Aquí llego yo nuevamente con mi actualización mensual.
Me costó mucho terminarlo porque últimamente mi vida es muy ajetreada, entré a estudiar hace más de un mes, además de tener que trabajar y los ensayos con el coro me han tenido muy ocupada y con mi cabeza hecha un lío, pero aquí les traigo el nuevo capítulo, recién salido del horno <3
Espero que les guste y nuevamente gracias por sus comentarios, por todo su amor y apoyo.
Y como siempre este fic va con mucho amor para mi querida amiga Mari <3
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 34
*Okura Tadayoshi*
- Mi amor, ¿todavía te duele? – Pregunta mi esposo
acariciando mi espalda baja con suavidad, mientras estamos bajando por el
ascensor, vamos a encontrarnos con los niños para desayunar.
- Sólo un poco – digo ladeando mi rostro sonrojado –
fuiste muy brusco.
- Lo lamento mucho, no era mi intención – dice con
total preocupación – es que contigo me es difícil controlarme – dice apenado.
- Por más que quiero me es difícil enojarme contigo –
suspiro profundo sin dejar de ver su lindo rostro, una dulzura que oculta la
bestia que tiene mi esposo dentro.
- Yo que quería hacerlo más veces – dice antes de
salir ambos del ascensor, comenzando a caminar tomados de las manos – ya han
pasado dos días y yo que quería aprovechar nuestros momentos a solas.
- Pues hasta que mi trasero no se recupere del todo,
el parque de diversiones estará cerrado – digo todavía más avergonzado de mis
palabras.
- Me encargaré de que su recuperación sea lo más
oportuna posible – dice abrazándose a mí, mientras seguimos caminando hacia el
restaurante del hotel, viendo a nuestros hijos esperarnos en la entrada.
- Buenos días niños – dice Yasu alegremente, abrazando
a cada uno de ellos.
- Buenos días – responden todos al unísono.
- Este ya es nuestro último día aquí así que
disfrutémoslo – digo animado a pesar del dolor.
- ¿Papá estás bien? – Pregunta Kota con preocupación -
Desde hace un par de días te veo con mal aspecto.
- Kota no le preguntes eso si ya sabes por qué es –
dice Yuya golpeando su hombro, haciéndome sentir más humillado.
- Ya dejen de
avergonzar así a papá – dice Yuri tratando de no reírse ante la situación.
- Niños, no es lo que
piensan – dice mi esposo rápidamente – Yoshi se resbaló en el baño y pues se
lastimó la cadera ¿cierto mi amor? – dice abrazándome dulcemente.
- ¿Y por qué no nos
habían dicho? – Pregunta Ryutaro.
- No es nada grave, no se
preocupen. ¿Por qué no mejor vamos a desayunar? Tengo mucha hambre – digo
tratando de cambiar el tema.
- Sí, yo también estoy
hambriento – dice mi lindo esposo, tomando nuevamente mi mano.
- Me alegra que no sea
nada grave – dice Ryutaro aliviado, entrando luego al restaurante, junto con
los demás chicos, que al parecer no se han creído el cuentico de la caída en el
baño.
- Vamos – dice Yasu con
esa sonrisa que tanto me enamora – o siento mucho, en serio.
- Te amo – digo dándole
un dulce beso en su frente – pero se más gentil la próxima vez – digo bajito,
besando sus labios y luego su frente, estar con él siempre me llena de infinita
alegría.
*Yuto*
- Yuto, se me había olvidado darte tu regalo de
cumpleaños – dice mi papá acercándose a mí que me encuentro barriendo la
entrada del restaurante. En las vacaciones de verano siempre ayudaba aquí junto
con Ryosuke, pero él ya no está aquí.
- Papá ya te había dicho que no era necesario – digo
volteándome para verle – en verdad no quiero nada – digo con tristeza.
- Pero es un regalo que te gustará – dice sonriente
extendiéndome el sobre que tiene en su mano.
- Papá en serio no quiero…
- Tómalo y luego me dices lo que tengas que decir –
dice serio, así que sin más, tomo aquel sobre, abriéndolo con cuidado,
sorprendiéndome de ver lo que hay dentro - ¿Esto es en serio? – Pregunto con
asombro, sin dejar de mirar los boletos de avión de ida y vuelta a Osaka.
- Lo es – responde sonriente.
- ¡Gracias Papá! – Digo abalanzándome a sus brazos.
- No es nada, sé lo mucho que quieres a Ryosuke, son
amigos desde niños – si supiera que somos mucho más que eso ¿qué pensaría?
- ¿Pero quién ayudará aquí? – Pregunto, tampoco es que
quisiera dejar el trabajo tirado.
- No te preocupes por eso, tu papá y yo nos
encargaremos – dice tío Ryo tomando del brazo a mi papá, notando un leve
sonrojo en su rostro - además el regalo también es de mi parte, quiero que le
lleves algunas cosas a Ryosuke – dice sonriente, mirando a mi papá de una
manera tan dulce, pues supongo que eso es normal, son amigos de toda la vida.
- En verdad muchas gracias – digo ahora abrazándolos,
no puedo creer que vaya a ver a Ryosuke de nuevo.
- El vuelo sale mañana temprano, también puedes
quedarte en el apartamento que tengo allá en Osaka.
- En serio gracias papá – digo volviéndolo a abrazar.
- De nada hijo – dice revolviendo un poco mis
cabellos, causándome gracia que tenga que empinarse para hacerlo, me encuentro
realmente feliz.
*Yuri*
- Yuri, prométeme que tú nunca me vas a hacer eso.
- ¿Hacer qué? – Pregunto ladeando un poco mi rostro
para verlo, ya que me encuentro sentado sobre sus piernas.
- Hacerme… eso…
- Yuyan, no te entiendo – digo aparentando no saber a
qué se refiere, se ve tan lindo así de avergonzado.
- No me digas que te creíste lo de la supuesta caída
en el baño.
- Claro que no – sonrío divertido – pero me sorprende
un poco que me estés pidiendo eso.
- Es que, ya sabes, no te imagino a ti haciéndome eso.
- Y si algún día quiero hacerlo ¿te dejarías? –
Pregunto sonriendo al ver su expresión de espanto – Es broma, es broma – digo
dándole un beso en la mejilla.
- Eso espero – dice un poco más tranquilo
- Aunque no te voy a negar que suena tentador – digo
volteándome para quedar frente a frente con él – pero a mí me gusta más que me
la metan – digo para luego besarlo apasionadamente en los labios, sintiendo sus
manos acariciar mis piernas.
- Creo que deberíamos de ir a nuestra habitación –
dice besando mi cuello, haciéndome estremecer.
- Yo también lo creo – digo dándole otro ferviente
pero corto beso – deberíamos intentar en que yo…
- ¡Ni se te ocurra! – dice rápidamente, haciéndome
soltar una carcajada.
- No lo haré, tranquilízate – sonrío de nuevo, disfrutando
de cada expresión de su rostro. Lo amo tanto.
*Ryutaro*
Suspiro tratando de tranquilizarme. Nuestros padres se
han ido a pasear a no sé dónde, mientras que yo me he quedado en hotel con la
parejita que esparce cursilería por todos lados y con el idiota pervertido, que
no deja de sonreírme, parece que disfruta ver mi sufrimiento.
- Al parecer nuestros padres no son los únicos que
están de luna de miel – dice el idiota mirando a mi hermano con el bobo de su novio,
coqueteando como siempre.
- No sé qué te sorprende – digo fastidiado.
- Me alegra que ahora tengas buena relación con mi
papá, incluso con mi hermano, ¿pero qué hay de mí? ¿Ni siquiera puedes
considerarme cómo un amigo?
- No me interesa tener algún tipo de relación contigo.
- ¿Pero por qué?
- Porque eres un pervertido, abusador de menores.
- ¡Yo no soy eso!
- Entonces deja de abrazarme cuando dormimos juntos –
lo miro con clara molestia ¿quién se cree para tomarse tales atribuciones?
- ¿Y si no quiero? ¿Qué harás? – Pregunta acercándose
un poco más a mí, posando sus manos sobre mis hombros.
*Kota*
- Suéltame… - Dice en un susurro, mirándome fijamente,
ligeramente nervioso. Ya no puedo evitar sentirme molesto por sus constantes
desprecios, quiero que todo esto cambie, pero en mi cabeza solo hay una cosa rondando
por mi cabeza.
- ¿Será que te gusto? – Pregunto sin ser muy
consciente de mis palabras, rodeando su cintura con mis brazos, sintiendo su
cuerpo temblar.
- ¿Qué haces? – Dice con molestia, tratando de
apartarme, pero no se lo permitiré.
- Solo quiero confirmar una cosa – digo acercando mi
rostro al suyo, sintiendo su agitada respiración chocar contra él, besándolo en
los labios, dándome cuenta por fin de lo que había añorado tanto desde el
primer día que comenzamos a vivir juntos, yo lo quiero a él, de una manera que
nunca creí poder hacer.
Al principio se negó a corresponder el beso, pero al
pasar los segundos, poco a poco fue cediendo hasta sentir que nuestros labios
se juntaban de una manera maravillosa, importándome bien poco las personas que
caminan a nuestro alrededor. Lo abrazo con fuerza, queriendo sentirlo mucho
más, ese calor del cual me había hecho adicto noches atrás.
No sé exactamente cuánto tiempo pasó, pero
lastimosamente nuestro idilio tuvo que terminar por falta de aire en nuestros
pulmones, nos separamos lentamente, cruzando nuestras miradas de nuevo,
disfrutando de ver su rostro completamente sonrojado, sintiendo luego un
intenso dolor sobre mi mejilla derecha.
- ¡Pervertido iditota! – Grita, dándome otro golpe en
la misma mejilla, corriendo furioso hacia el ascensor, que casualmente había
abierto sus puertas, despareciendo prontamente de mi vista.
Pero yo me quedo ahí, con una gran sonrisa ensanchando
mi rostro, mientras acaricio mi parte lastimada. Esperando unos cuantos minutos
hasta decidir que ya era tiempo de subir a la habitación que comparto con él,
pensando seriamente en si será apropiado entrar o no.
Suspiro profundo y abro la puerta lentamente, cuidando
de hacer el menor ruido posible y lo veo ahí, acostado sobre la cama cubierto
con la cobija desde su cabeza hasta sus pies, quiero abrazarlo, pero no me
parece prudente, así que paso
directamente al baño, me lavo los dientes, me pongo mi pijama y me dispongo a
dormir sobre el sofá, sintiéndome aliviado porque al menos no está llorando.
- Buenas noches Ryu-chan – susurro cerrando mis ojos
para poder dormir, aunque creo que será difícil.
*Shibutani Subaru*
- Que te vaya muy bien
hijo – digo abrazándolo, es la primera vez que vamos a estar separados por un
tiempo y de cierto modo me entristece.
- Gracias papá, te voy a
extrañar mucho.
- Yo también.
- Dale a Ryosuke un
abrazo de mi parte – dice Ryo, abrazando ahora a mi hijo, ver esta escena se me
hace adorable.
Luego de un rato de
nuestra larga despedida anunciaron que el vuelo hacia Osaka estaba próximo a
despegar, así que con un último abrazo, Ryo y yo nos despedimos de mi hijo,
deseándole lo mejor en sus vacaciones junto a su mejor amigo.
- Subaru… - Dice mi amado
al momento de subir al auto, sentándose en el asiento del copiloto.
- Dime – digo dándole un
dulce beso en los labios, antes de ponerme el cinturón.
- ¿Cuál es la verdadera
razón de haber enviado a Yuto a Osaka? – Pregunta acariciando suavemente mi
pierna.
- La razón principal es
porque me dolía verlo tan triste – digo sonriendo al haber visto que la mirada
vacía que mi hijo había albergado durante los últimos días había vuelto a
recobrar su brillo y eso en verdad que me hace muy feliz.
- ¿Y la otra razón? –
Pregunta con picardía, acariciando con más intensidad mi pierna.
- Porque quiero quedarme
contigo a solas, sin preocuparme de que Yuto pueda vernos – digo llevando mi
mano hacia su entrepierna, que ya está empezando a endurecerse.
- Subaru, no podemos
hacerlo aquí – dice tratando de no gemir.
- Pensé que te parecería
erótico hacerlo en el estacionamiento del aeropuerto – sonrío, llevando ahora
su mano que acaricia mi pierna, hacia mi miembro que ya se siente duro bajo la
tela de mi pantalón.
- Y realmente lo es –
dice quitando su mano de donde estaba y apartando también la mía de su
entrepierna – pero no quiero terminar en una comisaría por tener sexo en un
lugar público.
- El sexo entre las rejas
también me parece interesante.
- Somos padres, no
debemos de darle esos ejemplos a nuestros hijos.
- Pero sería divertido.
- Subaru, vamos a casa –
dice dándome un beso en la mejilla, con ese tono de niño mimado que tanto me
enloquece.
- ¿Tienes mucha hambre? –
Pregunto divertido a lo que él asiente rápidamente.
Y sin esperar ni un
segundo más comienzo a conducir, completamente ansioso de llegar a casa a
comerme mi platillo favorito.
*Yasuda Shota*
- Voy a extrañar este lugar – digo cerrando la última
maleta que faltaba por empacar.
- Volveremos el año siguiente y el que venga después
de ese – dice mi amado Yoshi abrazándome con dulzura.
- Lamento haber arruinado nuestra luna de miel – digo todavía
avergonzado de lo que había hecho, de haberlo lastimado.
- No pasa nada, sanará – dice besando mi frente – soy muy
feliz de estar aquí contigo, te amo.
- Yo también te amo – digo dándole un dulce beso.
Bajamos a recepción encontrándonos a los niños esperándonos
ya con sus maletas listas y con el bus esperándonos para llevarnos al
aeropuerto.
- Papá, ¿puedo sentarme contigo durante todo el viaje?
- Por supuesto que sí hijo – digo sonriente - ¿te
sientes mal?
- Es que anoche tuve una pesadilla – dice abrazándome
con fuerza, haciéndome recordar a cuando era pequeño e iba a mi habitación a
dormir junto con su madre y conmigo, cada vez que tenía una horrible pesadilla.
- Entonces yo iré con Kota – dice mi esposo acariciando
la cabeza de mi hijo pequeño, subiendo por fin todos al bus, ya pronto
volveremos a casa.
*Nishikido Ryo*
Me encuentro sobre el comedor, con él entre mis
piernas, besándonos apasionadamente luego de alcanzar el clímax, sintiendo todavía
el flácido miembro de mi amado dentro. Apenas al llegar a casa nos deshicimos
de nuestras prendas rápidamente, entregándonos al amor y el deseo que sentimos.
- Ryo, ¿te puedo proponer algo? – Pregunta con su
cabeza todavía reposada sobre mi pecho.
- Lo que quieras – digo acariciando sus suaves
cabellos.
- ¿Te molestaría andar por la casa desnudo?
- ¿Qué clase de proposición es esa? – Pregunto totalmente
sorprendido.
- Es algo que siempre he querido hacer contigo y ya
que Yuto no está…
- ¿Pero tú también estarás desnudo?
- Claro que sí.
- Entonces acepto, pero si me resfrío será tu culpa y
tendrás que cuidarme.
- Tomaré el riesgo – sonríe besándome nuevamente, hay
que disfrutar estas semanas que estaremos solos.
*Ryosuke*
Corro rápidamente hasta sus brazos, disfrutando de
tenerlo otra vez cerca de mí, de sentir su calor y su aroma. Mi corazón no ha
dejado de latir rápidamente desde que me llamó anoche diciéndome que vendría a
pasar las vacaciones acá y por ello no he dormido lo suficiente, pero eso no
importa, el tenerlo nuevamente junto a mí me llena de energía.
- Te amo Yuto, te amo mucho – digo dándole dulces
besos en su rostro.
- Yo también te amo mucho – dice dándome un casto beso
en mis labios.
- Siento como si hubieran pasado muchos años desde la
última vez que te vi.
- Pero si solo han sido cinco días.
- Que para mí han sido eternos.
- Para mí también – dice tomando mi rostro entre sus
manos, besándome de nuevo, lento, con infinito amor.
CONTINUARÁ...