Hola muy buenas tardes *o*
Hago esta entrada rapidita para, publicar por fin el capítulo 32 X'D lamento mucho la demora y espero que les guste ;) Muchas gracias por sus comentarios y amor a este fic <3 Y como siempre este fic va dedicado a mi querida amiga Mari <3
Y también feliz cumpleaños a Yuyan <3 que aunque no salga en este capítulo, igual lo publico en su honor (?)
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 32
*Yokoyama You*
- He invitado a Maru-sensei y a Dai-chan a cenar con
nosotros – dice de repente Keito, haciéndome escupir todo el café que estaba
bebiendo.
- ¡Yokoyama-sama! – Exclama Ayumi-chan acercándose a
mí para limpiar el desastre.
- ¿Cómo dices? – Pregunto sorprendido, sin todavía
creer que lo que ha dicho mi hijo es verdad.
- Que éste fin de semana viene Dai-chan junto con su
padre a cenar con nosotros – dice tranquilamente, sonriendo de oreja a oreja.
- ¿No te agrada papá? – Pregunta Kei mirándome extrañado.
- No, para nada, es solo que no me esperaba eso, no
tan pronto – digo nervioso, mirando con algo de desaprobación a Keito.
- Piensa en lo bueno que será estrechar lazos con
Maru-sensei – dice Keito con picardía, en verdad que se ve muy feliz, pero
igual pienso que no es correcto forzar así las cosas.
- Lo entiendo pero…
- No te preocupes papá, saldrá todo muy bien, yo me
encargaré de eso – dice sonriente.
- ¿En serio aceptó venir? – Pregunto sintiendo una creciente
felicidad inundar mi ser - Sí, me sorprendió bastante que aceptara – dice Kei –
creo que Keito tiene un gran poder de convencimiento sobre él – dice divertido.
- Eso es porque me quiere mucho – dice Keito
orgulloso.
- Bueno, sea cómo sea que hayan sucedido las cosas,
deseo que se comporten, sobre todo tú, Keito – digo mirándolo serio.
- Sí, papá. – Responden ambos al unísono.
- ¿Y cuándo es que vendrán? – Pregunto un poco más
animado, el pensar que Maru-chan estará aquí en mi casa hace que mi corazón no
deje de latir intensamente.
- Quedamos que el sábado en la noche, ¿te parece bien?
– Pregunta Kei.
- Sí, está muy bien – digo sintiendo mi corazón latir
aceleradamente.
- Me alegra – dice sonriente levantándose de su
asiento – tengo que salir, he quedado de verme con Dai-chan.
- Está bien hijo, que te vaya muy bien y salúdalo de
mi parte – digo levantándome para darle un fuerte abrazo como despedida.
- Nos vemos en la noche – dice finalmente, revolviendo
los cabellos de su hermano para después irse.
- Ayumi-chan, retírate – digo serio.
- Sí señor. Cualquier otra cosa que necesite no dude
en avisarme – dice haciendo una reverencia para después dejarme solo con mi
hijo menor.
- ¿Por qué lo hiciste?
- ¿Hacer qué? – Pregunta llevándose otro bocado de pan
a la boca.
- Invitar a Maru a ésta casa – digo un poco molesto,
no es que no me alegre tener a Maru aquí, de hecho mi corazón no deja de latir
por tal noticia, sino que siento que se están forzando mucho las cosas.
- Porque me parece una buena oportunidad para que se
vuelvan a acercar.
- Pero no creo que sea buena idea.
- Papá, ¿cómo piensas conquistarlo de nuevo si ni
siquiera te acercas a él?
- Lo sé, pero… - Suspiro – le hice mucho daño y es
entendible que me odie y que no desee verme ni en pintura.
- Por eso con más razón tienes que volver a tenerlo
cerca – dice sonriente.
- Eres igual que tu madre – digo desordenando su
cabello – igual de entrometido – sonrío.
- Ya verás que todo saldrá bien.
- Eso espero, no quiero fastidiarlo más de lo que ya
está conmigo – suspiro – tengo que irme a trabajar, te portas bien.
- Sí señor – dice abrazándome fuertemente, para luego
salir de la mansión, pensando en qué hacer cuando lo tenga nuevamente tan
cerca.
*Maruyama Ryuhei*
Me miro en el espejo por enésima vez, bufando molesto
por haber aceptado tremenda barbaridad. ¿Qué mal le he hecho al mundo para qué
me sucedan estas cosas? Es que no puedo creerlo, ¿por qué mi hijo tuvo que
enamorarse de su hijo? De tantas personas en el mundo ¿por qué justamente el
hijo de él? Y para colmo le había puesto uno de los nombres que me hubiese
gustado ponerle a otro hijo.
Me acuesto sobre mi cama, más específicamente sobre la
ropa que había tirado allí, en busca de un atuendo adecuado para ir a la tan
dichosa cena con la persona que más detesto. Jamás en mi vida pensé en la
posibilidad de que volvería a vestirme para encontrarme con él, aunque ésta vez
lo haría con la compañía de tres personas más.
- ¿Qué debería usar? – Susurro mirando hacia el techo
con mis recuerdos revoloteando por mi cabeza. ¿Por qué no deja de doler?
Había
demorado más de dos horas en escoger la ropa, el peinado, inclusive el perfume que
usaría para el encuentro con mi novio. Era la primera vez que me invitaba a su
casa y por ende me sentía muy nervioso y más al saber que estaríamos solos
dentro de ella. Me sentía como una doncella camino a la cueva del lobo, pero
sabía de ante mano que él no tenía esas intenciones conmigo ¿o tal vez sí?
Sacudí
mi cabeza un poco, tratando de disipar todos esos pensamientos que se asomaban
por mi cabeza, apenas llevábamos un mes de novios y no creía que fuera un
momento idóneo para hacerlo, al menos no para mí.
-
Pensé que no ibas a llegar – dijo sonriente mirando su reloj y en verdad que
llevaba veinte minutos de retraso.
-
Lo siento, es que el bus se tardó demasiado – dije rápidamente, no podía
decirle que me había demorado de más en alistarme.
-
Te ves muy guapo – dijo acercándose un poco más a mí, besando dulcemente mis
labios.
-
No más que tú – dije avergonzado por sus palabras, yo jamás podría ser tan
bello como él.
-
Eres hermoso y punto – dijo volviéndome a besar, frente a todas esas miradas
que nos rodeaban, algunas con indiferencia y otras con notable repudio.
-
Yoko, aquí no… - Dije agachando un poco mi rostro totalmente sonrojado.
- ¿Quieres que vayamos a comer algo o
prefieres que vayamos de una vez a mi apartamento?- Volvió a sonreír tomando mi
mano.
-
¿Apartamento? – Pregunté confundido, pensé que vivía en una mansión o algo
parecido.
-
Sí, aquí en Kyoto vivo en un apartamento, la mansión de mi familia está en
Osaka y la otra está en Tokyo.
-
Ya veo… Entonces… ¿Vives solo? – Pregunté un poco nervioso, no sabía por qué me
comportaba de esa manera.
-
Sí… ¿Por qué lo preguntas? – Dijo mirándome confundido.
-
Es que pensé que tú vivías con tu padre y…
-
¿Te da miedo que estemos solos en mi apartamento? – Preguntó divertido.
-
¡No! ¡No es eso! – Exclamé avergonzado.
-
Si no quieres ir, pues no pasa nada, no quiero que te sientas incómodo.
-
En verdad no hay problema – dije tomándolo del brazo, ocultando mi rostro en su
hombro – vamos a tu apartamento – susurré.
-
Está bien, vamos – dijo dulcemente, tomando nuevamente mi mano.
- ¿Papá ya estás listo? – Pregunta Daiki entrando a mi
habitación, haciéndome salir de mis pensamientos, cosa que agradezco.
- Sí, ya casi – digo levantándome de la cama - ¿acaso
no te enseñé a tocar la puerta antes de entrar?
- Sí lo hiciste y toqué la puerta, pero como no
respondías decidí entrar.
- Ah, entiendo…
- Kei ya viene en camino para llevarnos – dice con un
notable sonrojo adornando sus mejillas – te ves muy guapo papá – dice
sonriente.
- No es para tanto – digo mirando hacia otro lado.
- Yokoyama-san es una gran persona, me siento muy
ansioso de que lo conozcas.
- Ya lo conozco de sobra – digo en voz baja.
- ¿Cómo? – Pregunta mirándome con confusión.
- Lo conocí el día de la reunión con los padres de mis
alumnos – digo rápidamente.
- Cierto, se me olvidaba – sonríe y de un momento a
otro escuchamos los fuertes golpes en la puerta de entrada a la casa – tiene
que ser él – dice Daiki emocionado, saliendo de mi habitación rápidamente.
- Creo que mandaré a poner un timbre - digo
acomodándome la corbata, para luego verme por última vez en el espejo antes de
salir de mi habitación.
*Daiki*
Bajo rápidamente las escaleras, cuidando de no caerme
de éstas debido a la velocidad en la que voy corriendo. Me acomodo un poco el
traje y mi cabello antes de abrir la puerta, encontrándome con mi hermoso
novio.
- Buenas noches, Dai-chan – dice sonriente.
- Buenas noches, Kei – digo completamente embobado, siendo
rodeado por sus brazos.
- ¿Ya están listos? – Pregunta besando mi mejilla.
- Sí, mi papá no demora en bajar – digo acercando mis
labios a los suyos para darle un dulce beso.
- Ya vámonos que creo que se nos está haciendo tarde –
dice mi papá haciendo que nos separemos estrepitosamente.
- No se preocupe por eso Maruyama-san, vamos justo a
tiempo – dice Kei.
- Vámonos antes de que me arrepienta – dice bajito,
caminando hacia el auto.
- Creo que tu papá no se ve muy feliz de ir a mí casa
– dice mi novio preocupado.
- Sólo está nervioso – digo para tratar de
tranquilizarlo, acercándonos también al auto.
- Daiki, tú siéntate atrás – dice mi papá abriendo la
puerta del copiloto, mientras que yo hago caso a su orden, es mejor no hacerlo
enojar más.
*Yokoyama You*
- Papá, estás temblando – dice Keito mientras anuda mi
corbata.
- ¿Cómo quieres que esté?
- Pues imponiendo seguridad, confianza en ti mismo –
ríe – de lo contrario dudo mucho que así vuelvas a conquistar a Maru-chan.
- Por favor no digas eso – digo un poco defraudado de
mí mismo.
- Tranquilízate, todo va a salir bien, no creo que
Maru-chan vaya a hacer algún escándalo estando Daiki, mi hermano y yo con
ustedes.
- Está bien, trataré de calmarme – digo suspirando
profundo.
- Yo tengo que terminar de arreglarme, nos vemos en la
sala en un rato – dice saliendo de mi habitación.
Podía
presenciar el notable nerviosismo de mi novio al estar sentados ambos en el
sofá de la sala de mi apartamento. No sabía por qué se comportaba de esa
manera, pero aun así pensaba que era adorable, me daban muchas ganas de
comérmelo a besos.
-
Tú apartamento es muy bonito – dijo tomando un sorbo del té que le había
servido.
-
Gracias, yo mismo lo escogí, al igual que los muebles.
-
Es muy grande también – dijo mirando hacia todos lados, evitando cruzar su
mirada con la mía.
-
¿Por qué estás tan nervioso? – Pregunté curioso, disfrutando de ver cada
expresión de su rostro.
-
Ya te dije que no lo estoy – dijo totalmente ruborizado.
-
¿Acaso tienes miedo de que te haga algo indecente? – Pregunté para fastidiarlo
un poco más, pero al notar su silencio y su cada vez más creciente sonrojo,
pude darme cuenta que había dado en el clavo - ¿En verdad lo piensas?
-
Sí… - dijo todavía avergonzado - ¿para qué más me traerías a tu apartamento?
-
Pues para pasar el rato contigo, conversar, ver televisión – dije tomando
suavemente una de sus manos – poder mimarte sin que nadie más nos vea.
-
Yo siempre pienso cosas extrañas – dijo con una sonrisa nerviosa.
-
Maru-chan, nada me haría más feliz que hacer el amor contigo – dije besando la mano
que estaba sujetando – Pero no quiero que te sientas obligado a hacerlo, quiero
que cuando lo hagamos sea porque tú también lo quieres.
-
¿Y si lo quiero hacer ahora?- Preguntó con duda, mirándome por fin a los ojos.
-
¿Qué? – Pregunté todavía un poco anonadado por su respuesta, no me esperaba
algo así.
-
Que quiero hacerlo…
-
¿Estás seguro?
-
¡No me hagas repetirlo! – Exclamó con su cara totalmente roja, tanto que
parecía un tomate.
Sonreí
enternecido, tomando entre mis manos su rostro para comenzar a besarlo con
dulzura, siendo correspondido con algo de timidez. Lo recosté suavemente sobre
el sofá, acariciando con delicadeza sus costados, acomodándome entre sus
piernas.
-
¿Quieres que vallamos a mi cuarto?
-
No, aquí está bien – dijo sonriente, volviendo a sellar nuestros labios en un
beso.
En
verdad que no esperaba que ese día tuviera ese placentero desenlace, pero si mi
amado quería hacerlo no podía negárselo.
- Ya llegaron – dice Keito entusiasmado al ver entrar
a su hermano junto con Daiki y Maru-chan en la sala.
- Maru-chan… - Susurro quedándome hechizado por lo
bello que está mi amado, sintiendo su fría mirada sobre mí, pero aun así, aunque
tenga esa expresión de total fastidio, no le quita lo hermoso que se ve ahora,
aunque para mí lo ha sido siempre.
*Maruyama Ryuhei*
- Me alegra mucho que vinieran – dice Keito
acercándose a nosotros, abrazando primero a Daiki y luego finalmente a mí, es
un chico muy tierno.
- El gusto es nuestro – dice Daiki felizmente,
claramente lo dirá por él, porque yo no me siento para nada gustoso de estar
acá y menos con ese hombre tan cerca.
- Gusto en verte, Maruyama-san – dice aquella persona
haciendo una reverencia, a la que yo correspondí no más para no levantar
sospechas, porque si por mí fuera no le daría ni el saludo.
- Ya que estamos todos aquí, vayamos a cenar – dice
Keito tomándome de la mano, encaminándonos hacía el comedor.
Daiki y yo nos sentamos en donde nos indicó Keito,
quedando por desgracia al lado de aquel hombre. Tengo que ser fuerte, no quiero
mostrarme ante él como un miserable que a pesar de tantos años, nunca ha podido
olvidarlo. No dejo de mirarlo de reojo y me odio realmente por no dejar de
hacerlo, sigue estando tan guapo como cuando lo conocí y hasta podría asegurar
que lo está mucho más. Los años le han hecho muy bien.
*Keito*
Miro atentamente tan hermosa escena, anhelando cada
vez más que dentro de poco sea un momento habitual en nuestro diario vivir.
Daiki y mi hermano hablan sin parar, prestándole poca atención a lo que hay a
su alrededor, mientras que papá no deja de mirar con cariño a Maru-chan y
aunque éste tenga el ceño fruncido, tampoco ha podido apartar la vista de mi
papá y eso en verdad que me hace muy feliz.
- Kei – digo interrumpiendo la agradable conversación
de mi hermano con su novio, recibiendo de inmediato la atención de él - ¿te
parece bien si después de cenar vamos junto con Dai-chan a jugar video juegos
en mi habitación? – Pregunto esperando una respuesta afirmativa, tengo que
hacer algo para que papá y Maru-chan se queden solos un rato.
- ¿Te parece bien Dai-chan? – Le pregunta mi hermano a
su novio.
- Claro, sería divertido – dice felizmente, comiendo
ahora un poco más rápido al igual que mi hermano, al parecer el ambiente tenso
entre nuestros padres les desespera un poco.
*Maruyama Ryuhei*
Siento que todo se derrumba cuando Keito le dice
aquello a su hermano y a mi hijo, haciéndome sentir un escalofrío de tan solo
pensar en que me quedaría a solas con ese señor. Y antes de que pudiera darme
cuenta, ya los tres se estaban levantando de sus asientos.
- Creo que es momento de dejarlos a solas, para que
puedan conversar más tranquilamente – dice Keito sonriente, sin darse cuenta de
que me está dejando con el mismísimo demonio.
*Yokoyama You*
- Que se diviertan – digo nerviosamente, aunque
agradeciendo por un lado el amable gesto de Keito de dejarnos solos, aunque no
siento que sea una buena idea.
- Eso haremos – dice felizmente tomando de la mano a
ambos chicos, que subían muy animados junto con él las escaleras, creándose un
silencio sepulcral en el comedor.
- No creas que vine aquí para verte la cara de idiota
– dice Maru molesto, fulminándome casi con la mirada.
- Lo sé, no tienes por qué decírmelo – digo
encogiéndome de los hombros, no sé qué hacer.
*Maruyama Ryuhei
Detesto estar en esta situación, maldigo el momento en
el que acepté venir, odio que aquellos recuerdos pasen por mi cabeza una y otra
vez desde esta tarde, no quiero pensar en aquel momento tan vergonzoso en el
que él y yo…
- ¿Estás bien? – Pregunta el otro mirándome
preocupado.
- Sí, estoy muy bien ¿acaso no me ves?
- Sí, te veo y estás demasiado rojo ¿tienes fiebre? –
Pregunta posando su mano en mi frente ¿en qué momento se había acercado tanto?
- Estoy bien – digo un poco molesto, apartando su mano
de mí.
- Sé que no te agrada verme, pero deberíamos…
- Yo no quiero ser nada tuyo – digo todavía más
molesto.
- Pues ahora somos Consuegros – dice agachando la
mirada.
- Por desgracia – digo volviendo a crearse un silencio
incómodo entre ambos.
*Yokoyama You*
- ¿Te pone nervioso estar aquí? – Pregunto mirándolo
con curiosidad. Por más que quiera no puedo dejar de admirarlo, de volver a ver
todas esas expresiones que me enamoran cada vez más de él.
- ¿Por qué debería estar nervioso? – Pregunta
desviando la mirada sonrojado.
- Yo lo estoy – Respondo con una sonrisa tímida. No
quiero incomodarlo, pero al estar ambos solos, no puedo evitar decir esas
cosas, el querer estar cerca de él aunque sean solo unos centímetros más.
Así que sin pensarlo mucho y sólo haciendo caso a lo
que mis impulsos me piden, tomo a Maru del brazo y lo llevo hasta mi oficina,
haciendo caso omiso a sus peticiones de que lo soltara. Cerrando la puerta al
estar ambos ya dentro, aprisionándolo entre ésta y mi cuerpo
- Maru yo… - Susurro muy cerca de sus labios.
- Por favor… Suéltame – Susurra también, comenzando a
temblar.
- No he dejado de pensar en aquel día – vuelvo a
susurrar ahora cerca de su oído – en el que hicimos por primera vez el amor –
digo besando su mejilla, acariciando sus costados con las yemas de mis dedos,
sintiendo sus manos temblorosas sobre mi pecho queriendo alejarme.
*Maruyama Ryuhei*
- Cá… Cállate… - Digo un poco asustado, queriendo huir
de ahí, pero mis piernas no responden y al parecer mi cuerpo tampoco está
dispuesto en cooperar. Odio que él tenga tal efecto en mí, en que mi cuerpo se
vuelva como gelatina de tan solo ser tocado por sus manos, sus labios...
Sus carnosos labios que en estos momentos tengo a
escasos centímetros de los míos, pidiéndome ser besados, pero no puedo caer tan
bajo, por más que lo desee en estos momentos no puedo, no debo. Pero mi yo tan
débil y enamorado insiste en probarlos, en sentir la perfección de estos
nuevamente e insistió tanto que no demoró ni un solo segundo más en entregarse
a ese ferviente beso que comenzó al unirse ambos por fin después de tantos años
distanciados, hambrientos el uno del otro. Degustando de aquellas sensaciones
que por más que hubiese negado, las había extrañado. Sabía muy bien que esto
pasaría, que al volver a sentir sus besos no sería capaz de controlarme. Me
siento como un completo idiota al hacerlo, totalmente avergonzado de mí mismo
por posar mis manos sobre su espalda, disfrutando de su cercanía, sintiendo sus
brazos rodear mi cintura.
- Te amo… - Dice al separarse de mí, dejándome en
completo shock. Sin saber qué decir o como sentirme.
- Papá, ¿están ahí? – escuchamos la voz de Keito desde
afuera de la oficina.
- Sí… aquí estamos – Responde él entrecortadamente,
separándose de mí, sin dejar de mirarme. Abriendo luego la puerta.
- ¿Cómo la están pasando? ¿Interrumpí algo? – Pregunta
alegremente, mirándonos con curiosidad, viendo detrás de él a su hermano y mi
hijo tomados de la mano, agradeciendo en mis adentros que me está salvando de
algo horrible.
- No, nada… - Digo nerviosamente, saliendo de ahí.
- ¿Necesitan algo? – Pregunta él saliendo también.
- Es que Daiki quiere quedarse con nosotros ésta
noche, así que venimos a pedirle permiso a Maru-chan.
- ¿Puedo quedarme papá? – Pregunta Daiki mirándome con
ilusión.
- Sí, supongo – digo todavía aturdido por lo que había
pasado hacía unos minutos.
- También puedes quedarte si quieres – dice Keito
abrazándome, mirándome con esos ojos de cachorrito pero esta vez no puedo
aceptar.
- Gracias pero volveré a casa ahora – digo acariciando
su cabeza, viendo su rostro de total decepción – Cuando quieras puedes venir a
mi casa y quedarte el tiempo que tú quieras ¿te parece bien?
- Eso me encantaría – dice nuevamente entusiasmado.
- Que pases buena noche hijo – digo abrazando a Daiki.
- Buena noche papá – dice sonriente, volviendo a los
brazos de su novio.
Hago una última reverencia, evitando hacer contacto
visual con esa persona, despidiéndome así de ellos, tomando el primer taxi que
pasa por el lugar, tratando de tranquilizarme y de reflexionar en lo que ha
pasado ¿Cómo pude caer tan bajo? Kimitaka idiota.
CONTINUARÁ...