Primero que todo feliz cumpleaños a Yutti, porque este fic es en honor a su cumpleaños 😄 Aunque ya pasó, pero la intención es lo que cuenta ❤
Este es un Spin Off de mi Twoshot "Guilty" así que si no lo han leído bien pueden hacerlo ❤
Hago la entrada rápida porque voy tarde a trabajar 😅
Espero les guste 😋
Muchas gracias por sus comentarios y constante apoyo, espero traer pronto el capítulo 36 de Father's Love, que de una vez les digo que alisten pañuelos (?)
Y este fic va dedicado a mi querida amiga Naomi ❤ Espero que les guste 😍
Tema: COMPLETE
Extensión: Oneshot
Parejas: YamaJima
Autora: Akari-chan
- Ryo-chan, estoy aburrido – dice mi mejor amigo dando
vueltas sobre mi cama, mientras que yo estoy jugando con la consola, probando
el nuevo juego que acababa de comprar.
- Te ofrecí a que jugaras conmigo a la consola y no
quisiste, así que no te quejes – digo un poco molesto y sin apartar mi mirada
de la pantalla del televisor.
- Ryo-chan… ¿Eres virgen?
- ¿Eh? ¿A qué viene esa pregunta? – Digo después de
pausar el juego, viendo a mi amigo desconcertado.
- Solo responde – dice sonriendo de manera traviesa,
poniéndome un poco nervioso.
- Sí, lo soy ¿pero por qué lo preguntas tan de
repente?
- Es que yo ya no lo soy – dice sonriendo como si
nada.
- ¿¡Eh!? – Exclamo todavía más sorprendido y asustado
- ¿Pero con quién lo hiciste?
- Mi primera vez fue con Yabu-senpai, luego lo hice
con Yaotome-senpai, hasta estuve en un trío con Arioka-senpai e Inoo-senpai.
- Espera un momento… ¿Esos dos últimos no son novios?
- Sí, pero Inoo-senpai quería hacer realidad una de
las fantasías de su querido novio y yo no me negué – sonríe – estuvo
fantástico, pero esos dos se aman demasiado, no dejaban de mirarse el uno al
otro cuando lo hacíamos, de hecho creo que yo no existía para ellos en ese
momento, sólo era como un juguete sexual y ya – sonríe nuevamente, levantándose
de la cama para sentarse a mi lado en el suelo.
- ¿Y a qué quieres llegar con ésta conversación? –
Pregunto con curiosidad.
- Quiero ser el primero – dice Yuri acercando su
rostro peligrosamente al mío, al mismo tiempo que conduce su mano a mi
entrepierna.
- Yuri… No creo que deberíamos de hacerlo – digo
nerviosamente pero sin intenciones de apartarme de su lado.
- Será divertido, créeme – dice finalmente, sentándose
sobre mis piernas, comenzando un beso fogoso entre nuestras bocas.
Así
fue como tuve mi primera vez con Yuri, la primera de muchas veces más, no tan
solo con él, sino también con otros chicos que me resultaran atractivos. No
había ningún sentimiento de amor al hacerlo, sólo era por diversión, por
desahogo.
- Ryo-chan, necesito tu ayuda – dice Yuri al entrar a
mi habitación, seguido de mí.
- ¿Y qué necesitas? – Pregunto sentándome sobre mi
cama.
- Necesito que me ayudes a darle celos a alguien.
- ¿Desde cuándo el gran Chinen Yuri necesita de eso? –
Pregunto divertido.
- ¿Me vas a ayudar o no? – Pregunta un poco molesto.
- Está bien, te ayudaré ¿quién es la victima ahora? –
Pregunto sin dejar de reírme.
- Mi Padrastro – dice agachando la mirada y con una
leve sonrisa en su rostro, haciendo borrar la mía en un segundo.
- ¿Eh? ¡De por Dios Yuri! ¿Acaso estás loco? ¿Cómo
piensas que voy a ayudarte con eso? – Digo totalmente escandalizado por lo que
acabo de escuchar.
- ¡Dijiste que me ayudarías!
- Sí, lo dije, pero no pensaba que te referías a él
¿es que acaso no te estás escuchando?
- Por favor Ryo-chan, ayúdame – dice mirándome con
súplica.
- Yuri, esto es muy serio, creo que ya estás llegando
muy lejos – digo mirándolo con preocupación.
- Lo sé, es una locura, pero es que lo deseo tanto.
- No sé qué decirte…
- Por favor – dice sonriéndome dulcemente, no sé qué
hacer, es mi mejor amigo, pero todo esto ya rebasa los límites de la cordura.
- Me voy a odiar por esto – digo a regañadientes –
pero te ayudaré ¿qué quieres que haga? – digo totalmente resignado, mientras
que Yuri sonríe alegremente, contándome su plan maestro.
Esa
misma noche se llevó a cabo su plan, que consistía en que tendríamos sexo como
de costumbre, pero con la puerta de su habitación medio abierta, para que así él
pudiera vernos, no entendía que quería conseguir mi amigo con eso, pero de
todos modos hice caso a su plan, además no era que me disgustara acostarme con
él.
- Ryo-chan…
- Dime – Respondo. Nos encontramos acostados sobre el
verde césped del Instituto, mirando hacia el cielo.
- ¿Qué pasaría si te dijera que ya no podemos seguir
acostándonos? – Pregunta tranquilamente, sin dejar de mirar hacia arriba, ya
que he ladeado el rostro para ver su perfil.
- Pues nada, ¿Qué quieres que te diga?
- No lo sé – suspira – quizás algo como “Por favor no
me dejes” – dice burlonamente.
- Yuri, eres mi mejor amigo, eso no va a cambiar nunca
– sonrío – aunque me sorprende que me digas eso.
- ¿Tiene algo de malo querer ser monógamo?
- No es que tenga algo de malo, simplemente es
extraño, tú no eres de ese tipo de personas.
- Pues siempre hay una primera vez – dice sonriente.
- ¿Es por él verdad? – Digo sentándome ahora sobre el
césped, seguido de él.
- Sí – dice abrazando sus piernas, con un leve sonrojo
en sus mejillas.
- ¿Te enamoraste de él? – Vuelvo a preguntar,
mirándolo serio.
- Creo que lo he estado desde que lo conozco – dice
sin borrar su sonrisa.
- Pero es tu Padrastro – digo con preocupación - ¿Qué
pasará si los descubren?
- Mi mamá no se dará cuenta, seremos cuidadosos.
- ¿Estás seguro de todo esto? ¿De hacerle eso a tu
madre?
- Si es por estar con Yuya, lo haré – dice totalmente
convencido de la decisión que ha tomado. Suspiro profundamente, brindándole un
abrazo y una cálida sonrisa de mi parte, aunque en realidad no puedo dejar de
estar preocupado por mi amigo.
Ha
pasado un año, un año en que la relación de mi mejor amigo con su Padrastro se
ve cada vez más sólida. Me sentiría más feliz por ellos si no tuvieran el
parentesco que tienen, pero se ven felices a pesar de todo, así que los apoyo.
- Yama-chan ¿cuándo vas a venir a verme tocar con mi
banda? – Pregunta mi buen amigo Keito, volviendo a tomar de su malteada.
- Ya te dije que no puedo, tengo muchas cosas que
hacer.
- No creo que las clases de cocina sean tan
complicadas.
- No son clases de cocina – digo un poco fastidiado –
Estoy estudiando para ser un Chef y es más complicado de lo que todo el mundo
piensa.
- Pero llevo meses pidiéndote que vayas a vernos,
inclusive ni en vacaciones aceptas ir.
- Está bien – suspiro – iré a verlos ¿Cuándo se
presentan? – Pregunto tomando algo de interés en el tema. La verdad es que me
da flojera, pero ¿Qué mal podría hacerme ir a verlo?
- Esta noche a las 9 – responde sonriente – en el bar
al que fuimos la semana pasada.
- Ok, estaré allá – sonrío.
- No te arrepentirás, te lo aseguro – dice alegremente
– me tengo que ir a ensayar con los chicos, nos vemos allá – dice dejando el
dinero de su pedido sobre la mesa y revolviendo mis cabellos para después irse
corriendo de la cafetería.
- Allá nos vemos.
En
verdad que no tenía muchas ganas de ir, pero ya le había prometido a Keito que
lo haría, así que sin mucho ánimo me puse lo primero que logré visualizar en el
armario, una camisa negra junto con unos jean azul oscuro.
- ¡Ryosuke! Pensé que ya no vendrías – dice Keito
abrazándome fuertemente al entrar al bar.
- Te prometí que lo haría – sonrío.
- Estoy muy feliz de que hayas aceptado venir, ven,
quiero que conozcas a los chicos – dice felizmente tomando mi mano llevándome a
una especie de camerino, jamás pensé que un bar podría tener un lugar así -
¡Chicos este es mi amigo Ryosuke! – Exclama realmente animado al entrar ambos
al lugar.
- Ho… Hola… - Digo algo avergonzado por el cómo mi
amigo me estaba presentando ante sus compañeros.
- Encantado de conocerte, soy Kikuchi Fuma, el
bajista.
- Encantado – respondo alegremente, deleitándome de lo
guapos que son todos.
- Yo soy Sato Shori, el vocalista, gusto en conocerte.
- Lo mismo – digo haciendo una reverencia.
- Y yo Nakajima Kento, el pianista – dice guiñándome
un ojo, haciéndome sonreír.
- ¿Dónde está Yuto? – Pregunta Keito mirando hacia
todos lados, en busca del nombrado.
- Dijo que iba al baño – dice Kikuchi-san.
- ¿Me llamaban? – Dice un chico alto entrando al
camerino, si había pensado que los aquí presentes eran guapos, este chico era
completamente una deidad.
- Llegas justo a tiempo, él es mi amigo Ryosuke – dice
Keito señalándome mientras que yo sigo mirando embobado a ese chico.
- Es un gusto por fin conocerte – dice tomando
dulcemente mi mano – Keito habla tanto de ti que de algún modo me hacía sentir
ansioso de verte – dice sonriente, sin soltarme todavía.
- Es un gusto… - Digo sin dejar de mirarlo, sintiendo
un agradable calor recorrer mi cuerpo, totalmente perdido en su mirada.
- Él es Nakajima Yuto, mi primo y también el baterista
de la banda – dice Kento-san, recibiendo una mala mirada por parte de él.
- Al menos deja que me presente como se debe – dice un
poco molesto, acto que me causa mucha gracia.
- Encantado de conocerte Naka…
- Llámame Yuto, por favor – dice suplicante, con esa
hermosa sonrisa que me cautiva.
- Está bien, Yuto-kun…
- Muy bien, ya es hora de salir a tocar – dice Keito
animadamente – espero que te guste nuestra presentación.
- Ya me encanta – digo sonriente, mirando
detenidamente a su baterista.
- Espero que sea de tu agrado – dice finalmente, besando
mi mano antes de salir del camerino haciéndome sonrojar.
De inmediato salgo del camerino, en busca de un buen
lugar para disfrutar del show, encontrando justo uno al frente de la tarima, en
primera fila. Nunca he sido fanático de este tipo de eventos, pero por primera
vez en la vida deseo con tantas ganas poder presenciarlo.
- Buenas noches – dice Keito hablando por el micrófono
– nosotros somos Black Night y estamos muy felices de acompañarlos en la noche
de hoy – dice sonriente – espero que disfruten de nuestra presentación – dice
finalmente dando una reverencia antes de que los acordes de su guitarra
comiencen a sonar.
Mi mirada se mantiene fija en Yuto, en sus fuertes
brazos sosteniendo las baquetas, dando golpes fuertes y certeros sobre la
batería, mientras su sudor cae desde su frente hasta perderse en su cuello,
creando así una imagen muy sexy de él, todo en él me parece maravilloso,
perfecto.
No supe en que momento había acabado todo, me sentía
tan sumido en mis pensamientos que solo pude volver en sí cuando sentí la mano
de mi amigo Keito dando leves palmadas sobre mi hombro derecho.
- Ryosuke ¿Estás bien? – Pregunta divertido, aunque
con algo de preocupación.
- Eh… Si… ¿Ya acabo? – Pregunto un tanto desconcertado
y también avergonzado.
- De seguro lo dejamos impactado con nuestra
presentación – dice Kento-san alegremente.
- ¿Te gustó? – Pregunta Keito con un brillo muy
particular en sus ojos.
- Estuvo maravilloso – digo dirigiendo mi mirada hacia
Yuto, quién me mira con intensidad, haciéndome sentir nervioso.
- Me alegra mucho – sonríe – te dije que no te ibas a
arrepentir.
- ¡Chicos vamos a celebrarlo! – Dice Fuma-san ya con
una botella de cerveza en su mano.
- Me encantaría, pero quedé de verme con mi novia y ya
voy un poco atrasado – dice Keito.
- Yo también tengo que llegar temprano a casa – dice
Shori-san.
- Que aburridos son ustedes - dice decepcionado -
¿Yuto?
- Pues la verdad, me gustaría ir a un lugar más
tranquilo – dice mirándome nuevamente, aunque pensándolo bien, en toda la noche
no ha dejado de hacerlo – si es que quieres venir conmigo – me dice sonriente.
- Por mí está bien – digo contagiándome de su sonrisa.
- ¿Entonces me dejarán solo?
- ¡Oye! Ni siquiera me lo has preguntado – dice
Kento-san un poco molesto, haciéndonos reír a todos.
- Eres mi novio, no es necesario que te lo pregunte –
dice dándole un dulce beso en la mejilla.
- Entonces no digas que te vas a quedar solo – dice
abrazándolo con la misma dulzura.
- Quería ver tu reacción.
- Ya dejen de hacer eso, me van a provocar diabetes –
dice Shori-san mirándolos con algo de repulsión.
- Eso lo dices porque no tienes pareja – dice Fuma-san
burlonamente.
- Pero Yuto tampoco tiene.
- No, pero eso puede que cambie esta noche – dice
Kento-san pícaramente.
- Ya chicos dejen de molestar y vayamos por nuestras
cosas – dice Keito divertido, empezando a caminar hacía el camerino junto con
los demás recogiendo sus cosas y saliendo posteriormente del bar luego de
despedirnos de Fuma y Kento que decidieron quedarse y de Shori que se iba
corriendo rápidamente hasta la estación, esperando tomar el último tren.
- Bien, me tengo que ir también – dice Keito colgando
en su hombro el forro de su amada guitarra – en verdad estoy muy feliz de que
hayas venido.
- Ya me lo has dicho muchas veces – sonrío.
- Lo siento – dice sin dejar de sonreír – te dejo en
muy buenas manos, por favor Yuto cuida muy bien de él – dice haciendo una
reverencia.
- No te preocupes, lo haré – dice reverenciándose
también, haciéndome avergonzar por tal escena.
- Que la pasen bien – dice finalmente antes de parar
un taxi y subirse en él, dejándonos solos.
- ¿Quieres ir a comer? Tengo mucha hambre – dice Yuto,
acabando con el silencio que se había creado entre los dos.
- Claro, me encantaría.
- Que bueno, conozco una hamburguesería muy buena y lo
mejor es que es cerca de acá – dice alegremente tomando mi mano, comenzando a
caminar juntos, sin soltarnos, haciéndome sentir cosas que nunca antes había
sentido.
Llegamos al lugar, encontrando que éste se encuentra
casi completamente vacío, aunque supongo que es normal dadas las horas que son.
Buscamos una mesa en la esquina más lejana del lugar, y luego de que uno de los
meseros nos atendiera y en menos de nada trajera nuestro pedido, seguimos
nuestra amena conversación.
- ¿Puedo proponerte algo? – Pregunta Yuto, dándole un
sorbo a su bebida, mientras yo lo miro con atención.
- Claro, lo que quieras – respondo sonriente, dándole
otra mordida a mi hamburguesa, disfrutando de lo deliciosa que está.
- Quizás esto suene muy raro viniendo de alguien que
conociste hace unas pocas horas – sonríe – Pero… ¿Te gustaría salir conmigo? –
Pregunta finalmente, haciendo que casi escupa lo que tengo en la boca.
- ¿Lo dices en serio? – Pregunto un poco confundido –
Pero ya estamos saliendo – digo con obviedad.
- Si, lo sé – ríe divertido – pero quiero conocerte
más, que tú también me conozcas y si todo sale bien quisiera que fuéramos
pareja – dice tomando mi mano dulcemente.
- Pero si… - Quedo en silencio cuando miro sus ojos,
tan brillantes, tan preciosos y para que voy a negarlo, él me atrae de una manera
que nunca antes había sentido con alguien.
- Si no te gusto, podemos dejarlo así, lamento si te
incomodé – dice apenado.
- No es eso, es solo que… - No sé qué decir, nunca
antes alguien se me había confesado. Lo más cercano que he tenido a una relación
fue cuando comencé a acostarme con Yuri, pero solo era sexo, nada de sentimientos
más allá del deseo y ni siquiera mis amantes de una noche pueden considerarse
como una.
- La verdad es que… Me gustas desde la primera vez que
Keito me mostró una foto tuya – dice levemente sonrojado.
- ¿Una foto mía? – Pregunto todavía un poco incrédulo.
- Sé que es estúpido, pero ha sido así – dice
avergonzado - quedé prendado de ti desde esa vez y esperé ilusionado a que
vinieras a vernos… ¡Perdón!, debo de sonar como un psicópata o algo – río al
ver aquella expresión de preocupación.
- Tranquilo, no pienso que lo seas – sonrío al ver su
rostro relajarse – creo que… También me gustas – digo sintiendo mis mejillas
arder ¿Qué es todo esto que siento?
Y
a partir de esa noche comenzó nuestro hermoso romance. Yuto
había resultado ser un chico muy amable, caballeroso, atento y amoroso. Sus labios eran los más dulces
que había probado en mi vida y sus abrazos los más cálidos, los más reconfortantes, con cada día a su
lado podía convencerme más de que era mi persona especial, la persona que sin
pensarlo llevaba tanto tiempo esperando.
- Ryosuke ¿Quieres venir a mi casa? – Pregunta Yuto alegremente, mientras caminamos por el parque – Es que mis papás no están y me gustaría pasar un rato agradable contigo – dice deteniéndose, para rodear mi cintura con sus brazos.
- ¿A tu casa? ¿Los dos solos? – Pregunto con algo de
nerviosismo. ¿Por qué con él me comporto de esta manera?
- ¿Por qué? ¿Hay algún problema?
- No, ninguno… - digo tímidamente, dirigiendo nuestro
caminar hacía su casa.
Al llegar comenzamos a besarnos lentamente, yendo
ambos entre besos y suaves caricias hasta su habitación, siendo recostado
delicadamente sobre su cama, mientras él se posiciona encima de mí, sin dejar
de besarme, acariciando mis piernas por encima de mi pantalón, adentrando ahora
su lengua en mi boca.
- Eres precioso – susurra en mi oído, llevando sus
labios hacía mi cuello, besándolo, lamiéndolo y dando leves mordidas alrededor
de él. Mi cuerpo comienza a temblar al sentir sus manos adentrarse bajo mi
camisa, acariciando mi abdomen.
- ¿No vamos muy rápido? – Digo apartándolo solo un
poco de mí, como tantas veces ya ha sucedido, sintiéndome estúpido de
comportarme así, cuando la verdad es que deseo que mi novio me haga el amor.
- Pues llevamos cinco meses de novios, si eso te
parece muy rápido, entonces digamos que si vamos muy rápido – dice sonriente.
Haciéndome sentir mal por no corresponderle como se debe.
- Lo siento… En verdad no sé qué sucede conmigo – digo
bastante avergonzado, con mis lágrimas amenazando con salir. Me siento tan
inútil, tan frustrado.
- Eres adorable – dice con una hermosa sonrisa, besando
con ternura mi frente, al mismo tiempo que limpia mis lágrimas con sus pulgares
– Así te tenga que esperar toda la vida lo haré – sonríe haciéndome sentir
peor.
- Pero… Si fuera virgen quizás sería más comprensible,
pero no lo soy y yo sé que tú quieres y no me parece justo.
- Ryo-chan – dice cariñosamente, acariciando mi
mejilla derecha – Yo te amo y eso debe de quedarte muy claro – dice sin dejar
de sonreír. Esa sonrisa reconfortante que tanto amo - ¿Qué te parece si mejor
vemos una película? Tengo una de Zombis que sé que te encantará.
- ¿Y habrá palomitas de maíz? – Pregunto ya un poco
más animado.
- Sólo si me ayudas a hacerlas, ya sabes que no soy
muy bueno en la cocina.
- Prepararé algunos emparedados también – digo
sonriente bajando de la cama, acercándome a mi novio para darle un dulce beso –
también te amo mucho, que eso te quede claro – digo volviéndolo a besar de una
manera más demandante, bajando luego hasta la cocina. Si es a su lado cualquier
otro plan es perfecto.
Lo
amo. Y
deseo poder demostrarle todo lo que siento.
- ¿Es en serio? – Pregunta Yuri todavía incrédulo ante
mis palabras.
- Si… - Respondo avergonzado, agachando la cabeza.
- No lo puedo creer, es que es… ¡Muy raro! – Dice
tumbándose en el césped del parque, riendo a carcajadas.
- No te burles que es algo muy serio – digo un poco
molesto.
- Está bien, está bien – dice respirando profundo para
calmarse - ¿Él está bien con que lo mantengas en celibato?
- Eso dice, pero siento que en cualquier momento se
puede cansar de esta situación y me deje… Y yo en verdad no quiero eso.
- No creo que vaya a dejarte, está loquito por ti y si
te ha esperado por casi un año es porque en verdad te ama. ¿En serio no le has
hecho ni una felación?
- ¡Yuri! – Exclamo avergonzado – no.
- ¡No lo puedo creer!
- Ni yo – suspiro – contigo y los demás chicos con los
que me he acostado me resultaba más fácil, pero es que con él… - Vuelvo a suspirar
– en realidad no entiendo… Me pongo más nervioso de lo normal y el que me toque
por debajo de la ropa es una sensación que aunque es placentera me hace sentir
mucho más inquieto.
- Eso es porque lo amas – dice esbozando una sonrisa -
la sensación es muy distinta cuando lo haces con alguien que amas, el cuerpo
reacciona distinto, todo es más placentero.
- ¿Así te pasa con él?
- Siempre – sonríe sonrojado – aunque seamos activos
sexualmente, siempre siento todas esas cosas que me describes.
- ¿Qué piensas que debería hacer?
- Primero que todo relájate, si no haces eso, volverás
al mismo punto y eso es lo que no quieres ¿de acuerdo? – Asiento – ya lo demás
es que te dejes llevar, que le demuestres a tu novio lo mucho que deseas
hacerlo con él y qué mejor momento para por fin hacerlo que su primer
aniversario. Es dentro de poco ¿verdad?
- Si, dentro de tres semanas.
- Entonces ve preparándote mentalmente para ese
momento – dice dando suaves palmadas en mi espalda.
- Esta vez sí que lo haremos – digo finalmente,
convencido de mis palabras.
El
gran día llegó y con este incrementaban mis nervios.
- Tranquilízate Ryosuke – me digo a mi mismo,
mirándome en el espejo del cuarto de baño. Estamos hospedados en un cuarto de
hotel, uno que por cierto me había recomendado Yuri y al que venía seguido con
su Padrastro. Doy un último suspiro antes de salir, dándome ánimos, lo haré,
definitivamente lo haré.
Salgo del cuarto de baño solo con una salida de baño
puesta, viendo a mi novio sentado sobre el borde de la cama, con solo su bóxer
puesto, sonriéndome tan dulcemente. Me acerco a paso lento, sintiendo que todo
mi valor se está yendo a la borda, pero tengo que ser fuerte, no me puedo dejar
llevar por el temor. Me siento sobre sus piernas, dejando las mías una a cada
lado de éstas, sintiendo mi cuerpo temblar, derritiéndome en sus brazos.
- Ryo-chan… Si no quieres está bien – dice besando mi
mejilla, mientras acaricia mi espalda.
- Pero yo quiero hacerlo – digo suplicante, llevando
mis labios a los suyos, iniciando un beso dulce que al pasar de los segundos se
hace cada vez más demandante, deseoso.
Mis dedos se enredan entre sus cabellos, mientras que
sus manos viajan por mi espalda, incrementando la cercanía entre nuestros
cuerpos. Nuestros besos se hacen cada vez más profundos, entrelazando nuestras
lenguas en una apasionada y mágica danza. Me aparta un poco, llevando sus manos
hasta el nudo de la salida de baño el cuál no demora en desenredar, acariciando
mi pecho antes de quitarme aquella prenda por completo, cayendo ésta al suelo,
dejándome totalmente desnudo ante sus ojos.
- Eres hermoso – dice mirando con detalle cada parte
de mi cuerpo, tan nuevo para él. Me toma de la cintura, apartándome de su
encima para luego recostarme sobre la cama, poniéndose él encima, besando ahora
mi cuello, haciéndome sacar un leve gemido de mis labios, cosa que me hace
avergonzar.
- Lo siento… - Digo algo apenado.
- ¿Por qué te disculpas? Me gusta escucharte – Sonríe,
volviendo a lo que estaba haciendo, acariciando mis tetillas con sus manos,
apretándolas entre sus dedos, mientras su lengua recorre con lujuria mi cuello,
siento que puedo correrme solo con esto, jamás me había sentido tan excitado.
Abro mis piernas para que se pueda acomodar mejor
sobre mí, estremeciéndome al sentir su dureza todavía presa entre su bóxer
chocar contra la mía, creando una fricción deliciosa a cada movimiento. De un
momento a otro se levantó de la cama, quitándose de inmediato la única prenda
que tenía puesta, dejándome embobado con lo que tengo a la vista. No me
equivoco al comparar a mi novio con una deidad.
- Y dices que yo soy hermoso – digo sentándome sobre
la cama - ¿quieres que te ayude? – Pregunto señalando su miembro que se
encuentra totalmente erguido.
Mis
nervios poco a poco desaparecen.
- ¿Quieres probarlo? – Dice seductoramente, sentándose
sobre la cama, con las piernas bien abiertas, invitándome a seguir con mi
cometido. Es la primera vez que veo a mi novio comportándose de esa manera y me
encanta, presiento que la pasaremos muy bien de ahora en adelante.
- ¿En verdad puedo? – Pregunto sonando con total
inocencia, sonriendo al ver cómo asiente, mirándome con deseo – acomodo mi
cabeza en medio de sus piernas, dándole una lamida a toda la extensión de su
miembro para luego metérmelo entero dentro de mi boca, succionando con ganas,
disfrutando los jadeos que salen sin control de su boca.
También jadeo al sentir como cada vez se endurece más
y llevo una de mis manos hacía el mío, masturbándolo con rapidez, mojando mi
mano con el semen que no demoró en salir, la cual toma mi novio, lamiéndolo
todo hasta dejarla sin rastro de él, sigo con la felación hasta que siento mi
boca invadida por el de mi novio, tragando todo con gusto.
Me arrodillo quedando a su altura, besándolo apasionadamente,
probando ambos del sabor de nuestras esencias mezcladas. Mi novio baja sus
manos hasta mi trasero, apretándolo, dándome a entender lo que desea y yo ya no
quiero negárselo.
Nos separamos nuevamente, viendo como mi novio toma el
bote de lubricante que está sobre la mesita de noche, mientras que yo me
acuesto sobre la cama, con las piernas abiertas, ansioso por sentirlo por fin
dentro, pero tiene que prepararme primero y eso es algo que también quiero
sentir.
Moja tres de sus dedos con aquel líquido, metiendo el
primero de estos en mi entrada, hace tanto que no lo hago, que siento ese dolor
que sentí en mi primera vez, aunque me alegra un poco, porque esta es mi
primera vez con él y como tal quiero que sea especial. Muevo mis caderas
descaradamente al tener ya sus tres dedos dentro, rozando casi la locura solo
con ellos, ya no lo soporto más, lo quiero dentro.
- Yuto… Por favor… Ya… - Digo jadeante, tomando su
rostro para besarlo, rodeando su cintura con mis piernas, haciendo que su
miembro roce con mi entrada, que está ansiosa por albergarlo.
- Yo… Tampoco lo soporto… - Jadea y tomando mis
caderas entra de una sola estocada, haciéndome dar un grito entre dolor y
placer.
- Mu… Muévete.
- Pero… Te haré… Daño… - Dice entre jadeos, dándome
una hermosa vista de su rostro sonrojado y aunque no quiera decírmelo, sé que
él desea moverse de una vez por todas.
- No importa… Lo deseo… Ya… - Mi mente se nubla al
sentir como comienza a moverse, primero lento y luego cada vez más rápido y
desenfrenado, llevándome a la locura con sus embestidas.
- Creo… Que… Voy a…
- Hazlo… Dentro… - Jadeo, comiéndonos la boca a besos.
Suelto un fuerte gemido al sentir todo su líquido
mojar mi interior y el propio sobre mi vientre, sintiéndome enormemente feliz
de por fin haber hecho esto con él, con la persona que amo.
Es
tan maravilloso.
- En verdad lamento haberte hecho esperar tanto – digo
acariciando su pecho, besando sus labios con anhelo.
- Si siempre va a ser así, creo que podría esperar
unos cincuenta años más – dice dándome un beso en la frente.
- ¡Eso no! – Digo haciendo puchero, cosa que le causa
mucha gracia – después de lo de hoy yo ya no podré esperar tanto.
- Eres un goloso – dice besando la punta de mi nariz –
¿quieres ir a comer? Ya se nos va a acabar el tiempo aquí igualmente – dice
mirando el reloj que está en la pared y nuestra economía no nos permite pagar
por más tiempo.
- En verdad me gustaría seguir comiendo el postre,
pero si no hay de otra, vamos a comer – digo volviéndolo a besar, levantándonos
ambos de la cama y luego de darnos una agradable ducha, ya vestidos salimos del
hotel, con una enorme sonrisa en nuestros rostros.
Siento
como el amor recorre todo mi interior.
- Buenos días Yuri – saludo animadamente a mi amigo,
encontrándomelo camino a la parada del autobús.
- Buenos días Ryosuke, te ves muy feliz hoy.
- Lo estoy realmente – digo sin dejar de sonreír,
sintiendo mi rostro arder en un sonrojo al recordar lo sucedido la tarde del
día anterior - Yuto y yo por fin hicimos el amor.
- Por fin – sonríe divertido.
- Si, por fin – sonrío también – fue maravilloso y tan
dulce…
- Buenos días – dice mi novio felizmente, acercándose
a nosotros como todas las mañanas, nos damos un dulce beso, para luego tomarnos
de las manos, notando la mirada celosa de mi amigo, sé que él desea poder hacer
esto con la persona que ama, pero su situación es complicada.
Llegamos hasta la parada, divisando el autobús a lo
lejos, subiendo los tres a él, quedando mi novio y yo sentados delante de Yuri,
dándonos dulces besos y diciéndonos dulces palabras al oído.
- Bien, yo me bajo aquí – dice Yuri levantándose de su
asiento.
- Que tengas un buen día – decimos al unísono,
despidiéndonos con una sonrisa.
- Lo mismo para ustedes – dice sonriente, bajándose
del autobús.
- ¿Quieres quedarte en mi casa este fin de semana? Mis
padres no van a estar así que no va a haber nadie que nos moleste – dice
sonriendo pervertidamente. En verdad que comienzo a amar este lado de mi novio.
- Me encantaría – digo sonriente, dándole otro beso en
sus labios, recostando mi cabeza en su hombro, sin dejar de soltar su mano.
Y
al pasar los años esto que siento por él, sigue creciendo a pasos agigantados.
- ¿En serio están viviendo juntos? – Pregunto
sorprendido - ¿Y tu mamá lo sabe?
- Si lo sabe, bueno… Solo lo de que vivimos juntos, si
se entera de lo otro nos crucifica.
- Supongo que algún día se tendrá que enterar y no
será bonito.
- Lo sé, pero estoy seguro de que podremos contra
cualquier adversidad – dice sonrojado, siempre me causa gracia verlo así.
- ¡Yuri! ¿Te hice esperar mucho? – Pregunta Takaki-san
acercándose a nosotros, besando a Yuri en la frente.
- No mucho, además estaba hablando aquí con Ryo-chan.
- Me alegro – dice dedicándome una sonrisa y pensar
que al principio me miraba con odio - ¿Vamos? La película comenzará dentro de
poco.
- Sí, vamos – dice sonriente, tomándolo del brazo, el
amor con el que se miran es tan deslumbrante.
- Yo también me tengo que ir a casa – digo
levantándome de mi asiento – que la pasen muy bien.
- Gracias – dicen ambos, haciendo una reverencia, es
adorable ver lo sincronizados que pueden llegar a ser.
Luego de verlos alejarse, me encamino hasta mi casa,
la que comparto con mi novio desde hace un par de años, nuestro nidito de amor.
- Estoy en casa – digo sintiendo un olor extraño
viniendo de la cocina, haciendo que corra rápidamente a ella, viendo a mi novio
envuelto en humo, tosiendo.
- ¡Yuto! ¿Pero qué ha sucedido? – Digo preocupado.
- Lo siento mi amor, quería hacer la cena pero… - No
pudo seguir hablando porque comenzó a llorar desconsoladamente, abrazándome.
-Ya te he dicho que no debes de hacer esto y menos si
no estoy.
- Pero quería sorprenderte.
- Y lo has hecho – sonrío – ya está bien, no tienes
por qué llorar – digo acariciando sus cabellos.
- ¿Me perdonas? – Dice todavía entre sollozos.
- Pareces un niño – digo tomándolo del rostro, dándole
un casto beso en los labios – te perdono, pero no lo vuelvas a hacer.
- Créeme que no – dice comenzando a sonreír – debo
parecer un idiota.
- Pero así te amo – digo abriendo la ventana para que
así el humo pueda salir con mayor facilidad – será mejor limpiar y pedir algo a
domicilio.
- Está bien – dice limpiándose las lágrimas.
- Te amo – digo abrazándolo con fuerza.
- Y yo a ti, mucho – dice besando mi coronilla, estar
entre sus brazos es lo más maravilloso del mundo.
Amo
todas y cada una de sus facetas.
FIN