Este es el mes del YokoMaru (bueno, por los colores naranja y negro) así que ya la historia de ellos dentro del fic se va a concretar un poco más, así que espero que les guste este capítulo, muchas gracias por sus comentario y también aprovecho para explicarles alguito a las que no están muy familiarizadas con Yokoyama You de Kanjani8, pues resulta y pasa que el verdadero nombre de él es Yokoyama Kimitaka, el You es su nombre artístico (?), bueno, ya entenderán cuando lean el capi a lo que me refiero y como siempre este fic va de dedicado a mi Mari y también para mi queridísima Shizuka, muchas gracias...
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 14
*Maruyama Ryuhei*
Escucho el fuerte sonido de la puerta al cerrarse, de
seguro mi hijo ya llegó a casa, así que dejo los exámenes que estoy calificando
en el escritorio y salgo de mi habitación para ir a recibir a mi hijo, pero oh
sorpresa…
- ¿Pero qué está pasando aquí? ¿Quién eres tú y que le
estás haciendo a mi hijo? – Pregunto entre sorprendido y molesto y cómo no
estarlo si veo a un chico devorándose a besos a mi inocente hijo, así que
rápidamente me dirijo hacia ellos y de un tirón quito a ese chico de encima de
Daiki.
- Pa… Papá… pensé que no estabas – dice apenado,
levantándose del sofá.
- ¿Y éste quién es? – Digo soltando al joven que me
mira asustado y lo miro con detenimiento, tiene un aire bastante familiar para
mí.
- Papá… por favor, no te vayas a enojar conmigo…
- Habla de una vez – digo molesto, ya me hago a una
idea de lo que está sucediendo, pero me cuesta admitirlo, todo esto me trae
malos recuerdos.
- Papá, él es Kei, el chico del que tanto te hablaba y
pues por lo que acabas de ver, ahora él es mi novio – dice totalmente
sonrojado.
- ¿Novio? ¿Desde cuándo son novios?
- Desde hace un mes – dice el otro chico.
- ¿Un mes? ¿Y cuándo pensabas decírmelo Daiki?
- No te lo había dicho porque sabía muy bien que
reaccionarías de esta manera – dice temeroso.
- Muy bien – digo para después suspirar – tomen
asiento – digo viendo como ambos se van a sentar sobre el sofá – tú siéntate en
aquel otro mueble – le digo a ese tal Kei.
- Sí, señor – dice tímidamente sentándose en donde le
indiqué, mientras que yo me siento junto con mi hijo en el sofá.
- Habla tu primero – le digo al chico sentado al
frente de nosotros.
- Maruyama-san, mi nombre es Yokoyama Kei y soy el
novio de su hijo – dice inclinando un poco su cabeza, pero ¿es qué acaso ese
apellido me va a perseguir toda la vida?
- Papá ¿estás bien? – Pregunta Daiki preocupado.
- Sí, no te preocupes – sonrío – es solo que tengo un
alumno con ese apellido y en verdad no pensé que fuera tan común.
- ¿Te refieres a Keito-kun? – dice Daiki sonriente.
- ¿Cómo sabes de él? – Pregunto, ya que anteriormente
no le he dicho el nombre de mi alumno a mi hijo.
- Pues verás, él es hermano de Kei – dice Daiki sin
borrar la sonrisa de su rostro.
- ¿Son hermanos? – Pregunto totalmente sorprendido,
tanta casualidad me parece abrumadora - ¿cómo se llama tu Padre? – Pregunto sin
titubear, esperando que no dijera ese nombre que con tanto esfuerzo he querido
olvidar.
- Se llama You, Yokoyama You – dice sonriente y siento
como un peso se me quita de encima, sintiendo de inmediato una tranquilidad que
hacía mucho no sentía, no es él, definitivamente no es él.
- ¿Qué intenciones tienes con mi hijo? – Pregunto
volviendo al tema principal de la conversación, ya al menos por ese lado no
tengo de que preocuparme.
- Pues… verás… Maruyama-san, yo amo a Dai-chan desde
el primer momento en que lo vi y créeme que lo que más quiero en este mundo es
estar a su lado, velar por su bienestar y hacerlo muy feliz, además, él es la
primera pareja que tengo, así que lo que siento por él va muy en serio – dice
con determinación.
- Cuando uno es joven e inexperto, todo le parece
fácil, hasta el pensar que un amor va a durar toda la vida.
- Maruyama-san, lo que siento por su hijo es verdadero
y sé que él también siente lo mismo por mí.
- Si Papá, sé que es muy pronto para que diga esto,
pero yo lo amo de verdad y no creo sentir por nadie más lo que siento por él,
es algo mágico – dice Daiki con sus mejillas totalmente sonrojadas, jamás pensé
verlo así, miro al chico frente a mí y noto en su mirada total sinceridad, pero
aun así tengo temor de que mi hijo sufra.
- Está bien, acepto su relación.
- Gracias Papá – dice Daiki abrazándome con fuerza.
- Muchas gracias Maruyama-san, cuidaré muy bien de su
hijo.
- Eso espero, pero una cosita más.
- ¿Si? – Dicen ambos al unísono.
- No quiero volverlos a encontrar de la manera en la
que los vi hoy ¿es qué la juventud de ahora no tiene vergüenza?
- Lo sentimos – dicen nuevamente ambos.
- Pero tampoco íbamos a hacer lo que piensas, solo
eran unos besitos – dice Daiki apenado.
- Pues de beso en beso se va llegando a eso – digo
viendo como desvían la mirada sonrojados – Daiki, ve a preparar la cena, tu
novio cenará hoy con nosotros.
- En verdad no creo que sea necesario…
- Tú cenas con nosotros y punto, todavía hay cosas que
tengo que preguntarte, no pienso darle a mi hijo a cualquier aparecido.
- Si señor – dice temeroso, no quiero que piense que
soy un monstruo, pero es necesario hacerlo.
Mientras Daiki fue a la cocina a preparar la cena, me
quedé en la sala de estar conversando con su novio y al estar ya lista la cena
y servida en la mesa nos disponemos a comer, viendo la cara llena de felicidad
de Kei al probar la comida que con tanto cariño le ha preparado mi hijo.
- Bien, creo que ya es hora de irme – dice el novio de
mi hijo levantándose de su asiento al terminar de comer.
- Te acompaño – dice Daiki.
- Yo también – digo caminando con ellos hasta la
entrada de la casa.
- Fue un gusto por fin conocerlo Maruyama-san y
lamento que nos haya encontrado en tan penosa situación – dice haciendo una
reverencia.
- Disculpa aceptada, espero verte pronto por acá y
mándale saludos a Keito.
- Muchas gracias, con gusto se los daré – sonríe –
Dai-chan nos vemos mañana – dice para luego darle un beso en la mejilla a mi
hijo.
- Hasta mañana Kei – dice Daiki sonriente y sonrojado.
Luego vemos como aquel chico se monta en el auto que
ha dejado frente a nuestra casa, agitando su mano en modo de despedida,
comenzando a conducir luego de darnos una última mirada.
- Papá ¿todavía estás enojado?
- Me molesta mucho que no me hayas hablado de esto tan
importante.
- Lo siento mucho.
- Bueno, se ve que es un buen chico.
- Y de verdad lo es – dice Daiki mostrándome
nuevamente una de sus deslumbrantes sonrisas, espero que siga sonriendo así
siempre.
*Yuya*
Caminamos lentamente tomados de la mano, en silencio,
disfrutando de la compañía del otro y puedo concluir por fin que sin duda amo a
Yuri, más de lo que jamás hubiese podido imaginar.
- Espero que Ryutaro no haya llegado todavía – dice
Yuri rompiendo con aquel silencio.
- Voy a enviarle un mensaje a Kota para preguntarle si
ya llegó – digo sacando el celular del bolsillo de mi pantalón, escribiendo y
enviando el mensaje rápidamente, siendo respondido casi con la misma velocidad
– no ha llegado todavía, aquí dice que llamó a la casa para avisar que cenaría
en la casa de un amigo.
- Que alivio – dice Yuri soltando un suspiro.
- ¿Sabes que haría este día aún más perfecto? –
Pregunto deteniendo mi caminar.
- ¿Qué lo haría más perfecto? – Pregunta con un leve sonrojo
en las mejillas, estoy seguro de que él sabe muy bien a que me refiero.
- Esto – digo al mismo tiempo que rodeo su cintura con
mis brazos, elevándolo un poco para que su rostro quede más cerca al mío, para
por fin besar esos labios que tantas veces he añorado besar, adentrando sin
titubear mi lengua en aquella cavidad, iniciando una danza entre nuestras
lenguas, terminando con él al notar que nuestros pulmones necesitaban del vital
oxígeno.
- Vaya… eso fue intenso – dice Yuri sonriendo
sonrojado.
- Lo siento si fui algo brusco – digo avergonzado –
pero es que en verdad tenía unas ganas enormes de besarte.
- Ahora después de esto no me será fácil contenerme –
dice volviendo a rozar sus labios con los míos.
- Yo tampoco, pero ya encontraremos la forma de
hacerlo – acaricio su mejilla.
- Vamos rápido a casa, Ryu puede llegar en cualquier
momento y no nos puede ver llegando juntos – asiento y vuelvo a apoderarme de
sus labios con la misma pasión que antes, volviendo a quedar sin aire, nos
tomamos nuevamente de las manos y seguimos con nuestro camino a casa.
*Ryosuke*
No es que me importe lo que él haga o no haga, pero
por alguna razón me molesta verlo tan contento y más con un chico que ni
siquiera conozco, de seguro ha de ser uno de sus nuevos compañeros del Instituto
al que fue, venía caminando a casa después de una agradable tarde con mis
amigos, encontrándome con la imagen de ver al que había sido mi mejor amigo
abrazando a un completo desconocido para mí, quise pasar de largo pero mis
piernas no se movían, viendo como finalmente aquel chico se sube a un taxi y se
va del lugar y sin estar totalmente consciente de hacerlo, camino rápidamente
hasta donde está él.
- Al parecer todo ese amor que me profesabas era
mentira – digo repentinamente ¿a mi qué me importa que él sea así de cariñoso
con otra persona?
- Ryo… digo, Nishikido-kun ¿me estabas espiando?
- ¿Espiándote yo? No seas tan iluso – digo en modo de
burla.
- ¿Entonces por qué estás molesto? La última vez que
hablamos me dijiste que no volverías a hablarme y que te importaba poco lo que
sentía yo por ti – dice acercándose un poco más a mí.
- Yo no estoy molesto, es solo que… – digo
retrocediendo un poco.
- ¿Qué es lo que te pasa conmigo? Ya me alejé de ti,
inclusive cambié de Instituto para dejar de fastidiarte ¿ahora qué pretendes?
¿Qué me cambie de casa? – dice molesto.
- No sé ni porqué estoy hablando contigo – digo tratando
de irme pero él me toma del brazo y me pone de espada contra las rejas de su
casa.
- Ya creo entender lo que te pasa – dice acercando su
rostro al mío – estás celoso – sonríe burlonamente, haciendo que me enoje
nuevamente.
- No digas bobadas, eres… eres un tonto – digo para
después empujarlo y correr rápidamente hasta mi casa, ni porque él fuera tan
importante.
*Hikaru*
A pesar de lo que hablé con Uchi-san hace unas semanas
no he podido conseguir el valor de encararme a Yokoyama-kun, cada vez que lo
veo mi corazón late rápidamente y cierta parte de mi anatomía quiere erguirse,
así que opto por salir corriendo.
- Hika-chan – dice melosamente aquel chico que se
niega a salir de mi cabeza.
- ¿Por qué me llamas así? No te he dado permiso para
hacerlo – digo tratando de sonar molesto, pero la verdad es que estoy pensando
nuevamente en huir.
- Porque quiero, además, tu nombre es muy bonito –
dice sonriente.
- Pues no deberías de tomarte confianzas que no te he
dado.
- ¿Te caigo mal Hika-chan? - Dice haciendo un adorable
puchero.
- Que… que no… me llames así.
- No – dice para luego acariciar mis labios con uno de
sus dedos y luego alejarse sonriente del lugar, tengo que dejar de comportarme
como un animalito indefenso ante él.
*Aiba Masaki*
- Aiba-san ¿tú crees que Maruyama-san aceptaría salir
conmigo? – Pregunta Ohno-san.
- Pues no creo que se vaya a negar, igualmente ambos
son amigos.
- Eso es verdad, pero es que no me refiero a salir de
esa forma – dice nerviosamente, notando como un leve sonrojo se asoma por su
rostro haciendo que casi escupa el café que estoy tomando.
- Dime que no es lo que estoy pensando.
- Pues si es lo que estás pensando.
- ¿Desde cuándo te gusta?
- Desde la Universidad, pero responde a mi pregunta.
- Olvídalo, eso no va a pasar – digo tomando otro
sorbo de mi café.
- Soy tu amigo, deberías de darme ánimos.
- Y porque soy tu amigo, te soy sincero.
- Pues no me importa, trataré de que él acepte mis
sentimientos – dice alejándose de donde yo estoy, ni en sus sueño podría
ocurrir y yo no lo permitiré.
*Yokoyama You*
Estoy llegando tarde como siempre a la reunión de
padres y maestros del Instituto en donde estudia mi hijo y no sé por qué, pero
me siento un poco ansioso, como si algo importante fuera a pasar, pero trato de
no ponerle mucha atención a eso, ha de ser por que en verdad estoy llegando
tarde y me desespera ser así de incumplido.
- Papá, pensé que no llegarías – dice Keito
preocupado.
- Lamento mucho la demora, pero surgió un imprevisto.
- Igual llegas justo a tiempo – dice tomándome del
brazo – el profesor está atendiendo a cada alumno con sus padres
individualmente, ya pronto será el turno de nosotros.
- Te ves muy emocionado.
- Es que estoy ansioso por que lo conozcas – dice alegremente.
- ¿Cómo se llama?
- Es un secreto – dice sonriente.
- ¿Por qué tanto misterio con eso?
- No lo sé, pero hazme caso – dice deteniéndonos
frente a una puerta, viendo salir a tres personas de ahí.
- Yokoyama-kun, solo faltas tú – dice uno de los
compañeros de mi hijo despidiéndose con una reverencia.
Entramos al salón viendo al profesor de espaldas borrando
algo del tablero y siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo al ver el
rostro de aquel hombre al voltearse para vernos y sé muy bien que él está igual
o peor que yo.
- Maru…
CONTINUARÁ...