Hago esta entrada rapidita para dejarles por fin el capítulo 33 de este hermoso fic <3
Muchas gracias por sus comentarios y amor a este fic <3
Y como siempre éste va dedicado a mi querida amiga Mari :3 <3
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 33
*Keito*
- Ayumi-chan, ve y prepara una habitación para Daiki,
que esta noche va a quedarse con nosotros, buenas noches a todos – dice mi papá
con algo de nervios y con un leve sonrojo adornando sus mejillas, yéndose
rápidamente hacia su habitación. Haciéndome sentir curiosidad de saber que
estaba pasando en su oficina antes de que interrumpiera.
- Con gusto Yokoyama-sama, que pase buena noche – dice
ella alegremente haciendo una reverencia, para después seguir con su camino.
- Espera… - Dice mi hermano, haciendo que Ayumi-chan
se detenga.
- ¿Necesita algo Joven? – Pregunta ella mirando a mi
hermano.
- Bueno, es que yo… - Dice con voz temblorosa. Sonrío
ante tal acción, creo saber qué es lo que quiere.
- Creo que lo que mi hermano quiere decir es que no le
molestaría que Dai-chan duerma en su habitación – digo abrazando a mi hermano
por los hombros.
- ¡Keito! – Exclama nervioso, apartándose de mi lado.
- ¿Acaso no quieres eso? ¿Qué dices Dai-chan? – Vuelvo
a reír divertido al ver las expresiones de ambos, están tan rojos como tomates.
- Joven Keito, no los avergüences así – dice ella sin
aguantar un poco la risa.
- Bueno, ya que no van a decir nada – sonrío - Ayumi-chan, Dai-chan dormirá con Kei, así que
no hay que preparar ninguna habitación para él.
- Como ordene Joven Keito – dice ella sonriente,
retirándose para volver a sus quehaceres.
Los miro nuevamente, riendo internamente de verlos
rojos hasta los pies, con sus bocas entre abiertas, como si trataran de decir
algo, pero nada sale de ellas. Sonrío nuevamente, diciendo un “Hasta mañana”, dándole
una palmada en el hombro a cada uno, antes de encaminarme a mi habitación.
*Kei*
- Entonces… ¿Dormiremos juntos? – Pregunta Daiki
acabando con el silencio que se había formado en la sala.
- Eso parece… - Digo un poco avergonzado, sobre todo
porque exactamente era eso lo que quería decirle a Ayumi-chan, pero por lo
apenado que estaba, no pude decírselo apropiadamente y más vergonzoso es que mi
hermano menor si lo hiciera – Aunque si no quieres, puedo pedir que te
preparen…
- No, no hay problema – dice antes de poder terminar
lo que iba a decir, tomándome del brazo y sonriéndome dulcemente – no me
molesta dormir contigo, de hecho, me encantaría – dice sonriendo dulcemente,
levemente sonrojado – aunque si quieres que hagamos algo más además de dormir,
pues no me quejaré.
- Dai-chan… Ya habíamos quedado en que…
- No te estoy hablando de que tengamos sexo – dice sonriente,
haciéndome avergonzar más de lo que ya estoy.
- ¿Entonces de qué? – Pregunto confundido.
- Es que me gustó el videojuego que estábamos jugando
con Keito en su habitación – dice haciendo puchero – y pues quiero seguir
jugándolo.
- Ah, era eso… - Susurro apenado.
- Aunque si quieres, después de jugar podríamos jugar
a las caricias profundas – dice mi novio, entrelazando sus brazos en mi cuello.
- Y yo pensado que era el de las ideas pervertidas –
digo sonriendo nervioso – vamos a pedirle la consola a Keito – digo tomando
finalmente su mano, subiendo las escaleras.
*Maruyama Ryuhei*
- ¡Maru idiota! ¡Maru idiota! – Exclamo completamente
molesto mientras doy vueltas por toda mi habitación, cómo si el regañarme a mí
mismo pudiera servir de algo.
Pero no sabía qué más hacer, mi cerebro reproducía una
y otra vez lo acontecido un par de horas antes y por más que me he lavado la
boca más de diez veces ese sabor de sus labios no ha desaparecido. He de
parecer una de esas jovencitas que todavía está eufórica después de haber dado
su primer beso con el chico de sus sueños.
- ¿Por qué después de tanto tiempo jurando que lo
odio, caigo tan fácil por un simple beso? ¿Por qué a pesar de todo lo sigo
deseando? Lo sigo amando… - Susurro acostándome sobre mi cama, tratando de
dormir, pero simplemente no puedo, todo mi ser se encuentra ansioso.
*Yokoyama You*
- Papi…
- No, no te lo diré.
- Pero si no he dicho nada – dice con reproche.
- Porque yo sé lo que vas a preguntar.
- ¿Pero cómo sabes que te voy a preguntar sobre eso?
- Porque lo sé y punto.
- Pero quiero saber qué pasó en tu oficina con
Maru-sensei – dice mi hijo menor con picardía – además yo fui el que lo invitó,
así que tengo derecho a saberlo.
- No pasó nada interesante.
- ¿Entonces por qué te sonrojas?
- ¡No estoy sonrojado!
- ¡Vamos, dime!
- Sí, dinos Yoko-chan – dice Aiba entrando como si
nada a la sala del comedor.
- ¿Tú qué haces aquí? – Pregunto sorprendido.
- ¿No lo ves? Pues vengo a desayunar y porque Keito me
llamó anoche contándome sobre la visita de ayer. ¿Por qué no me invitaron?
- Keito ¿por qué tenías que llamarlo?
- Porque Tío Aiba es nuestro aliado – dice sonriente.
- No nos cambies el tema Yoko-chan y responde – dice sentándose
a mi lado, dejándome ambos totalmente acorralado.
- Sí, papi dinos – dice Keito suplicante.
- Está bien, pero por favor no le vayan a decir nada a
nadie, sobre todo tú Aiba, no le vayas a comentar algo a Maru al respecto –
digo serio.
- Ok, no lo haré – dice levantando su mano en señal de
juramento.
- Yo tampoco – dice Keito levantando igualmente su
mano.
- Nos besamos – digo rápidamente un poco avergonzado
de decir aquello frente a mi hijo y el chismoso de mi mejor amigo.
- ¡Kyaaa! – Exclaman ambos al unísono, alertando un
poco a la servidumbre, que se han acercado para saber el motivo de esos gritos.
- ¿Pasa algo Yokoyama-sama? – Pregunta Mizuki-chan,
otra de las sirvientas.
- No, no pasa nada, está todo bien- digo sonriendo
apenado.
- Sí, está todo bien, gracias por preocuparte
Mizuki-chan – dice Aiba.
- Me alegro, cualquier cosa que necesiten no duden en
pedírmelo – dice ella con una sonrisa, retirándose del lugar.
- No pensé que la reconciliación fuera a ser tan
rápida, me sorprende – dice Aiba algo sorprendido.
- No nos hemos reconciliado – digo un poco
decepcionado, cuánto hubiese dado porque fuese así – sólo, sucedió.
- Pero eso es muy bueno papá – dice Keito alegre.
- Al parecer Maruyama-san sigue loquito por ti – dice Aiba
riendo.
- Buenos días – dice Kei de repente, entrando a la
sala del comedor junto con Daiki.
- Buenos días hijo, Dai-chan – sonrío a ambos, dada
por terminada mi conversación con Keito y Aiba.
- Tú debes ser el hijo de Maruyama-san ¿cierto? –
Pregunta Aiba acercándose a Daiki, mirándolo detenidamente.
- Sí, Señor – dice mirándolo confundido.
- Eres tan adorable como él – dice abrazándolo,
dejándonos a todos los presentes sorprendidos por tal acción – Kei, tienes buen
gusto – dice guiñándole un ojo a mi hijo mayor, haciendo que se sonroje.
- Se… Señor…
- Lo siento, no me he presentado correctamente – dice separándose
de él – Yo soy Aiba Masaki, soy profesor de Biología en el mismo instituto
donde trabaja tu papá y también soy el mejor amigo de Yoko-chan.
- Mucho gusto en conocerlo Aiba-san – dice ya un poco
más tranquilo.
- No tienes que ser tan formal conmigo, si quieres
puedes decirme Tío Aiba.
- Aiba, ya deja de asustarlo.
- Esto… Voy a ir con Daiki a desayunar afuera – dice Kei
tomando la mano de su novio, haciendo una reverencia antes de salir de la
mansión, casi corriendo.
- ¿Ves? Los asustaste – digo mirándolo con
desaprobación.
- No pude evitarlo, es muy lindo – dice emocionado.
- Yo también tengo que irme – dice Keito levantándose
de su asiento – nos vemos en la noche, que pasen buen día – dice abrazándome
con fuerza y luego a Aiba-san, dejándonos solos.
- Así que se besaron – dice Aiba sin borrar esa
sonrisa de su rostro.
- No quiero hablar de eso, bueno, no contigo.
- ¿Pero por qué?
- Porque sé cómo eres y me preocupa que comiences a
molestar a Maru con eso.
- Ya te prometí que no le diré nada al respecto, haré
como si no lo supiera.
- En verdad eso espero, no quiero incomodarlo y menos
ahora que estoy completamente decidido a conquistarlo de nuevo – digo dándole
un último sorbo a mi café.
*Maruyama Ryuhei*
-
Duele… - Dije en un susurro, clavando un poco mis uñas sobre la espalda de mi
novio, quién me veía preocupado y un poco adolorido por las heridas que le
creaba.
-
Si quieres… Podemos parar… - dijo jadeante, mostrando con su rostro que estaba
disfrutando el estar dentro de mí, pero lo conocía tan bien, que sabía
perfectamente que con tal de no hacerme daño detendría lo que fuera, hasta este
acto que estábamos por fin dispuestos a culminar.
-
No… No quiero que te detengas… Podré aguantar – dije acercando mi rostro para
besarlo, para demostrarle que yo también lo deseaba más que nada, aunque
doliera, pero sabía que este dolor no sería nada comparado con el placer que
decían que venía después.
-
Te amo… - Dijo entrando completamente en mi interior, besándome con pasión al
mismo tiempo que llevaba una de sus manos hacia mi pene, masturbándolo al ritmo
que comenzaba a embestirme.
Mis
jadeos eran una mezcla de dolor y placer, que me hacían avergonzar un poco, si
lo hubiésemos hecho en su habitación estaría menos preocupado, pero estábamos haciendo
el amor en la sala de su apartamento, a unos cuantos metros de la puerta de
entrada y me preocupaba sobre todo pensar en si alguien afuera nos escuchaba. Pero
al escuchar los jadeos de Yoko, todas esas preocupaciones desaparecían instantáneamente,
me excitaban a gran medida, me hacían desearlo, me hacían amarlo mucho más. Sentirlo
en mi interior era realmente maravilloso y lo fue más al sentir el inminente clímax
llegar a nuestros cuerpos.
Despierto lentamente, viendo que me encuentro acostado
sobre mi cama, ya se ha hecho de día ¿tan pronto? Miro el reloj de mi mesita de
noche, viendo que ya son las diez de la mañana, ni siquiera me he dado cuanta
de en qué momento me he quedado dormido. Me muevo un poco notando algo húmedo
en mi entrepierna.
- ¡¿EH?! – Me caigo de la cama totalmente sorprendido
y asustado, recordando de golpe el sueño que acababa de tener ¿acaso es esto a
lo que llaman “sueños húmedos”?
Me levanto rápidamente y con la misma velocidad me
quito toda la ropa, viendo en mis prendas inferiores esas manchas que ahora se
me hacían desagradables, sobre todo por ser causadas por el otro protagonista
de mi sueño.
- ¡Kimitaka idiota! ¡Te odio!
*Hikaru*
- Keito ¿Cómo es tu mamá? – Le pregunto a mi novio
quién me mira con algo de curiosidad. Nos encontramos en un prestigioso
restaurante de Sushi, demasiado caro para mi bolsillo, pero mi novio insistió
tanto en que él pagaría que no pude negarme.
- Ella es muy hermosa, también es muy amable y
divertida, me gustaría mucho que la conocieras – responde sonriente - ¿Pero por
qué me lo preguntas?
- Es que… Bueno yo… Sólo era curiosidad.
- Ahora que lo pienso, nunca me has hablado de tu mamá
– dice llevándose otro bocado de sushi a su boca.
- Es que… No la conozco…
- ¿Eh? ¿Cómo es eso de que no la conoces?
- Siempre he vivido solo con mi padre y siempre se
pone un poco tenso cuando le pregunto por ella, así que ya he desistido de que
él me hable sobre mi mamá – suspiro – Lo único que sé sobre ella es su nombre y
esta foto – digo sacando la foto de mi madre que siempre guardo en mi billetera
- he tratado de buscarla por internet, pero no encuentro nada.
- ¿Y cómo se llama?
- Se llama Sawada Yura.
- ¿Quieres que te ayude a encontrarla?
- ¿En serio lo harías? – Pregunto emocionado.
- Claro, conozco a un muy buen detective que nos
ayudará – dice sonriente.
- Gracias, no sé cómo pagarte.
- No tienes que hacerlo, con verte feliz estoy más que
satisfecho – dice dándome un beso, para luego seguir comiendo. Sonrío ansioso,
deseo tanto conocerla.
CONTINUARÁ...