qué negarlo, me estaba
comenzando a excitar.
-
Esto… ¿A dónde quieres ir? – Pregunté cuando ya llevábamos varias cuadras
caminando, al parecer sin ningún destino en concreto.
-
A mi apartamento… - Dijo en un susurro cerca de mi oído.
- ¿Y qué pasó? – Pregunta
Uchi-san mirándome ansioso por saber.
- ¿Qué piensas tú que
pasó? – Río al ver su expresión – No pienso contarte eso, es vergonzoso y menos
le voy a estar contando esas cosas a mi pareja.
- Aish, está bien – dice
cruzándose de brazos.
*Hikaru*
- Me sorprende que una
mujer tan bella, exitosa y carismática como usted todavía no se haya casado,
Sasagawa-san – dice Keito dándole un sorbo a su té. ¿No se ha casado?
- Eso no es una prioridad
en mi vida, eso de tener esposo e hijos no es algo que anhele, aunque una
aventurita de vez en cuando no hace daño – dice mirando a mi novio de una
manera que si no fuera mi madre la estaría estampando ahora mismo contra el
suelo.
- Entiendo… - Sonríe – pero
no estoy interesado, tengo pareja y estoy muy enamorado de ella.
- Eso es muy adorable –
dice sentándose a su lado en el sofá ¿es que acaso estoy pintado en la pared? –
Pero no está de más en querer disfrutar con otras personas – dice acariciando
ahora su pierna, así que lucho contra las ganas de querer agarrarla de los
pelos y alejarla de lo que es mío.
- ¿No te preocupa el que
sea menor de edad?
- No sería la primera vez
– dice acercando sus labios, pero él la aparta delicadamente.
- ¿Ni el que sea hijo de
una de tus mejores amigas?
- Ni que no lo haya hecho
antes – sonríe.
- Veo… - Dice
levantándose del sofá - ¿Qué pasaría si todo el país se enterara de que tienes
un hijo?
- ¿Eh? Eso es ridículo,
yo no…
- ¿El apellido Murakami
no te suena de algo? – Rápidamente su rostro cambió a uno de espanto.
- ¿Cómo…?
- Sabía que eras una mujer
sin escrúpulos, pero comportarte como una mujerzuela al frente de tu hijo me ha
parecido nauseabundo – sonríe con malicia, haciéndome sonrojar al acariciar mi
mejilla.
- ¿De qué estás hablando?
- Yo siempre había
confiado en el “instinto maternal” pero al parecer usted nació sin él - dice
colocándose detrás de mí, sujetándome de los hombros – no ser capaz de
reconocer a tu propio hijo, eres una mujer defectuosa.
- Keito… - Susurro bajo.
- No sé de qué hablas…
*Murakami Shingo*
Me
levanté asustado al escuchar los incesantes golpes en la puerta de mi
apartamento, abriéndola rápidamente y recibiendo un golpe en toda la cara.
-
¡ERES UN MALDITO! – Dijo Sawada-san, con una clara furia en su rostro.
-
¿Eh? ¿Pero qué te pasa?
-
¡QUE ME HAS EMBARAZADO ESTÚPIDO! – Dijo totalmente histérica dándome golpes en
el pecho, dejándome sorprendido por la noticia.
-
Pero… Si yo usé…
-
¡PUES NO FUNCIONÓ!
-
¡Cálmate! – Dije tomándola del brazo, haciendo que entrara en mi apartamento-
no puedes hacer tremendo escándalo solo por eso.
-
¿Es que te parece muy poco? El que esté embarazada es claramente tu culpa y por
tus condones defectuosos.
-
Pues yo no fui el que se te insinuó esa noche – dije, recibiendo una bofetada
de su parte.
-
¡Maldita la noche en la que me revolqué contigo!
-
Pues no pareció que te disgustara – dije volviendo a recibir otro bofetón.
-
¡Eres un cerdo!
-
Está bien, está bien, eso es lo menos importante ahora – suspiré profundo – de
seguro podemos solucionar esto, podemos criarlo…
-
¿¡Qué dices!? Yo no quiero tener un mocoso bastardo contigo y menos criarlo –
dice con cara de asco.
-
¿Entonces?
-
Necesito tu autorización para abortarlo, de esa manera podemos deshacernos del
problemita – dijo con malicia, haciéndome sentir repulsión hacia ella.
-
¿Qué? Yo no pienso autorizar nada, ¡si no lo quieres pues dámelo! - Exclamo
molesto ¿cómo se le ocurría a ella pensar hacer eso?
-
Yo no voy a dañar mi figura por este mocoso y menos mi sueño de ser actriz –
dice molesta.
-
Está bien, si quieres cuando nazca me lo puedes entregar, yo me haré cargo de
él y no le diré absolutamente nada sobre ti, porque en verdad el no merece
saber lo repugnante que es su madre.
-
Está bien, si lo quieres, lo tendrás – y sin decir nada más se fue de mi
apartamento, dejándome consternado.
*Hikaru*
- Yo sé muy bien de lo
que hablo y mi mamá reiteradas veces me ha hablado de la clase de persona que
eres, ella se acuerda muy bien de cuando intentaste coquetearle a mi papá –
dice fríamente, haciéndome estremecer pero del miedo – Hikaru es una persona
muy importante para mí y como lo es tanto, quise ayudarle a encontrar a su
madre a quién nunca había visto, así que contraté al mejor detective ¿y qué
crees? Me encontré con que esa mujer es una conocida de la familia, muy famosa
por todo el país y que se acuesta con cualquiera que le guste, sin importarle
si son menores de edad, los hijos de sus “amigas”, incluyendo sus esposos. ¿Qué
crees que pensarán todos al enterarse de todo esto? Ah, y además de que tienes
un hijo.
- Eres un…
- Aun así Hikaru y yo nos
hemos tomado la molestia de venir aquí por una explicación, porque
definitivamente se la debes, supongo que no lo ves desde que nació, porque
justo días después de su nacimiento fue que te cambiaste el nombre ¿o me
equivoco Sawada Yura?
- Eres un mocoso astuto –
dice cambiando su semblante a uno desafiante – si quieren una explicación se la
daré, pero con una condición.
- La que quieras, menos
la de acostarme contigo, me causa alergia la gente como usted – dice burlonamente.
- La condición es que
nada de esto salga de aquí y que no quiero volver a ver sus desagradables caras
en mi vida.
- Pero nosotros si
tendremos que ver la tuya hasta en la sopa, que injusto… Pero está bien, creo
que podremos vivir con ello ¿te parece bien Hikaru? – Dice dedicándome una
preciosa sonrisa.
- Si…
- Muy bien, habla – dice volviendo
a sonar frío.
- Seré breve – dice ahora
mirándome con desprecio - simplemente para mí eres un estorbo, nunca te quise y
nunca te voy a querer y si decidí tenerte fue porque no quería tener al idiota
de tu padre recriminándome de que había matado a su hijo ¿estás contento ahora?
Siéntete afortunado, porque tus demás hermanos no corrieron con la misma suerte
– dice sonriente ¿pero cómo puede ser tan…?
- Creo que eso era todo –
dice Keito acercándose a mí, tomando fuertemente mi mano – muchas gracias por
su tan profunda explicación y no se preocupe, no volverás a vernos – dice con
molestia, comenzando a caminar rápidamente hasta la salida sin mirar atrás,
llamando al chofer para que vinera a recogernos lo más rápido posible y en
menos de nada ya se encontraba estacionado en la entrada de la mansión,
subiendo ambos de inmediato al auto.
Y fue en ese momento, en
que mis lágrimas comenzaron a salir sin control.
*Murakami Shingo*
- ¿Y qué pasó después?
- Después de eso y
pensando en que pronto tendría un hijo que mantener, comencé a trabajar haciendo
oficios varios en un supermercado y debido a la sobrecarga de trabajo y los
entrenamientos me lesioné la rodilla, así que tuve que dejar mi sueño de ser
futbolista – digo con algo de nostalgia.
- Lo siento.
- No tienes por qué
disculparte – sonrío – en ocasiones, los cambios suelen ser buenos.
-
¿Es usted Murakami Shingo? – Preguntó un hombre bastante alto y fornido al
momento en que abrí la puerta.
-
Sí, soy yo – dije algo temeroso, aquel hombre me producía algo de miedo.
-
Esto es para usted – dijo dándome una canasta, me quedé mirándola sin entender
nada, hasta que algo se movió dentro de ella y comenzó a llorar, así que rápidamente
la tomé.
-
Muchas gracias – dije rápidamente, cerrando la puerta.
Fui
hasta mi habitación y puse la canasta sobre mi cama, buscando entre las cobijas
lo que se encontraba debajo, encontrándome con la imagen más hermosa que había
visto en mi vida.
-
Hola – sonreí como idiota al verlo, sacándolo de ahí para cargarlo, haciendo
que de inmediato dejara de llorar, encontrándome con un papelito en el que
ponía “2 de diciembre”, ese mismo día, así que estaba recién nacido – bueno, de
ahora en adelante seremos solo tú y yo – dije dándole un dulce beso en la frente
– he trabajado muy duro todo este tiempo, así que te he comprado algo de ropa y
pañales, también algo de leche, te estaba esperando pequeño – dije tratando de
mirar si había algún otro papelito con su nombre, pero no había nada – creo que
tu madre no te ha puesto un nombre, así que lo haré yo – dije sin dejar de
sonreír, mi bebé era una cálida luz que comenzaba a iluminar mi vida – creo que
ya tengo el nombre perfecto para ti, te llamarás Hikaru.
- Ya fue después que
entré como profesor al Instituto, gracias a la ayuda de quién era mi entrenador
en la academia, todavía somos muy buenos amigos y quiere mucho a Hikaru. Pero aunque
me de muchos dolores de cabeza, pasaría
nuevamente por todo lo que pasé con tal de verlo feliz.
*Hikaru*
- ¿En verdad no quieres
venir conmigo a casa de Maru-chan? – Pregunta mi novio, mirándome preocupado, he
llorado durante toda la tarde así que es normal que se encuentre así.
- Prefiero ir a casa.
- Está bien, te acompaña…
- Te lo agradezco pero
quisiera ir solo.
- Hika…
- No te preocupes, estoy
bien, es solo que quiero estar solo y pensar – digo sonriéndole dulcemente,
dándole un casto beso en los labios – te llamaré cuando llegue.
- Está bien – dice dándome
otro beso – pero cualquier cosa, estoy disponible para lo que me necesites.
- Te amo – digo dándole
un último beso, antes de comenzar a caminar.
Camino sin prisa por las
calles, mirando todo a mi alrededor, en parte me arrepiento de haber dejado que
mi curiosidad me llevara a conocer a la tan despreciable mujer que es mi madre,
pero por otra parte, siento como si un gran peso se me hubiera quitado de
encima, así que de cierto modo me siento liberado.
Al llegar a casa me
encuentro con que mi padre y Uchi-san están esperándome fuera del apartamento,
sintiéndome completamente feliz de verlos, como si hubiera estado mucho tiempo
alejado de ellos. Camino más rápido y sin dudarlo abrazo a mi papá fuertemente.
- ¿Eh? ¿Y esto? –
Pregunta un poco extrañado, pero me corresponde de igual manera el abrazo.
- Te quiero papá, te
quiero mucho, a ti y a Uchi-san – digo sin separarme de él, ellos son más de lo
que necesito y no puedo estar más agradecido.
- Yo también te quiero
hijo.
CONTINUARÁ...