Perdón nuevamente por la demora, pero entre tantas ideas que se me vienen a la cabeza me es difícil ordenarlas, pero por fin aquí está el capítulo, que también es el último de este año y espero volver en enero con el siguiente y con otros escritos para el año nuevo que viene, así que aprovecho para decirles de una vez que Feliz Navidad y también un muy Feliz Año Nuevo <3 que coman mucho y que la pasen muy bonito con sus seres queridos *o*/
Y como siempre este fic está dedicado a mi querida amiga Mari, que en verdad me alegra que te esté gustando QAQ <3 y bueno, espero que lo disfruten :)
Bye Bye >w<
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 16
*Yokoyama You*
- Aiba ¿por qué no me lo dijiste? – Pregunto molesto.
- Si te lo hubiera dicho no hubiese sido sorpresa –
dice sonriente.
- Pero si me lo hubieras dicho… bueno, creo que tampoco
hubiese podido haber hecho algo – digo desanimado.
- ¿Te removió el corazón al verlo? – Pregunta sin
todavía borrar esa sonrisa de su rostro.
- Me removió todo – digo sonriendo también, sintiendo
como mis mejillas se enrojecen, hacía tanto que no me sentía así y solo él me
provoca esto.
- Te ves tan lindo – dice acercándose a mí para tomar
mis cachetes y estirarlos.
- Suéltame – digo separándome de él.
- De todos modos ¿Qué harás ahora? – Pregunta con
curiosidad.
- No lo sé, creo que sería inapropiado acercarme
nuevamente a él así tan de repente, sabiendo muy bien que me odia – suspiro
desanimado.
- ¿Entonces piensas volver a conquistarlo? – Pregunta
con mucha ilusión.
- ¿Por qué te emociona tanto?
- Porque quiero que mi mejor amigo vuelva a ser feliz
con la persona que ama, además yo siempre he sido gran fan de su relación –
dice con determinación.
- Estás loco – río sin poder creer que me haya dicho
eso.
- Es la verdad, aunque nunca pude ver su amor en vivo
y en directo.
- Siempre quise presentártelo, pero tú siempre andabas
ocupado.
- Pero de todos modos sirvió de algo que no me conociera,
de haberlo sabido sabría que te diría donde estaba él.
- A lo mejor, pero no vuelvas a ocultarme cosas tan
importantes y por favor, no le digas nada a mis hijos, yo mismo les explicaré
luego.
- Está bien, mis labios están sellados, pero responde
a mi pregunta ¿volverás a conquistarlo?
- Eso haré y no descansaré hasta conseguirlo – digo totalmente
convencido de hacerlo, pero será un problema explicárselo a mis hijos.
*Maruyama Ryuhei*
Estúpido Yokoyama, odio pensar en ti y más ahora que
te he vuelto a ver, mi corazón no deja de latir incesantemente y me molesta,
todos esos sentimientos que pensaba que había desechado vuelven a mi así de la
nada, como si siempre hubieran estado ahí y yo no lo hubiese querido aceptar,
soy un tonto por permitirme sentir todo eso por alguien que no se lo merece.
- Papá ¿estás bien? – Pregunta Daiki al verme sumido
nuevamente en mis pensamientos, en aquellos dolorosos recuerdos.
- Si.
- ¿Seguro?
- Si.
- ¿Podrías dejar de decir solo “Si”?
- Si.
- Papá, estás muy raro desde hace una semana – dice
con algo de desesperación.
- ¿Cómo va tu relación con ese chico? – Pregunto de
repente, mi mayor preocupación es que mi hijo resulte lastimado por el hijo de
ese desgraciado.
- Va muy bien – dice con sus mejillas sonrojadas.
- ¿Estás enamorado de él?
- Desde el primer día – dice felizmente.
- ¿Y estás seguro de que él te ama también?
- ¿Y todas esas preguntas?
- Respóndeme.
- Estoy totalmente seguro de que si me ama.
- ¿Y cómo puedes estar seguro de eso?
- Por su mirada.
- ¿Su mirada?
- Sí, él me mira de una forma distinta a los demás.
- ¿No te parece eso una tontería?
- Lo dices como si nunca te hubieras enamorado – dice
con algo de reproche.
- Es cuando uno está enamorado que no ve más allá de
todo lo que pasa a su alrededor – suspiro – solo quiero que no salgas
lastimado.
- ¿Por qué habría de salir lastimado?
- Daiki, no siempre el primer amor es el amor de tu
vida.
- Papá... ¿Por qué me dices todo eso?
- Termina con él - digo bastante serio, viendo la cara
de sorpresa y angustia de mi hijo.
- ¿Qué? – Pregunta no muy seguro de lo que había
escuchado.
- Que termines esa relación y que no vuelvas a verlo
ni ir a su casa.
- Pe…pero ¿por qué?
- Porque no quiero que sufras Daiki, no lo soportaría.
- Papá no te entiendo – dice, viendo como sus lágrimas
se desbordan.
- Por favor Daiki, aléjate de él – digo con súplica.
- No, no lo haré, yo amo a Kei y no voy a dejarlo solo
por un capricho tuyo – dice molesto, jamás había visto a mi hijo así.
- Daiki…
- Me voy a la Universidad, llegaré hasta la noche –
dice sin haber terminado su desayuno, tomando su bolso y sin decir nada más,
sale de la casa dando un fuerte portazo.
*Keito*
Desde hace días no he dejado de pensar en la forma en
cómo miraba mi Papá a mi querido Maru-sensei y no sé si es solo paranoia mía,
pero estoy seguro de que ahí hay gato encerrado, además mi Papá se ve muy feliz
desde la primera vez que se vieron ¿Quizás fueron amigos de la infancia? ¿De la
Universidad? ¿De algún trabajo? ¿Vecinos? Son tantas preguntas pasando por mi
cabeza, necesito saberlo y me gustaría que mi hermano pudiera ayudarme con
esto, pero él está muy ocupado con su tesis y su adorable novio, así que lo
haré yo solo, el gran Detective Keito.
- ¡Tío Aiba! – Exclamo al verlo caminar por uno de los
pasillos del Instituto.
- Hola Keito.
- Tío, necesito preguntarte algo.
- ¿Sobre qué? – Pregunta curioso.
- Es sobre mi Papá y Maru-sensei.
- ¿Y qué es lo que quieres saber?
- Tío ¿ellos se conocen de antes? – Pregunto sin
titubear.
- Creo que no soy la persona indicada para decírtelo.
- Por favor Tío – digo mirándolo con súplica.
- Solo te diré que sí, pero lo demás te lo dirá tu
Padre en el debido momento.
- ¿Acaso pasó algo malo entre ellos dos?
- Es algo muy complicado Keito, es mejor que esperes –
dice sonriéndome dulcemente.
- Pero no creo poder aguantar tanto, quiero saber.
- Tendrás que hacerlo, ve de una vez al salón que
pronto iniciarán las clases.
- Está bien – digo haciendo puchero.
- No te pongas así Keito - dice alborotando mis
cabellos.
- Nos vemos luego Tío.
- Hasta luego Keito – dice volviendo a retomar su
camino, no es justo y no me gusta que me oculten cosas importantes, investigaré
por otro lado, así tenga que preguntarle directamente a mi Padre.
*Daiki*
- Kei… - Susurra mi novio al llegar a nuestro lugar de
encuentro, en la entrada principal de la Universidad, con su rostro empapado
por las lágrimas que salen sin cesar de sus ojos, abrazándome fuertemente.
- Daiki ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? – Pregunto con
total preocupación.
- Kei, mi Papá no quiere que estemos juntos – dice entre
sollozos.
- ¿Pero por qué? Pensé que ya estaba todo bien y que
me había aceptado.
- Al parecer no es así, me dijo cosas muy feas.
- Daiki tranquilízate – digo tomándolo del rostro y lo
beso son ternura, secando sus lágrimas con mis dedos – ¿Qué fue lo que te dijo?
- Me dijo que quizás tú no me amabas realmente y que
me lastimarías, pero yo no puedo creer eso, no lo harías ¿verdad?
- Claro que no mi amor, yo jamás podré hacerte eso –
digo acariciando sus cabellos – si quieres puedo ir a hablar con él.
- Sería lo mejor, pero hagámoslo otro día, esperemos a
que se le pase un poco el enojo.
- Está bien, esperaremos, pero no llores más, te vez
mucho más bonito sonriendo.
- Gracias Kei – dice abrazándome nuevamente.
- Y trata de no discutir con tu Papá, no quiero que
salgan de enemigos por mi culpa.
- Trataré – dice no muy convencido, espero que podamos
solucionar éste problema pronto.
*Yuri*
Entro a la habitación de mi amado hermanastro y ahora
novio, aprovechando que Ryu no está en casa ya que ha quedado de encontrarse
con Yuto después de salir del Instituto, desde que él volvió a nuestras vidas,
mi hermano ha bajado mucho la guardia conmigo, cosa que me alegra ya que así
puedo escabullirme fácilmente y estar con mi novio, que por cierto, todavía no
ha llegado de la Universidad.
Me acuesto sobre su cama, disfrutando del aroma que desprende
de las sábanas, su aroma. Antes nunca había creído en el amor a primera vista,
pero cuando lo vi por primera vez supe de inmediato a que se refería toda la
gente que hablaba de eso.
- ¿Qué haces aquí en mi habitación? – Pregunta mi
novio al mismo tiempo que se posiciona encima de mí, estaba tan concentrado en
oler sus sábanas que no había dado cuenta de en qué momento entró.
- Te estaba esperando – digo volteándome y abriendo un
poco mis piernas para que él se acomode entre ellas.
Rodeo su cuello con mis brazos, rozando un poco sus
labios con los míos hasta finalmente besarlo con anhelo, sintiendo de inmediato
sus caricias recorrer mis piernas y parte de mi torso, haciéndome estremecer y
más al sentir como una de sus manos se posa debajo de mi camisa.
- ¡Yuri! ¡Ya llegué! ¿Dónde estás? – Grita de repente
mi hermano.
- ¿Por qué tenía que llegar en el mejor momento? –
Digo molesto.
- Ya habrá uno mejor – dice volviéndome a besar,
mordiendo un poco mi labio inferior al terminar.
- Tonto Ryu – digo saliendo rápidamente de la habitación
de mí novio, encontrándome con mi hermano subiendo las escaleras.
- ¿Por qué no me contestabas?
- Estaba en el baño – digo rápidamente y al ver su
expresión puedo estar seguro de que me cree - ¿Y cómo te fue con Yuto?
- Solo fuimos a comprar unos lentes para su cámara
fotográfica – se ve tan contento.
- Eso suena interesante.
- Si, no paraba de hablar sobre ellas.
- Así siempre ha sido Yuto, es imposible callarlo
cuando habla de algo que le gusta.
- Si, eso es cierto – dice un poco serio – iré a
tomarme una ducha, no intestes nada malo.
- Tonto – digo molesto, si no fuera por él ya
estuviera encamándome con Yuya, pero lo bueno se hace esperar ¿cierto?
*Nishikido Ryo*
Miro detenidamente aquel papel que tengo en mis manos,
una petición de Divorcio y a mi lado está Subaru, mirándome con preocupación.
- No sé cómo decírselo, no quisiera lastimarla y
tampoco a Ryosuke.
- Ryo… - Susurra mi nombre al mismo tiempo que toma
una de mis manos, entrelazándola con la suya – entiendo que esto es difícil
para ti, pero si no quieres hacerlo, lo entenderé y seguiremos como antes,
siendo solo amigos – dice sonriéndome con tristeza.
- Subaru yo te amo y no quiero dejarte, no ahora que
sé que nuestro amor es mutuo, pero por favor, te pido que me des algo más de
tiempo.
- Ya te esperé por casi 30 años – sonríe dulcemente,
haciendo palpitar rápidamente mi corazón.
- Gracias – digo para después besarlo en los labios,
no lo dejaré, quiero estar con Subaru el resto de mis días, aunque quizás
nuestro amor cause mucho dolor a nuestros seres queridos.
*Okura Tadayoshi*
- Ryutaro ¿te gustaría acompañarme al Super mercado?
Necesito comprar algunas cosas para la cena – digo brindándole mi mejor
sonrisa.
- No, gracias – dice sin ni siquiera haberse volteado
a verme, totalmente sumido en sus deberes del colegio.
- Ryu, no seas grosero – dice mi esposo acercándose a
nosotros – ve con Yoshi, así aprovechan para conocerse mejor.
- No te molestes con él, iré solo – digo resignado,
por más que lo intento, no logro que Ryutaro me tenga algo de aprecio, siempre
me mira mal.
- Yo te acompañaré – dice Yasu tomando mi mano – de
pronto y se te olvida algo – dice sonriente.
- Vamos – sonrío como tonto al ver su hermosa sonrisa,
no puedo creer que me haya casado con alguien tan adorable.
- Lamento que Ryu te trate de esa manera – dice al
estar ya ambos fuera de casa.
- No te preocupes, es normal que se comporte así, me
ve como un intruso que se robó a su Padre.
- No digas eso – dice enganchando su brazo al mío –
Ryu siempre fue muy apegado a su Madre y siempre ha tenido problemas en
relacionarse con la gente, pero solo dale tiempo – dice sonriéndome dulcemente.
- Espero que pronto me pueda ver como un Papá también –
suspiro.
- Ya verás que si – sonríe – por cierto, que tal si
vamos a comer por ahí, hace mucho que no salimos los dos solos.
- Muy bien, vamos a un Hotel.
- Yoshi, no me refería a ese “comer” – Dice
avergonzado.
- Pero no quiero comer otra cosa – le digo afianzándome
más a su agarre – ya sé, vamos primero al Hotel y luego vamos a comer para
reponer fuerzas – digo finalmente, viendo la cara de terror de mi esposo, llevándolo
casi a rastras hasta el Hotel.
*Uchi Hiroki*
Amo tanto a Murakami-san que soy incapaz de negarme a
cada favor que me pide, nos hemos vuelto muy buenos amigos, también soy el
confidente de Hikaru, aunque la verdad es que lo quiero mucho como si fuera
hijo mío, aunque yo sea mayor unos cuantos años para él. Pero aun así no me
siento capaz de expresarle mis verdaderos sentimientos, al menos yo toda la
vida he sabido que soy homosexual, pero él claramente no lo es y el temor a que
me rechace es mucho mayor, no sé qué hacer.
- ¿En qué tanto piensas? – Pregunta el dueño de mis
pensamientos, haciéndome volver a mi realidad.
- En cosas del trabajo.
- Lamento mucho pedirte que me acompañaras, debes
estar muy cansado.
- No es molestia, además necesitaba salir, he tenido
mucho trabajo en estos días y un poco de aire fresco no me hace daño – aunque
soy totalmente feliz de estar a tu lado, aunque sea así.
- Muchas gracias – dice sonriente, amo su sonrisa.
Seguimos caminando por las calles de la ciudad hasta
que de repente escuchamos el maullido de un gato, Murakami-san busca con su
mirada el lugar de donde proviene aquel maullido y se acerca rápidamente hasta
un callejón, encontrando ambos a un pequeño y adorable gatito amarillo en una
caja, maullando sin cesar, quizás de hambre o por el frío.
- Es un gatito – dice Murakami-san acercándose a la
caja y tomando al gatito entre sus brazos, se ve tan tierno.
- Es precioso – digo acariciándole la cabecita.
- Pobrecito, debe tener hambre – dice con
preocupación.
- No puedo creer que alguien abandoné así a un ser tan
indefenso – digo con algo de molestia.
- Yo tampoco, es tan lindo – dice alegremente.
- No pensé que te gustaran los gatos.
- Me encantan, pero no puedo quedármelo – dice con
tristeza.
- ¿Por qué no? En el edificio no nos prohíben tener
mascotas.
- Es que Hikaru detesta a los gatos, en eso se parece
a su Madre.
- Ya veo… - quiero preguntarle sobre ella, pero no
creo que sea conveniente.
- Vamos a comprarle algo de comer y luego lo llevamos
a algún albergue – dice algo desanimado, en verdad veo que quiere quedárselo.
- Yo puedo tenerlo en mi apartamento, así podrás verlo
y visitarlo cuando se te antoje.
- ¿En serio harías eso?
- Claro que si, además no me sentiría bien de dejarlo
en un albergue, además mira, ya te tomó cariño – digo viendo como el gatito se
queda dormido.
- Entonces vamos a comprar comida y muchas cositas más
para Mii-chan.
- ¿Mii-chan?
- Me gusta ese nombre.
- Muy bien, vamos – digo tomándolo del brazo, me hace
muy feliz compartir este momento con la persona que amo.
CONTINUARÁ...